room 72; camren

By milanolivar

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Camila es doctora en un hospital de Los Ángeles. Su vida se basa en ir al hospital, cuidar de su hermana Sofi... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Último Capítulo
Epílogo
Epílogo 2
Room 72 en físico
Room 72 portada

Capítulo 6

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By milanolivar

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Camila's POV

Me removí un poco en la cama con un bostezo, sintiendo la claridad de la luz colarse por mis párpados y no quería levantarme. No quería ir a trabajar otro día más, y eso hacía que me hundiese más en la cama.

Cuando abrí los ojos, me sentí desubicada. Pensaba que dormía en mi habitación... Pero no, estaba en la de Lauren. Lo recordé todo, y no pude evitar sonreír como una idiota pasándome las manos por la cara. Recordé también que tenía el día libre, y podría pasarlo todo el día en la cama con Lauren...

Que no estaba a mi lado. Fruncí el ceño y vi el lado de su cama deshecho, y no entendía nada, así que supuse que estaba desayunando.

Me levanté y vi su ropa tirada en el suelo, cogiendo mi ropa interior y su camisa, puesto que mi vestido estaba abajo y no quería coger ropa limpia sin su permiso. Me quedaba bastante ancha, porque Lauren era algo más corpulenta que yo, y olía a ella. Olía a esa mezcla de perfume dulce y ácido, un toque que provocaba un suspiro de mis labios. Era perfecta.

Bajé descalza los escalones lentamente hasta el salón, donde estaba también la cocina. En la mesa de este estaba Lauren sentada en la mesa con el móvil a la oreja y un montón de papeles sobre la mesa, además del portátil abierto.

-Sí, mi oferta sería comprar los colchones pero, teniendo en cuenta de que los colchones son para los hoteles que tenemos en todo el mundo, creo y sería conveniente, que nos hiciera una reducción del precio. –Escuché a Lauren llegando a la cocina, ella no se había dado ni cuenta. Eché un poco de zumo en dos vasos, y puse tres tostadas en la tostadora, dos para Lauren y una para mí. Lauren estaba demasiado ocupada, así que no se enteraba de nada de lo que hacía. Cogí un aguacate y lo partí por la mitad, extendiéndolo por las tostadas con un poco de tomate, pimienta y aceite. –Tengo a otra compañía dispuesta a venderme los mismos colchones por la mitad del precio. Podría romper el contrato e irme con ellos.

Me acerqué a la mesa y puse los platos frente a Lauren junto con los vasos, que me miraba con los labios entreabiertos, y me cogió del brazo para darme un suave beso en los labios, separándose porque tenía que hablar de nuevo.

-Gracias. Le llamaré mañana para concretar la cantidad. Un saludo. –Colgó y bajé las manos por su pecho al estar detrás de ella, sintiendo sus manos acariciar mis brazos. Lauren se separó de la mesa y me senté en su regazo con una pierna a cada lado de las suyas, sintiendo sus manos en mi cintura. –Buenos días. –Me dijo con una sonrisa, inclinándome para besarla lentamente, buscando un contacto constante con su boca, separándome.

-Buenos días.. –Rocé su nariz con la mía y sus manos estaban en mi cuello, presionándome para volverme a besar lentamente, sintiendo cómo su lengua me daba los buenos días, aquella mañana, y no podía empezar mejor el día.

-Gracias por el desayuno. No sé qué haría sin ti. –Cerró los ojos pegando su frente a la mía y reí, negando.

Me levanté y Lauren cerró el portátil, poniendo todos los documentos encima de este, cogiendo una tostada.

-¿Cómo has dormido? –Preguntó Lauren, aunque esa pregunta la debería hacer más bien yo.

-Genial... -Susurré dándole un mordisco a la tostada, bebiendo un sorbo de la copa de zumo que había en la mesa. –Y siento cogerte la camisa, es que mi vestido estaba... -Miré por el salón hasta ver el vestido al lado del sofá. –Justo ahí. –Asentí señalándolo dándole un mordisco a la tostada, sonriendo mirando a Lauren.

-Puedes quedarte todo el día con sólo esa camisa..  –Dijo Lauren, provocando en mí una pequeña risa.

-¿Te gusta? –Me miré y la verdad es que me la había dejado a medio abrochar, así que era una pregunta algo idiota.

-Mucho... -Asintió Lauren mirando ese mismo hueco entre mis pechos.

-Siento lo de ayer... Ya sabes. –Intenté explicarme echándome el pelo a un lado algo vergonzosa.

-¿A qué te refieres? –Frunció ella el ceño y bebió de su copa, limpiándose los labios con la servilleta.

-A que llegue muy, muy pronto. –Suspiré y Lauren esbozó una pequeña sonrisa agachando la cabeza. –Pero es que fue el primer orgasmo en un año y..

-Por si no te diste cuenta yo también lo hice. Y me parece extraño que no hayas tenido sexo en un año entero. –Estiró la mano hasta el frutero que estaba detrás de su espalda y cogió un par de uvas, llevándoselas a la boca.

-No suelo acostarme con la primera que veo. –Me encogí de hombros cogiendo una uva de su mano. –Tengo que tener una conexión, sentimientos por esa persona.

Lauren se quedó mirándome e inclinó el cuerpo hacia mí.

-Así que, ¿sientes algo por mí? –Jugó con el rabito de la uva, mientras yo me comía la mía con una sonrisa.

-No sé qué sentir. Sólo sé que quiero estar contigo todo el tiempo, y no separarme de ti. Me atraes, de una forma y otra encuentro la manera de acabar contigo todo el día. –Confesé jugando con la uva entre mis dedos.

-Sal conmigo. –Me dijo, y parpadeé un poco porque me pilló por sorpresa. –Sal conmigo, Camila. Quiero estar contigo, quiero ver qué pasa. Siento cosas por ti y empiezan a ser bastante fuertes, justo como tú. Y se me hace raro besarte, abrazarte, verte en mi casa sin saber que no eres mi novia. Que no eres mía y no puedo hacer nada.

Entreabrí los labios para responder pero no podía decir nada, así que me incorporé un poco para besarla lentamente, apretando los ojos y rodeé su cuello con los brazos.

-¿Eso es un sí? –Asentí con una sonrisa, volviéndola a besar de nuevo.

En ese justo momento, sonó mi móvil y no sabía dónde estaba ya que dejé el bolso por el salón.

-Un momento cielo, ahora vengo. –Me incliné sobre el sofá para coger el bolso y rebusqué en él, cogiendo el móvil. Cuando miré a Lauren estaba mirándome el culo de forma casi descarada, pero se sonrojó y volvió a su desayuno. Me reí y descolgué el móvil.

-¿Sí? –Pregunté al teléfono, sentándome delante de Lauren.

-¿Dónde estás? Llevo toda la noche llamando a casa. –Sofi me recriminaba al teléfono.

-Oh, perdona, creía que la hermana mayor era yo. Y, no, no estoy en casa, ya te dije ayer que me iba. ¿Qué quieres? –Fruncí el ceño quitándole la uva a Lauren.

-Nada, sólo me preocupaba por ti. –Hubo un silencio entre las dos hasta que volvió a hablar. -¿Qué tal fue? ¿Estás con ella? ¿Te la has tirado?

Miré a Lauren que observaba mi rostro totalmente perplejo por lo cotilla que era Sofi.

-Bien, sí y sí.

-OH DIOS MÍO MILA –Se escuchó a mi hermana a través del teléfono y lo separé de la oreja, y aun así se escuchaba a Sofi gritando, hasta lo escuchó Lauren que se quedó mirándome soltando una carcajada. -¿Cómo es?

-Te diría cómo es en la cama, pero resulta que la tengo enfrente. –Reí mirando cómo Lauren alzaba las cejas.

-Por mí puedes hablar, aceptaré las críticas. –Dijo Lauren bebiendo de la copa, cogiendo otra uva para llevársela a la boca.

-Está bien, te contaré.

-SÍ. –Respondió Sofi tras el teléfono.

-Es sexy. Dominante. Intimidante. Y es muy, muy buena en el sexo, llevabas razón. –Me comí una de las uvas que estaba probando Lauren y le sonreí, como respuesta a esa sonrisa pícara que estaba mostrando. –Y sí, estoy llevando una de sus camisas de ejecutiva.

-Qué braguetazo has dado. Y me tienes que explicar el sexo lésbico, ¡no acabo de entenderlo! –Sonó frustrada tras el teléfono.

-Sofi cielo, busca porno lésbico en google y te saldrá. –La cara de Lauren estaba entre horrorizada y la risa. –Cielo, tengo que dejarte, en casa hablamos. Te quiero.

Y colgué. Dejé el móvil en la mesa y vi cómo Lauren se apoyaba en la mesa con los brazos cruzados.

-O sea que soy dominante y buena en el sexo. ¿Te molesta que sea dominante? –Preguntó ladeando la cabeza, y negué. –Así que, te gusta que te dominen. –Me encogí de hombros con una sonrisa.

-Me gusta que tú lo hagas. –Dije volviendo a sentarme encima de ella, besándola de forma lenta, pausada, húmeda, jugando con su lengua muy muy paulatinamente, casi fundiéndome con ella. Sus manos bajaron por mi espalda hasta mi trasero, que, justo cuando iba a apretar sonó su teléfono.

-Perdón. –Dijo Lauren, suspirando y cogiendo el móvil a duras penas. -¿Sí? –Me incliné para besar su cuello mientras hablaba, pasando las yemas de los dedos por este lentamente. Dejé escapar la lengua entre mis labios para probar unos centímetros de su piel, escuchando el suspiro de Lauren al notar mis besos. –Ya... Bueno, pídale el presupuesto a mi secretaria o al.. –En aquél momento mordí el cuello de la morena que se quedó en silencio. –Al director ejecutivo. Muchas gracias por su llamada.

Lauren colgó y tiró el teléfono en la mesa, cogiendo mi cara entre sus manos para hacer un beso más lento, largo, profundo y mucho más húmedo que los anteriores. Mis caderas comenzaron a moverse lentamente, rozándola de forma provocativa, mordiéndome el labio al separarme porque a decir verdad, aquellos movimientos la eran bastante... Sugerentes, por decirlo de alguna manera.

Justo cuando iba a volver a besarla, fue mi teléfono el que sonó.

-Mierda. –Susurré alargando la mano para coger el teléfono. Justo sentí las manos de Lauren apretar mi trasero contra ella y suspiré mordiéndome el labio, apretando los ojos al descolgar. -¿Sí?

-Camila, soy Scott. –Escuché la voz del enfermero ayudante del doctor Parker. –Tengo una urgencia y sé que es tu día libre, pero necesito tu ayuda.

-¿Qué ocurre? –Fruncí el ceño mientras la cara de Lauren estaba entre mis pechos, mordiendo la piel que quedaba entre ellos y provocando que agachase la cabeza soltando un suspiro.

-¿Recuerdas a Cristine Fawler? ¿Tu paciente? –Escuché la voz a través del teléfono y a la vez sentía los dedos de Lauren rozar mi sexo por encima de la ropa interior.

-Dios mío... -Susurré en bajo por la mano de Lauren, moviendo la cadera contra su mano lentamente. –Digo.. Sí, sí que la recuerdo..

-Pues ha despertado. ¿Qué hago? ¿Qué tengo que hacer? –Preguntaba el enfermero.

-Tú sólo... Hazle un chequeo para... -Me humedecí los labios y eché la cabeza hacia atrás. –Comprobar que todo esté bien y ya...

-Pero...

-Scott me pillas en mal momento, llámame luego. –Colgué inclinándome para besar a Lauren mientras mis caderas se movían cada vez más rápido contra su mano, y pude ver la sonrisa de la morena en el rostro.

-La doctora Cabello está muy solicitada.. –Susurró en bajo, dándome con la lengua en el labio inferior pero sin dejar de mover los dedos por encima de mi ropa interior.

-La doctora Cabello ahora no está. –Susurré acomodándome encima de ella para poder moverme mejor. –Ahora está Karla. -Me mordí el labio suavemente y comencé a balancear las caderas contra su mano soltando un jadeo por la presión que ejercían sus dedos contra mi entrada, y mis manos se aferraban a su cuello. Su mano se coló por debajo de mi ropa interior y... Sonó su móvil. Lauren estiró el brazo y yo lo agarré con fuerza. –Te juro que si coges ese móvil te mataré.

Lauren me miró un momento y soltó el teléfono, volviendo a sumergir su mano bajo mi ropa interior, moviéndose de forma lenta, casi desesperante.

-¿Cómo se siente eso? ¿Uh? –Me daba besos por el cuello al estar inclinada contra uno de sus hombros mientras mis caderas se movían en busca de más fricción.

-Cállate. –Le dije con un gruñido frustrando, sintiendo cómo Lauren entraba en mí y lo único que pude hacer es soltar un jadeo de alivio al notarlo.

-¿Y cómo se siente ahora? –Sus dedos iban rápido y tuve que apretar el borde de la silla tras sus hombros, gimiendo contra su oído.

-Mierda Lauren.. –Mordí su cuello sin dejar de mover las caderas lo más rápido que pude.

Sus manos recorrían mi espalda bajo la camisa, acariciándome a su antojo mientras con la otra mano no cesaba de embestirme y tenía que controlarme para no gemir y darle ese placer de tenerme muriéndome cada vez que me tocaba. Eché la cabeza hacia atrás y arqueé la espalda, sin dejar de mover las caderas contra sus dedos y sintiendo la boca de Lauren atrapar mis pezones a través de la camisa, dejándolas algo mojadas por su saliva, provocando que mi cuerpo comenzase a tensarse. Lauren buscaba mi boca para besarla, pero sus besos no eran correspondidos, me quedé con los labios entreabiertos contra los suyos que sonreían de la misma forma, sabiendo lo que estaba provocando en mí. Apreté la mano en su cuello hasta que colapsé, soltando un gemido que había estado reteniendo bastante tiempo entre gemidos que parecían quejidos y jadeos.

Tras un minuto escaso, aparté el rostro del de Lauren permaneciendo abrazada por ella que me miraba con una sonrisa.

-¿Sabes lo sexy y adorable que eres cuando te corres?

Me levanté con una sonrisa subiéndome la ropa interior delante de ella, de pie entre sus piernas, abrochándome la camisa lentamente.

-No, no lo sabía. –Sonreí inclinándome para besar sus labios, pero me incorporé de nuevo para coger un vaso de zumo y darle un sorbo.

-¿Te has dado cuenta del hecho de que eres mi novia? –Me quedé mirándola un momento y asentí esbozando una sonrisa por fin.

-Nos acostumbraremos a ese término, aunque ahora me suene rarísimo. –Arrugué la nariz y reí, mirando mi vestido tirado por el salón. –¿De verdad no estuve tan mal anoche? –Fruncí el ceño con una pequeña sonrisa, viéndola levantarse de la silla negando.

-¿Por qué estás tan obsesionada con eso? Si me quedé dormida después de hacerlo es porque me dejaste agotada. –Rio ella, y no pude evitar sonreír abrazándola por la espalda, dándole un beso en la nuca. –Karla, eres adorable.

*         *        *

Lauren's POV

Camila estaba liada con unos asuntos y, su coche no estaba porque lo tenía en el hospital, así que me había pedido que llevase a Sofi a casa de unos amigos en Orange County. Esperaba en el coche a que saliera, mirando al frente porque no sabía cuánto iba a tardar. En realidad, no conocía ni a su hermana pero estaba en la puerta de su casa, así que no había problema.

Tras unos minutos, una chica morena, igual que su hermana en el físico pero en el rostro era diferente. Las dos latinas pero preciosas. Al verme, Sofi se quedó mirándome a través de la ventanilla del coche sin moverse. Bajé la ventanilla y me asomé un poco.

-¿Sofi? –Pregunté por si no era ella, pero asintió. Sonreí y abrí la puerta. –Tu hermana me ha pedido que te lleve, ella está trabajando.

Sofi no podía articular palabra, así que dejó su bolso en el asiento trasero y se sentó a mi lado.

-Joder, eres Lauren Jauregui. –Me reí un poco y fruncí el ceño, arrancando el coche.

-¿Por qué lo dices así? Sí, soy Lauren. –Giré el volante mirando por el retrovisor para salir del aparcamiento, con una mano en la palanca de cambios.

-Lo sé. Pero sales en todas las revistas con Kaylee, o salías. Ahora sales sola, pero sales. –Me señaló y lo pude ver de soslayo, saliendo del aparcamiento con facilidad para tomar la carretera.

-Esas revistas son una mierda, no las leas. –Le dije negando, con una mano en el volante y la otra en la palanca. Me había remangado las mangas de la camisa para estar más cómoda.

-De todas formas, ahora eres la novia de mi hermana. Estoy flipando. –Sonrió y yo también lo hice.

-Mi hermana me dijo que eres buena en el sexo. –Me encogí de hombros y giré el volante.

-Exagera.

-Camila nunca ha dicho eso de nadie, créeme. Y me sé todas sus relaciones. –La chica miraba el móvil y fruncí el ceño con una sonrisa.

-¿No eres un poco cotilla tú?

-Puede. Ella me cuenta sus cosas y yo le cuento las mías. ¿Qué te gusta tanto de Camila?

-¿Por qué lo preguntas? –Seguí conduciendo mirando al frente.

-No pareces el tipo de chica que lo tira todo y se muere por una tía, ¿sabes? Ellas se mueren por ti.

-Ya, pero es que tu hermana es un conjunto de todo lo bueno que puede haber en el mundo. –Respondí simplemente, mirándola en un semáforo. -¿Por qué te interesa tanto el sexo lésbico?

-No sé... Supongo que mi hermana nunca quiso contarme nada, y no sé nada sobre su condición sexual en ese aspecto. –Jugó con el móvil mirándome con media sonrisa.

-Bueno, pues... Es algo más húmedo que el sexo con un chico. No sé cómo explicártelo. Es mejor que con un chico seguro.

-¿Cómo lo sabes, si no has estado con ningún chico?

-¿Y tú que sabes? –Me giré a mirarla, aparcando en la casa de sus amigos. –Pásatelo bien.

-Lo haré, no os preocupéis. Y gracias por traerme, Lauren.

Sonreí y dejé que se fuese.


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