Todo Lo Que Quiero (#2)

By Rubi_Maxwell

717K 80.2K 23.1K

Trilogía: Segundo libro. Muerte: Defunción - Término - Expiración. Austin Maxwell había tenido la muerte muc... More

Antes De Leer
Sinopsis
1. Hija
2. Trabajo
3. Enfermo
4. Todo
5. ¿Niñera?
6. Película
7. Salida
8. Pelea
9. Llamada
10. Compañera
11. Lluvia
12. Tierno
13. ¿Señor?
14. Resolver
15. Nervios
16. ¿Se Conocen?
17. Cuñado
18. Hermano
19. Te Ayudo
20. Incógnita
21. Confiar
22. Tortura
23. Sentir
24. ¿Celos?
26. Feliz
27. Momento
28. Invitación
29. Anhelo
30. Cena
31. Chicas
32. Recital
33. Te Quiero
34. Libre
35. Hermosa
36. Tan Cerca
37. Deseada
38. Brillo
39. Loco
40. Ascensor
41. Olivia
42. Quiebre
43. Pánico
44. Confesión
45. Nuevo Integrante
46. Bebé
47. Latidos
48. Verdad
49. Mamá
50. Casa
51. Odio
52. Hermana
53. Papá
54. Amor
55. Volver
56. Sueño
57. Velas
58. Final
Epílogo

25. Cita

12.4K 1.5K 731
By Rubi_Maxwell

Estuve pensado. ¿Qué les parece hacer la dinámica que hice hace unos capítulos siempre?

Podrían tener capítulos todos los días o dos veces por día. Ustedes me inspiran a escribir cuando me dan tanto apoyo.

Serían 200 votos y 200 comentarios todos los capítulos, no les subiré cifra, me conformo con poco jsjs

¿Qué les parece? ¿Hacemos negocios?

★★★★

Narra Stacy

18 de Junio, 2024.

—Ya te he dicho que no me molesta ayudarte a elegir el vestido. —Verónica me da una gran sonrisa.

También sonrío, pero siento que mis manos sudan ante el pensamiento de la cita. Hoy por la noche finalmente se realizaría, el señor Austin tuvo días nuy ocupados. Además, tuvo que hablar con los abuelos de Hilary, y ellos se quedarán algunos días con ella.

No sólo estoy nerviosa, estoy aterrada. Siempre he sido muy torpe y mi jefe no me ayuda con sus ganas de hacerme pasar vergüenza.

—Nunca podré terminar de agradecerte —digo con sinceridad—. Desde ayer estoy buscando entre mi armario, pero nada me convence.

Verónica es la única que sabe sobre lo que está sucediendo con mi jefe. Estos meses me han servido para conocerla y confío en ella, así como también sé que me tiene la confianza para contarme sobre su vida.

Me alegró no haber sido juzgada, y cuando se enteró solo me dió un gran abrazo mientras chillaba. Llegué a pensar que ésta mujer estaba más emocionada que yo con la noticia.

—Pues ya no te preocupes. Tendremos toda la tarde para encontrar el indicado. —Me da un pequeño abrazo que correspondo gustosa—. ¿Debe ser muy formal?

Niego.

—Me dijo que no iríamos a un lugar costoso —confieso—. Me parece increíble, porque no podría estar en un lugar así, no pertenezco y seguramente haría una horrible estupidez.

Verónica no aguanta la carcajada, e incluso se lleva las manos al estómago de tanto reír.

—Lo siento. Es que te acabo de imaginar en unos de esos restaurant y el desastre que podrías hacer. —Ríe, y yo también lo hago porque tiene razón.

—Eres mala —me quejo.

—Solo digo la verdad. —Se encoge de hombros.

Niego, divertida.

El día pasa mucho más rápido de lo esperé, y cuando menos lo espero, ya me encuentro en mi departamento con Verónica invadiendo mi habitación; aunque para ser exactos, mi armario es el que está pasando susto.

—Ahora te tengo miedo —susurro. Mi cama se encuentra tapada con ropa desordenada que Verónica tira sin nada de delicadeza.

Se gira como si fuera una chica totalmente endemoniada, dándome una mirada de muerte que me deja estática en mi lugar.

—Ninguna palabra más. —Me apunta— Querías que te ayudara, ahora te aguantas.

Vuelve a su anterior posición, y debo de hacerme a un lado cuando una camiseta casi me cae sobre la cabeza.

Me observo las manos porque no tengo nada mejor que hacer, y no puedo evitar que los pensamientos me traicionen por unos breves segundos.

¿Será buena idea la cita?

Cierro los ojos. La sonrisa de mi jefe llega a mi mente, y por estúpido de suene, me ayuda a olvidar cualquier pensamiento negativo y sólo me concentro en lo que se viene.

—¡Lo encontré! —Salto en mi lugar por el grito de Verónica—. Es hermoso, este es el vestido indicado. —Me lo muestra emocionada.

Me pongo de pie con lentitud hasta tener la tela entre las manos. Lo observo detenidamente, y me encanta totalmente. Ni siquiera me acordaba que tenía este vestido, estoy segura que el color celeste me hará resaltar.

—Me encanta —sonrío, con emoción—. Tienes razón, es el mejor.

—Entonces... ¡Manos a la obra! —Da algunos aplausos al aire como si esto fuera lo más importante.

Me toma media hora estar lista, y todo gracias a que no me hice un gran peinado, ni tampoco me he maquillado demasiado. No porque vaya a tener una cita significa que me haré un gran cambio, siempre seguiré siendo yo, sin importar qué.

Sonrío, con nostálgia, y me giro mientras me observo al espejo. No lo voy a negar, esta noche me siento muy  hermosa, y eso debe de ser bueno ¿no?

—Estás hermosa... —Verónica se lleva las manos a la boca—. Solo deseo que todo salga estupendo. —Me da un pequeño abrazo desde atrás.

—Yo también deseo lo mismo. —Suspiro— ¿Qué hora es? —Me muevo buscando el teléfono, y justo me llega una notificación.

Jefe guapo: Estoy abajo...

Abro los ojos sorprendida, y siento las manos temblar que casi dejo caer el teléfono.

—¡Ya está abajo! —chillo. El corazón me late desbocado, y mi respiración está un poco acelerada.

Verónica da algunos saltos como si de una niña pequeña se tratara, llegando hasta mi y tomándome de los hombros con entusiasmo.

—¡Ahhh! ¡Tendrás la cita con tu jefe! Bueno, nuestro jefe —giña.

Suelto una carcajada, niego divertida.

—Por favor reza por mí —murmuro.

—Lo haré, ahora debes de bajar porque tu cita te espera. —Me da leves empujones, y en el proceso tomo el bolso. Ambas bajamos en el ascensor—. Voy a esperar que te vayas para salir, no quiero que me vea —ríe.

Asiento, ya que sería un poco vergonzoso que nos pillara, porque sé que él sabría lo que ella hacía aquí.

Ese hombre es muy inteligente.

—Muchas gracias. —Beso sus mejillas— Nos vemos mañana.

—Claro que sí, me debes de dar los detalles. —Mueve su mano en despedida.

Doy un largo suspiro, ante de abrir la puerta, y salir del hotel. La suave brisa golpea mi rostro, pero no le doy importancia porque la persona a un lado del auto lujoso es mucho más importante.

Me da risa que él me haya dicho que no era nada formal, pero nunca se quita su traje. Lleva uno azul marino, pero sin corbata y los primeros botones de la camisa están abiertos.

Me acerco con lentitud, pero no paso desapercibido como me recorre, y yo solo doy un leve temblor por su intensa mirada.

—Hola... —susurro. Siento mis nervios a flor de piel, y por eso no puedo decir nada más.

Él deja salir una suave risa, y se acerca hasta que podamos estar a solo unos pasos de distancia.

¡Me voy a morir!

—Debemos de trabajar en ese saludo —sonríe. Siento su aliento en mi rostro, pero a los segundos deja un beso en mi mejilla—. Buenas noches, Stacy. Estás bellísima. —murmura.

Trago saliva, por lo último.

¿Quería recibir un alago como ese? No estaba en mis planes, pero siempre lo deseé.

Cuando era muy joven, siempre quise recibir este tipo de palabras, y no porque realmente lo necesitara, pero a veces, es lindo escucharlo de otra persona que no sea una misma.

—G...Gracias. Usted también... —tartamudeo.

—¿Qué también estoy bellísima? Gracias, ya lo sabía —ríe.

Abro los ojos, y las mejillas me arden.

¿Por qué siempre debo de actuar como un tonta frente a él?

—No me refería a eso... Yo... —hablo sin parar e intento disculparme.

—Es broma, no te preocupes. Solo quiero que dejes de estar tensa, quiero que sea una cena tranquila, y podemos pasarla bien.

Suspiro, intentando tranquilizar mis temblores, y asiento lentamente. Yo también quiero que se una cena muy especial.

—Está bien, lo intentaré —aseguro.

—Entonces vamos.

Como buen caballero que es, me ayuda a subir al auto. Doy una rápida mirada a mi alrededor antes de que él suba a su lado, y puedo comprobar que todo huele a su perfume. Es como si estuviera por todos lados.

Aunque no voy a negar que me encanta. Sonrío viendo una fotografía de Hilary vestida de princesa, parece estar más pequeña, pero sin lugar a dudas su escencia es la misma.

—Fue para cuando cumplió cinco —lo escucho hablar. Ambos nos ponemos los cinturones—. Tuve que hacerle una fiesta con la temática de Disney, porque ella quería que todos fueran princesas y príncipes —ríe.

Sus ojos brillan de una forma muy especial, y es que, cuando él habla de su hija es como si todo a su alrededor desapareciera. Me encanta poder ver esta cercanía, este amor entre ellos, porque a veces lamentablemente en algunas familias no lo hay.

—Me lo puedo imaginar, a ella le gusta que todo sea como quiere. No puede haber cambios —respondo tímida.

—Ya te diste cuenta. —Me da una mirada— Debo confesar que un poco es mi culpa, porque la consiento demasiado, pero es imposible no hacerlo. —Suspira—. Solo te voy a pedir que no caigas en sus manipulaciones, a veces tiene unas ocurrencias muy raras. —Hace un gesto de escalofrío y no puedo evitar reír.

—Ya lo sé. Siempre intenta convencerme sobre su hora de ensayo, pero soy muy estricta con ello —confieso—. Aunque, hasta ahora no me ha pedido ocurrencias extrañas.

Me da otra mirada, pero ahora sonríe de forma divertida.

—Un milagro viniendo de mi hija.

Niego. Ya veo que esa niña ha hecho pasar por muchas cosas a su padre.

—No quiero sonar como una tonta, pero ¿a dónde vamos? —pregunto.

—No digas eso, no eres tonta. También vamos a tener que trabajar en eso, no me gusta que te trates de esa forma. —Frunce el ceño haciéndome sentir pequeña a su lado. Sé que no debería de decir eso, pero estoy tan acostumbrada a que las personas piensen eso sobre mí—. Y sobre lo otro, lamentablemente no te lo voy a decir, es una sorpresa —murmura, más calmado.

Asiento.

—Entonces ya no insistiré...

Los siguientes minutos son muy rápidos y entretenidos, conversamos de todo un poco hasta que finalmente aparca el auto a un lado.

Me sorprendo un poco en darme cuenta que nos encontramos a pasos de un lago, pero más me encanta ver un pequeño restaurant donde se puede comer al aire libre. Es muy privado e íntimo.

—¿Qué te parece? —salto en mi lugar. Que manía de éste hombre en aparecer detrás mío en cada momento.

—Me gusta. La vista es hermosa —murmuro.

—Lo es. Vamos, ya tengo una mesa para nosotros —indica. Me tenso al sentir su mano en mi espalda, pero no digo nada al respecto.

Caminamos hasta llegar a una mesa de dos, y nos sentamos esperando a un mesero.

—¿Segura que te gusta? —su voz es ansiosa.

—Claro que sí, es muy privado —sonrío—. ¿Anteriormente ya había venido? —pregunto interesada.

—Sí. Vengo todos los meses, es un lugar tranquilo, y me sirve para pensar y desconectarme del trabajo —confiesa.

Ambos sonreímos. En los siguientes minutos llega el mesero para pedir nuestro pedido, y tampoco se tardan mucho en traerlo.

Por un momento observo las parejas a nuestro alrededor, y siento las mejillas arder porque también parecemos una de ellas.

—¿Qué pasó? Pareces un lindo tomate —ríe.

Casi me ahogo con el sorbo que le había dado a mi café, pero intento disimularlo.

—No sucede nada —niego.

Entrecierra los ojos a mi dirección.

—Por esta vez lo dejaré pasar. —Me apunta. Si supiera que estaba pensado en nosotros como pareja, que vergüenza—. Ahora, me gustaría saber un poco de ti, lo que me quieras decir —sonríe.

Me tenso. Me cuesta hablar sobre mi familia, pero lo haré, ya es momento que empiece a superar. Además, ellos no están aquí y realmente creo que no los veré más.

—Bueno... Como ya se enteró hace unas semanas, soy de Aspen, Colorado. Tengo una hermana tres años mayor, además de una pequeña sobrina, y ya conoció a mi cuñado. Esa es mi familia, además, de mis padres —hablo lo más calmada posible.

—Sí, aún me sorprende saber que Alexander es tu cuñado, me tomó por sorpresa —sincera—. Pero no entiendo, ¿qué te llevó a venir a New York? Aspen, Colorado no está a la vuelta de la esquina —ríe, pero lamentablemente no le sigo el gesto.

Muerdo mi labio inferior intentando buscar las palabras.

—A veces los traumas nos hace alejarnos de nuestros seres queridos —murmuro.

Por un momento no dice nada, y solo me observa fijamente.

—Te entiendo completamente. —Me da una sonrisa que parece triste—. Cuando mis padres murieron en ese incendio, creí que todo se me había acabado, y simplemente quería correr hasta desaparecer. Por meses me alejé de todos, y mi hija era la única que me mantenía cuerdo.

» Y como dijiste. Por mi parte, yo cometí el gran error de alejarme de mi hermano menor. Ahora... —su voz se quiebra—. Ahora parece que nos odia, y con mucha razón. Te pudiste dar cuenta ese día que no quiso hablar conmigo.

Claro que recordaba ese día, su mirada triste me desarmó.

—¿Ha intentado hablar con él?

—Lo he hecho, pero también tengo en cuenta que debemos de tener paciencia, él tiene su derecho en rechazar nuestros intentos. Aunque, eso no quita que duela —murmura.

Me doy valentía, y tomo su mano sobre la mesa dándole un leve apretón como apoyo.

—Estoy segura que todo se arreglará. Usted puede con esto, solo no se rinda —le aconsejo.

—Muchas gracias, Stacy. Se supone que no deberíamos de estar hablando sobre esto, me pone nostálgico. —Se pasa las manos por el cabello en un signo de nerviosismo.

—De esto se trata, ¿no? De conocernos —sonrío.

—Mi hija tiene razón, eres la mejor Stacy, y no quiero que pienses lo contrato —demanda.

—Usted debe dejar de decir ese tipo de cosas. Sabe que me avergüenzo —me quejo, llevándome la manos al rostro. Las mejillas me arden.

—¡Es que es la verdad! —ríe.

Niego, divertida. Me acaricio los brazos cuando una leve brisa me llega.

—¿Tienes frío? —pregunta.

Abro la boca, seguro se dió cuenta de mi gesto.

—Solo un poco, es soportable —miento.

—Mentirosa, estas temblando. Debí decirte donde sería, para que vinieras más abrigada —murmura, para si mismo mientras se pone de pie. A los segundos siento como su saco cae sobre mis hombros, y el calor me golpea.

—No se preocupe, estoy bien. Gracias por el detalle. —Sonrío, por su gesto.

—Sí necesitas algo más me dices —pide.

Asiento.

—Hay algo que me gustaría preguntarle. —Me muevo ansiosa—. Hace unas semanas Hilary habló sobre su... madre, yo realmente no supe de decirle, y quedé un poco sorprendida. No quiero tener problemas si ese es un tema delicado —susurro.

Asiente, y le da un sorbo a su café.

—No hay problema. No me molesta el que hablen sobre Olivia, ella es una mujer que necesita ser recordaba con alegría —sonríe.

Se me forma un nudo en la garganta. La conversación que tuvimos cuando estuvo ebrio llega a mi mente.

—Debió amarla demasiado.

—Lo hice —confirma enseguida. Solo puedo tragar saliva, ¿aún la amará?—. Tienes la misma mirada que ponen los demás cuando digo que la amé.

Frunzo el ceño.

—¿Qué mirada?

—Amé demasiado a Olivia, pero no de la forma en que todos piensan.

—No estoy entendiendo —murmuro.

—Con Olivia nunca tuvimos una relación, éramos amigos con algunos beneficios. —Se rasca la nuca incómodo— El tema es que no había un amor como pareja, pero si como amiga, ella era la mejor. Su mayor sueño era ser madre, y lo cumplió, pero me duele saber que nunca pudo conocer a nuestra hija. —Sus ojos se cristalizan.

Joder... Ahora estoy entendiendo todo.

—Debió ser muy doloroso. Lo siento mucho —digo con sinceridad.

—Lo fue. Hilary se parece mucho a ella, además, de que también le encanta el Ballet. —Me da una pequeña sonrisa.

—Hilary la ama, a pesar de que no la conoció, pero lo hace con toda su alma.

Todavía puedo recordar como se aferraba al retrato de su madre, y fue lo más hermoso del mundo.

—Olivia es nuestro ángel.

—Estoy segura que debe estar muy orgullosa de usted. Es el mejor papá. —Ahora soy yo la que tomo una de sus manos y le dejo un beso en sus nudillos.

Su sonrisa no se hace esperar dándome un apretón.

—Gracias, Stacy. Creo que nunca vas a terminar de sorprenderme. —Me observa fijamente, y yo solo puedo sentir como las mejillas me arden.

Las horas pasan y finalmente aparca fuera de mi edificio. La noche estuvo increíble, y después de nuestra última conversación, las demás fueron mucho más tranquilas y estuve muy cómoda.

Creo que ninguno sabe como despedirse cuando estamos frente a al puerta, pero mi jefe toma la iniciativa. Se acerca para tomarme de las manos y darme un beso en los nudillos que me tiene sonriendo con ternura.

—Espero podamos repetir esta cita —murmura—. Nunca me voy a cansar de desear estar cerca tuyo.

El corazón me late desbocado por sus palabras. ¿Acaso puede ser más perfecto?

—También lo espero. Me encantó la salida, muchas gracias —digo con sinceridad. Ya no quiero tener que ocultarme tras mis tormentos y solo estoy dejando que todo fluya, a pesar, de que el cuerpo me tiemble por completo.

Sonríe, pero puedo ver unos signos de nerviosismo.

—Sé que dijimos que iríamos despacio, pero justo ahora muero por besarte. ¿Besas en la primera cita? —pregunta ansioso.

Abro y cierro la boca varias veces sorprendida, porque no me lo esperaba, y él se da cuenta por el cambio en su mirada.

—Dios, lo siento, soy un idiota. —Suelta mis manos y alejándose algunos pasos— Prometo ya no volver a insistir, tienes razón, te estoy presionado...

Dejo de escuchar desde ahí y solo me concentro en él. En sus ojos grises, su nariz, su cabello, y sus labios carnosos. Sin tampoco olvidar sus hermosas cualidades.

Quiero llorar porque nunca pensé que un hombre como él pudiera fijarse en mí. Puedo ver su interés, su preocupación, y sus ganas de que finalmente pueda aceptar intentar una relación.

Desde su confesión, llevo pensándolo con detenimiento. Mis noches fueron más cortas porque pensaba en él, y ya no lo puedo ocultar, mucho menos perder el tiempo.

Con mucho valor doy los pasos que se alejó, lo tomo de la camisa hasta acercarlo, y poder besarlo tomándolo desprevenido y haciendo que deje de hablar.

Ya no quiero esconderme de mis sentimientos, ya no quiero pensar si saldré herida.

Quiero ser feliz.

★★★★

¡Nuevo capítulo!

AHHHH chillemos juntas...

Esto cada vez se pone más bueno, y estoy amando actualizar seguido.

Nos leemos pronto.

Instagram: (@rubi_escritora)

-Rubí.

Continue Reading

You'll Also Like

1M 90.5K 44
Emma Brown es una chica que desde niña supo que todos los hombres eran iguales. Cuando creció se permitió salir con ellos pero dejando los sentimient...
7.2K 234 23
Ana Karen Velazques Espinosa mas conocida como (karen polinesia) tiene 5 canales junto con sus hermanos Rafa y Lesslie pero el mas conocido es Los po...
59.7M 1.4M 17
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
2.9K 222 65
Kim seokjin hijo de un poderoso político se enamora de un joven músico.. podrá él conquistarlo?? HISTORIA ORIGINAL!!