La Leyenda del Pretoriano

By Leirawarrior

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Bell es un habilidoso joven de 15 años que viaja a Orario para cumplir su sueño de ser un héroe. Allí, tras v... More

Aclaraciones
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Aviso
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Arte conceptual 1
OVA 1 Parte 1
OVA 1 Parte 2
OVA 1 Parte 3
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Aviso 2
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
La Batalla de Elran Parte 1
La Batalla de Elran Parte 2
La Batalla de Elran Parte 3
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Estado de Bell 1
Memorias de Sangre y Fuego 1
Memorias de Sangre y Fuego 2
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Ova 2: Especial 100 Seguidores (Parte 1)
Ova 2: Especial 100 Seguidores (Parte 2)
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capitulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Ova 3: Los Caballeros de la Doncella
Ova 4: Guerreras de Athenea
Ova 5: Las damas de Firenza
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63

Capítulo 26

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By Leirawarrior

Frente a Bell se encontraba la imponente figura de Godric, el Capitán de la Familia Guinevere, la Diosa de los Caballeros.

El peliblanco había pasado buena parte de la tarde cumpliendo asuntos propios, tales como comprar flechas para su nuevo arco, Ëolwyn, obtenido en la Mazmorra, así como arreglar su armamento dañado y repasar su uso del arco con la ayuda de Naaza, la única hija del dios Miach, que había usado un arco en su etapa de aventurera antes de perder su brazo.

Tras sufrir un intenso ataque de dolor en el pecho que Bell relacionó con los efectos adversos del uso excesivo de maná los días anteriores, el peliblanco se encontró cara a cara con el poderoso Paladín una vez se hubo recuperado.

El hecho de ver a esa persona frente a él provocó una marea de recuerdos en Bell, recuerdos en los que se mezclaban momentos felices y divertidos, pero con la preponderancia del dolor, el miedo y la tragedia. Pero sobre todo, la visión del Paladín fue el detonante de un revoltijo de sentimientos que empapó al chico, donde destacaban la culpa, el pesar y el arrepentimiento. No se sentía digno de dar la cara ante ese honorable caballero...

-Godric-san...- Todo lo que fuera a decir tuvo que esperar, pues sus instintos le advirtieron del peligro cercano, y a una gran velocidad que apenas pudo ser captada por el ojo humano, Godric desenvainó su gran espada, y se lanzó contra Bell, golpeando con su arma al chico con un gran y potente tajo lanzado hacia abajo.

El peliblanco apenas tuvo tiempo de reaccionar, y casi por instinto, pudo desenvainar a tiempo sus espadas y con estas cruzadas sobre su cabeza, detuvo a duras penas el mandoble del Paladín.

-Tch- La fuerza del impacto provocó una onda de aire, que se extendió varios metros, y obligó a Bell a doblar su cuerpo, sometido a la enorme presión del impacto, con sus brazos temblando de dolor, resistiendo como pudo la potencia recibida sobre él. Apenas podía contener el ataque, e incluso el suelo bajo sus pies crujió con fuerza, agrietándose ligeramente. En toda su vida, jamás había sido receptor de un ataque tan poderoso.
No obstante, al momento la presión cedió, y Godric retiró su espada, envainándola tras su espalda, mientras Bell se incorporaba, estirando su cuerpo doblado por la presión, y observando a Godric con confusión, pero alerta a cualquier otro movimiento del caballero.

-Veo que no solo tu cuerpo ha crecido, también lo han hecho tus habilidades de combate- Dijo el caballero con un tono de voz afable, pero que sonaba hueca a causa del yelmo que ocultaba su rostro.
El chico simplemente veía atento al Paladín. No detectaba ninguna intención asesina o sed de sangre provenir de él, así que relajó su postura, aunque no envainó aún sus espadas. Estas temblaban ligeramente en sus manos, pues sus brazos estaban aún entumecidos tras el impacto que se vieron obligados a detener, resistiendo un golpe más fuerte que el de cualquier monstruo que hubiera enfrentado antes. Y lo que era más significativo: El peliblanco estaba seguro de que esa no era toda su fuerza.

-¿Que hacéis aquí, Godric-san?- Preguntó Bell al cabo de unos segundos, intentando no cruzar su mirada con la del Paladín.

-Dos de mis compañeras de Familia y yo tuvimos que venir a Orario para reunirnos con el Consejo y tratar ciertos temas- Explicó Godric con voz serena -Íbamos a partir antes, pero por diversos motivos acabamos retrasando nuestra partida-

-Ya veo- Asintió Bell ligeramente cohibido, girando su rostro con expresión titubeante. Había oído como, en una misión de la Familia Loki en el Calabozo, habían sido atacados por unos monstruos planta, los mismos que atacaron a algunas de esas chicas durante la Monsterphilia, y que fueron rescatados por Godric y otros dos miembros de la Familia Guinevere.

Mientras hablaba, Godric, bajo su yelmo, frunció el ceño al notar la mirada esquiva de Bell. No era ajeno a la sensación taciturna y pesarosa del chico, presente en él desde que se encontraron.

-Levanta la mirada, Bell hijo de Tessius, un hombre debe sostener la mirada de todo aquel que se presente ante él, jamás debe recular ni mostrar debilidad- Expresó Godric, no molesto pero si con un tono de voz más duro que el usado al principio con Bell.
El peliblanco, por su parte, le devolvió la mirada, con gesto serio, pero en los ojos rojos del chico Godric aún podía percibir la vergüenza y el autoreproche.

Con un suspiro surgiendo desde sus labios, Godric se dirigió al muchacho.
-Caminemos un rato Bell, ya hemos llamado bastante la atención- Godric señaló a un lado con la cabeza, hacia los civiles que había en el lugar, que observaban asombrados y con los ojos abiertos el encuentro fortuito de ambos guerreros. Bell se sorprendió por eso, estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta de la gente que había alrededor, posiblemente asustada ante lo que creían que iba a ser un duelo entre los dos espadachines.

Con un asentimiento, Bell envainó sus espadas e, inseguro, se dispuso a seguir a Godric, que ya había empezado a alejarse del lugar.

Durante un largo rato ambos, Paladín y aventurero, recorrieron varias calles del centro de Orario, caminando sin un rumbo fijo, simplemente vagando por la ciudad.
Muchas personas se quedaban mirando a ambos, sorprendidos de ver a White Tiger caminar al lado de tan imponente caballero. Muchos de los testigos, sobre todo aventureros y soldados, abrieron los ojos como platos al reconocer al legendario Sir Godric de Lothran, el famoso Paladín de Giinevere, aquel que se decía que era capaz de plantar cara al mismísimo Ottar. Incluso aquellos que no le reconocían no podían negar el porte y aura imponente de ese voluminoso hombre enfundado en esa hermosa armadura plateada.
Y estos mismos tipos que lo reconocieron no pudieron evitar preguntarse con asombro e interés que hacia White Tiger junto a ese legendario caballero...¿Sería posible que el Novato Estrella, que era como algunos conocían al peliblanco, y el Paladín de Guinevere se conocieran?

Con ambos espadachines, ninguno de los dos parecían notar las miradas y murmullos del gentío a su alrededor, o si lo hacían, no daban ninguna muestra de haberlo notado.

-Orario está tan hermosa como la recuerdo- Añadió Godric con simpleza al rato. Casi todo el tiempo, el Paladín simplemente caminaba en silencio, observando con deleite las hermosas y amplias calles de tan asombrosa ciudad, que llevaba años sin visitar. Aunque, en el fondo, no paraba de pensar en el peliblanco junto a él, observando de reojo al chico a cada momento, esperando cualquier oportunidad para hablar con él. En realidad, Godric no sabía cómo tratar con el chico, que a la legua se notaba que se sentía incómodo con su presencia.

Por otra parte, Bell estaba perdido en sus pensamientos, pues la incomodidad en su cuerpo le impedía concentrar su mente en otra cosa que no fuera el cómo poder encarar al hombre que caminaba a su lado. El chico estaba incómodo, cada segundo que pasaba al lado de ese hombre, deseaba huir de allí y no mirar atrás, cosa contraria a cómo era normalmente Bell, alguien que siempre plantaba cara a cualquier situación adversa y jamás se rendía.

Pero con Godric era distinto. Cualquiera pensaría que lo que sentía Bell por ese sujeto era odio o molestia, más todo lo contrario: El Paladín había sido una de las personas que más había admirado y respetado Bell a lo largo de su vida. Aún lo hacía, pues durante mucho tiempo ese caballero había sido para él un ejemplo a seguir, y una grata compañía las veces que habían interactuado en el pasado.

Por ello era que, después de lo que había pasado ese día, en que todo a su alrededor se tiñó con esas llamas rojas como la sangre, no se sentía capaz de alzar su cabeza con dignidad ante ese hombre al que sus actos posiblemente hubieran hecho sufrir.

-He escuchado sobre algunas de tus hazañas desde que llegaste a Orario, Bell, y he de decir que ha sido muy grato e impresionante oír todo lo que has hecho durante tu escaso tiempo como aventurero- Sin saber muy bien que decir, El Paladín mencionó las hazañas de Bell, pues ya anteriormente había sido informado de todo lo que ese niño había logrado desde que se convirtió en el primer hijo de Hestia: Rescatar a su diosa de unos desaprensivos aventureros de nivel 3 que pretendían violarla , derrotándolos aún sin falna, aniquilar cientos de monstruos a diario desde el primer día que entró al Calabozo, salvar a unas niñas de unos minotauros y defenderlas de los insultos de un nivel 5, para posteriormente vapulear a ese cretino, rescatar a incontables civiles y derrotar a un monstruo irregular que aniquiló un regimiento entero de soldados... Todos esos eran hechos increíbles, más si se tenía en cuenta que habían sido realizados por un muchacho, poco más que un niño, de nivel 1 -Ojalá hubieras decidido unirte a nosotros; Guinevere-sama- estaría encantada de contar entre sus filas con alguien tan honorable y hábil como tú .Con tu esfuerzo ha salvado miles de vidas, has actuado como un verdadero héroe- Afirmó Godric con una cálida sonrisa bajo su yelmo, cargada de orgullo -Estoy muy orgulloso de ti, Bell, como estoy seguro que también lo estarín Tessius, tu tío Zald y padre-

Al oír las palabras de Godric, sobre todo los últimos nombres pronunciados, el semblante de Bell se oscureció, y los sentimientos negativos que lo embargaban se acrecentaron

-No...no soy digno de que precisamente sea usted el que me considere un héroe, Godric-san- Dijo Bell, bajando la mirada apesadumbrado, con su semblante oscurecido y su flequillo ocultando sus ojos.
El Paladín, ante esta respuesta, simplemente se paró de repente, observando con un gesto serio al muchacho

-¿Aún te sigues culpando de aquello, hijo?- Como toda respuesta, el chico bajó aún más la mirada, encogiéndose ante la figura del caballero
-¡No te lo voy a repetir más veces, alza la cabeza, Bell hijo de Tessius!- Exclamó con autoridad el Paladín, con un gesto y expresión de voz dura, alzando ligeramente la voz. Por suerte, los dos se habían detenido en una callejuela poco transitada, por lo que no había civiles ni nadie alrededor -¡A lo largo de tu vida has enfrentado momentos y adversarios de gran dificultad sin dudar, plantandote ante ellos sin mostrar temor aún siendo un niño, ¿y ahora no eres capaz de mirarme a la cara!?- Ante sus ojos, el chico temblaba, notablemente afectado por esas palabras, aunque aún no se atrevía a mirar del todo a Godric. El Paladín decidió respirar hondo, para calmarse, y relajó su semblante y tono de voz para dirigirse de nuevo a Bell
-Deja que la ira y la culpabilidad desaparezcan de tu alma, Bell, solo te envenenan. Lo que ocurrió no fue culpa tuya, lo sabes muy bien-

-¡Eso no es cierto!- Finalmente, Bell no se pudo contener más, y alzando la voz alzó su vista, mostrando un rostro contraído por la furia y bañado de lágrimas de tristeza e impotencia que llevaban un largo rato amenazando con salir -¡Si no hubiera sido por mi, él seguiría vivo, fue mi culpa que él muriera!-

-Sabes muy bien que no fue así. Miles murieron ese día, Bell, algunos bajo tu acero y el de padre- Afirmó Godric con expresión solemne
-Nadie podría haber sobrevivido a ese infierno, hijo. De echo, es un auténtico milagro que tú estés aún aquí, deberías dar gracias por ello-

-No fue ningún puto milagro- Añadió Bell en voz más baja, pero aún igual de alterado -Fue Robhar, él... él me salvó, se interpuso entre mi y esa...esa cosa, ese maldito monstruo del Averno- La mención de ese ser le hizo rechinar los dientes de furia -Si no hubiera sido por mi, él... seguiría vivo-

-No podemos saber lo que pudo haber sido, ni siquiera los dioses pueden- Dijo Godric -Lo único claro es que padre decidió ofrecer su vida por protegerte, y eso no es algo que nadie te pueda reprochar, ni siquiera yo, pues jamás he pensado que seas responsable ni un solo momento de lo que ese día ocurrió allí. Te lo dije el día que nos reencontramos después de eso, y te lo vuelvo a repetir ahora- Bell solamente bajó su cabeza, dejando las lágrimas caer al suelo -Puede que ambos tuviéramos nuestras desavenencias, y no estuviéramos muy unidos, pero los dos, cada uno a su manera, decidimos seguir el camino de la espada. Y puede que padre no fuera el tipo más honrado y virtuoso, pero en sus últimos momentos, decidió ofrecer su vida desinteresadamente por otra persona, cuando dedicó toda su vida a matar a incontables hombres tan solo para obtener ganancias con las que lucrarse. Él decidió morir para, por una vez, salvar una vida en vez de sesgarla, algo que respeto desde el fondo de mi corazón, y que a mis ojos, le expió de toda una vida dedicada a matar por oro-

Las lágrimas de Bell seguían cayendo cada vez más fuerza, mientras el chico se agitaba a causa del llanto, intentando retener las ganas de gritar a causa de la angustia que sentía

-Por eso- Godric puso su mano enguantada en Mithril sobre el hombro de Bell, que sintió su calidez incluso a través del frío metal -Deja atrás esa culpa. No honras el sacrificio de mi padre lamentándote por seguir vivo ni culpándote por la muerte de otros, cuya autoría no es ni culpa ni responsabilidad tuya. Avanza con la cabeza erguida y esfuérzate como solo tú sabes para cumplir con tu auténtico deber. Si estás aquí en Orario es que has venido finalmente a cumplir el sueño que perseguías desde que eras un niño, así que limpia esas lágrimas, alza tu cabeza con dignidad y actúa con la honra y el valor que todo hombre debería mostrar, Bell hijo de Tessius. Se un héroe-

Las palabras de Tessius sorprendieron a Bell, y este sintió como una parte dentro de él, aquella que lo hacía sentirse mal consigo mismo en determinadas ocasiones, rebajaba su peso, haciéndolo sentirse más relajado y liberado. No había desaparecido, aún estaba ahí, pero al menos, se había reducido lo suficiente como para que pudiera pensar con claridad y voluntad, y su dolor se mitigara.

-Tienes razón, Godric-san, no debo pensar así. Robhar-san estaría muy decepcionado de mi al verme llorar y quejarme de esta manera- Bell se limpió las lágrimas con la manga de su gabardina, y alzó la mirada con una sonrisa y gesto decidido

-Eso es lo que quería ver, Bell. Este es el chico determinado que tanto respeto, aquel que compartió sangre y sudor junto a mi padre en el campo de batalla- Afirmó Godric, asintiendo con expresión orgullosa y satisfecha, cuyas palabras aumentaron la sonrisa del peliblanco.

-Más que nada, por qué de verme así, se pasaría días llamándome nenaza- Ambos, aventurero y caballero, rieron juntos ante el recuerdo de los modos groseros y a veces molestos que caracterizaban a ese hombre del pasado.

Tras eso, los dos continuaron con su paseo, charlando de manera más animada entre ellos, mientras se contaban varias cosas, entre ellas las andanzas de Bell por el Calabozo o las batallas en las que había participado Godric en los últimos años, o sobre sus discípulas y otros miembros, veteranos y novatos, de su Familia, algunos de ellos antiguos conocidos del aventurero albino.

-Godric-san- Preguntó durante una de esas conversaciones el peliblanco -¿Has conseguido descubrir algo sobre dónde se encuentra Agarthes?- La expresión del chico cambió a un gesto repleto de furia, sobre todo presente este sentimiento apabullabte en el brillo de sus ojos

Godric observó unos segundos la cara marcada de furia de Bell, antes de contestar -Me temo que no, hijo, nadie ha sabido nada de ese desgraciado desde ese día hace tres años- El chico simplemente chasqueó molesto por la respuesta

-Ese maldito cerdo traidor y cobarde... Debí acabar con él cuando tuve oportunidad, si hubiera sabido lo que planeaba, lo hubiera matado hace tiempo... - Masculló furioso Bell entre dientes

-Entiendo tu odio hacia él, Bell, yo mismo no sé qué haría si lo tuviera frente a mi- Afirmó el Paladín, compartiendo en parte la rabia del peliblanco ante la mención de ese sujeto -Pero debes olvidar tu venganza hacia ese tipo, solo consigues dañarte a ti mismo-

-¿¡Como puedo hacerlo, Godric-san!?- Gritó molesto Bell -¡Ese maldito liberó a Esgarok! ¡Por su culpa, Robhar y muchos miles más murieron ese día bajo el fuego de ese monstruo, debe pagar como también deberá hacerlo algún día esa lagartija!-

-¿Y perderte de nuevo en la venganza?- Dijo Godric con un tono de voz calmado pero serio -Perdiste dos años de tu vida buscando a Agarthes por buena parte del continente, hundiéndote en un mar de sangre e ira, llegando a olvidar quien eras, incluso a tu familia, ¿o es que no lo recuerdas? ¿Acaso quieres volver de nuevo a esa senda oscura, hundirte en esa espiral de venganza que no te condujo a nada? - Ante lo dicho por Godric, Bell bajó su cabeza, sintiendo en ese momento arrepentimiento al recordar las cosas que llegó a hacer con tal de cumplir su deseo de venganza

-Ahora estás aquí, en Orario, y sirves a una diosa, todo para cumplir tu sueño- Afirmó Godric con un tono de voz más calmado -Enfócate en ello y olvida a ese bastardo. Es muy posible que ya esté muerto, desaparecido como lo hizo ese ser hace ya años-

-¿¡Como puedes estar seguro, Godric-san!?- Preguntó Bell con ira reprimida en su voz -¿¡Que nos asegura que ese desgraciado no sigue por ahí, escondido como la rata traidora que es!?-

-No puedo asegurar nada, hijo, no está en mi mano- Respondió Godric con pesar -Nada nos dice realmente lo que puede haber sido de él, pero lo que si puedo decirte con total seguridad es que más daño ya no podría hacer. No sé bien lo que pasó realmente, pero fuera lo que fuera que buscaba Agarthes liberando a ese ser, más allá de causar la matanza que causó ese día, perdió su oportunidad cuando Esgarok se esfumó de repente. Y créeme, si esa criatura infernal siguiera por aquí, el mundo entero se habría enterado. Es muy probable que muchos reinos hubieran quedado devastados con ese ser pululando nuevamente por ahí, pues quedó demostrado que los grandes ejércitos de nada sirven contra esa bestia. La calamidad que representa su existencia nada debe de envidiar a la devastación de las Tres Grandes Misiones-

-De modo que te lo vuelvo a repetir, chico. Obsesionarte con ello solo te perjudicará, y nada de lo que hagas podrá revertir lo ocurrido. Olvida el pasado, déjalo correr y enfócate en el futuro que se abre ante ti. Es lo mejor tanto para ti como para los que te rodean- Las palabras cargadas de sabiduría de Godric hicieron reflexionar a Bell. No podía negar la verdad que había en ellas. Había malgastado tanto tiempo en busca de venganza. ¿Y todo para que? Solo consiguió alejar y dañar a las personas que más le importaban. Incluso a día de hoy, seguía muchas veces pensando en aquello. Pero Godric tenía razón.

-De acuerdo Godric-san- Afirmó Bell al cabo de unos minutos de reflexión, suspirando para calmar su ira -Pero si alguna vez oigo algo sobre ese bastardo, lo dejaré todo y no descansaré hasta encontrarlo y acabar con él- Dijo Bell con una expresión feroz, pero antes de que Godric replicará, el peliblanco lo interrumpió -No obstante, no lo haré por venganza: Eliminaré a ese cabrón para evitar que vuelva a causar una calamidad comomla que provocó ese día, y llegué a matar a personas inocentes- Lo dicho por Bell vino acompañado de una expresión decidida y determinada, que Godric observó fijamente unos instantes antes de asentir.

-Si es el deseo de proteger y no la sed de venganza lo que te mueve, entonces puedo aceptarlo y desearte suerte. Solo te pido que no desperdicies tu vida en esa campaña. Hay cosas en tu vida mucho más importantes, y que merecen más tu atención y tu tiempo- Dijo Godric, recibiendo un asentimiento y una mirada agradecida del joven a su lado, antes de proseguir su paseo junto al Paladín.

Finalmente, cuando ya comenzaba a ponerse el sol, ambos llegaron a la sombra de Babel, donde ambos acabaron su largo paseo por Orario.
-Bueno, será mejor que nos separemos aquí, Bell. Debo reunirme con mis discípulas, mañana volvemos al frente con nuestra diosa y nuestra Familia- Bell asintió, algo decaído ahora que había solucionado sus problemas con Godric y debían separarse tan pronto

-Muchas gracias por todo, Godric-san, y lamento haberte causado tantos problemas con mi comportamiento, después de tanto tiempo sin vernos- Se disculpó Bell, a lo que Godric simplemente negó con la cabeza, colocando su mano sobre el hombro del muchacho

-No hay nada que disculpar, comprendo perfectamente como te sentías. Me basta con ver qué te sientes mejor, hijo, y que te mantienes enderezado en tu camino- Bajo su yelmo, Godric sonrió con alegría, misma sonrisa que compartió Bell -Ha sido un gusto volver a verte, Bell. Espero que nos veamos pronto y podamos tener un duelo para comprobar cuanto has mejorado, hijo-

-No creo que pueda equipararme contigo, pero será un honor cruzar espadas con el Paladín de Guinevere, y me encargaré de dar lo mejor de mi-

-Esperaré con ansias ese día. Hasta pronto, Bell, y sigue esforzándote hasta lograr a ser el héroe que siempre has estado destinado a ser- El Paladín se despidió, y partió rumbo hacia el lado norte de la ciudad. A la distancia, Bell observó con una sonrisa como el caballero se alejaba, con su capa ondeando al viento, antes de darse la vuelta y dirigirse rumbo hacia su hogar.

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Al día siguiente, con los primeros rayos de sol iluminando el cielo, una pequeña chica con una capa con capucha cubriendo su menudo cuerpo y una mochila mucho más grande que ella estaba sentada en una fuente de la Plaza de Babel, aparentemente esperando a alguien.

Lili había llegado hace poco, y estaba esperando como todos los días a Bell, el amable aventurero que la había contratado como soporte. El día anterior se lo había tomado libre, para cuidar al amable posadero que la acogía en su posada por un módico precio, que había enfermado a causa del exceso de trabajo. Lili, preocupada por su salud, le había pedido permiso a Bell para librar ese día y poder cuidar del anciano y, para sorpresa de ella, el peliblanco aceptó de inmediato, afirmando que no era necesario pedirle permiso, y que podía pedirle un día de descanso cuando quisiera.

Y ahora, la chica esperaba a su compañero, zarandeando feliz sus piernas al ritmo de una canción que ella tarareaba, deseando reunirse pronto con el peliblanco. Nunca se hubiera imaginado que ella estaría feliz de trabajar con un aventurero.
Desde su nacimiento, ella había pertenecido a la Familia Soma, pues sus padres pertenecieron a ella desde antes que naciera. Por desgracia, su madre murió cuando era muy pequeña, por lo que no tenía ningún recuerdo de ella, y su padre era un maldito adicto a la bebida de Soma, como el resto de la Familia, que no mostraban ningún amor o lealtad por su dios; solo pensaban en conseguir dinero para saciar su adicción por ese vino de los dioses. Su padre no era un excepción, siendo un maldito borracho que jamás se interesó por su hija, a la que maltrataba e insultaba casi a diario por que según él, era una molestia y pérdida de dinero cuidarla. El maldito incluso más de una vez habló de venderla como esclava u obligarla a prostituirse en cuanto creciera lo suficiente para ganar dinero con el que seguir comprando vino con el que emborracharse.

Por suerte, el muy desgraciado se acabó matando en el Calabozo, ya que tuvo la brillante idea de ir solo a este lugar, y borracho, para ganar más dinero. Su muerte solo alegro a Lili, que por primera vez se sintió libre y segura. Puede que pareciera algo terrible alegrarse de la muerte de un padre, pero para la pallum, ese bastardo no merecía ser considerado un padre y menos aún que derramara una sola lágrima por él.

Pero su alegría no duró demasiado: Al no tener más familia ni otro lugar donde ir, Lili se vio obligada a quedarse en la Familia Soma. Tenía diez años cuando su padre murió, así que los bastardos de Soma la obligaban a servirles, ya fuera limpiando el lugar o sus ropas, o prepararles la comida, caso sin descanso ni ganancia alguna. El motivo, en palabras de ellos, era que era una inútil que debía pagarse el pan de cada día, así que debía trabajar para ellos y ser agradecida. Lili, siendo solo una niña, se vio obligada a cumplir sus demandas, aunque siempre les tuvo un gran rencor, motivo por el cual fue la única en esa Familia que no llegó a obsesionarse con el vino de su dios. Ni loca acabaría siendo una borracha nauseabunda como esos tipos y el mamón de su padre.

No obstante, cuando cumplió doce años, Lili se vio obligada a volverse una aventurera, ya que a ojos de sus "compañeros" ya tenía edad para traer dinero a la Familia. Era eso o traer ese dinero bajándose las bragas, como decían groseramente esos tipos.
Por eso, Lili recibió el falna de su dios, al que solo le interesaba seguir produciendo su vino, y con un escaso y pobre equipamiento que compró con el poco dinero que ahorró, entró en el Calabozo sola, pues ni uno solo de sus compañeros se dignó a acompañarla.

Durante un periodo de tres meses, la chica apenas pasó de los cuatro primeros pisos. No era especialmente hábil, excluyendo su agilidad, y jamás había recibido entrenamiento o había luchado antes, de modo que apenas conseguía acabar con algunos monstruos, obteniendo picos cristales y encima, cada día a punto de morir a causa de su debilidad. Por si fuera poco, los bastardos de sus compañeros no solo no la ayudaban, si no que la reprendían por el escaso botín que la chica obtenía.
Harta del trato recibido de sus compañeros y el peligro que corría cada día yendo al Calabozo, arriesgando su vida por unas míseras monedas que encima le sustraían los miembros de su Familia, Lili decidió abandonar la Familia, aunque no sin deshacerse del falna, pero poco le importaba, pues su dios solo se preocupaba por producir su vino y no atendía ningún otro asunto: Era incluso muy probable que no siquiera se enterará que ella se había largado.
La chica, buscando donde vivir, fue acogida por un amable matrimonio de ancianos que reventaba una pequeña tienda, en la que Lili comenzó a trabajar. Durante semanas, la chica pudo vivir tranquila, sin maltratos ni insultos. Los dos ancianos fueron muy amables con ella, y por primera, la joven pallum pudo saber lo que era sentirse querida y en familia.

Por desgracia, esa felicidad duró poco: Un día, al volver a su hogar, encontró la tienda del matrimonio destrozada. Los ancianos le contaron que había sido obra de su antigua Familia, que les dijeron que ese era su castigo por acojer a Lili, y que si le seguían dando cobijo, lo siguiente que perderían sería la vida. Así que, con todo el pesar, le pidieron a la joven que se fuera, y que jamás se le ocurriera siquiera acercarse a ellos. La expresión en ambos ancianos cuando le dijeron aquello fue algo que a Lili se le grabó por siempre en su memoria.
Sabiendo que fuera a donde fuera podría ser localizada por la Familia Soma, Lili se vio obligada a volver con sus antiguos compañeros.

Una vez allí, Lili les preguntó con ira por qué no la dejaban tranquila, ya que era si era tan inútil y aportaba tan poco a la Familia, ¿por qué tomarse tantas molestias para que ella no dejara la Familia Soma?

Allí fue cuando se entero de algo que ella desconocía, y de hecho, los mismos aventureros de Soma se enteraron poco antes, cuando preguntaron a su dios sobre si ir a buscar o no a Lili: Su padre, aparte de una infancia de mierda, le había dejado como única herencia una deuda con Soma que ascendía a varios millones de valis. Por ello, los aventureros de Soma le dijeron a la pallum que no la dejaría marcharse no ser libre hasta que no pagara el último vali de aquella enorme deuda.
Al oír aquello, Lili se quedó pálida, casi sin poder respirar. La chica no podría dejar atrás esa vida hasta pagar su deuda, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Apenas salía viva cada día de los primeros pisos del Calabozo con solo unas pocas monedas, ¿como iba a poder obtener tal cantidad de dinero?

De modo que, sabiendo que debía encontrar una forma más segura de obtener ingresos, decidió dejar atrás su camino como luchadora y enfocarse en trabajar como soporte, más seguro y más indicado para ella.
De modo que la chica comenzó a ofrecerse como apoyo independiente a otros grupos de aventureros, pues sabía que si sus compañeros de Familia no quisieron echarle una mano cuando ella luchaba sola en el Calabozo, menos aún la llevarían con ella y compartirían sus ganancias.
Pero si pensaba que con otros aventureros tendría más suerte estuvo muy equivocada. Al trabajar con otros grupos descubrió que la gran mayoría de los aventureros trataban a los soportes como a simples mulas. En variadas ocasiones, Lili solo llegó a recibir una parte muy nimia del botín obtenido, y a veces ni eso, obligada a irse con las manos vacías. El motivo, según los aventureros que la contrataban, era que ellos eran los que se jugaban el pellejo, mientras los soportes simplemente cargaban las mochilas con los suministros y el botín. Tonterías, pues los soportes corrían el mismo riesgo que el resto de aventureros, incluso más, pues en caso de peligro lo tenían más difícil para salir huyendo del lugar. Y no podía contar con las Familias más fuertes, pues aunque sus miembros eran más respetables, ellos ya tenían sus propios soportes.

Por culpa de esa situación, Lili, que llegó a odiar a los aventureros por ese comportamiento ruin, avaro y arrogante que mostraban, apenas lograba dinero para pagar su deuda, y el poco que obtenía se lo quedaban sus compañeros, pero no para pagar la deuda, si no para los supuestos gastos de la Familia.

Así que Lili decidió usar medidas más extremas: Robar a los aventureros.
Gracias a que aprendió una magia llamada Cinderella que le permitía modificar su apariencia física, Lili engañaba a los grupos que la contrataban, robándoles sus armas, equipo e items. Después, solo tenía que desaparecer y cambiar de nuevo su apariencia, uniéndose a otro grupo.

Esta táctica la usó durante más de dos años, en los que pudo reunir una buena cantidad de dinero, que obtenía al ocultar parte de lo que ganaba vendiendo lo que robaba a contrabandistas y mercaderes ilegales, y entregando solo una parte a los miembros de su Familia. La chica decidió alquilar al mes una habitación en una posada, donde guardar ese dinero que lograba ocultar. Y como seguía trabajando para Soma, el resto de su Familia no la molestó a ella y al dueño de esa posada. Poco les importaba donde durmiera mientras les siguiera entregando su dinero.

Aún así, posiblemente tardaría años en reunir el dinero suficiente, pues la mayoría de objetos que robaba no eran demasiado valiosos.
Y poco le importaba robar a otros aventureros, incluso si al llevarse sus armas los dejaba indefensos en el Calabozo. Todos esos tipos eran unos arrogantes y creídos, a los que solo les interesaba el dinero y la fama, pasando por encima de los que ellos consideraban débiles y aprovechándose de ellos. Por eso, Lili continuó engañando a todos sus contratistas y robándoles, solo preocupándose por lograr pagar su deuda y dejar a Soma para siempre. Nunca hubo nadie entre los aventureros que se preocupara por ella, ¿por qué iba Lili a preocuparse por esos cerdos? Después de todo, no existía un solo aventurero que realmente se preocupara por los demás... Y ese pensamiento continuó hasta que conoció a Bell.

La chica había oído hablar de ese aventurero que tanto revuelo había causado en las últimas semanas, sobre todo por las increíbles hazañas que ese chico había realizado aún siendo un simple novato de nivel 1. La propia Lili no podía negar que ella misma se asombró al oír todo lo que ese chico había hecho. No obstante, ella pensaba que posiblemente era como los otros aventureros, un tipo arrogante que solo se preocupaba por el, y que seguramente solo protegía y salvaba a otras personas para buscar la admiración de los demás. De modo que se informó sobre él y decidió buscarlo para que la contratara, sobre todo al descubrir que el chico iba al Calabozo sin soporte.

Y finalmente lo encontró, reconociéndolo como el chico que el día anterior la rescató de un aventurero al que había robado previamente, obviamente sin que él lo supiera. Aún asi, decidió continuar con su plan y usando su magia para fingir ser una chientrope, se acercó a él, logrando que el chico consintiera en que la acompañara, fijándose tambiérn las hermosas espadas que llevaba colgadas a la espalda, calculando que obtendría una auténtica fortuna al venderlas.

Y así, en su primer día trabajando junto al peliblanco, Lili fue testigo de la fuerza y poder de ese chico, viendo cómo arrasaba los doce primeros pisos varias veces y casi reventando su mochila a causa de la enorme cantidad de cristales reunidos. Nunca, en toda su vida, vio a un aventurero de nivel bajo luchar de esa forma: Estaba segura que superaba a muchos veteranos y clase alta. No exageraban con la fuerza del chico.

Pero la sorpresa no acabó ahí. El chico no solo se encargó de tratarla con amabilidad y protegerla de los monstruos en todo momento, a diferencia del resto de aventureros con los que había trabajado anteriormente, que la dejaban a su suerte mientras se enfocan en obtener botines para ellos. Cuando obtuvieron su recompensa, un botín enorme que ningún grupo normal de aventureros soñaría con obtener en un solo día, el chico repartió de forma igualitaria el botín, aún cuando él fue el que hizo todo el trabajo.

Ese pequeño acto de generosidad pilló a Lili de sorpresa. Cualquier otra persona se negaría a compartir un botín como ese, menos con una soporte que acababa de conocer. Pero ese chico, aún a pesar de eso, se dispuso a compartir sus ganancias con ella, simplemente por qué quiso, y en palabras de él, era lo justo. Por primera vez en su vida, Lili no supo como reaccionar, y aceptó sorprendida su parte del botín.
Y eso continuó durante los días que siguieron trabajando juntos, obteniendo en pocos días más de lo que obtuvo en años. Con alegría, la joven pallum veía sus ahorros crecer, a pesar de que parte de ese dinero se lo llevaba si Familia. Calculaba que de seguir a ese ritmo, en cosa de dos a tres semanas lograría reunir el dinero suficiente para pagar la deuda de su padre con el dios Soma.

Pero lo más importante, lo que la hacía levantarse cada día con ganas de continuar, era poder reunirse con Bell. A pesar de ser un aventurero como los que tanto odiaba y la habían perjudicado, el chico siempre fue amable con ella y nunca la menospreció o trató como un estorbo, siempre pendiente de ella cada vez que iban al Calabozo. Incluso llegaba a compartir con ella su comida o la invitaba a comer siempre en ese local regentado al parecer por amigas suyas, y hasta permitiéndole obtener un día libre para encargarse de asuntos propios, cuando en el pasado muchos otros aventureros se lo negaron tajantemente, llegando a insultarla o incluso golpearla simplemente por atreverse a pedirles algo. Y él no era la única persona que había llegado a apreciar, pues tanto sus amigas de la Anfitriona de la Fertilidad como esas dos niñas aventureras fueron también muy amables con ella. El peliblanco incluso llegó a decirle a ella, que tantas cosas malas había hecho a incontables aventureros, que la consideraba no solo su compañera y soporte, sino también su amiga, cosa que logró emocionarla, pues en toda su corta vida jamás tuvo a nadie a quien considerar un amigo.

Es por eso que por primera vez en su vida, ella llegó a apreciar y valorar a un aventurero, el primero que fue amable y bueno con ella. Rápidamente, su idea de aprovecharse o robar a ese chico que tanto hacía por ella fue deshechada de su cabeza; ahora, su objetivo era continuar yendo al Calabozo junto a ese bondadoso aventurero, reunir el dinero de su deuda y abandonar a su Familia, y después, posiblemente le contaría la verdad a Bell, y esperaba que el chico la aceptara, para así unirse a su Familia y estar con él para sienpre, aquel que se había convertido en su primer amigo. Tenía miedo que Bell la odiara por mentirle, no lo iba a negar, pero algo en ella le decía que ese chico lograría comprenderla y entenderla, para después ofrecerle su perdón. Era lo que ellas más anhelaba en su ser.

-Vaya...¿estás esperando a tu nuevo amiguito, Lili?- Una voz sonó a sus espaldas, y Lili se volvió sobresaltada, viendo a dos miembros de su Familia

-¿Que queréis? No molesteis, Bell-sama está a punto de llegar, dejadme en paz- Respondió Lili mirando con mal disimulado asco a sus compañeros de Familia, cosa que ambos notaron, lo que les hizo fruncir el ceño molestos

-Ten cuidado con la manera en que nos hablas, mocosa, ese niño no está aquí para protegerte, y no querrías que le diéramos una lección por tu culpa- Dijo uno de los aventureros con una sonrisa cruel. No obstante Lili, lejos de preocuparse, contuvo una carcajada.

-¿Vosotros, darle una lección a Bell-sama?- Dijo Lili riendo entre dientes -Por favor, vosotros no le serviríais ni cómo calentamiento. Estaréis destrozados en el suelo antes de un parpadeo. No lograría ni soñar con rozarle-

Los dos aventureros de Soma estaban cada vez más cabreados, como se veía por sus expresiones y la vena hinchada en sus frentes -¡Tú, maldita...!- Ambos se acercaron a Lili, con intención de golpearla, bajo la mirada asustada de esta.

-¡Lili!- En ese momento, la pallum escuchó una voz reconocible para ella, y desde la distancia observó a su amigo humano dirigirse corriendo hacia ella saludándola con la mano y su característica sonrisa, y cruzando la amplia plaza que rodeaba Babel hasta llegar junto a la fuente donde la chica esperaba -Lamento haberte hecho esperar, ¿llevas mucho aquí?- Preguntó el peliblanco, mientras su sonrisa desaparecía, sustituida por una mirada seria al fijarse en esos dos tipos que rodeaban a Lili, que se detuvieron al ver llegar a Bell.

-No se preocupe Bell-sama, Lili acaba de llegar hace poco también- Respondió la joven con una sonrisa despreocupada, acercándose al joven con una sonrisa victoriosa dirigida a ambos aventureros

-¿Hay algún problema?- Preguntó Bell, dejando escapar su instinto asesino dirigido a ambos aventureros de Soma, que temblaron de miedo al notar la sed de sangre y el brillo en la mirada afilada de Bell

-No se preocupe, Bell-sama, estos amables aventureros estaban simplemente preguntándome una cosa, ¿cierto?- Dijo Lili, señalando con la cabeza al par aún presente.

-¿Es así?- Preguntó Bell, aumentando su presión en ellos, cada vez más aterrados por la sed de sangre del peliblanco. Como única respuesta, ambos asintieron antes de largarse de allí a gran velocidad. Una vez fuera de su vista, Bell.hizo desaparecer el efecto de Predator Soul, mientras Lili se separaba de su brazo, colocándose frente a él

-¿Está todo bien, Lili?- Preguntó el chico, mirando a su compañera con preocupación.

-Por supuesto, no pasa nada, de verdad Bell-sama- Respondió Lili con una expresión alegre y despreocupada, que en el fondo Bell creia que era fingida.

-Bueno, si tú lo xices- Se encogió Bell.de hombros, no del todo convencido, antes de mirar a Lili con una sonrisa -Pues ya que he llegado, vayamos ya al Calabozo. ¿Lista para ir de cacería, Lili?- Preguntó Bell a su compañera

-¡Por supuesto, Bell-sama!- Afirmó la chica con una expresión determinada en su lindo rostro

-¡Pues pongámonos manos a la obra!- La chica asintió con decisión, y junto a su compañero, fueron ambos a la entrada del Calabozo a iniciar una nueva jornada en este.

//////////////////

Enfrente de la Mansión del Crepúsculo, la sede de la segunda Familia más poderosa de Orario, la Familia Loki, había una hermosa semielfa dirigiéndose hacia la entrada del lugar, vestida con las ropas de los trabajadores del Gremio. Se trataba ni más ni menos que de Eina Tulle, la recepcionista al cargo de Bell, y buena amiga de este desde que llegó a Orario.

El motivo que la había llevado hasta este lugar era la búsqueda de información. Desde hace días, la chica no podía evitar estar preocupada por Bell, y el motivo era su nueva compañera. Por la que sabía, esa niña pertenecía a la Familia Soma, famosos por ser unos delincuentes que solo creaban problemas. A la semielfa le preocupaba que esa chica estuviera planeando algo contra Bell, y aunque este afirmaba que esa tal Lili era buena persona, ella no lo tenía del todo claro, y las palabras del peliblanco no lograron convencerla de lo contrario ni calmar sus temores.
Por ello, decidió aprovechar su tiempo de descanso para ir a obtener información de aquella Familia, y no había mejor persona para ello que la astuta diosa Loki.

Por supuesto, sabía que esa diosa no soltaría prensa gratis, así que no se presentó allí con las manos vacías. En sus manos, llevaba una caja rectangular con un presente para ella, una botella de vino de una cosecha privada de un pariente lejano suyo por parte de su padre, difícil de conseguir por métodos comunes. Sabía bien que la diosa amaba las bebidas alcohólicas, por lo que un presente tan especial como ese lograría hacer hablar a la diosa. Su pariente, el dueño de la plantación de dónde se obtenía ese vino, le mandaba algunas botellas cada cierto tiempo, que ella aceptaba por educación, pues no era muy amante del vino.

De modo que decidió usar una de esas botellas como presente para obtener la información que deseaba.

-¿Qué es lo que desea, señorita?- Preguntó uno de los aventureros que guardaban la puerta de la Mansión cuando la semielfa se acercó a esta

-Mi nombre es Eina Tulle, trabajadora del Gremio. Vengo a tratar un asunto con Loki-sama, ¿se encuentra ella aquí?-

-Si, se encuentra aquí. Sígame por favor- Dijo uno de los aventureros, abriendo la puerta y permitiendo entrar sin problemas a la semielfa, dejando a su compañero al cargo de la vigilancia de la entrada a la sede de Loki. Era una de las ventajas de trabajar para el Gremio de Aventureros, ninguna Familia ni aventurero perteneciente a estas pondría trabas si alguien del Gremio deseaba visitar a una deidad para tratar unos asuntos.

El aventurero la condujo desde el hall principal hasta unas escaleras, subiendo varios pisos hasta donde estaban las dependencias de Loki. Mientras subía, pudo ver que había pocos miembros de la Familia Loki en la mansión. Seguramente, estaban todos en el Calabozo o cumpliendo misiones fuera de Orario.
Cuando llegaron al piso donde se encontraban las dependencias de la diosa, se encontraron de frente con Riveria, la princesa elfa y hechicera de la Familia Loki.

-¡Eina!- Dijo la elfa al ver a la trabajadora del Gremio -¿Que haces aquí?-

-Hola, Riveria-san- Saludó Eina a la hechicera, a la que conocía desde hace un tiempo -He venido a tratar un tema con Loki-sama, es importante-

-Ya veo- Dijo Riveria, notando la preocupación latente en los ojos de su amiga semielfa. Si la siempre tranquila y sería joven estaba así, es que se trataba de algo importanye -Puedes volver a tu puesto, Rufus, yo llevaré a Eina con Loki-sama- Ordenó Riveria a su compañero de Familia

-Como ordene, Riveria-sama- El aventurero ofreció a ambas una reverencia, regresando por donde había venido, mientras Riveria guiaba a Eina por el amplio y lujoso pasillo, que acababa en una amplia puerta con el símbolo de la Familia Loki en ella.

Mientras se acercaban, la puerta se abrió, mostrando a Aiz, que salía de la estancia en ese mismo momento.
-Aiz- Dijo Riveria, al ver salir a la pelidorada -¿Estabas con Loki-sama?- La joven aventurera simplemente asintió -¿Que quería de ti, ha pasado algo?- La elfa estaba curiosa por su hija, pues aunque la chica mostraba su usual gesto inexpresivo, en sus ojos veía un brillo de felicidad y orgullo, solo visible para alguien que la conociera tan bien como ella.

-He subido al nivel 6, Riveria- Afirmó la chica, con una casi imperceptible sonrisa en su hermoso rostro.

Al escuchar aquello, ambas, elfa y semielfa, abrieron los ojos asombradas. A Eina, su mandíbula casi le caía al suelo de la impresión, mientras Riveria solo podía sentirse orgullosa por su hija adoptiva.

-¡Es...es increíble, felicidades Wallenstein-san!- Exclamó Eina tras salir de su estupor, a lo que Aiz respondió con un cabeceo. La semielfa realmente estaba impresionada. No todos los días una chica tan joven llegaba a ese nivel como aventurera.

-Enhorabuena Aiz, estoy muy orgullosa de ti- Afirmó Riveria, logrando esta vez sacar una ligera sonrisa de la joven aventurera. Sabía que la pelidorada se había esforzado mucho durante años, y esto solo era un logro más en su camino, pues era consciente de que ella no pararía de fortalecerse cada día más. Aunque en su interior, la elfa sonreía divertida sabiendo que la motivación que la chica había mostrado esas últimas semanas y que le había permitido imponerse incluso frente a Udaeus era debido a la aparición de cierta personita que había despertado el espíritu combativo de Aiz. Aunque no diría nada, pues no quería avergonzar a su pequeña frente a extraños. Ya tendría tiempo de molestarla después cuando estuvieran a solas.

-Hablaremos luego Aiz, ahora debo llevar a Eina con Loki, tienen asuntos que atender- Aiz nuevamente asintió, y tras despedirse de ambas se alejó del lugar. Riveria entonces abrió la puerta, entrando junto a Eina en el despacho de Loki, en cuyo interior había varios muebles lujosos, y varios estantes donde se arremolinaban numerosas botellas de vino, que la diosa guardaba con mucho celo. La misma deidad estaba tumbada relajadamente en uno de esos muebles, más específicamente un sofá de piel negro.

-¡Oh, pero si es mami Riveria...Auch!- Riveria se acercó a Loki, y le pegó en su cabeza con su bastón mágico

-Te he dicho mil veces que no me llames así- Dijo Riveria con el ceño fruncido y una vena marcada en su frente. La elfa odiaba que la llamarán así, pues la hacía sentirse vieja.

-Tch, no era necesario ponerse así, era solo una broma...- Murmuró Loki frotándose la zona del golpe. En ese momento la diosa levantó la vista, fijándonse en la presencia de Eina en el lugar -¡Pero si eres tú, Eina-chan, cuánto tiempo!- Dijo la diosa, saludando jovialmente a la hija de una de las mejores amigas de Riveria

-Igualmente, mucho tiempo sin vernos, Loki-sama- Dijo Eina inclinándose respetuosamente

-¿Y bien, por qué estás aquí, el Gremio tiene algo que tratar conmigo? No me han avisado de ninguna reunión o visita...-

-En realidad, Loki-sama, el motivo de mi visita no tiene nada que ver con el Gremio- La diosa y su hija, Riveria, observaron a Eina confundidas, la primera enarcando una ceja -Me gustaría tratar con usted un asunto personal, si no es mucha molestia-

Aún confundida, la diosa le ofreció asiento a la semielfa, que agradecida, tomó asiento en el otro sofá frente a Loki, junto a Riveria, mientras Loki se levantaba, colocándose en una posición más erguida.

-Pues bien, tú dirás- Dijo Loki con una sonrisa despreocupada, invitando a Eina a que comenzara a hablar

-Si no es molestia, me gustaría que me diera información sobre una Familia en específico- Expresó seriamente la joven semielfa

-Mmmm, sabes que eso no es algo que pueda ir contando así como así, incluso tus superiores del Gremio no pueden obtener este tipo de información personal tan fácilmente. Algunos cosas solo son asunto de los dioses y su Familia, Eina-chan. Ni siquiera yo puedo dar esta información por qué sí- Explicó Loki con gesto serio

-Lo entiendo perfectamente Loki-sama, y en circunstancias normales no me atrevería a perdirselo, pero créame que se trata de un asunto de extrema importancia para mí- En su mirada y expresiones se podía notar la preocupación y la angustia que afloraba en la semielfa.

-Loki-sama, por favor, yo también se lo pido. Eina es una chica noble y sincera, estoy segura de que es algo importante. Por favor, escúchela- Aunque no sabía de qué se trataba, sabía que debía ser algo serio se había hecho llegar a estos extremos a la joven recepcionista.

Loki miró a ambas unos instantes, antes de darse por vencida y suspirar -Está bien, si Riveria me lo pide no puedo decir que no- Eina y Riveria sonrieron felices -Pero debes saber que sea la información que sea la que me pidas, no te la voy a dar gratis, tendrá un costo-

-Soy consciente de ello, por eso os he traído esto, Loki-sama, espero que sea de vuestro agrado- Eina le entregó entonces a Loki la caja que llevaba entre sus manos, que la diosa observó con curiosidad, antes de abrir la tapa y observar con sorpresa y deleite la botella de vino en su interior

-¡Wooooo, increible, es vino de la Cosecha del Mirlo Blanco!- Exclamó Loki entusiasmada -¡Este vino es muy exclusivo y difícil de conseguir, incluso entre los dioses, ¿como es que tienes uno de estos!?-

-Resulta que un pariente lejano de mi padre es el dueño del viñedo donde se produce este vino, y de vez en cuando nos envía a mi familia y a mí algunas cajas como regalo- Afirmó Eina, observando con una sonrisa nerviosa y una gota de sudor como la diosa Loki abrazaba posesivamente esa botella como si de un valioso tesoro se tratara

-Oh si, pequeñín, mami te va a cuidar y tratar muy bien, ya lo verás- Canturreaba la diosa, aumentando la gota de sudor de Eina, mientras Eina se llevaba la mano a la frente, sintiendo vergüenza ajena

-Lo que le faltaba, otra bebida alcohólica para la colección- Dijo Riveria entre dientes, suspirando con pesadez por el actuar de su diosa

Después de unos minutos, Loki guardó bajo llave su presente por parte de Eina en la vitrina donde guardaba sus botellas de alcohol, para después volver junto a Eina y Riveria

-Muchas gracias por el presente, Eina-chan, realmente lo aprecio- Agradeció la diosa a la semielfa

-No debe dármelas, Loki-sama, me alegro que haya sido de su agrado-  Contestó Eina con una sonrisa afable, antes de que mirar serianente a la diosa -¿Entonces hay trato, Loki-sama? ¿Responderá a mis preguntas?-

-Por supuesto, no hay duda de ello- Dijo Loki -Pues bien, ti dirás, ¿que quiere saber, de que Familia quieres que te de la información?-

-La Familia Soma- Dijo Eina, sorprendiendo a sus dos acompañantes -Quisiera saber todo lo referido a ese dios y a su Familia-

-Antes de que te diga nada- Dijo Loki con expresión de sospecha -¿Por qué quieres saber sobre ellos precisamente?- No era muy común que alguien se interesara precisamente en esa Familia, sobre todo teniendo en cuenta lo problemáticos que eran

La semielfa estuvo en silencio unos instantes antes de responder con sinceridad, pues sabía que no podía mentirle a una deidad ni aunque quisiera hacerlo -Se trata de Bell-kun-

-¿El hijo de la enana?- Preguntó Loki con sorpresa -¿Que tiene que ver Bell-chi con esto?-

Eina cogió aire antes de empezar a relatar -Resumiendo, hace unos días le aconsejé a Bell que contratara un soporte, para que le ayudará a cargar sus suministros y botines, ya que a veces me decía lo duro que era recoger los cristales que dejaban los monstruos, y de paso que no fuera solo al Calabozo- Riveria y Loki asintieron. Desde luego, era recomendable que un aventurero novato como Bell, a pesar de su increíble fuerza y habilidad, fiera acompañado de un soporte que lo ayudara con su inventario -Al día siguiente de comentárselo, me dijo que había conocido a una chica, Liliruca Arde, a la que contrato como soporte, y gracias a ella, su botín obtenido se ha intensificado bastante estos últimos días-

-¿Y cuál es el problema? Por lo que se, el chico quiere ganar dinero suficiente para comprar una casa para la enana y traer a su familia con él, así que ahora puede aumentar su botín, no le veo nada malo- Preguntó Loki, recordando lo que Hestia le contó a ella y a sus amigas sobre el objetivo de Bell para ganar tanto dinero en el Calabozo

-Y no vería ningún inconveniente, di no fuera por qué esa chica pertenece a la Familia Soma- En ese momento, Riveria y Loki comenzaron a ver claro la causa de la preocupación de la semielfa -Puede que a lo mejor sean figuraciones mías, pero temo que esa chica esté planeando algo contra Bell-kun. Él afirma que la chica es amable y de confianza, pero me preocupa que se esté aprovechando de su buena voluntad. Bell-kun es muy bueno y amable, y siempre quiere ayudar y ser amable con los demás. Me preocupa que un miembro de esa Familia tan problemática pueda causarle problemas- La preocupación de Eina era palpable en el tono de sus palabras -Por ello, quería información sobre esa Familia y su dios, para saber que pueden estar tramando contra Bell-kun-

Riveria y su diosa asintieron nuevamente en comprensión. Esa Familia estaba llena de miembros que solo creaban problemas. Tenía sentido que Eina estuviera preocupada, teniendo en cuenta que un miembro de esa Familia estaba acompañando todos los días al peliblanco al Calabozo.

-Tu angustia no es para menos, Eina-chan- Afirmó Loki, asintiendo con sus ojos cerrados y cruzando los brazos -La Familia de ese dios, Soma, está formada por aventureros que no veneran a su dios ni le profesan lealtad alguna- Lo dicho por Loki sorprendió a Eina. La mayoría de aventureros, se unieran a la Familia que se unieran o por los motivos que fueran, le eran leales a su dios, normalmente idolatrándolos -Esos niños mortales solo desean una cosa: El vino de Soma-

-¿El vino de Soma?- Eina había oído hablar de ese vino, considerado un néctar divino, por el que hasta los dioses estaban dispuestos a pagar grandes cantidades de dinero tan solo por una botella.

-Asi es. Todos los que se unen a Soma es por un motivo: Obtener ese vino. No sé mucho sobre el tema, pero al parecer, Soma destila una versión especial, solo para los miembros de su Familia. Esta provoca una dependencia instantánea; al momento de probarla, lo único en lo que piensas es en obtener más y más, dispuesto a lo que sea por conseguir más, y parece que de alguna forma el falna de Soma intensifica más esa dependencia- Cada palabra dicha por Loki asombraba más y más a la semielfa -Por ello, esos tipos de meten en tantos problemas. Roban y amenazan a otros, incluso entre sus propios compañeros de Familia, con el único fin de conseguir dinero para seguir obteniendo vino de su dios-

-¿Y Soma-sama en verdad permite este comportamiento de sus hijos?- Preguntó Eina, no pudiendo creer lo que estaba oyendo, pues no entraba en su cabeza que un dios de Orario permitiera esto

-A Soma-sama le trae sin cuidado- Añadió Riveria con expresión molesta, que también conocía bastante sobre esa Familia de boca de Loki -Él solo piensa en crear nuevas fórmulas de su vino, que precisamente prueba con sus hijos. Por eso, ellos hacen lo que quieren, pues su dios solo se preocupa por seguir investigando; de hecho, ni siquiera parece verse afectado cada vez que uno de sus hijos muere en el Calabozo o es detenido por la Guardia-

-Incluso más de una vez algunos dioses, sobre todo Ganesha y las otras Familias Guardianas, le han echado en cara su indiferencia por el comportamiento de sus hijos, pero a él se la suda, solo piensa en hacer vino y más vino. Ha sido sido incluso desde antes de descender del Cielo- Comentó Loki, suspirando hastiada. Frente a ella, Eina comenzaba a atar cabos. Comenzaba a entender el comportamiento de los hijos de Soma, como cuando reclamaban más dinero de los botines de cristales obtenidos en el Calabozo, cosa que ocurrió el otro día, cuando Bell se vio obligado a echar del Gremio a uno de estos aventureros, que estaba molestando a Erica, la trabajadora novata del Gremio y prima lejana de Misha.

-Entonces, ¿esa chica de Soma está planeando robarle a Bell-kun?- Preguntó Eina, tras llegar a esa terrible conclusión al oír esa información sobre la Familia Soma

-Realmente no lo creo, habría que estar muy loco para robarle a Bell-chi, sabiendo lo fuerte que es. ¿Te atreverías a robarle a un nivel 1 que da hostias como un nivel 6?- Afirmó Loki con ironía, negando con la cabeza -Ademas, Bell-chi no es tan tonto como para dejarse robar. Lo más probable es que esa aventurera de Soma haya oído que ese chico gana auténticas fortunas, y haya decidido ofrecerse como soporte para ser contratada por él y así obtener un bien botín para ella. Y siendo ese niño tan bueno y amable como es, se habrá ofrecido a dividir en dos sus botines, ¿cierto?- Eina asintió como respuesta

-Pues ahí está. Trabajando para Bell, esa chica obtiene una gran fortuna casi sin esfuerzo, pues me juego lo que quieras a que es Bell él que se encarga de los monstruos por si mismo. Y como él es alguien justo y generoso, reparte equitativamente sus ganancias con ella- Afirmó Riveria -De modo que, ¿para que arriesgarse a robarle cuándo puede obtener mucho más dinero de él actuando de forma "honrada" con él trabajando a su lado?-Asintiendo, Eina se mantuvo en silencio, pensando en lo.ducho por Loki y Riveria mientras mantenía su mirada baja.

-¿Entonces que debería hacer, debería decírselo a Bell?- Preguntó al final Eina al cabo de unos instantes

-Pues decírselo si quieres, pero no creo que el chico le de demasiada importancia. Conociéndolo, es hasta posible que le dé igual, y de ida seguir trabajando con ella. Por lo que me has dicho, a Bell-chi la chica le cae bien, y en realidad no parece que la chica lo esté perjudicando; es más, está hasta actuando justamente. Dos van al Calabozo, dos ganan lo mismo- Eina solo pudo asentir, dándole la razón a Loki -Mi consejo, déjalo estar como hasta ahora. Si ves algo raro o descubres que esa chica planea algo contra el niño de la enana, adviérteselo pues. Hasta entonces, que todo continúe como hasta ahora. Si la mocosa quiere gastarse ese dinero en alcohol hasta caer borracha al suelo, es problema suyo; lo importante es que no perjudique a Bell-chi-

Eina aceptó lo dicho por Loki, aunque a regañadientes. Le molestaba que parte del dinero que con tanto esfuerzo reunía Bell se lo gastará esa cría en sus vicios, pensamiento que en parte era compartido por Riveria y Loki. Era una pena que hubiera personas que se aprovecharan de la buena voluntad de personas como Bell. Ambas apreciaban al chico: Riveria, aunque no había hablado mucho con él, pudo ver que era un chico simpático y amable, que conseguía sacar lados de Aiz que creía perdidos en la pelidorada, cosa que la elfa agradecía. Y con Loki, no sólo era el primer hijo de una de sus mejores amigas, que además la salvo de ser violada, si no que además arriesgó su vida para salvar a una de sus lindas hijas, cosa que jamás podría agradecerle lo suficiente.

-Muchas gracias por haber contestado mis preguntas, Loki-sama- Dijo Eina, levantándose para irse, y ofreciéndole una reverencia a la diosa. Se hacía tarde, y debía volver al Gremio, además de que ya había obtenido las respuestas que buscaba.

-¡De nada Eina-chan, y gracias por tu regalo, lo voy a disfrutar mucho!- Respondió Loki, sacando una gota de sudor en Riveria y Eina

-Permíteme que te acompañe a la salida, Eina- Dijo Riveria, acompañando a la semielfa fuera del despacho, mientras en su interior se escuchaba la risa de la diosa Loki, que muy feliz empezaba a dar buena cuenta del regalo que había recibido de la recepcionista del Gremio.

Ambas caminaron hasta la entrada, despidiéndose bajo el portón de la mansión.
-Muchas gracias de nuevo por todo Riveria-san- Dijo Eina inclinándose

-No se merecen Eina. Eres la hija de una de mis mejores amigas desde hace décadas, siempre estaré dispuesta a echarte una mano cuando los necesites- Respondió la elfa con una expresión y sonrisa afable.

Tras esto, la semielfa se despidió, alejándose de la sede de Loki mientras Riveria volvía al interior de la mansión. Mientras Eina caminaba de vuelta a su trabajo en el Gremio, sus pensamientos fueron de nuevo hacia el chico que tanto la preocupaba y angustiaba -Espero que sepas lo que estás haciendo y no te metas en ningún lío, Bell-kun-

Continuará

Otro capítulo terminado, y hemos visto el encuentro entre Bell y Godric, así como descubierto ciertas cosas de su pasado.

Espero que lo hayáis disfrutado, y mod vemos en el próximo capítulo.

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