Al llegar Sara ordenó la mejor cena que pueden tener en el hotel de su padre, lugar donde pueden estar en una de las mejores terrazas para apreciar toda la ciudad, algo que emocionó mucho a Pablo, cuando salió y toda esa iluminación llegó a su ojos, sintió que estaba en la cima de un ensueño, sintiéndose tan feliz de poder apreciar una vista tan hermosa de la ciudad pero sobre todo del cielo nocturno que está iluminado por todas esas estrellas tan monas.
Desde pequeño le han molado tanto, que incluso soñaba con ser una estrella para poder estar junto a la luna, pero al crecer y saber que en realidad eso es totalmente imposible, ese sueño se fue de su cuerpo, aunque no se arrepiente de haber tenido una etapa de ensueño como esa, Sara terminó de cenar levantándose de la mesa yéndose a sentar junto a pablo.
—¿Te gusto la cena? —Pregunto acomodándose en una mejor procesión para apreciar lo maravillosa vista que tienen.
—Si, me gusto mucho, gracias por traerme aquí, es un lugar maravilloso, no sabía que tu padre es el dueño —
—Es que no me gusta alardear de quienes son mis padres, primero conozco a las personas bien, y después les digo quien soy, a veces es mejor así —
—¿Por qué? —
—Porque antes de saber quienes eres, se pueden mostrar como son realmente, pero si desde un inicio saben quién eres o quiénes son tus padres, crean un personaje para tener tu cariño con intenciones interesadas —Respondió, Pablo le volteo a ver.
—Parece que te hicieron eso —Sara sonrió forzada, asintiendo con la cabeza.
—Si, y no creas quien me lo hizo —
—¿Quien? —
—Lucía —Pablo le miro asombrado — Aunque no lo creas, ella fue la primer amiga que tuve con intereses por mi posición —Entrecerro los ojos asombrado.
—¿Que? —
—Ella y yo fuimos amigas, pero solo por un corto tiempo, porque un día descubrí que ella solo me estaba utilizando como su tarjeta de crédito, como yo le daba todos sus gustos por ser alguien ingenua, porque pensaba que así era la amistad —Contestó — ella me miraba de esa manera, porque por mí, viajaba, por mí, tenía ropa de marca, por mí podía ir a donde le apetecía y comer en los restaurantes más elegantes de toda España e incluso fuera, aunque casi no viajábamos — Pablo no podía creer todo lo que le esta diciendo Sara.
Pues Lucía alardea que su padres son tan adinerados e importantes del país, así que escuchar a Sara, es tan difícil de asimilar.
—Entonces ella nunca ha sido una tía como lo ha pintado —Sara asintió.
—No, nunca lo ha sido lo que tiene ahora es gracias a la ayuda de mi padre, le dio trabajo al suyo dándole un puesto muy bueno, donde tiene un salario muy elevado —Contestó sin dejar de ver hacia la vista tan mona que tiene de la ciudad —Así que puede permitirse darle a Lucía lo que ella desea —
—Oh... ¿y siempre ha sido así de mala hostia? —Ella asintió recordando la época un poco más oscura de Lucía
—Conozco a Lucía desde el instituto, siempre ha sido una pija muy narcisa, se creía la reina de todos e incluso de los mismos profesores, créeme que antes era más insoportable que ahora, si ella no obtenía lo que quería, era capaz de todo incluso de hacerle un daño grave a la persona que odiaba —Contó dejando a un lado su bebida, Pablo sintió escalofríos de solo imaginar como pudo haber sido en ese entonces.
Creía que Lucía era alguien amable pero parece que nunca lo ha sido.
—Pero los culpables son su padres, siempre le consideran su deseos aunque fuesen los más caprichosos, y que no podían dárselos, le hicieron creer que es una reina que merece todo y que la gente tiene que hacer lo que sea con tal de darle lo que ella quiere —
—Quizás cambie —Murmuró, algo que Sara negó repetidas veces
—Para peor, Lucía es una tía que no razona en esa cabezota no entra más que elogios —
—Ya, pero las personas suelen cambiar para bien, no importa que tan mala sea, cambian —
—Eso lo dices porque tú, sois un chaval tan bueno que no puede ver la maldad de algunas personas —Pablo negó.
—Créeme que las personas pueden cambiar por más malas que sean, solo es intentar ayudarles —
—Y si, ¿no se deja ayudar? —Pregunto algo que no supo Pablo responder —¿Veis esa plata torcida? —Señaló a lado derecho donde hay un pequeño jardín de flores, donde justo hay una que está inclinada hacia la izquierda, no recta ;como las demás.
—Si —
—Vale, pues Lucía es esa flor, aunque intentes y desees ayudarla no puede enderezarse porque su tallo ya esta demasiado torcido para que vuelva al ángulo correcto —Pablo suspiro quizás Sara tiene razón, y Lucía simplemente no puede cambiar.
—Entiendo... —Susurro —Tú crees que... pedro, ¿cambie algún día? —Pregunto haciendo que Sara le voltee a ver enseguida, al ver esa cara llena de tristeza no pudo mentirle.
—Quizás si... o quizás no —Contestó — Pero si realmente te ama y quiere lo mejor para ti entonces lo desmostrara con hechos y no con palabras, recordad que es fácil hablar pero difícil demostrar los hechos —
—tienes razón... pero... —Mejor se quedó callado, no termina de decir lo que quería, centrándose de nuevo en la vista del cielo, desearía que todo fuese más fácil,
—¿Que hay de Adal? —
—Quedamos para unas citas —Respondió, Sara elevo una ceja insinuando algo —Jo, no empieces —
—Venga, no estoy diciendo que fo...
Pablo le lazo un cojín callando lo que diría, de solo pensar en esa palabra le pone nervioso.
—No lo digáis —Le pidió, Ella asintió alejando el cojín de su rostro.
—Vale, pero dime, ¿por que una semana de citas? —Pregunto Pablo se encogió de hombros.
—No lo se, supongo que es porque es algo romántico... —
—Ya, pero... mejor dime, ¿te gusta un poco?, o solo estas intentando olvidarte de Pedro con él —Su Pregunta fue una sorpresa para su persona por ende casi pierde el equilibrio.
—¿Por qué me preguntas eso? —
—Porque no sería justo para ninguno de los tres que lo estéis haciendo —Contestó —Engañarte a ti mismo también es un error grave —
—De verdad me gusta Adal, y no estoy utilizando a nadie para olvidarme de Pedro, si lo olvido será porque yo mismo lo logre, no por nadie más —Dijo un poco enfadado sintiéndose ofendido por lo que ha dicho Sara.
La cual suspiro.
—Perdón, no quería ofenderte —Se disculpo, Pablo entonces se arrepintió de como lo dijo.
—No, perdóname tú a mí, yo exagere — Sara le iba a responder cuando justo una voz se apoderó de su privacidad.
—Así que aquí estas —La voz de Pedro le sorprendió, echo su cabeza hacía atrás encontrándose con la mirada de pedro en él.
Sara frunció el ceño mirando con enfado al canario.
—¿Que haces aquí? —
—He vendido con mi amigo, pero parece que el destino quiere que estemos juntos no importa en que lugar —Pablo rodo los ojos, se paró de su asiento alejándose del canario prepotente.
—Vamos Sara —Pedro le cogio de la muñeca deteniendo su paso hacia la salida —No me toques, que me conozco —Amenazó, Pedro rió entredientes
—No, no hasta que me des la oportunidad de aclarar las cosas, no soporto estar lejos de ti —
—Y yo no soporto estar cerca de ti, me asfixias con tu presencia —Apretó su agarre, haciendo que saque un quejido de dolor, y algo que alertó a Sara.
La cual se levanto con las manos empuñadas acercándose a Pedro pero una tercera persona se interpuso en el camino de ella.
—Hola guapa, ¿que pretendes? —Preguntó cruzándose de brazos, Sara elevo la mirada dándose cuenta de quien es, por desgracia.
—Nos volvemos a reencontrar estúpido e insensible ferran torres — Este frunció el ceño mirándole confundido —¿Que ocurre?, ya no reconoces a tu ex-novia gilipollas traicionero —
—¿Que?, tú... ¿Sara? —
—La misma tía que cayo tan bajo al ser tu novia —Respondió, Ferran la miro de arriba, abajo, observándola y una sonrisa picara se le formó en los labios.
—Te has puesto más buena de lo que ya estabas —Se acerco a ella, Sara retrocedió, mirándole fulminante sin dejar de intimidarse.
—Y tú más feo que antes —Atacó, ferran empezó a reír estrepitosamente, logrando que Sara note esa incomodidad que intentaba fingir.
—Y sigues de cabezona —
—No como tú —Contestó empujándolo hacia atrás cuando este pretendía besarle —Aléjate de mí, me das asco —
—Que exageradas que sois, solo te puse los cuernos una vez —Sara gruñó, no puede entender como Ferran todavía sigue siendo un completo gilipollas testarudo.
—Largaos de aquí, estre lugar a es privado —Replicó —No podéis estar aquí —
—Este lugar no es privado, yo obtuve un permiso para estar aquí — Dijo Pedro sin poder dejar de ver a Pablo, el cual se mantiene al margen.
—Ya, pero nosotros lo reservamos primero, así que tenemos más derecho en pedir que se vayan —
—Ya escuchaste a Pedro, nosotros tenemos permiso de estar de aquí — Defendió ferran, Sara le gruño, empujándole para que se aleje de ella ya que de nuevo se había vuelto acercar.
—Contigo no estoy hablando gilipollas, además yo ya tengo novio, así que déjame en paz, no quiero volver a verte nunca más en mi vida — Paso a su lado, parándose a lado de Pablo, para que Pedro no le pudiese hacer algo.
—Yo tampoco quiero hablar contigo Pedro, así que por favor déjame en paz, no quiero saber nada de ti, ya tuvimos una conversación y dejamos las cosas en claro entre nosotros —
—Quizás para ti, las cosas están en claro porque, para mí no, tenemos que estar los dos de acuerdo —Pablo bufo, desviando la mirada hacia un lado con su ceño fruncido.
—Lo que me hiciste me daño mucho no tiene caso que sigamos hablando...
—Hablemos en privado, ellos dos no tienen porque escuchar —Dijo referente a la presencia de los dos presentes, Sara y Ferran.
El cual aprovecho la oportunidad para coger la mano de Sara y llevarla arrastras hacia otro lugar, sin importar que ella forcejee, Pablo Quería ir ayudarle pero Pedro, le cogio del brazo evitando que eso suceda.
—Pablo por favor —Susurro bajito, apretando con fuerza su brazo, algo que no le agrado a Pablo.
—Suéltame me estas lastimando —Pedro asintió alejando la mano, Gavi se acaricio aliviando el dolor.
—Perdón —
—Ya perdí la cuenta de las veces que te he escuchado decirme esa palabra — Dijo desanimado, mirándole algo decepcionado, Pedro trago duro pasando saliva con dificultad
—Lo se, pero estoy siendo completamente sincero contigo Pablo — Le acerco su mano al moflete pero fue azotado por Gavi.
—No me vuelvas a tocar por favor, no me gusta —Pidió algo que le dolió a Pedro, siempre le había tocado en cualquier momento sin importar en donde estuviesen.
Y ahora que ya no puede, es tan extraño.
Se quedaron en un incomodo silencio, así que Pablo decidió probar los chocolates que Sara le regalo, ante la atenta mirada de pedro quien no puede dejar de verle.
—Madre mía —Saboreo el chocolate, disfrutando del sabor efectivamente es el mejor del mundo.
—Te echo de menos más de lo que debería —Confesó, Pablo trago con dificultad, sin poder seguir disfrutando del chocolate.
—Yo no —
—Venga Pablo, no seas orgulloso, acepta que también me echas de menos como yo a ti —Negó
—La verdad es que mi vida es mejor desde que tú ya no tú ya no estas, además no hay ninguna excusa válida para que hayas dicho todo eso tan hiriente —
—Si lo hay, y no es excusa es la verdad, y tienes que darme la oportunidad de decirte...
—Vale, será la última vez que te escuche, así que piensa bien que me dirás —Repuso, alejando un centímetro más de Pedro, el cual dio un largo suspiro antes de hablar:
—Lucía me tiene amenazado por lo cual todo lo que escuchaste ese día, nunca fue verdad —Argumento intentando convencer a Pablo, el cual no le cree —Lucía tiene el video de seguridad donde follamos tú y yo, no se como lo obtuvo Pablo...
—Espera yo... esa noche yo me desmaye después de follar, ¿que paso? —
—Por ser tu primera vez perdiste energía, así que te desmayaste por falta de fuerza, yo te vestí y te recosté en uno de los asientos, luego me vestí yo y empecé a recoger lo que faltaba, para después cogerte y llevarte a mi departamento, donde te quedaste dormido después de decirme; Te quiero pero no es lo "correcto" —Explicó, Pablo le miro perplejo, no recordaba esos detalles y agradece que así haya pasado.
Porque de lo contrario hubiese sido más difícil para él la situación de ahora.
—Yo me asegure cerrar muy bien, las ventanas, las puertas absolutamente todo, por eso no entiendo como fue que Lucía se entero que follamos y esa misma noche obtuvo el video de seguridad —
—No puedo creerte pedro —Confesó, aguardando en su bolsillo los pequeños chocolates que sara le dio
—¿Por qué? —
—Porque tantas veces me has mentido, jugaste con mis sentimientos y ni siquiera me diste mi lugar cuando Lucía mintió que yo le había hecho daño —Pedro suspiro, recordando lo que pasó ese día y en vez de creerle a pablo, le creyó a Lucía.
Aún sabiendo que ella siempre ha sido una mentirosa, ahora se arrepiente de ello, se rasco la sien sin poder defenderse.
—¿Arruinarás tantos años de amistad? —Pablo resoplo negando con la cabeza, el cinismo que tiene Pedro es impresionante.
—Nuestra amistad ya se había arruinado hace tiempo, e incluso antes que regresaras pero ninguno de los dos lo quería aceptar, sobre todo yo, porque no quería perderte —
—Pero aún puedes cambiar eso y no perderme —Apretó su mandíbula, se acerco a él y con los ojos llenos de furia se paró de puntillas para estar casi a la misma altura.
—Cuando ya no seáis un egocéntrico tonto, entonces hablamos de nuevo pero por ahora, aléjate de mí, no quiero saber nada de ti, solo me haces daño Pedro, y tu manipulación ya no funciona conmigo —Le pujo haciendole hacia atrás, Pedro gruñó mientras siente la fría brisa que deja Pablo al pasar.
—¡SI ME VUELVES A TOCAR TE QUEDAS SIN COJONES GUARRO! —Los gritos de Sara le alertó, así que en paso apresurado fue donde ella, encontrando a un ferran tirado en el suelo, quejándose del dolor
—Me... las... paga...
—Conmigo nadie se mete, peor, tíos sin cerebro que solo quieren meterla — Ver a Sara tan enfada hace que él también tenga un poco de miedo, siendo la primera vez que le mira de esa manera no es de extrañar —Vamos Pablo, se nos ha arruinado la noche por esos dos gilipollas —Se dio la vuelta siendo seguida por Pablo, el cual le dio una última mirada de advertencia a Pedro.
Para que ya no se le vuelva acercar.
Sin embargo, Pedro por supuesto no le dejará ir tan fácilmente
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A tiempo entraron a la residencia, un poco cansados por el viaje de vuelta, por culpa de Ferran y pedro, los ánimos no eran los mejores, Pablo se sintió muy incómodo y desaminado mientras Sara, recordó ese momento tan caótico que tuvo con el valenciano, así que se fue a su dormitorio con el ánimo bajo, Pablo le intento consolar pero lo que pasó Sara nadie puede entender así que no pudo lograrlo.
Sin embargo quedaron para mañana, quizás ir a un bar cercano para pasar el rato como es común entre los universitarios.
—Si madre, yo le digo —Dijo con el móvil en su oreja, hace unos minutos, después de que había dejado a sara en su dormitorio Belén le contacto —Vale, no os preocupéis que estoy bien, os veré...
Se quedó mudo al ver a Pedro delante de su puerta del dormitorio, todo indica que tiene una habilidad para aparecerse antes que él, aunque esté lejos.
—Yo también os amo, adiós —Dijo después de escuchar la voz de su madre, finalizó la llamada, sin dejar de ver a Pedro —¿Que haces aquí? —
—Tenemos que hablar bien, te guste o no —
—Ya hablamos, y hemos dejado las cosas en claras, así que por favor respeta mi decisión en no acercarte — Pedro negó, no puede estar lejos de Pablo, lo ha intentado pero siempre quiere ir detrás suyo, porque hay algo en el pequeño que le atrae.
—Tengo derecho a dar mis explicaciones, Lucía y...
—Ya se que Lucía tiene esa grabación, la verdad es que ahora no me importa si te amenazó o no, lo único que me importa es recuperar la grabación para evitar que esa... chica haga algo con ello —Pedro suspiro, hablar con Pablo ahora es un poco complicado
Se acerco a él hasta que Pablo se pego a la puerta de su dormitorio, estando cerca de él, hizo un lado su brazo dejando al descubierto una pequeña caja.
—Son los filipinos que más te molan — Le extendió pero Pablo no se los recibió —Aceptalos Pablo, es un regalo de disculpa —
—No, es mejor que te vayas, no quiero que metas en un lío por mi culpa —
—Pablo estoy aquí porque quiero, y porque puedo, y además eso quiere decir que todavía te preocupas por mí —Dijo con una cierta esperanza en su corazón, Pablo negó
—No, y no entiendo lo primero, ¿que quieres decir? —Respondió tan neutro que fue una punzada directa al corazón de Pedro
—Hable con la rectora, le pedí un permiso especial para estar aquí a las horas que yo desee, solo tuve que darle un pequeño favor —Explicó, entendiendo Pablo lo que ha hecho.
—Madre mía tío —Dijo enfadado —cuando será el día en que entiendas que no todo se obtiene con soborno —
—No hice eso, solo nos hicimos un favor mutuamente, yo necesitaba entrar sin tener consecuencias y ella unos cuantos pavos — Aclaro, acercándose un poco más a él, Pablo puso sus manos en su pecho —¿Tanto te pongo nervioso? —Pregunto elevando las cejas de arriba, abajo.
—Pero que hablas —Intento alejarle, pero el cuerpo fuerte de Pedro no es fácil moverlo.
—La verdad —Susurro, manteniendo fijamente la mirada en Pablo, el cual se estremeció al sentir el toque de los dedos de Pedro en su moflete.
—Al- aléjate —Pidió, desviando la mirada, Pedro sonrió burlón —Por- por favor —
—¿Por qué?, ¿te pongo nervioso? —Negó repetidas veces, mordiéndose el labio inferior —Entonces, ¿por que no respondes? —
—Porque prefiero no malgastar mis palabras en alguien tan arrogante como tú —Nuevamente le volteo a ver —Tú ya no provocas nada en mí — Pedro se tenso, sin embargo no le creyó
—Mientes —Repuso, Pablo negó con la cabeza —Por supuesto que lo haces, en tus ojos todavía veo que...
—Aléjate de Pablo gilipollas —La puerta fue abierta, por un Adal que sostuvo el pequeño cuerpo de Gavi, con un brazo, pegándole a su pecho para protegerlo de Pedri.
Pedro le fulmino con la mirada, por haberlo alejado de él y porque lo está tocando.
—Aléjate de mi futuro novio, no, de mi fururo esposo —Exigió Pedro, apretando la mandíbula, casi asesinandole con los ojos.
Adal rio forzado, sin alejarse de Pablo ni un centímetro.
—Si es que no me adelanto yo —Contraataco, Pedro empuño sus manos —¿Que?, ¿te ha comido la lengua el gato? —
—No idiota, pero Pablo si que me la comió un vez —La vergüenza apareció en el rostro de Gavi, miro hacia un lado totalmente incómodo
—Tú... jódete, pírate antes que te...
—Pero tú, ¿no eras?, el chaval perfecto que no le gusta meterse en líos sin importancia —Adal Frunció más el ceño, apretó la mandíbula empuñando sus mano izquierda
—Vete a tomar por culo, deja en paz a Pablo, si no... —
—¿Si no que? —Se acerco, Adal se alejó para que Pablo ya esté cerca de él.
—O llamo a la rectora para que te expulsen de esta universidad, hablo con Felipe para que te prohíba entrar a la cafetería, tal como paso con Lucía —Concreto amenazador, Pablo le volteo a ver, ahora entiende del porqué Felipe ya no le permitió entrar a Lucía tan repentinamente.
—No me aléjare, conozco a Pablo desde que eramos unos críos, por lo cual, puedo ver en su ojos que realmente no quiere que me aleje de él porque todavía siente algo por mí —Pablo se tenso, algo que sintió Adal, por ende empezó acariciar su brazo para darle tranquilidad algo que no le agrado a Pedro.
—Yo le gusto —Pedro gruñó empezando a reír con sarcasmo, miro a Pablo con una seriedad que le puso los pelos de punta.
—Pero a mí me ama —Pablo trago en seco, la mirada penetrante de Pedro le hace sentir marearse.
——Habréis pensando que sería fácil verme la cara —La voz de la rectora les sobresalto, a los tres, voltearon a verle —Estáis castigados —Pablo empezó a sudar frío, recordando lo que pasó en ese salón de castigo.
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