Ella sabe que le miento

By ashly_madriz

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Una chica intercambia por error mensajes de texto con un desconocido, sin imaginar que se trata de Reign Mill... More

Sinopsis
Introducción
Capítulo 1: Maldito Reign Miller
Capítulo 2: hola, desconocida
Capítulo 3: Gracias por nada
Capítulo 4: Textos inesperados
Capítulo 5: Diez mil veces idiota
Capítulo 7: En la boca del lobo
Capítulo 8: ¿Quién es esta chica?
Capítulo 9: Amargura
Capítulo 10: Palabras peligrosas
Capítulo 11: No te alteres
Capítulo 12: Rotundo consentimiento
Capítulo 13: Solo un poco rotos
Capítulo 14: Los chicos no lloran
Capítulo 15: Viejos hábitos

Capítulo 6: Nos quedamos sin palabras

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By ashly_madriz

Reign

Algunas veces era feliz siendo yo.

Otras veces no tanto, o bueno, en realidad sí. Me gustaba ser yo.

No iba a mentir en eso.

Me dejé caer en el sofá del estudio, en el mismo momento en el que solté una exhalación tan profunda que hizo que Daniel desviara su atención en mi dirección; él, hasta ese momento, se encontraba con la mirada perdida, mientras jugaba con un par de baquetas al otro lado de la habitación.

Las bolas de papel arrugado en la esquina del lugar, era un claro indicio de que era una de esas noches donde nos encerrábamos por horas en el estudio de grabación para intentar salir del bloqueo creativo en el que nos habíamos estado hundiendo durante más de medio año.

Las caras de mis compañeros no me agradaron, pero no hice ningún comentario al respecto. Los surcos en sus frentes y las muecas de frustración en sus barbillas, se habían convertido en una constante en las últimas semanas, y solo se acentuaban cuando Hilda seguía presionando por algo que no iba a nacer fácilmente y menos cuando la presión de que teníamos el tiempo encima estaba sobre nuestros hombros siempre.

—Alguien se dignó a aparecer, ¿qué tal estuvo la clase del día, persona que se cree estudiante universitario? —la voz de un Marcus, demasiado alegre para ser normal, fue interceptada por mis oídos.

Lucas, quien estaba apoyado en su gran piano de cola, hizo una mueca de incomodidad, al tiempo en el que negó con la cabeza en señal de reprimenda.

—Algunos tenemos mejores planes y hacemos cosas más útiles con nuestro día que comer pastillas de la felicidad —le respondí a Marcus con una sonrisa ladeada y un tono mordaz—. ¿Nos es cierto, eh? ¿Qué tal va ese álbum, Marcs?

—¿Es por eso que apestas como si hubieses estado haciendo tres putas horas de cardio esta tarde? —Daniel, quien había estado callado, añadió en mi contra—. Necesitas una maldita ducha, hombre.

Tal vez, Marcus había compartido un poco de su mierda con Daniel, ya que este tampoco pareció estar en un estado normal.

—Estoy de acuerdo. —Lucas sonrió, pero el gesto no llegó a sus ojos.

Sabía que Hilda les había tirado la bronca de nuevo y egoístamente me alegraba de tener una excusa para no haber aparecido aquella tarde por el lugar.

Ni siquiera había entrado a clases, ya que había tenido pequeños inconvenientes con alguna gótica histérica con la que había chocado en el baño de la universidad y eso solo me había puesto de muy mal humor.

Por supuesto, aunque la mayoría pensara lo contrario, podía ser educado y actuar con sentido común al ver cómo una desconocida entraba en pánico, pero cuando esta me mandó derechito a la mierda sin razón, sus palabras, no las mías, supe que algo no andaba bien.

Tal vez había malinterpretado las cosas, solo que su modo de actuar, era el modus operandi de la mayoría de las groupies que se arrastraban al regazo de Daniel a diario para bajarle la bragueta del pantalón, y aunque debía admitir que su respuesta me había tomado por sorpresa y más aún lo que hizo después sin decoro alguno, seguro que era un acto para llamar la atención.

Había perdido mi clase de ese día, la clase por la que tanto le había rogado al decano, como un lame culos, que me cambiara para los jodidos viernes y no a los lunes con la excusa de que esos días se ajustaban mejor a mi planificación.

La verdad, era que me picaba la curiosidad por razones inentendibles que no podía explicar. Después, cuando le pregunté al señor Michael sobre el cuaderno encontrado, me había respondido que lo más seguro era que perteneciera a algún estudiante del viernes. Por desgracia y gracias a la persona que había arruinado mi día, me había quedado un hueco libre de dos horas que había gastado en el gimnasio.

Algo que el resto pudo notar, al verme con zapatillas de deporte y ropa de trotar.

Ignorando las risas de mis amigos y sus reclamos, salí del estudio y me dirigí hacia el ascensor, para marcar el piso del ático que se encontraba en la parte superior del edificio de nuestra disquera. Cada uno de nosotros tenía una habitación en allí, dispuesta con todo lo necesario para pasar la noche en esas largas jornadas de grabación.

Al llegar, me despojé de mi ropa para tomar una ducha, dejando que el agua fría de la regadera se llevase todo el estrés y la tensión acumulada, luego, al terminar, me enrolle una toalla en la cintura y tomé otra para secar mi cabello.

Fue en ese instante, en el que la pantalla de mi teléfono se iluminó, y el familiar sonido que indicaba que un mensaje acababa de entrar en bandeja se hizo presente.

Sin darme cuenta una sonrisa se extendió en mi rostro.

Odio: ¿Qué me dirías si te digo que tuve un día de mierda?

Pensé un poco mis palabras antes de responder.

Farsante: Te respondería que tuve uno peor. ¿Vamos, Odio, otro día difícil? Sueles odiar los viernes, es cuando peor estás de humor.

Odio: ¿No tienes una vida de la cual ocuparte?

Su mensaje me hizo resoplar.

Farsante: Por ahora no, y como siempre, parezco tener razón, además, fuiste tú quien envió el primer texto, ¿recuerdas? ¿O acaso me extrañas?

No hubo una respuesta de inmediato, más bien, la burbuja en el hilo de mensajes apareció y desapareció en varias ocasiones, como si estuviese escribiendo y borrando lo que quería decir, cosa que me confundió, ya que normalmente, quien sea que fuese Odio, tecleaba con rapidez y daba respuestas más que afiladas sin excepción.

Habíamos estado hablando continuamente durante dos semanas, al principio pensaba que iba a aburrirme rápido de ese juego, pero con el transcurso de los días, había desarrollado un alter ego liberador; donde por primera vez, luego de mucho tiempo, podía ser sincero con alguien sin necesidad de que supiera que se trataba de mí.

Y preferimos mantenerlo así, era el acuerdo al que habíamos llegado los dos.

Nada de nombres, nada de referencias, mucho menos de pistas. Lo único que sabía de la chica, era que íbamos a la misma universidad y que odiaba a Reign Miller con locura.

Luego de un rato, su mensaje finalmente llegó, así que tomé asiento en mi cama, para luego leer.

Su respuesta me estremeció.

Odio: Descuida, solo me encontré en la calle con otro acosador de mierda. Estoy más que acostumbrada. Es lo que vivimos las chicas a diario.

Tras aquello, algo se precipitó en mi interior y un sentimiento de ira me embargó.

Ninguna mujer merecía esa mierda. Si Odio no se encontraba bien, era más que normal y no iba a molestarme de darle una patada en el culo a cualquier cabrón que necesitara una lección si es que me daba algún nombre.

Farsante: ¿Estás segura? Avísame si necesitas cualquier clase de ayuda, no importa que no pueda verte a la cara, siempre puedes darme sus nombres y yo podré patearles el trasero... Hablo en serio, Odio.

Odio: No te preocupes, estoy más que acostumbrada a lidiar con idiotas acosadores. Puedo defenderme sola, no quieras dártela de príncipe azul. Hoy no fue la excepción, le di una lección a dos de ellos, ni te imaginas lo genial que fue. Deberías haber visto sus caras.

Aquello no me alivió, ya que de alguna forma, sentí su falta de sinceridad, no supe si estaba siendo prudente con mis palabras, por lo que quise preguntarle.

Farsante: ¿No tienes a alguien que te cuide o algo así? Un novio, un padre, un hermano o lo que sea.

Odio: ¿Crees que si tuviera un novio estaría hablando en este momento contigo? Estoy sola, extremadamente sola, ¿recuerdas?

Farsante: ¿Y por lo otro?

Odio: Sin novios, primos, tíos, abuelos, hermanos o padres o mascotas. ¿Por qué el interés? ¿Piensas adoptarme? Las matrículas escolares son caras, anciano.

Puse los ojos en blancos, tras su intento de cambiar el tema y aligerar la extraña tensión que se podía sentir incluso por medio de un estúpido chat.

De alguna forma, se me escapó una risita, tal vez estaba chica necesitaba que le tomara un poco el pelo después de todo.

Farsante: No me va mucho eso de los juegos de rol, pero no me molestaría que me dijeras papi

Odio: ¿Qué edad tienes? ¿Dieciséis? Seguro eres otro nerd o un otaku de mierda que no ha visto un par de tetas en su vida y muere por ver las mías acosándome.

Ni en un puto millón de años, Farsante.

Farsante: ¿Acabas de llamarme otaku?

Odio: Otaku.

Era seguro que podría ser muchas cosas, muchísimas, pero nunca un jodido otaku de mierda.

Sí, era en serio que estaba chica no tenía ni idea de con quien hablaba. En ese momento, pensé en terminar nuestra conversación del día, pero una idea extraña, una un poco sucia y descabellada, brilló en mi cabeza, la única cosa que podía hacer para molestarla y cobrarle la mueca de asco que me acababa de sacar al compararme con un maldito otaku.

Mi nivel de energía caótica podía manejar cualquier cosa, pero no eso, nunca eso.

Farsante: ¿Soy un otaku? No ¿Un nerd? Tal vez. ¿Quiere verte las tetas como dices? Tal vez, no lo sé aún.

Odio: ¿En serio esperas verme las tetas, puberto de mierda? Eres asqueroso. ¿Lo sabías?

Farsante: Me lo dicen mucho.

Esperaba que eso le borrara la sonrisa que seguro tenía en el rostro, podía imaginarla. Seguro que era otro ratón de biblioteca freaky y por eso me clasificaba en la escala más baja de la cadena alimenticia, ¿de qué otra forma iba a ser capaz de odiarme?

Me reí entre dientes y volví a colocar el teléfono encima de la cama, después me recosté entre las almohadas.

Al haberle dado esa respuesta, seguro que se había quedado muda, por eso no me sentí impaciente, cuando otro mensaje de ella apareció.

Uno que me quitó la sonrisa del rostro.

Odio: Adiós, otaku de mierda.

Sin pensarlo mucho, tecleé.

Farsante: ¿En serio crees que un acosador se vería así?

No podía desaprovechar la oportunidad de siempre tener la última palabra, por lo que moviéndome por la pantalla de inicio, presione la cámara. Luego, incliné mi teléfono celular para que captara parte de mis hombros, pecho y abdominales.

Tomé una foto y se la envié.

No hubo nada nuevo después, por lo menos no al principio, solo las mismas burbujas de conversación, apareciendo y desapareciendo por su parte.

Una sonrisa victoriosa se esbozó en mi rostro.

Había ganado, pero aún necesitaba confirmación.

Farsante: ¿Ya te quedaste muda? Por fin, pensé que eso no pasaría nunca.

Odio: Malgastaste tu tiempo, es obvio que la sacaste de Instagram o algo así.

Farsante: Los dos sabemos que no lo hice, pero tú, mi querida Odio, estoy seguro de que no tienes las tetas que me gustaría ver. ¿Al menos eres una chica? Eso tampoco lo sé, no sé si también eres un acosador de mierda que intimida a la gente por internet.

Era un jodido narcisista. Sabía que era atractivo, por lo que seguro que aquella chica estaba babeando en aquel momento la pantalla del celular. Me lo iba a agradecer después, cuando pudiera contarle a sus hijos en el futuro que el guitarrista y vocalista de Softcore le había mandado una foto de sus abdominales en una calurosa tarde de verano.

Solté un suspiro, cuando vi que está me respondió con unas últimas palabras.

Odio: Ni un millón de años tendrías el lujo de ver algo de mí.

Levanté la mirada de la pantalla y pude escuchar mi propia carcajada de suficiencia. Esto no era precisamente un juego de niños, pero era la cosa más liberadora que había hecho en mucho tiempo. No todos los días jugabas a tomarle el pelo a un ratón de biblioteca.

Pensé que nuestra conversación había terminado, hasta que mi celular zumbó.

No había palabras, en su lugar había enviado una imagen de ver una única vez.

Cuando la abrí, mi sonrisa se deshizo, dejándome por completo sin aliento.

Como si una sustancia cargada de adrenalina hubiese sido insertada en mis venas.

En el lugar de lo que cualquiera hubiese imaginado, no había memes, pollas o ancianas en bikini, por el contrario. En mi pantalla se visualizaban un par de tetas más que perfectas, siendo cubiertas por un sujetador de encaje oscuro. Su mano con largas uñas también negras, estaba sobre sus hombros y su cuello largo y pálido quedaba por completo expuesto, como el epítome de la tentación.

La foto estaba medio borrosa, pero cada uno de los elementos de la imagen se podían distinguir con facilidad.

Mierda, podía decir que eran las mejores que había visto en mi vida y aunque no era un promiscuo, seguro que había visto muchas.

Las manos me picaron y pude sentir una ligera punzada rozando contra la toalla que llevaba puesta.

Segundos después, la imagen se cerró y yo me maldecí por querer verla un poco más de tiempo o peor, transportarme dentro de la pantalla para poder tenerlas al frente.

Odio: ¿Ahora quien dejó mudo a quién?

Pude haberle dicho que también había sacado esa imagen de pinterest o de algún sitio de esos para pasar el rato, pero ambos sabíamos que no.

Farsante: ¿Hay más de donde vino eso?

Sí, por supuesto, yo era un hombre.

De inmediato quise retractarme, pero era muy tarde, el mensaje había sido leído y me maldije por ello. Era seguro, la acababa de joder en grande y me lo merecía en serio.

Para mi mayor confusión, Odio había enviado otra imagen.

Una que abrí corriendo.

Lo primero que notaron mis ojos en la nueva fotografía fue sus hombros ahora libres de los tirantes de sujetador, su piel brillando y pareciendo suave, y justo cuando me incliné más, lo que vi me hizo cerrar la boca.

"Que te jodan".

Que me jodieran, porque Odio en lugar de su sujetador, llevaba una gran hoja de papel cubriéndole todo el pecho desnudo y en medio de esta, había escrito aquello con letras demasiado grandes.

Era un hecho, ella había ganado y yo ahora tenía una jodida erección.

X

¿Les gustó? ¿Teorías? ¿Opiniones del cap?

¡Hola de nuevo! Esta noche les traigo un nuevo capítulo. ¿Tienen calor? Espero que les haya gustado, ya que esta historia y estos personajes tienen un lugar muy especial en mi corazón. Cada actualización de ESQLM será más intensa que la anterior, así que ya lo saben, avisado. Mara y Reign son personajes peculiares, algo atrevidos y la dinámica de su relación,  de entre todas mis historias, es de mis favoritas. 

En mi Intagram estaremos hablando de la actualización, pásense por allí

Gracias por leer, votar y comentar.  XOXO; Ashly.

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