Le costó bastante volar entre los árboles, chocando y rasguñándose con las ramas y sus alas topándose con enredaderas y telarañas.
Un ave lo hostigo tras chocar y caerle en la frente un nido pequeño, él se disculpó colocándolo de nuevo, pero se llevó unos picotazos en los cuernos del ave que parecía bastante temeraria para atacar a un dragón que podría comérselo de un bocado.
Lo hubiera hecho si no hubiera desatado una risa de Frutilla de lo más tierna que lo hizo reaccionar con una sonrisa avergonzada tras el "feroz" ataque del ave.
<Esta sonrisa te salvo pajarito, ten más cuidado si te vuelvo a ver> Pensó Inventor, pero en un tono divertido.
Llegaron al borde de la selva y ella aterrizo entre un montón de arbustos, el aroma de fruta madura y el ruido de los pájaros plagaban la zona, como si se concentrara gracias a la lejanía de ambas aldeas de dragones.
- ¡Mira acércate a ver esto! – Grito Frutilla con emoción y gran ánimo.
Él se acercó a donde ella se encontraba moviendo los arbustos abundantes y plegando las alas en la espalda para evitar los bichos en las ramas.
Cuando miro donde ella le indico fue raro al principio, un grupo de arbustos bajos, que estaban plagados de gránulos rojos por montones, parecían simples bayas.
- ¿Ehhhh un grupo de bayas raras? Bastante interesante, si -. Dijo ladeando la cabeza tomando una de las bolitas rojas en sus garras.
-Adelante, pruébala -. Dijo sentándose ella colocando su cola entre las garras mirándolo con una sonrisa pícara y divertida.
Él se encogió de hombros, ya había comido bayas, pero parecía animada por esto así que arrojo dos bolitas a su boca, en el momento que sus dientes aplastaron y las hicieron soltar el jugo de adentro sus ojos se abrieron de par en par.
Escupió de golpe tosiendo, apartándose un poco de los arbustos.
Sintió un enorme ardor en su lengua, picoso era la palabra, como si su boca hubiera sido picada por hormigas y luego pasada por el fuego de una antorcha.
Frutilla estaba riéndose senada mirando la escena de forma divertida.
- ¿¡EHTO QUE EHHHHH!? -pregunto con la lengua de fuera colgándole mientras la cepillaba con una hoja que supo identificar como una hoja de menta, comenzaba a calmar el ardor y quitar ese sabor tan picante que le dejo.
-Orquídea lo llamo Fuego de lengua, pero yo digo que le queda más como Fuego de dragón, o Baya de fuego, ¿tú que dices? -.
-Ho ehgundo – aún tenía su lengua de fuera hasta que el ardor paso, lo había hecho salivar tanto que su baba cubría sus garras y la tierra bajo ellas, se relamió dejándose la hoja de menta que se comió, le gustaba ese sabor fresco.
<Estas bayas sí que son interesantes, picosas, muy picosas, ¿se podrían comerciar como fruta exótica?> Pensó mirando una bolita detenidamente en sus garras.
-Que sabor más agresivo – dijo finalmente tras pensar en varias posibilidades de comercio.
-Lo sé, la pareja de Orquídea comió un manojo pensando que eran bayas simples, ¡Imagina el dolor de estómago y su boca ardiendo después! Ambas nos reímos bastante – Dijo ella sonriendo colorando sus escamas con amarillo chillón y motas rosas.
Él sonrió divertida con ella y saco un pequeño frasquito de tinta de su bolsa colgada al cuello, siempre la traía por si se le ocurría algo en el momento, también saco un pergamino pequeño y busco donde extenderlo hasta encontrar una roca junto a un árbol grande y frondoso.
- ¿Qué estás haciendo? – pregunto ella asomándose por encima de su hombro estirando el cuello para ver el pergamino.
-Voy a apuntar el lugar, para saber por dónde venir, se me ocurre que esta rara baya podría ser atractiva para el dragón correcto, y quiero experimentar con ella un poco -.
Argumento metiendo su garra en la tinta y haciendo un tosco mapa desde la aldea Nightwing hasta el sitio, hecho a buena memoria de su vuelo, marcando algunos lugares como indicadores, el nido del pájaro "asesino de dragones", un arroyo pequeño y finalmente los arbustos de la baya.
-Experimentar... ¿la aras escupir su jugo y la guardaras en una cueva cerrada? – pregunto ella, en un tono que no supo decir si era broma o preocupación.
-Claro que no, solo quiero ver sus posibles beneficios, dudo que todo dragón quiera comer algo que haga que su lengua se derrita y le cause dolor de estómago, quizá solo hay que encontrar la combinación correcta – Tomo un par de las bayas guardándolo todo en su bolsa nuevamente.
-Bueeeeenoooooo – Dijo ella acercándosele dándole un leve empujoncito con la cola.
- ¿Eh? – Volteo a verla arrugando el hocico sin entender a que se refería.
-Te mostré las bayas de fuego, ahora te toca mostrarme ese molino -.
<Cierto, cierto, tonto no olvides tus tratos, otra razón por la cual debo hacer más hojas pequeñas de recordatorios> pensó, casi lo había olvidado cuando su cabeza comenzó a trabajar en métodos de descubrir el potencial de la extraña fruta.
-Cierto, mmm estamos cerca de la costa sur del continente, así que podemos ir a la playa y volar allí, lo construí alejado después de que el primer intento casi le cae encima a dos dragones -. Confeso con una leve risita avergonzada.
También por las quejas del ruido <Si sería más fácil con los dibujitos mágicos como todos argumentan, pero ¿así como aprendería su función y a hacerlo cuando la magia desaparezca?>
<Además ahora tengo algo en lo que Nightclaws me debe ayudar, solo espero no se los coma o lidiare con un ayudante enfermo del estómago>
Esta vez caminaron hasta salir del bosque, sacudió un par de bichos y escarabajos que buscaban trepar en sus escamas y la molestia de uno que otro insecto que buscaba su sangre a como diera lugar, sin importarles que él los aplastara con sus garras.
Frutilla fue casi como columpiándose entre las ramas, <Si que es útil una cola delgada y larga, como una quinta garra> pensó el al verla columpiarse y saltar entre las ramas de los árboles.
La tarde ya estaba sobre el cielo, se sorprendió que ella no se excusara para buscar un sitio a dormir para tomar el sol, llegaron a la playa y de allí el abrió las alas para comenzar el vuelo, seguido de ella detrás, hasta un sitio algo apartado, donde había construido el nuevo prototipo de molino.
Un tipo de choza de madera grande, hecha con varios troncos y ramas, adentro le mostro una piedra plana que encontró, colocada en el centro, encima dos rodillos de madera bien elaborados algo grandes, unidos con lianas a varias ruedas que realizaban un sistema de movimiento hasta una manivela al lado.
Él se acercó para mostrarle antes de comenzar la explicación, tomando la manivela entre sus garras y moviéndola de forma circular, las ruedas de madera comenzaron a girar con las lianas que las sujetaban, y luego los rodillos de madera comenzaron a moverse, era un sistema como su batidora de fruta, pero no buscaba machacar mangos aquí.
-Veras – comenzó a explicar ante la mirada de "que rayos es esto" que tenía Frutilla. -La idea es usar los rodillos para moler, hacer polvo de mejor manera y cantidad de ciertas hiervas y plantas, que servirán para cocinar, preparar medicamentos, y otros usos, pero hasta ahora cada intento traba los rodillos y rompe el sistema de lianas y ruedas de madera -.
Dejo de mover la manivela y se acercó a ella.
-Por eso busco ir al mercado de Posibilidad, donde las tribus comercian de todo, seguro que encuentro las piezas de metal que necesito, mejor calidad, resistencia y aguante, y no se queman cuando un dragón les escupe fugo con tantas ganas -.
-Suena que lo tienes bien pensado, ¿Iras entonces? – ¿Era tristeza lo que tono en esa pregunta? ¿O era curiosidad o animo?
-Si la reina acepta dejarme ir con Nightclaws, además debo resolver como comercial ya que no es que tenga un gran tesoro que ofrecer, pero primero conseguir el permiso, un problema a la vez -.
Dijo encogiéndose las alas en son de estar tranquilo y no estar apurado.
Hubo un pequeño silencio tras su explicación hasta que ella se tornó de un azul oscuro con tonos amarillos cuando lo miro y le pregunto finalmente.
- ¿Te molestaría si voy también? – Pregunto ella.
Eso lo dejo confundido, ¿un Rainwing con ganas de dejar la selva? Aparte de los que se encontraban en la Academia de la montaña de jade, pero había algo en ella que le hacía poder confiar, y eso que no llevaban tanto de conocerse, pero no lo pensó dos veces al responder.
-Claro, sin problemas -dijo con una sonrisa amistosa.