Capitulo 14

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Samay Meyer

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Samay Meyer

Me recargue en Rex, mirándolo con una sonrisa.

Carraspearon detrás de nosotros.

—Coronel, el General Yael me pidió comunicarle que "esta noche, tendrá que comandar a los soldados para la seguridad del edificio"

Rex sonrío, infeliz

—No se hubiera molestado en informarme. Él ya me lo había comunicado, no se preocupe. —sus expresiones demostraban relajación, pero su cuerpo estaba tenso al igual que su mandíbula.

—¿Tienes trabajo? Deberías de irte, no quiero que te regañen. —exprese y él me miró, cuando lo hizo, se relajo un poco.

—Si, coronel. Yo que usted ya me iba yendo. Si el general Yael se entera de que ha llegado tarde, sabe como se pondrá. —dijo Lucian, burlón, a mi parecer.

—Si. Sam, Yael es un ogro de siete cabezas que explota a todos sus soldados y los hace vivir una vida de infierno si no hacen en tiempo y en forma lo que él ordena. —acompañó Domani y yo miré preocupada a Rex.

Me acerque rápidamente a presionar el elevador y este se abrió inmediatamente.

—Tienes que irte, pero ya. —le dije y él se quedó mirándome como idiota. Lo empuje (no se movió claramente), pero si salió de su ensoñación. Seguí empujando, esta vez con más fuerza. —¡Ya vete! —comenzó a dar pasitos para atrás, mientras que yo lo empujaba, hasta que llegó al elevador.

—Sam, calmate. —expresó, jalandome hacia él.

—Coronel, se le acaba el tiempo. Samay, si no se va ahora, Yael lo va a obligar a hacer coas muy extremas. —dijo Lucian, claramente divertido.

—No, no. Ya vete. Ese hombre te va a comer vivo.

— Lo hará correr 40 vueltas por todo el alrededor. —dijo ahora Khaled.

Mire preocupada a Rex. Presione el botón de la planta baja y salí rápidamente del elevador.

—Samay, ¿cómo puedes ser tan ingenua? —las puertas comenzaron a cerrarse. —Es obvio que no me va a hacer nada. —iba a salir, pero lo volví a empujar, callando en el elevador.

—Cumple con tu responsabilidad, Rex. —le dije.

Las puertas se cerraron antes de que pudiera contestar y yo suspire. Me volteé al sentir seis miradas sobre mi.

Seis miradas que tenían un extraño brillo.

—¿Qué me ven? —algunos sonrieron divertidos y otros un bufido.

—Era lo mejor, solo estaba molestando. —dijo desinteresado Lucian.

Lo mire con el ceño fruncido.

5 están bien, pero, ¿15?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora