Anastasia
La calma que siento en este momento es tan refrescante que no quisiera levantarme nunca más, se que debo enfrentar todo lo que me paso el día de ayer pero la verdad en este momento lo que menos quiero es aceptar lo sucedido, se que tengo que hablar con mis padres y hasta cierto punto los entiendo a todos, pero no era la manera y quizás lo tome peor por la forma en la que me entere, pero a decir verdad no creo que nunca haya sido un buen momento. Muevo mi cuerpo topándome con mi calientico amado, que fue lo más tierno y dulce del mundo. Estoy tan enamorada de él que no se que seria capaz de hacer por él. Abro lentamente los ojos encontrándome con su bello rostro dormido plácidamente a mi lado abrazando mi pequeño cuerpo, me zafó de su agarre lentamente evitando que se levante para hacer la llamada que se que debo de hacer. Tomo el móvil y suspiró una vez más para marcar el tan conocido número
- ¿hija? – parece sorprendida y feliz a la vez
- Buenos días madre, te llamaba para saber si nos podríamos reunir los cuatro y hablar – trato de sonar lo menos nerviosa posible
- Claro que si hija – solloza sin poderlo evitar – estaremos en una hora en la casa de Carrick para poder hablar mejor – propone y si realmente aquí me siento segura
- Muy bien, entonces no vemos en una hora, adiós – finalizó cortando la llamada porque siento que el corazón se me va salir del pecho
Es lo correcto, yo siempre he hecho lo correcto y esta no será la primera vez, se que ayer no estaba en mi mejor momento, puesto que han sido días difíciles, pero ya debo comenzar a avanzar porque no tuve una mala infancia, ni mucho menos malos padres
- ¿Qué haces levantada tan temprano? – siento su cálido aliento en mi oído y siento como todo mi cuerpo se eriza
- Hable con mi madre y vendrán con – Ray siempre será mi padre pero se que Franklin también lo es - no se como decirles pero por el momento Ray y Franklin para poder hablar todos con tranquilidad – le comento girándome encontrándome con su dormilona mirada y una sexy sonrisa
- Me alegra que te sientas mejor y hayas decidido hablar con ellos, es lo mejor en este momento – sonríe, pero noto algo que no descifro en su mirada
- ¿pasa algo? – lo cuestiono sorprendiéndolo
- ¿Por qué me preguntas eso? – parece un poco nervioso
- Se que pasa algo aunque no se que sea – alzó una ceja notando como la preocupación pasa momentáneamente por sus ojos
- No es nada – me da una sonrisa torcida – lo de Rodríguez me tiene pensativo y no se si ese animal planee algo, no quiero que nada te pase, además es enserio lo que te dije anoche tengo dos suegros cómo será eso – se cuestiona riendo tratando de ocultarme algo, pero lo dejaré pasar
- Bueno por Rodríguez se me defender que le den – le resto importancia – y lo de los suegros, no te harán nada grave creo – me burlo quitándome su camiseta quedando desnuda ante sus ojos – ahora me daré una ducha porque debo estar lista en una hora
Lo empujo juguetona porque lo deseo como una loca. Siento que gruñe a mis espaldas cuando me encamino al baño. Siento sus manos en mi cadera atrayéndome hacia el y parando mi marcha al baño
- Creo que debo acompañarte para ayudarte nuevamente como anoche – muerde el lóbulo de mi oreja haciéndome jadear
- A la mierda el baño – me giro empujándolo hacia la cama y subiéndome a hojarascas en él – te deseo y necesito, ayer fuiste muy dulce y te lo agradezco porque lo necesitaba, pero ahora te deseo y más de la forma tan terrenal que eres – beso su cuello sacándole un gemido ahogado – soy tuya Christian hazme el amor, duro y salvaje como solo nosotros sabemos disfrutarlo – le susurro en su oído
Ese es el detonante que necesitaba para que me tomara de la cintura y me diera la vuelta quedando él encima de mi. Besa mis labios con ferocidad y pasión mientras toca mis senos bajando hasta llegar a mi entrada y encontrarme mojada y lista solo para él. Sonríe de manera malvada para iniciar a meter dos de sus dedos en movimientos continuos sin dejar de besarme sacándome más de un gemido en el proceso, me siento en el éxtasis, no sé en qué momento pero ya no están sus dedos, sino que pasa la longitud de su pene por mi vagina llenándose de mis jugos haciéndome deseas mas mucho mas
- Por favor – suplico sintiendo como llega a mi entrada y vuelve a subir restregando su miembro por más tiempo por mi clítoris haciéndome retorcer
- A su tiempo pequeña – su voz está ronca y deseosa de mi lose
Toma una de mis piernas besándola desde la planta del pie hasta llegar a mis muslos y comenzar a morderlos delicadamente subiendo cada vez más hasta llegar a mi centro caliente y deseoso de mucho más. Pasa su lengua por toda la longitud haciéndome gemir más fuerte de lo pensado pero siento que solo con tu tacto me voy a correr en cualquier momento. Esto es una deliciosa tortura. Succionar mi clítoris logrando que de un brinco por la sorpresa y un largo gemido con súplica por el delicioso proceso ¡Dios, que rico! Succiona, lame y muerde turnándose en cada proceso dejándome retorcer y gritar pidiendo más, agrega dos dedos logrando que me corra en ese momento y vea estrellitas.
- Esto es solo el inicio nena – besa mis labios logrando que sienta el sabor de mis fluidos
- ¿Ah? – me perdí en la mitad de lo que dijo
Sube una de mis piernas a su hombro y de una sola estocada soy penetrada dándome un placentero y momentáneo dolor que me vuelve a la realidad y saca un jadeo de sorpresa y un gemido de aceptación. Sus penetraciones son fuertes y constantes sin bajar el ritmo de cada una de ellas logrando que mis manos ahora se encuentren en su espalda y lo esté arañando por todo el placer que me hace sentir. Toma mi otra pierna colocándola también en su hombro doblando un poco y volviendo a penetrar fuertemente sacando otro gemido de puro placer. Nos cumbre una fina capa de sudor, mientras me penetra cada vez más fuerte sintiendo que estoy lista para volverme a correr en cualquier momento
- Córrete para mi – me pide y es el detonante para que me deje ir nuevamente
Tengo los ojos cerrados tratando de que mi respiración se normalice otra vez. Estoy tan agitada que solo soy capaz de escuchar mi respiración y la de Christian a mi lado. Palpo la cama encontrándome con su pecho. Toma mi mano y le da un cálido beso. Abro los ojos encontrándome una hermosa sonrisa que me tiene totalmente enamorada
- Y prepárate porque aún falta – me advirtió sacándome una carcajada. Soy arrastrada al baño para un nuevo round
***
Estoy algo nerviosa revisando nuevamente mi atuendo y decidiendo finalmente por mi chaqueta de cuero roja. Me veo bien
- Llegaron tus – Christian duda mirándome por el espejo regalándome una tierna sonrisa – invitados, no se como decirles – se defiende sacándome una sonrisa
- Gracias, quisiera que en el momento que lo consideres, te unas a la conversación
- No se - inicia pero lo detengo
- Por eso te estoy diciendo que cuando tu lo decidas – besos sus labios saliendo al fin del cuarto
Bajo tranquilamente encontrándome a mis invitados en la sala saludando a Carrick y Elena seguidos de Elliot y Kate que se ven muy tranquilos y familiarizados con todo esto
- Buen día – saludo al terminar de bajar la escalera
- Hola – saludan todos un poco sorprendidos y es entendible, ayer parecía una loca
- No me miren así, ayer estaba loca, hoy no – me defiendo logrando sacar más de una risa en el proceso
- Bueno nosotros los dejamos para que hablen – se disculpan Carrick con Elena saliendo al despacho
- Nosotros tenemos que investigar la inmortalidad del cangrejo – Kate mira a Elliot como si estuviera loco siendo jalada y sacada de la sala
- Bueno deberíamos sentarnos – sugiero antes de que todo se vuelve más incómodo de lo que ya es – antes de iniciar hablar quisiera pedirles perdón por mi comportamiento del día de ayer, fueron muchas emociones en un día – me disculpo primeramente porque yo no soy así
- No hay nada que disculpar, tu reacción fue más que entendible, no te enteraste de algo leve, ya que son tus orígenes – me mira con ternura Franklin logrando que mis ojos se llenen de lágrimas, pero me niego a llorar en este momento – además el único culpable de todo estoy soy yo, yo le ordene a Ray que se convirtiera en tu padre y a tu madre le pedí que se alejara y te cuidara
- No es así, pude negarme – niega mi madre limpiando sus lágrimas
- Yo también me pude negar y no lo hice porque sé lo importante que era la seguridad de Carla y Ana, además fueron buenos años – sonríe con tristeza
- Yo los entiendo créanme que después de una noche de pensarlo y colocarme en sus zapatos los entiendo totalmente, quizás si en el proceso de mi crecimiento me hubieran dicho las cosas para poder aceptarlo y así todo hubiera sido un poco más fácil – se que lo hubiera tomado mejor que ayer, que parecía una vaca loca
- Claro que sí, pero nos dio miedo – mi madre se acerca con cautela a mi tomando mi mano – pero ahora que lo sabes todo es diferente, Ray te ama como una hija porque te ayudó a criar y bueno Franklin te hizo conmigo – eso no lo quiero tener en mi mente – y a velado por ti por mucho tiempo
- Lose – suspiro un poco abrumada – solo ténganme un poco de paciencia – les pido porque aun me siento un poco incómoda con todo esto – Ray lo dije antes y no voy a cambiar de opinión, eres mi padre porque me aconsejaste, estuviste ahí, me enseñaste defensa personal que es muy útil – todos nos reímos – pero ante todo me diste amor como lo hizo mi madre y como se que seguramente Franklin me lo hubiera dado – una rebelde lágrima se me escapa por esto último – y ahora si no les molesta quiero hablar a solas con Franklin – les piso sorprendiéndolos
- Claro que si – se levanta mi madre abrazándome con fuerza susurrándome lo mucho que me ama
- Adiós pequeña, no seas tan dura – me abraza Ray logrando que mis lágrimas salen sin control
- Ahora que estamos solos – inició tomando una respiración profunda tratando de encontrar las palabras adecuadas para este momento – entiendo tus miedos – me acerco lentamente a su silla sentándome a su lado – pero espero que me entiendas que no me acuerdo de ti y que para mi eres un extraño – asiente con una mirada dolida – aunque mi subconsciente si te recuerda – veo como sus ojos se abren y se llenan de lágrimas – a veces soñaba con un hombre de ojos azules, azules como los míos decirme princesa y alzarme – siento las lágrimas bajar libres al igual que las de él
- Ana – trata pero niego
- Quisiera que nos tomáramos el tiempo de conocernos, que yo conozca tus gustos y tu los míos, que salgamos por un helado no se – le propongo logrando que me abrace con fuerza
- Gracias – susurra – lo que tu quieras cuando tu quieras – toma mi rostro entre sus manos y me sonríe como se que yo también lo estoy haciendo – y qué te parece si mañana en la mañana desayunamos en un lugar maravilloso que conozco – me propone
- Claro que sí papá – susurro con un poco de miedo, pero segura que mi decisión es la correcta
- Oh mi Annie – me abraza nuevamente y siento que ahora todo puedo estar en paz y continuar tranquilamente