Carne de Cañón

By JavierPaissan

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El temor mas grande de la Humanidad se ha vuelto realidad; miles de flotas Zentradi realizan un ataque masivo... More

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
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Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38

Parte 20

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By JavierPaissan


Lynn recibió el alta el día anterior al salto de la Bramante y pudo regresar al campamento junto a los demás niños. Nicola incluso permitió al anciano Voldoriano visitar brevemente a Margarita, quien si bien continuaba sedada, había respondido de forma favorable a los antibióticos y la infección había podido ser controlada a tiempo.

Aquel grupo de chicos y chicas se había vuelto rápidamente el centro de atención de todos los que visitaban el Hangar Principal y su presencia era celebrada por todos, incluso los más hoscos y veteranos soldados de la Bramante.

Si bien los niños no abandonaban la seguridad de las tiendas de campaña, solían espiar el movimiento de la tripulación colgados de las lonas o asomando las peludas cabezas por entre los pliegues de las carpas. Incluso llegaron a aprender y repetir las canciones que los tripulantes que trabajaban limpiando los pisos cantaban a coro durante su tarea, para delicia de todos los hombres que los escuchaban en el hangar.

Lynn pronto se recuperó por completo y asumió las tareas de limpieza y organización del campamento. Era una escena común verla recorrer el hangar de un lado a otro mientras ayudaba al personal de cocina a llevar las viandas a los niños, la ropa sucia o cualquier otra tarea que requiriese de manos fuertes y ágiles.

Pronto fueron confeccionadas ropas especiales para ellos (Incluso con el requerido orificio para acomodar la cola felina típica de aquel pueblo) y todos los niños vistieron versiones en miniatura de los uniformes de trabajo de los tripulantes de la Bramante.

Los ingenieros del hangar pusieron especial cuidado en proteger a los niños durante el peligroso FOLD en el espacio desconocido. Varios asientos fueron atornillados al piso y asegurados con anclajes especiales, de modo que todos los niños pudieran resisitir las sacudidas y no salir heridos en caso que las cosas se pusieran feas.

Camila se ofreció a permanecer en el campamento durante el peligroso salto y aquello alegró a los niños, especialmente a la propia Lynn, quien si bien parecía haber perdido un poco la agresividad contra los tripulantes, solo hablaba con Camila cada vez que la chica pasaba por allí.

—Todo va a salir bien. —aseguró la oficial Hughs mientras ayudaba a ajustar los arneses de seguridad en donde se habían sentado los niños. —Será como una montaña rusa.

—¿Que es una montaña rusa? —preguntó el niño llamado Nano?

—Es como un tren, pero para divertirse. —explicó Camila cerrando las hebillas con cuidado. —¡Va muy rápido y pega vueltas y hasta puedes ir cabeza abajo! ¡Es muy emocionante!

Una vez que todos estuvieron preparados, Camila ocupó su propio asiento junto a Lynn y el anciano Tobias e informaron por radio que todo estaba listo en el campamento.

Las luces se atenuaron en cuanto los capacitadores se descargaron de toda la energía acumulada desde hace días. Cuando los temblores comenzaron, algunos de los niños dieron exclamaciones de temor a pesar de las palabras reconfortantes de la oficial.

Tal y como lo temían, no era un Salto FOLD normal. Si bien la Super FOLD GATE que los había llevado allí había resultado ser una transición casi imperceptible, intentar escapar de aquella dimensión usando una burbuja WARP tradicional demostró ser un proceso mucho más difícil de lo que esperaban.

Lo primero que notaron fué la oscuridad total que envolvió a toda la nave. No era la ausencia de luz, claramente la iluminación de emergencia estaba activa por toda la fragata, pero las luces estaban como atenuadas, sin brillo; apenas unos círculos de colores apagados que resaltaban con el resto del ambiente.

Los mismos colores parecían haberse extinguido; como si uno de esos filtros de películas antiguas hubiese sido aplicado a la misma realidad.

Los hombres y mujeres del puente de mando permanencia en silencio a medida que los minutos pasaban. No había ningún indicio de movimiento dentro o fuera de la nave; ni siquiera las distorsiones ópticas típicas del subespacio FOLD que creaban un efecto de imagen doble o triple a medida que los fotones entraban en un estado de enlazamiento cuántico que los hacía multiplicarse en varios estados del espectro.

Boris fué quien rompió el silencio y su voz sonó áspera y casi desesperada.

—¿Qué es lo peor que puede pasar? —preguntó inclinándose hacia atrás en su silla.

—Por lo pronto, podríamos aparecer en otro lugar completamente desconocido. —dijo Jarvis. —Eso de por sí ya sería bastante malo.

—Tal vez podríamos aparecer en otra galaxia. —observó Gabriel. —¿Recuerdan lo que sucedió en esas ruinas de la Protocultura hace unos años? Salió en todas las noticias.

Boris sacudió la cabeza. —Para mi era todo un show mediático de esa PMC que esponsorea a Rankia Lee. —¿Una conexión de datos hacia otra galaxia en tiempo real? ¡Imposible! —afirmó.

Owen levantó la cabeza desde su silla. —El peligro mayor no es aparecer en una u otra galaxia... sino en ninguna de ellas. —dijo.

Los hombres asintieron en silencio. Si la Bramante aparecía en medio del espacio intergaláctico, estarían condenados a una muerte lenta y agobiante.

Los minutos pasaron lentamente mientras los hombres miraban las pantallas con nerviosismo. ¿Estaban realmente yendo hacia algún lado? Las vibraciones no habían cesado del todo, pero eran apenas un ruido de fondo en lo que parecía ser una calma previa a la tormenta; el aire mismo parecía pesado, cargado de expectación.

¡Bang! La sacudida fué tan fuerte que Boris perdió sus auriculares cuando su cabeza se zarandeó de un lado a otro. Hubo un chasquido eléctrico y las luces recuperaron su brillantez.

—¡Mierda! —exclamó Jarvis. —¡Eso se sintió fuerte!

—¡Reporte! —ordenó el Capitán Owen.

—Burbuja WARP intacta. —reportó Fritz.—Seguimos en viaje subdimensional... ¡Oh!

Todos vieron con asombro como los espejismos visuales de distorsión se formaban en el CIC. Jarvis lanzó un grito de victoria.

—¡Estamos en el Subespacio estándar! —exclamó volviéndose hacia donde estaba sentado el Capitán.

—Rápido, quiero un informe de daños. —pidió Owen apretando con fuerza los apoyabrazos de su silla.

Los hombres se pudieron manos a la obra de inmediato. Pronto el rostro de Tali apareció en una de las pantallas.

—Tuvimos una fuerte sacudida en toda la nave... Tenemos algunas brechas de tuberías y cableado aquí y allá, pero nada serio por suerte. —informó la Meltran. —Todas las secciones de la nave reportan que están operacionales y no reportan heridos ni lesionados —agregó para alivio del hombre.

—Excelente. —respondió el Capitán.

De inmediato se contactó con la Oficial Hughs, quien informó que todos estaban bien en el hangar; la sacudida había sido fuerte y habían volado un par de platos y cobijas sueltas, pero los niños estaban bien, aunque bastante asustados.

Owen apagó la pantalla y fijó su vista en el radar dimensional. El enorme globo holográfico proyectaba una representación en 3D del plano subdimensional por delante de la nave a medida que atravesaban la ruta planificada. La burbuja WARP rodeaba el pequeño modelo de la Bramante ubicado en el centro de la esfera y mostraba la interacción del medio a medida que avanzaban por los pliegues del espacio-tiempo.

—No me gusta. —dijo el Capitán mirando la extraña forma alargada que había adoptado el escudo de energía que rodeaba a la nave. —¿Por qué tiene esa forma inusual? ¿Por qué no han cesado las vibraciones?

—Es por la energía residual atrapada en la burbuja WARP. —explicó Fritz. —La Bramante se ha traído consigo algo de esa energía extraña que nos rodeaba y parece no reaccionar muy bien con las leyes físicas de nuestro propio universo... probablemente.

Jarvis miró al joven científico. —¿Eso es malo? —preguntó.

—Supongo que estamos a punto de averiguarlo. —sentenció el joven acomodando los lentes.

No se equivocaba. El radar holográfico sufrió una alteración y su escala pareció adaptarse para mostrar los últimos tramos del salto.

—¿Eh? ¿Ya llegamos? —preguntó sorprendido Boris. —¿Cuánto hace...?

—Ni veinte minutos. —respondió Jarvis tragando saliva. —Se supone que este salto debería durar más de seis horas.

La esfera alrededor de la fragata se tornó amarilla y un indicador comenzó a mostrar el porcentaje de energía que quedaba en la misma.

—La burbuja WARP ha iniciado el proceso de desacoplamiento. —informó Jarvis. —Los sistemas de navegación están preparando el vector de inserción sub-espacial.

—Crucen los dedos. —pidió el Capitán. —Y prepárense para el impacto.

Desde la proa de la nave se disparó un haz de energía hacia el tejido espacial plegado frente a la nave. En el punto en el que dicho rayo alcanzó el tejido dimensional comenzó entonces a formarse un arco de salida.

—Prepárense para DEFOLD Inminente. —advirtió el enorme timonel. —Esto se va a poner movido de un momento a otro.

La Bramante alcanzó la herida abierta en el campo FOLD y penetró la mancha de luz a toda velocidad mientras las burbuja WARP se desintegraba a medida que la nave emergía del otro lado, fué allí en donde la energía extraña proveniente del otro universo tras las FOLD GATES se liberó de pronto en forma de una masiva explosión de luz dorada.

Aquella enorme onda de energía hizo que los Zentradis detuvieran repentinamente su incesante ataque y se volviesen casi de inmediato hacia el origen de aquella poderosa emisión.

¡Múltiples contactos enemigos! —informó Gabriel en cuanto la energía se restauró en el CIC. —¡Curso 267, Elevación 26! ¡Distancia 139.000 kilómetros! ¡Tres contactos grandes, numerosas firmas de calor menores!

El radar holográfico se sacudió y los contactos enemigos aparecieron en la periferia del mismo. De inmediato la escala se adaptó al teatro de operaciones y los indicadores del radar de amenazas mostraron que las naves Zentradi estaban apuntando sus sensores y armas hacia ellos.

—¡Posiciones de combate! ¡Prepárense a desplegar todos los cazas! —gritó Owen quitándose el arnés de su silla mientras se ponía de pie.

El enorme arco de energía todavía no se había disipado del todo y la Bramante aceleró a velocidad de combate mientras sus torretas rotaban en posición de disparo y los escudos se cargaban alrededor del casco. La alarma general de ataque sonó en todo el interior de la nave y los hombres corrieron a sus puestos de combate.

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—Protegelos, Lynn. —pidió Camila mientras se quitaba el arnés de seguridad. —Tengo que salir a luchar.

La joven chica-gato asintió en silencio mientras vió salir a su amiga corriendo de la tienda. El hangar bullía de actividad. Los técnicos habían quitado los amarres de los cazas y ya estaban trayendo los vehículos de soporte para encender los motores. Pronto llegaron varios transportes trayendo a los pilotos de Alpha y Delta, quienes saltaron de los mismos antes que se detuvieran y corrieron a sus respectivas estaciones de repostaje.

—¡Camila! —gritó Ximena levantando el brazo. —¡Rápido!

La joven llegó corriendo junto al VF-171 S2 en el momento que los técnicos colocaban las escaleras junto a la cabina abierta. Delta 1 había sido completamente reparado hacía poco y aún no había sido pintado; las partes del blindaje que el Jefe Aichi había reemplazado mostraban aún brillo del metal recién pulido.

—¡Aprisa! —gritó la Teniente Hernandez lanzando el casco de vuelo. Camila lo atrapó en el aire y se lo puso mientras su compañera comenzaba a subir por la escalerilla.

Los primeros cazas del escuadrón Alpha ya estaban rodando por las pistas en dirección a las posiciones de despegue. Los banderilleros corrían de un lado a otro agitando las balizas luminosas, guiando a las aeronaves para ubicarlas frente a las enormes puertas, que pronto comenzaron a abrirse.

La batalla estaba a punto de comenzar.

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—¿Dónde mierda estamos? —preguntó Owen. —¿Es...?

—Estamos en la marca. —aseguró Jarvis. —HR 18639, las firmas gravitacionales coinciden con el catálogo estelar.

HR 18639 era un sistema binario compuesto por una estrella blanca de magnitud 1,4 apenas un poco más grande que el Sol llamada HR 18639-A. Su compañera más pequeña, HR 18639-B era una enana roja que orbitaba a una gran distancia, por lo que su gravedad había afectado muy poco al disco protoplanetario que se había formado alrededor de la gran estrella blanca.

Aquel disco de polvo, gas y metales pesados había empezado a formar algunos protoplanetas en las partes internas del sistema. Dos enormes gigantes gaseosos, ya casi completamente formados, habían acumulado gran parte del material del disco y lentamente habían comenzado a ejercer su influencia gravitacional en el resto del material que orbitaba alrededor. La Bramante apareció dentro del pozo gravitacional del más grande de ellos; un planeta tipo Júpiter con una tumultuosa atmósfera amarillenta de Hidrógeno y Helio cargada de actividad eléctrica.

—Dos de los contactos se dirigen hacia nosotros, el tercero no ha cambiado su ruta.... ¡Un momento! ¡Detecto una señal IFF amiga! —exclamó Gabriel volviéndose hacia el Capitán Owen.

—¿Es...?

—¡Es la Planck! —exclamó Jarvis. —¡Están bajo ataque!

El contacto verde apareció en el radar holográfico, casi tocando al enorme gigante gaseoso. De inmediato el sistema mostró la información referente a los demás enemigos detectados en el campo de batalla. Cada enemigo recibió una etiqueta especial para distinguirlos durante el combate; Papa 1 y Papa 2 se acercaban rápidamente a ellos mientras que el contacto designado como Papa 3 continuaba atacando a la nave de investigación.

—Son Clase Picket. —dijo Owen leyendo en voz alta los datos del radar. —Con seguridad parte de un grupo de exploración. ¡Deprisa! ¡Denme un enlace de datos seguro con la nave de investigación!

Boris se puso manos a la obra de inmediato y el array de comunicaciones de la Bramante apuntó sus antenas hacia el gigante gaseoso.

—Mierda. —maldijo el Oficial

—¿Qué sucede ahora? —preguntó Owen.

—La Planck está dentro de la magnetosfera del planeta y ninguna señal puede llegar hasta ella... ¡No puedo enlazar las comunicaciones con nuestros arrays directos! —respondió.

—¿Por qué están tan cerca de ese planeta? —exclamó el Capitán viendo la información del contacto.

Jarvis señaló el radar holográfico. —Si sólo tuviéramos a nuestra disposición un escuadrón de Enlace Situacional que pudiera establecer una comunicación alternativa en el campo de batalla... —exclamó sin disimular la ironía en sus palabras.

—No te hagas el listo, maldita sea. —le respondió Owen. —Enviaremos a Delta para hacer ese trabajo en cuanto limpiemos la primer oleada del ataque.

La distancia se redujo considerablemente y el enorme planeta pronto ocupó todo el espacio frente a la Bramante. Ya podían verse a lo lejos las luces provenientes del intercambio de fuego entre la nave de investigación y la nave Zentradi que la asediaba a poca distancia.

—¡9000 kilómetros! —anunció Gabriel. Ya no había más tiempo de planificar; era hora de confiar en el poder de las armas y la voluntad de los hombres que las empuñaban.

—¡Fuego! —ordenó el Capitán.

La Bramante disparó sus cuatro cañones frontales y las líneas azuladas cortaron el espacio a la velocidad de la luz. La nave Zentradi a la vanguardia recibió un impacto directo a babor que provocó un gran daño y explosiones internas a lo largo del casco, pero aún así la nave devolvió el fuego con los cañones que todavía tenía intactos.

—¡Acciones evasivas! —gritó Owen.

La Bramante disparó sus propulsores de maniobra para cambiar de trayectoria. Las descargas de artillería de las dos naves Zentradis pasaron a ambos lados de la fragata sin causar daños.

—¡Preparados para contra-fuego de batería! ¡Jarvis mantén la distancia a toda costa! ¡Vamos a demostrar a esos Zentradi como lucha el Batallón 612!

A escasos 100 kilómetros de distancia, las nuevas torretas de energía instaladas en la proa de la Bramante se prepararon para abrir fuego. Las compuertas de misiles ubicados a ambas bandas se abrieron de par en par y una docena de misiles anti-nave salió a toda velocidad en dirección a los contactos enemigos.

Owen conocía muy bien a que se enfrentaba y no tuvo problemas en predecir el siguiente ataque de los Zentradi;—¡Activen las defensas de punto! —gritó antes siquiera de ver los contactos aparecer en el radar.

Los misiles enemigos llegaron en ese momento; unas dos docenas de enormes misiles de casi diez metros de largo con un poder destructivo completamente devastador se acercaron rápidamente hacia ellos. Las baterías de defensa antimisiles comenzaron a saturar el área delante de la fragata con fuego ininterrumpido y los misiles enemigos estallaron como enormes esferas de luz a menos de diez kilómetros de distancia.

Todo el espacio pareció llenarse de explosiones. Pronto las descargas de artillería enemigas llegaron en oleadas y algunas impactaron en el escudo de energía de la Bramante. Jarvis maniobró la nave, esquivando las peligrosas descargas de luz esmeralda mientras los cañones devolvieron el fuego sin cesar. En ese momento varias estrellas fugaces pasaron por encima y debajo de ellos; eran los cazas de combate que se dirigen a toda velocidad a interceptar las armaduras enemigas, que habían aparecido en el radar holográfico como un enjambre de pequeños puntos rojos.

—¡Fuego a discreción! —gritó Owen. —¡No dejen que se acerquen!

La Bramante disparó todo su armamento en dirección a los atacantes, ya a una distancia tan corta que podían verse a simple vista.

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—¡Nueve en punto! —exclamó Ximena. —Formación B ¡Ataquen!

Los tres VF-171 se desplegaron formando un triángulo y dispararon sus misiles de largo alcance, tras lo cual aceleraron y se prepararon para el combate cercano. Un escuadrón de Regulds compuesto por media docena de unidades se dirigió hacia ellos a toda velocidad esquivando el ataque de misiles y respondiendo con sus armas láser. Uno de los Reguld tenia equipada un vaina de misiles de corto alcance, pero no llegó a dispararlos a tiempo; un certero disparo de Delta 2 lo destruyó antes que pudiese siquiera fijar su blanco en los escurridizos cazas humanos.

Los VF-171 tenían la ventaja en velocidad y furtividad. Los sistemas de armas Zentradi apenas podían mantener el blanco en aquellas naves, obligando a los guerreros a usar sus armas en modo manual. Así y todo eran adversarios formidables; el combate arreció y se volvió extremadamente brutal. Ximena y sus compañeros se vieron obligados a luchar casi cuerpo a cuerpo con aquellas mortales armaduras, usando al máximo su experiencia de trabajo en equipo para sacar toda la ventaja posible a la velocidad y movilidad de sus naves.

Tras diez minutos de sangriento combate, el último de los Reguld estalló en una bola de fuego bajo los certeros disparos del Gunpod de Ximena.

—¡Reporte! —ordenó la joven una vez que las explosiones hubiesen cesado.

—Delta dos, operativo!

—Delta tres, operativo!

—Nuevo vector de intersección, rumbo 0,9,0. —indicó Camila desde su puesto detrás de Ximena. —Elevación -120, catorce clicks, cuatro contactos hostiles.

—¡Conmigo! —exclamó la Teniente Hernandez. —¡Formación G!

El escuadrón Delta salió a toda velocidad en dirección al siguiente grupo de enemigos que intentaban acercarse a la fragata, pero no llegaron muy lejos.

—Delta, nuevas órdenes. Informó Gabriel desde la Bramante.

—Aquí Delta, lo recibo fuerte y claro. —respondió Camila tomando el control de las comunicaciones.

—Diríjase de inmediato hacía la Planck; necesitamos un enlace directo con esa nave y están demasiado cerca de la magnetosfera de ese planeta; nuestras comunicaciones directas no funcionan. Curso de intercepción 2-7-2, ¡Deprisa!

—Entendido, Delta fuera.

—Ya oyeron. —ordenó Ximena. —Tenemos que enlazar con esa nave y proveer comunicaciones a la Bramante. ¡Adelante!

Los tres cazas cambiaron de rumbo al unísono y se dirigieron a toda velocidad hacia el planeta, en donde el fuego de los cañones láser era perfectamente visible a la distancia.

Allí se encontraban peleando los restos del escuadrón Bravo y Charlie, agrupados alrededor de la seriamente dañada Planck tratando de rechazar las interminables oleadas de atacantes Zentradi.

—¡Delta tres! —indicó Ximena. —¡Enlace con la Planck y mantenga abierto el Datalink-FOLD, Delta dos y yo los cubriremos!

—Entendido. —respondió Ray, el piloto de Delta tres pasando a modo Battroid mientras sus compañeros asumen posiciones defensivas a su alrededor; su presencia había sido notada ya por varios escuadrones enemigos, quienes de inmediato abortaron su ataque y cambiaron de rumbo para interceptar a los nuevos contactos; Al menos dos escuadrones de Reguld liderados por un Glaug se lanzaron al ataque.

—Esto se va a poner interesante. —dijo Ximena mientras observaba a los enemigos que se dirigen hacia ellos. —Deltra tres, continue con la operación, nosotros los detendremos. —ordenó haciendo una señal al otro VF-171.

Ambas naves aceleraron y salieron al encuentro de las armaduras enemigas mientras Delta tres desplegaba los equipos de comunicaciones. Los hombros del robot se abrieron revelando un array de antenas y discos de transmisión. El enlace de comunicaciones que Delta estaba creando utilizaba las propiedades del espacio dimensional para enviar datos por el sub-espacio, evitando las interferencias del campo del batalla o, en este caso, el poderoso campo magnético del gigante gaseoso que se extendía debajo de ellos.

—¡Enlace abierto! ——exclamó el piloto de Delta tres. —Transmitiendo a máxima potencia.

En la pantalla frente a Ximena aparecieron dos ventanas de transmisión de video simultánea. La chica reconoció de inmediato los rostros de los dos jóvenes pilotos del escuadrón Bravo, pero no les prestó demasiada atención; estaba a punto de iniciar el combate con una docena de armaduras enemigas y necesitaba total concentración.

—¡Fuego a discreción! —gritó la joven apretando el gatillo.

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—¡Capitán! —gritó el mellizo de pelo rojizo.

—Yo sabía que usted nunca nos abandonaria! —exclamó el otro joven de cabellos azulados con lágrimas en los ojos.

Aquella transmisión estaba siendo recibida también en la Bramante. Owen señaló la pantalla con tono molesto. —¡Dejen de usar la frecuencia de emergencia para tonterías! —grito mientras extendía las manos haciendo un gesto hacia la pantalla. Las dos ventanas con los rostros de ambos jóvenes pilotos se apartaron a ambos lados del radar y otra transmisión de video ocupó la posición central. Todos pudieron ver el rostro del líder del escuadrón Bravo, el joven piloto de la cola de caballo y mirada relajada que siempre estaba de buen humor.

—Tienes una cara de terror. —observó Jarvis. —¿Cómo están las cosas? —preguntó.

El rostro demacrado del hombre se dió el lujo de esbozar una sonrisa. —Mal. —reconoció con voz cansada. —Han llegado justo a tiempo... esos hijos de puta estuvieron a punto de matarnos a todos.

En ese momento los datos del enlace que Delta tres estaba enviando por el Sub-Espacio FOLD fué procesada por la computadora de la Bramante y la información de los escuadrones Bravo y Charlie apareció en el radar de situación táctica.

—Mierda. —dijo Owen al ver las pérdidas sufridas por aquellos hombres.

—Estamos casi sin munición. —confirmó el piloto desde la pantalla de video. —Unos minutos más y hubiésemos colapsado por completo. —aseguró.

—Replieguense de inmediato hacia la Planck. —ordenó Owen haciendo un gesto con la mano. —Iremos hacia allí a toda velocidad.

—Entendido... y gracias, Capitán. —dijo el hombre sin dejar de sonreír.

La imagen desapareció y los hombres quedaron en silencio.

—Jarvis. —dijo Owen volviéndose hacia el puesto del timonel. —Quiero que nos lleves hasta la Planck, no importa lo que haya delante; tenemos que salvar a nuestros hombres a toda costa.

—Entendido, Capitán. —respondió el enorme oficial abriendo una comunicación con Ingeniería. —Tali.

—Dime guapo. —respondió la Meltran enfundada en su traje antiflama desde la pantalla holográfica proyectada frente al puesto del timón.

—Pon todos los escudos al frente; distribuye toda la energía que tengamos a los escudos y a los motores; vamos a pasar justo entre esos dos hijos de puta.—ordenó Jarvis haciendo un gesto con el dedo índice hacia delante.

—¡Cuenta con ello! —respondió Tali cerrando la transmisión.

Jarvis colocó la fragata en su configuración de aceleración de emergencia. Los propulsores principales se encendieron a máxima potencia y la nave dió un salto hacia adelante, acelerando a una velocidad vertiginosa mientras los Zentradi descargaban toda su artillería sobre ellos.

Pero la Bramante era demasiado ágil y rápida; varias descargas de aquellos poderosos cañones láser impactaron en sus escudos reforzados sobre la proa, pero los capacitadores lograron absorber el daño y disiparon la energía del rayo mientras la fragata acortaba la distancia rápidamente.

En un abrir y cerrar de ojos la Bramante pasó justo entre ambas naves enemigas, lanzando una salva de disparos desde las tres nuevas torretas láser de 58mm a modo de saludo y despedida. Papa uno, la nave Zentradi que había sido alcanzada al inicio de la batalla recibió una descarga directa casi a quemarropa en la sección central del casco, justo a la altura de su reactor principal. La explosión resultante desató una reacción en cadena que hizo volar la nave en medio de una explosión gigantesca mientras la Bramante se alejaba a toda velocidad en dirección a la atmósfera llena de nubes tormentosas del gigante gaseoso.

—Una menos, quedan dos. —dijo Owen. —¡Aprisa!

La nave Zentradi restante inició un viraje de emergencia para perseguir a la fragata enemiga, momento que fué aprovechado por el Escuadrón Alpha para atacar los flancos expuestos con sus misiles de reacción.

Casi todos fueron interceptados por las defensas de punto, pero las enormes explosiones cegaron momentáneamente a los artilleros, quienes no pudieron reaccionar a la increíble velocidad con la que los VF-11 se arrojaron sobre ellos. En un abrir y cerrar de ojos una media docena de cañones de artillería quedaron inutilizados por el ataque certero de los cazas, quienes no se quedaron allí para admirar su obra de destrucción.

—¡Rápido! ¡Tenemos que ayudar a los de Bravo y Charlie! —gritó el líder de Alpha por la radio. —¡Que nadie se quede atrás o juro que se las verá conmigo!

El Escuadrón Alpha partió a toda velocidad tras la fragata mientras los Zentradi trataban de perseguirlos en vano.

Cuando la Bramante llegó al área donde Bravo y Charlie defendían la enorme nave de Investigación se encontraron con un panorama desolador; la nave estaba severamente dañada y toda la estructura piramidal central mostraba enormes cráteres allí donde los disparos enemigos habían atravesado el escudo de energía. Ahora que solo una nave disparaba contra ella, los escudos habían vuelto a cargarse, repeliendo de alguna forma aquellas descargas incesantes.

—¡Fuego! —gritó Owen.

La Bramante disparó todo su armamento frontal hacia la nave clase Picket que le daba la espalda, destruyendo por completo la sección de popa junto con los motores y hangares traseros. Algunas torretas lograron devolver el fuego hacia la fragata que se aproximaba a toda velocidad, pero era demasiado tarde. Los Zentradi iniciaron un viraje cerrado para intentar contraatacar de forma desesperada a los enemigos que ya no estaban allí. Los cañones giraron en busca de un blanco sin encontrar nada más que humo y restos de metal retorcido que flotaban junto a la nave herida de muerte. La Bramante hizo una pasada por debajo mientras sus torretas barrían con fuego constante el vientre de la nave dañada, que explotó momentos después en una inmensa bola de fuego.

—Solo queda una. —dijo Jarvis girando el Timón. —Terminemos con esto de una buena vez.

Dieron un giro alrededor de Planck y contemplaron anonadados los terribles daños que la nave había recibido; sus propulsores estaban destruidos por completo y toda la nave estaba envuelta en una cortina de humo producto de los numerosos incendios que se habían producido en su interior.

—Se ve mal. —dijo Owen. —Muy mal.

No tuvieron demasiado tiempo para contemplar el desastre; la última nave Zentradi se aproximaba a toda velocidad disparando los pocos cañones que quedaban operativos hacia la pequeña fragata. Jarvis posicionó la nave en curso de colisión y aceleró a toda potencia al encuentro de aquel bólido mientras los cañones principales abrían fuego en forma intermitente.

La nave Zentradi recibió dos disparos directos; uno de ellos perforó el centro de la proa y atravesó por completo la nave de punta a punta, atravesando el puente de mando de la misma y matando a todos los tripulantes en el acto. La nave, sin nadie que la dirigiese pasó inofensivamente junto a la Bramante con sus cañones ya silenciados dejando una estela de humo tras sí y se sambuyó entre las nubes tormentosas del planeta gaseoso donde desapareció para siempre.

Mientras Jarvis giraba la nave, Alpha y Delta despacharon a las últimas armaduras Zentradi que quedaban aun luchando alrededor de la nave de investigación. Cuando la fragata llegó hasta ellos, ya no quedaban Zentradi vivos en el campo de batalla. De inmediato despegó el transporte desde el hangar de la Bramante para rescatar a los pilotos de Bravo y Charly que se habían eyectado durante la batalla.

—Planck ¿Me recibe? —exclamó Owen abriendo un enlace de comunicación con la nave.

Tras unos segundos de incertidumbre, una ventana de video se abrió sobre el radar holográfico y el rostro conocido de la Sargento Miles apareció en el.

—Justo a tiempo. —exclamó la mujer visiblemente aliviada.

—¿Cómo están las cosas allí? —preguntó Owen yendo al grano.

—Mal. —respondió igualmente la mujer sin darle vueltas al asunto. —Control de daños está tratando de extinguir los focos de incendio, pero no tenemos propulsión; la nave está en curso de ingreso orbital sin control.

—Mierda. —dijo Gabriel.

—Prepárense para evacuar la nave. —ordenó Owen. —Intentaremos usar la Bramante para sacarlos de allí, pero si no funciona tendrán que abandonar la Planck.

El Capitán cortó la transmisión y se volvió hacia Jarvis. —La Planck está a punto de ingresar a la atmósfera; si no alteramos su curso la perderemos.

El enorme oficial giró el timón y comenzó a maniobrar la nave para un acoplamiento de emergencia. El puerto de amarre no parecía dañado, pero estaban tan cerca del planeta que ambas naves empezaban a experimentar los efectos de la pesada atmósfera. Pronto la Bramante comenzó a vibrar fuertemente mientras Jarvis trataba por todos los medios posibles de realizar aquella maniobra delicada mientras ambas naves descendían cada vez más entre las gigantescas nubes color azufre del planeta gaseoso.

—Aguanta preciosa. —dijo mientras no dejaba de mirar los monitores frente al timón.

La fragata retrocedió y su puerto de acople penetró en la bahía de amarre de la Planck a una velocidad mucho mayor a la señalada en el manual, pero dada la emergencia nadie iba a decir nada al respecto. Una enorme sacudida se sintió en toda la nave una vez que los enormes acoples se hubiesen cerrado sobre el puerto de conexión.

—¡Dock completo! —informó el oficial.

—¡Sácanos de aquí! —gritó Owen.

La Bramante activó sus propulsores ventrales a máxima potencia, pero ni siquiera con la ayuda de Tali desde la sección de Ingeniería pudieron conseguir la potencia necesaria para alterar el curso de la enorme nave.

—No puede ser. —dijo Owen al revisar el curso de ambas naves indicado en el radar holográfico. —No es suficiente... ¡No es suficiente! —gritó con desesperación. —¡Purguen todo lo que puedan de la Planck!

Boris tenía control completo de la nave de investigación ahora que la Bramante estaba acoplada en la parte delantera de la misma. Usando la interfaz de control seleccionó una media docena de módulos de soporte y voló las cargas de separación de emergencia; las enormes estructuras piramidales se separaron en medio de poderosas explosiones y comenzaron a caer y desaparecer entre las nubes.

—No es suficiente. —repitió Jarvis mirando como la línea de reingreso sólo se había curvado ligeramente hacia arriba. —Todavía somos muy pesados. —se lamentó.

—¡Boris!

—¡No hay nada más para purgar! —exclamó el Oficial con desesperación.

—¡Mierda! —volvió a maldecir el Capitán.

Se hizo el silencio en el CIC. Todos sabían lo que iba a ocurrir entonces. Owen se quitó la gorra de Capitán y la apoyó en el respaldo de su asiento.

—Jarvis, inicia el desacople de emergencia. —dijo con voz firme. —Den la orden de evacuación a todos en la Planck; la nave está oficialmente perdida. Tenemos que salir de aquí antes que...

—¡DEFOLD Detectado al frente! —gritó de pronto Gabriel. Todos los ojos en el CIC de la fragata se volvieron hacia la pantalla de video que mostraba lo que sucedía a la proa de la nave.

Hubo un resplandor frente a ellos y una onda de choque barrió con todas las nubes a varios kilómetros de distancia.

—¿Qué mierda está pasando? —gritó el Capitán mientras se cubría los ojos por el resplandor cegador que venía de la pantalla.

Un enorme arco de energía dimensional se expandió frente a ellos y una enorme nave comenzó a emerger de entre la materia luminosa.

—¿Qué? ¿Quienes...? —exclamó Jarvis sin poder creer lo que veía.

Hasta Fritz, quien había permanecido en silencio durante todo el combate se atrevió a levantar la cabeza por encima de su puesto de control. —Son... ¿Son amigos? —preguntó temeroso con apenas un hilo de voz.

La recién llegada estaba solo a un par de kilómetros sobre ellos y ante la atónita mirada de los tripulantes de la Bramante, comenzó a realizar una maniobra temeraria, girando sobre sí misma mientras descendía rápidamente.

—¡Es un portanaves clase Uraga! —exclamó Boris revisando los nuevos datos del contacto en sus pantallas holográficas. —¡Identificación número...!

—Solo se me ocurre una timonel lo suficientemente loca como para poder hacer una maniobra semejante. —dijo Jarvis comprendiendo de inmediato la situación. —¡Iniciando el Desacople de Emergencia! —gritó activando la potencia máxima de la Bramante.

La fragata soltó los amarres magnéticos y se propulsó hacia delante a toda velocidad mientras el enorme portanaves de casi medio kilómetro de largo descendía casi en forma vertical a la vez que realizaba un giro de ciento ochenta grados sobre sí mismo.

Una ventana de video se abrió frente al Capitán Owen y a pesar de la interferencia del campo magnético del gigante gaseoso, la voz clara del Capitán de aquella nave se escuchó bien fuerte en todo el CIC de la Bramante.

—¡Maldición Capitán, tenía un solo trabajo! —lo reprochó el Capitán Homs desde el puente de mando del CVS-181 "Mainstream". —¿Que le ha hecho a mi pobre nave de investigación?

Owen no supo qué responder. Mientras la Bramante se alejaba de allí el enorme Portanaves culminó la temeraria maniobra e inició el atraque con la Planck a una velocidad que hasta a Jarvis le pareció excesiva. Las dos enormes naves se conectaron con un poderoso estampido.

—¡Los refuerzos Zentradis están por llegar! —gritó Homs por la radio. —¡Tenemos que salir ya mismo de este lugar!

No estaba bromeando. En ese momento un centenar de círculos luminosos comenzaron a aparecer sobre ellos a varios miles de kilómetros de distancia. El radar de la Bramante se llenó de contactos enemigos mientras las alarmas volvieron a sonar en toda la nave.

—¡Rápido! ¡Todos vayan hacia la Planck! —gritó Owen por la radio.

Todos los cazas que estaban aún fuera se acercaron a las naves todavía envueltas en humo y desechos. El transporte de la Bramante había logrado rescatar dos cápsulas de escape con sus pilotos aún vivos y fué la última en llegar, entrando a la burbuja WARP que el "Mainstream" estaba generando en ese momento mientras un centenar de destructores y acorazados Zentradi comenzaban a abrir fuego a discreción sobre los jugosos blancos que se destacaban entre las nubes amarillas del gigante gaseoso.

Jarvis activó los propulsores delanteros y la Bramante desaceleró de golpe, dejando que la Mainstream lo alcanzara para poder entrar en la zona de influencia del generador FOLD de ambas naves.

—Permiso para compartir su burbuja, Capitán. —pidió Owen por la radio. —Nuestro generador WARP está completamente seco.

—Encima eso. —respondió el joven Capitán cruzándose de brazos. —¿Necesita algo más, Capitán? —preguntó con sorna.

—Si, pantalones nuevos. —respondió Jarvis con una carcajada.

Frente a ellos apareció el enorme arco de energía dimensional y la Mainstream aceleró sus propulsores auxiliares. Las tres naves atravesaron la materia luminosa justo cuando las primeras descargas de artillería llovieron sobre ellos y las nubes alrededor fueron desintegradas por las poderosas descargas de energía.

Habían escapado por un pelo.

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