Rebranded- [OC book]

s-somatize által

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El otro ya tiene mucho cluter y ocupo como la mitad de los personajes, así que este será para los nuevos. Bie... Több

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Ira Takahashi- 高橋
Zagreus- Ɀ
Prepare the kids for war.-
野村
Daisuke Nomura - 大輔
La Triada de Aritina
Queendoms
┕Sorcerer ┓
˗ˏ ➶ [Witch]. ✧ ˚
☾ .Beast. ☽
Goddess
Archeron
Pierce Balfour
Marion I de Gran Bretaña
Revenge.
Hera.
Lightbringer
Daughter of the sun
Salve Regina
empire of the vampire
the widower

Band of Brothers

20 1 4
s-somatize által

"𝔄𝔱 𝔩𝔞𝔰𝔱, 𝔴𝔥𝔢𝔫 𝔞𝔩𝔩 𝔬𝔣 𝔱𝔥𝔢 𝔴𝔬𝔯𝔩𝔡 𝔦𝔰 𝔞𝔰𝔩𝔢𝔢𝔭 

𝔜𝔬𝔲 𝔱𝔞𝔨𝔢 𝔦𝔫 𝔱𝔥𝔢 𝔟𝔩𝔞𝔠𝔨𝔫𝔢𝔰𝔰 𝔬𝔣 𝔞𝔦𝔯 

𝔗𝔥𝔢 𝔩𝔦𝔨𝔢𝔰 𝔬𝔣 𝔞 𝔡𝔞𝔯𝔨𝔫𝔢𝔰𝔰 𝔰𝔬 𝔡𝔢𝔢𝔭 

𝔗𝔥𝔞𝔱 𝔊𝔬𝔡 𝔞𝔱 𝔱𝔥𝔢 𝔰𝔱𝔞𝔯𝔱 𝔠𝔬𝔲𝔩𝔡𝔫'𝔱 𝔟𝔢𝔞𝔯".


Elisheva Reitmann, pero muy pocas personas la llaman por su nombre; está acostumbrada a que se refieran a ella como señorita Reitmann, o simplemente como la exorcista, o la stigmata.

Hace 28 años atrás, una adolescente común y corriente dio a luz a un par de mellizos. Echada de casa por sus padres, tradicionalistas y rígidos que no querían nada que ver con una hija casquivana, no tenía los medios para criar a dos bebés. Los dejó a ambos en la puerta de un convento de monjas, esperando que allí pudiesen darles una mejor vida.

Las monjas se quedaron con la niña, Elisheva, y al niño lo entregaron a un monasterio; nunca más sabría de su hermano, ni de su existencia.

Su vida en el convento fue normal (dentro de lo que se puede esperar). Las monjas la cuidaban y educaban, y se preocupaban de mantenerla en el camino correcto; esperando, por supuesto, que Elisheva escogiera el camino de Dios y el celibato también.

Sin embargo, la niña tenía otras intenciones; deseaba llevar una vida normal, y perseguir una carrera profesional. A los dieciocho, habiendo trabajado los últimos años, se decidió a dejar su hogar atrás y armar su propia vida; pero bastó con que pusiera un pie en la calle, para que el rumbo de su destino cambiara radicalmente. Bajo la luz del sol, como en una novela de vampiros, la piel pálida de sus manos se calcinó, dejando dos llagas circulares; al mirar hacia abajo, sintiendo un punzante dolor, notó también que la sangre le chorreaba por el costado del rostro.

Era una stigmata. Elegida por Dios para portar las llagas de Cristo, en señal del poder de su fe.

Fue ahí cuando se supo que Elisheva no era una persona cualquiera. Pocos poseían la convicción que la habían vuelto mensajera de Dios, y por supuesto que su poder espiritual debía ser utilizado. Fue enviada entonces al Vaticano a completar sus estudios teológicos. Nadie pensaba en que una mujer fuera exorcista, mucho menos ella que ya no quería nada que ver con el asunto de la religión.

Una tarde como cualquier otra, se le ofreció acompañar a un sacerdote a visitar una casa que se decía estaba embrujada. Hasta la fecha, desde la primera aparición de las heridas, estas no habían vuelto a sangrar. Se adentraron en la pequeña casita en un pueblo rural en Italia, charlando sobre las escrituras, cuando el dolor lancinante la atacó. Pronto, su sangre manchó el suelo y las mangas de su camiseta.

Resultó ser que la casa estaba efectivamente poseída; y los stigmas de Elisheva respondían a la presencia de los demonios. El vínculo entre ella y las presencias del mal, sería suficiente para dar inicio a su carrera como exorcista. Además, la desconfianza producida por los errores y atrocidades de los sacerdotes, significó que la Iglesia viera una oportunidad en ella: la posibilidad de redimirse con la presencia de una mujer.

Observadora, solitaria y valiente, nunca se ha negado a hacer un exorcismo ni se negará. Nunca ha expresado una gran fe, ni le interesa mucho la doctrina Cristiana más allá de lo que necesita saber para matar demonios y regresarlos al infierno, pero es una persona de moral dura y clara, que siempre hace el bien. No se espanta con nada a estas alturas de su vida, ni siquiera los horrores de los humanos; porque estos siguen siendo unos niños de pecho en comparación con algunas de las criaturas a las que se ha enfrentado.

Es habitual que esté viajando de acá para allá, y rara vez permanece en un mismo lugar por más de un par de meses. Este estilo de vida ha significado su aislamiento de la sociedad, y cuando comparte con los extraños que se cruzan por su camino, suele ser en algún bar. Ha desarrollado la mala costumbre de ahogar sus miedos y la dureza de su vida en el alcohol.

No solo exorcisa demonios, también persigue otras criaturas que le traen mal a la humanidad. Ha matado vampiros y otras cosas inhumanas, y aunque involucra un combate un poco más... físico de lo que frecuenta, puede hacerlo y lo hace bien.

—Tiene un pequeño problema con el alcohol. Cuando tiene la oportunidad, va a un pub a beber hasta que pierde el conocimiento por ahí. No ocurre con frecuencia, pero cuando ocurre, es extremo.

—A pesar de que se sabe todos los versos de memoria en latin y en arameo, se siente más segura cuando lleva su pequeña biblia y su rosario en su bolsillo. Junto con una daga de plata, y una estaca de madera.

—Usa una estrella de David colgada del cuello.

—Nunca se le ve sin sus guantes de cuero negro, que cubren los stigmas que con más frecuencia sangran, y que han permanecido abiertos desde que aparecieron en su cuerpo. Cuando le sangra la frente, en cambio, suele ser indicativo de que la criatura a la que se enfrenta, es mucho más fuerte.

"𝔅𝔲𝔱 𝔰𝔱𝔦𝔩𝔩 𝔱𝔥𝔢 𝔪𝔦𝔫𝔡, 𝔯𝔢𝔧𝔢𝔠𝔱𝔦𝔫' 𝔱𝔥𝔦𝔰 𝔫𝔢𝔴 𝔢𝔪𝔭𝔱𝔶 𝔰𝔭𝔞𝔠𝔢 

𝔉𝔦𝔩𝔩𝔰 𝔦𝔱 𝔴𝔦𝔱𝔥 𝔰𝔬𝔪𝔢𝔱𝔥𝔦𝔫𝔤 𝔬𝔯 𝔰𝔬𝔪𝔢𝔬𝔫𝔢 

𝔑𝔬 𝔠𝔩𝔬𝔰𝔢𝔯 𝔠𝔬𝔲𝔩𝔡 ℑ 𝔟𝔢 𝔱𝔬 𝔊𝔬𝔡 

𝔒𝔯 𝔴𝔥𝔶 𝔥𝔢 𝔴𝔬𝔲𝔩𝔡 𝔡𝔬 𝔴𝔥𝔞𝔱 𝔥𝔢'𝔰 𝔡𝔬𝔫𝔢".

Aaron Xactar, aunque la última vez que alguien lo llamó por su nombre fue hace muchos años atrás; hace 10 años cambió su apellido a Norwood,  y la mayoría de la gente lo llama por este, o como el cazador. 

El otro niño, entregado al monasterio, no estuvo mucho allí; los monjes no tenían tiempo ni herramientas para criar a un bebé, y apenas el papeleo estuvo listo, se lo entregaron al sistema de huérfanos de Inglaterra. Al menos como era aún muy pequeño, rápidamente fue adoptado por una familia granjera. Formaban parte de una pequeña, y aparentemente inofensiva, comunidad rural sin muchos recursos; pero lucían como padres cariñosos y atentos, al menos con sus cuatro hijos biológicos.

Sin embargo, los Xactar no estaban adoptando un niño por los motivos correctos. Sabían que el Estado incentivaba la adopción mediante un generoso fondo de dinero, que iba a dar en la forma de un cheque una vez al mes. Ese era el verdadero objetivo de los Xactar. El pago que ellos harían a cambio, sería enviar al niño a la escuela local (muy a su pesar, porque habrían preferido explotarlo laboralmente también).

La vida de Aaron siempre fue igual. Levantarse temprano desde su colchón en el suelo del granero, ayudar en la granja y correr a la escuela antes de que sus padres encontraran algún motivo para desquitarse con él. Jamás conoció el amor ni la paz, viviendo en permanente alerta por la abusiva familia que le había tocado.

Siempre le recalcaron que él no era su hijo biológico. No era como que fueran muy buenos padres con los otros cuatro, pero al menos ellos dormían dentro de casa y no los golpeaban día por medio.

El primer recuerdo de su vida que Aaron conserva, fue del momento cuando se percató de que algo extraño sucedía en aquel pequeño pueblo en el campo inglés. Hablaban de magia, se reunían como reloj en ciertos momentos del ciclo lunar y le prohibían salir del granero aquellas noches. Algunos llevaban símbolos grabados en la piel, y otros tenían ojos que parecían brillar cuando hablaban en un idioma que sus pequeños oídos no lograban comprender.

Eran brujos. Vivía en un aquelarre. Y no en uno de los buenos, aunque Aaron pronto llegaría a odiarlos a todos por igual. Cuando cumplió los 18 años, no ansiaba nada más que marcharse lejos y jamás mirar atrás; no creyó que sus padres adoptivos tuvieran problemas con ello, considerando que pronto dejarían de recibir la ayuda del gobierno que tanto habían anhelado.

Pero no. Lo dejaron armar su maleta con sus pocas pertenencias y comprar un boleto de autobús para la ciudad más cercana. Lo dejaron caminar hasta la salida del pueblo, mirándolo por ventanas con ojos acusadores. Pero no lo dejaron marchar.

Un grupo de hombres y jóvenes, todos personas que conocía por ser los primeros en llegar a las reuniones del aquelarre (que él más de una vez espió), lo esperaban con palos de beisbol y hachas en la entrada. No lo dejaron marchar.

En su lugar, lo ataron y lo llevaron al centro comunitario del pueblo, donde se llevaban a cabo dichas reuniones. Cortaron su ropa y dibujaron un símbolo extraño en la carne de su espalda; sería un sacrificio. Ahora que ya no cumplía ninguna función para ellos, sería eliminado.

Hasta el día de hoy Aaron no supo qué fue lo que pasó. Pero pidiéndole a gritos a Dios que lo ayudara, un grupo de cazadores entraron al centro, y mataron a todo aquel que se les cruzó. Luego Aaron descubriría que los cuerpos de su familia no se encontraban entre los muertos, pero nunca tendría la valentía de cazarlos.

El grupo de cazadores, liderado por Elias Norwood, in hombre de cincuenta años que luchaba por volver Inglaterra un lugar seguro, policía de día y cazador de noche, lo acogió. Pasó a ser su hijo, y por primera vez en la vida, Aaron recibió algo similar al amor. Era un hombre duro, exigente, pero jamás le levantó una mano; muy por el contrario, lo hizo sentir a salvo. La misión de Elias pasó a ser la de Aaron también, que ingresó a la academia de policía y es actualmente el Sherriff de uno de los condados rurales de Inglaterra; o esa es su fachada, porque en realidad se dedica a cazar brujos y todo tipo de criaturas supernaturales.

—Es amante de los gatos, y tiene uno llamado Caramelo. Naranjo, por supuesto.

—Conserva la cicatriz con el símbolo hasta el presente, aunque Elias le ha ofrecido muchas veces que vaya a ver a un cirujano plástico. O bien, quemar la marca. Pero él se niega; considera que es parte esencial de quién es.

—Por supuesto que siempre va armado con pistolas y balas de plata, pero su arma favorita en combate es una larga espada bendita.

—Acostumbra usar armadura de metal, o trozos de esta, puesto que parece ser uno de los pocos materiales que las garras y dientes de los monstruos no logran perforar. Ni siquiera los chalecos antibalas son tan efectivos.

Olvasás folytatása

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