Capítulo 39

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Samay Meyer

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Samay Meyer

Nina no se equivocaba: era el fin de los Meyer.

La pelinegra ahora era la mujer más poderosa del mundo y todos están de su lado. Ella puede hacer lo que quiera en el mundo. Y no sé qué tan correcto sea eso.

Entré rápidamente al baño, donde encontré a una pelirosa llorando.

—¿Qué pasa? —le pregunté, acercándome a ella.

—¿Recuerdas a Tifanny? —fruncí el ceño

Intenté centrar mis pensamientos, pero sentía todavía que mi estómago y garganta dolían, además de que sentía mi cuerpo mucho más pesado. Pero era momento de escuchar a Henar.

—¿La mejor amiga de Nina? —ella asintió y sus ojos se llenaron más de lágrimas, me acerque a ella y la abrace.

—Pensé que ellos eran mis compatibles. —hipeo. —Me gustan, Samay. Mucho. Al inicio intenté negar la atracción que sentíamos, pero ya no puedo. A dos de ellos los conozco de toda la vida, siempre hubo algo entre ellos y yo. Siempre creí que ellos serían mis compatibles, pero parece ser que no. Me duele verlos con otra mujer. Ya no podremos platicar, comer juntos, salir a patinar... besarnos. Realmente los quería, Sam. —sus respiraciones se entrecortan más.

—Calma, calma, Henar. Pronto encontrarás a tus compatibles y verás que todo mejorara. —ella me miró. —No dejes que esos idiotas te cambien el mundo. —sus ojos se llenaron más de lágrimas y su cuerpo se encogió más.

—Me ilusionaron, Samay. Jugaron conmigo, como lo hacen con las otras mujeres. —suspire.

Parece que Henar y yo íbamos por las mismas.

Pero teníamos que ser fuertes. Nosotras no éramos el juguete de nadie. Sabemos lo que valemos y lo íbamos a demostrar.

La tome de las mejillas y la obligue a mirarme.

Su cara estaba toda roja y sus largas pestañas llenas de lágrimas. Mi cejas se fruncieron y apreté los labios.

—Nosotras no somos el juego de nadie, Henar. Tu eres una mujer preciosa, no dejes que esto te afecte. Sí, tal vez te enamoraron e ilusionaron, pero es de humanos el enamorarse. Es de humanos el equivocarse. No puedes depender emocionalmente de las acciones de los otros, especialmente cuando son un grupo de hombres.

  <<Duele, lo se. Pero saldrás adelante, porque eres una mujer muy valiosa. ¡Sal a disfrutar tu soltería, no hay nadie que te lo impida! —le dije.

Se volteó y se miró en el espejo. Se tocó las mejillas y la frente.

—Tienes razón. Es hora de enfocarme en mi y en lo que quiero. —se volteó, me miró y sonrió. —Gracias, Sam. —Intente regalarle una sonrisa.

—Me tengo que ir, An. Ambas necesitamos despejar nuestras mentes. Sé que saldrás adelante de esta situación. —pronuncie mientras la tomaba de los hombros y le hacía un leve masaje. —Nos vemos. —le dije y le di un beso en la frente.

5 están bien, pero, ¿15?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora