✶ pistantrofobia
ꜝꜞ este capítulo contiene
menciones de violencia
física grave, abuso sexual
y menciones de traumas
previamente investigados ꜝꜞ
“Tú querías que me relajara
y yo luchaba en el suelo.
Tan perdida, la línea había sido cruzada.
Tenía una voz, tenía una voz pero no podía hablar, tú me retienes
y yo me esfuerzo por volar”
Bird set free, Sia
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La puerta de la sala de emergencias se abrió bruscamente, dejando ver a un chico que traía a una muchacha claramente inconsciente en su brazos. Gritó desesperado por ayuda, no sabía que hacer, todo había pasado por rápido.
Jiwoo se había olvidado de su teléfono arriba de la mesada, por lo que lo primero que hizo al terminar de cerrar el restaurante fue caminar hacia su casa, con intención de regresarlo.
Subió tranquilamente las escaleras, cruzandose a un grupo de adolescentes en el acto, supuso que eran inquilinos.
Recorrió el largo pasillo hasta llegar a la puerta que su amiga le había indicado como su casa, le resultó extraño que la puerta estuviera abierta. Tocó varias veces el metal de esta antes de susurrar un permiso y entrar a la habitación.
Su cuerpo se paralizó al ver la escena frente a él. Habían vidrios rotos en el suelo, varias botellas de cerveza vacías, cigarros y cenizas por todos lados, una bolsa considerablemente grande con pastillas, y sobre todo, la adolescente que consideraba su hermana tendida en el piso, sangrando. Tenía heridas profundas en su abdomen y su camisa estaba abierta, demostrando su sostén y parte de sus pechos.
Corrió apresuradamente hacia ella, cerrando su camisa y levantandola como pudo, no quería lastimarla más. Empujó la puerta con su hombro para abrirla por completo, facilitándole su salida del apartamento.
El hospital más cercano quedaba a unas trece cuadras. Aún así, las recorrió una por una, si eso le aseguraba atención médica a la chica, estaba dispuesto a hacerlo mil veces.
A lo lejos se veian las luces de aquel edifico al cual tanto anhelaba llegar.
Cada tanto oía quejidos de la femenina, corría más rápido cuando esto sucedía. Al llegar al estacionamiento, comenzó a gritar por ayuda, la gente se daba vuelta, mas bien, no hacía nada al respecto.
Abrió bruscamente la puerta de la sala de emergencias con el costado de su cuerpo, aún gritando.
Poco tiempo después, una enfermera se acercó corriendo hacia él, detrás de ella venía un médico.
La sacaron de sus brazos y la apoyaron en una camilla, nuevamente se quedó paralizado, otra enfermera se acercó a él.
—Disculpe señor, tengo que hacerle algunas preguntas ¿Podría acompañarme? — le preguntó, aún así el alto no respondió. Seguía observando cómo se llevaban a la chica en la camilla, habían entrado a una de las habitaciones del hospital, ya no lograba ver a su amiga, por lo que empezó a caminar hacia donde habían entrado hace unos minutos.
La enfermera intentó detenerlo, pero se soltó de su agarre con facilidad. Luego de unos minutos, ya se encontraba dentro de la habitación. Gritó el nombre de la femenina, a lo que uno de los doctores, al ver que el muchacho se encontraba dentro del cuarto, trató de empujarlo.
Fueron varios minutos de puje antes de lograr que el chico saliera. Estaba como loco tratando de ver a la que se encontraba inconsciente.
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Miraba un punto fijo en la pared frente a ella, lo había estado haciendo desde que despertó en el hospital. Todo lo que había pasado la noche anterior volvía a su cabeza una y otra vez. No podía hablar, no quería hacerlo. Lo que una vez fue su mayor virtud, ahora era su peor miedo. No sabía que iba a pasar si contaba lo que había pasado, y eso le aterraba, además de tener que revivir todo mientras lo hacía, tenía que dejar que esos asquerosos nombres salieran de su boca, le tenía miedo a su voz.
Sentía cómo los doctores entraban y salían, había veces que tocaban su cuerpo, haciendo que este se erizara, le recordaba al sentimiento de esas manos sobre su cuerpo, odiaba que fuera así. Odiaba tenerle miedo a las personas, odiaba tantas cosas en ese momento y odiaba no poder nombrarlas en voz alta.
Seguía con la misma ropa, según uno de los médicos que intentó hablar con ella, no podía cambiarse, tampoco podía lavarse ni ducharse, todo eso podía destruir la evidencia. Se sentía asquerosa, quería frotarse el cuerpo hasta sangrar y poder sacar esas huellas de su cuerpo.
Vió pasar frente a ella a un grupo de doctores, lo que se le hizo extraño, normalmente entraban de a uno o en todo caso de a dos. Una mujer se le acercó, apoyando su mano en su hombro, tratando que generar una confianza que claramente no había logrado. Al darse cuenta la retiró.
—Gracias a tu situación, serás sometida a un examen físico. Tienes derecho a negarte a cualquier parte del examen, pero aún así te agradeceríamos si respondieras alguna pregunta — explicó la doctora, sus hombros se tensaron ante el pensamiento de ser cuestionada sobre lo sucedido, no iba a decir nada al respecto, no podía. Sabía perfectamente el poder que tenía el grupo de adolescentes gracias al dinero que poseían, si decía algo, estaba acabada.
Tal vez sí quería decir sus nombres, tal vez sí quería desahogarse y gritar lo harta que estaba de no tener voz, pero las palabras no habrían salido de su boca. Estaba tan acostumbrada a hablar que poco a poco comenzaba a extrañar su raro talento para divagar mientas hablaba. Una lagrima recorrió su mejilla, aunque su cara seguía tan inexpresiva como antes.
La voz de la mujer se escuchaba distante, no entendía lo que decía. Su vista se nubló gracias a las incontrolables lágrimas que caían por su rostro.
Su sentimiento fue tan fuerte que poco a poco sus expresiones faciales aparecieron, llevando las manos a su cara internado cubrirla, odiaba que la vieran llorar.
Sintió unos brazos al rededor de su cuerpo, se alejó con rapidez ¿Acaso no entendían que no quería que la tocarán?
La ansiedad comenzaba a consumirla, todo su cuerpo temblaba, llevó sus rodillas a su pecho, apoyando su cabeza en ellas y comenzando a llorar nuevamente, ignorado el punzante dolor en su abdomen.
—Disculpa, tenemos que seguir con el procedimiento ¿Puede hacerlo? — Nunca había escuchado una voz tan irritante, deseaba tanto que dejara de hablarle y que simplemente saliera por la estúpida puerta, pero sabía que no iba a ser así.
Se escucho una segunda voz, su sorpresa fue tanta que dejó de llorar por unos segundos.
—¿Quien carajos los autorizó a realizar un examen así? — Hablaba fuertemente, lo que le hizo entender que los estaba reprendiendo —Lárguense, salgan del cuarto — seguía riñiendo al grupo de médicos. De un momento a otro reconoció perfectamente la voz, levantando su cabeza para ver al de pelo rubio, esta vez tenía el pelo recogido.
Pasó saliva, nerviosa. No quería que él la viera en ese estado. Aún así, él chico se sentó en la silla que estaba al costado de la camilla, con la manos en los bolsillos.
—Las preguntas son estúpidas pero necesarias, así que puedo hacerlas o simplemente poner que no quisiste responder. Deduzco que no vas a describirlos ¿Tanta influencia tiene como para no decirlo? — La femenina agachó la cabeza, confirmando lo antes dicho. Chishiya asintió, agarró el formulario que se encontraba en la mesa de luz y comenzó a completarlo.
—Solo puedo lograr que esto no suceda, de ahí en adelante no puedo hacer nada, disculpa. Aunque creo que te vas a ahorrar varias cosas la no haber respondido las preguntas — Se levantó, sabía que la morocha no iba a responderle, por lo que comenzó a dirigirse a la salida.
—Quédate, por favor, no quiero estar sola, cada vez que lo estoy siento sus manos en mi cuerpo — Paró su paso al escucharla hablar, le habían informado que no había dicho ni una palabra, por lo que se sorprendió.
Volvió a sentarse en aquella silla, sabía que lo del formulario le traería problema, aún así no le importaba, estaba seguro que la información que se le pediría a la femenina no era relevante, de no ser así no hubiera intervenido.
—Eran estúpidos estudiantes de primer año ¿Sabías? Prometo tener un debate con el que los dejó entrar — le dijo seguro, sabía que distraerla no serviría, pero la chica había mencionado lo raro que era verlo hablar en uno de sus muchos encuentros extraños en ese mismo hospital.
Se habían visto varias veces en el correr del mes, la mayoría de ellas fueron con la chica herida, y las restantes, con ambos comiendo en el comedor.
Tal vez el escucharlo hablar la hacía sentir cómoda después de todo, ya que se dispuso a llorar más fuerte.
Siguió hablando mientras ella lloraba.
—La cafetería cambió de dueño y ahora es realmente asquerosa, así que no pruebes nada, por tu propio bien — Por primera y última vez en sus vidas, los roles habían cambiado, ahora era él el que decía cosas al azar sin importarle su orden.
El miedo de la más joven por las personas seguía presente, de hecho, aún sentía temor al estar al lado del chico. Ignoró el sentimiento, tratando se convencerse a sí misma una y otra vez de que el rubio era alguien en quien podía confiar, sin embargo, desconocía la forma de pensar de su mente desde que despertó en esa habitación.
Ella lloraba fuertemente, sintiéndose en el mismo infierno, y él, en vez de intentar sacarla, la apoyaba bajando al infierno con ella.
𝗮𝘂𝘁𝗵𝗼𝗿'𝘀 𝗻𝗼𝘁𝗲
Hola, no quería incluir esta sección en este capítulo pero quería aclarar varias cosas.
━ A Jiwoo no se le resolvieron los problemas por el hecho de estar con Chishiya, simplemente se sintió más cómoda al estar con alguien que relativamente conocía a estar rodeada de médicos que la incomodaban y que la tocaban constantemente.
━ Cualquier comentario de odio hacia la protagonista por su forma de pensar en este capítulo, será denunciado, eliminado y a su vez se bloqueará a la persona que lo haya comentado.
━ Intenté investigar lo más que pude sobre el cómo se podía llegar a sentir la protagonista ante la situación, si bien varía mucho dependiendo de la persona, hubieron varios temas que me pareció correcto estudiar antes de mencionarlos.
━ Este es un espacio seguro para desahogarse (tanto este párrafo cómo mi cuenta en general, estoy abierta a que me hablen por privado) eres libre de abrirte a contar tu experiencia o a apoyar a otra persona la cuál decida contarla.
━ La Anamnesis y el examen físico que se le lleva a cabo a un paciente con posible abuso sexual es totalmente importante, tanto para el proceso legal cómo para la víctima en general. Yo decidí evadirlo en esta historia gracias a la situación en la que estaba la protagonista. También cabe aclarar que los que supuestamente lo iban a realizar no eran aptos para hacerlo, por lo que todo fue distinto al proceso real.
━ Pistantrofobia: Es el miedo de volver a confiar en las personas debido a experiencias negativas en el pasado.