—¿Vas a ir a casa en las vacaciones? —pregunté.
Jaden sonrió amargamente.
—No es como que tenga a quién visitar...
—¿Por qué no....vienes conmigo? —inquirí detenidamente—. Quiero decir, mis padres harán una comida, Elai e Isabel estarán ahí. Aun no sé si Damon vaya, pero podrías estar ahí. Ya sabes, ¿no? Con mi familia incómoda —me reí.
Él empezó a sonreír, lo que me hizo querer darle un golpe en la cara.
—Es lo más lindo que has dicho hasta ahora —dijo.
—No entiendo, no dije nada como eso.
—Incluirme en tu vida de por sí ya es algo bastante lindo.
—¿Por qué todo tienes que volverlo tan romántico? Solo es una comida y ya. Además, también necesito convencer a Damon, tal vez puedas ayudarme.
—¿Por qué no le pides ayuda a Ellie? Parece que a Damon le agrada.
Estreché los ojos.
—Define agradar, ¿así como gustar?
Él se río.
—No sé, ¿por qué no se lo preguntas a él?
En estos momentos, luego de conocer la verdadera historia sobre Ethan, pensaba que después de todo no era tan mala idea que Damon y Ellie estén juntos, ya que él no asesinó a su hermano y no tiene nada qué ocultar (a excepción de la parte que lo conocía), pero creo que ella puede superarlo, no es tan rencorosa como yo.
—Mmm, sabes algo, ¿no? —inquirí.
—¿Algo como qué? —fingió demencia.
—Está bien, ya vi que lo que sea no me lo dirás.
Pero no hacía faltar indagar mucho, era evidente que a Ellie le gustaba Damon y viceversa.
—No puedo creer que le tengas más lealtad a mi hermano que a mí —murmuré.
—No vas a enojarte por eso, ¿o si? —sonrió con diversión, tratando de abrazarme, pero me lo quité de encima, al punto que empezamos a forcejear y caímos en la cama. Me acarició la mejilla con un dedo cuando yo me negaba a mirarlo—. No te enojes. Le soy fiel a mi nuecesita.
—¿Cuándo vas a dejar de decirme así? —solté.
—Cuando dejes de molestarte por ello.
Fruncí el ceño. Obviamente nunca iba a dejar de molestarme.
....
Caminando, me topé a Mikhail, a quien ignoré.
—Dam —me llamó.
—No....me llames así —dije a regañadientes, mirando por encima de mi hombro. Ya era lo bastante molesto escucharlo, más si era pronunciando mi nombre de forma cariñosa. Sentía un pinchazo en el corazón cada vez que lo recordaba, pues no hacía falta verlo, para que ese pensamiento de que me había utilizado estuviera presente en mi cabeza todo el tiempo.
—¿Alguna vez vas a perdonarme? No tenemos que ser los mejores amigos, pero al menos podemos llevarnos bien.
Mis labios se unieron en una sonrisa.
—¿Sabes qué pasó con la última persona a la que llamé mi mejor amigo?
—Jaden, lo sé, ahora están juntos.
—No —giré sobre mis talones, poniendo una mirada frívola—. Me utilizó y yo hice igual —su expresión se contrajo—. Solo quería que me ayudarás a resolver el caso de mi hermano, ahora conozco la verdad, creo que ya no te necesito ni tu a mí —sin escuchar más, me marché.
No me dolía tratarlo como lo hacía, en parte sentí que se lo merecía, pero...
Sé que ahora no estoy solo, sin embargo, no sé por qué su ausencia me lastima. No lo quiero cerca, lo tengo muy claro, pero sigue importándome lo que le suceda y esta...frustrante.
....
Bien.
El plan "reconciliación con Damon" había marchado bien hasta ahora, solo faltaba la parte en la que me acompañaba a casa y lográbamos ser una familia feliz. O al menos quitar la parte en la que nos la pasábamos discutiendo.
Primero comeríamos un helado, y enfocaría la atención solo en mí, redireccionándola hacia él disimuladamente. Para ello, le pedí a Ellie que nos acompañara, tal vez con ella ahí tendría más tacto.
Lo invité con la excusa más tonta posible, ¿el creería eso? Porque si es así, es un idiota. Él sabe perfectamente que no soy muy dado a hablar de mis sentimientos, así que una reunión para resolver mis asuntos personales puede no sonar muy creíble, pero dado que no tengo una idea mejor, es lo que haré.
—Ah...yo... —hice una mueca, mientras ambos me miraban expectantes. Con algo debía de empezar, no podía ir simplemente al grano; sería bastante obvio—. Bueno, Jaden y yo nos besamos y cosas así raras, ya saben, de contacto físico.
Damon frunció el ceño, a lo que Ellie apretó los labios conteniendo una risa.
—¿Papá nunca te dio la plática del globito?
—¿Qué? Agh —meneé las manos—. N-no me refiero a eso, es que estoy confundido. Le dije que no quería nada serio, pero lo invité a comer con nosotros —escupí, uniendo los labios en una fina línea.
Eso es, una buena manera de meter el tema de la cena. Ahora él debía preguntarme de qué le hablo y tengo que hacerlo sentir tan mal, a tal punto que sienta lástima por nuestros padres y vaya.
—Nosotros, ¿quiénes? —arqueó una ceja.
—Mamá y papá quieren vernos para fin de año —solté, haciendo que sus ojos se engrandecieran—. Sé que sería raro, porque no los ves en años, pero...
Damon pestañeó repetidas veces antes de hacer una seña con la mano para hacerme callar.
—Estábamos hablando de ti. Yo no pienso ir a esa cena.
—Faltan unos días, aún puedes pensarlo.
—No tengo nada que pensar —se puso de pie, dejando el dinero sobre la mesa e inmediatamente lo perseguimos. Casi nos cierra la puerta en la cara, de no haber sido porque fuimos más rápidos—. Tú debiste pensarlo antes de invitarme aquí con esa estúpida excusa de hablar sobre tus sentimientos.
—Damián tiene razón —siguió Ellie—. Tal vez si lo piensas un poco más.
—No tengo nada qué pensar —continuó con aquella postura en negación.
—Claro que sí. No es algo que se tome a la ligera. Si no vas, nuestros padres se decepcionarán —dije apresuradamente.
—Más los decepcionará que vaya y vean en lo que me he convertido, créeme.
—Seas lo que seas, eres su hijo, y ellos tus padres. Nunca podrás escapar de eso.
Damon paró en seco, haciendo que nos detuviéramos abruptamente.
—Damián tiene razón, Damon —añadió Ellie—. Sé que dijiste que mi familia no es como la tuya, y no tiene que serlo, pero se quieren a su manera, y si te insisten demasiado es porque quizás te quieren de vuelta. Ya tuviste tiempo para estar enojado, triste... —esto último lo hizo estremecer —, pero ahora date tiempo para perdonar, y ser feliz.
—No....necesito tiempo —por un momento se le fue el aliento—. Necesito espacio, de ustedes, por favor déjenme tranquilo.
Tal vez tenía razón o no, pero independientemente de eso sí que estábamos ejerciendo demasiada presión en ello y eso lo asfixiaba.
—Lo siento, Damián.
—Está bien, hiciste lo que pudiste, a veces sale bien, y otras no tanto, pero así es Damon, en algún momento lo verá.
—¿Por qué...está tan enfadado? Son sus padres, y ustedes sus hermanos, su familia. Lo que yo daría por tener a la mía.
—No creo que esté enfadado, solo no sabe cómo reaccionar.
O es lo que creía. En realidad ni siquiera puedo imaginar cómo se siente al respecto.
...
—¿Desde cuándo aprendiste a manejar? —una sonrisa se asomó en mi rostro con Jaden al volante.
—Mm, bueno, años sin Angel, tuve que hacer algo.
Yo me reí.
—¿Y qué más sabes hacer? ¿Aprendiste a cocinar?
—Ah...no, no realmente, pero lo intento.
—Oye, él está en tu casa, ¿no? ¿Por qué no vamos?
—De hecho, yo...yo no voy a quedarme ahí. Renté un hotel cerca.
Arqueé una ceja. No pensé que fuera tan grave, es más, me resultaba extraño que siquiera hayan discutido. Durante todo el tiempo que los conocía, jamás los vi discutir (al menos no de manera seria).
Pensé en decirle que se quedara en mi casa, pero creo que sería demasiado, además no quería que tuviera que ver algunas de las cosas que pasan ahí.
Luego de un rato, aparcó el auto frente a la casa, que se veía grande y atemorizante desde aquí. Me quedé en el auto, paralizado por todos los recuerdos que me traía volver. Aquí es donde había crecido, pero también un lugar en el que no me gustaba estar.
Al traspasar la puerta, los ojos de mi madre se cruzaron conmigo.
—Hola, ma —murmuré sin esperar que iba abrazarme.
—Siento que no te he visto hace mucho. ¿Te cambiaste el look? —tomó mi cara en sus manos.
—En realidad no...solo no me he cortado el cabello.
—Oh —salió de sus labios al encontrar su mirada con Jaden—. ¿Siguen siendo amigos? Creí que tú y Damián...
—Mamá... —la interrumpí. Mamá no sabía de mi extraña relación con él, ni que nos habíamos besado o que inclusive peleamos, pero dado a que dejé de venir con él la casa, supuso lo ya visto—. Es muy temprano para el interrogatorio, ¿por qué no... —busqué con la mirada por encima de su cabeza algo con qué distraerla—, vas a la cocina? Creo que algo se quema.
—¿Qué? —giró el cuello—. Pero se supone que tu padre está cuidando la comida. ¡William! —gritó histérica, corriendo hacia allá.
Jaden se metió las manos a los bolsillos.
—Tu familia es...peculiar.
—Por algo nunca quise que te acercaras a ellos.
Él ladeó la cabeza, sonriendo.
—¿Y qué cambió ahora?
—Somos novios, ¿qué más? —me encogí de hombros, caminando a otro lado—. No iba a poder evitarlo por siempre.
Su expresión se tiñó de emoción, alcanzándome el paso para abrazarme la cintura.
—¿Eso vino de tus labios? —su sonrisa fue presuntuosa.
—Tampoco dije que vaya a pedirte matrimonio —gruñí.
—Lo sé. Yo lo haré.
Una oleada de calor subió de golpe a mi cara.
—Ya quítate de encima...
Focejeamos hasta que escuché el timbre de la puerta y lo hice a un lado. Al abrirla me encontré con Ellie al otro lado.
—Ah, Ellie.
—Hola —Jaden la saludó con una sonrisa tras mi espalda, levantando la mano y ella le devolvió el gesto.
—Es verdad —dije—. Ustedes no se conocen, ¿no?
—Oh, bueno —ella empezó—. Nos vimos en la feria, y cuando iba a ver a Anne —sus ojos se abrieron—. Ah, digo...y lo conozco de las cosas que me has platicado de él —apreté la mandíbula y sus ojos se abrieron aún más, cambiando su tono de piel por uno pálido—. Eh...decía...de lo que yo he visto, no sé mucho, la verdad —llevó un mechón de su cabello tras su oreja, finalmente haciéndose pequeña.
—Ahh, entonces hablas de mí —Jaden sonrió ladino y yo me mantuve serio, girándome hacia él.
—Y tú vas a ver a Anne —mi voz salió monocorde y su cara se puso pálida, apretando los labios.
—¿Qué hacen todos en la puerta? ¿Por qué no pasan? —Elai hizo acto de presencia, asomándose por encima de la cabeza de Ellie.
—Lo que faltaba...—murmuré.
—¿Verdad? Estuve por no venir, pero sin mí no sería lo mismo —se tocó el pecho orgulloso—. ¿Y Damon? —estrechó los ojos.
—No va a venir —contesté, dirigiéndome a la mesa, seguido por los demás.
—¿Y ustedes desde cuándo se conocen? —preguntó Ellie curiosa, con Jaden volteándome a ver.
—No lo recuerdo —respondí.
Jaden inclinó la mirada con una sonrisa.
—Yo sí. Damián había golpeado a uno de los chicos del equipo de fútbol.
—Aun no era parte del equipo —interferí.
—Así que como a mí tampoco me agradaba, quise saber quién le había hecho eso en la nariz —se rio—. Y cuando busqué al responsable, resultó ser el chico problemático de la clase.
—Eso suena tan cliché —susurró Elai.
—Creí que había borrado ese momento de mi memoria... —refugié mi rostro en mis manos con las orejas ardiendo.
—Ahhh, ya me acordé —secundó Elai—. ¿Y luego se hicieron amigos?
—No, él me odiaba.
—Como a todos —dijo Ellie.
—Si, ese día fue bastante molesto, pero no pude enojarme con él.
—¿Gracias? —fruncí el ceño, ofendido.
—¡Todos están aquí! —exclamó papá, saliendo de la cocina acompañado por mamá.
«No todos»
Mamá sonrió, hasta que sus ojos se detuvieron en Ellie, borrando lentamente su sonrisa.
—Oh... —escapó de sus labios.
Demonios...
Todos notamos su inusual mirada, que se concentrada en detallar su rostro, provocando que incluso ella sonriera a dientes apretados sin comprender. Era muy fácil darse cuenta que ella era hermana de Ethan, pues a pesar de que su tez era más clara, ambos compartían los ojos marrones, el cabello castaño y la nariz pequeña y resignada, al igual que la mandíbula chica y marcada. Eran como dos gotas de agua del mismo vaso, tal vez por eso a Damon le gustaban.
—Sé que Damián y tú se conocen desde hace años, pero él no solía invitar amigos —rompió el silencio incómodo que se había generado.
—Bueno, más vale tarde que nunca —Ellie se rio y todos tomamos asiento.
—Ojalá pudiera decir lo mismo de mi otro hijo —miró el plato vacío.
—¿Habla de Damon? —inquirió y mamá la miró—. Ah, lo siento, si quiere no hablamos sobre él.
—Está bien. Para nadie es un secreto que no lo hemos vuelto ver desde lo que sucedió.
—Mamá, no creo que Ellie quiera saber eso —hice una mueca.
—Tu hijo tiene razón, mejor comamos —añadió papá, a lo que todos obedecimos.
—Como lo siento, Damián —me susurró Ellie a mi lado—. De verdad traté de que viniera.
—No es tu culpa, Damon sabe lo que hace, sabe a quién lastima, y en especial sabe que se lastima a él mismo.
—Pero no lo entiendo, ¿es su manera de torturarse por lo que hizo?
¿Torturarse? No lo había visto, creo que estuve tan enfrascado en cómo me sentía yo, que no fui capaz de ver cómo mi hermano se destruía.
—Debes ser la hija de los Ackerman —objetó papá.
—Lo soy. Estoy agradecida por invitarme.
—Bueno, Damián insistió mucho. Es el menor, se le quiere y se le consiente.
—Papá, no tienes que decir eso...
Ella se rio bajito, ocasionando una risa en papá también. Creo que a la gente le encanta molestarme.
—Oí que estudias con él. ¿Por qué decidiste irte?
—Bueno...mi hermano falleció hace algunos años, también mis padres, por lo que no sabía qué hacer con mi vida —se rio—. Por suerte tenía a Damián y él fue quien me propuso ir a esa universidad.
Papá se pasó el bocado y dejó los cubiertos.
—¿Tu hermano era Ethan?
—¿Cómo lo...
—Amm, papá —interrumpí, abrutamente—. ¿Sabías que... —tragué saliva—...que tengo novio? —me costó decir, y fue la gran sorpresa para todos. Nadie esperaría que yo dijera algo así.
—¿Quién? ¿Por qué no está aquí? —él miró a los lados y a Elai se le salió una risita.
—Es porque... —apreté los dientes, maldiciendo internamente—...de hecho él está a lado mío.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente como si se le fueran a salir, redirigiéndolos a Jaden.
—¿No eran mejores amigos?
Elai soltó una carcajada con comida en la boca.
—Lo mismo decía él, pero los amigos no se besan en la boca.
Le lancé una mirada fulminante.
—¿Que ustedes qué? —mamá parpadeó confundida, pasándose el bocado con dificultad.
—Ahg —exhalé, mezclado con un gruñido—. Tampoco tienen que saber todos los detalles.
—No, adelante, hermanito, nos contabas —Elai entrelazó las manos, poniéndolas bajo su barbilla y lo miré mal.
—Sí, Damián, ¿cómo fue que pasó? —Jaden sonrió coquetamente, recargando su mejilla en su mano.
—Es verdad, tampoco conozco esa parte de la historia —siguió Ellie.
—Los. Odio —recalqué, poniendo los ojos en blanco, seguido por sus risas, hasta que una mujer irrumpió.
—Perdón por interrumpir. Pero, señores, hay alguien en la puerta que dice conocerlos.
Todos nos miramos entre sí. Era obvio que no esperábamos a nadie más.
—¿Te dijo su nombre? —preguntó mamá.
—No, sólo que ustedes sabrían quién es.
—Dile que pase —ordenó ella.
Los pasos de un tacón se hicieron presentes, cuando su pie atravesó la habitación, llegando con un porte elegante, portando un traje color negro. Damon era experto para hacer entradas dramáticas. Mamá pareció conmocionarse al verlo y Ellie lució alegre por ello, como si ambas lo hubieran esperado de igual manera.
—¿Aun hay lugar para mí? —actuó casual.
Mamá sin poder ocultar mucho su emoción, sonrió de la boca a las orejas.
—Claro, ven, siéntate —le dijo
Damon encontró su lugar y buscó los ojos de Ellie, otorgándole una pequeña sonrisa.
Demonios, si Ellie era capaz de hacer que Damon se reuniera con nosotros, no sé qué más haría.
¿Tal vez evitar el problema que estaba por venir?
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Uyyy, qué será lo que se está por venir? Solo les puedo decir que tiene que ver con alguien que queremos mucho 🤭