Dime lo que has visto. Arwen exigió mientras subía corriendo las escaleras hacia donde estaba sentado su padre.
Elrond se quedó en estado de shock. "Arwen".
Tienes el don de la previsión. ¿Qué viste?" Ella vino a pararse frente a él.
"Miré hacia tu futuro y vi la muerte". Él volvió a tomar asiento y ella se arrodilló a sus pies.
"Pero también hay vida. ¡Viste que había un niño! ¡Viste a mi hijo!" Ella argumentó.
"Ese futuro casi se ha ido". Admitió con tristeza.
"Pero no está perdido".
"Nada es seguro."
Ella alargó la mano para tocar suavemente su rostro. "Algunas cosas son seguras. Si lo dejo ahora, lo lamentaré para siempre. Es hora." Se puso de pie y salió de la habitación. Arwen entró en la cámara donde se guardaban los fragmentos de Narsil y luego a otra habitación donde tomó un libro y lo abrió. "De las cenizas se despertará un fuego. Una luz de las sombras brotará. Renovada será la hoja que se rompió. Los sin corona volverán a ser reyes". Ella leyó del libro. "Reforja la espada. Ada." Ella suplicó. Elrond no respondió y se alejó. Se sentó en una tumbona como si estuviera exhausta y dejó caer el libro que tenía en las manos.
Elrond entró y lo recogió. Sintió sus manos y las bajó frente a ella. "Tus manos están frías. La vida de los Eldar te abandona." Se atragantó.
"Esta fue mi elección. Ada, ya sea por tu voluntad o no, ahora no hay barco que pueda llevarme hasta aquí." Ella susurró entre lágrimas.
Elrond estaba afligido, pero finalmente asintió y la dejó para ir a recoger los fragmentos de la espada y entregárselos a los herreros. Dos herreros élficos se pusieron a trabajar, reforjando Narsil.
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Gandalf estaba sentado en un balcón fumando. Pippin estaba en la habitación justo detrás de él, la armadura de los Guardias de la Ciudadela estaba sobre su cama. Lo miró. "Así que me imagino que esta es solo una posición ceremonial. Quiero decir, en realidad no esperan que luche, ¿verdad?"
"Ahora estás al servicio del mayordomo. Vas a tener que hacer lo que te diga, Peregrin Tuk." Tosió. Pippin sirvió un vaso de agua para Gandalf y se lo llevó. "Hobbit ridículo. Guardia de la Ciudadela." Su tos resonó cuando Pippin le dio el vaso. "Gracias."
Pippin miró hacia el cielo. "No hay más estrellas. ¿Es tiempo?"
"Sí."
Pippin se acercó al balcón. "Hay tanto silencio."
"Es la respiración profunda antes de la zambullida".
"No quiero estar en una batalla, pero esperar al borde de una de la que no puedo escapar es aún peor". Gandalf se acercó para pararse a su lado. "¿Hay alguna esperanza, Gandalf, para Frodo y Sam?"
"Nunca hubo mucha esperanza. Sólo la esperanza de un tonto. Nuestro enemigo está listo. Toda su fuerza reunida. No solo orcos, sino también hombres. Legiones de Haradrim del sur. Mercenarios de la costa. Todos responderán a la llamada de Mordor. Este será el final de Gondor como lo conocemos. Aquí el golpe de martillo caerá con más fuerza. Si se toma el río, si cae la guarnición de Osgiliath, la última defensa de esta ciudad desaparecerá."
"Pero tenemos a los Magos Blanco y Negro. Eso tiene que contar para algo. ¿Gandalf?"
"Sauron aún tiene que liberar a su sirviente más mortífero, el que liderará los ejércitos de Mordor en la guerra. El que dicen que ningún hombre vivo puede matar. El Rey Brujo de Angmar. Lo has conocido antes. Apuñaló a Frodo en Weathertop. Es el señor de los Nazgûl, el más grande de los Nueve. Minas Morgul es su guarida."
La puerta se abrió y Boromir entró en la habitación. "Mi Padre no me escuchará ni siquiera a mí. Me temo que la locura se ha adueñado demasiado. ¿Cómo no vi esto?"
"Porque lo amas Boromir. Los hombres de Gondor te escucharán cuando llegue el momento, tú eres su Capitán". Gandalf lo tranquilizó y Boromir asintió, uniéndose a ellos en el balcón para mirar hacia Mordor. "Tenías razón al no querer a Frodo cerca de aquí." Admitió suavemente.
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Draco trató de dormir esa noche. Sus nervios eran erráticos y no importaba cuánto intentara calmarlos, seguía estando más tenso que un resorte.
Dio vueltas y vueltas en la cama, lo que hizo que el gato feo, maullara en protesta. Finalmente se levantó de la cama y se paseó, tratando de deshacerse de su energía nerviosa.
Todo en lo que podía pensar era en que el príncipe estaba muriendo por su culpa. Si bien ahora entendía que él no moriría como él, no lo ayudó a sentirse mejor. Incluso ahora no entendía realmente qué o dónde estaba Valinor.
A él le sonaba como un cielo, pero según lo leído y lo que le dieron a entender, era un lugar físico. Pero los elfos podían llegar navegando o muriendo, todo lo que sabía era que, si Legolas moría, dejaría de existir aquí en la Tierra Media.
Tenía curiosidad acerca de cómo los elfos podían morir así que sondeó la mente de Aragorn después de comer. Había descubierto que los elfos muy a menudo encontraban un lugar que les daba paz y se acostaban y entregaban su espíritu.
Si bien parecía pacífico, sonaba demasiado como un suicidio. También descubrió de la mente de Aragorn que era poco común que un elfo sobreviviera a la muerte de su cónyuge, aunque podría suceder. Pero cuando los elfos aman con tanta fuerza como lo hacen, es como si sus espíritus se entrelazaran con sus seres queridos. Era un vínculo que ni siquiera la muerte podía romper. Prefieren renunciar a la vida y seguir a su otra mitad en la oscuridad en lugar de enfrentarse solos al mundo.
¿Cómo podía permitir que el príncipe pasara por eso? ¿y si él le negara a una relación? ¿Podría realmente lidiar con la tensión que se desarrollaría cada vez que estuviera en su presencia?
Incluso antes de que Legolas le profesara lo que siente, él había sentido un gran aprecio hacia el elfo, le agradaba su compañía, se llevaba mejor con él que con cualquiera. Supuso que era porque tenía más rasgos Slytherin, pero pensándolo bien, le había confesado cosas que sinceramente no hubiera hecho, hasta había hablado de su familia. En su mente volvió a ver esos ojos azul pálido mirándolo desde el otro lado de la habitación durante la cena. Se había puesto tan nervioso que ni siquiera podía terminar su comida. ¿Es así como él quería vivir en el día a día?
¿Y cuál era la alternativa? Dejar su vida indefinidamente... ¿cómo sería eso? Aragorn había dicho que Legolas seguiría cualquier camino que él eligiera, pero que seguiría siendo su protector durante toda su vida. ¿Qué significaba eso? ¿Estaría con él siempre hasta el final? Su única forma de escapar de él entonces sería encontrar el camino a casa. Y eso parecía una perspectiva aún más prospera y sombría.
No lo iba a negar extrañaba a su familia y amigos y quería volver con ellos, pero no volver a ver a Boromir o Gimli, le deprimía, pero no volver a ver al príncipe, le producía un sentimiento más doloroso. Y no quería saber que iba a sentir el elfo. Qué horrible sería decirle: Alteza, no quiero estar con usted, pero aún lo estaré mientras busco una manera de volver a mi mundo, después de eso espero que tenga una buena vida. Le rompería el corazón
Y así, durante las últimas diez horas, Draco luchó de un lado a otro entre sus dos opciones. Finalmente, cuando no pudo soportarlo más, se paró y salió. Pronto sus pies estuvieron al pie de los escalones que conducían al Salón Dorado. Un hormigueo de magia comenzó, él estaba aquí. Estaba seguro de ello. Escudriñando las sombras, pudo distinguir una figura de pie en el extremo opuesto del amplio porche. No se movió durante varios momentos, pero luego dio un paso hacia la luz.
Legolas se movió hacia la pálida luz de la luna. Para Draco nunca se había visto más hermoso... o inalcanzable. Su cabello rubio brillaba como oro en las suaves luces celestiales; sus ojos eran de un azul penetrante. Lentamente subió los escalones para estar de pie en el porche con él, pero no demasiado cerca. Legolas inclinó la cabeza, se llevó la mano al pecho y la extendió hacia él en el saludo formal de los elfos.
"Mae govannen".
Lo saludó como a un extraño, el príncipe sin duda estaba construyendo un muro a su alrededor para proteger su corazón. Draco no estaba seguro de lo que iba a ser, cualquiera de las dos alternativas que tenía traía consecuencias.
"Mae govannen" murmuró, su voz más ronca que de costumbre
No tenía idea de cómo proceder hasta que miró cuidadosamente los ojos del príncipe. Si bien la voz del elfo había sido sin emociones, sus ojos eran completamente opuestos. Parecía absolutamente vulnerable, el amor brillaba tanto que hizo que el corazón de Draco latiera. El aliento se le quedó atascado en la garganta.
Se quedaron en silencio mirándose el uno al otro.
"Tenía la esperanza de que hablaríamos en la cena" su voz suave lo traicionó.
Draco inclinó la cabeza, sus mechos plateados cayeron, oscureciendo su vista. Por Salazar estaba muy nervioso anqué en simple vista no se notará.
El silencio se hizo más espeso. Al apartar su cabello y mirarlo dijo "Yo te dije que necesitaba tiempo"
Legolas respiró hondo. "Te prometí tiempo. Pero me temo que fue un error prometer algo sobre lo que no tengo control"
Las cejas de Draco se juntaron con confusión "¿Qué quiere decir? Me ha dado tiempo"
"Sí, lo hice, pero veo que necesitas más tiempo y no puedo dártelo"
"No entiendo"
Legolas se atrevió a acercarse y vacilante, tomó su mano derecha y la giró para que su palma quedara hacia arriba. Con tanta ligereza como si temiera que Draco se fuera, trazó las líneas en su piel. "Me voy. Tal vez pasado mañana. No sé cuándo regresaré a Edoras... si es que alguna vez" su voz sonaba dolida mientras hablaba.
Draco frunció el ceño "¿I-salir?"
El asintió.
"¿Qué hay de mí?" pregunto confundido
La última frase hizo que Legolas cerrara los ojos y la angustia en su rostro se mostrara
"Gandalf y Pippin fueron a Minas Tirith. Esperamos a que se enciendan las balizas en la ladera de la montaña, pidiendo ayuda. Aragorn cree que será pronto"
Draco aparto su mano y volvió a preguntar "¿Qué hay de mí?"
El príncipe apretó los ojos sacudiendo su cabeza "Te quedaras. Aun estas delicado, no quiero que te lastimes" susurro "No muchos están listos para la guerra, Melethril. A menudo llega sin previo aviso. Minas Tirith nos necesitará. Debemos alinearnos para derrotar a las fuerzas de Sauron" volvió a tomar la mano "Y entonces debo romper mi promesa contigo" Murmuró mirándolo a los ojos. Los suyos estaban llenos de tristeza, emoción y pavor. "Debo saber lo que sientes, incluso si no es más que amistad para mí. Cabalgar hacia la batalla sin saberlo sería una tortura".
Draco quería gritarle, pero sabía que era inapropiado, así que solo se mordió el labio y apretó los puños. Después de un rato soltó un suspiro "Yo iré con ustedes y no me importa su opinión ni de nadie, majestad"
Legolas se puso rígido "No lo harás"
"No le estoy pidiendo permiso" Draco miro seriamente a los ojos del príncipe, dándole a entender que diga lo que diga no le hará cambiar de opinión.
Todos los muros que construyó en ese momento el elfo se derrumbaron. Su amor por Draco brillaba tan intensamente como las luces celestiales de arriba. "No me hagas esto. No me lastimes de esa manera" habló con profunda pasión.
"No le estoy haciendo nada príncipe"
"¡Es una guerra Draco, ¿quieres morir?! ¡No sé si pudre defenderte allá!" aclaro en voz alta
"¡No necesito que lo hagas puedo hacerlo yo mismo!" contratacó "Príncipe Legolas con todo respeto, pero no cambiare de opinión dejando de lado lo que usted siente por mí. Tengo que hacerlo voy a ir con ustedes, lo hare para buscar una respuesta de porque estoy aquí y si hay una manera de volver"
"Y-ya tomaste una decisión" susurro el elfo con los ojos cerrados.
"No, yo le informare cuando lo haga" Draco tragó
Legolas levanto la vista. Se inclinó hacia adelante y presionó un beso delicado en su frente. Draco se sobresaltó dando un paso a tras "Aunque ahora no me ames, déjame intentarlo, déjame demostrarte lo que siento por ti. No espero nada a cambio, solo... si muero o no en batalla, quiero demostrar mi amor hasta mi último aliento ¿Me dejarías cortejarte?"
Draco se sonrojo. Nunca nadie le había dicho esas palabras antes, Pero el elfo acababa de hacerlo y el nerviosísimo se apoderó de él, su respuesta fue desviar la mirada, tragar y pasar su mano por su cabello
"¿Qué pasaría si cayera?"
"Me... rompería."
"¿Qué ves en tu futuro? ¿Está Legolas en él? ¿Qué dice tu corazón?"
De hecho, le destrozaría si el príncipre cayera en batalla y nunca volviera a verlo.
Si moría... bien podría creer que tendría una herida para toda la vida. En el lapso de unos pocos segundos, llegó a comprender lo que su corazón había estado tratando de decirle tan desesperadamente.
Y ya no había vuelta atrás.
" Si, si te dejo", las palabras susurradas salieron de sus labios por voluntad propia.
Legolas se puso rígido en lo que parecía ser asombro. Al parecer él tampoco esperaba una respuesta tan contundente de su parte.
Deliberadamente Draco levantó la cabeza y lo miró a los ojos. "Sí... pero tengo miedo." le dijo con firme honestidad.
"¿A qué temes, Meletril?" Preguntó en voz baja.
Draco lo miro "Que te lastimaré, o...te mataré."
"¿Matarme?" Legolas se sobresaltó, con los ojos muy abiertos. Él miró fijamente su rostro temeroso y de repente comprendió. "Has hablado con Aragorn sobre los elfos".
Draco tragó y asintió, con los ojos entrecerrados. Las manos del mayor descendieron sobre sus hombros y él lo miró hacia arriba.
"Eru ya decidió mi destino. Hace mucho tiempo sintió que lo mejor era que yo no amara a los de mi especie, sino que compartiera mi corazón y mi vida con un hombre mortal de más allá de las estrellas; de un reino extraño y de una época perdida, que Apareció en una época de gran peligro. Con mucho gusto renunciaré a todo lo que la Tierra Media tiene para ofrecer a cambio de incluso unos pocos años preciosos contigo a mi lado".
Sus manos se deslizaron para sostener las del ojigris "Esta es mi elección, no la tuya".
"Pero si elijo estar contigo"
"Entonces seré el elfo más feliz del mundo", finalizó. Le tomó las manos con fuerza y se las llevó a los labios. "Meleth nín, no hay garantía de que te sobreviviré o de que tú me sobrevivirás. Sólo existe la esperanza de que Eru nos favorezca con tiempo para disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecer. Mi amor. "
Draco se mordió el labio otra vez, sintiéndose arrastrado por un mar embravecido.
"¿Me dejarás luchar por ti? ¿Por un pequeño o largo futuro juntos? ¿Por un amor que quizás crezca y este dentro de ti?"
Draco lo miro, se acercó y dejó que sus ojos recorrieran los rasgos del elfo: la piel perfecta, los pómulos esculpidos, las cejas oscuras y arqueadas que descansaban sobre unos ojos tan etéreos que parecían irreales. Estudió su nariz recta, que siempre había amado en secreto; y luego sus labios. Él se separó antes de mirarlo profundamente a los ojos.
"Sí", susurró
Instantáneamente, los labios del príncipe formaron una sonrisa, Legolas levanto su mano y acomodo los mechones de Draco con alegría desenfrenada. Miro esos maravillosos ojos grises con amor. ¡iba hacer lo que fuera para que esos ojos lo sigan mirando! ahora que Draco le dio una oportunidad ¡Juro que iba hacer lo que fuera por la persona frente a él! La fuerza con la que su espíritu lo anhelaba era aterradora pero emocionante al mismo tiempo.
Nota: Si me demoro en subir las partes en esta historia u otras es porque deben saber que yo me guio por las películas, así que las veo una y otra y otra vez. También hay veces tengo que investigar. A parte que por el lapso de tiempo me olvido muchas cosas, y tengo que leer mis propias historias. Eso me toma mucho tiempo, aparte que tengo mi propia vida. En si también es difícil tener imaginación para inventar una historia y escribirla.
Espero que entiendan por qué demoro en subir.