Casualidad...❞ |Mexico's hare...

By bad_la_hoja

6.5K 738 477

Era un nuevo ciclo escolar; el último grado, y ciertamente no esperaba que se llegara a complicar tanto. Día... More

00
01
02
03
04
05
06
08
09
10
11
12
13
14
15
16

07

324 48 17
By bad_la_hoja

El silbato sonó, con un tono tan fuerte y agudo que incluso lastimó los oídos de quienes se hallaban cerca. La voz de FBI resonó por todo el patio, lanzando indicaciones a diestra y siniestra contra aquellos que pasaban trotando por enfrente, alegando que debían hacerlo mejor.

—¡Dos vueltas más! —Exclamó a lo alto, y los alumnos no hicieron más que reservarse sus quejas para ellos mismos, pues no querían pasar otros diez minutos corriendo a causa de eso. FBI solía molestarse mucho si no veía motivación en sus alumnos.

No fue sino hasta luego de un par de minutos que creyó que era hora de un pequeño descanso.

—¡Bien, tienen cinco minutos para descansar! Luego de eso armen equipos y haremos estiramientos.

Una vez más, los más jóvenes se reservaron sus ganas de opinar.

México caminó hasta las bancas frente a la dirección escolar, donde antes de empezar la clase había dejado su mochila. Sacó su botella y tomó asiento, dándole un gran trago e intentando regular su respiración.

—¿Quieres una toalla, pe'? —Habló alguien a su lado, por lo que se giró hacia la persona junto a él.

—¡Ah, hola Perú! No te había visto —Le saludó con una sonrisa, solo para después tomar la toalla que éste le había extendido.— Sí, muchas gracias.

—Parece que hoy el profesor está más activo que de costumbre.

México asintió con la cabeza, aún cuando la tenía cubierta por la toalla buscando limpiar el sudor que le escurría.

—Simón, y además el sol está potente —Se quejó, dejando la toalla de lado y enderezándose en su asiento.

Nuevamente dirigió su vista hacia el peruano, notando que no había signos de cansancio en él y por lo tanto concluyó que no había participado en la clase. Su vista bajó un poco más hasta su tobillo, donde visualizó una venda a su alrededor.

—¿Te lastimaste?

El más pequeño pareció confundido un momento ante su pregunta, pero luego sus ojos también se desviaron hacia su tobillo.

—Oh ¿esto? No realmente, es solo que no quería hacer ejercicio, no me gusta —Explicó, encogiéndose de hombros. —Pero no le digas a nadie.

México sonrió ante eso, asintiendo nuevamente, con complicidad.

—Nah, tu tranquilo carnalito.

Ambos se sonrieron mutuamente y una vez más giraron la vista al frente.

—¿Y no te aburres aquí solo, sin hacer nada? —Cuestionó el mexicano, buscando hacer conversación mientras su pequeño descanso terminaba.

Una discreta sonrisa apareció en los labios del bicolor.

—No del todo... —Respondió por lo bajo, mirando discretamente a un grupito más allá de ellos, que se encontraba conformado por Venezuela, Argentina y USA, que simplemente reían y jugaban entre sí. —Es entretenido mirar la clase.

México también los volteó a ver, pero no notó nada raro.

—Por cierto, pe'... ¿Lo conoces? Te lleva observando desde hace rato —Cambió de tema el más bajo, esta vez señalando con la cabeza en dirección a la planta alta del edificio frente a ellos.

Desconcertado, el mexicano dirigió su visión a donde el otro le indicó, solo para encontrarse con la atenta mirada del ucraniano, que le observaba fijamente desde la puerta de su salón. En cuanto notó que el latino le volteó a ver, no se sobresaltó, al contrario, le sonrió de lo más tranquilo sin apartar su mirada de él.

México no correspondió, solamente regresó la vista hacia el peruano y rodó los ojos, algo incómodo por eso.

—Ah, sí, más o menos —Se limitó a decir, levantándose de su asiento cuando el profesor dio la indicación de volver al centro del patio otra vez. —Nos vemos, wey.

Y regresó con los demás. Perú solo se limitó a asentir suavemente, volviendo su vista al grupo de amigos y posando su mirada sobre uno en específico.

Sonrió para sí mismo.

—¿Perú está bien, che? —Cuestionó el argentino una vez México volvió con ellos.

—Simón, solo se lastimó un tobillo, es todo.

—¿De verdad? —Preguntó ahora Chile, que también acababa de llegar. —Yo hace rato lo vi caminar bien...

México se rascó la nuca.

—Ah, sí... es que el dolor va y viene... —Aseguró.

—¡Recupérate, Perú! —Gritó USA desde su posición, provocando que el nombrado se girara a verle sobresaltado, solamente para después asentir suave, algo avergonzado. Los demás solo rieron por lo bajo.

Tras eso todos pusieron atención al profesor y a las instrucciones que éste daba para los estiramientos. Algunos le seguían sin problema, otros con mayor dificultad, y pronto FBI dio la indicación de que cada equipo lo hiciera por su cuenta, ayudándose mutuamente.

—¡Ahhh que no soy de goma, mamagüevo! —Se quejó de dolor el venezolano cuando Chile le ayudó a levantar su pierna, colocándola sobre su hombro.

—¿Ah, no? —Le molestó el otro con una sonrisa, alzando un poco más la extremidad contraria en busca de molestarlo.

—¡Ahhg! ¡Hijo e' putaaa!

Argentina solo reía, sosteniendo al venezolano desde atrás para que no se fuera a caer,... o a desmayar.

Por su parte, México y USA hacían lo mismo, siendo éste último quien asistía al otro, pero al ambos ser buenos en los deportes, y por lo tanto, más flexibles, no necesitaban de mucha ayuda.

—Esta es una posición un tanto comprometedora ¿No crees? —Le insinuó el estadounidense al latino, con un tono coqueto y una sonrisa burlona. México no hizo más que gruñir por lo bajo, mirándole molesto.

—No mucho... —Se limitó a responder el más bajo, frunciendo el ceño.

La sonrisa del gringo se amplió, rodó los ojos y con cuidado alzó un poco más la pierna ajena, acercándose, por ende, un poco más al otro.

El latino soltó un pequeño quejido ante eso, y un leve sonrojo de nervios adornó sus mejillas al sentir tan cerca al contrario.

—¿Qué tal ahora? —Preguntó socarrón el más alto.

—Chinga tu madre —Le respondió, y USA no pudo evitar reír.

—Me gusta cuando hablas así~

El rojo de las mejillas del latino se intensificó un poco más, y estuvo a punto de soltar otro insulto cuando su vista se desvió a la planta alta del edificio tras el estadounidense y nuevamente pudo ver la silueta de Ucrania observándolo, solo que esta vez acompañado de su amigo, ambos recargados en el barandal.

Rápidamente se apartó del más alto, dándose media vuelta para no verlos y tratando de contener las ganas que tenía de gritarles que se fueran a la verga y dejaran de estarlo mirando.

"Chingada madre ¿Pues es que no tienen otra cosa que hacer? ¿No deberían estar en clase?".

—¿Mmm? —Algo desconcertado por la reacción de su amigo, USA se dio la vuelta en busca de aquello que le había sobresaltado, topándose de inmediato con las miradas tanto de Ucrania como de Kazajistán.

"Oh, así que ahí están..."

Estados Unidos les sostuvo la mirada a ambos, especialmente al de piel azulada, quien al poco tiempo se retiró de vuelta a su salón, algo irritado. No pasó mucho más para que Ucrania hiciera lo mismo.

—Fucking idiots —Espetó el gringo entre dientes.

Una vez ya no hubo rastro de ellos, se lo hizo saber al más bajo.

—Puedes voltear si quieres, ya se fueron.

México hizo caso a sus palabras, girando cauteloso para asegurarse de que fuera cierto, y al confirmarlo, simplemente suspiró algo aliviado.

—¿Los conoces? ¿Te molestan o algo?

—Ehh... lo primero, más o menos... a Ucrania —Aclaró.

—¿Le gustas? —Cuestionó curioso, y México, por obvias razones, le miró de la misma manera.

—¿Cómo sabes?

El más alto se encogió de hombros, sin darle demasiada importancia.

—Algo escuché, pero creí que solo era un rumor.

Eso confundió aún más al hispano.

—Aguanta, ¿Qué escuchaste? —Preguntó ahora un tanto sobresaltado, posándose frente al estadounidense para impedirle el paso en caso de que se negara a contarle, pero eso no sucedió.

—Nada malo, no te alteres. Solo me dijeron que está interesado en ti y que estaban saliendo, o lo harían pronto... o algo así —Respondió sin más, haciendo estiramientos por sí mismo en su lugar.

La mente del latino pareció explotar por un momento.

—¡¿Qué?! ¡Eso no es cierto! ¡Apenas hemos hablado un poco! ¡Además no deja de verme cada que tiene la oportunidad! ¡Es raro! ¿Cómo se supone que debo de actuar ante eso?

Al ver que comenzaba a alterarse, USA le tomó por los hombros, buscando tranquilizarlo.

—Shhh... no es para tanto, solo son rumores esparcidos por gente idiota, todo el mundo lo sabe —Habló calmado.— Además, sin ofender, pero no muchos te prestan atención, así que a la mayoría no creo que le interese ¡Puede que incluso ni sepan quién eres!

México solo frunció el ceño ¿Se supone que eso debía hacerlo sentir mejor?

—En fin... Sea como sea, no te recomiendo juntarte mucho con él y su amigo, no son del todo agradables...

El más bajo agachó la mirada. —No pues si ya lo noté...

—¿Y qué esperabas? Son del "C", nadie los quiere... excepto quizás los del "D", solo porque son igual de irritantes...

A lo lejos pudo escucharse el grito de FBI, que indicaba que la clase había terminado. México sacudió la cabeza, comenzando a caminar de vuelta a las bancas, había divagado de más junto con el estadounidense.

—Nos vemos, wey —Se despidió el latino aún procesando lo dicho, dejando atrás al otro, que simplemente se quedó donde estaba, aún quejándose de lo mucho que le cagaban los otros grupos.

—¿Todo bien, wacho? —Le preguntó el argentino mientras caminaban de regreso al salón, pues le había visto algo pensativo.

El contrario solo se encogió de hombros. —Simón.


El resto de la jornada transcurrió normal, no pasó nada relevante o fuera de lo común. Las clases fueron igual de interesantes o aburridas que siempre, durante el receso solo hubo un par de intercambios de miradas por parte del mexicano y el canadiense a lo lejos, y al parecer la relación de Rusia iba bien, pues le había visto feliz durante su paseo por el patio en compañía de Finlandia.

Todo marchó bien, y lo mismo fue en el curso al salir de la escuela, pues después de aproximadamente una hora y media de estar ahí, el cansancio se apoderó no solo de México, sino de todos los alumnos presentes en el aula.

No era su culpa, claro está, es solo que después de estudiar sin parar por un período prolongado de tiempo, sentían que ya necesitaban un descanso. Pero claro, como en teoría ya faltaba poco para salir, España no estaba dispuesto a dárselos.

México suspiró discretamente, acomodándose de nuevo en su lugar y haciendo lo posible por prestar atención a lo que decía el español, pero para ese punto ya le era difícil, solo quería volver a casa, terminar sus tareas y descansar.

Sabía que ya no podría "reincorporarse" a la clase, y por lo mismo es que decidió buscar algo con lo que entretenerse mientras ésta finalizaba.

Sus ojos dieron un breve recorrido por todo el salón, pero al no encontrarse con algo que llamara su atención, simplemente volvió a bajar la vista, frustrado. Pronto, giró levemente su cabeza hacia atrás, quedando su mentón rozando con su hombro. Alzó un poco su mirada, observando a los compañeros que tenía detrás de él.

Los analizó discretamente a cada uno, y cuando fue turno del estadounidense, éste volteó a verlo casi de inmediato y le sonrió tan egocéntrico como siempre lo hacía. Muy por el contrario, México no correspondió, y en su lugar le miró completamente serio, quizás hasta molesto, solo para después echarle bronca con un movimiento de cabeza. Obviamente a modo de broma.

"¿Tú qué, wey? ¿Qué me ves?" , le susurró divertido, a lo que el gringo no hizo más que reír, sacudir la cabeza, y volver a prestar atención a la clase.

El latino también rió bajito, desviando la mirada del gringo para ahora posarla sobre el euroasiático, que se encontraba bastante cerca de él. Lo observó por un momento, curioso.

Tenía la mirada puesta en España, y aunque parecía prestar atención a lo que decía, se notaba que ya también se encontraba aburrido, aunque no lo demostraba tanto como él. Después de algunos segundos una sonrisita se formó en sus labios, por alguna razón le era curioso observar lo que hacía el más alto, aunque no es que se encontrara haciendo algo demasiado interesante en realidad.

Desvió su vista un momento para evitar ser descubierto, y al poco tiempo volvió a posarla sobre el otro, pero esta vez Rusia se percató y también le volteó a ver.

Sus ojos se encontraron.

Eso hizo que México se sobresaltara y sonriera avergonzado, apartando la vista de inmediato, como si nada hubiera pasado. Pensó en girarse nuevamente y volver a prestar atención a la clase, pero por alguna razón no lo hizo, y en su lugar volvió a observar al euroasiático, que aún le miraba.

Por su mente pasó la idea de saludarle con un movimiento de cabeza, pero el otro le observaba con una mirada tan neutral que lo descartó casi de inmediato, así que simplemente le miró de la misma manera en la que el otro lo hacía con él, es decir, completamente serio.

Ambos se miraron el uno al otro por un buen tiempo, sin ninguna expresión o gesto en especial sino hasta que la situación se volvió bastante cómica. Al principio México se encontraba un poco tenso, y su mente divagaba sobre la razón por la que el ruso le veía así, sin embargo, cuando observó al otro sonreír se quedó más tranquilo, y sí, quizá también algo avergonzado por sentirse así.

De igual manera le sonrió, pero ninguno apartó la vista, aquello se había convertido en una competencia sobre quien resistía más sin apartar la mirada. Claro que aquello no representaba un reto para el mexicano, siempre lograba ganar ese tipo de competencias con sus amigos bastante rápido.

¿Qué es lo que pasaba entonces? ¿Por qué Rusia no había cedido todavía?

En busca de terminar con ello de una vez por todas, el latino le movió las cejas divertido, era un truco que nunca fallaba. Rusia pareció sorprendido e inclusive rió un poco, pero su mirada no se apartó de la de él, así que, buscando aplicar la misma táctica, el euroasiático le guiñó un ojo, coqueto.

Algo bastante simple, que normalmente no hubiera funcionado de haberse tratado de alguien más, pero por alguna razón, eso fue suficiente para distraer al más bajo y terminó mirando a otro lado, como si por un segundo hubiera logrado ponerle nervioso.

Rusia sonrió victorioso, México rió frustrado por haber perdido, quizá un poco confundido, pero finalmente se giró de nuevo hacia el más alto, y reconociendo que había ganado, le dedicó una última sonrisa que el otro correspondió.

Ambos se miraron una última vez, y tras eso, trataron de volver a prestar atención a la clase, al menos por el tiempo que le quedaba.

No fue mucho en realidad, después de algunos minutos ésta finalmente terminó y los alumnos pudieron salir, listos para ir a casa después de todo ese tiempo ahí encerrados. Los chicos salieron a la calle y partieron por su respectiva cuenta mientras España los despedía desde la puerta, cuidando que se fueran a salvo.

Y como ya era común, México y Rusia salieron a la par, no es que se fueran juntos todos los días, solo en alguna que otra ocasión cuando se encontraban cerca del otro.

Esta era una de esas veces, en la que sin decir nada ambos quedaron de acuerdo en esperarse y caminar de regreso, y así fue, los dos partieron lado a lado, hablando de cualquier cosa trivial que se les había ocurrido. Ya no solían esperar al estadounidense, pues éste siempre se iba en compañía de alguna chica con la que estuviera saliendo esa semana, y bueno, no querían interrumpir.

—Es neta wey ¿Quién le habrá puesto "tos" a la tos? ¿Y por qué "tos"? Cuando toses no le haces "tos tos tos tos", no lo entiendo —Y ahí estaba México, compartiendo uno de sus cuestionamientos pendejos con el ruso. No es que hablaran todos los días, pero ya se tenían un poco de confianza, al menos la suficiente como para que el latino le mostrara un poco de su lado pendejo al euroasiático.

Por lo menos éste se mostraba divertido.

—¡No lo sé! ¡Nunca lo había pensado! —Exclamó entre risitas el ruso, sin dejar de mirar al otro.

Pronto, ambos detuvieron su caminar cuando escucharon que una voz les llamaba por detrás.

—Guyyys! Waiiit! [¡Chicooos! ¡Espereeen!].

Los dos se giraron al mismo tiempo, igual de desconcertados al ver al estadounidense corriendo apresuradamente hacia ellos.

—¿Qué pasa? —Cuestionó Rusia.

—¿Y 'ora qué quieres? —Le imitó México.

Aún intentando regular su respiración, USA se plantó frente a ellos con una sonrisa que ya era bien característica de él.

—Mañana a la salida no se vayan pronto... esperen un poco y verán —Les dijo apresurado, entre jadeos, solo para después marcharse igual de apurado, corriendo hasta llegar con una chica que le esperaba más allá de ellos. Luego de eso ambos se fueron.

México y Rusia se voltearon a ver, tratando de adivinar lo que el gringo les había querido decir y lo que pasaría al siguiente día después de la escuela, pero al no estar convencidos de ninguna de sus teorías, simplemente se cansaron de especular y siguieron su camino hasta que ambos tuvieron que separarse.

Ya averiguarían después a lo que el otro se refería.


[...]


El día siguiente llegó, y al igual que el anterior, todo transcurrió con normalidad. Las clases se pasaron lento, y los recesos más rápido de lo que hubieran querido. No hubo nada interesante excepto quizá por el intercambio de miradas entre México y quién quiera que fuera el que lo estuviera viendo en ese momento, y aunque tal vez al principio aquello era extraño para él, no negaba que comenzaba a acostumbrarse.

No se enteró de nada importante sino hasta que fue la hora de la salida, cuando todos parecían mostrarse igual de inquietos por alguna razón.

—¿Por qué corren? —Preguntó México a sus amigos cuando observaron a un grupito de chicos correr junto a ellos en dirección hacia la salida, emocionados.

No parecía ser por el mismo entusiasmo de que las clases hubieran acabado, se trataba de otra cosa.

—No lo sé, che, tal vez están vendiendo algo —Le respondió el argentino, encogiéndose de hombros. —A lo mejor volvió la señora de los yogures congelados.

—Vamos a ver.

Y así lo hicieron, los latinos salieron de la escuela buscando aquello que había logrado poner tan ansioso a todo el mundo, pero aún al encontrarse fuera de la institución no supieron a qué se debía todo el alboroto, pues no, al parecer no había regresado la señora de los yogures, así que algo decepcionados por eso, caminaron un poco más en búsqueda de una respuesta.

Notaron que todos iban en una dirección en específico.

—¡Hey, Vene! —Le llamó el chileno a su amigo cuando lo vio correr al igual que los demás. —¡¿Qué mierda pasa, weón?! ¡¿A donde va todo el mundo?!

El nombrado se giró hacia ellos, sin dejar de avanzar.

—¡¿Qué no se enteraron?! ¡USA se va a pelear! —Exclamó emocionado, solo para después salir corriendo varios metros más allá de la escuela. Dejándolos atrás.

Los restantes solo se miraron los unos a los otros.

—¡No mames!

—¡Vamo' a ver!

—¡Correle, pelotudo!

—¡Van a empezar sin nosotros!

Y acto seguido, los cuatro se echaron a correr a toda velocidad en la misma dirección que todos los demás, deteniéndose solo cuando llegaron a donde había un montón de chicos reunidos en bola, gritando cosas y riéndose.

En medio de ellos estaban USA y Kazajistán, intercambiando palabras de una manera no tan amigable. Detrás de ellos se encontraban sus respectivos amigos, o en este caso, quienes servirían de apoyo en caso de que todo se descontrolara, siendo Venezuela quién se encontraba junto al estadounidense y Ucrania y Corea del Norte a unos pasos del euroasiático.

Estos también participaban en la conversación, pero solo cuando era necesario.

Los recién llegados buscaron un buen lugar donde pudieran ver entre todo ese circo, percatándose de que había varios de sus conocidos ahí, aunque en realidad había gente de todos los grupos y grados, siendo los de primer año quienes hacían más desastre y también quienes más tonterías soltaban.

Entre toda esa gente, México logró encontrarse con Rusia.

—Hola, тако —Le saludó éste último, colocándose a su lado.

—Hola, wey.

—Así que esto es a lo que se refería USA...

—¿Crees que sí se den en la madre? —Preguntó ahora el mexicano, con un aire de entusiasmo perfectamente disimulado.

Rusia miró al frente, analizando la situación.

—Mmm probablemente sí, escuché que ya se traen ganas desde hace tiempo. Aunque no sé muy bien por qué...

—Sí, ni yo.

Un pequeño silencio se presentó entre ellos, pero solo porque se percataron de que Kazajistán había empujado al gringo, que ante eso solo había reído divertido, burlándose de su estúpido intento por hacerlo enojar.

—Estamos cerca de la casa de España —Comentó el euroasiático después de un tiempo, mirando a su alrededor.

México hizo lo mismo, percatándose de que, en efecto, así era, aunque todavía alcanzaba a ver la escuela.

—Simón, pero ¿No pasa nada si nos quedamos aquí? ¿Qué pasa si un maestro viene y nos vamos todos a la verga?

—No creo, que yo sepa mientras estemos fuera de los 500 metros de perímetro de la escuela no pasa nada. E igual vi que hay chicos cuidando que no venga nadie, así que si alguien se acerca nos avisará y podremos salir corriendo.

México solo rió al imaginar todo eso.

—Pues espero que no pase.

Y de nuevo posaron sus ojos al centro de todos, donde los protagonistas discutían ahora más calurosamente.

—¿Quién crees que gane? —Volvió a hablar el euroasiático después de un tiempo, sin dejar de mirar la escena.

—No lo sé... USA es más alto, y probablemente rápido...

—Sí, pero Kazajistán se ve un poco más fornido... —Ambos observaron como cada quien comenzaba a prepararse. —Será cosa de ver...

La gente que rodeaba la escena comenzó a retroceder algunos pasos, en busca de darles el espacio suficiente que necesitaban para pelear. Los gritos de emoción se avivaron, todos se morían de ganas porque empezaran ya.

—Iré para allá... —Se despidió el ruso, yéndose con sus amigos para observar la pelea con ellos.

México solo asintió, haciendo lo mismo y pegándose de nuevo junto a los latinos, que habían conseguido un buen lugar para observar. Perú también se encontraba con ellos, solo mirando en silencio.

—¿Todo bien, wey? —No pudo evitar preguntar, pues quizá serían ideas suyas, pero a decir verdad se le notaba un poco preocupado.

—Sí, sí, todo bien, causa —Fue lo único que respondió, por lo bajo y sin apartar la vista de los dos countrys al centro.

Eso fue suficiente para México, no preguntó nada más.

Todos observaron como el estadounidense se retiraba las gafas de sol que siempre portaba, doblando la varilla de ellos y entregándolos con cuidado al venezolano, que los guardó y posteriormente también retrocedió junto con los demás. Habiendo visto eso, todos supieron que la cosa iba enserio.

El gringo se alzó la mangas, se tronó el cuello y los dedos de las manos, como si estuviera calentando, incluso dio un par de saltitos. El euroasiático por su parte hizo lo mismo, pero no causó tanta impresión como el otro lo había hecho anteriormente, y eso le molestó.

USA sonrió, y Kazajistán solo frunció el ceño. Detestaba que fuera tan egocéntrico inclusive en esa situación; cuando estaba a punto de partirle la cara en dos.

Al fin pondría al maldito estadounidense en su lugar.

Ambos se colocaron en posición, frente a frente con la guardia arriba, mirándose fijamente el uno al otro, estando dispuestos a comenzar.

La cuestión es que no sabían quién daría el primer golpe, y debido a ello, es que sólo se quedaron en sus lugares esperando a que el otro iniciara, pero como nadie lo hacía, no pasaba nada.

La multitud a su alrededor claramente ya estaba ansiosa porque empezaran, se encontraban cansados de esperar, querían ver acción, querían ver sangre, y fue por eso, que aquellos que más sedientos estaban, empujaron tanto al americano como al euroasiático, provocando que chocaran el uno con el otro, y por ende, que la pelea al fin comenzara.

Los golpes entre ambos finalmente comenzaron a volar, y los gritos de apoyo y emoción se intensificaron, así como también los insultos y las palabras que solo buscaban causar más tensión entre los countrys para animarlos a seguir peleando.


"¡Vamos USA, pártele la cara!", "¡Dale con todo, Kazajistán! ¡Enséñale quien manda!", "¡No te dejes!", "¡Que eres puto, dice!", "¡Con cuidado!", "¡Te amo, USA!", "¡Pelean mejor los niños de kinder, wn!", "¿Por qué hay tanto morro de primero?", "¡ONU me la chupa!", "¡Ya cállense, alv!".


Y más cosas similares se seguían escuchando.

Por su parte, los dos al centro seguían en lo suyo, lanzando golpes que muchas veces no eran del todo certeros, pero que cuando atinaban podían ser poderosos. Aún así, ninguno había logrado hacer un daño real al otro, y eso comenzaba a desesperarlos, pero sobre todo a uno de ellos.

—¿Por qué estás tan callado ahora? Con lo tanto que te gusta hablar deberías aprovechar este momento que estamos frente a frente —Le molestó en un tono burlesco el angloparlante, volviendo a sonreír. —¿Por qué no invitas también a Ucrania, eh? Seguro que ambos tienen algo que quieran compartirme.

El contrario no hizo más que gruñir lleno de furia, sentía su sangre hervir en la cólera que las palabras ajenas le provocaban. Estaba jugando con su paciencia, y vaya que le quedaba poca.

—Қарғыс аузыңды жап... [Cierra la maldita boca... ]

—Oh... I'm sorry ¿Te molesta que hable tanto? —Soltó una risa de superioridad, sin dejar de moverse. —¡¿Desde cuándo ese es un problema para ti?!

Un sonido de asombro escapó de las bocas de todos los presentes cuando fueron testigos de cómo Kazajistán había propinado un fuerte golpe directo al rostro del estadounidense, específicamente a su nariz, consiguiendo que éste dejara de hablar y que inclusive su cabeza se volteara.

Todo quedó en silencio por un momento a causa de la sorpresa, tanto de quienes observaban como de los que yacían al frente, siendo estos dos, quizá, los que más impactados estaban, pues ninguno podía creer que el más bajo hubiera sido capaz de tal acción.

El americano se llevó una mano a la zona dañada, reprochándose internamente por haber sido tan descuidado y permitir que el otro le acertara un golpe en un pequeño momento de distracción. Pero no dejaría que eso volviera a pasar, oh no...

Una nueva sonrisa volvió a aparecer en sus labios, como si todo eso le hubiera resultado divertido y no se tratara más que de una simple broma. Eso confundió un poco al kazajo, que simplemente le miró desconcertado.

—Good job...

Y dicho esto, el ceño del estadounidense se frunció con molestia, y de un momento a otro soltó un aún más fuerte puñetazo directo a la mandíbula del contrario, que, al no esperarlo en lo absoluto, cayó al piso como si de una torre de fichas se tratase, desvaneciéndose por un momento antes de llegar al suelo.

De inmediato un montón de gritos de susto se escucharon, tanto de chicas como de chicos, de los cuales varios se aproximaron tanto para auxiliar al kazajo como para separar al gringo y asegurarse de que éste no siguiera con lo que hacía, pero una vez USA vio a su contrincante en el piso, no intentó nada más, simplemente se sobó la mano y se dio la vuelta, dispuesto a marcharse.

Sin embargo, algunos chicos de su mismo grupo se acercaron a él y lo rodearon antes de que pudiera hacerlo.

—¡USA, USA! ¡¿Estás bien?! —Se acercó el peruano a preguntar, notablemente preocupado, inclusive temblando un poco.

El mencionado no hizo más que levantat el dedo pulgar de su amoratada mano, en señal de que fuera de eso se encontraba bien. Un poco más tranquilo, Perú se limitó a caminar detrás de él.

El resto de los presentes comenzaron a bombardearlo con un sinfín de preguntas y halagos, a los cuales el gringo casi no prestó atención. Solo volvió a colocarse los lentes luego de que el venezolano se los devolviera, se colgó su mochila y siguió caminando en dirección a la calle principal de la escuela, que era por donde casi todos se iban a casa.

Entre eso, la mirada del angloparlante se encontró con la de México, que también caminaba de regreso junto con sus amigos en la misma dirección.

USA le dedicó una gran sonrisa, y con un movimiento de cabeza le invitó a acercarse a él.

—¿Qué te pareció el espectáculo, mexican't? —Le preguntó divertido una vez el latino se encontró a su lado, quién simplemente torció la boca en una sonrisa.

—Pues fuera del putazo que te metió... le diste en la madre bien bonito...

El de cincuenta estrellas no pudo evitar reír ante su comentario, sintiéndose halagado.

—Bueno, se lo merecía...

Ahora México volteó a verlo.

—¿Por qué?

El más alto se encogió de hombros, limpiando con su mano una pequeña gotita de sangre que le había escurrido de la nariz.

—Por hablar mierdas.


────────────────────── ✦

Hola, hola ¿Cómo están? Espero que se encuentren muy muy bien. Disculpen la tardanza mis estimados, planeaba actualizar desde la semana pasada, pero me fui de vacaciones y me fue imposible terminar el capitulo antes de eso, así que por esa razón lo traigo hasta ahora.

Quizá sea un poco simple, pero a pesar de eso espero que haya sido de su agrado y que por lo menos hayan disfrutado el leerlo x).

¿Qué han hecho durante este tiempo? ¿Aún hace calor donde viven? ¿O ahora se están ahogando en las lluvias como nosotros los de la CDMX? Cuenten, cuenten.

Como en cada oportunidad que tengo, nuevamente les agradezco su apoyo y cariño a mis proyectos. Ya pasamos los 900 seguidores y estoy muy feliz por eso, de verdad muchas gracias, los quiero. <3

Sin más por el momento, me despido por ahora. Hasta luego, wap@s, que estén bien.

—Bad.

Continue Reading

You'll Also Like

124K 7.8K 87
Aqui encontraras imagenes geniales de transformers y especialmente de bee ya que el es muy kawwai
2.1K 166 6
Solo quería mostrar lo que podía hacer y al final vencimos pero por que me hacen esto después de todo lo que hice me hacen no lo puedo creer jajajaja...
12.8K 1.6K 21
Los demonios volvieron a aparecer, los cazadores que ahora son no más que un puñado tienen que hacerles frente. Kimetsu No Yaiba de Koyoharu Gotouge
389K 25.7K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.