Serendipia (Albalia)

By soul__10

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Serendipia: Hallazgo valiosos que se produce de manera accidental o causal. Berlín 1937 Alba es una chica de... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Epílogo

Capitulo 48

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By soul__10

Flashback

Alba se despertó cuando dejó de sentir el movimiento del coche. Abrió los ojos desorientada hasta que vio a sus padres sentados delante de ella en el coche familiar. También notó una reconfortante presencia contra ella y al mirar se encontró a Olivia apoyada contra ella, la recolocó para que estuviera mejor y volvió a abrazarla. Entonces prestó atención a la conversación que sus padres estaban teniendo con un soldado, que por su uniforme parecía americano. Casi salta de la emoción al oír lo que decía, que hacía tres días que había liberado Mauthausen-Gusen. Tenía que encontrar a Natalia.

- ¡Vamos! – Dijo Alba con énfasis a la vez que sobresaltaba a sus padres.

- Cariño... - Empezó a decir Rafi.

- ¡No! – Estamos más cerca de Austria que de Berlín. – Se quejó Alba.

- Pero vosotras necesitáis descansar y recuperaros. – Apuntó Rafi.

- Ya descansaremos. – Insistía Alba.

- Iremos a casa. – Ahora fue Miguel el que habló. – Os dejamos con tu abuela y tu madre y yo vamos a buscar a Natalia.

- No merece la pena. – Insistía Alba. – Porque igualmente voy a ir con vosotros.

- Cariño... - Volvió a intentar Rafi.

- No. Esto no es discutible. – Dijo Alba con vehemencia.

- Yo también voy. – Dijo Marilia, siendo ahora ella la que sobresaltara a todos. – Puede que Sabela esté allí.

- Pero... - Empezó a decir Rafi aunque se calló al ver la decisión en la cara de ambas. – Está bien, pero pararemos a dormir en algún sitio esta noche y ya llegaremos mañana por la mañana. Y eso no lo voy a discutir.

Ambas jóvenes asintieron con la cabeza aceptando ese pequeño retraso en su llegada.

Finalmente hicieron una pausa antes de llegar a la frontera con Austria, alojándose en un pequeño hostal donde también se alojaban soldados americanos. Alba no terminaba de entender porque los americanos los ayudaban tanto, eran el enemigo ¿no?

Después de una buena comida, al menos para las tres personas que llevaban tanto tiempo encerradas en un campo de concentración, esa comida era sin duda un gran manjar, se fueron a dormir en la habitación que les habían asignado. La habitación contaba con dos camas de matrimonio y un pequeño baño. Lo primero que hicieron fueron bañarse. Marilia se recreó en la bañera y después Alba se metió junto con Olivia y no salieron hasta que ambas dejaron de sentirse sucias. Sus padres habían metido algo de ropa de Alba y Natalia en una maleta y Alba la compartió con Marilia, pudiendo por fin deshacerse de aquellos asquerosos y apestosos uniformes. Encontrar ropa para Olivia fue algo más complicado, pero mientras las chicas se bañaban Miguel y Rafi fueron a comprar algo de comida al pueblo para el viaje y de paso mirar si encontraban algo de ropa para la niña. Finalmente compraron un par de conjuntos infantiles y un pijama que le venía un poco grande, pero que no tardaría en quedarle pequeño.

Al final las tres se sentían limpias, incluso antes del baño y mientras esperaban la cena del hotel, Rafi las había ayudado a embadurnarse el pelo con vinagre para quitar los piojos y cualquier bicho que pudieran haber cogido en el campo.

Y pese a tener que compartir cama, algo a lo que estaban más que acostumbradas, por fin pudieron dormir en un sitio limpio y sobre todo, seguras.

Al día siguiente se levantaron y después de desayunar recorrieron los kilómetros que les quedaban siendo acompañados por un par de camiones con soldados americanos que también se dirigían a Mauthausen-Gusen. Hicieron una pequeña pausa para comer poco antes de llegar al campo, porque tanto Miguel como Rafi sabían que una vez allí no habría forma de hacer comer a su hija. Finalmente pasado el medio día llegaban al campo de concentración encontrándose otra vez con el horror.

Encontrar a alguien allí era un caos, había demasiada gente, todos en condiciones bastante deplorables y nadie parecía saber si había una lista con los presos. Finalmente se dividieron, Rafi y Alba se acercarían al hospital y Miguel y Marilia irían a averiguar si había alguna lista de nombres, sabían que Natalia tendría que estar allí, pero no sabían nada de Sabela. Quedaron en encontrarse en el coche más tarde. Olivia quiso ir con Alba pero después de mucho insistir la rubia, finalmente se fue con Miguel y Marilia. Alba no quería que Olivia entrara en el hospital, ya había visto demasiado para su corta edad y no hacía falta que reviviera todo lo que le había pasado en esos meses, a parte de que tampoco quería que se contagiara de algo.

Rafi y Alba entraron en el precario hospital montado por la Cruz Roja. Estaba completamente abarrotado con esqueléticas personas en los camastros y con personal corriendo de un lado para otro. Decidieron dividirse para abarcar más terreno, no tenía sentido preguntar nada al personal que corría arriba y abajo así que decidieron buscar cara por cara hasta dar con alguna conocida.

Alba, finalmente la encontró, quedándose parada al lado de su cama, contemplando a una Natalia esquelética. Ella también lo estaba pero Natalia lo parecía mucho más. No pudo evitar que las lágrimas vinieran a sus ojos al ver el estado Natalia. Se fijó en el pequeño papel que había en la cama y donde ponía el diagnostico y el tratamiento: disentería. Sabía que era algo grabe pero que si se trataba correctamente había muchas posibilidades de sobrevivir.

Finalmente la rubia se sentó en el borde de la cama cogiendo una de las manos de Natalia entre las suyas contemplándola en silencio. Alba no sabía cuánto llevaba así, varios minutos como mínimo, cuando finalmente esos preciosos ojos que tanto adoraba y que tanto había echado de menos se abrieron.

- ¿Estoy muerta? – Fue lo que salió de esos preciosos y carnosos labios que Alba llevaba tanto tiempo deseando besar.

- No mi amor. – Dijo Alba capturando finalmente esos extrañados labios entre los suyos.

Fin del Flashback

Alba se quedó contemplando a Natalia mientras dormía. Parecía plácida e incluso una ligera sonrisa asomaba de sus labios, Alba no pudo hacer otra cosa que contagiarse de esa pequeña sonrisa. La había encontrado, volvían a estar juntas y no dejaría que nada ni nadie las volviera a separar.

Después de un buen rato Rafi volvió acompañada por el resto. Olivia se abrazó a Alba que sin dudarlo la acogió entre sus brazos. Si algo le había quedado claro a todo el mundo en ese rato que ambas habían estado separadas, era que Olivia no quería estar separada de Alba, parecía que era en el único sitio donde se sentía segura.

Miguel y Marilia informaron de que no habían encontrado a Sabela, habían mirado por el campo pero no la habían visto y en los registros tampoco habían encontrado nada aunque estaban bastante desactualizados.

Alba intentaba animar a Marilia diciéndole que la encontrarían pero ésta parecía bastante abatida.

Miguel estaba comentado como hacerlo para poderse marchar todas, cuando Natalia volvió a abrir los ojos encontrándose con una estampa inesperada. Le costó, pero logró reconocer a una Marilia bastante desmejorada, pero además, le impactó bastante ver a una pequeña castaña abrazada a Alba, una Alba que le acariciaba con ternura el cabello y que no parecía tener intención de soltarla, protegiéndola.

Marilia sonrió al percatarse de que Natalia estaba despierta y se acercó a la cama para saludarla. Se fundieron en un tierno abrazo sin decirse nada, ya habría tiempo para hacerlo.

Alba también se acercó a la cama, con Olivia cogida de la mano. Se sentó y atrajo a Olivia entre sus piernas.

- Nat, esta es Olivia. Olivia esta es Natalia.

- Hola. – Dijo Olivia con una tímida sonrisa. – Alba me ha hablado de ti.

- ¿Sí? – Dijo Natalia. - ¿Cosas buenas? – Preguntó viendo como la pequeña asentía con vergüenza.

En ese momento alargó su mano hacia el cuello de Alba, había visto algo que le había llamado la atención, y Alba se acercó más a Natalia dejando que cogiera entre sus manos el colgante del medio corazón, que se había colocado nada más el campo fue liberado. Natalia alargó su otra mano hacia su propio cuello sacando su propio colgante, que también se había colocado al ser liberados. Alba alargó la mano para coger el colgante entre sus manos, acariciándolo con ternura antes de acercar sus labios a los de Natalia para fundirse en otro tierno beso.

Oyeron una pequeña risa y vieron a Olivia que las miraba asombrada. Alba le revolvió el pelo haciéndola reír y Natalia sonrió a la pequeña, no sabía su historia pero estaba claro que había conquistado el corazón de su rubia. Ahora iba a tener que compartirla.

En ese momento Miguel aprovechó para hablar sobre como iban a volver todos a casa. Mientras buscaban a Sabela, Miguel se había encontrado con un hombre que había ido hasta allí en busca de su mujer y su hija, encontrándolas finalmente aunque en un estado bastante precario. Miguel se comprometió a ayudarlos, dándoles los cuidados y la comida necesaria, y a cambio él llevaría a Africa y Thiago, acercándolos a casa. Habían decidido hacer el viaje por etapas, parando en Munich, Núremberg y finalmente Dresde, de donde eran originarios la familia. Desde allí harían el viaje todo juntos en el pequeño coche de Miguel, hasta Buckow. Esperaban que esas distancias no tardaran mucho más de medio día en recorrerlas para que así las chicas pudieran descansar entre etapa y etapa.

Ese mismo día pusieron en marcha todos los preparativos para irse. Miguel había sido previsor y llevaba material médico en el coche, contaba varios sueros y antibióticos que eran indispensables para Africa y Natalia, además de comida, aunque comprarían más antes de salir de Austria porque en Alemania esos días era bastante complicado. Ese día hicieron un pequeño trayecto hasta Linz, donde todos se alojaron en un hotel. Habían decidido que hidratarían a Africa y Natalia con sueros durante la noche y que durante el viaje tendría que ir bebiendo agua porque sería complicado mantener los sueros en funcionamiento durante el trayecto y lo primordial era que se hidrataran y que los antibióticos empezaran a hacer su efecto.

Africa había aceptado el ofrecimiento de irse con ellos. No tenía a donde ir, ni con quien, y Natalia y ella se habían hecho muy cercanas, ¿Quién diría que de algo tan horrible podía salir algo bueno?

Finalmente, después de cinco largos y agotadores días de viaje, viendo mucha devastación por el camino, llegaron a Buckow, que parecía haberse salvado de la destrucción. La abuela Reche los estaba esperando ansiosa y pese a intentar controlarse no pudo evitar horrorizarse al ver a las chicas y como venían. Lo primero que hizo fue abrazar a su nieta y a Natalia. Después Alba le presentó a la pequeña y tímida Olivia que no se soltaba de Alba por nada del mundo. Hicieron turnos para asearse. Rafi ayudó a Africa, aposentándola en una de las habitaciones de invitados acompañada de su hijo y de Marilia, que dormiría con ella ya que no había más espacio. Alba y Natalia compartirían la habitación de la rubia, junto con la pequeña lapa de Alba.

Alba fue la que ayudó a Natalia a asearse, durante esos días lo había hecho su madre para que ella descansara, pero ese día quería hacerlo ella, quería cuidar de su chica. No pudo evitar horrorizarse cuando vio la larga cicatriz que le recorría la espalda, como tampoco pudo evitar reseguirla con la yema de los dedos mientras dejaba escapar algunas lágrimas. Se abrazaron durante unos instantes antes de que Alba terminara de asear a Natalia. Una vez la hubo acomodado en la cama, volviéndole a poner el suero, fue su turno y el de Olivia para asearse.

Poco después la cena estaba lista y comieron las tres en la habitación. La pequeña Olivia no tardó en quedarse dormida y Alba y Natalia aprovecharon el momento para hablar y contarse todo lo que había sucedido en esos meses, para consolarse y comprenderse. A Alba le encantó ver que su chica, pese a las circunstancias vividas, no había perdido su esencia y había seguido defendiendo a los demás y metiéndose en el medio, ayudando, aunque Alba odió con todo su ser a Isaac por obligar a Natalia a oír todo lo que le hizo. Y Natalia se fascinó con la historia de Olivia y Alba, estaba claro que esa pequeña había entrado en la vida de la rubia y que ésta no pensaba soltarla, y sin duda Natalia la apoyaría, igual que la ayudaría con el bebé . Puede que no pudieran ser una familia con todas la de ley, pero sin duda su familia estaba empezando a tomar forma.

Se durmieron las tres abrazadas, Alba en medio, con Olivia y Natalia abrazada a cada lado suyo y con ella envolviéndolas entre sus brazos. Esa noche lograron dormir sin pesadillas, agotadas, pero Natalia se despertó un par de veces por necesidad de ir al baño, cosa que Alba no dudó en ayudarla a conseguir, esperando que pronto los antibióticos hicieran efecto y disminuyeran esas diarreas. Al menos la fiebre había remitido y desde hacía dos días parecía que ya no tenía, eso era una buena señal para Alba.

Los días siguientes fueron pasando. Natalia y Africa se recuperaban poco a poco de su enfermedad y todas comían con gana todo lo preparado por la abuela Reche, engordando poco a poco. También poco a poco fueron explicando sus experiencias.

Miguel juró y perjuró que Isaac pagaría por todo lo que le había hecho a su hija, y también a Natalia. Ambos padres estaban pendientes de su hija y de Natalia, de que supieran que los tenían allí si necesitaban hablar algo, sacar a fuera sus miedos o inquietudes, explicar todo el horror vivido. También estaban pendientes del evidente avanzado estado de gestación de Alba. Sabían que debido al estado de Alba el bebé podría llegar antes de tiempo, pero esperaban que aguantara lo máximo posible porque también sabían que debido al grado de desnutrición de Alba el bebé podría nacer igualmente desnutrido.

Alba se sorprendió cuando su padre le contó que llevaba dos años trabajando para los americanos, contándoles cualquier cosa de la que oyera hablar en la clínica a los soldados y oficiales. Cuando se llevaron a Alba y Natalia solo pidió a cambio de continuar con su ayuda que le ayudaran a llegar a ellas cuando consiguieran liberar los campos. Cosa que prometieron y por eso no habían tenido dificultades para atravesar el país en guerra, los americanos los habían acompañado y le habían suministrado el combustible necesario para el coche, comida para varios días y el salvoconducto necesario para que se pudieran mover por el país y las patrullas los dejaran pasar.

Por otro lado, durante esos días que estaban pasando en Buckow, Miguel se había acercado varios días a Berlín intentado indagar sobre Sabela y los Lacunza, aunque todo era un completo caos. No había gobierno, los aliados intentaban mantener el orden y la calma, la gente buscaba desesperada a sus familiares y amigos... Además, Berlín había quedado seriamente dañada por los bombardeos y se estimaba que una tercera parte de la cuidad había sido devastada por las bombas, por lo que la movilidad por las calles de Berlín era complicada.

El primer día que Miguel se marchó llevaban tres días en Buckow, todos pensaban que había ido a Berlín, pero en realidad había ido a Postdam a buscar a la abuela de Natalia. Natalia se echó a llorar al ver a su abuela y abuela y nieta se abrazaron con fuerza durante mucho rato, sin decir nada, para más tarde Natalia contarle todo lo que había pasado.

Las noches eran lo que peor llevaban todas. Cuando no era una la que se despertaba con pesadillas, era otra. Aunque por suerte siempre había alguien dispuesto a consolar y calmar. Alba se dio cuenta de que a Olivia la aterrorizaban los ruidos fuertes una noche de tormenta que se despertó llena de pánico pensando que volvían a bombardearlos. Alba y Natalia intentaron tranquilizarla diciéndole que solo era una tormenta, pero el estado de pánico duró lo mismo que la tormenta, con Olivia temblando y llorando en los brazos de Alba que la abrazaba con fuerza y la acariciaba, sin saber que más hacer para tranquilizarla.

La abuela de Alba había conseguido encontrar varias muñecas y juguetes de cuando su nieta era pequeña y los repartió entre Thiago y Olivia. Olivia se aferró a una muñeca en especial y no la soltaba por nada del mundo, todos la miraban enternecidos porque había sido una de las muñecas favoritas de la rubia cuando era pequeña y también había ido a todos lados con ella, a lo mejor eso significaba que Olivia y Alba estaban destinadas a encontrarse. Thiago por su parte miró alucinado todos esos juguetes, no sabía ni lo que eran porque nunca había tenido ninguno, su vida había transcurrido siempre en un mugriento barracón, solo, hasta que su madre volvía después de horas de extenuante trabajo, para él la vida era eso, esconderse en el barracón y esperar a su madre.

Olivia y Thiago , pese a la diferencia de edad no tardaron en congeniar, y la pequeña castaña no dudaba en enseñarle todos los juegos que conocía, eso sí, nunca le dejaba tocar su muñeca.

Pasaron dos semanas en Buckow y finalmente decidieron volver a Berlín. Su casa no había sido dañada por los bombardeos así que podrían vivir allí sin problemas. Además querían estar allí por si Alba daba a luz, podría ser un parto complicado debido al estado de la rubia y preferían estar en una gran ciudad cerca de un hospital.

Miguel hizo dos viajes para llevarlos a todos y que tampoco tuvieran que ir muy apretujados. Olivia quedó fascinada con la casa de los Reche en Berlín, la de la abuela era grande, pero esa lo era mucho más.

El mismo día que llegaron, los Medina fueron a visitarlos, viendo horrorizados los efectos de los campos de concentración en las chicas, y eso que ya estaban algo recuperadas, físicamente hablando, y sabiendo que si no se hubieran escondido, ellos habrían terminado igual o peor, muertos.

Una semana más tarde llamaron al timbre de la puerta. Natalia y Marta estaban en el salón jugando con Olivia y Thiago. Miguel se había ido a intentar averiguar algo sobre los Lacunza y Sabela, y Marilia había insistido en acompañarle, y pese a saber que la chica todavía no estaba recuperada del todo, no le pudo decir que no. Al menos Alba había tenido más éxito y había logrado convencer a Natalia de quedarse en casa, porque la morena también quería ir con Miguel a buscar información sobre sus padres. Alba, que estaba en la cocina con su madre, fue la encargada de ir a abrir.

- Alba...

Fue lo único que pudo decir Sabela antes de prácticamente caer desplomada al suelo, y si no lo hizo fue porque Alba la agarró a tiempo.

- ¡Mamá! – Gritó Alba pidiendo la ayuda de su madre.

Rafi se presentó enseguida, alertada por el grito de su hija, viendo a la chica que sostenía entre sus brazos sin reconocerla al principio.

- Dios... - Murmuró Rafi apresurándose a ayudar a su hija a aguantar a Sabela.

- ¡Sabela! – Gritó Natalia apareciendo desde el salón ya que el grito de Alba la había alertado.

Entre Alba y Rafi y llevaron a Sabela al salón sentándola en uno de los sofás. Alba se sentó a un lado de Sabela y Natalia al otro.

- No... Marilia... No sé... - Empezó a murmurar Sabela entre lágrimas.

- Marilia está bien, Sabela. Está bien. – Dijo Alba cogiendo la cara de su amiga entre sus manos. – Está bien. – Insistió para que Sabela la creyera.

- ¿Dónde? ¿Dónde está?

- Con mi padre. Buscándote. Pero no tardaran en volver.

Sabela se abrazó a Alba llorando de alivio mientras notaba como Natalia le dejaba suaves caricias en la espalda.

- ¿Por qué no te das un baño mientras esperamos a que vuelvan? – Dijo Alba cuando notó a su amiga más tranquila. Además parecía necesitarlo con urgencia.

Sabela asintió y Alba la acompañó hasta el baño y le dejó unas toallas y algo de ropa para que después se cambiara, y es que la ropa que llevaba Sbela parecía necesitar un cambio y porque no, ser tirada a la basura.

Alba volvió al salón con Natalia y un rato después se abría la puerta de casa. Marilia estaba abatida, pero miró interrogante las caras de felicidad de Alba y Natalia.

- ¿Qué? – Preguntó Marilia.

Alba iba a contestar pero no hizo falta. Marilia lanzó un grito de sorpresa y después se lanzó hacia Sabela que acababa de aparecer en el salón. El impulso fue tal, que ambas chicas terminaron en el suelo, por suerte sobre la alfombra, que frenó un poco el golpe, ambas abrazadas y llorando, liberando por fin esa angustia y miedo que habían pasado.

- ¿Mis padres? – Aprovechó para preguntar Natalia dejando que sus amigas disfrutaran del reencuentro.

- Sigo en ello cariño.

Natalia asintió con tristeza siendo rodeada por los brazos de Alba. Miguel le tendió algo a Alba. Alba abrió mucho los ojos, sabiendo lo que era.

- Los americanos me han hecho el favor. – Dijo Miguel.

Alba lo abrió con ansias, las manos le temblaban ligeramente, y viendo que, efectivamente, era un telegrama de Maria y Julia diciéndoles que estaban bien y que se alegraban de que todos estuvieran bien. Miguel les contó que en una de sus visitas a Berlín había sido él el que enviara un telegrama a Nueva York diciendo que pese a que habían pasado cosas horribles, sin entrar en detalles, estaban todos vivos, a excepción de los Lacunza y de Joan, de los que todavía no sabían nada.

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