Samay Meyer
—¡Rex! —grite exaltada, acercandome rapidamente a ver el estado en el que mi mejor amigo se encontraba. Camine sobre mis rodillas, acercándome a él, pero antes de llegar al castaño, unos grandes y fuertes brazos me tomaron de la cintura, y me alzaron, cargandome.
Tan solo, ¿cómo es posible que un humano sea tan fuerte como para poder cargar tantos kilos de una?
No entendía nada de lo que sucedía. Estaba tan confundida como cuando me preguntaron en mi exámen en qué año se descubrió América.
Mire rápidamente al de ojos azules, que solo me sonrió como si nada. Iba a decir algo, pero de repente, de un impulso me lanzó en el aire como pelota de béisbol. Grité asustada, esperando el impacto del suelo, pero al contrario de eso, unos brazos me recibieron.
¿Cómo y qué era lo que acaba de suceder?
Me aferre al cuello de ese espécimen que me lanzó por los aires, solo porque se le dio la gana. Abrí los ojos cuando supe que ya no había peligro.
—¿Qué sucede aquí? —pregunte exaltada. Me moví frenética intentando que el castaño me bajara, pero en cambio, este solo me miraba con los ojos brillosos y una sonrisa.
Que guapo hombre.
—Tranquila, Sammy. Estás ya en un lugar seguro, justo donde perteneces. —mencionó el de ojos grises.
Solté un jadeo al verlo. Tenía algo que lo hacía verse diferente. Todos, se veían diferente.
Miré embobada al castaño, donde él y el otro castaño me veían con muchas ganas.
Lucian comenzó a bajarme lentamente y Domani tomó mi cintura, para que no me cayera.
—Mani. —suspire, sin entender nada, sintiéndome débil y con muchas preguntas en su mente.
La última vez que lo había visto, me prometió que estaría con su compatible.
Sentí como un mareo me golpeó y casi me caigo, si no fuera porque Lucian y Domani me sostuvieron.
—¿Estás bien? El idiota de Lucian no tuvo cuidado. —expresó, con una sonrisa.
—May. —mire al que me hablaba. Khaled había pronunciado esas palabras y detrás de él estaban los demás, esperando algo. Me separé de los dos Frensby Ajax, para acercarme a los demás.
¿Han visto esas escenas en las películas donde el protagonista superpoderoso se enfrenta a un ejército él solo y gana? Así me sentía. Era yo contra estos quince hombres.
Pero... ¿cómo sucedió esto?
Mire cara a cara a Khaled, que era el más cercano a mi.
—No estoy entendiendo nada. ¿Qué es lo que hacen aquí? ¿Y Nina? —me rasque la cabeza frustrada y fruncí la nariz.
—Se acabó, Samay. Todo fue un error. —mire más confundida a Khaled.
—¿Eh? —solté, haciendo una cara que al parecer fue muy simpática para ellos, porque se rieron.
—Samay. Nina no era nuestra compatible. —expresó él, acercándose a mí y tomándome de las mejillas, sonriendo.
¿Por qué todos estaban tan felices?
—¿Qué? —volví a preguntar confundida. Él sonrió divertido.
—Hubo un error en los resultados de compatibilidad. —soltó de repente Areu. Khaled se alejó un poco de mí, dejando que el rubio también pudiera acercarse.
—Entonces... ¿qué? —era tan absurdo lo que me estaban diciendo y siento que había más cosas. Él sonrió divertido.
—Samay, te extrañe mucho. —expresó de repente Emeric. —Dejanos explicarte todo. Ven, salgamos de aquí y vayamos a un lugar más tranquilo. —dijo, con una sonrisa leve.
—Si es lo que quieren... —respondí aún confundida. Lucian y Emeric tomaron mis manos.
Comenzamos a caminar, pero no dimos ni cuatro pasos cuando un pensamiento me inundó.
Espera, espera. Yo estaba haciendo algo antes de este circo. ¿Dónde está Rex?
Volteé la cabeza abruptamente y preocupada.
Olvidaba que Yael le golpeó en la nariz, muy probablemente, quebrándosela.
—¿Dónde está Rex? —les pregunté preocupada, mire a los hombres que iban caminando detrás de nosotros. Ahora que los detallo, faltan cuatro. —¿Dónde están Azariel, Cobain, Yael y Rayan? —les pregunté y ellos se miraron entre sí.
—Linda... —comenzó Brais. ¿Qué idiotez le hicieron al pobre de mi mejor amigo?
Solté las manos de Domani y Lucian, enfadada.
Que me gusten no significa que iba a aceptar que maltrataran a mis amigos o que me dejará controlar por ellos.
Caminé entre ellos, ya que, tapaban con sus grandes cuerpos el camino al árbol y mi visión.
Milos tomó mi brazo, intentando detenerme, lo miré fulminante e inmediatamente me soltó.
—Samay. — pronunció Anxton, interponiéndose en mi camino, junto con Milos, eran mi última barrera para poder acercarme al árbol.
—Hablen de una vez, antes de que los quite a la mala y vea a mi amigo.
—Desobedecio ordenes, tiene que ser castigado. —fruncí el ceño ante el comentario frívolo de Milos.
—¿Qué son? ¿Una correccional?, no lo volveré a decir. Muevanse. —se miraron entre ellos y luego volvieron a mirarme. Ambos tenían los brazos cruzados y la espalda recta, como si intentaran intimidarme, pero sabía que era al revés: yo los intimidaba a ellos y estaban a nada de ceder, solo necesitaba meter algo de cizaña.
La escena era algo graciosa: ellos con sus muchos metros y yo con mis poco, ambos mirándome para abajo y yo para arriba. Y a pesar de que parecía que ellos dominaban la situación, era al contrario.
Fruncí el ceño más enfadada.
—No les volveré a hablar en mi vida si no se mueven. —no se si les importe mucho el que yo les deje de hablar, pero no se me ocurrió nada más con que amenazarlos.
Se volvieron a mirar entre ellos y después tras de mí, observando a los demás, como si dudaran de su respuesta.
—Te dejaremos pasar solo si prometes no enojarte con nosotros. —pronunció detrás de mi Khaled y Anxton y Milos asintieron. Fruncí el ceño. ¿Qué edad tenían? ¿siete?
—Lo que dijo él. —incline la cabeza, escuchando el raro comentario de Anxton. Exhale pesadamente y asenti. —¿Lo prometes por la garrita? —fruncí más el ceño sin entender. No puedo creer que tenía a los hombres más poderosos del mundo prometiendo con la garrita.
—Sí, Anxton. Lo prometo.
—Ya lo quedaste, Samay.
—Sí. —asentí como mi respuesta. Milos solo miraba de Anxton hacia mí, como si no comprendiera nada.
Me acerqué a ambos, esperando que se movieran y me dejaran pasar. Pero justo la mirada de ambos se fijó atrás de mí e hicieron muecas extrañas.
Volteé mi cabeza, observando como los demás Frensby Ajax se quedaban quietos y miraban a Anxton. Devolví mi mirada al pelirrojo, que cambió su extraña expresión a una sonrisa.
Iba a pasar en medio de sus cuerpos, pero no se movieron, ninguno de los dos.
—¿Me dejan pasar? —Anxotn sonrió.
—Tienes que sellar nuestro pacto. —Sonrío inocentemente y miré a Milos, que solo asintió.
Como joden.
Rodeé los ojos y levanté mi dedo meñique, pero él negó.
—Quiero un beso. —y se señaló los labios, levantando sus preciosas cejas. ¿Qué le pasa a este idiota?
—Jodete, Frensby Ajax. —aproveche que no estaban tan en guardia y los avente, haciendo que se movieran, poco, pero lo suficiente para que yo pasara.
No dí ni cuatro pasos cuando me pare, observando la escena.
—Mierda. —pronunciaron tras de mí.
Ustedes saben que l@s quiero mucho, ¿verdad?
¡Prometo que puedo (y debo) explicarlo!, no existe excusa para mi irresponsabilidad, pero la escuela es mi prioridad y más ahorita que me estan explotando.
No se cuando vuelva a subir capítulo, además de que la escuela me desgasta demasiado y ya no tengo tanto tiempo para pensar, así que es hora de decirlo y aceptarlo... tengo un bloqueo de escritor.
Cambiando a las buenas noticias, ¡ya somos casí 300k!, muchas gracias, de verdad. A todas ustedes las nuevas y relativamente viejas lectoras, muchas gracias, por todo.
Ya ni me dan ganas de entrar a leer mis mensajes, porque me siento mal moralmente, hasta el punto de considerar borrar la historia.
Como comenté anteriormente, no se cuando vuelva a subir capítulo y una gran disculpa para tod@s ustedes.
Gracias por leer, comentar y votar. Bonita noche.
🎃🤲🏻