Serendipia (Albalia)

By soul__10

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Serendipia: Hallazgo valiosos que se produce de manera accidental o causal. Berlín 1937 Alba es una chica de... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capítulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Epílogo

Capitulo 35

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By soul__10

Se acercaba el fin de año. Ese diciembre en Alemania las cosas parecían estar tranquilas. Todo lo tranquilas que podían estar con todas las medidas puestas con anterioridad a los judíos y con la invasión de Polonia por parte de Alemania. Pese a todo, las cosas no parecían empeorar, los judíos, pese a que seguían estando vigilados y amenazados no habían vuelto a sufrir represiones y violencia, detenciones o deportaciones, al menos a escala global y que se supiera.

Por otro lado, en Polonia, los alemanes empezaron a implantar las mismas medidas que habían tomado en su país con los judíos, así que se les prohibió usar el transporte público, entrar en parques y restaurantes, no poder ejercer o estudiar determinadas profesiones... Y además desde el 1 de diciembre tenían que ir identificados con un brazalete blanco con la estrella de David en azul. Y desde finales de ese año empezaron a crearse guetos en las ciudades donde poder confinar a todos los judíos.

Fue en ese momento cuando alba se alegró más de que su amiga se hubiera marchado. Si bien era verdad que muchos judíos alemanes habían huido, todavía había muchos en el país, como los padres y el hermano de Julia, y pese a que en Alemania todavía no había guetos, si es que alguna vez los había, estaba claro que los judíos no correrían una suerte diferente a la que estaban corriendo en el país vecino.

Esas Navidades fueron tranquilas, pero bastante apáticas. Los Medina, como el año anterior, no fueron a celebrarla con los Reche. Natalia se fue, como cada año, a celebrarla con sus abuelos. Así que alba solo podía pensar que eran las Navidades más tristes que habían pasado desde que tenía uso de razón. No es que no le gustara celebrarla con sus padres y su abuela, pero se echaba en falta la muchedumbre habitual, lo que venía llamándose el espíritu navideño, compartir esas fechas con los que más quieres. No podía evitar echar de menos a sus amigas, y encima no tenía a Natalia para consolarla. Así que excepto para las comidas y cenas, pasó los días encerrada en su cuarto.

Las cosas mejoraron un poco cuando Natalia volvió a Berlín el día veintiséis y lo pasaron juntas, aprovechando para intercambiarse sus regalos.

Estaban en casa de Natalia , porque sus padres habían decidido quedarse hasta la noche con los abuelos, así que tenían la casa para ellas solas. Se estaban portando bien, solo habían desecho la cama de Natalia , nada importante, el calor del momento. ¿Calor en diciembre? Pues sí, las chicas pasaron un poco de calor entre besos, caricias y sexo, un poco de sexo, o mucho. ¿Quién sabe?

Y es que podían estar semanas sin hacerlo por no encontrar el momento, pero cuando llevaban días sin verse, pobrecitas que habían estado casi cuatro días sin verse, se les hacia imposible mantener las manos y la boca alejadas de la otra. Una vez apagado el fuego interno de ambas, o al menos tenerlo bajo control, decidieron intercambiar sus regalos antes de prepararse algo para comer.

Alba le regaló a Natalia una agenda, y es que últimamente la morena se quejaba de que el trabajo en la librería se había incrementado y que antes lo tenía todo en la cabeza, pero con el aumento de trabajo eso ya no era suficiente. Así que alba al ver la agenda pensó que sería ideal para que Natalia apuntara datos sobre proveedores, sobre subastas, ventas, lo que hacía falta y lo que no... Vamos todo lo que necesitara. A Natalia le gustó mucho la agenda, era de piel, suave, en un tono chocolate.

Natalia a por su parte le regaló a Alba una blusa azul cielo que a la rubia pareció gustarle.

- Pruébatela. – Pidió Natalia .

- Tu lo que quieres es verme desnuda. – La picó alba.

- Te acabo de ver desnuda. – Apuntó Natalia. – Y creo que lo he investigado todo a fondo. – Terminó diciendo a la vez que se sonrojaba ligeramente.

- Tu lo que quieres es verme desnuda otra vez. – Modificó Alba su frase con una sonrisa adornada en el rostro por culpa del comentario de Natalia y ese rubor que se había apoderado de las mejillas de su chica.

- ¿Cómo puedes pensar eso de mí? – Preguntó Natalia haciéndose la ofendida.

- Porque... - Dijo Alba acercándose peligrosamente a natalia... Y tan peligrosamente, gateando por la cama con la lujuria grabada en el rostro. – A lo mejor no has investigado bien a fondo.

Natalia no pudo evitar ruborizarse por completo, no sabía porque jugaba a eso si después siempre acababa muerta de la vergüenza.

- Puede... - Terminó diciendo encogiéndose de hombros completamente roja.

- Pues quítamela... - Dijo alba señalando la blusa que se había puesto después del momento de pasión compartido.

Natalia cerró la corta distancia que las separaba para besar a alba mientras sus manos buscaban el primer botón de esa blusa para desabrocharlo. Entre besos fue desabrochando los botones para después deslizar con suavidad la blusa por los brazos De Alba aprovechando para acariciar con las yemas de sus dedos la suave piel de los brazos De Alba. Quiso seguir acariciando, pero Alba se separó de ella con una pícara sonrisa en la boca. Cogió la blusa que Natalia le había regalado y con mucha parsimonia, demasiada para el gusto de Natalia , que soltó un pequeño gruñido, se la puso y se la abotonó.

Natali a se quedó embobada mirando a su chica, la blusa le quedaba como un guante

- Es preciosa. – Dijo alba acariciando la blusa. – Y suave.

Natalia sonrió porque en esos momentos no podía formular ninguna palabra, pero si que pudo acercarse para atrapar los labios De Alba entre los suyos en un dulce beso. Quiso continuar, pero Alba la volvió a apartar.

- Me la vas a arrugar. – Se quejó la rubia señalando a su nueva y bonita camisa.

Natalia volvió a cerrar la distancia que las separaba, esa que alba estaba empeñada en poner, hizo amago de darle un beso, pero se lo pensó mejor y cuando los labios De Alba fueron a atrapar los suyos se apartó.

- Así que quieres jugar... - Dijo Alba divertida, viendo como Natalia la miraba. Una mirada llena de deseo y pasión que encendió más a alba , si es que eso era posible, porque volvía a tener mucho calor.

Natalia asintió haciendo una mueca pervertida con los labios que alba adoró.

- Pues quítamela. – Dijo refiriéndose a su nueva blusa.

Y Natalia volvió a realizar el ritual hecho anteriormente para volver a deshacerse de la blusa De Alba. Después le quitó el sujetador y fue a quitarle las braguitas, pero alba se lo impidió para se ahora ella la que despojara a Natalia de las prendas que llevaba puestas. Una vez ambas estuvieron completamente desnudas volvieron a amarse. A amarse entre besos y caricias, entre gemidos y jadeos, el roce de la piel de la una contra la de la otra, con pasión, pero también con ternura, dos cuerpos fundiéndose en uno, dos corazones unidos para formar uno solo, dos almas solitarias unidas para amarse.

Una vez llegaron ambas al clímax se quedaron acostadas, acariciándose mientras se recuperaban. Sus sonrisas tontas lo decían todo, y sus brillantes ojos lo confirmaban. Después de un rato de relax volvieron a vestirse, está vez de forma definitiva porque se estaba haciendo tarde y los padres de Natalia seguramente no tardarían en llegar.

Se pusieron a preparar algo de cenar y una vez estuvo listo se sentaron en la cocina para comerlo mientras hablaban de esos días que habían estado separadas, porque con tanta pasión eso había quedado relegado a un segundo plano. Después de cenar fueron al salón a esperar a los padres de Natalia .

- Ahora vengo. – Dijo Natalia dejando a Alba un momento sola para ir a su habitación.

Alba esperó intrigada en el salón y poco después Natalia volvía con algo entre sus manos.

- ¿Más regalos? – Preguntó Alba incrédula.

- María y Julia . – Dijo Natalia encogiéndose de hombros. – Me prohibieron abrirlo antes de Navidad. Dijeron que era para las dos.

Alba sonrió al pensar en sus amigas. Y no podía creer que se fueran pensando en dejarle algo a ella, a ellas. No tenían que dejarle ningún regalo, para ella lo más importante era, precisamente, ellas, y ellas ya no estaban.

Alba y Julia desenvolvieron el regalo. Al abrirlo se encontraron con dos pequeñas cajitas. Cada una cogió una y al abrirla se encontraron con una sencilla pulsera de plata con una pequeña plaquita y un grabado Amigas para siempre".

Alba no pudo evitar que se le escapara alguna lágrima, y al mirar a Natalia la vio en las mismas condiciones que ella. Se sonrieron y se dieron un tierno beso. Alba se dio cuenta de que en la caja había algo más, un pequeño papel. Lo cogió y lo leyó en voz alta para que Natalia m también se enterara de lo que ponía.

"Feliz Navidad chicas. Sabemos que estamos esperadas por muchos kilómetros de distancia, pero la verdadera amistad puede con todo ¿Verdad? Estamos seguras de que nos volveremos a encontrar, pero mientras tanto queremos que llevéis esta pulsera. Nosotras tenemos otras dos, iguales a las vuestras, y también las llevaremos puestas. Amigas para siempre. Os queremos. María y julia"

Puede que estuvieran separadas por miles de kilómetros de distancia, como bien decían María y Julia en su nota, pero pese a todo, las cuatro amigas sabían que pese a la distancia sus corazones siempre estarían unidos y que antes o después volverían a encontrarse. Alba simplemente esperaba que fuera antes que después.

El resto de las Navidades pasaron tranquilas. El fin de año y Año Nuevo lo celebraron todos juntos en casa de los Reche como era habitual, pese a las notables ausencias de María y Julia. Hacía un par de días que había llegado una carta de ambas para felicitar las Navidades y contarles que estaban bien. Julia estaba trabajando con Carlos y María , y pese a que el negocio no iba tan bien porque desde Alemania últimamente todo tardaba más en llegar, no se podían quejar.

Alba no pudo evitar alegrarse por sus amigas, que sus amigas estuvieran a salvo y fueran felices era todo lo que podía desear, y por lo visto ambas cosas se estaban cumpliendo, así que no tenía queja ninguna. Se alegraba mucho por ellas pese a lo mucho que las echaba de menos. Sí, también era feliz porque Natalia estaba con ella y estaban felices, muy felices.

Y Natalia también era feliz, como no serlo cuando siempre pensó que sería una completa solitaria y ahora tenía esa estupenda chica, la mejor del mundo, a su lado y siempre preocupándose por ella. No podía pedir nada más, excepto que las cosas en su país empezaran a ir mejor.

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El invierno fue relativamente tranquilo en Alemania, las cosas parecían igual de congeladas que el tiempo.

No así en Polonia, desde donde llegaban informaciones muy poco halagüeñas para los judíos. Se hablaba de lo maltratados y lo confinados que se encontraban en los guetos, con una densidad de población muy por encima de lo saludablemente recomendado, pero Alemania había ido creando guetos en muchas de las ciudades polacas donde iban confinando a todos los judíos polacos. Pero a parte del confinamiento en esos reducidos espacios, había otras muchas dificultades: acceso a alimentos, sanidad, educación... se hablaban de brotes de enfermedades debido a la mala calidad del agua y los alimentos.

No es que esta información la diera el gobierno alemán, por supuesto para ellos todo en Polonia estaba siendo un éxito. Esta información la iban recibiendo a cuentagotas gracias a los contactos que tanto Sabela como Alba tenían con la Cruz Roja al haber cursado sus estudios en una de sus escuelas. Por lo que ambas sabían la Cruz Roja polaca estaba desbordada, con muy pocos recursos para poder ayudar a tantísimos judíos confinados, y a medida que pasaban las semanas, y más guetos se iban abriendo en más ciudades, las cosas se volvían cada vez más complicadas.

El único problema que tuvieron los judíos alemanes en esas fechas fue en febrero de 1940 cuando se puso en marcha el plan de Nisko y Lublin, un plan exigía una reserva judía en la región de Lublin del Generalgouvernement (Gobierno General), un territorio en el interior de la Polonia. El plan fracasó porque el destino designado, en la ciudad de Nisko, no estaba preparado para recibir a los judíos deportados y las autoridades alemanas del Generalgouvernement se quejaron de que había tantos judíos en Polonia que era imposible absorber aún más de Alemania. Por suerte, fueron pocos fueron los judíos deportados en esa primera oleada.

Miguel volvió a discutir con su amigo para que dejara el país con su familia, pero todos se negaron, incluso usando la treta de que Julia los necesitaba y que no valía la pena que ellos se sacrificasen, pero ellos empecinados en permanecer en país.

El clima de tranquilidad terminó junto con el frío invierno. El 9 de abril Alemania invadía Dinamarca y Noruega. Ambos países se habían declarado neutrales, pero Alemania puso como excusa para la invasión de que éstos podían ser invadidos por Inglaterra y Francia, y por lo tanto esas dos naciones se acercarían peligrosamente a Alemania.

Dinamarca se rindió el mismo día para evitar derramamiento de sangre y debido a la gran diferencia de potencial armamentístico y de tropas. Alemania la "recompensó" permitiéndole mantener su autonomía, pese a ser vigilados por Alemania y por el momento no se persiguió a los judíos.

Noruega si que plantó cara al invasor nazi y durante dos meses opuso resistencia a los alemanes. Esta vez Francia e Inglaterra si que apoyaron a Noruega, que finalmente se rendiría el 9 de junio. Pese al éxito de la invasión, casi 4000 soldados alemanes murieron y 1600 resultaron heridos, además de los buques y aviones perdidos durante los combates. En Noruega si que poco después de la invasión se introdujo la legislación nazi contra los judíos.

A parte del frente abierto con Noruega, el 10 de mayo Alemania atacó la Europa Occidental: Francia y los Países Bajos, éstos últimos eran neutrales. El mismo 10 de mayo Luxemburgo es ocupado por Alemania, Holanda se rindió el 14 de mayo y Bélgica el 28. Francia e Inglaterra intentaron frenar la ocupación de los Países Bajos enviando sus tropas a la frontera entre Francia y Bélgica pensando que los alemanes seguirían la misma ruta que durante la Gran Guerra, pero se equivocaron, ya que Alemania atacó atravesando el bosque de las Ardenas en el sudeste de Bélgica y el norte de Luxemburgo.

Estas nuevas batallas volvieron a llenar de heridos alemanes la clínica del padre De Alba y otros hospitales. Trabajaban a destajo, sobre todo en la parte de rehabilitación, que es la que más le interesaba al Reich para poder mandar a los soldados otra vez al frente.

Alba empezaba a estar cansada de tanto herido, más que nada porque solo de imaginarse que el bando contrario estaría igual o peor le revolvía las entrañas. ¿Cómo puede la gente permitir semejante horror? Y desgraciadamente muchos soldados estaban orgullosos de lo que hacían. ¿Cómo alguien podía enorgullecerse de matar a otra persona? Alba que había estudiado enfermería precisamente para todo lo contrario, para salvar vidas, no lo entendía, no le entraba en la cabeza.

Además, con tanto trabajo en la clínica, tanto ella como su padre tenían poco tiempo para dedicar a la clínica clandestina para los judíos, y aunque cada vez iban menos pacientes, porque o bien no se atrevían o bien se habían marchado del país, la verdad es que todavía había mucha gente que necesitaba ayuda.

Ese sábado por la tarde, un sábado de principios de junio, Natalia y Alba se encontraban en el apartamento que compartían  Sabela y Marilia. El tema de conversación era la guerra y todos los países que habían sido derrotados por los alemanes, y que, pese a las bajas sufridas en las líneas alemanas, éstos no dejaban de vanagloriarse en sus victorias.

- ¿Creéis que Francia aguantará? – Preguntó Marilia .

- ¿Quién sabe? – Fue la respuesta De Alba. – Parece que algunas batallas las ganan, pero otras por el contrario no.

- Ojalá ganen. – Dijo Natalia .

- Pues sí. Más vale que ganen porque si Francia cae poco quedará por salvar en Europa. – Apuntó Marilia.

- ¿Crees que queda mucho por salvar? – Preguntó Sabela

- Bueno... Todavía hay países que no se han rendido a Hitler. – Apuntó Marilia .

- Porque se han declarado neutrales, pero ¿Cuánto tardará Hitler en invadirlos? Ya lo ha hecho con Luxemburgo, Holanda y Bélgica. Eran neutrales y ahora están en manos de los nazis. ¿Y España con Franco? – Preguntó Alba retóricamente. – Si no entra en guerra es porque después de su guerra civil no tiene nada con lo que luchar porque sino ya estaría apoyando a Hitler, bueno ya lo está haciendo, hay soldados españoles en las tropas alemanas y seguro que Hitler aprovecha España para evitar que se pueda huir por ahí. ¿E Italia? – Volvió a preguntar alba de forma retórica. - ¿Cuánto creéis que Mussolini va a esperar? No es mucho mejor que Hitler.

- ¡Joder alba! – Se quejó Sabela . – No lo pintes tan negro.

- ¡Es que todo es negro! – Sentenció alba

- Bueno Francia aguanta... - Intervino Natalia .

- ¿Hasta cuándo? – Pregunto alba .

- Pues... No sé... Tiene a Inglaterra apoyándola.

- Hasta que Alemania bombardee Inglaterra desde el aire y ésta tenga que centrar sus esfuerzos en su propio país y no en otro. – Volvió a decir alba de forma contundente.

- ¿Tan segura estás? – Preguntó Sabela.

- Hay muchos soldados en la clínica, muchos de alto rango, se oyen cosas. – Dijo alba encogiéndose de hombros.

La conversación en ese momento pasó al tema de los soldados heridos y del trabajo De Alba y Sabela , ya que ambas se veían desbordadas por los heridos. Sabela de lo que más se quejaba era que con tanto soldado herido las plazas del hospital para otro tipo de paciente se habían visto considerablemente reducidas. Sabela envidiaba que alba hubiera podido dejar el hospital e irse a trabajar a otro sitio ya que ella empezaba a estar un poco cansada de tanta hipocresía y de que los pacientes se tuvieran que seleccionar de una forma incorrecta, y es que la única forma en la que un paciente debería ser evaluado es en función de su gravedad, y no en función de su dinero, profesión, religión... Sabia que a alba lo que más le gustaba no era precisamente tratar a soldados heridos, pero al menos la clínica en la que trabajaba se dedicaba a ese tipo de lesiones por lo que era normal que atendiera a ese tipo de pacientes.

- alba... - Preguntó sabela en un momento en que se quedaron solas porque Marilia y Natalia habían ido a la cocina.

- ¿Sí? – Dijo Alba.

- Por casualidad... ¿No necesitareis más enfermeras en la clínica? – Preguntó Sabela.

- Pues... Es posible... Hay demasiado trabajo. ¿Por? ¿Te interesa?

- La verdad... estoy harta de la hipocresía del hospital, pero necesito el dinero. – Dijo Sabela .

- Hablaré con mi padre y te diré algo. – Aseguró alba. – Por cierto... Nosotras y nuestras familias, dijo refiriéndose a ella y Natalia– estamos sacando nuestro dinero del banco. No todo, pero si la mayoría. Os recomiendo que lo hagáis.

- ¿Por? – Preguntó Sabela sin entender.

- Porque si las cosas empeoran será imposible sacar dinero y además todo lo que se necesite comprar valdrá mucho más. ¿No te has dado cuenta de que muchos productos ya han empezado a subir de precio?

- Sí, pero...

- Hacedlo. De verdad. – Dijo alba.

- Está bien. Gracias.

Después de cenar con las chicas y mientras seguían dándole vueltas al mismo tema, Alba y Natalia se marcharon. Era bastante tarde por lo que finalmente se decidieron a ir a casa De Alba y pasar la noche juntas. A los padres De Alba no parecía importarles que alguna que otra noche Natalia se quedara a dormir en casa y ellas, sabiendo que no estaban solas, no hacían otra cosa que no fuera dormir y regalarse algún que otro beso y alguna que otra caricia.

Alba, pese a seguir echando de menos a María y Sabela , algo a lo que sabía que nunca se acostumbraría, había suplido parte de esa perdida con Marilia y Sabela , y últimamente las cuatro chicas pasaban bastante tiempo juntas.

Alba habló con su padre, y efectivamente quedó encantado con poder contar con la ayuda de otra enfermera más en la clínica. Alba se lo comunicó a Sabela . Y diez días después de la conversación que habían tenido en la casa de Sabela , ésta empezó a trabajar en la clínica mano a mano con alba. Lo que alba no se pudo creer fue la noticia con la que sabela la recibió en su primer día como enfermera de la clínica de su padre. Isaac, ese odioso joven que parecía perseguirla por todos lados, pero al que hacía mucho que no veía, gracias a Dios, había conseguido un puesto en las SS, no se sorprendía ya que estaba claro que ese chico no iba a aportar nada bueno, solo esperaba que no terminara en la Gestapo, sin duda una de las peores ramas de las SS.

Desgraciadamente las cosas no parecían mejorar, y es que poco después de esa conversación de las chicas, más concretamente el 10 de junio, Italia entraba en la guerra cumpliéndose la predicción De Alba . Y desgraciadamente para Francia, ahora, a parte de luchar con los alemanes también lo tenía que hacer con los italianos. El 21 de junio el sur de Francia fue invadido por Italia y el día 22 Francia firmó un acuerdo de armisticio por el cual los alemanes ocupaban la mitad norte del país y toda la costa atlántica. En cambio, en el sur de Francia se estableció un régimen colaboracionista con capital en Vichy. Así que el 22 de junio Francia queda divida en dos partes, la ocupada y la "libre".

Uno de los grandes problemas en Alemania era poder enterarse de lo que pasaba en el frente, ya que por supuesto, el gobierno alemán solo informaba de lo que a ellos le interesaba, por lo que buscar emisoras clandestinas era un arduo trabajo para aquellos que querían contrastar la información.

Todos los opositores a Hitler recibieron la noticia de la rendición de Francia como un mazazo. En esos momentos el imperio de Hitler se hacía demasiado grande. No terminaban de entender como podían abarcar tanto, como podía haber tanta gente de acuerdo con lo que estaba pasando. Sin duda Hitler sabía muy bien lo que hacía, incluso había inculcado esas ideas desde el principio, a los niños, a los que heredarían el país, y sin duda las Juventudes Hitlerianas fue una gran fuente de jóvenes dispuestos a cualquier cosa por el régimen.

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