room 72; camren

By milanolivar

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Camila es doctora en un hospital de Los Ángeles. Su vida se basa en ir al hospital, cuidar de su hermana Sofi... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Último Capítulo
Epílogo
Epílogo 2
Room 72 en físico
Room 72 portada

Capítulo 11

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By milanolivar

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Camila's POV

No sé por qué me extrañaba, pero aún no me acostumbraba a las comodidades de Lauren. Su jet privado era más grande que mi casa, y mientras volábamos hacia Miami, ella y Sofi hablaban de las políticas estadounidenses en educación, y yo casi no me podía creer que mi hermana supiese de esas cosas, aunque en realidad, era bastante madura y podía tocar temas como aquél.

Mientras, yo escuchaba una selección de temas de The Smiths en el iPod, cantando en bajo mientras veía cómo por la ventanilla del avión la bahía de Miami se acercaba.

Lauren acarició la palma de mi mano con los dedos y yo, enlacé mis dedos con los de ella lentamente, sintiendo el tacto de su piel recorrer cada centímetro de la mía.

Al llegar a Miami, un coche nos esperaba justo al bajar de las escaleras del avión y entramos en el coche, que nos llevaría primero al hotel para dejar a Lauren y luego a mi hermana y a mí a casa. Notaba a Lauren tensa, pero me sonreía intentando relajarme.

-Mis padres no muerden, ¿sabes? –Le dije, provocando su risa mientras miraba al frente.

-Pero impone saber que voy a conocer a tus padres, no sé. –Lauren se encogió de hombros, y la voz de Sofi se alzó.

-Papá puede que si muerda. –Miraba una revista que había en el coche.

-¡Sofi! No digas eso, no es verdad cielo. –Le acaricié el brazo al ver la cara de Lauren, que se quedó aún más pálida mirando al frente.

-Vale, voy a morir. –Murmuró Lauren, y yo negué riendo, mirándola con una sonrisa.

-Sólo... Quítate el traje, ponte algo.. Normal. –Entrecerré los ojos y solté una pequeña risa, observando cómo el coche paraba frente al hotel de Lauren.

-Lo tendré en cuenta. Nos vemos luego. –Se inclinó para besarme un momento cerrando los ojos, y se levantó para salir del coche.

Le dimos la dirección de nuestra casa al chófer, y partimos hacia ella. Sofi no paraba de mirar el móvil, y yo por la ventana. Había echado mucho de menos la ciudad, sobre todo la temperatura veraniega que hacía durante todo el año, las palmeras, la gente sin preocupaciones y todo a un ritmo más pausado que Los Ángeles, donde tenía suerte el día que no había atasco en la carretera, que llegaba a tiempo al trabajo o que encontraba un hueco libre entre consultas para hablar con Lauren.

Cuando bajamos del taxi, estábamos frente a nuestra casa. Una zona residencial cerca de la playa, no una de las más famosas pero, era algo.

No nos hizo falta llamar a la puerta porque mi madre abrió la puerta y nos abrazó, dándonos besos por toda la cara y nosotras no podíamos hacer nada, sólo dejar que nos besase y abrazarla también. Era más pequeña que nosotras, así que entre las dos no era difícil rodearla para fundirnos en un fuerte abrazo.

-¿Cómo están mis niñas? ¿Bien? ¿Tienen hambre? ¿Han comido? –Una de las cosas graciosas que pasaba con mi madre es que empezaba a hablar en español cuando se emocionaba, justo como estaba haciendo ahora.

-Sí, sí, no, sí. –Respondió Sofi, a lo que reímos las tres. En el umbral de la puerta se encontraba mi padre, al que corrimos las dos y nos abrazamos, casi tan fuerte como podíamos.

-Por vuestro padre sí corréis y conmigo no. –Se quejaba rodando los ojos y los tres reímos.

-¡No nos has dado tiempo ni a llamar al timbre! –Dije negando, entrando en casa.

Añoraba estar allí, añoraba los tiempos en los que mis peores problemas eran no tener los apuntes de genética.

Miré a mi alrededor hasta que mi madre se acercó a mí.

-¿Dónde está ella? –Me preguntó pasándome una mano por la cintura, caminando junto con mi padre y mi hermana al salón.

-Está cambiándose, no tardará en llegar. –Sonreí al ver la mesa del salón puesta, y el olor a comida inundaba la casa.

Y no me equivocaba, en cinco minutos sonó el timbre y me separé de mi madre.

-Debe de ser ella. –Dije corriendo por el pasillo, llegando hasta la puerta. Abrí y sonreí al ver a Lauren. Llevaba el pelo recogido en una coleta,  una blusa color blanco y unos jeans ajustados.

-Hey. –Sonrió y abrí un poco más la puerta para dejarla pasar. Me puse de puntillas para darle un beso en los labios suave, intentando quitarle los nervios que tuviese.

-Hey.. –Respondí acariciándole las mejillas, mientras bajaba las manos por su cuello, bajo su mentón. Notaba cómo el pulso de Lauren estaba más acelerado de lo normal, y la miré a los ojos. –Todo irá bien, créeme.

Lauren asintió, y por fin cerré la puerta. Pasamos dentro y, mi padre, mi padre y Sofi se giraron al ver al Lauren.

-Papá, mamá, esta es Lauren. Lauren, este es mi padre, Alejandro y mi madre, Sinu. –Dije dejando que viesen a la morena aparecer tras la puerta. Sofi sonrió y se acercó a Lauren para darle un abrazo, que la morena respondió con gusto.

Mi madre se acercó primero sin dejar de mirar a Lauren, bastante más alta que ella, lo que hacía la situación algo adorable.

-Encantada, señora Cabello. –Dijo Lauren tendiéndole la mano, y tuve que retirar la mirada para no reírme, porque siempre era rematadamente educada. Mi madre la cogió de las mejillas y le plantó dos besos en la cara, además de un abrazo.

-Mamá, mamá.. –La aparté riéndome, mientras Lauren se había quedado algo aturdida con una sonrisa.

-No importa. –Sonrió Lauren, dándole la mano a mi padre.  

-Así que eres la chica que habló conmigo el otro día. –Se puso las manos en la cintura mi madre y las mejillas de Lauren se pusieron totalmente rojas.

-Sí, bueno.. –Lauren intentaba explicarse mientras Sofi se reía por detrás.

-Es que me estaba duchando y llamaste, sólo eso. –Me acerqué a Lauren y la cogí del brazo, para sentarnos todos en la mesa.

-¿A esas horas te duchas tú? –Dijo empezando a repartir algo de verdura en los platos, además de carne y puré.

-¿Cuándo quieres que me duche? –Fruncí el ceño echando la bebida en los vasos, hasta sentarme al lado de Lauren.

-No sé, como estaba Lauren allí.. –Se encogió de hombros y negué, cogiendo la mano de la morena debajo de la mesa para tranquilizarla. Lauren tomó un sorbo de su vaso.

-Mamá, las parejas normales tienen sexo por las noches. Como comprenderás no querrás que Lauren en mitad de la noche se vaya a su casa en vez de quedarse con Mila. –Lauren se atragantó con el té frío y le limpié los labios con una servilleta, dándole un poco más de té para que se aclarase la garganta.

-Bien, Sofi, era algo que nadie necesitaba saber. –Reí negando, y mi madre apuntó a mi hermana con el tenedor.

-Tú, será mejor que nadie te haya tocado todavía porque lo mataré. –Mientras veía la escena casi no podía aguantarme la risa, y tomé el primer bocado de carne y puré, mirando a mi padre.

-¡Nadie me ha tocado, mamá! No sé qué tonterías dices. –Negó comiendo, y simulé que bebía para que no se me notase la sonrisa a punto de estallar en carcajadas en mitad de la mesa, mientras Lauren comía y lo miraba todo con una sonrisa.

-¿Dónde os conocisteis? –Preguntó mi padre cortando carne de su plato, llevándoselo a la boca. Por fin una pregunta normal.

-Mmh.. Era su paciente. –Comentó Lauren mientras comía, cogiendo el vaso con la mano.

-Me habían contado que eras muy dulce con los pacientes en urgencias, pero no tanto. –Comentó mi padre, y Lauren bajó la cabeza. Me removí en la silla un poco, porque Lauren no tenía nada que ver con urgencias.

-En realidad estaba en coma, papá. –Una mueca apareció en la cara de mis padres, y Lauren levantó la cabeza del plato.

-Lo siento. –Se disculpó a Lauren, y ella sonrió con levedad mirándolo.

-No importa. –Se encogió de hombros. –Camila me cuidó durante dos semanas, e hizo que me quedase aquí. Y sí, fue muy dulce conmigo durante ese tiempo, y los meses que vinieron después. Por eso me enamoré de ella. –Concluyó Lauren. Mi corazón casi se paró un instante al escuchar aquello último. Era la primera vez que Lauren había dicho que estaba enamorada de mí en voz alta, y lo único que pude hacer era mirarla con una sonrisa tan idiota que casi quería enterrar la cara en el plato.

-No pensaba que fueses así de guapa. Es decir... -Lauren sonrió ante las palabras de mi madre y se puso aún más roja, mirándome luego a mí.

-Te pones más roja cuando te lo dice mi madre que cuando te lo digo yo, aquí hay un problema. –Bromeé riendo, provocando las risas de mi madre, mi padre y Sofi.

-Porque tú me lo dices todos los días. –Sonreí y ladeé la cabeza, mirándola de forma que casi se me cae la baba encima del plato.

-Oh, Lauren cielo, debería habértelo dicho, tenemos sitio de sobra en casa, puedes quedarte a dormir aquí. –Añadió mi madre, y Lauren me miró a mí, y yo luego a mi madre.

-Mamá, Lauren ya tiene un hotel donde quedarse. –Dije limpiándome los labios con la servilleta.

-Bueno, si insistes... –Dijo mi madre volviendo a  comer.

-¿Y a qué te dedicas? –Mi padre seguía comiendo. Me gustaba aquello, porque se interesaba de verdad por Lauren.

Al escuchar la pregunta alcé las cejas y miré el plato para seguir comiendo.

-Soy... Tengo una cadena internacional de hoteles.  –Mis padres se quedaron en silencio.

-¿Qué cadena? –Entrecerró los ojos mi padre.

-Marriott. –Se quedaron en silencio una vez más. Conocían de sobra esa cadena, porque en Miami abundaban los hoteles de lujo que dirigía Lauren, y que nosotros en la vida podríamos permitirnos por mucho que ahorrásemos.

-Es rica, papá. Pero rica, súper rica. Multimillonaria, o billonaria. Hemos venido en su jet privado, y tiene un montón de coches de esos súper caros. –Comentó Sofi terminando de comer con un bocado, y Lauren reía ante su comentario.

-Sí, algo así. –Lauren asintió bebiendo de su vaso.

-No lo pareces. –Mi madre entrecerró los ojos mirando a Lauren.

-Sí... Eso es porque no estáis en Los Ángeles. Todo el día en traje, sin exagerar. –Comenté mientras Lauren me acariciaba el muslo por debajo de la mesa.

Tras la cena, subí con Lauren hasta mi habitación. Lo miraba todo con atención, antes de abrazarme por la espalda, escondiendo la cara en el hueco de mi cuello.

-¿Recuerdas la primera vez que me abrazaste así? –Pregunté con una sonrisa, girando la cabeza para encontrarme con su mirada. Nunca podría cansarme de sus ojos verdes, ni de lo perfecta que era en todos los sentidos.

-Sí. Recuerdo que me encantaba cómo olías, aunque siga sonando raro. –Me separé un poco de Lauren y me di la vuelta, pasando los brazos por su cuello dándole un tierno beso en los labios con una sonrisa. –Y tampoco querías besarme.

-Estás tan equivocada.. –Reí contra sus labios, apretando los dedos en su nuca. –Quería besarte más que nada, y no podía porque tenías novia, y luego la dejaste y no sería ético besarte. Y tú estabas encima de mí siempre y no sé cómo tuve fuerzas para evitarte.

Lauren suspiro con una sonrisa, mientras mis dedos acariciaban sus mejillas, pegando su frente a la mía.

-Te quiero. –Sus manos acariciaron mi cintura, sin separar su frente de la mía.

-Nunca te lo he dicho, pero yo también estoy enamorada de ti.. –Susurré arrugando la nariz.

-Eso es muy muy cursi.. –Susurró Lauren y le tapé la boca con las manos completamente sonrojada.

-Cállate. –Ella me miró a los ojos, y podía notar que estaba sonriendo por cómo se achicaban sus ojos. –Si no te metes conmigo te suelto. –Dije mordiéndome el labio inferior. Ella asintió y me dio un besito en la palma de la mano antes de que yo la retirase. Abrió la boca para hablar pero negué, poniéndole el dedo en los labios.

-Cómo eres tan adorable, Camila.. –Suspiró dándome besos rápidos y cortos en los labios, y yo acabé riendo en su boca, respondiéndole a los besos que acabaron siendo uno más lento, atrapando mi labio inferior. Pasé los dedos por el tatuaje de su nuca lentamente, observando la sonrisa de Lauren en mitad del beso. –No quiero ser tan cursi como tú, pero es que... Qué remedio. No quiero que sea como una película de Nicholas Sparks..

-Nicholas Sparks escribe libros. –Me reí mordiéndome el labio inferior.

-Bueno, lo que sea que haga ese tipo. No quiero que sea tan empalagoso como eso. Sólo quiero hacerte saber que... Te quiero, y no sé expresar lo que siento. Pero se me da muy mal confiar en la gente, por eso sólo tenía a Normani, y mira lo que pasó con Kaylee. Y tú ni siquiera me pides que te lleve en barco, ni siquiera me dejas que te invite a cenar. Casi te tengo que suplicar para que vinieses conmigo en el jet, y odias los restaurantes de lujo. Me quieres, y no es esa mierda de relación que he tenido siempre. –Sonreí mirándola, pasando las manos por su cintura para abrazarla, apoyando la cabeza en el pecho de Lauren.

-En realidad estoy contigo por el sexo, pero no se lo digas a nadie.. –Bromeé riendo, escuchando la risa adorable de la morena.

-No lo haré. –Levanté la cabeza y justo cuando fui a besar a Lauren mi hermana abrió la puerta. Carraspeé mirándola y ella levantó las manos.

-Mila, tus amigas han venido a buscarte. –Asentí y luego miré a Lauren, que tenía el ceño algo fruncido.

-Vale, ahora bajo. –Respondí viendo cómo Sofi iba escaleras abajo, y me giré hacia Lauren. –Vamos a salir esta noche... Me preguntaba si querías venir conmigo.

Ella miraba las escaleras al bajar para no caerse, y cuando llegamos abajo negó.

-Tengo trabajo mañana, cielo.

-Está bien.. –Susurré sintiendo su mano colarse por mi pelo, acercándome a ella para darme un beso tierno y dulce, mientras yo apoyaba la mano en su pecho con una sonrisa en mitad del beso.

-Te echaré de menos. –Me dijo al separarse, besando mi frente mientras nos quedamos abrazadas.

-Y yo a ti, Lo. –Me separé de ella y le di un último beso en los labios, bajo la mirada de mis amigas que aparecieron al final del pasillo, y que en conjunto exclamaron un "awwww" unísono. Hice un gesto con la mano para que parasen y Lauren me dio un par de besos más en los labios con las manos bajo mi pelo, en mi cuello.

-Ya os la dejo. –Dijo al separarse, provocando las risas de mis amigas. –Te quiero, nos vemos mañana.

-Te quiero, hasta mañana cielo. –Me acarició la mejilla con el pulgar y besó mi frente, saliendo por la puerta de casa.

Me giré hacia mis amigas con un suspiro, porque me era un poco difícil separarme de Lauren, y suspiré, acabando en un corrillo con mis amigas casi gritando.

-Dios mío, ¡Mila está enamorada! –Dijo una de ellas, a lo que todas rieron.

-Un poco.. –Me sonrojé jugando con mis dedos, riendo.

-Dios, es muy muy guapa. No sabía que era así en persona.

-En las revistas sale guapa, pero aquí.. –Negué saliendo de casa con las chicas.

-Basta, sólo me hacéis echarla más de menos. –Me quejé entrando en el coche.

-Supongo que no tendrá sentido que diga esto, porque para ti siempre será una noche de chicas pero... ¡¡NOCHE DE CHICAS!!

*      *      *

Lauren's POV

Miraba el techo de la habitación mientras en la cama se reflejaban las luces de Miami. Una combinación de edificios que provocaba un juego de colores enamoradizo, pero que al final combinaba con el insomnio que aquella noche me acompañaba.

Pensaba en qué suerte había tenido en cierto modo con aquél accidente. Podía considerar a Camila como el amor de mi vida, porque estaba claro que nadie iba a quererme más que ella.

Cerré los ojos de nuevo e intenté dormir, pero no podía. Me faltaba el cuerpo de Camila al lado al que abrazarme, me faltaban sus caricias. Me faltaba algo así como media vida en aquella habitación, pero aquello nunca se lo diría a ella, al menos no con esas palabras que tan cursis sonaban.

Mi móvil sonó y me giré en la mesita de noche, encendiendo la luz. Un SMS en la bandeja de entrada, ¿Camila se había vuelto vintage?

Cuando abrí el mensaje, había un vídeo en él, y salía Camila. Seguro que no había cobertura en el antro donde estaban y me lo mandaba por SMS, pero tampoco cuadraba; no conocía el número que había mandado el vídeo. Al abrirlo, una chica que sale de espaldas se acerca a Camila y comienza a besarla, y ella le sigue el beso. No podía creerme lo que estaba viendo. El corazón me hacía daño al bombear, sobre todo porque hacía unas horas me estaba diciendo que me quería en su casa.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla, probando el sabor salado de esta y apreté los labios, a la vez que el móvil en mi mano y lo estampé contra la pared sintiendo mis músculos tensos, provocando que mi ira inundase cada rincón de mi cuerpo, y así el móvil quedó hecho añicos. ¿Cómo podía? ¿Cómo? ¿Por qué? Nunca había sentido esto antes, las punzadas en el pecho se iban haciendo más profundas a medida que pasaba el tiempo e iba asimilando lo que había pasado.


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