Victoria Colateral

By noeliaamquez

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Aiden ha conseguido entrar en la escuela de magia de sus sueños y hacerse con un puesto titular en el equipo... More

PARTE UNO
Capítulo 1 - la primera vez
Capítulo 2 - Un año y siete meses más tarde
Capítulo 3 - Lo que era antes de ser mago. Dos años antes
Capítulo 4 - El día más feliz de su vida
Capítulo 5 - El inicio de todo
Capítulo 6 - Otro punto de vista - Rian
Capítulo 7 - En búsqueda de la sala de entrenamientos
Capítulo 8 - La primera toma de contacto
Capítulo 9 - De lo que soy capaz
Capítulo 10 - El ego del rival
Capítulo 11 - El Kettou
Capítulo 12 - La firma
Capítulo 13 - No sé qué hacer - Rian.
Capítulo 14 - La última carrera
Capítulo 15 - Una ausencia poco esperada
Capítulo 16 - El incidente
Capítulo 17 - La otra versión de la historia
Capítulo 18 - La conversación
Capítulo 20 - Los sentimientos de Aiden
Capítulo 21 - Estoy aquí
Capítulo 22 - Cómo olvidar tu mayor miedo
Capítulo 23 - Un entrenamiento especial
Capítulo 24 - Jugando al Full Dark
Capítulo 25 - No podía quedarme atrás
Capítulo 26 - Aprendiendo a dejar ir
Capítulo 27 - La cuenta atrás
Capítulo 28 - Cuando todo se termina - Rian
Capítulo 29 - Estoy de tu parte
Capítulo 30 - Periodo de reflexión
Capítulo 31 - Un viaje hasta la otra punta del continente
Capítulo 32 - Una tarta sin velas
Capítulo 33 - Un día libre
Capítulo 34 - La vuelta
Capítulo 35 - La semana antes de la competición
Capítulo 36 - El día antes. Un extraño desayuno.
Capítulo 37 - El día antes. La excursión hasta el lago.
Capítulo 38 - Los nervios de los últimos minutos
Capítulo 39 - El torneo. La primera fase.
Capítulo 40 - Los cuartos de final. El primer combate en Ogon.
Parte 2: El principio del fin
Capítulo 41: la recuperación
Capítulo 42: mayo
Capítulo 43: Junio. Rian
Capítulo 44: las alas del dragón
Capítulo 45: junio
Capítulo 46: julio
Capítulo 47: agosto
Capítulo 48: Yuki y Stella
Capítulo 49: Nadya
Capítulo 50: El torneo
Capítulo 51: el sorteo
Capítulo 52: el primer combate
Capítulo 53: El segundo combate (parte 1)
Capítulo 54: el segundo combate (parte 2)
Capítulo 55: el tercer combate
Capítulo 56: no puedo. Adiós
Capítulo 57: ¿Estás seguro?
Capítulo 58: y ahora, ¿qué?
Capítulo 59: tocar fondo
Capítulo 60: Aiden
Capítulo 61: Enero
Capítulo 62: abril
Epílogo

Capítulo 19 - El vínculo

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By noeliaamquez


El lunes por la tarde, tan pronto las clases terminaron, Aiden salió corriendo hacia la sala de entrenamientos. No le había dado tiempo ni a Axel ni a Nadya de preguntarle a donde iba antes de desaparecer por los pasillos. Aquel era, por fin, el día en el que iba a entrenar de verdad, con Rian.

Al llegar a la sala de entrenamientos, se quitó la camisa y el pantalón del uniforme, ya que aquella mañana había decidido llevar la ropa de deporte por debajo para no perder el tiempo al irse a cambiar a los vestuarios.

Loan lo vio entrar y lo saludó como siempre.

—Buenas, Aiden—se fijó en la ropa que descansaba a sus pies y puso cara rara—. ¿Se puede saber por qué te estás cambiando aquí? —comprobó el reloj de su muñeca antes de añadir—. Todavía es pronto.

Y como si todo estuviera preparado, la puerta de la sala se abrió y entró Rian. Tenía el semblante serio, como siempre, pero estaba allí. Para entrenar con él. Para ser su compañero.

Loan sonrió contento, pero no dijo nada. Miró a Aiden y asintió con la cabeza. Aquel gesto gritaba un gracias enorme.

—Veo que te ha costado encontrar el camino de vuelta, genio—le dijo Aiden a modo de bienvenida.

Rian resopló y puso los ojos en blanco. Avanzó hasta colocarse a su lado y lanzó la mochila hacia un extremo, justo antes de que su sudadera siguiera el mismo camino. Aiden lo miraba como si todavía le costara creer que aquel momento hubiera llegado y, cuando sus ojos se encontraron, no pudo reprimir una ligera sonrisa.

—Te haré morder el polvo—dijo Rian con su tono habitual y su semblante serio.

—Mientras no me vuelvas a soplar en la oreja creo que me daré por satisfecho—continuó vacilándolo. En ese momento la sonrisa ya le llegaba de oreja a oreja.

—Cállate, imbécil—respondió Rian.

Y aunque su gesto no cambió, Aiden pudo ver menos hostilidad en sus ojos. Asintió satisfecho. Él ya había dado su brazo a torcer. Competiría con Rian por muy arrogante y prepotente que fuera. No se lo pondría difícil.

—¿Listo? —le preguntó Aiden.

—Más que tú, seguro—respondió Rian, colocándose detrás de él.

—Eso me lo tendrás que demostrar—contestó Aiden.

Ambos fueron hasta el centro de la sala y las protecciones se activaron. Eran una de las nuevas máquinas que había aportado el patrocinio de la empresa de la familia de Aiden. Permitía crear un espacio seguro para los ataques más potentes, no solo protegiendo la sala donde se practicaba, sino a los magos que se encontraban en su interior. Loan ya se lo había dicho, mientras no pudieran controlar sus ataques, no podrían realizarlos fuera de un entorno controlado.

—¡Vamos a empezar! —gritó Loan dando un par de palmadas—. Aiden, deja fluir tu energía. Rian, vas a tener que controlarla. Sé que la primera vez no salió bien, pero realmente es nuestro punto fuerte. Si conseguís dominar el ataque combinado, tendréis muchas papeletas para haceros un hueco en la final.

Ambos asintieron. Aiden dejó escapar el aire antes de juntar las palmas de sus manos. Concentró toda su energía entre ellas y, cuando las separó un poco, la magia empezó a fluir. Era como un torrente luminoso, lleno de electricidad, que se estrellaba contra las protecciones. Su cuerpo retrocedió ante la fuerza de su poder, pero aquella vez, en vez de perder el equilibro, chocó con el cuerpo de Rian. Este le sostuvo sin problemas el tiempo suficiente para que Aiden recuperara el control. Cuando esto ocurrió, las manos de Rian se fueron acercando más y más a las suyas, hasta que, poco a poco, el flujo de energía se fue curvando. A diferencia de la primera vez, las manos de Rian no estaban tan temblorosas y, a pesar de que no lo podía ver, lo notaba más concentrado.

En ese momento, Aiden se dio cuenta de que estaba empezando a escuchar los latidos del corazón de su compañero. Cada segundo que pasaba los oía con mayor claridad. Era un sonido monótono que lo eclipsaba todo.

Aiden empezó a ponerse nervioso por algún motivo que no comprendía. Por segunda vez, fue consciente de cómo Rian se había hecho con el control absoluto de su poder. Se dio cuenta de que estaba sintiendo y manejando su magia, su esencia. Y no pudo evitar sentirse vulnerable. Era una sensación demasiado desconocida para él. Giró la cara, poco a poco, hasta encontrarse con la mirada de Rian. Estaban tan cerca el uno del otro, que Aiden podía verse reflejado en sus pupilas.

Antes de que ninguno de los dos pudiera hacer algo, el torrencial se había convertido en un enorme remolino, que los expulsó con fuerza hacia la pared. Por suerte las protecciones amortiguaron el impacto.

Cuando se pusieron en pie, Loan ya estaba allí con ellos.

—Tenéis que ser más prudentes o acabaréis por haceros daño —les reprendió enfadado—. Aiden, vas a tener que disminuir la potencia del ataque hasta que Rian se acostumbre a ella. Y Rian, no se trata de que intentes darle forma. Se trata de que encuentres el punto exacto donde Aiden concentra absolutamente todo su poder y lo sientas como tuyo. Si solamente te limitas a darle forma, no solo no podrás controlarlo, sino que necesitarás mucha más energía y os podéis hacer daño —añadió mientras los señalaba—. Vamos a intentarlo una vez más.

—Espera —pidió Aiden.

—¿Qué pasó? ¿Te hiciste daño? —preguntó Loan preocupado de repente.

—No, no es eso. Antes, yo sentí...—las palabras se perdieron antes de llegar a pronunciarlas.

Aiden se miró las palmas de las manos, intentando comprender lo que acababa de pasar, pero ni siquiera él lo entendía bien.

—¿Qué sentiste? —preguntó Loan confuso.

Aiden miró a Rian, que lo observaba con curiosidad. No parecía enfadado, ni sorprendido. Solo expectante.

—¿Tú lo sentiste? —le preguntó.

Rian asintió como respuesta, sin necesidad de formular ninguna pregunta.

—Oh, vale—dijo Loan, como si acabara de darse cuenta de lo que estaba pasando—. Aiden, no te preocupes. Es algo muy habitual cuando dos magos compiten juntos. Seguro que has oído hablar de los vínculos entre los magos, ¿verdad?

Aiden negó con la cabeza.

—¿Qué os enseñan en clase? —preguntó frustrado—. No voy a entrar en detalles. Un vínculo, es simplemente una conexión entre dos magos. Es como un lazo que une la magia de dos individuos. Y se suelen dar por dos razones: en una situación de vida o muerte, donde inconscientemente te aferras a la magia de otro mago para sobrevivir o en casos donde se necesita mucha compenetración, como en los duelos.

—¿Voy a tener un vínculo con Rian? —preguntó algo asustado Aiden.

—Me temo que sí. Hay magos que no lo llegan a desarrollar, pero si ya has tenido esas sensaciones y prácticamente no habéis entrenado juntos... No me cabe duda. Parece que vuestra magia es totalmente compatible—respondió Loan.

—Pero ¿qué implica? Acabas de decir que no se puede romper. ¿Qué se supone que va a pasar entre los dos?

Loan se echó a reír ante la preocupación del chico.

—Nada, Aiden, no le des mayor importancia. Simplemente Rian te va a conocer mejor que nadie. Y tú a él. Vas a saber cosas de él, aunque no las quiera compartir contigo. Si llegas a un entrenamiento y estás enfadado, él lo va a notar, aunque no se lo digas. Y cuando estéis compitiendo juntos, vais a compartir las emociones. Eso os permitirá anticiparos a muchas situaciones y os dará ventaja contra dúos que no tengan desarrollado su vínculo. Os permitirá comunicaros a través de sensaciones, sin necesidad de hablar.

Aiden asintió procesando la información.

—Entiendo. Pero ¿por qué no se puede romper? ¿Y no hay forma de evitarlo?

No sabía hasta qué punto quería comprometerse con alguien que lo detestaba ligeramente. Por algún motivo que no entendía, el hecho de pensar que Rian pudiera leer sus emociones le causaba cierta inquietud.

—Piénsalo como si fuera un viaje. Si vas de vacaciones a la playa y estás dos días tumbado en la arena, tomando el sol, no puedes volver atrás. No existe forma de borrar que has estado allí. Has ido a esa playa y tienes que aceptar la realidad. Pero la intensidad de los vínculos sí que se desvanece. Siguiendo con el ejemplo, podríamos decir que es como el bronceado. Los días que estás al sol, el moreno se hace más pronunciado, pero cuando estás mucho tiempo sin exponerte a él, lo vas perdiendo paulatinamente hasta que llega un punto que no lo sientes—Loan se quedó pensativo, como si dudara si añadir algo más o no—. Recuerdas cómo es la sensación y sabes que, en el momento que te vuelvas a exponer al sol, volverá a aparecer. No sé explicarlo mejor, pregúntale a tu profesora de anatomía mágica.

Aiden intentaba asimilar toda la información. Le daba reparo mirar a Rian y ver su gesto hostil pero no podía seguir sin estar seguro de que ambos entendían la situación.

—¿Y tú quieres eso? —le preguntó directamente.

Había intentado que su voz sonase calmada pero apenas salió como un susurro. Notaba una presión en el pecho, pero desconocía el motivo. A pesar de ello, Rian lo estaba mirando por lo que sabía que había escuchado.

—Esto es ridículo—dijo suspirando—. ¿Qué se supone que has estado haciendo durante toda la semana? —Rian recogió su mochila y su sudadera—. No pienso perder mi tiempo con tus dudas.

—¿Tú no tienes dudas? —preguntó Aiden sorprendido.

—Yo llevo entrenando para los duelos toda la vida. No te creas especial. No eres ni el primero ni serás el último con el que vaya a tener un vínculo. Son cosas totalmente normales. Pero si tu ignorancia es tan grande que piensas que esto es un momento crucial de tu vida, adelante. Avísame cuando te hayas decidido—dijo sin mucho entusiasmo antes de dar media vuelta y marcharse.

En ese momento, el resto de los miembros del Kettou entró por la puerta y se quedaron asombrados al ver a Rian salir de la sala de entrenamientos con prisa, antes de la hora. Si a alguno de ellos le pareció extraño su comportamiento no lo expresaron con palabras.

Aiden se quedó mirando como Rian se alejaba, notando como al mismo tiempo disminuía la presión que había sentido en el pecho. No pudo evitar preguntarse si, aquel nudo no sería un reflejo de los sentimientos de Rian.

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