Lazos Perversos [Libro 3]

Bởi FerCmps

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Soy la portadora de malas noticias, un ser despreciado por anunciar malos augurios a las familias, la premoni... Xem Thêm

💛Prólogo💚
1.- El bosque
2.- La sensación y la rabia
3.- El secreto
4.- Los nuevos
5.- Banshee
6.- El intruso
7.- Los Kenner y los Branson (parte 1)
8.- Los Kenner y los Branson (parte 2)
9.- Engañando a la Luna
10.- Las extrañas sensaciones
11.- Las dudas
12.- Licántropos, sacerdotisas y banshees
13.- No entiendo que me pasa con él
14.- Inusual cercanía
15.- Evitar no es sinónimo de ignorar
16.- Aprendiendo y entendiendo
17.- Un poco del pasado
18.- Diversión
19.- Llegadas (In)esperadas
20.- El secreto revelado
21.- Calmando a las Bestias y domando a las Fieras
22.- La rabia en la sangre
23.- Entre una cosa y otra
24.- Somos piezas de un juego
25.- El ser oscuro
26.- El lobo solitario
27.- Castille
28.- El club Under the Sea
29.- La teoría
30.- Compañeros
31.- Un acontecimiento poco esperado
32.- Las piezas cayendo en su lugar
33.- La sensación de la incertidumbre
34.- ¿Están perdiendo o los estamos perdiendo?
35.- El quiebre
NOTA DE LA AUTORA
36.- Solo es un hasta luego
37.- Cubrir lo descubierto

38.- Charlar con los muertos

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Bởi FerCmps

FAITH

*2 semanas después*

—Es todo lo que pudimos sacar de la comisaría— Colin me tendió una carpeta con algunos papeles.

—Al parecer aún no logran identificar todos los cadáveres que han encontrado— comentó Bart sentándose en uno de los sillones, no sin antes quitarse el cinturón de armas.

—Gracias— tomé la carpeta y comencé a revisar los papeles en ella.

—No es que no esté de acuerdo con el tema de tener la mayor información posible, pero ¿no creen que los policías extrañaran estos papeles? — dijo Jia, quien les tendió botellas de agua a cada cazador.

—Los devolveremos antes de que se den cuenta, bombón, no te preocupes— su novio le guiñó el ojo.

Suspiré con pesadez al ver los expedientes. Las cosas han estado algo tensas en las últimas semanas, y no es para menos. Pareciera que cada vez nos acercamos más al día de la depuración final, y la criatura nos lo está dejando más que claro con señales en base a asesinatos de humanos y sobrenaturales. Nuestro mundo ya se encuentra patas arriba, y ahora le sumamos el mundo humano, lo cual nos tiene con más tensiones y desesperados que antes.

Mientras observaba los diversos expedientes, escuchaba la conversación a mi alrededor, al parecer Bart se logró comunicar con Walter después de una semana de no saber nada de ellos, y las cosas no están del todo calmadas por su lado.

—Dijo que las cosas en Melrose están más que extrañas, el bosque que conocimos está más sombrío y tétrico que antes, que parece el bosque de una película de terror moderna— dijo Bart, replicando las palabras de su amigo —, y los ánimos por allá tampoco son los mejores.

—¿Tan mal esta todo? — preguntó Kendrick.

—Bueno, dijo que los padres de Mayra aún están procesando el hecho de que su hija está embarazada, pero no han mencionado que Cam es un licántropo, y que su futuro retoño también lo será.

No se tomarán esa noticia a la ligera— comentó Jia —, los padres de Mayra podrán ser muy liberales y comprensivos, pero la noticia de un nuevo mundo abriéndose ante sus ojos, está claro que no lo verán bien, sobre todo si les dicen los peligros que hay, y los problemas actuales que existen.

—Estoy seguro que Rainer puede ayudar con eso— soltó mi novio —, si logró que la madre de Hallie se volviera más dócil, los padres de Mayra serán pan comido.

Dejé de prestar atención a la conversación en un punto, pues mi mente solo trataba de memorizar los apellidos de las personas en aquellos expedientes. No había relación familiar alguna entre estas personas y los que habían sido atacados con anterioridad, pero no dudaba que algún familiar de ellos, en algún momento determinado, hizo un acuerdo con estos seres paganicos que menciono la señora Lambert en la visión que tuve hace un año.

Suspiré frustrada, llamando la atención de todos los presentes.

Colin se acercó a mí. —¿Qué sucede, pequeña médium?

—Siento que tengo mucha información, y nada a la vez— volví a suspirar.

—Son muchos sucesos a la vez, Faith, no debes forzarte de más— me animó Jia.

—Creo que debemos tomar un descanso, estas últimas dos semanas han sido estresantes para todos— recomendó Kendrick dándome una ligera sonrisa —. En especial para ti, Faith, que puedes sentir nuestros cambios con más facilidad.

—Tal vez tengas razón— me pasé las manos por el pelo.

A pesar de que sé de sobra que mi mente seguirá pensando y pensando en toda esta información, a pesar de que no llegue a nada concreto.

Bart y Jia se ofrecieron a devolver los informes de vuelta a la comisaría. Antes de que se los llevaran anote en mi libreta todo lo que creí necesario tener para — en cuanto lograran descifrar cómo— nuestra investigación.

Kendrick también decidió salir, pues quería ver cómo iban Janett y Joshua en su misión de mantener calmada a Amelie, pues no habíamos tenido noticias de ellos hace horas.

Subí a la habitación que comparto con Colin y me senté en el escritorio, dejé la libreta sobre esta y me dediqué a mirar por la ventana, la cual tiene una vista al jardín trasero y parte del bosque. Agradezco que la familia de Amelie nos haya rentado una casa cerca de la cabaña donde están los Kenner.

Seguí observando el paisaje. Todo se veía tan tranquilo y hermoso, que nadie pensaría que ahí peligro y oscuridad internada en este. Sin darme cuenta ya tenía un lápiz de grafito en la mano y mi coquera sobre el escritorio. Dejé a mi mente divagar entre las líneas y curvas que iba trazando, dejando que mi subconsciente liberara todo lo que los estaba atormentando. Los minutos cada vez se volvieron más largos, y sin saber cómo ya llevaba tres dibujos ya hechos, con el cuarto en proceso. Seguí ensimismada en mi mundo que no noté la presencia de Colin en la habitación. Una ligera fragancia a manzanilla me distrajo, vi como una taza humeante era dejada a un costado del escritorio y después un suave tacto de las yemas de los dedos de mi novio en mi cuello.

—Hace mucho que no te veía tan perdida en tu mundo, mi amor— se acercó un poco más a mí, dejándome sentir el calor de su cuerpo en mi espalda.

—Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado desde que me senté aquí.

—Han sido tres horas.

Lo miré sorprendida. —¡¿Qué?!, ¿Por qué no me hablaste antes?

—Porque sé que parte de ti necesitaba sacar todo eso que ocultas dentro.

Su mano siguió acariciando mi cuello, para después pasara uno de mis hombros, a los pocos segundos, su mano libre se posó en mi otro hombro y comenzó con un suave masaje. Gemí levemente a disfrutar la sensación de alivio que me provocaba.

Colin siempre ha sido alguien brusco, pues su crianza y entrenamiento como cazador desde pequeño lo ha hecho ser así, pero cuando se trata de mí, su tacto se vuelve delicado y gentil, como si tuviera miedo de romperme con su toque. Y saber eso me hace enamorarme más de lo que ya estoy de él.

—Te preparé un té de manzanilla— dijo, agachándose un poco para decirme al oído—. Recordé que tu madre me dijo que siempre lo tomas después de estar mucho tiempo en tu mundo.

—¿Cuándo fue que mi mamá te dijo eso? — pregunté con curiosidad.

—Cuando llevábamos tres meses de novio.

Eso me tomó por sorpresa. Algo que siempre he evitado que es Colin esté cuando caigo en este "trance" por tanto tiempo, no es que no me haya pasado en su presencia, pero los lapsus no superaban los diez minutos.

—¿Y aún lo recuerdas?

—Claro— lo sentí sonreír —, una vez te dije que recuerdo todo lo que tiene que ver contigo.

Sonreí ante sus palabras y alcé el rostro para poder mirarlo. Amé ver el brillo en sus ojos.

—Y estoy seguro que después de mi muerte te seguiré recordando, hermosa.

Volví a sonreír, al igual que él. Colin se inclinó para besarme, sus labios y los míos moviéndose con lentitud, disfrutando del otro.

—Creo que solo nuestros bisnietos podrán averiguar si es verdad eso— comenté riendo.

—Si alguno de nuestros bisnietos es un o una médium me lo podrá preguntar.

—Realmente no, a no ser que por alguna razón te quedes atrapado en el limbo— le recordé —, los médiums hablamos con los espíritus que vagan en el mundo, no con los que pasan al otro lado, los muertos en paz.

Colin me acarició las mejillas y me dio corto beso. —tienes razón.

—Claro que la tengo— me levanté de la silla y le rodeé el cuello con las manos—. Para eso están las banshees.

Le devolví el cortó beso y lo abracé con fuerza. Necesitaba la calidez de su abrazo después de tan lindo momento. El rubio no dudó en devolverme el gesto.

Volví a sentarme frente al escritorio, esta vez con la taza humeante entre las manos mientras Colin acercaba un banquillo aterciopelado para poder sentarse junto a mí.

—¿Puedo ver tus dibujos, pequeña?

Asentí para después llevarme la taza a los labios.

Mis dibujos no mostraban nada relevante para lo que intentamos averiguar, pero si daban a conocer cosas y temores que he tenido o he visto.

El primer dibujo es el bosque, pero no el que estaba frente a nosotros y tampoco el bosque de Melrose, de eso estaba segura, pues a pesar que son árboles y mucha naturaleza, algo dentro de mi sabe que es un bosque que mis ojos no han visto, pero mis sentidos sí. El segundo es la mitad de un rostro, pero solo tenía hecho las facciones de los ojos, estaba llorando, había dibujado las lágrimas corriendo por su mejilla y también algunas cayendo del rostro, pero su expresión no reflejaba tristeza, más bien expresaba rabia, coraje y dolor. El tercero es una sombra queriendo salir de la oscuridad que lo rodeaban, la sombra parecía desesperada y la oscuridad se empeñaba mucho en tenerle consigo.

Y por último tenemos el dibujo inconcluso; dos manos cruzadas, pareciendo querer no soltarse, pero ambas estaban lastimadas. Mi mente me decía que si hubiera terminado el dibujo sabría el qué es lo que las intentando separar, pero mi intuición me decía a la vez que es mejor no saberlo, por lo menos por ahora.

—Son...interesantes— comentó mi novio viéndolos detenidamente.

—No tengo explicación aparente para haberlos dibujado, pero para mi mente y dones tienen sentido.

—Tal vez con el pasar de los días los entenderás.

Dejé la taza de lado, dejando apenas un poco del té en esta. Posé mi mano sobre la del cazador.

—Gracias por ayudarme a calmarme, cariño— dije con total sinceridad.

—Siempre voy a ayudarte en lo que pueda, hermosa— entrelazó sus dedos con los míos—. Tal vez no sea sobrenatural y no logré entender cómo funcionan, pero no por eso significa que no intentaré entenderlo.

Apoyé mi cabeza en su hombro. — Te amo, Colin.

—Yo también te amo, Faith.

No quedamos así, guardando el cómodo silencio en el que nos encontrábamos, y en eso mi mente comenzó a repasar las cosas que había averiguado, o al menos había intentado averiguar.

La conversación de hace unos minutos volvió a mi cabeza.

—Un momento— me levanté de golpe, alertando a mi novio.

—¿Qué pasó? — inquirió levantándose también.

—Acabamos de hablar de mis dones, ¿verdad?

—Sí— respondió confundido.

—Y cuando hablamos de tu promesa de recordarme después de la muerta dije que yo no puedo hablar con muertos en paz, sino con las almas que están en el limbo, ¿cierto?

—Cierto.

—¡Es por eso que no puedo encontrar más respuestas! — exclamé feliz.

—Eh, amor, necesito que me expliques mejor— me recordó el rubio —. Sé que muchas veces están diez pasos más adelante que nosotros, y creo que este es uno de esos momentos.

—Que por más que lo intente, no podré encontrar más respuestas, al menos si lo hago yo sola— comencé a explicar —. Hemos estado buscando respuestas en aquellas personas que fueron asesinados por la criatura, pero ellos no tienen la respuesta porque sus muertes fueron pactadas desde antes, incluso algunas fueron hace décadas— recordé mientras todo seguía encajando en mi cabeza —, así que no hay forma de que yo pueda averiguar algo, menos sin poder tocar algo perteneciente a las víctimas para que mi don haga mayor efecto.

—Entonces, ¿todo este tiempo que has estado desgastándote ha sido en vano?

—Quiero pensar que no, ya que gracias a eso me di cuenta del error.

Si lo que creo es correcto, tal vez podamos obtener alguna ventaja, y quizás, las cosas por aquí podrían volver a la normalidad, o por lo menos a la estabilidad que teníamos hace unos meses.

—¿Estás consciente de todas las implicancias que tiene lo que creo que quieres hacer? — preguntó Colin con un pequeño deje de preocupación.

—lo estoy, pero no encuentro otra salida, además no dejaría que lo hiciéramos si creyera que saldrá mal— lo conforté.

—Solo espero que cierta persona no ponga problemas— se acercó unos pasos a mi para abrazarme por la cintura—, aunque no sería la primera vez que peleo con alguien de su especie.

—Nada de peleas, cariño— lo regañé tiernamente—. Hablaremos con ambos, pues su condición los involucra a ambos.

—¿Y si se pone violento?, su especie a veces es impulsiva.

—Dudo que eso pasé.

—Mejor prevenir que lamentar— sonrió con malicia—, así me darías una razón de peso para golpear al futuro alfa de la manada Canavar.

—No golpearás a nadie, Colin Hartford— lo apunté con el dedo índice —, si lo haces, estoy segura que dormir en el sillón de la sala de estar será el menor de tus problemas.

Colin bufó, haciéndome reír. —Desde que tienes el título de novia, abusas de tu poder sobre mí.

—Yo no abuso de nada, simplemente intento que seas más racional, y un poco menos arrogante.

—Veo más posible lo primero— me apretó más hacia sí.

—Yo también— sonreí—. Creo que es mejor si vamos a hablar con ellos ahora.

—¿Te sientes lista para esto?

—Eso creo, pero estoy nerviosa— me sinceré —. Nunca he trabajado con una Banshee y nunca he visto a la muerte en persona.

HALLIE

Miré atentamente los tres vidrios delante de mí, cada uno de ellos de un grosor deferente, pero todos igual de resistentes a las balas. Respiré profundamente, intentando conectar con mis dones para que fluyeran de acuerdo a mis órdenes.

—No lo olvides, Hallie, tú controlas tus dones, no ellos a ti— escuché el susurro de Kira, quien se encontraba a unos metros de mí, pero lo suficientemente cerca para escucharla.

Sentí la energía recorrer mi piel, como si electricidad me pasara por las venas. Visualicé las ondas de choques salir en la dirección que mis manos indicaban, y sin esperar un segundo más las dejé salir, dejando que impactaran por completo contra los tres vidrios.

Abrí los ojos cuando el sonido de los cristales impactando unos contra otros me alertó. Había logrado romper dos de ellos, mientras que el tercero —que era el más grueso— se hallaba trizados en su totalidad. Dejé que una pequeña onda choque saliera en su dirección, quebrándola por completo.

Sonreí satisfecha al ver el desastre que había hecho.

—¡Por la Luna, eso fue increíble! — chilló Kira llegando a mi lado —. Has mejorado bastante, cuñada.

—No lo habría logrado si tu ayuda, bueno, sin la ayuda de todos— me sonrojé levemente.

—Solo dimos un pequeño grano de arena para guiarte— me guiñó un ojo.

Ambas sonreímos.

El sonido de ramas siendo pisadas llamó nuestra atención, giramos en dirección al bosque. Seb, Axel, Genevieve, Andrew y Aaron aparecieron por entre los árboles, todos con los rostros serios y preocupados.

Imagino que no les fue bien en su búsqueda.

Kira no perdió el tiempo y fue al encuentro de su mellizo, el cual espero a que la pelinegra llegara frente a él para suspirar con fuerza, mientras que Andrew tomaba una de las manos de su hermana, como queriendo darle algo de confort, al igual que Aaron, quien rodeó con su brazo el hombro de la mujer, permitiendo que ella recostara su cabeza en su hombro.

No pude evitar sentir como mi emoción de hace unos segundos disminuía.

—Hola, rubita gritona— dijo Seb, quien caminó silenciosamente hacia mí.

—Hola, mi chico lobo— estiré mis brazos hacia él.

El castaño no tardó el abrazarme con fuerza. Debido a nuestro lazo sabía que no se encontraba bien, que tanto la ansiedad como el cansancio está tomando más y más terreno en su sistema, y que —de no ser por la gran influencia que tengo en él—estaría rodeando el colapso y quiebre de su estabilidad.

—¿La encontraron?

A pesar de saber la respuesta, aprendí que es mejor verbalizarlas, por más molestas y dolorosas que sean.

Seb negó sin sacar su rostro de mi cuello. —Ni siquiera un pequeño rastro.

—Estoy segura de que está bien— acaricié sus cabellos con delicadeza—, Amelie no se iría sin, por lo menos, decirte a ti, amor.

—No sabemos nada de ella desde ayer en la tarde— me apretó más hacia sí—, y antes de desaparecer no se veía bien, por poco no parecía un...

Demonio. Esa es la palabra que Seb siempre evita cuando se trata de su prima.

—No tienes que decirlo— le recordé.

Las últimas dos semanas han sido intensas, extrañas y confusas, y el cambio radical que surgió en Amelie Steinfield solo creo más incertidumbres sobre el futuro que se desencadenará.

Y su familia y amigos son los que más tememos por su estado.

A pesar de que la he conocido por poco tiempo le he tomado cariño, como a todos, y saber que no soy de ayuda también es frustrante. Tal vez comprenda mejor en mundo sobrenatural ahora, pero es difícil llevarles el ritmo a dos seres que son creaciones nuevas de la sobrenaturalidad, así que todo el apoyo que puedo dar es moral — y emocional, en el caso de mi novio.

—¿Podrías quedarte conmigo esta noche? — preguntó mientras sacaba su rostro de mi cuello.

La necesidad y tristeza que vi reflejada en su mirada me hizo querer abrazarlo hasta que todos sus dolores y pesares desaparecieran.

—Claro, hablaré con mi papá.

Seb volvió a esconderse, dejando que su respiración cosquilleara en mi piel, seguí acariciando su cabello con lentitud. Vi como sus padres y hermanos nos observaban, entendiendo por completo la situación. Genevieve se veía un poco mejor que hace unos minutos, pero sus ojos demostraban la angustia y desesperación que sentía al no saber sobre su hija.

El tiempo pasó más rápido de lo que quería aceptar, sentía que apenas había llegado a la cabaña Kenner a practicar mis dones, y ahora me encontraba en el baño de la habitación de mi novio, terminando de colocarle la polera que me había pasado para que durmiera más cómoda. Papá no tuvo dramas con dejarme quedar aquí, y el se ofreció a darle aviso a mamá, y soportar sus quejas— si es que tenía—, pues, a pesar del hechizo de Amelie y la hipnosis de Rainer, mamá solía tener ciertos "arranques de lucidez" donde soltaba comentarios mordaces contra los Kenner y los sobrenaturales.

Salí del baño encontrándome a Seb mirando por la gran ventana que daba vista al bosque, con los ojos fijos en la frondosidad de este.

Lo abracé por la espalda. —Debes descansar, amor.

—Últimamente se te ha hecho costumbre decirme así— dijo con una pequeña sonrisa.

—¿No te gusta?

—No es eso, pero me gusta mucho más cuando me dices chico lobo— se giró para mirarme a los ojos—, me hace sentir especial que hayas pensado en ese apodo solo para mí.

—Siempre serás MI chico lobo, amor— sonreí—, y siempre serás mi amor, CHICO LOBO.

Sus manos acunaron mi rostro, pegando su frente y la mía. —No te imaginas lo bien que me haces, Hallie Branson— murmuró —. Agradezco a la Diosa Luna por permitirme tenerte en mi vida, a mi lado, como mi compañera y amor de alma.

—Te amo.

—También te amo, rubita gritona.

Nos acostamos en la cama. Los brazos de Seb rodeándome con fuerza, manteniéndonos lo más unidos que podíamos. El castaño no se estuvo tranquilo hasta que logró que nuestras piernas estuvieran entrelazadas y parte de mi cuerpo estuviera sobre el suyo.

—Gracias por quedarte a mi lado— murmuró suavemente, casi perdido en sus sueños.

Su respiración se ralentizó, dándome a entender que ya estaba más que dormido, y me alegró saberlo, pues sé que no ha dormido bien estos últimos días.

Escuchar en suave latido de su corazón me relajó tanto que no tarde en caer en un profundo sueño.

*Al día siguiente*

—¿Qué quieres que yo qué? — pregunte una vez que terminé de escuchar a la médium.

—Sé que suena como una locura, pero es la única solución que he encontrado —explicó la chica—, necesitamos invocar y hablar con los muertos.

De todas las cosas que creí que pasaría en este mundo, definitivamente la propuesta que me está haciendo Faith ahora no estaba en ellas.

Ya ha pasado tiempo desde que me explicaron a más detalle todo lo que conlleva ser una Banshee, y admito que cuando me mencionaron que podía llevar a cabo rituales para hablar con gente muerta fue inesperado y choqueante, no creí que me vería en la situación donde realmente tuviera que llevar a cabo uno.

—Pero no sé cómo.

Faith me dio una sonrisa tranquilizante, asumo que puede sentir mis nervios e inseguridad.

—Es casi instintivo, Hallie, tu sobrenaturalidad está asociada con ella, es como si hablaras con una vieja amiga.

—Eso sonó escalofriante—comenté provocándole otra sonrisa.

¿Qué se supone que debo hacer?

—No sé qué tan buena idea sea hacer esto, Faith— comentó Seb con seriedad.

Sabía que Seb tendría algo que decir sobre esto, desde que la pareja se nos acercó para decirnos algo importante, sobretodo que me involucraban a mí, supe que Sebastian Kenner tendría un par de cosas por decir.

—Entiendo tu desconfianza, Seb, pero no debes tener— lo miró —, no dejaré que nada le pase a Hallie, y el lazo que ustedes comparten tampoco lo hará.

Miré al castaño a mi lado.

A pesar de haber estado más en contacto con mi sobrenaturalidad en estas últimas semanas, no sabía si estaba lista para este paso—que sonaba más grande lo que pareciera. Pero una parte de mí, esa parte más impulsiva, gritaba por ayudarles, para así demostrar que sus lecciones no han sido en vano y, sobre todo, de que realmente puedo ser de ayuda para esta guerra, que también es mi guerra ahora.

Tú puedes, Hallie, me animé.

—Lo haré— sentencié con firmeza—, quiero ayudar a encontrar respuestas.

Seb me miró rápidamente. —Hallie...

—No tienes de que preocuparte, cariño— tomé la mano de mi novio —. Quiero hacer esto, y me siento confiada en que puedo lograrlo.

—Está bien, te apoyo en tu decisión, rubita— suspiró rendido

Sonreí para después darle un pequeño beso en la mejilla. Miré nuevamente a la pareja frente a nosotros, específicamente a la pelirroja.

—¿Qué debemos hacer ahora?

—Buscar un par de cosas para llevar a cabo el ritual.

—¿Y que serían esas cosas?

—Tierra santa, peyote, madera de tejo, elixir de tulsí, una cuerda mojada en agua bendita, y lo más difícil, algo tangible que pertenezca a las personas que deseamos invocar.

—Si, suena sencillo— dije con ingenuo sarcasmo.

La pelirroja rió. —Tranquila, es una suerte que tengamos a una druida de nuestro lado.

*** *** ***

Cuando Faith dijo que Janett podría conseguir las cosas, nunca me imaginé que fuera tan rápido. Solo hace una hora que acepté llevar a cabo el ritual, y ahora estábamos junto ella en el bosque a la espera de que sus dones terminaran de hacer el efecto que ella quiere.

—Tardaré algunos minutos en tener el elixir de Tulsí— comentó la pelinegra.

—No te preocupes, sería una desfachatez de mi parte apresurarte sabiendo que nos estas ayudando tanto— respondió Faith con una sonrisa. —No te sobrexijas, Janie— puedo sentir que estás cansada.

—Estaré bien. Si pude sanar medio bosque del fuego de Amelie, puedo con esto.

Miré hacia un lado, donde se encontraban Kendrick, Bart, Colin y Seb, los dos primeros apilando los trocos de madera de tejo mientras los otros dos se encargaban de cortarlos en pedazos más pequeños para el ritual.

Volví la vista al frente, viendo como Janett sacaba de un pequeño bolso que tenía atado a su cadera una bolsa con semillas. Hizo un pequeño agujero en la tierra y puso dos semillas allí, sembrándolas. Junto ambas manos a unos centímetros arriba de donde plantó las semillas y en sus manos comenzó a aparecer agua. La vertió sobre esta.

—A veces creo se subestimo demasiado este mundo— murmuré anonadada.

—Es normal que lo veas así—la mirada de Faith cayó en mí—, cuando te crías en este mundo todo esto es normal de ver, pero para quienes aprenden del después de años, todo parece fantástico y surrealista.

—Debió ser genial crecer en torno de todo este mundo.

—Eso es derivativo, pues a pesar de ser sobrenaturales, no todos tuvimos una niñez o adolescencia fácil— sonrió con nostalgia.

Me sentí mal al ver su cambio de ánimo. —Lo siento, no quería traerte malos recuerdos.

—Tranquila, eso ya es pasado— se recompuso—, ahora tenemos una misión más importante.

Un viento algo cálido pasó entre nosotras mientras que las hojas caídas de algunos árboles comenzaban a moverse alrededor de la pelinegra, quien tenía las palmas de sus manos en dirección a la siembra que había hecho. El viento junto a las hojas la rodearon, creando un pequeño vórtice a su alrededor. De la tierra surgió una pequeña planta verdosa con pequeñas flores lilas.

—Hola, bonita— la saludó la druida—, perdón por hacerte aparecer en un lugar tan repentinamente, pero te necesitamos.

Metió sus manos en la tierra, sacándola de esta con la raíz incluida. La puso en un mortero de piedra y, mezclándola con un líquido transparente que desconozco, comenzó a machacar.

Faith suspiró, llamando mi atención.

—¿Todo bien? — pregunté.

—Si, es solo que, creo que mis instintos están intentando decirme algo que no logro descifrar— se llevó la mano al pecho—. Deben ser los nervios por "charlar" con los muertos.

—Pero tú ves espíritus, ¿no es lo mismo?

Rió. —Casi, solo que el espíritu como tal no nos puede hacer daño, pero un muerto sí.

Espera, ¿Qué?

Una vez que Janett terminó de hacer el elixir nos dirigimos a el lugar donde se llevaría a cabo el ritual: el cementerio.

Cuando estuvimos en el lugar menos visible, Janett, Faith y yo comenzamos a ordenar las cosas —siendo guiadas por la médium—, y cuando todo parecia estar listo, Faith nos miró a todos.

—Es hora de que iniciemos con el ritual.

Asentí sin decir mucho y entre en el círculo de tierra santa que habíamos hecho.

Por lo que entendí, hasta el ritual más simple tiene su complejidad para llevarse a cabo, e invocar a los muertos requiere de muchas protecciones para evitar que escapen o que nos dañen. Primero tuvimos que hacer un círculo con madera de tejo, donde sería el lugar que el/los muertos harían acto de presencia, después hicimos el círculo de tierra santa, y una vez que estuvo formar le vertimos el elixir de Tulsí encima para que esta adquiriera más poder, pues el primer circula es la primera barrera que impide que el muerto escape, y la tierra santa es el segundo. Y por último fue colocar cuatro antorchas de madera de tejo las direcciones exactas de los puntos cardinales.

—Janett— la aludida miró a la médium—, ya puedes encender las antorchas.

La druida asintió y creó un llama en su mano, encendiendo la madera una a una.

Seb, Colin, Kendrick y Bart están unos pasos más atrás, observando todo con atención, pero notaba en las miradas del licántropo y cazador que estaban preocupados. Los ojos e Seb se conectaron con los míos. Le sonreí para calmarlo.

Concentré mi atención en Faith, quien estaba vertiendo en dos cuencos nuestro último ingrediente para comenzar, un jugo concentrado de peyote. Me tendió uno de los cuencos.

—Solo espero que sepa bien— dije, causándole una risa.

—No puedo asegurar nada— respiró hondo—. A la cuenta de tres. Uno...Dos...Tres.

Ambas bebimos del cuenco, siento un sabor agridulce que no te dejaba un lindo regusto en el paladar, pero al menor es soportable.

Faith tomó la pequeña cuerda bendecida de un extremo mientras yo tomaba el otro, del bolsillo de su chaqueta sacó un objeto; una llave antigua, y apretó en su mano libre.

—Solo repite conmigo— susurró, asentí —. Señor de la vida después de la muerte, te pedimos amablemente que nos dejes hablar con uno de tus vasallos. Permítenos tener su presencia frente a nosotros.

Repetí las palabras junto a ella, sintiendo como la cuerda que sostenía se comenzaba a calentar y la llave en la mano de Faith brillaba.

El humo se hizo presente en el primer círculo, subiendo hasta crear la figuro de una persona humana.

¡Por todos los Dioses, lo hicimos!

—Recuerda no soltar la cuerda hasta que terminemos todo el ritual— me volvió a susurrar y se paró más erguida.

—¿Quiénes son ustedes?, ¿Por qué estoy aquí? — preguntó mirándonos extrañada.

Es una mujer, lucía bastante joven, pero lo que más me llamaba la atención es su ropa, pues era muy de los 1800.

—Nosotras somos las que hacen las preguntas— respondió Faith—, solo debes saber que somos una médium y una banshee, y que tenemos preguntas para ti.

—¿Ustedes también son como esos seres del demonio? — volvió a preguntar.

—Para responder tus preguntas, primero responde las nuestras, ¿Cómo te llamas?

La señora frente a nosotras no estaba segura de contestar, de pronto algo en mi cabeza se encendió.

—Eres Eliza Lambert, una ama de casa, encargada de la crianza de sus hijos, pero con un gran temor en tu interior— dije, sin saber bien de donde vino esta información.

—¿Cómo es que sabes eso?

—Asumo que la muerte me está susurrando al oído— contesté, provocando una sonrisa en Faith.

—Muy bien, señora Eliza Lambert, ¿usted puede explicarnos cual que ese pacto que hizo con unos seres paganicos?

El semblante de la mujer cambio, volviéndose más temeroso.

—Fue una decisión difícil, y yo no quería, jamás quise involucrarme con esas personas, pero mi bebé... mi pequeña no tenía la culpa— algunas lagrimas aparecieron en sus ojos—. Le dije a mi esposo que era una terrible idea hacer tratos con esos seres tan despreciables, pero la desesperación no escucha a la razón y, por mucho que odié aceptarlo, esos seres eran los únicos que podían ayudarnos.

—¿Tan grave estaba su pequeña? — aventuré.

—Demasiado, su sangre estaba prácticamente envenenada— lloró—, los doctores decían que era un milagro que siguiera viva al año de nacida.

—¿Cómo fue que encontraron a estos seres paganicos? — preguntó Faith.

—Un conocido de mi esposo, él tuvo una aventura con una mujer de un pueblo cercano a la ciudad, y quedó embarazada, pero enfermó de gravedad debido a sus escasos recursos. El hombre no quería perderla ni a su bebé no nacido, pues es su matrimonio nunca lograron concebir, así que fue al barrio francés de New Orleans y buscó ayuda— relató, y podría jurar que ante mis ojos lograba divisar lo que ella decía—. Encontró a una pareja que vestían de lo mejor, no parecían pertenecer a ese lugar, pero estaba completamente equivocado. Ellos eran los mismos demonios.

—¿Recuerda cómo era esa pareja?

—La mujer era rubia y con una belleza bastante cautivante, pero sus ojos eran oscuros como el chocolate amargo, y el hombre era castaño y notablemente atractivo, lo que más resaltaba eran sus ojos, el tono era algo único, entre el azul y el verde. Ambos tenían un porte de superioridad que te hacía pensar que fácilmente podrían ser reyes de un país.

—Eleonor Argent y Conrad Steinfield— susurró Faith.

La mujer ante nosotras ahogo un suspiro cuando escuchó aquellos nombres.

—Ellos son demonios encarnados en vida. Eran atrayentes y encantadores, pero bajo esa fachada ocultaban su perversidad y malicia.

—¿Qué le pidieron a cambio de curar a su hija? — pregunté al ver a Faith tan metida en sus pensamientos.

—La sangre de un alma inocente.

El silencio reino entre todos los presentes. No es que conociera mucho sobre el pasado que rodea a todo este grupo, pero si he escuchado esos nombres en la boca de los Kenner. Eleonor y Conrad son los padres de los hermanos Steinfield, y son los que han estado ayudando a la criatura.

—¿Mataron a un inocente? — me atreví a preguntar, cortando el silencio.

—Las cosas no fueron tan simples, pequeña— Eliza suspiró con pesar —. El precio a pagar era más alto, y se pagaría cuando ellos lo estimaran conveniente o necesario.

—No lo entiendo.

—Les hicieron hacer un pacto de sangre, ¿no es así? — habló Faith —, solo un acuerdo de sangre es tan trascendental y fuerte como para mantenerlo por décadas.

—Así es, nos hicieron cortarnos la palma de la mano a mi y a mi esposo y que firmáramos con nuestra sangre un pergamino que dejaba claro que cuando llegara el momento correcto, ellos podrían disponer de la sangre de alguno de nuestros descendientes, al que ellos consideraran el "indicado" para su beneficio.

—Y el momento correcto es ahora— sentenció la pelirroja —. Muchas gracias por darnos respuesta, señora Eliza Lambert, usted ha sido de gran ayuda para nosotras y nuestros amigos. Lamentamos lo que tuvo que pasar, como también haberla sacado momentáneamente de su dulce descanso.

—No ha sido molestia, pequeñas, y no se que tanto les he ayudado, pero espero que tengan éxito en lo que harán, y logren vencer a esos seres tan despreciables.

—Así será— sonreí.

Lentamente la figura de la señora Lambert comenzó a desaparecer delante nuestros ojos. Una brisa de viento volvió a correr.

—Creo que ahora sabemos por qué no encontraba alguna pista por mi cuenta— Faith me miró—, te necesitábamos para esto, Hallie.

—Me alegra ser de ayuda— sonreí.

Los chicos se acercaron a nosotras.

—Bueno, eso fue algo emocionante, pero creo que es mejor que cierren esta ventana que crearon con el mundo de los muertos— recomendó Kendrick.

—Tienes razón, puede ser una tentación para visitas no deseadas— recordó la pelirroja.

Le tendió la llave que tenía en la mano a su novio, este la recibió sin problema y volvieron a dar pasos hacia atrás. Faith tomó mejor al cuerda e inconscientemente la imité.

—Solo debes repetir las mismas palabras que yo, y no soltar la cuerda hasta que esta caiga sola de nuestras manos— la médium me dio una pequeña sonrisa.

—Okey— asentí.

Vi que Faith movía los labios, pero por alguna razón no la escuchaba, más bien escuchaba la voz de otra persona, de alguien hablándome desde el mismo lugar donde antes estuvo la señora Lambert.

—Señor de la vida después de la muerte, te....

—Espera— dije cortándola, me miró preocupada.

—¿Ocurre algo?

—Alguien quiere hacerse presente.

—Hallie, muchas personas muertas deben estar queriendo pasar por esta ventana que creamos, es mejor no darles la oportunidad y cerrarla.

Ambas vimos como un pequeño hilo de humo comenzó a aparecer en el primer círculo. Escuché el susurró en mi oído, y una pequeña sonrisa se escapó de mis labios.

—Pero ella de verdad quiere hablar contigo.

—Es muy arriesgado, sobre todo porque no sabemos quién quiere pasar...

—Confía en mí.

Faith se debatió internamente para después suspirar. —Está bien.

Antes de decir otra palabra, el humo se intensificó, mostrándonos la figura de otra mujer. Ella se veía como toda una abuela de película, con el cabello canoso, dejando ver algunos mechones de su color original, la mirada cálida que te hacia pensar en lo feliz que estaba de estar presente y una sonrisa muy similar a la de la chica a mi lado.

—Sabía que algún día desafiarías todas las cosas que te enseñé, Faith Beatrice.

La pelirroja se quedó estática —. ¿Abuela?

—Hola mi pequeña calabaza.

Sonreí al verlas.

Debe ser lindo tener— o haber tenido— una relación así con una abuela. No es que me llevé mal con la mía, pero siempre me han hecho "marcar la distancia" con mi familia materna, y en caso de familia paterna, yo misma predije la muerte de la abuela Wilma.

—Creí que...tu me habías dicho que...las médiums no podemos visitar la tierra de los vivos después de la muerte— dijo entre sollozos.

—Si tú puedes romper reglas de nuestra especie, yo también— soltó con diversión—. Tranquila, que los Dioses no estarán molestos, esto es el menor de sus problemas.

La mujer nos dio una mirada a todos, como si buscara a alguien en específico, hasta que nuevamente su vista cayó en su nieta.

—No vengo por mucho tiempo, solo he venido a recordarte algo importante.

—¿Qué cosa? — se limpió las lágrimas.

—Sé que has estado toda tu vida tres pasos más adelante que el resto, pero esta vez, tienes que dejar que el destino dirija solo, no tu dirigirlo junto a el— sonrió —. Ellos sabrán que hacer, así está destinado a ser, y cuando llegue el momento, solo cierra los ojos y confía.

—Eso haré— le sonrió de vuelta.

La mirada de la mujer pasó de su nieta a mí.

—Gracias por haberme escuchado, Hallie— hizo un ademán de agradecimiento.

—Fue un placer.

—Y no te rindas, tienes grandes cosas por mostrarles a todos, pero sobretodo a ti misma— me guiñó un ojo.

El humo comenzó desvanecerse lentamente.

—Adiós mi pequeña calabaza. Dales mis saludos a tus padres y hermanos, y no olviden que los amo.

—Y yo a ti, abuela— la silueta desapareció por completo.

Cerramos la ventana del mundo de los muertos antes de cualquier otra eventualidad, y en cuento la cuerda se desvaneció entre mis dedos, los brazos de Faith me rodearon.

—Gracias— me apretó.

Le devolví el abrazo. —Gracias a ti por confiar en mí.

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