𝕿𝖗𝖆𝖎𝖉𝖔𝖗𝖆 ᵖᵒʳᶜᵒ ᵍᵃˡˡⁱᵃ...

By Moon_D4

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━━━ ʟᴏ ᴜɴɪᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴏ ǫᴜᴇ ɴᴏ ᴍᴇ ᴀʀʀᴇᴘɪᴇɴᴛᴏ ᴇs ʜᴀʙᴇʀ ᴘᴀsᴀᴅᴏ ʟᴏs ᴍᴏᴍᴇɴᴛᴏs ᴍᴀs ғᴇʟɪᴄᴇs ᴅᴇ ᴍɪ ᴠɪᴅᴀ ᴄᴏɴᴛɪɢᴏ. ɴᴜᴇsᴛʀᴀ... More

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By Moon_D4

Hasta Siempre

FINAL

•°• ✾ •°• 

Todo corríamos escaleras arriba. Sentía mi corazón golpear con fuerza mi pecho, la adrenalina corría por mis venas mientras los nervios consumían mi poca voluntad.

No escuchaba lo que los demás decían, no tenía oídos para escucharlos, estaba concentrada en subir y ver a aquel hombre que tanto lastimé. Mi prioridad era esa, después: salvar al mundo.

Nos apresuramos a colocarnos el equipo tridimensional. Había olvidado lo complicado que era pero Armin me ayudo a colocarme correctamente los arneses.

-Espero que no hayas olvidado como disparar-comentó Jean mirándome con desaprobación

-También yo-tragué saliva, nerviosa y si, incluso asustada. De antemano sabía que no solo íbamos a enfrentarnos a titanes, sino que también a seres humanos, cuerdos y en sus cinco sentidos, los cuales no dudaran en matarnos si no lo hacemos primero.

-Cúbrenos las espaldas-dijo Connie mientras me entregaba un rifle de ataque, el cual, insegura tomé entre mis manos temblorosas- No debes dudar al momento de disparar.

-No lo haré-confirmé. Esta vez, estaba dispuesta a matar a aquellos que se atrevieran a arrebatarme a alguien más.

Cuando estuvimos listos y salimos de la bodega de armamento, cargando bengalas relámpago y municiones; nos dirigimos a lo que era el centro del caos.

Un escenario horrible que hizo que mi corazón se estrujara con fuerza al imaginarme cuantas personas morirían el día de hoy.

Voltee a ver a mis amigos, todos con el rostro apagado.

Mis ojos enseguida se concentraron en buscar a Porco pero de pronto, algo en el cielo llamó mi atención y la de mis camaradas: Un montón de dirigibles caían envueltos en llamas. Los cuales, tras estrellarse en los edificios de la muralla y en la entrada de esta misma. La explosión y el estruendo me obligaron a tapar mis oídos.

-Bloquearon la puerta de Shigashina-gruñó Jean a un lado de mí

-Zeke derribó los dirigibles-dijeron a nuestras espaldas. Era la orgullosa voz de Yelena quien parece disfrutar el espectáculo digno del infierno. Estaba parada en el muro del edifico con los brazos extendidos, como si alabara a algo que no éramos capaces de comprender.-En breve presenciaremos un cambio histórico-murmuró

Cuando el humo negro se dispersó pude apreciar al titán bestia encima de la muralla. De inmediato caí en cuenta Zeke pronto daría un grito, no por nada el vino había llegado a Paradis.

Sentimos un brutal terremoto bajo nuestros pies.

-Tenemos que movernos-avisó Jean

Vi a Eren, en su forma titánica caminar a donde Zeke se hallaba; el castaño estaba herido, cojeaba y perdía sangre. Y tras él una capa de tierra se elevaba y a duras penas podía ver al acorazado tumbado en el suelo. El titán carguero se encontraba a unos metros del titán bestia. Eran tantos titanes, parecía el fin del mundo, irónico, porque eso, a mi parecer, lo era.

-¿El que necesita ayuda ahora es Reiner?-pregunto atónito Connie

-¿Qué hace Zeke aquí?-preguntó Jean al aire

-El grito-musité sin aliento, sintiéndome desmotivada porque sabía lo que sucedería si ese monstruo gritaba.

Todos aquellos que bebieron del vino serian convertidos contra su voluntad en titanes. Desgraciadamente Pixis, al igual que muchos otros, bebieron aquel vino infernal y sentenciaron sus destinos de un amanera injusta y cruel. Sabía que no había nada que pudiéramos hacer para impedirlo.

-El capitán Levi no lo dejaría vivo-agregó el castaño

-¿Creen que Zeke haya...?-dejé la pregunta incompleta, intentando no pensar de forma negativa.

-¡¿Qué les pasó al capitán y a Hange?!-exigió saber Jean, gritándole a Yelena, quien parecía totalmente tranquila ante todo.

-Imagino que Zeke los derrotó-contestó sin inmutarse la de cabellera rubia. Nos miró por encima de su hombro- Llegó al lugar acordado a la hora acordada.

-No puede ser- masculló Connie al borde de un colapso.

-Por desgracia, es la realidad-añadió Armin, llamando la atención de todos nosotros

-¿Qué dices, Armin?-dije sin entender porque hablaba tan de repente-Zeke y Eren intentan salvar al mundo. Unámonos a la facción Jeager y hagamos que se encuentren.

Yelena se volteó para quedar justo detrás del rubio. Su rostro se deformó en una horrible mueca que iba dirigida en especial a Armin. Miramos horrorizados a la rubia, quien después de unos segundos, sonrió.

-Ayuda a Eren y a Zeke-pidió-Confió en ti-agregó aun con esa encantadora sonrisa que a kilómetros se notaba que era fingida.

-Andando-intervine en el incómodo momento.

Salimos disparados de ahí, antes que algún elemento enemigo nos viera y disparara contra nosotros porque había soldados del otro bando, todos escondidos detrás de las chimeneas, preparándose para eliminar a cualquiera que se cruzara en su camino.

-¡Cuidado!-grité cuando uno de ellos apunto directo a Mikasa. La empujé y antes que la bala saliera disparada del cañón, yo apunté y apreté del gatillo, acabando al instante con su vida.

La azabache me dedicó una mirada de agradecimiento, la cual correspondí con un leve asentimiento de cabeza.

Nos dirigimos a la azotea de un edificio alto.

Siempre me pregunté si todos nosotros iremos al infierno al morir, pero tras ver el panorama, me convencí de que ya estábamos en él.

Había cadáveres tendidos en los techos de las casas, eran hombres del ejército de Marley también de las tropas de Paradis. La sangre salpicaba los cristales y ventanas de las casas.

Justo como en el sueño que tuve hace tiempo.

Pronto, el ejército enemigo se adueñó del lugar, disparando contra nosotros sin piedad. Nos cubrimos detrás de un techo que se caía poco a poco.

-Son demasiados. No podremos acercarnos a Eren-exclamó Jean con angustia.

Me cubrí la cabeza, intentando no caer en una crisis nerviosa gracia a la presión.

-¡Oye, TN!-la voz de Connie me regresó a la realidad-¡¿Estas bien?!-tomó mi cabeza entre mis manos y mis ojos desorbitados hicieron contacto con los suyos.

-¿Por qué lo preguntas?-hice una mueca confusa, respirando con dificultad

Sus ojos bajaron unos centímetros, deteniéndose en mi hombro izquierdo. Seguí su mirada y noté como una mancha de sangre se extendía en mi camisa blanca.

-¡Está herida!-alertó Connie a los demás.

-¡Tenemos que hacer un torniquete!

-Estoy bien-musité extrañada, ni siquiera sentí cuando la bala atravesó mi piel. Hasta ahora empezaba a doler pero no de una manera exagerada. Abrí mi camiseta lo suficiente como para observar la herida. Al parecer la bala tan solo rozó mi piel. Pero dejó una herida en mi hombro.

-Tuviste suerte, no impactó en el hueso-Jean cerró mi playera- Ten más cuidado

Asentí, aun impactada. Me sentí tan idiota por no darme cuenta de ello.

-Yo los cubro-dije apretando contra pecho el rifle.-Esperen mi señal...

Todos ellos asintieron y yo me preparé para disparar. Apunté a un soldado al azar y disparé, logré darle cerca del cuello. Repetí esa acción una y otra vez, acabando con la vida de muchos soldados. Sintiéndome mas mierda con cada bala que salía del rifle.

Los quejidos y lamentos de los soldados que agonizaban abrían una grieta en mi corazón. Sentí mis ojos humedecerse, pero no era momento de llorar. Eran ellos o nosotros.

Sentí la presencia de alguien detrás de nosotros. Miré de reojo advirtiendo la presencia de un soldado enemigo. Rápidamente le apunté.

-¡No me mates, por favor!-gritó horrorizado mientras bajaba el rifle que sostenía. Se le miraba tan inmaduro y asustado. Ojos marrones cansados y cabello castaño cubierto por el casco blanco, y con pecas salpicando sus mejillas. Se me hacía tan familiar, juraba que en algún lado lo he visto.

-¿Qué esperas, TN?-preguntó angustiado Jean al ver que no disparaba contra el joven. Volví a apuntarle y este soltó unas lágrimas al ver mi acción.

-N-No lo hagas...-murmuró-Tengo que volver con mi madre, no sobrevivirá sin mí, tan solo vende hierbas medicinales. Me necesita...

Y entonces un recuerdo azotó mi cabeza tan fuerte que me obligó a bajar el arma. Este joven se trataba del hijo de aquella mujer que alguna vez me ofreció un techo para hospedarme.

-¡Cuidado!-de pronto sentí como me arrebataban el arma. Mis ojos se clavaron en aquel joven castaño, quien me apuntaba con su arma, pero antes que disparara, Jean, quien me quitó el rifle, se apresuró a matarlo.

Solté un jadeo cuando el cuerpo inerte del joven cayó sobre el tejado e iba resbalándose al borde para después caer de lleno al suelo.

-¿Qué sucedió?-me preguntó el castaño luciendo enfadado. Me regresó el arma de manera brusca.

-Yo...conocía a su madre-musité aun anonadada.

-Entiendo. Pero entiende, TN...

-Lo sé-mascullé- Son ellos o nosotros.

-¡Miren!-alertó Armin señalando un punto alto en la muralla.

Era sorprendente. El titán bestia caía desde lo alto de la muralla. Azotó con fuerza contra el suelo y por un momento me pregunté si un portador podría sobrevivir ante tal caída.

-¡Vamos!-grité, aprovechando ese momento de distracción de los soldados del bando enemigo para acercarnos más. Pudimos avanzar un par de calles pues de nuevo una lluvia de balas nos obligó a escondernos.

-Me estoy quedando sin municiones-comenté mientras recargaba el rifle con las ultimas balas que tenía.

Escuché a Jean maldecir a lo bajo.

Los soldados nos acorralaban. La desesperación cada vez se apoderaba de mí.

La sangre aun salía de mi herida abierta y empapaba la tela blanca de mi vestimenta.

Mis ojos miraron alternativas de escape, algo que pudiera salvarnos. No había nada que pudiera favorecernos.

-Tenemos que disparar las lanzas relámpago-dije

Mis amigos asintieron y entonces las explosiones empezaron. Jean y Mikasa comenzaron a disparar contra los que intentaban matarnos.

-Tenemos que separarnos, no a más de diez metros de distancia.-ordenó Armin mirándonos con intensidad. Todos asentimos- Tengan cuidado.

Y Entonces cada quien se puso en marcha, tomando su camino.

Yo me dirigí al norte. Escabulléndome con rapidez para que ni me dispararan. Subí a lo alto de una torre. Desde ahí pude ver a Eren, no muy lejos de mí, caminando lentamente hacia el cuerpo del titán bestia. Pero algo lo detuvo.

Porco, quien se aferró a su pierna, mordiéndola y arañándola con fuerza.

Una angustia abrumadora azoto cada parte de mi cuerpo, tanto que el frio de los nervios calaba mis huesos. Porque conociendo a Eren, era capaz de matar o incluso tragarse a Porco con tal de librarse de él.

Mi cuerpo entero se estremeció al ver como Eren le propinaba un buen golpe a Porco, justo en la espalda, eso basto para que el mandíbula le soltara, pero no fue suficiente para el castaño.

Uno.

Dos golpes.

Mi burbuja de angustia se reventó y mis piernas reaccionaron. Me columpie para poder llegar a esos dos titanes. Debía salvar a Porco.

Tres.

Cuatro golpes.

Y antes de que llegara el quinto golpe, llegué, posicionándome sobre el cuerpo de Porco y sintiéndome tan diminuta ante la grandeza de estos monstruos. Sintiendo mi corazón al límite, apunté a Eren y empecé a jalar del gatillo. Una y otra vez, atinando a sus ojos para dejarle ciego.

Incluso cuando las balas se agotaron, yo seguía jalando del gatillo y es que mi ira me nubló por un momento la mente. Sentí mis mejillas mojarse por las lágrimas que mis ojos desbordaron. Ni siquiera tenía claro porque lloraba, eran tantos sentimientos encontrados que no hallaba uno solo para poder llorar.

Lance lejos el rifle. Y cuando me decidí a sacar a Porco del titán. El castaño me propinó un manotazo que me mandó varios metros lejos de mi amado.

Mi espalda se estrelló contra la dura pared de concreto de la construcción. Y sentí mi columna crujir. El mareo fue insoportable, al igual que el dolor del impacto. Mi vista se nubló por unos segundos pero me negué a cerrar mis ojos porque aún tenía que salvar a mi amado.

Soltando quejidos de dolor y con esfuerzo me levanté. Aproveché que le habían disparado a Eren cerca de la nuca para acercarme.

Me puse de pie, apoyándome en la pared y caminé. Dispuesta a acercarme a Porco.

Pero entonces...





Algo impacto contra mi costado derecho. Algo caliente, algo pequeño que luego de unos segundos se sintió tan frio. Lentamente llevé mis manos a mi pecho, estas se llenaron de sangre.

Escuché como mis amigos gritaban mi nombre. Pero eso no me impidió caminar, luego gatear hasta mi amado que salía de la nuca de su titán, herido y desangrándose.

Hacia tanto frio. Mis músculos de a poco se entumían.

A los lejos Reiner y Eren pelaban, parecía que Reiner llevaba la ventaja. Pero poca importancia tenía esos dos para mí en este momento.

Algo dentro de mí me decía que mi hora se acercaba. La muerte me perseguía a todos lados y yo estaba lista para irme con ella. Pero antes deseaba que me permitiera hablar con él una vez más, pedirle perdón y abrazarlo.

Escuché el grito de Zeke y a pesar de que estuviera cerca, se escuchaba como un eco vacío. Muchos soldados, del bando enemigo y también de las tropas de Paradis se transformaron en titanes. Una profunda tristeza me invadió. Tantos conocidos compartían un mismo destino.

Negué con la cabeza. Sonaré tan malditamente egoísta pero por primera vez en mucho tiempo no deje que eso me distrajera.

-Porco-hablé cuando estuve lo suficientemente cerca de él. Mis piernas se entumieron y deje de gatear, estaba desangrándome y yo dejé un camino de sangre.

Y él cuando me vio, Dios, fue la sensación más linda que tuve en mi vida. No me ignoró ni me hizo alguna mueca como creí que lo iba a hacer, me sonrió. Su rostro estaba tan herido, un montón de vapor cubría la parte superior de su rostro bañado en sangre. Su ropa estaba desgastada y caliente gracias al vapor. Con las pocas fuerzas que tenía llegó hasta mí. Y yo me arrastré para quedar lo más cerca de él y entonces me tomó en sus brazos. Me abrazó y me estrechó contra su cuerpo, yo me dejé caer sobre él pues ya no me quedaban fuerzas.

Nada existía alrededor de nosotros. Solo éramos él y yo. Y por un momento, todo el caos, las muertes y las armas dejaron de existir.

-Te extrañé-musitó mientras acariciaba mi mejilla. No me importó que esparciera sangre en ella. Su tacto era cálido, justo como lo recordaba.

-También lo hice-dije en un hilillo de voz- Perdóname por todo, Porco. Yo solo...-inhalé profundamente. Me era difícil hablar- Yo solo quería ser feliz contigo pero terminé arruinándolo todo.-dije con la voz ahogada.

Negó lentamente mientras dejaba mi cuerpo en el suelo, se arrodillo a un lado de mí, mirándome desde arriba empezó a acariciar mi cabello.

Note como sus preciosos ojos olivo se humedecían. También el sabía lo que estaba a punto de pasar. Y me alegraba tanto saber que no me iba a pedir que me mantuviera despierta, porque ya no podía hacerlo. Lo aceptó, con dolor pero lo aceptó.

-Estas perdonaba desde el día que te fuiste-dijo. Su mirada viajó a la bala que estaba enterrada en mi pecho.

Era todo lo que necesitaba escuchar. Sonreí y derramé algunas lágrimas. Estaba llorando, pero no de ese sentimiento abrumador de tristeza, era de felicidad porque por fin podría descansar de todo

-Te veré pronto, mi amada TN-sorbió su nariz y acarició mi mejilla por última vez.

-¿Eso es lo que quieres?-le pregunté, al entender su frase, supe que también iba a dejarse morir pronto.

-Más que nada en el mundo deseo estar contigo. No me importa la gloria que un titán pueda darme. Y es la única forma en la que podamos estar juntos otra vez-dijo en un suspiro.

Asentí como pude.

Y ambos volvimos a la realidad. De nuevo caos y destrucción. Pero eso ya no era problema mío porque cada vez me costaba más abrir los ojos.

-¡No mueras!-gritaron a lo lejos, pude distinguir la voz de Jean

-¡Debes traerla!-ordenó Mikasa mirando con intensidad a mi amado

Sentí la presencia de ambos cerca de mí. Pero Porco no retrocedió.

-No por favor-musité débil- Está bien, quiero esto.-miré de reojo a mi amado, que ahora me daba la espalda, estaba enfrentando su destino. Con esfuerzo estiré mi mano y tome la suya, sorprendiéndole y apretó mi mano entre la suya- Perdonen...por todo...-tosí mientras regresaba la vista a mi familia-Después de todo no podré salvar el mundo...

Mikasa negaba y Jean luchaba por retener sus lágrimas.

-Gracias por darme la familia que siempre quise.-dije mirándolos a ambos.

El frio era abrasador.

Parpadee una vez.

Luego otra.

Y otra.

Hasta que cerré mis ojos, dejando escapar mi último aliento, sintiendo la mano de mi amado sostener con fuerza la mía.

Deje salir mi último aliento cálido. Y con él, un gran peso abandonaba mis hombros.










La trágica historia de dos almas que se amaron por encima de todo. Dos almas completamente diferentes.

Una de ellas encontró a su otra mitad.

La otra se perdió a sí misma al poner primero a otros antes que ella. Pero encontró a alguien que le ayudó a volver a encontrarse.

Y tras vagar en la eternidad esperan quedarse juntos; confiando en el destino, pero sobretodo, confiando ciegamente en ellos. 

Tomados de la mano, viajaron a través de la estrellas, buscando la felicidad que tanto anhelaban.

Muchas gracias por leer <3

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