- ¡Julia vamos! ¡Que llegamos tarde! – Gritó Alba a su amiga.
- ¡Tranquila! – Dijo Julia en tono pausado. – Ya sabes que María no se entera de la hora cuando trabaja, hasta que no lleguemos ni se dará cuenta de la hora que es.
- No se porque te arreglas tanto. – Se quejó Alba.
- Nunca se sabe a quien te puedes encontrar Reche. – Dijo Julia divertida.
- ¿Ya estás? – Preguntó Alba al ver a su amiga saliendo de su habitación.
- Si ya estoy. Pesada. – Dijo Julia. – Que poca paciencia tienes.
- Me gusta ser puntual. – Dijo Alba encogiéndose de hombros.
Salieron de casa de los Medina dirigiéndose a la empresa de los Reche y Medina, aunque ese último nombre había que obviarlo tal y como estaban las cosas en el país, para recoger a Maria. Al menos una vez a la semana intentaban quedar las tres para tomarse un café o un té y ponerse al día. Cuando llegaron a la empresa, fueron a la zona de fábricas, donde sabían que estaría su amiga, y por supuesto Maria todavía no estaba lista y tuvieron que esperarla.
- ¿Ves? – Dijo Julia. – Te lo dije, María todavía no está lista.
- No se porque decimos una hora si después hacéis lo que os da la gana. – Se quejó Alba.
- Hoy estás muy refunfuñona Alba. – Dijo Julia.
- Es que cada día es lo mismo. – Siguió quejándose la rubia.
- ¡Ya estoy aquí! – Dijo María saliendo disparada por la puerta. - ¿Qué os pasa?
- Aquí la rubia que hoy no tiene espera.
- Vamos rubia que te invito a un chocolate para que se te bajen los humos.
- Te tomo la palabra. – Dijo Alba poniéndose a caminar en dirección a la cafetería. Y es que ella no iba a decir que no a un buen chocolate.
Casi siempre iban a la misma cafetería, aunque de vez en cuando variaban. Una vez llegaron a la cafetería se sentaron en la mesa de siempre, con vistas a una plaza peatonal. Cada una hizo su pedido: Julia un café, María un té y Alba el prometido chocolate. También pidieron unas pastas para comer junto con sus bebidas. Hablaron de cosas banales mientras esperaban a que les trajeran sus pedidos. Una vez se los sirvieron la conversación cambió a las novedades en su día a día.
- ¿Qué tal las clases? – Le preguntó Julia a Alba
- Pues muy bien. Igual que la semana pasada. Pero estoy aprendiendo mucho. – Dijo Alba. – Esta semana hemos estudiado un poco de historia de la enfermaría. ¿Sabíais que en Alemania se empezó a estudiar la enfermería como tal en 1920?
- No. – Negaron sus amigas.
- Pues resulta que La Cruz Roja Alemana empezó los cursos en 1920 pero en vez de dos años, como ahora, eran de un solo año.
- ¿Y eso que quiere decir? – Preguntó María sin entender a donde quería llegar su amiga.
- Pues que ahora hacemos más cosas y necesitamos más tiempo para aprenderlas ¿no?
- Si, es una posibilidad. – Dijo Julia.
- O que ahora sois más tontas. – Apuntó María.
- ¡María! – Se quejó Alba a la vez que negaba con la cabeza. – Pues que sepáis que ahora hay más de 60 escuelas de la Cruz Roja en todo Alemania ya que todos los hospitales municipales cuentan con una y además hay tres que funcionan anexas a las universidades. ¿Os imagináis que un día la enfermería sea una carrera universitaria?
CZYTASZ
Serendipia (Albalia)
FanfictionSerendipia: Hallazgo valiosos que se produce de manera accidental o causal. Berlín 1937 Alba es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Alba proviene de una familia acomo...