19
Ya han pasado cinco días desde el incidente, mis heridas mejoraron y de esa habitación me pasaron a la mía claramente sin experimentar el contacto visual con Ethan. Implementé una regla del encierro y desde entonces no veo a los muchachos, solamente puedo alcanzar a ver la mano de Dave asomarse por un tramo de la puerta todos los días con un plato de comida, no se que han hecho ya que las cortinas de mi ventana deben permanecer cerradas por mucho tiempo. Necesito pensar mejor todo lo que ha sucedido, no quiero volver a reflexionar mientras le hablo como una completa idiota a la luna.
Siento el rechinido de la puerta, Dave vuelve a dejarme un plato de comida, casi siempre los como aunque otras veces los tiro por la ventana, me deslizo lentamente por el suelo quien se ha convertido en mi más fiel confidente estos días y veo aquel plato repleto de una comida que debo suponer será rica. Es una ensalada algo corriente y un simple filete, están sobre una bandeja acompañados con jugo de naranja, se ve apetitoso además de que rechacé la comida de ayer aunque prefiero guardarlo para después.
En momentos durante la noche cuando comienzo a dar vueltas en la cama me pregunto que pasó y como todo volverá a ser el día que me digne a salir, nunca sentí una fuerte tensión que me hiciera cambiar de perspectiva, lo que Ethan no se que fue si nervios o fueron impulsos del corazón, solo se que lo hizo y que mi primer beso fue con él.
Suspiro y saco el diario de mis abuelos, me dijeron que detrás de una gran historia se esconde un gran secreto pero sinceramente ya he hojeado este maldito libro como cincuenta veces y no ha pasado nada, no espero que algo salga de repente, solamente quiero un indicio sobre lo que tengo que hacer. Abro otra vez la página marcada y leo lo último que marqué hace como dos días.
«Son sentimientos que invaden su cuerpo, el éxtasis y las hormonas en una sola. Todo se destruye pero a tal vez aquel amor construye un nuevo mundo perfecto para alguien allí afuera. Simplemente es ser alguien para el mundo y no que el mundo sea para ti. Acepta, cambia y mantén todo en su estado vital, eres una fuerza mayor.»
Nunca entendí el funcionamiento de estos personajes, sus frases, la comunicación, el cambio son un misterio que posee ésta historia y me pregunto de donde serán. Huelo el libro como lo he hecho miles de veces y ciento otra vez aquel inconfundible perfume que parece provenir de Atherra —una región de Edehasis al norte, del otro lado—, lo cierro dejándome otra vez a la deriva, planeo pasar aquí unos tres días más quizás hasta olvidarme por completo lo que sucedió o hasta que Ethan ya no tenga secuelas de lo sucedido.
Me acurruco con las rodillas al pecho y me recuesto en el suelo, no he llorado pero mis ojos arden como si hubiese sido lo único que he hecho estos días, ya no puedo dormir del todo bien y en momentos siento que tengo que abrir una ventana en algún momento ya que si no me quedaré sin oxígeno en la habitación, hace tres días me frustré y empecé a destrozar los espejos haciendo que sobrevivieran solamente cerca de once para no volver a ver mi reflejo enmarañado y culpable, he tenido ataques repentinos de locura pero debo admitirlo que este no es normal y que ese beso logró destruirme. Más de lo que estaba.
Deslizo mi esquelética y pálida mano hasta las gavetas llenas de ropa y saco un pequeño short algo gastado, estos días he decidido hacer un repudio hacia las prendas y solamente he aceptado tener una camiseta y un calzón clásico sin nada más ya que solamente me encuentro yo y nadie más. Me cercioré de que nadie pudiera entrar por las noches y así poder reflexionar mejor, necesito pensar sola y no puedo hacerlo si tengo a tres muchachos amenazando la entrada y aunque yo les prometí ser parte de su grupo de asesinos sinceramente yo no me siento tan estable y no acepto todo del mismo modo que ellos, ellos se conocen y son hombres así que no creo que vayan besándose entre sí como lo hizo Ethan.
Me lanzo hacia la cama impaciente, no se que sucede conmigo pero es que mi cuerpo no soporta mantenerse en la misma posición por mucho tiempo, me siento inquieta aun cuando no poseo la suficiente energía para moverme, me gustaría poder llorar y gritar como una despavorida solamente para saber que está pasando conmigo, me detesto y me culpo, estoy recayendo otra vez en el pozo de la inutilidad y eso me molesta y me pone nerviosa. Lo que experimento no son sentimientos encontrados con respecto a Ethan, es más bien frustración por lo que él a demostrado con respecto a mí y yo siempre lo vi como el más serio.
«Todo colisiona con todo en un abrupto encuentro de manera sorpresiva.»
Algún día entenderé mejor lo que dicen estos personajes. Siento leves sonidos que se repiten en un orden y no se si serán alucinaciones de la falta de comida y sueño o si lo que escucho se proyecta en la vida real. Me pongo de pie y aparto las cortinas en el momento ideal en el que una piedra diminuta choca contra el vidrio, trastabillo hacia atrás y quito el pestillo de la ventana, el aire fresco se deja filtrar y se impregna en mi piel de forma leve. Bajo mi vista y observo al lanzador de las piedras.
Es Ryan.
Se ve mejor a lo que lo vi hace cinco días, creo que su recuperación fue más efectiva que la mía seguramente porque él si pudo aceptar medicamentos o aunque sea consentimiento de sus amigos mientras que yo preferí ignorar el contacto humano por un plazo de casi una semana, cuando descubre que por fin tiene mi atención alza un arma en su mano. Es un calibre, no se que intenciones tiene con ese arma, tal vez quiere dispararme por no ser tan apegada al grupo o por haber arruinado su amistad, Ethan debe de haberles contado, una noticia como esa no pasa desapercibida y mucho menos cuando es entre amigos.
— ¡Baja! —me grita con todas su fuerzas para que pueda comprenderle.
Asiento y me vuelvo en dirección al baño, le he dicho que bajaré. Mis planes de mantenerme por más tiempo se han ido al infierno con este muchacho, decirle que no es como incentivarlo a que entre a mi habitación por la fuerza y sinceramente me pone nerviosa que porte un arma y dudo que no esta cargada. Es como obligarme a bajar.
Miro mi reflejo por primera vez en semanas y lo que descubro me aterra e intriga a la vez, ojeras violáceas amenazan debajo de mis ojos, se notan demasiado como si fueran viva imagen, mis ojos verdes se han oscurecido hasta el punto de no distinguir de que color es originalmente, mi cabello se encuentra enmarañado y seco y mi rostro se encuentra con baba seca por una comisura, me veo peor a como me lo imaginaba.
Abro el grifo y dejo a mis manos se bañadas por agua fría y que sientan otra vez el tacto mientras salpica levemente mi brazo, junto una gran cantidad y hundo mi rostro en el agua mientras retengo la respiración, mi rostro acepta el agua y a la vez yo también. Extrañaba en parte poder utilizar el agua. Escucho un disparo y entonces exhalo fuertemente, no se que haya sido eso, a veces el arma puede desviarse aunque con la experiencia que deben tener los muchachos me temo que haya sido intencional. Debe ser por mí.
Cierro el grifo, seco mi rostro y salgo disparada de mi habitación dejando todo detrás, ahora no me interesa Ethan, me preocupa que pueda recordar algo sobre lo que sucedió, tal vez no ha dejado de pensar en eso estos cinco días de ausencia o tal vez ni ha importado en tanto haya hecho lo que haya querido hacer y luego alardear con los muchachos, como todo hombre suele hacerlo después de lucirse tan genial y cautivador ante una mujer.
Me deslizo por el barandal de la escalera y caigo de lado en el pasillo que da hacia el jardín, parece tan lejano pero a la vez me parece que fue hace tan poco que estaba aquí y luego estaba peleando con Ryan y luego asesiné a Lenard, luego volví a pelear con Ryan y le gané. Me parece todo tan sorpresivo y rápido.
Abro la puerta y entonces una bala roza frente a mí y se estampa contra una bolsa haciendo que ésta disperse su contenido, no se que diablos fue eso. Me vuelvo ante la persona que porta el arma y camino en su dirección, Ryan parece no inmutarse ante mi presencia y solamente se limita a sonreír de lado como si la situación resultara graciosa. O como si estuviera planeando hacer algo, apresuro el paso ya que no puedo confiar en él.
Mis respuestas son acertadas en el momento en el que una oscuridad me inunda de repente y siento el rasposo contenido de un saco que huele a la soja en época de cosecha. Mis pies dejan de sentir el suelo y dos manos me sostienen por la cintura y los pies, intentar escapar es inútil así que solo dejo que lo obvio me rodee. Siempre que salimos de ésta casa tienen que llevarme raptada como si nunca se les ocurriese la idea de que tal vez yo si acepte ir con ellos, me lanzan contra el frío suelo de aquella desgastada furgoneta donde alguien me descubre el rostro. Para mi sorpresa y favor es Dave.
Ethan se sienta en el asiento del conductor y Ryan en el copiloto, me aferro a la esquina paralela de Ethan y la furgoneta comienza a andar en marcha.
Lo único que veo en todo el camino es el pecho de Dave descender y ascender rápidamente del miedo que compartimos por lo inestable del coche, giramos hacia la derecha bruscamente haciendo que suspire de los nervios, creo que el viaje más estable que hemos tenido fue el que hicimos a la fiesta de Borgen. Cierro los ojos un momento y dejo que mi mente se ponga a deliberar sobre lo que sucede y sucederá en los próximos minutos.
No sé si el viaje resulta ser muy corto o si mi mente se encargó de hacerlo más corto, pero en cuestión de minutos las manos de Dave me sostienen por los hombros y abro los ojos respingando levemente sin comprender lo que sucede a mi alrededor. Veo las cosas algo borrosas y Dave me guía hacia el exterior de la furgoneta donde nos encontramos con Ryan y Ethan, al que intento evitar. Una palabra vasta para entender a Ryan.
―Vengan.
Sigo a Ryan hacia el edificio, no quiero preguntarles nada sobre lo que vamos a hacer y tampoco quiero ver demasiado hacia el edificio por eso me obligo a ver el suelo todo el tiempo, entramos y el suelo pasa a ser de alfombra azul. Levanto la vista y descubro dónde estamos, hay gente con cascos caminando por todas partes y sostienen armas en sus manos, hay una cantidad exagerada de policías en diferentes puertas, no puedo ubicarme en dónde me encuentro en este momento pero me es tan increíble. Ryan se vuelve a nosotros deteniendo mi paso y nos dice algo que es apenas audible a través de Dave.
―Bienvenidos a las prácticas de tiros, ahora entraremos a una de estas salas y todos deben prepararse.
¿Todos? Sinceramente no quiero imaginarme que ésta sea la primera vez que todos vienen aquí ya que no me reconforta demasiado el hecho de que los muchachos estén a mi nivel con respecto a ésta actividad. Siento un leve escalofrío y entonces inmediatamente me incorporo en una de las salas, al entrar un arma se postra frente a mí y veo que me la ofrece un policía blindado hasta los dientes con lo que yo creo que es una sonrisa.
Mi mano tiembla de forma leve al agarrar el arma y simplemente observo el suelo, no sé porque tengo miedo si ya he hecho esto, recuerdo cuando le disparé a Lenard pero igual, él casi estaba a punto de matarme y estábamos a mano. Me acerco a uno de los espacios de tiro y observo frente a mí.
Un círculo rojo y blanco se hace presente con un espacio de vidrio cubriendo todo su borde, jamás he ido a alguno de estos lugares pero por lo que he visto de las películas son bastante interesantes. Apunto el arma a la misma altura de la que se encuentra mi mirada y entonces presiono el gatillo dejando escapar un fuerte sonido que hace temblar mis dedos y entonces caigo hacia atrás observando al policía que me brindó el arma carcajearse de formas jamás imaginadas. Maldito, si pudiera dispararte lo haría.
Frente a mí aparece Ryan con unas gafas protectoras y con cascos que le cubren los oídos, se aparta estos últimos y me dice con una sonrisa:
―Emma ― siento como mi cabeza retumba en mis oídos intentando torturarme ― recuerda y ten cuidado por el culatazo. Por cierto te olvidaste estos ―señala los cascos y las gafas de forma irónica como si fuera una experta en este tipo de cosas.
Claro. Porque ir por la vida entrando a cualquier práctica de tiro y disparar con todo el armamento y como si fuera algo de todos los días es algo que se hace a diario. Pues así no es mi vida lamentablemente. Me enderezo y entonces el policía de antes me entrega el equipamiento que necesito, me lo coloco y entonces vuelvo a apuntar con el arma hacia el blanco cerrando uno de mis ojos. El frío me recorre otra vez y aprieto el gatillo.
Cae hacia el interior del círculo blanco casi afuera y entonces siento que alguien reprime una risa ahogada detrás de mí y aprieto la mandíbula. Maldita sea, no interesa cuanto le atine el hombre detrás de mí nunca dejará de reírse. Vuelvo a fijar la mira y disparo rápidamente, la bala sale disparada y no cae hacia el centro, golpea con el borde de vidrio blindado y vuelve hacia mi dirección, me lanzo hacia el suelo y entonces siento la bala impactar contra la piel humana. Jadeo y veo hacia atrás a un tumulto de policías que se ha juntado frente algo o alguien. Los muchachos también se encuentran ahí.
Por un espacio casi estrecho entre las personas alcanzo a ver algo que me deja pálida y un el frío vuelve a recorrer mi cuerpo. El policía que se encontraba antes riéndose de mis desgracias ahora se encuentra destruido, mi bala ha impactado contra él y terminó en su rostro, Ryan me ve casi horrorizado como si hubiese sido algo que planeara, me yergo y me acerco hacia el sujeto para observar mejor lo que sucede. Con el rostro desfigurado y completamente inerte no es necesaria una autopsia para deliberar que este hombre se encuentra completamente muerto, destrozado y lo peor de todo es que lo he matado yo.