FATAL. #2

Від xneveskax

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Libro +21. Fatal #2: Belleza Dolorosa. Tres años después de que Angeline entrará como infiltrada a la O.M.E... Більше

𝓟𝓻𝓮𝓯𝓪𝓬𝓲𝓸
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Від xneveskax

¡Feliz cumpleaños, Angeline!

𓏲 ๋࣭ ࣪ ˖ ⋆ ࣪. ˖ ࣪⭑ ˖ ࣪ ٬ ุ๋ ⸱

Angeline.

Mamá siempre ha sido demasiado sentimental cuando se trata de los cumpleaños. No hay un solo año en el que no llore cada vez que mis hermanas, mi padre y yo, cumplamos años. No me molesta que este sentimental, quizá es un poco irritante pero creo que es tierno.

—Los años se pasan muy rápido, Ann —me dice—. Valora y disfruta mucho esta etapa de tu vida porque son años únicos.

—Lo sé —sonrío—. Gracias por llamarme, ma.

—Te extrañamos mucho...—la voz se le empieza a quebrar—. A tus hermanas también, no saben la falta que me hacen.

Siento un hueco en el pecho y las ganas de llorar aparecen. Algo me dice que mi madre esta mal y no porque yo este creciendo, es algo más.

—¿Todo está bien?

—Si —dice y escucho que carraspea la garganta, como si se hubiese tragado el nudo de la garganta—. Te llamo en un rato para saber que tal va tu día, ¿ok?

—Esta bien, te quiero.

—Te quiero igual.

Cuelgo la llamada y me dejo caer sobre el colchón de mi cama. Esta noche tengo una fiesta organizada por los Franco. La verdad es que creí que no sabrían nada sobre mi cumpleaños pero mis padres debieron informarlos desde antes, ya que hasta el día de hoy me han avisado que tendría una fiesta y no una normal o privada, sino que han invitado a varias personas.

A los Franco les gusta mucho hacer reuniones, creo que es Ciara la que disfruta de organizar eventos. Aunque a decir verdad me he acostumbrado a que mis cumpleaños sean más privados, con las personas más cercanas a mi, sin embargo hoy estoy de buen humor debido a la sorpresa de Aedion y no me he tomado tan mal la noticia.

Tomo una ducha y comienzo a arreglarme para ir a la Universidad. No creo que me de tiempo de llegar a mi primera clase pero si a la segunda y no pienso faltar.

Aedion se ha marchado a cuatro de la madrugada de urgencia, un hombre le llamo y se fue de inmediato. Sospecho que ha sido Killian, su hermano, ya que su voz era muy parecida a la que salía de su celular. Hace un rato me dijo que estaba bien y que me veía más tarde para celebrar conmigo, así que desde entonces he estado sola.

Kylie no paso la noche aquí y eso solo significa que se ha quedado en la casa de su amiga Marissa. Ultimamente siempre se queda en su casa. Aunque claro, se me hace muy parecido ese nombre al de Massimo.

Por eso mejor ni le pregunto.

Estoy cepillándome el cabello cuando mi celular vibra en la mesita por un mensaje. Es de Heinz.

"Feliz cumpleaños, solecito. No estoy presente pero sabes que desde acá celebraré por ti. Eres como mi hermana y estoy orgulloso de quien eres, te amo demasiado"

Sonrío y le doy las gracias, a lo que él me responde con muchos emojis de corazones.

Hace un año estaba celebrando mis cumpleaños con él y con Camilla (bueno y también con Elijah) , pero el punto es que me pone nostálgica el ver cómo ha cambiado mi vida tan rápido en menos de un año.

Un par de horas más tarde me encuentro ya vestida y arreglada. Sinceramente disfruté mucho del proceso para prepararme; puse música, canté, bailé y disfruté de mirarme en el espejo porque realmente creo que me veo bonita.

He optado por usar uno de los vestidos que Aedion me regaló hace unas horas. Es corto, negro y tiene detalles de oro, si, de oro. Es marca versace y según la etiqueta costó $7,300 dólares, más aparte los tacones que costaron otros $1,500.

Todo con Aedion es dinero y aunque yo también he llegado a gastar esa cantidad antes, ahora se me hace bastante. Yo ya no recibo dinero por parte de mi padre, todo lo que tengo para gastar es el dinero que ahorré cuando trabajé en la OMEC, por lo que no puedo darme gustos como me gustaría.

Kylie entra a mi habitación vestida con un vestido de cocktail y tacones altos. Ha llegado hace un rato y se ha arreglado rapidísimo para estar a tiempo.

—Tus tatuajes te resaltan mucho —ella sonríe—. El verde siempre te luce genial.

—Es mi color favorito.

Lleva el cabello en un moño alto con algunos mechones sueltos y puedo alcanzar a ver un par de marcas rojizas en su cuello.

—Creo que no te has tapado bien eso —señaló sus marcas y se mira en el espejo para luego hacer una mueca—. Pásame el corrector.

—Se ven morados —hace un puchero—. Esto no se tapará.

—Escoger un peinado alto no fue buena idea.

—Suéltalo —pide y empiezo a quitar los broches de su cabeza—. Creo que así ya se notan menos, ¿no?

La miro por el espejo y asiento.

—No dejes que te hagan estas cosas en el cuello.

—Es que el no entiende... —escucho que murmura entre dientes y frunzo el ceño—. Solo... olvida que paso esto.

Quiero averiguar de quien se trata pero no quiero molestarla, así que opto por cambiar el tema. Un par de minutos después nos vamos rumbo a la mansión Franco y cuando veo que estamos por llegar es cuando comienzo a sentir que me pongo nerviosa.

Ya es de noche, las luces dentro de la mansión alumbran a su alrededor. Hay varios autos estacionados afuera y las puertas aún están abiertas, dándole la bienvenida a varias personas.

Solo espero verme bien y aguantar el ritmo de la noche.

Bajamos del auto y ubico a algunas parejas a lo lejos. Ya las he visto antes en otras fiestas de Chiara, deben ser personas de suma confianza como para estar en todos sus eventos.

Al entrar recibo un par de saludos de algunas personas, son saludos breves, así que no es incómodo.

—Buon compleanno, bella —Chiara llega a mí con una sonrisa enorme y me da un abrazo—. Sé que te felicité antes pero me faltaba hacerlo en persona.

Estoy apunto de responderle cuando siento un par de manos que tapan mis ojos. De inmediato pienso en Damien, sin embargo caigo en cuenta de que parecen ser manos de una mujer por lo delgadas que se sienten.

—Adivina quién soy.

Y con solo escuchar esa voz mi ritmo cardiaco se acelera diez veces más. Me alejo y me doy la vuelta con emoción para luego echarme encima de mamá y rodearla con mis brazos.

—¡Por dios! —la voz casi se me corta por el llanto que amenaza con salir.

—Feliz cumpleaños, mi amor...

Me alejo un poco y mamá sonríe con lagrimas en los ojos, sé que no llorará frente a todos pero aún así me esta matando el que no podamos expresarnos como queremos. Miro a su lado y enseguida mi padre me rodea con sus brazos enormes.

No puedo creer que estén aquí... llevo tantos meses sin verlos que sin pensarlo tanto dejo que un par de lagrimas resbalen por mis mejillas.

—Queríamos darte una sorpresa —dice papá—. Me da mucho gusto poder estar aquí contigo, bueno, a ambos nos alegra mucho verte.

Papá tiene una sonrisa que irradia felicidad pero el a comparación de mamá no tiene los ojos llorosos.

—Ha sido más que una sorpresa —admito—. Es el mejor día en mucho tiempo.

Mamá acaricia mi brazo con suavidad, en un gesto de cariño y noto como respira hondo.

Mamá siempre nos enseñó a expresar nuestras emociones, nunca nos prohibió llorar o hacer rabietas, pero delante de tanta gente si es importante que tome cierta apariencia. Aunque a decir verdad creo que nuestro intento por querer guardarnos el sentimiento ha sido en vano.

Las miradas están sobre nosotros, mujeres nos miran con respeto o miedo (ya no se sabe), los hombres agachan la cabeza pero también se les dificulta dejar de mirar a mamá.

Anastasia tiene ese poder con todo el mundo, no hay excepción.

—Llevaba planeando este momento desde hace tiempo —Chiara se une, tiene una sonrisa de oreja a oreja y no puedo evitar agradecerle—. No ha sido nada, cariño, lo he hecho con gusto.

—Desde que llegué Chiara se ha portado como una verdadera segunda madre —les digo a mis padres—. Me da gusto que me hayan dejado venir a vivir aquí con ellos.

—Gracias por cuidar de nuestras hijas —le dice mamá y Kylie llega a su lado, por lo poco entusiasta que esta reaccionado, deduzco que ya se había reencontrado con mis padres—. Eres una increíble mujer, no tenía duda de dejarlas contigo.

—Somos grandes amigas, Ana —Chiara le toma una mano y la acaricia con cariño—. Podría cuidar de ellas así no me lo pidieras.

Es verdad, Chiara y mamá son muy unidas por Dante, ya que mamá hizo que él se enamorara de Chiara.

Dante se reúne con nosotros y papá no tarda en saludarlo con entusiasmo.

—No han dado problemas en lo absoluto —habla Dante—. Tienes a unas hijas increíbles, lo digo en serio. Son más maduras que mis propios hijos.

Eso me hace reír.

—Hablando de eso, ¿qué tal te has llevado con los chicos? —me pregunta mamá.

Siento la presencia de alguien a mi derecha y me doy cuenta de que se trata de Damien.

—A veces son un poco irritantes —hago una mueca mientras lo miro y él sonríe—. Pero está bien, son tolerables.

Damien pone los ojos en blanco y mamá sonríe mientras asiente.

—¿Por qué no llevas a Ann y a Kylie a ver el pastel? —Chiara interfiere y me abstengo de fruncir el ceño, ya que es rara y muy evidente su manera de querer distraernos.

—Es un pastel muy bonito —Damien me toma de la cintura y me guía por el salón a la vez que Kylie nos sigue—. Como tú.

—Siento que soy el mal tercio —se queja Ky—. No sean románticos frente a mi, por favor.

Me sonrojo por el nerviosismo de tenerlo tan cerca y tocándome. No sé si vendrá Aedion, por lo que tenía entendido lo habían invitado pero ahora lo dudo, ya que mis padres están presentes.

Entonces caigo en cuenta.

Siento como la sangre me abandona el cuerpo y me pongo fría. «Ay, mierda» que mis padres estén aquí solo significa que corro más peligro, Damien podría enterarse de mi pasado. Una mala cara de mamá o un mal comentario de mi padre podría decir más que contar toda mi historia completa.

Miro el pastel que yace frente a mi, es de dos pisos, color blanco y tiene detalles en dorado por ambos pisos al igual que algunas fresas con caramelo.

—¿Es oro comestible? —pregunta Kylie y miro a Damien, el asiente y vuelvo a mirar el pastel con una ceja elevada—. Cool.

—A mi madre le gusta esmerarse con los eventos —dice el—. Ahora imagina el esfuerzo que puso en tu fiesta de cumpleaños.

—Ha hecho un trabajo hermoso —me sincero—. Estoy muy agradecida con ella.

—Mamá las adora —suelta un suspiro—. Las considera como parte de la familia.

—¿Y tu no?

—Sabes que si, Ángel.

Eso me hace medio sonreír y al mismo tiempo siento que el corazón se me estruja.

—¿Quien es ella?

La voz de Kylie llama mi atención y un momento después sigo su mirada hasta una chica de piel bronceada y cabello rubio.

—Esa es Victoria, hija de una de las amigas de mi madre —responde Damien y frunzo el ceño por la pregunta tan rara de Ky—. Se ha mudado recién a Italia con su familia.

Entonces veo como Ky endurece la mandíbula y mi mirada regresa a la rubia, la cual esta junto a Massimo conversando animadamente. El mediano de los Franco la toma por la cintura y la alza en el aire para darle una vuelta y finalmente abrazarla.

Siento como mi corazón se acelera del coraje por ver que a Kylie se le mojan los ojos y decido que preguntar sobre la chica es lo mejor. Creo que estaría bien sacar un poco de información, sé que Ky me lo agradecerá después, así ella no tendrá que averiguarlo por su cuenta.

—¿De donde es?

—Italia pero hace tres años se había ido a vivir a República Dominicana —responde—. Su mamá es esa señora.

Damien me señala con un movimiento de cabeza a una mujer detrás de ella, rubia y de ojos azules.

—Ella es mayor que el, ¿cierto? —es ahora Kylie quien pregunta—. Se nota en su rostro.

—Me parece que tiene veintitrés o veinticuatro.

La rubia suelta una carcajada y Massimo sonríe feliz.

—Parece que Massimo y ella son muy unidos.

—Siempre se han gustado —se encoge de hombros pero noto como mira de reojo a Ky—. No dudo en que alguna vez tuvieron algo, pero nada serio.

Ky se da la media vuelta y comienza a caminar a paso firme hacia el lado contrario de donde se encuentran los otros dos, no dice nada, simplemente se aleja. Quiero caminar detrás de ella pero Damien me toma por el brazo.

—Dale espacio.

Miro por donde se fue mi hermana, indecisa, pero finalmente suspiro y vuelvo a mi sitio de antes.

—No me agrada nada esa chica —opino y tomo una copa de vino que me ofrece uno de los meseros.

—No es una mala chica —lo miro mal—, pero obviamente ya no la conozco, tiene mucho tiempo que no la veo.

Se rasca la nuca en un gesto nervioso y suelto un bufido.

—Solo espero que no se meta con Kylie.

No puedo dejar de mirar a la rubia, estoy analizándola bien por cualquier cosa.

—¡Angel! —exclama con una sonrisa burlona— No sabía que eras una hermana protectora.

Medio sonrío y lo miro mientras le doy un sorbo a mi copa.

—No me entrometeré —le aseguro—. A menos de que se meta directamente con Kylie, ahí si tenemos un problema. Uno muy grande.

—¿Ah, si? —me escanea con la mirada—. ¿Que estarías dispuesta a hacer por amor?

—Yo mataría por las personas que amo, aunque eso me lleve a arriesgar mi propia vida.

No dice nada, simplemente se queda en silencio un momento mientras analiza algo que no se que es.

Una pareja interrumpe nuestra conversación y saluda a Damien con respeto, me felicitan y luego comienzan a charlar con el mayor de los Franco.

Las horas pasan y a pesar de que Aedion no responde a mis mensajes de texto me la paso bien. Gabriella y Natalie no están por ningún lado, lo cual me lleva a pensar un poco sobre donde estarán, pero luego de pensarlo bien decido que no voy a dejar que eso me arruine mi día.

Mis padres me han contado sobre algunos chismes de la familia, como el que mi tía Antonella está en una guerra en Irak desde hace ya seis meses, ella tiene ese aire energético que tiene mi madre, es de las mejores de su rango.

La hora en mi celular marca las ocho de la noche y para este momento ya he cenado y me han cantando feliz cumpleaños. El pastel ha estado delicioso, me atrevería a decir que es de los mejores que he comido en mi vida.

Estoy de pie en una esquina mientras miro por una de las ventanas. La luz de la luna ilumina el alrededor de la casa, pero tan solo puedo ver árboles. Se que la casa está rodeada pero no puedo evitar sentirme nerviosa, tan solo de pensar en que Dominik pudo burlar a la Mafia Rosa me pone tensa.

Miro mi celular y vuelvo a enviarle un mensaje a Aedion para preguntarle dónde está. Se que debe estar bien porque está con Killian pero tengo el presentimiento de que está tramando algo, el problema es que no sé si sea algo bueno o algo malo.

—¿Que tal vas con la escuela? —la voz de mi madre me saca de mis pensamientos, sonrío de inmediato y la miro—. Me hubiese gustado venir a tu exposición.

—No era mi exposición —digo—. Simplemente gane un concurso.

—Nunca minimices tus logros, Angeline.

—No lo hago —hago una pausa y suelto un suspiro—. Es solo que no creo que sea para tanto.

—Los concursos fueron creados por una razón y pienso que el primer lugar fue hecho para ti porque has sido la mejor —levanta una ceja—. Eres buena en lo que haces, no le restes importancia a tus victorias.

Mi madre siempre ha sido buena dando consejos, bueno, realmente mi padre también pero mamá siempre es más... realista. Es más profunda a la hora de decirte algo.

—Se que no ejerceré de ello —me sincero—. Mi vida es lo suficientemente complicada como para poder vivir de la pintura.

Noto algo en los ojos de mamá que no sé descifrar.

—Se que la vida que te hemos dado no es buena —comienza a decir pero la interrumpo.

—No estoy diciendo eso —hago una mueca—. Nuestra vida es difícil pero así es, sé que esto no ha sido elección tuya, antes de que yo llegara a este mundo ustedes tenían una vida complicada.

—Pero han habido acciones que no están bien por parte de nosotros y lamento mucho eso.

Escuchar a mi madre disculpándose es algo que no ocurre jamás. Mamá mantiene sus decisiones firmes y sus consecuencias siempre las toma sin reprochar, sean buenas o malas.

—Gracias —siento como se me forma un nudo en la garganta—. Acepto tus disculpas pero tampoco te reproches tanto, tú y mi padre nos han dado todo. De verdad son unos padres maravillosos.

Mamá me atrae hacia su pecho de un jalón y me rodea, envolviéndome en un abrazo cálido.

—Ustedes son maravillosas —besa mi cien y me dedica una media sonrisa para disimular las lágrimas—. Quiero decirte una cosa.

Se aleja de mí un poco y veo como se limpia algunas lágrimas disimuladamente, yo hago lo mismo.

—¿Qué pasa?

—Quiero que hagas lo que te gusta —dice—. No importa el pasado o lo que hagas ahora, una persona merece ser feliz haciendo lo que sea que haga y sé que el pintar es uno de los tantos talentos en el que estás decidiendo enfocarte. Hazlo. No dejes que nada te detenga a conseguir tus sueños.

Sonrío y agradezco de corazón que me hayan tocado estos padres.

—Gracias, mamá —sonrío—. Te prometo que no dejaré la pintura.

—Te quiero.

Su mano acaricia mi mejilla con suavidad.

—Yo también.

Mamá me sonríe, me guiña un ojo y luego comienza a caminar hacia otro lado, entonces siento la presencia de alguien a mis espaldas.

—Tenemos que irnos.

Volteo y lo miro; tiene una sonrisa en el rostro, parece que se está divirtiendo por algo.

—¿A dónde? —inquiero y elevó una ceja—. Es mi fiesta de cumpleaños, no puedo irme así nada más.

—Todo está arreglado, no te preocupes.

Frunzo el ceño pero dejó que Damien tome mi brazo. Comienzo a sentirme nerviosa nuevamente y más que nada porque no sé a dónde quiere ir conmigo, pero sé que si Aedion llegase a verme todo podría acabar mal.

No mataría a Damien en mi cumpleaños, ¿verdad?

El estómago se me revuelve cuando salgo por la puerta trasera de la mansión. El auto de Damien se encuentra ahí.

—Sube —pide—. Prometo que no es nada malo.

—¿Es una especie de cita o algo así? —le pregunto y medio sonríe—. Porque debiste haberme avisado antes.

—¿Quieres tener una cita conmigo?

Siento que el corazón me deja de latir.

—¿De verdad me lo preguntarás ahora? —ruedo los ojos y me cruzo de brazos—. Fuera de broma, dime a dónde vamos.

Lo veo rodar los ojos con fastidio y abrir la puerta del auto.

—No es una cita, solo calla y sube —me quedo quieta—. ¿En serio no vas a moverte? —no respondo—. Que conste que te lo pedí bien.

Da algunos pasos hacia y eso es más que suficiente para que me suba a su auto por mi propia cuenta. No quiero que su vida termine aquí y ahora por culpa mía.

—Yo puedo subir sola —le digo mientras abro la puerta del copiloto y me acomodo en el asiento.

Escucho como se echa a reír y un momento después ya está en su asiento conduciendo.

—Iba a vendarte los ojos pero así como te pones dudo que hayas aceptado.

—Acertaste.

Enciendo la radio y conectó mi celular para poner mi playlist. Solo ruego a Dios que este hombre no muera hoy. "Angels like you" de Miley comienza a escucharse por las bocinas y mi corazón se estruja.

[Canción en multimedia]

Sin duda es la canción que le dedicaría a Damien.

Comiendo a tararear la canción y un aire de angustia me recorre al saber lo que estoy haciendo.

¿Se me permite sentirme mal aún cuando yo tome esta decisión?

I know that you're wrong for me
Sé que no eres el indicado para mi

Gonna wish we never met on the day I leave
El día que me vaya, desearé nunca habernos conocido

I brought you down to your knees
Te puse de rodillas

'Cause they say that misery loves company
Porque dicen que la miseria ama la compañía

It's not your fault I ruin everything
No es tu culpa que yo lo haya arruinado todo

And it's not your fault I can't be what you need
Y no es tu culpa que yo no sea lo que necesitas

Baby, angels like you can't fly down hell with me
Bebé, ángeles como tú no pueden volar en el infierno conmigo

Los ojos se me llenan de lágrimas y como puedo las contengo. Creo que es el efecto de la champaña pero me he puesto sensible. No. Son sentimientos reales, de verdad me siento mal por traicionar a alguien que se que me ha ayudado.

¿Eso en qué me convierte?

Me dejo caer en el respaldo del asiento, bajo la ventana y respiro hondo mientras cierro los ojos para dejarme relajar.

—No hagas eso.

La voz de Damien me hace abrir los ojos y mirarlo, tiene la vista perdida en mí y es cuando caigo en cuenta de que el auto ha perdido velocidad.

—¿Hacer que?

—Esas caras.

Conozco esa expresión suya; está caliente. Paso saliva y las manos comienzan a sudarme.

—Lo siento —es lo único que puedo decir antes de girar mi cabeza y mirar por la ventana—. Solo que me gusta sentir el viento contra mi cara.

El auto se mueve nuevamente a la velocidad de antes y una parte de mí se siente más tranquila.

Damien no responde, pero mi curiosidad hace que gire la cabeza un poco y me fije en el bulto creciente en su pantalón.

Las cosas con Damien cambiaron desde hace unos días, ya no siento atracción por el de esa forma más que solo respeto y aprecio. Pero ya conozco esta cara suya, la caliente y estoy segura que está poniendo todo su autocontrol para no accionar ante sus deseos.

Un par de minutos después me doy cuenta de que estamos frente al edificio de mi departamento. Frunzo el ceño con suma confusión y pongo mis ojos sobre el.

—¿Que hacemos aquí? —inquiero, deseando que no se haya sentido mal por lo que pasó hace algunos minutos—. ¿Por qué mi departamento?

—Bien, ahora tienes que obedecerme un poco —suspira—. ¿Puedes?

Me muestra una mascada y arqueó una ceja. Tomo la mascada y me la coloco sobre los ojos.

—Bien pero tienes que ayudarme a bajar.

Escucho como baja del auto y un segundo después lo tengo a mi lado ayudándome a bajar.

Mis tacones hacen eco cuando entramos en el edificio y me echo a reír cuando casi me caigo entrando al ascensor.

—Tienes dos pies izquierdos.

—Calla, que fue tu culpa —aún no dejo de sonreír—. Debiste de avisarme que había un escalón.

—Conoces tu edificio, yo pensé que ya lo sabías.

—¿Qué? ¿Como se supone que vaya a saber que ahí estaría el escalón? —suelto una carcajada.

—Dejaré que ganes la pelea solo porque tengo compasión de que sea hoy tu cumpleaños.

—¡Wow! El mejor regalo de todos —bromeó y él se echa a reír.

—Para que te enteres: tú sarcasmo solo alimenta mi ego.

Escucho como las puertas del ascensor se abren y doy un paso fuera.

—Que raro —sigo, mientras escucho como abre la puerta—. ¿Que cosa no alimenta tu ego?

—Calla o tendré que besarte.

Arrugó la nariz.

—Paso, gracias.

Siento sus manos detrás de mi cabeza y un segundo después la luz del departamento me deslumbra completamente.

—¡Feliz Cumpleaños!

Ahogo un grito cuando mis ojos miran a todas las personas frente a mí. Sonrío de inmediato y es Hanna, la ex novia de Alessandro quien se avienta primero a abrazarme.

—¡Te extrañé, linda!

Me da un beso en la mejilla y prosigo a agradecerle a cada uno de los integrantes de Vladik por darme mi abrazo.

—Un año más vieja...—Masón bromea y ruedo los ojos.

Paseo la mirada por la habitación y me encuentro con mis ojos grises favoritos mirándome fijamente y con una media sonrisa. Esta recargado en una de las paredes del fondo y tiene una cerveza en la mano, luce relajado y eso de alguna forma también me relaja.

Me acerco a el y este me rodea con un brazo.

—Felicidades —dice en voz alta para disimular, acerca su boca a mi oído y la piel se me eriza—. Quiero follarte con ese vestido...

Siento un cosquilleo en la entrepierna y el rubor se me sube a las mejillas. Se aleja y da un paso atrás para volver a su lugar de antes y mirarme como si quisiera comerme.

—¿Te ha gustado? —la voz de Damien a mi espalda me hace sonreír por inercia—. Quise invitar a los más cercanos.

—Ha sido muy lindo de tu parte, muchas gracias.

Aedion rueda los ojos y ignoro ese gesto. Ojalá no haya escuchado lo que Damien dijo cuando entramos al departamento, aunque creo que no lo escuchó, de ser así siento que ya hubiese pasado algo.

—¿No se supone que ibas a hacer unas cosas a esta hora?

Aedion interfiere en la conversación y puedo notar ese recelo en su voz.

—Voy a estar un rato por aquí, luego veré que hacer.

—Pensé que eras más responsable con tus socios.

Damien endurece la mandíbula y me pongo tensa, pero Aedion parece que esta sumamente relajado en su lugar.

—Lo soy pero tengo mis tiempos calculados.

—Se nota.

Entro en pánico cuando veo que Damien tiene intenciones de encararlo y lo tomo del brazo con una sonrisa.

—¿Que hay de beber? —es lo primero que se me ocurre preguntarle para captar su atención—. Por favor dime que hay un poco de vino por aquí...

Lo jalo del brazo para dirigirme con el a la cocina y miro por ultima vez al espécimen, el cual tiene clavados sus ojos en mi con intensidad. Se molestará pero si los dejaba ahí mi fiesta iba a terminar en un baño de sangre.

Entro con Damien a la cocina y dejo que eme hable de las marcas de vino mientras me da a probar pequeños sorbos de cada botella. Los coqueteos por su parte no faltaron pero supe esquivar cada uno sin ser grosera o muy obvia.

Durante la próxima hora y media me puse a bailar con Hanna y algunas amigas de los chicos, inclusive Gabriella llegó pero sin Natalie y pude conversar un poco, me felicitó y se bebió un par de shots junto a mi.

No somos amigas pero creo que esta noche algo en ambas cambio, se derrumbo ese muro que impedía que habláramos, y creo que también ayudo que Natalie no estuviese presente.

Mi celular vibra por un mensaje y al sacarlo me doy cuenta de que son tan solo las once de la noche, ya casi termina mi día. Es un mensaje de Aedion y al abrir el chat me es imposible no sonreír.

"Deja de saltar o harás que la verga se me salga del pantalón"

Escribo rápidamente un mensaje.

"Mejor, así puedo saltar sobre ella"

Miro en su dirección y este ya esta leyendo el mensaje, alza los ojos y se encuentra con los míos. A su derecha se pone Massimo y Aedion guarda su teléfono.

Estoy en una esquina con mi copa de vino en la mano, he tratado de no tomar tan rápido porque ya estoy un poco ebria y todavía quiero durar un poco más de tiempo conviviendo antes de que me manden a dormir.

La puerta del departamento se abre y siento como se me revuelve todo el alcohol en el estómago al ver a Natalie cruzar el umbral.

«No dejes que te arruine el momento» Me digo a mí misma y suelto un suspiro pesado.

Miro a Aedion y me percato que ni siquiera se ha dado cuenta de su presencia, es eso o simplemente la está ignorando. De cualquier forma ha estado bien su reacción.

Natalie corre hacia Gabriella con una sonrisa, como si no la hubiese visto en mucho tiempo y me abstengo de hacer una mueca. Va vestida con un top rosa fosforescente y unos shorts de mezclilla que le llega a la mitad del culo.

Si no me cayera mal pensaría que se ve bien, pero como no es así, solo se me ocurre que es para llamar la atención de cierta persona. 

Ruedo los ojos y suelto un suspiro pesado, me bebo de un jalón todo el vino de mi copa y tomo la botella de la que me estaba sirviendo pero esta está vacía.

Sé que probablemente mis voy a la cocina por otra botella alguien va a ir detrás de mi y se bien quien lo hará, así que mis pies se mueven en automático.

Entro en la cocina y me acerco a una de las botellas que Damien dejó sobre la encimera, tomo el saca-corchos y estoy apunto de destapar la botella cuando veo a la persona que esperaba entrando por la puerta.

—¡Hola! me alegra encontrarte aquí —su voz finge felicidad y eso me saca una sonrisa—. Feliz cumpleaños, Angeline.

—Gracias, Natalie.

—Ojalá te la estes pasando muy bien —se pasea del otro lado de la encimera hasta estar frente a mi—. Espero no te sientas incomoda con que yo este aquí.

Su plan no va a salirle porque sé bien como es que jugaré con ella. Sabía que me la encontraría tarde o temprano y tenía que ver como iba a manejar las cosas, si decidía no meterse conmigo yo no iba a tener problema con ello, pero ha escogido la opción que suponía.

Sonrío con sorna.

—¿Por qué iba a incomodarme tu presencia?

—No te hagas la que no sabes, Angeline —la sonrisa se le borra—. Ni siquiera tienes el valor de reconocer mi lugar.

Ahogó una carcajada.

—¿De qué lugar hablas?

—Sabes bien que yo era la mujer de Aedion —tensa la mandíbula—. Que vergüenza tu descaro de hacerte la confundida.

Eras su novia, o al menos eso te hizo creer —me recargó en la encimera—. Y realmente no sé de qué lugar hablas, ¿el lugar de la ex? —elevó una ceja, pensativa—. Es un lugar muy feo como para decirlo con orgullo, ¿no crees? pero tranquila, que aún eres la mejor amiga de Gabriella, eso por lo menos puede significar algo.

—Eres una idiota y tarde o temprano Aedion se dará cuenta de la clase de mujer que eres.

Mi sonrisa se ensancha.

—Cuida tus palabras, Natalie, te escuchas tan corriente y... ardida —suelto un suspiro y me incorporo para seguir con mi labor de abrir el vino—. Ahora entiendo porque Aedion te dejó; no estás a mi nivel.

—¿Qué puedes tener tú que no tenga yo? —sonríe sin gracia.

—Soy hermosa, inteligente, audaz... —quitó el corcho—. Algo que tú jamás serás.

—Eso es lo que crees, pero cuando logré revelar tus verdaderas intenciones veremos quién es más.

—No te equivoques —me sirvo vino en mi copa—. Yo no necesito competir, tan solo me basta con ser yo misma para tener a quien yo quiera a mi lado y aunque te cueste asimilarlo, Aedion y yo nos amamos.

—Eso crees pero siempre vas a ser la otra, la que se metió en mi relación desde un principio.

Niego con la cabeza mientras saboreo el vino en mi paladar.

—No, Natalie, estás muy mal —levanta la barbilla a la defensiva—. Aunque el piso esté parejo, hay niveles; tú y yo no somos iguales.

—Eres...

—La otra siempre será la otra aunque la patrona no esté, pero ya llegue y no me costó trabajo reclamar lo que ya era mío.

Su respiración se acelera, puedo notarlo por cómo se mueve su pecho.

—Aedion nunca te amara como a mi —puedo ver el odio en sus ojos—. Eres una mujer que no vale la pena, sucia y... envidiosa, que lo único que tiene son unos ojos bonitos.

Sonrío con más ganas.

—Recuerda que aquellos que te critican son los que quieren verte distinta, porque ven en ti lo que en ellos jamás podrán ver.

—¿Insinúas que te critico porque quiero tener algo de ti?

—Repítetelo todas las noches para ver si así se te mete en la cabeza; tú y yo no somos iguales. Yo puedo conseguir lo que quiera y a quien quiera cuando yo quiera.

—Eres una mala persona y eso tarde o temprano saldrá a la luz, de eso yo me encargaré.

—Lo que tú me hagas te lo regresaré veinte veces peor —doy un paso más cerca de ella—. La vida es una carrusel que da muchas vueltas y tarde o temprano siempre se cobra con lo que uno más quiere.

—Eres repugnante y tienes razón, nunca seremos iguales porque la diferencia entre tú y yo es que yo si sé amar, y amo a Aedion, pero sé que tú no.

—El dice todo lo contrario —me río—. A mi lado es el hombre más feliz del mundo, sino me crees puedes preguntarle tú misma, aunque ya tienes suficientes pruebas. ¿No te dejo tirada en el club la otra noche?

Su cara está roja del coraje y sus manos están echas puño. Estoy esperando crear algo más que esto, quiero un pretexto más para poder acabar con ella frente a todos, pero cuando pienso que hará algo al respecto Massimo y Kylie entran a la cocina a tropezones.

—Gusto poder hablar contigo, Nat —levantó la copa a modo de brindis—. Esta va por tus penas.

Me echo a reír y solamente escucho como suelta un grito de exasperación.

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Solo puedo decir que es de mis capítulos favoritos hasta ahora.

¿Qué opinan ustedes?

Lxs leo en comentarios. 👀

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