Cuando salieron de la mansión lo hicieron sin dirigirse palabra ni mirada alguna. Se encontraban caminando por el jardín directo hacia la pequeña laguna que tenía el jardín de la mansión, rodeados de un intenso silencio.
—Bueno... —el primero en hablar fue Minho, captando de inmediato la atención del omega—. ¿Cómo has estado?
—Creo que bien... normal, supongo —contestó, alzándose de hombros—. ¿Y tú? ¿Cómo has estado?
—Pues... Yo no he estado para nada bien —habló el alfa con sinceridad y un rostro afligido.
—¿Por qué no has estado bien? —se atrevió a preguntar.
—Por un montón de cosas... Durante este tiempo lejos de ti estuve pensando no solo en la mentira, sino también he estado pensando mucho en ti. Una de las cosas por las que no me he sentido bien es que te he extrañado cómo no tienes idea.
El corazón del omega dio un fuerte golpe en su pecho, sentía una mezcla de felicidad y tristeza. Felicidad porque el alfa lo había extrañado y tristeza porque aún se sentía mal por haberle mentido.
—Perdóname —susurró Changbin sin poder contenerlo por más tiempo, no podía evitar llorar—. No me gusta mentir y menos que me mientan, por eso entiendo tu enojo, pero no pude evitar ayudar a Jeongin... Y tampoco pude controlar la situación. Quería decirte la verdad, pero cuando estaba contigo me olvidaba de todo y solo me enfocaba en ti... Perdón, perdón...
—Changbin —lo llamó el alfa, pero el omega no levantó la mirada—. Changbin, por favor, levanta la cabeza y mírame... Por favor...
Entonces el omega tomó valor y lo hizo, elevó su rostro y enfocó su mirada en los preciosos ojos del alfa que justo en ese momento reflejaban angustia.
—Escúchame bien lo que voy a decir, ¿sí? —el omega asintió—. No tienes que pedir perdón.
—Pero siento que debía hacerlo, te mentí y me siento de lo peor.
—No te preocupes más por eso. Es cierto que me mentiste y que me sentí engañado, pero no lo hiciste con maldad, es por eso que ya te perdoné —susurró Minho con cuidado—. Además, creo que yo también debo disculparme.
—¿Por qué tú?
—Porque fue muy apresurado de mi parte pedirte matrimonio cuando apenas llevábamos unas cuantas citas, ni siquiera te cortejé adecuadamente y ni teníamos una relación formada... Lo lamento, no pude evitarlo, mi alfa te quiere tanto al igual que yo.
—¿Eh? No, no, no... No creo que haya sido apresurado.
—¿No?
—Esa tarde cuando me pediste que me casara contigo me hiciste el omega más feliz del universo, pero también me destrozó el hecho de que no mencionaste mi nombre, sino que el de alguien más. Sentí muy feo en mi pecho, sentí como si en realidad yo no te gustara y solo era el reemplazo de alguien más...
—No, Changbin —dijo el alfa, acunando las mejillas del omega—. No digas esas cosas...
—Perdón, es que me gustas mucho, en serio, muchísimo. Eres el primer alfa que me hace sentir así de bonito —expresó el omega ya con lagrimitas en sus ojos.
—A mí también me gustas, me encantas cómo no te imaginas. Me vuelves loco de pies a cabeza... —confesó esta vez el alfa—. Sí, es verdad que me sentí engañado, pero eso no cambia lo que siento por ti ni y menos el deseo inmenso que tengo de ser tu alfa.
El omega se quedó en silencio, sin saber qué decir ante las palabras emitidas por el alfa Lee.
—Vine aquí, porque quiero superar eso, por favor, tú también hazlo.
—¿Superarlo? —preguntó Changbin con demasiada confusión en su cabeza, y también una pizca de temor.
No estaba entendiendo, el alfa le acababa de decir que lo quería, ¿por qué ahora le decía quería superarlo? Entonces a pesar de todo Minho no se quedaría a su lado. Changbin sintió una fuerte punzada en su corazón.
—No te confundas —dijo Minho, sacando al omega del caos de su cabeza—. Con superar me refiero al hecho de que empecemos de nuevo y con el pie derecho... Changbin, solo contéstame una pregunta —pidió el alfa.
—Sí, claro.
—Espérame unos momentos —pidió el alfa, distanciándose.
Changbin no entendí a qué se refería el alfa, solo lo vio alejarse hacia el árbol de cerezo a unos pasos de distancia. Minho arrancó un par y luego regresó con una mano detrás de su espalda.
—No soy fan de arrancar las flores, pero no tuve tiempo de irte a comprar un ramo, en lo único que pensaba era en verte y estar cerca tuyo —dijo el alfa cuando regresó con el omega, arrodillándose frente a él—. Yo todavía me quiero casar contigo, Changbin, pero por ahora me gustaría que fuéramos novios hasta que sientas que estás listo para tal compromiso... —extendió el pequeño ramo de flor—. Changbin, ¿me aceptas como tu alfa?
Changbin se quedó en silencio con una expresión neutral, su corazón latía a gran velocidad y su omega agitaba la cola con una enorme emoción.
Sin embargo, debido al silencio, Minho empezó a asustar.
—¿No quieres? —musitó con voz apagada, con el miedo reflejado en su rostro—. Prometo hacerte reír, darte muchos mimos y amarte cada día de mi vida, prometo que seré el mejor alfa para ti y que...
Sus palabras fueron calladas por los suaves labios del omega, quien se había inclinado para acunar las mejillas del alfa y unir sus labios. Minho no se resistió y correspondió el beso de inmediato, moviendo sus labios de manera lenta y disfrutando de esa increíble sensación que le causaba besar a Changbin. El contacto duró hasta que ambos se quedaron sin aliento.
—¿Eso significa un sí? —preguntó el alfa en un susurro, respirando con dificultad y con sus labios aún cerca de los labios del omega.
—En efecto, es un sí —respondió Changbin—. Acepto todo lo que me propongas. Sí a todo, menos al divorcio.
Minho soltó una suave risita que contagió de inmediato a Changbin. Llevó sus manos a las mejillas del omega y empezó a acariciarlas, entonces nuevamente volvió a besar al omega, lento y suave, con todas la intenciones de demostrarle a Chang con ese contacto todo lo que su corazón sentía por él.
Al final Minho terminó por sentarse en el suelo del jardín con Changbin sentado sobre él.
—No pares, sigue —pedía omega casi sin aliento cuando se separaron unos instantes.
Minho obedeció, continuó besándolo, acariciando su mejilla y con la otra mano su cintura. Changbin enredaba sus dedos en el suave cabello del alfa, haciéndole cosquillas en la nuca, lo cual causaba que Minho sonriera en medio del beso. Se sentían muy cómodos e inmensamente felices.
A una gran distancia, dos pares de ojos se encontraban observándolos por unos binoculares.
—Okey, Park, deja de observar —pidió el señor Seo. El beta Park obedeció a su mandado, en lo que el señor Seo se alejó de la ventana y soltó un enorme grito de felicidad.
—¿Está muy feliz por el joven Changbin, señor?
—Por supuesto que sí —respondió el alfa sin dejar de sonreír—. ¡Al fin mi hijo está experimentando el amor, Park!
—¿Eso era lo que quería desde el inicio? —preguntó con desconcierto—. Pensé que solo quería que se uniera a un alfa para expander su empresa.
—Oh, no, no —el alfa negó—. Lo único que he querido desde inicio era que mi hijo fuera feliz, que pudiera experimentar el amor, ha estado soltero todo su vida que me preocupaba que jamás tuviera un bonito romance como el que tuve con su madre...
—¿Pero por qué fue tan exigente con él?
—Fui un idiota, lo admito... es solo que a veces no sabía cómo explicarme y creo que le di a entender que solo lo veía como una forma de negocio...
—Podría explicárselo ahora —sugirió el beta.
—Sí, eso haré.
El alfa mayor se acercó de nuevo a la ventana, tomó los binoculares para observar que estaban haciendo los dos jóvenes. Entonces miró cómo ambos caminaban de regreso a la mansión.
—Oh, oh, ya vienen, Park... Vamos, apresúrate, es hora de regresar a la sala.
Ambos salieron a pasos rápidos de la azotea de la mansión y bajaron hasta la sala, esperando por la llegada de ambos jóvenes.
El señor Seo tenía una enorme sonrisa en su cara, solo deseaba que su hijo fuera plenamente feliz.
No me dio el tiempo para terminarla de escribir, pero espero que, dentro de una semana, cuando ya esté en vacaciones pueda subir los demás capítulos que faltan.
Kar de mi vida, ojalá te haya gustado esta historia hasta aquí. Y feliz cumpleaños, te mando muchos besitos y abracitos, corazón bello. Te amito mucho. 🥺💖