El Ángel de Lucifer [Completa...

By HenryMarcos

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Tras una guerra que acabó con la mayor parte de los humanos, los seres que siempre se habían ocultado entre l... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44

Capítulo 33

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By HenryMarcos

33.- ¿Quién quiere probar primero?


Dejé las maletas frente a la puerta y eché un último vistazo a mi pequeño y triste apartamento. No era un lugar amplio, tampoco era excesivamente bonito, pero me había acostumbrado a vivir allí y, poco a poco, lo había hecho mi hogar. Ahora tenía que abandonarlo y, de una forma que no terminaba de entender, me daba lástima.

Entendí que Sapphire me pidiera que abandonara aquel lugar; me ofreció una casa mejor y más segura en el Edificio Alfa, donde vivían ella, Blake, Sheryl y Klaine. Aunque no quería, era lo mejor que podía hacer. Así que, tras dos días recogiendo, dando una última limpieza y renunciando a mi puesto como pianista, por fin estaba listo para dejarlo todo atrás una vez más.

La música siempre ha sido algo muy importante para mí. Cuando me ofrecieron un trabajo como pianista no dudé en aceptarlo inmediatamente. Había tocado el piano desde hacía muchísimo tiempo; era una de las pocas aficiones que había mantenido a lo largo de mi vida. Pensar que iba a tener que dejar de tocarlo así, de golpe, me producía una ansiedad extraña. Decidí pensar que, antes o después, volvería a tocar el piano: para ello, tenía que poner punto y final a lo que Lucifer había empezado.

Me despedí de mi hogar dedicándole una serenata sentado frente al modesto piano que tenía pegado a la pared del salón. Aquella última canción me ayudó a fijar aún más mi objetivo. Cuando abandoné el apartamento y cerré la puerta para siempre me llevé una mano al pecho; el collar que había hecho con aquella bella pluma blanca seguía allí. Lo guardé bajo la ropa de nuevo. Recordé cómo empezó todo. No tuve ninguna duda: iba a ser libre al fin, sin importar los sacrificios que tuviera que hacer.

Cuando llegué a mi nuevo hogar me quedé con la boca abierta. Aquel piso era muchísimo más espacioso e innovador que el mío. Además, estaba completamente equipado con lo ultimo en tecnología del Gobierno. Aún sorprendido dejé las maletas sobre la cama sin hacer y volví al salón, examinando cada esquina de la casa.

- Es... Impresionante.

- ¿Verdad que si?

El joven demonio estaba sentado sobre el sofá, con las piernas cruzadas. Según Sapphire todos estaban demasiado ocupados como para ayudarme con la "mudanza"; el único que pudo escaquearse para echarme una mano fue Klaine.

- Todos los pisos son iguales, imagino que no quisieron complicarse mucho; es comprensible cuando piensas todas las réplicas de este edificio que hay repartidas por el Gobierno.

- La verdad es que se me hace un poco raro vivir aquí. Es algo que siempre he visto censurado, tabú, algo que nunca podría alcanzar. Pero es extraño; no me siento mejor por estar aquí. No puedo dejar de pensar en las personas que están muriendo, tiradas por las calles, sin hogar -comenté observando la ciudad a través de la gran cristalera del salón.

- En eso tienes razón. Al principio a mi también se me hacía un poco difícil, pero al final acabé comprendiendo que no puedo ayudar a todo el mundo. Por eso siempre intento hacer todo lo que esté en mis manos para ayudar, aunque eso suponga no poder hacer feliz a todo el mundo.

Observé a Klaine: su sonrisa triste dibujada con trazos finos de dolor y ansiedad. Me senté en la otra parte del sofá.

- Nunca es fácil dejar atrás las cosas que conocemos y nos gustan; créeme, entiendo de esas cosas -dije, tratando de hacerle sentir un poco más comprendido.

- He perdido a toda mi familia -dijo de repente con una voz cortada, rota-. No pretendo echarle la culpa a nadie, pero no puedo negar que es un hecho: no voy a volver a verlos. Cuando decidí dejarlo todo atrás junto con Blake sabía a lo que me arriesgaba. Él me ha pedido perdón muchas veces, ¿sabes? Yo siempre le he dicho que no hay nada que perdonarle; si no hubiéramos huido, no sólo mi familia hubiera muerto... Yo ahora mismo no estaría aquí si no fuera gracias a él. Aunque intenta salvar a toda la gente que puede, él tampoco puede hacer milagros. Supongo que somos una pareja de idiotas que ha tenido demasiada suerte, ¿no crees?

Río con suavidad. Vi una suave fila de lágrimas precipitarse por sus mejillas. Se me encogió el estómago y me quedé en blanco; no imaginaba que hubiera tanto dolor escondido entre ellos dos. Comprendí que yo no era el único que había tenido que tener mucho valor.

- ¿Por qué me estás contando esto? -Se me ocurrió preguntar.

- Te parecerá raro... -Susurró-, pero no tengo nadie más a quien contarle estas cosas. Sheryl está malherida y ha dejado atrás a la única persona que ha estado siempre junto a ella; no creo que sea la mejor idea buscar apoyo en alguien que está tratando de salir a flote desesperadamente, en todo caso, tendríamos que ayudarla nosotros a ella -secándose las lágrimas, continuó-. Sé que a Sapphire no se le dan nada bien estas cosas y Blake ya sabe todo lo que hay que saber, así que sólo me quedabas tú. Sé que lo has pasado mal y que entiendes el dolor mejor que nadie, pero también creo que eres una persona amable y bondadosa. No me preguntes por qué, pero inspiras una sensación muy confortable.

Parpadeé un par de veces tratando de encontrar las palabras para abordar aquello que Klaine me había dicho. Por mucho que trataba de entenderlo, era la primera vez que alguien me había dicho algo como aquello.

- Tranquilo, creo que eres una persona agradable y de confianza; sólo espero que podamos ser buenos amigos -aclaró-. Para todo lo demás tengo a Blake. Y, créeme, no lo cambiaría por nadie.

Se levantó del sofá con una amplia sonrisa. Parecía que desahogarse le había sentado muy bien y eso consiguió alegrarme.

-Yo también espero poder ganarme vuestra confianza. Es algo que me vendría muy bien, la verdad...

- Vamos a dejarnos de sensiblerías y pongámonos manos a la obra; esta casa no se va a organizar sola.

E, inmediatamente, comenzamos nuestra labor.

Klaine me pareció una persona tranquila y agradable. Alguien en quién poder confiar, sociable y alegre. Sin embargo, parecía guardar una gran oscuridad en su interior. Pero nadie le puede culpar por eso: ¿quién no guarda algo oscuro dentro de él mismo?

Terminamos de organizar mi nuevo hogar unos minutos antes de lo previsto, por lo que Klaine se dedicó a enseñarme la casa y tratar de explicarme todas sus funciones.

- Esto es la cocina -dijo dando la luz-. Está completamente informatizada e incluso puedes tener alguna que otra conversación con los electrodomésticos -bromeó.

-¿También se activan con voz?

- Claro, funciona como el resto de la casa. Blake no se lleva muy bien con estas cosas, así que suelo tener que "hablar" yo con el mobiliario. Si algún día necesitas ayuda sólo tienes que pedirla.

Después de trastear un poco la cocina, las habitaciones y las funciones globales de la casa, volvimos al sofá, agotados.

- No sabía que este tipo de casas dieran tanto trabajo -comenté.

- Cuesta un poco acostumbrarse, pero cuando te haces con ello facilita mucho las cosas.

- No lo dudo.

Klaine miró su reloj de muñeca torciendo una sonrisa un tanto desagradable.

- Se me había olvidado comentártelo...

- ¿Qué pasa? -Pregunté.

- Sapphire quería vernos dentro de... Cinco minutos, más o menos, en el garaje.

- ¿En el garaje?

- Así es -asintió, encaminándose hacia la puerta-. Sabes que odia los retrasos.



Cuando llegamos al punto de encuentro, jadeantes y sudados, todos nos estaban esperando.

- Lo sentimos -dije tratando de recobrar el aliento.

- No pasa nada -contestó Sapphire-. Al menos no os habéis retrasado mucho...

Le dediqué una sonrisa zalamera y ella apartó la mirada.

- ¿Cuántas veces te lo he recordado esta mañana? -Preguntó Blake.

- Lo siento, lo siento. Soy un cabeza hueca -disculpándose, con una expresión divertida, Klaine besó la mejilla de su pareja. Aquel simple gesto calmó la tensión que se palpaba en el ambiente.

- ¿Qué tienes que enseñarnos? -Preguntó, de pronto, Sheryl.

- Acompañadme.

Seguimos a la alcaldesa entre los vehículos hasta llegar a una modesta puerta de acero, estrecha y un poco maltrecha.

La mujer abrió con decisión y dio paso a un estrecho y largo pasillo de color grisáceo a penas iluminado. Desembocamos en unas escaleras de caracol iluminadas con una luz blanquecina. A cada escalón que bajábamos más interminable que se hacía la escalera.

- ¿A dónde nos llevas? -Me atreví a preguntar.

- No seas impaciente -me regañó.

Todos permanecimos en silencio el resto del trayecto cuando, al fin, las tediosas escaleras desaparecieron dando paso a una pequeña sala imbuida en una luz blanca muy intensa. Los motivos metálicos y los asientos esparcidos por el lugar la hacían parecer la sala de espera de un hospital.

Atravesamos una gran puerta que daba lugar a otro pasillo, mucho más amplio, repleto de puertas y asientos, equipado con maquinaria que no había llegado a ver nunca.

- Esta es una de las centrales de la Red -confesó Sapphire sin ningún tipo de flaqueza en la voz-. Es de uso privado para nosotros, y, al contrario que el resto, está incomunicada. Sólo la usaremos nosotros; podéis tomarlo como un trato de cortesía.

- ¿Y de qué nos va a servir este lugar? -Preguntó Blake.

- Está equipado con armamento, salas de entrenamiento y enfermerías, así como una sala equipada con todo el material logístico necesario para realizar investigaciones y sondeos. ¿Te parece poco?

- No.

- A partir de hoy vamos a desarrollar nuestras habilidades aquí, os parezca bien o no. La sala de entrenamiento está preparada para cualquier tipo de necesidad sanguinaria que tengamos -sonrió.

- ¿Vamos a probarla hoy? -Intervino Sheryl.

- Vamos a probarla ya -dijo Sapphire dando una clara orden.

La seguimos hasta llegar a una gran sala anexionada al pasillo. La sala consistía en un pequeño recibidor equipado con un denso cristal y una pequeña puerta; había sillas y sofás. A través del cristal se podía ver una estancia completamente vacía: cuatro paredes blancas con alguna barra metálica atravesándolas.

- En esta sala se han cargado los datos de nuestras habilidades y capacidades, por lo que esta diseñada para ayudarnos a mejorar a una velocidad preferiblemente alta. Cuando detecte nuestra presencia ajustará el tipo de entrenamiento. ¿No os parece práctico?

- Es práctico, sin duda -coincidió Klaine.

- No os equivoquéis -dijo-; quizás penséis que "entrenar" es una pérdida de tiempo, o que resulta ridículo, pero recordad que hasta los mejores empezaron practicando. Todos los cuerpos de élite han entrenado y superado dificultades. Y nosotros no tenemos que ser menos.

Sapphire apoyó la espalda contra el cristal y se cruzó de brazos.

- ¿Quién quiere probar primero?

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