Bella Mujer. | kth | jjk |

By panmyg

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Chi è quella bella donna? | ❝¿Quién es esa bella mujer?❞ El amor es engañoso, fantasioso y manipulador. En un... More

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𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐀𝐂𝐓𝐎
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𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐂𝐓𝐎
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𝐓𝐄𝐑𝐂𝐄𝐑 𝐀𝐂𝐓𝐎
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sessantadue.
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preguntas.
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settantadue
settantatre

settanta

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By panmyg

El amor es paciencia.

—¿Te quedarás aquí?

Fiorella asintió, viendo el plato que su hija menor trajo consigo como adelanto de su respuesta. Aun así, la castaña tenía esperanza de que su madre dejara su habitación para integrarse a la cena de esta noche.

—Cuando Taehyung parta mañana en la madrugada, no es seguro que lo volvamos a ver — mencionó Rosé, intentando persuadir —. No será como sus otros viajes, él no quiere volver.

Nuevamente, silencio.

—Madre, ¿entiendes eso? Taehyung no va a...

—Lo hará.

—Estás muy equivocada — respondió de inmediato la menor, con suma impotencia —. Tiene miedo, no va... No va a volver, entiéndelo.

Rosé mentiría si la afirmación no le causa terror, pero la felicidad de su hermano, aquella que siente que ha sido parte del problema que se la ha quitado, es suficiente para tragar su temor a la soledad y seguir con su vida.

—Tu hermano volverá — dijo la mayor, totalmente convencida de ello —. Volverá, arrastrándose y pidiendo perdón por haberse ido. Porque yo me he encargado de construir este hogar con él. Y se dará cuenta que su felicidad no está más lejos que esta casa y este pueblo.

La joven suspiró, no tenía caso llevarle la contraria.

—Otro plato de comida será servido en tu puesto en la mesa, a petición de Taehyung. Él te sigue amando por encima de todo — dijo, yendo hasta la puerta y volteandose una última vez —. Hay pastel de calabaza, él también lo mandó a hacer para ti.

Cuando la habitación volvió a quedar en silencio, la señora Marcini dejó que las lágrimas se deslicen por sus mejillas para limpiarlas con brusquedad. Sentía el mundo en su contra, su felicidad y amor pleno estaba siendo arrebatado por un intruso en su familia, un indeseable a su vista que no hacía más que arrebatarle aquello que tanto le costó construir.

Gritó, con cólera y tiró la bandeja en la que reposaba su comida.

—¡Maldito infeliz! — exclamó, convencida que nadie la escucharía y así fue — ¡Taehyung es mío, es mi hijo! ¡Me pertenece!

Fiorella no salió de su habitación en toda la noche.

¿Cuánto amor le tiene Taehyung Marcini a su madre?

—¿Están bajando?

—¡Sí, aquí vienen!

En un par de segundos, HoSeok llegaba a la entrada del salón, detrás de él, Yoongi iba cabizbajo. Ahí, Rosé, Francesca, Madre Berenice y JiEun esperaban a Taehyung y Jungkook, quienes caminaban hacia ellos para dar por iniciada la noche.

—Oh... — murmuraron cuando los vieron pasar.

Taehyung Marcini caminaba con su elegancia característica y su sombrero favorito, portaba un nuevo jubón – igualmente, rojo – que mandó a hacer a medida. Además, en su cuello que dejó un poco al descubierto a propósito, descansa un llamativo collar de rubí, que aun así no compite con la belleza de su rostro, más sereno que los días anteriores para transmitir la calma que ahora siente su alma.

Jungkook Rossi iba tomando el brazo izquierdo flexionado de su amante, minutos antes de salir de la habitación, el mayor le dio una camisa de lino roja. Según él, para estar combinados y vaya que consiguió lo que buscaba, pues su familia los veían con una sonrisa alegre en sus rostros.

Madre Berenice soltó un par de lágrimas

También, porque algunos se dieron cuenta de los relucientes anillos que brillaban a pesar de la escasa luz que daban las velas.

—Aceptó — murmuró Rosé, quien ya sabía de los planes de su hermano —. ¡Aceptó!

Yoongi sonrió en grande, lleno de satisfacción por ver al que consideraba su hermano con una radiante sonrisa al bajar las escaleras y llegar hasta ellos, olvidando el mal rato que pasó hace tan solo unos minutos. Nada era más importante que la felicidad del centro de este hogar ahora.

—Realmente... Se lo pediste. — Dijo, ganándose una mirada confusa de HoSeok.

—¿Qué? ¿Qué pidió y qué aceptó? — preguntó el rubio, siendo el primero en acercarse a la pareja. Abrió la boca y la cerró de inmediato cuando su maestro alzó su mano izquierda —. Taehyung... U-Ustedes...

—Sabemos que ahora no es posible, pero... — dijo el castaño, mirando con adoración a su prometido —. Queremos creer que es simbólico. Esto solo es la representación de nuestro amor en su estado más puro.

—Y esperanza — le prosiguió Jungkook —. Nuestro amor y esperanza de que, algún día, esto pueda concretarse de la manera correcta y justa para todos.

HoSeok quería llorar.

Y, efectivamente, lo hizo.

Un poco de felicidad, añadió un poco de tristeza o una pronta nostalgia, quién sabe. Se acercó hasta la pareja y no dudó en rodearlos con sus brazos para esconderse entre sus cuerpos, la plenitud y amor de ese par se transmitía con la brisa de la noche cálida y se acentuaba en su corazón tal manto que usa para dormir, dándole la seguridad de cerrar sus ojos ante los peligros ya inexistentes de la oscuridad.

—Ya, niños. Basta de lágrimas — llamó la atención Berenice, quien también se encontraba limpiando sus mejillas —. La cena está servida.

—No esperemos más, entonces. ¡Será nuestra primera comida en familia! — exclamó Rosé.

Taehyung asintió, aunque le fue inevitable no ver el tramo de escaleras a su espalda y que le dirigía a las habitaciones, en una de ellas su madre debería de estar expectante a dicha celebración.

HoSeok se separó de ellos, reanudando su semblante y porte firme mientras limpiaba sus lágrimas, Berenice lo atrajo a sus brazos para empezar a caminar al comedor.

—¿Vamos, amor?

Marcini cayó en cuenta que seguía con la mirada perdida y su Noche no había dado el atisbo de dar un paso sin él, lo cual le llenó el corazón.

Su madre se perdía de su felicidad. Y él acepta, finalmente, que ese ya no es su problema.

—Adelante, corazón mío.

En la superficie de una cama dura, Namjoon suspira viendo el techo.

En su pecho, Mar yace dormida, abrazada a él con fuerza y mejillas con rastros de lágrimas. La noche lo vuelve temeroso y debe de parpadear un par de veces para no caer en el llanto como ha querido hacerlo desde hace un par de semanas.

Piensa en todo, pero en nada a la vez. Su atención está puesta en muchas cosas por el momento y no logra ver la prioridad que tiene cada una, su cabeza se vuelve pesada, el cuerpo a su lado provoca que se convierta en uno mismo con las sábanas debajo de él y el silencio en la penumbra solo le hace recordar a una persona en particular.

Notte.

Jungkook Rossi o Jungkook Parisi, como quieran llamarle.

Su nombre fragmentado se escapa de entre sus labios como un susurro maldito que no debería ser pronunciado.

También piensa en Taehyung. Su atención se va totalmente dirigida a ese par de amantes que quieren batallar contra viento y marea para que su amor florezca entre la multitud y obviar que la mayoría los tachará de aberraciones y pecadores.

Incluido él.

Está mal, según sus creencias lo está.

¿Qué otra labor en la tierra tendrá si no es llevar por el buen camino a las ovejas que se alejan de su pastor?

Pero según sus otras creencias, no lo está.

Jin.

Según Jin, Jungkook no tendría ni una pizca de pecador en su alma y a quién castigaría no sería al muchacho, sino a él. A él por darle la espalda, por humillarlo y, sobre todo, por no cuidarlo.

La decepción de Dios no es nada comparada a la decepción de SeokJin al verlo justo ahora, si ha de ser posible, él estaría maldiciendo en el lugar desconocido al que fue enviado.

La debilidad de Namjoon Galli siempre fue SeokJin Parisi.

Recuerda con amargura su rostro de desdén, con su labio inferior temblando al querer expresar todo lo que siente en su pecho, pero su boca no se abría en ningún momento debido a la impotencia; saborea las lágrimas dulces que derramaron aquellos hermosos ojos redondos tal cristales líquidos que se aferran a sus mejillas huecas y rasguña su delicada piel, misma que se enrojece por la fuerza que ejerce al sollozar.

SeokJin Parisi era tan bello hasta cuando lloraba, todo de él lo era, desde su nombre hasta sus dedos que apenas podía mover en su lecho de muerte. Era una belleza que florecía y se marchitaba a la vez.

Pronunciar su nombre nunca será una maldición, siempre será una odisea placentera.

Odia la posición en la que está.

A veces, sueña con aquel hombre fue víctima de la desdicha de vivir, con su cabello pulcro y voz suave, con sus risa escandalosa que va desvaneciéndose poco a poco, con eco y reproche; a veces, puede sentir en su pecho el picoteo que le daba con la punta de sus dedos, a veces jugueteando, otras con recriminación. Suele aparecer en su inconsciente como una estrella fugaz, aún ahí y aunque sienta la euforia en su boca por abrazarlo con tanta fuerza se le sea posible para que no pueda escapar de él, él sigue tocando su cuerpo con suma delicadeza, el miedo a que desaparezca por el mínimo toque incorrecto es mucho más grande que cualquier sentimiento.

Por ello, cree que su familia está abrazando el karma de sus acciones y de la falta de estas.

¿SeokJin es el culpable de que su hija no pueda tener hijos? ¿SeokJin es el culpable de que su esposa afronte la misma enfermedad que lo llevó a la muerte? ¿Solo es mala suerte o así Dios prueba su fe?

Acaso él es la razón por la cual siente tanta familiaridad cuando Mar le pide ayuda para sostener su propio cuerpo porque es incapaz de valerse por sí misma, porque sus huesos parece que están a un solo beso del rocío de romperse. No lo sabe.

No sabe si prefiere nunca haberse casado con su esposa para que su desdicha la arrastre. No sabe si no cuidar a Notte fue el culpable de que Alessia esté siendo juzgada por no poder concebir vida dentro de ella. No sabe si mantener en la palma de su mano al Padre Conte es la razón por la cual su vida está cayendo a pedazos.

O no sabe si desea nunca haber conocido a SeokJin Parisi. Nunca haberle hablado aquella noche que lo encontró frente al pequeño río del pueblo, con una manta tan fina que cubría su delgado cuerpo y que debió ser perjudicial para su salud; nunca debió ayudarle a hacer sus mandados porque la fuerza de sus brazos era casi nula o haber ayudado a que el establo sea un lugar habitable para un adolescente solitario y huérfano.

¿Frente a quién debería postrarse para pedir perdón? ¿SeokJin lo perdonará por no cuidar a su hijo? ¿Dios lo perdonará por no poder evitar que uno de sus hijos se desvíe del camino del bien?

No lo sabe. No sabe nada.

Está perdido, nunca en su vida estuvo tan perdido como lo está ahora.

Sus toma de decisiones se dividen en dos en un gran dilema. Por un lado, quiere ser un buen padre como se lo prometió a quien alguna vez amó en vida, con base a aquellas creencias que muchas veces fueron tema de conflicto entre ellos; quiere abrazar la palabra de Dios y aceptarla hasta que ambos vivan acorde a ella como maná del cielo, una parte de él necesita alejar a aquello catalogado como mundano y perteneciente al mismísimo demonio.

Sin embargo, en secreto y voz baja... Prefiere abrazar el cuerpo de porcelana de SeokJin, preocuparse si comió varias veces en el día y verificar que no se muera por inhalar o comer pintura; anhela volver a ser parte de su pequeña familia que solo se extendió con la llegada de aquel muchacho de ojos grandes y mirada perdida, se arrepiente por todas las peleas que tuvieron a causa de él y, nuevamente, afirma querer que su dolor se convierta en propio porque no lo merece.

Porque a SeokJin le dolía su cuerpo entero, pero a Namjoon le pesaba el corazón aquel dolor ajeno que intentaba arrebatar.

Se siente tan culpable de haber descuidado lo único que dejó SeokJin en vida, Jungkook.

Sus creencias, otra vez, le cegaron.

No habrá vuelta atrás. No existen segundas o terceras oportunidades, solo existe arrepentimiento.

Y aunque el arrepentimiento es algo esencial en su religión porque indica un punto de antes y después en tu vida gracias a la redención, aquí el arrepentimiento no surge para nada más que intentar limpiar su consciencia.

Su arrepentimiento no hará nada. Absolutamente nada.

Entonces, en la oscuridad y los gimoteos de dolor de su esposa al levantarse de a poco por una pesadilla, Namjoon Galli se encuentra en una silenciosa espera de limpiar su propia culpa, una que parecerá ser eterna.

Así como lo fue la bella espera que SeokJin Parisi tuvo hasta el día de su fallecimiento.

Espero que encuentres algo de paz mental en esta vida.

La velada estaba siendo amena, espléndida y libertadora.

Taehyung y Jungkook encabezaban la gran mesa a la par. Usualmente, solo una silla se debería situar en los extremos de la misma; sin embargo y a petición del mismo Taehyung, quería que su prometido se sentara al lado de él. El espacio no fue problema para que puedan comer sin incomodidad, puesto a que el pelinegro usaba su diestra al estar al lado derecho de la mesa y el mayor, con un poco de torpeza aún, recuperaba las habilidades de su mano izquierda.

En el lado del pintor, Yoongi sonreía avergonzado ante las anécdotas que contaba Rosé a toda la familia, ya que estaba siendo vilmente expuesto como cuando dijo que le gusta ser llamado GiGi en sus estados de ebriedad. Hoseok, quien le seguía, se encargaba de llenar el salón con su escandalosa y contagiosa risa cada que conocía un nuevo detalle de la persona que ama en un doloroso silencio y, seguido a él, JiEun comía en tranquilidad una deliciosa pasta hecha por ella misma, un poco más cohibida que el resto, pero aún siendo parte del momento.

En el lado de Taehyung, Berenice sonríe de par en par con el rostro sonrojado de Cetti y por su lugar en la mesa mientras que recibe caricias cariñosas por parte de quien considera su hijo en su mano. Francesa, a su vez, se disponía más en degustar la comida que se le colocó en frente y cada tanto elogiar a JiEun, extrañaba la comida de su casa en demasía, era como volver al cielo. Por último, Rosé era la principal voz que sobresalía en la dicha de la familia con un deje de jovialidad y júbilo.

Una noche feliz, tanto que parecía irreal.

—Ellos dos hacían muchas travesuras de niños, no tengo por qué mentirte — tomó la palabra Berenice hacia Jungkook, quien aún no sabe cómo llamarlo con respeto y, al mismo tiempo, familiaridad —. Una vez, Yoongi le hizo creer a Taehyung que la corteza de los árboles se comía.

—¡Mentira! — rápidamente, el acusado intentó defenderse — Dije que crujía como la canela.

El pintor quería estallar en carcajadas.

—El caso es que, un día, Taehyung llegó a mi regazo para llorar porque se lastimó sus encías al intentar morder uno de los árboles que hay en el jardín.

Y lo hizo.

No se preocupó en si se veía sofisticado o elegante, por instinto entrelaza su mano con la diestra del castaño para tener en qué apoyarse y ríe a rienda suelta, siendo acompañado por los demás. Su estómago duele un poco por la fuerza que ha estado ejerciendo toda la noche al reírse, un dolor gratificante.

En medio de su risa, su Día lo vio tan bellamente como solo él podía hacerlo.

Ignorando a los demás porque ese era lo que Jungkook causaba en él, que todo su alrededor se distorsionara para que su atención se centre únicamente en él, sin saberlo. No mentía cuando afirmó que sus ojos siempre están en él.

Con sus ojos delineó sus labios y cada una de sus cicatrices, las cuales ya no ocultaba, en ese momento, no pudieron serle más bellas ante él. Las luces de las velas y faroles del lugar hacían que su piel, más acanelada que desde que lo conoció, brille para excusarse que así estaba capturando toda su atención, cuando no es sorpresa para nadie que los ojos del pintor siempre fue lo primero que cautivó a Marcini.

Su alma ardía por todas las emociones que ha experimentado últimamente, dentro de sí, una llamada apasionada yace en constante turbulencia que se logra apaciguar cuando su amado está cerca.

Quiso besarlo ahí mismo, pero aún mantenía un poco de pudor para ese tipo de demostraciones en lugares que no sean el establo o su propia habitación o despacho. Ansiaba besar sus labios brillosos por el jugo de manzana que había tomado porque, cada vez que lo hacía, besarlo era la odisea más grande que ha experimentado como primera vez en reiteradas ocasiones.

Deseaba hacerlo tan mal ahora mismo.

—En mi defensa... — dijo Taehyung, con un suspiro —. No hay defensa. Fui ingenuo, pero Yoongi es el mayor de los dos, ¡debía cuidarme!

—¡Te digo que pensé que todos los árboles eran como la canela!

—¡Pero si la canela está así sola es horrible!

—Bueno, yo nunca dije que supiera bien.

—Basta, basta — Jungkook cesó su risa un poco, solo un poco para prestar atención a lo que su amante iba a decir —. Todos están conspirando en mi contra para dejarme mal frente a mi prometido, no es un trato justo. Ahora juguemos a dejar mal a Jungkook frente a su prometido.

—¿A mí? — el castaño asintió —. No creo que haya algo que puedan decir para darme una mala imagen.

—¿No? ¿HoSeok? ¿Hay algo? — preguntó, puesto a que es el segundo más cercano al pintor.

—De hecho, no. Realmente, no hay nada. Es fantástico, maestro Kook.

—Vamos, estoy quedando como un tonto y a Yoongi como el que induce al tonto a hacer cosas tontas.

—Es que lo eres, hermano — Taehyung vio con indignación a Rosé —. Pero todo es con cariño, no creo que Jungkook ahora crea que eres tonto.

—Bueno... — la exclamación indignada del señor Marcini hizo estallar a todos en risas —. Es broma. Claro que no pienso que eres tonto, mi amor. — Con eso dicho, recibió un sonoro beso en la palma de su mano como muestra de agradecimiento.

La comida estaba siendo disfrutada por cada uno de ellos a su manera, como si las personas que no se encuentran en ese salón no existieran para perturbar su felicidad, como si la calma de aquel hogar no dejará de ser inclusive si el mundo de afuera está ardiendo en llamas.

En instantes como esos, Jungkook deseaba que aquella noche fuera eterna.

Era irónico, ¿verdad? Él, quien antes le temía y aborrecía la noche, quiere que esta sea para siempre. Un lugar cálido, familiar y que hace a su corazón vibrar con felicidad y alegría por tener frente a él personas que lo aman, apoyan y no le juzgan.

Son como estrellas fugaces en una noche estrellada estática.

Una noche de despedidas.

—Hermano, Jungkook, familia... — Francesca tomó la palabra cuando las risas cesaron, levantándose con su copa en mano —. Quisiera hacer un brindis por nuestra familia, les pido que alcen las copas y que, si alguien quisiera tomar la palabra, lo haga.

Todos alzaron sus copas de vino a la par que se levantaron, los únicos que estaban tomando jugo de manzana eran el pintor y JiEun.

—Hace muchos años, la familia Marcini dejó de conformarse de cinco miembros, para ser una de cuatro — empezó la pelinegra, mirando a su hermano —. Aurelio Marcini solo nos dejó su apellido y un desastre de viñedo que mi hermano, Taehyung Marcini, se encargó de levantar. Sé que te lo he dicho muchas veces, pero nunca me cansaré de repetirlo, hermano mío, que sin ti... nuestra familia no solo no hubiese prosperado económicamente, tampoco hubiese sobrevivido. Cargaste en tus hombros no solo a tus hermanas menores, sino a tu propia madre y en nombre de ella te pido el perdón que debiste estar esperando desde que eras un niño.

» Eres digno de admirar. Eres digno de llorar. Eres digno de recordar. Y, sobre todo, eres digno de amar y de ser amado. Te veo junto a tu ahora prometido, Jungkook, y veo que has conformado tu propia familia, tu propio hogar donde eres feliz y genuinamente tú. Sonríes más, te vistes con tus colores favoritos y usas joyas que te gustan, aceptas y defiendes tus ideales con firmeza, planeas tu vida para perseguir tu felicidad y yo no puedo estar más feliz que tú al verte de esta manera.

Taehyung, en este punto, sonreía en grande con un par de lágrimas avanzando por sus ojos.

—Aunque te extrañaré en demasía, espero que en un par de horas, partas sin dar vuelta atrás. Hermano, es tiempo que asegures tu dicha y, aún más, la dicha que compartirás con tu prometido. Sé que usualmente la bendición a una pareja se la dan los padres de familia, pero ahora les quiero dar mi bendición. Que su amor sea tan fuerte para asegurar su felicidad y espero luchen por ella, que nosotros aquí los estaremos también apoyando y ayudando cuando haga falta.

Jungkook, en cambio, trataba de guardar la compostura, a pesar de que sus lágrimas se resbalaban por sus mejillas tal río caudaloso.

—Supongo que también quisiera decir unas palabras — murmuró Yoongi, mirando su copa con fingido desinterés porque estaba un poco nervioso. Aún así, alzó su mirada hacia Taehyung, quien lo estaba viendo con sus ojos cristalizados y nariz enrojecida —. Taehyung... Nos conocemos, prácticamente, toda la vida. Estuve contigo en muchos momentos difíciles de tu vida, así como tú en la mía y déjame decirte, que no conozco a alguien más fuerte que tú.

» Nunca lo hice y creo que es buen momento para hacerlo, pero gracias por tu existencia — dijo de la manera más sincera que pudo —. Te convertiste en mi familia sin notarlo cuando yo no tenía una, me abriste las puertas de tu casa sin pensarlo cuando tuve un problema y me prestaste tu despacho para esconderme de las personas, cargabas con tu familia y ti mismo y aún así fuiste el amigo más leal que he tenido. Y creo que me faltará vida para expresar mi gratitud hacia ti y tu familia.

» Pasaste por cosas las cuales no merecías y espero que la vida misma te pida perdón por eso, o que al menos te recompense con felicidad y plenitud a partir de lo que nos depara en este viaje que ambos han decidido.

Con rapidez, secó una lágrima que se escapó de su ojo y volvió a mirar su copa, para ahora enfocar su mirada en Jungkook.

—Jungkook, no te conozco como Taehyung o HoSeok lo hacen, pero también espero que la vida misma te pida perdón por todas y cada una de las cosas por las cuales tuviste que atravesar para llegar aquí. Gracias por hacer feliz a mi amigo, gracias por pertenecer a esta familia... Gracias a ambos por reunirnos en esta m-mesa...

Todos se sorprendieron cuando Yoongi tuvo que hacer una pausa para poder respirar y no llorar en ese momento; sin embargo, sus lágrimas siguieron cayendo sin parar.

Nadie conocía la pesadez en su corazón, a excepción de HoSeok.

—Gracias por... — murmuró, con su mano izquierda tapando parte de su rostro para que no le vieran llorar —. Gracias por permitirme ser parte de esta familia. Nunca la olvidaré.

Jungkook, quien estaba más cerca de él y sin pensarlo mucho, se acercó hasta el pelinegro y lo abrazó para consolarlo.

—Taehyung, yo tampoco te conozco como la mayoría de esta mesa lo hace — tomó la palabra HoSeok, con semblante serio —. Tuvimos nuestras diferencias, pero ahora ambos pertenecemos al mismo hogar y familia. Haces feliz a mi maestro y yo estoy bien con eso si él lo está, gracias por ello.

Rápido, conciso y directo, usual en HoSeok.

—Maestro Kook... — le llamó cuando vio que se alejó de Yoongi y volvió a su lugar —. Le juro que, si de mí dependiera, usted nunca volvería a sufrir o padecer algún dolor — aquello le sacó una sonrisa al pintor y a un par más en la mesa —. Quiero que sea feliz, muy feliz y sé que así será.

—Yo quisiera agradecerles a todos por esta familia — dijo Jungkook, tomando la mano de su Día —. Honestamente, antes no creí que volvería a sentir aquella calidez que te dan ciertas personas junto a una cena amena o unas palabras sinceras. Creo que nunca me presenté apropiadamente más que a HoSeok y Taehyung, así que ahora lo haré, porque quisiera que me conozcan por quien soy realmente, puesto a que seré parte de esta familia mucho tiempo; quiero ser transparente con todos.

» Mi nombre es Jungkook Rossi, no volveré a ocupar el nombre Notte para mi vida personal. Hace poco cumplí veintinueve años y me gusta pintar, como sabrán — dio una corta risa, la situación le daba euforia —. Provengo de Roma, que es uno de los destinos de nuestro viaje. Tuve que escapar de lo que antes conocía como hogar por un tema el cual quiero olvidar, pero que me atrajo aquí, a Florencia hace más de diez años. Lugar en el que conocí a quien fue como un padre para mí.

» Quisiera que en esta mesa también esté SeokJin Parisi, mi mentor y quien me dio cobijo cuando no tenía nada ni a nadie. Estoy seguro que lo habrán amado tanto como yo, es muy especial en mi corazón y también quisiera tenerlo presente en esta ocasión. Ustedes compartieron su familia conmigo, así que yo también quiero hacer lo mismo, aunque no sea físicamente. Sé que a él también le habría gustado estar aquí y saber que estoy al lado de las personas que amo.

Ahora, su atención se vio completamente en Taehyung, quien le veía con ojos dulces y sonrojo en sus mejillas.

—Te amo — dijo, fuerte y claro —. Gracias por darme esta familia.

—Gracias a ti por ser parte de ésta, te amo también. — Respondió el castaño, para rápidamente darle un casto beso en sus labios.

—Esta noche, brindemos por la unión de la familia Marcini y Rossi — volvió a tomar la palabra Francesca, alzando más su copa con una gran sonrisa —. ¡Salud!

—¡Salud!

El choque de las copas fue instantáneo y agradable, el vino y el jugo de manzana nunca supo tanto a felicidad, gloria y amor.

Tal vez, este sería el inicio de una bella historia.

Taehyung se encontraba un poco distraído, ni siquiera podía centrarse en la fogata frente a él, ni en las personas a su alrededor.

Las risas hacen eco en sus oídos y le da un poco de gracia ver a sus hermanas un poco más sueltas por el consumo de vino, Yoongi reía a su par al igual que los demás. Todos habían desplazado la celebración y despedida fuera del comedor.

Pero él no podía centrarse en eso, sino solo en las ventanas de la habitación de su madre con poca iluminación, pero lo suficiente para ver su silueta de vez en cuando en el cristal, sin saber si veía el espectáculo con desdén, desaprobación o una pizca de querer integrarse a la dicha que está siendo la noche.

—¿Qué sucede, mi Día? — Jungkook le pregunta a su lado, en voz baja para que nadie se dé cuenta de la mirada perdida de su prometido.

—En pocas horas nos iremos... Y nunca me he ido de sin despedirme de mi familia — comentó, intercalando su mirada entre la casa y su Noche —. Pero ella no ha dado ningún atisbo de hacerlo.

Taehyung, hasta el último momento, espera un poco de amor de su madre. Cuando monte aquella carreta y viaje hacia el sur, no volverá a mirar atrás.

—¿Quieres despedirte de ella? — el castaño asintió, sin verle —. Ve, entonces.

—¿Eh?

—Ve — el mayor no respondió, más que con una mueca. Quería hacerlo, pero de nuevo estaría yendo detrás de ella como ha estado acostumbrada —. Es probable que sea la última vez que la veas. Despídete y dile todo lo que tengas que decirle.

—Amor mío, te lo prometo, será la última vez que la vea — dijo, en cambio, después de unos segundos en silencio —. No volverá a hacerme daño, no volverá a obtener de mí lo que quiera y cuando quiera.

El pintor, con una sonrisa dulce, besa los labios contrarios y asiente.

—Lo sé. Confío en ti.

Con ello, Taehyung se levanta de su asiento sin ver a su familia y se dispone a entrar a la casa. A sus espaldas, Jungkook lo excusa diciendo que irá al baño para que pueda seguir su camino tranquilo.

Tiene miedo, lo admite, pero con cada paso que da, con cada escalón que sube, va dejando un poco de él. El camino hacia la habitación de su madre es rápido y se lo sabe de memoria. Con una fuerte respiración, toca la puerta café con tres golpes suaves que anuncian su llegada.

Unos segundos más tarde, vuelve a tocar al no recibir respuesta.

—Madre, sé que estás despierta — dice, lo suficientemente alto para que la mayor lo escuche —. ¿Podemos hablar?

Intentó abrir la puerta, pero se dio cuenta que estaba trabada.

Inesperadamente, le dio un escalofrío al sentir un vago sentimiento de familiaridad. Una situación similar a cuando era un infante y buscaba el consuelo de su madre, pero lo único que recibía era una puerta en su cara.

—Mamá... Por favor.

Esa puerta cerrada era un claro no y la evidencia de que su madre no cambiará su opinión con respecto a él. Lo cual le provoca un llanto silencioso, nada fuera de lo común.

—Pronto me iré... Quiero despedirme.

Sin respuesta verbal aún.

—Sabes que no me gusta partir de casa sin despedirme, ¿verdad? — preguntó, su voz apagándose cada vez más cuando el cansancio mental se apoderaba de él —. Mamá, ¿acaso conoces algo de mí? Por favor... abre la puerta y me darás el atisbo de que verdaderamente me amas, p–porque yo sé que lo haces... solo lo demuestras mal. Pero si lo haces, tendré razón de no haberme equivocado al volver a ti una última vez.

El silencio ahora parecía eterno y la poca luminosidad del pasillo era como un animal acechándolo.

—Si abro la puerta... — dijo Fiorella con voz quedita, las esperanzas de Taehyung se dispararon hasta el cielo —. ¿Te quedarás aquí?

—¿A q–qué te refieres...?

Y, como era común en la dinámica familiar y de poder entre madre e hijo de la familia Marcini, así como tan rápido crecen las esperanzas, así tan rápido las destruyen.

—Si abro la puerta, ¿ya no te irás de Florencia?

—Yo venía a...

—Solo responde. Si lo hago, ¿te quedarás?

Taehyung no podía creerlo, su corazón dolía por tal decepción.

—Igualmente me iré — respondió con frustración —. La carreta está lista, guardé mi ropa, m–mis pertenencias, Yoongi trazó la ruta... Hasta compré ropa para Jungkook, ¿sabes cuán egoísta suenas al pedirme eso?

—¿Yo, egoísta? Ese pintor... Me estás abandonando por ese pintor, no te importa dejarme aquí, sola, cuando en cualquier momento podría morir y tú no estarás aquí para eso porque no te importa. ¿Y si enfermo gravemente? Siempre hemos estado juntos, hasta que ese pintor apareció...

—Jungkook, madre. Por favor, al menos llámale por su nombre.

—Es un sodomita, su nombre es irrelevante.

—Yo también lo soy.

—¡No, no lo digas! — gritó, Taehyung no podía verla, pero sentía que estaban cara a cara con la puerta entre medio — No lo eres, tú eres mi hijo, ¡y mi hijo no es un maldito sodomita! ¿Puedes verlo? ¿Puedes ver lo que ese pintor ha cambiado en ti? Primero le compras ropa y ahora te llamas a ti mismo así, ¿qué sigue? ¿Le comprarás cada pan que comerá? ¿Le darás el sustento que era para tu familia hacia él? ¡Es un aprovechado!

—¡Basta, Fiorella!

El castaño golpeó la puerta en un arrebato, con lágrimas ya escurriendo por sus mejillas.

—Le compré ropa porque la condenada iglesia lo dejó sin nada, ¿tú entiendes eso? ¡Nada, le arrebataron todo! No tiene ropa, ni materiales para trabajar, ¡hasta sus animales fueron vendidos! Y todo pasó por amarme, pero a él no le importó eso y se quedó a mi lado, claro que le voy a dar todo lo que esté a mi alcance porque lo amo.

» Por algo trabajé desde que tenía doce, ¿verdad? ¿No es para darle a las personas que amo lo que necesitan que me obligaste a trabajar desde tan temprano? ¿No es por esto que soporté tanta mierda de extraños que quisieron aprovecharse de mí al solo ser un niño? ¿Hablas de abandono? ¿Por qué no recuerdas cuando me abandonaste a mí? ¡Todo este tiempo he estado solo!

—¡Mentira, has estado a mi lado!

—Que es como la nada misma...

—¡Taehyung Marcini Salvatore! No puedo creer lo que estás diciendo...

—Esa es nuestra cruda verdad, Fiorella — la nombrada bufó, no le gustaba cuando su hijo la llamaba por su nombre —. Iba a irme sin mirar atrás, pero sin dejar de pensar en ustedes — murmuró después de unos cuantos segundos en silencio, con la mirada en la manija que sujeta con fuerza —. ¿Creías que te iba a dejar a tu merced? Pues, no. Seguiré aportando económicamente porque es mi rol y lo acepto...

—Entonces, ¿por qué te vas? Lo que dices no tiene sentido.

—Me voy porque, en todo este tiempo, no me has visto como tu hijo — finalmente, lo dijo —. Te di oportunidad tras oportunidad para que me demuestres lo contrario, pero siempre fue más importante que no deje de trabajar, con quién me voy a casar, el qué dirán o qué vestirás. Me abandonaste hace muchos años, antes que yo... Ni siquiera m–me abrías la puerta cuando t–tenía miedo en las noches... Ni siquiera me abres la puerta ahora.

» Han pasado más de veinte años cuando esto comenzó y siempre has sido igual, no me dejabas llorar y solo recibía un abrazo cuando terminaba mi jornada laboral. Te comportaste como una patrona que le debía de rendir cuentas cada día, cada semana y cada mes, hace mucho tiempo que dejé de sentir que tenía una madre a mi lado.

» ¿Y no te parece extraño? Pronto tendré treinta y cuatro y, por primera vez en mi vida, siento que soy genuinamente feliz. Abajo hay personas que me aman y me apoyan, mierda, Fiorella, hasta JiEun está con nosotros y la acabo de conocer, ¿tu orgullo fue tanto que no te permitió compartir conmigo mi despedida? No volveré jamás.

—Lo harás, sé que lo harás.

Taehyung suspiró y pegó su frente a la madera. No había remedio, esto está acabando justo ahora.

—Le pedí matrimonio a Jungkook.

Fiorella se quedó callada unos instantes que parecían ser eternos, no podía creerlo.

—¿Estás mal de la cabeza?

—No, Fiorella. Lo amo y por eso se lo pedí. Me dijo que sí.

—Ni siquiera pueden casarse —la mujer rio y eso le dolió más al castaño. Lo sabía, maldición que lo sabía —. Es ridículo y te has convertido en un bufón.

—¿No abrirás la puerta? — preguntó, por última vez.

—Sabes cuál es mi condición. Si la abro, te quedas. Tú eliges.

Y Taehyung Marcini, finalmente, eligió su felicidad por encima del estigma y del egoísmo.

Con lentitud, se alejó de la puerta para dejar de tocarla, para dejar de aferrarse a ella. Ya está, se acabó. Su madre acabó con la poca esperanza que le quedaba.

—Hice mi testamento — ésta era la manera en la que se rendía —. Lo dejé a cargo de personas de confianza, por si algo malo pasa. No quiero que te sorprendas cuando veas que repartí mi patrimonio en personas que no quisieras que tengan que ver con la familia, me daría mucha tristeza, pero al menos espero que ahí sepas valorarme y respetarme.

» La casa estaba a nombre de mi padre y pasó al mío cuando tenía dieciocho años. Cuando llegue el momento de efectuar el testamento, la casa estará a tu nombre, puedes hacer lo que quieras con ella... Contrata o despide la servidumbre que se te plazca, pero hasta eso, Berenice y JiEun me harán el favor de acompañarte hasta donde lo permitas o ellas deseen.

» Quiero que sepas y estés consciente que, por tu culpa, esta relación de madre e hijo se ha destruido. Di todo de mí y más con la esperanza que algún día me ames, pero ya me has demostrado mil y un veces que no lo haces, ni lo harás.

La puerta seguía sin moverse.

—Recuerda, Fiorella Salvatore, que no me abriste la puerta cuando te supliqué que lo hicieras porque le tenía miedo a la oscuridad y no lo hiciste ahora, que te di una última oportunidad para despedirnos.

Taehyung, con el corazón en la mano, lo aceptó.

—Espero que alguien llore en tu muerte porque ahora ya sé quiénes sí lo harán por mí cuando eso suceda — dijo, dando pequeños pasos hacia atrás —. Adiós, Fiorella Salvatore. Ten una buena vida.

Tú también mereces una buena vida, Taehyung Marcini.

Aquella madrugada, las despedidas fueron dulces, amargas y agrias.

Taehyung Marcini, Jungkook Rossi y Yoongi Cetti están a punto de partir.

Francesca y Rosé se despidieron con fuertes abrazos y sonoros besos en las mejillas a su hermano mayor. Hubo un par de lágrimas que rápidamente fueron limpiadas, la calidez de sus cuerpos juntos en algo tan humano como un abrazo fue suficiente para afrontar la gélida temperatura; esperaban que la carreta pueda soportar la frialdad de la noche para resguardarlos como una manta.

Berenice y JiEun se despidieron de los tres con un poco de distancia, con un abrazo sincero y palabras de aliento. HoSeok, se despidió de su maestro con el característico dramatismo que acompaña su nombre, con una fuerte oración a que todo les salga bien, aunque haya tenido dudas en su fe.

Cuando el sol estaba a punto de aparecer, los tres se subieron a la carreta con el poco, pero necesario equipaje listo para lo que su destino les depare. Yoongi llevaría las riendas del caballo, Raggio, y los tres se turnarán en lapsos de un par de horas con sus debidas pausas para comer o descansar.

Aquella madrugada, tres hombres dejaron Florencia.

Cada uno con su respectiva lucha interna ganada, un nuevo comienzo se avecinaba.

Stigma los espera, sean todos bienvenidos.

lloré al escribir, ¿y ustedes?

buenas nuevas, nuevo capítulo de su especial de llanto favorito, por fin.
muchas gracias por las 925k leídas, nunca creí llegar a eso.

ya saben, gracias por leerme y estar aquí, estaré respondiendo comentarios pq me aburro je, hablemos cualquier cosa o si gustan pueden enterarse de varias cosas a través de mi canal en whatsapp que hice hoy, si gustan me mandan un dm y les paso el link.

pan les tqm, besitos~

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