Aventuras de un heredero

By Anaisbvm

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Miles Campbell Jones, uno de los chicos más reconocidos de toda Europa por ser hijo de un joven empresario ex... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45.

Capítulo 13

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By Anaisbvm

Miles

Pensé que porque estábamos enfermos nos íbamos a librar de ir a la escuela, papá por supuesto ya tenia todo calculado. Me sorprendí cuando Lucas llegó con unos papeles en la mano y comentando que ya estaba todo en perfectas condiciones para ingresar en dos días. Algo se revolvió en mi estomago y estoy seguro de que ganas de vomitar no eran, sin duda los nervios me atacaron ¿Qué carajos haré en una nueva escuela? No tengo amigos, tengo a mi hermano, pero él no cuenta.

— Esperen ¿Cómo dijiste, Lucas?

— ¿Yo? No lo sé joven, dije muchas cosas durante un minuto.

— ¿Estas chistoso Lucas? ¿Por qué nadie me dijo que íbamos a entrar tan pronto?

— No hay que ser adivino para saberlo, papá insiste que la "educación" es lo más importante, mírame, aquí estoy sin palabra para reclamar. Hice todo lo posible por librarme y no lo logré —dijo Milan exagerando en el sofá.

— Pero es que no es justo, digo, no me siento en condiciones de volver a estudiar.

— Tú jamás vas a estar de acuerdo con estudiar Miles —papá apareció detrás de la puerta con una bandeja de comida.

— Ja, muy gracioso —rodé los ojos y carcajeó

— Necesito que ambos se sienten porque van a comer —apreté los labios—. Sin esas caras largas que ya estoy viendo Miles ¿de acuerdo?

— Pero es que la comida es asquerosa, sin ofender ¿el cocinero conoce la sal? —reclamé bastante molesto—, pues debería porque a esto le falta un montón.

Indiqué sin vergüenza la comida que aún no nos entregaba y Lucas se colocó rojo de la risa por lo que tuvo que salir del cuarto para no seguir aguantándosela. Alexander me quedó mirando por unos segundos y luego colocó una mueca.

— Yo lo preparé —abrí y cerré la boca sin creérmelo—. De todos modos, Miles, la sal no es buena así que se acostumbran que de ahora en adelante así serán las comidas.

— Hoy reina la simpatía señores —rodé los ojos.

Después de una mirada de advertencia y que nos hayan dado una comida realmente asquerosa nos quedamos en el cuarto de juegos con Miles, no había nada interesante que hacer y cuando esto pasa mi mente comienza con escenarios impresionantemente divertidos. Perfectamente podría hacer un par de llamadas y salir a hacer algún deporte, me siento mucho mejor, pero papá no piensa lo mismo.

— ¿Vas ganando? —dije indignado—. No puede ser cierto.

— ¿Qué cosa? ¿Qué sea mejor que tu o que seas tan malo que te ganen a la primera?

— ¿Te crees muy gracioso imbécil? —resoplé.

— ¡Gol! —gritó y se levantó feliz del sofá— ¡Soy genial en esto!

— Fue suerte.

— Que mentira, acepta tu jodida derrota y listo.

— Eres pésimo jugando Milan, acéptalo tú.

— ¿Quieres comprobarlo?

— Yo tenía el récord, no me vengas a joder —molesto tomé un vaso de agua que tenía en la mesa y se lo lancé, mojando sin querer el control que usábamos para jugar, y de paso también su celular que se colocó negro al instante.

— ¡Mira lo que haces!

— ¡Lo estoy viendo!

— No quiero pelear Miles, déjame tranquilo —salió dando un portazo y me quedé de brazos cruzados en el sofá.

Alexander

Lucas me dio un informe semanal de cosas de la empresa como siempre lo hace y lo estaba revisando hasta que escuché en portazo en el segundo piso que fue difícil de ignorar ya que mi hijo mayor bajó molesto con la camiseta mojada y salió al patio.

—Hey Milan, ¿pasó algo? —me ignoró completamente y corrió—. Milan te estoy hablando jovencito.

Lo seguí un poco confundido por su actitud y lo vi lanzarse a la piscina de la nada. Me enojé de inmediato, se podría resfriar con el frio que hace hoy y ni lo piensa por hacer las cosas apresurado. Ya pasamos malas experiencias en el médico y tendrá más la semana que viene así que me quiero ahorrar otra visita.

— ¿Qué está pasado aquí? —llegué a la orilla y el nadó—. Ultima vez que te pregunto jovencito o te sacaré de ahí a nalgadas por tu actitud.

— ¡Nada, quiero estar solo, déjame!

— Basta ¿eh? No permitiré que me hables así —me miró con los ojos rojos y se hundió en lo más profundo—. Te sales de ahí ahora mismo Milan, no es la hora ni el día para bañarse en la piscina.

— ¿Tan difícil es entender que necesito mi espacio? —reclamó furioso.

— No sé qué problema habrás tenido, pero no te dejaré que cojas un resfriado, salte inmediatamente —dije con un tono bastante autoritario porque mi escasa paciencia disminuyó.

— ¡Vete! —se alejó y respiré profundamente para ir a sacarlo.

— Señor, el joven Miles está forcejeando con los guardias en la entrada porque quiere salir, venia solo para notificarle de lo que está sucediendo. Y los medios han sacado nuevos rumores.

Suspiré un poco agotado y asentí.

— Gracias Lucas, dile por favor a los guardias que entren a Miles porque no tiene permitido salir y que se calme o iré a hablar con él.

— ¿Necesita ayuda?

— No Lucas, pero gracias —me volví para ver a Milan y este seguía nadando como si nada ignorando por completo mis advertencias—. Contaré hasta tres.

— ¡Uno, dos, tres! ¡Te los ahorré!

Que difícil es tener hijos, Dios. Sobre todo, si son dos y se les ocurre hacer berrinches al mismo tiempo, no tengo idea de la razón que es lo peor. Le daré unas buenas nalgadas al mayor para que se le quite lo irresponsable y contestador lo cual me sorprende de él ya que jamás se dirigía hacia mi de esa manera. Tiene confianza lo cual es bueno, pero no se justifica. En cuanto al menor no es novedad que haga esas escenas cuando sabe que está castigado.

— Fue suficiente, se acabaron las oportunidades Milan —rodó los ojos y se iba de un lado a otro con tal de que no lo sacara, pero lo que si le sorprendió fue que me quitara los zapatos para entrar a buscarlo—. En el momento que yo mismo te saque de ahí tendremos una charla por desobediente.

— No te atreverías...

— ¿No? —entré a la piscina y su cara cambió completamente.

— ¡No es tan difícil entender que quiero estar solo, joder! —chilló cuando lo alcancé y lo llevé nadando hacia afuera.

Lo primero que hice al salir fue darle cinco nalgadas que lo hicieron brincar.

PLAS PLAS PLAS PLAS

Claramente con la ropa mojada le iban a doler más y enseguida se colocó a lloriquear. Le entregué una toalla y saqué una para mí. En ese mismo instante Miles salió furioso y me gritó de la nada.

— ¡Diles a los jodidos guardias que me dejen salir!

— ¿Cómo? —no pude creer que estaba siendo tan irrespetuoso.

— ¿Estas sordo? —arrugó las cejas y volvió a gritar— ¡Diles!

— Son personas Miles, gente que hace su trabajo y si te ordeno que no sales, no lo haces. Sabes perfectamente que no se te negó la salida por estar precisamente enfermo ¿recuerdas?

Apretó los labios.

— Entonces te me calmas y lo mismo va para ti Milan —muy molesto respiré para tranquilizarme—. Quiero que te quedes en la sala Miles, hablaremos allí y tu hermano se va al cuarto porque luego pasaré por ahí.

— ¡Estas loco si piensas que me quedaré donde se te da la gana! —se fue corriendo y lo siguió su hermano.

Cerré los ojos en el patio y me coloqué las manos en la cara. Necesito paciencia, por favor, la necesito.

Iba entrando a la sala cuando en la televisión apareció una nueva noticia acerca de Milan, de los años que había estado fuera sin ser visto por las cámaras y que yo supuestamente lo había querido "ocultar". Que tonterías. No tienen algo mejor de lo que hablar mas que las vidas privadas de los demás.

— Lamento decirle señor Alexander que hay un problema en la empresa, sé que usted quería estos días libres de trabajo, pero es urgente... si no va ahora puede que se pierda un acuerdo.

— Eh, si, iré Lucas espera un minuto.

— Le prepararé el auto.

— ¡Chicos! —ninguno me respondió—. Surgió algo, volveré lo más pronto que pueda, pero no crean que se me olvidará hablar con ustedes. Bajen.

Nada, absolutamente nada.

— ¡Los estoy llamando chicos! —nuevamente silencio.

Me fui a cambiar la ropa que tenia mojada y luego saqué las llaves de la casa entre otras cosas esperando que estuvieran mis hijos en el primer piso, pero me equivoqué. Ni siquiera lo habían intentado. Me di por vencido y dejé una nota en el refrigerador.

No sean rebeldes, pequeños, no me gusta que me contesten así, espero que reflexionen mientras no esté en casa. Los amo, no quiero discusiones, volveré pronto.

Milan

Me quedé en mi cuarto acurrucado entre las mantas y llorando porque mi celular no funciona. Tengo todos los recuerdos ahí, jamás hice un respaldo de ello y ahora me estoy arrepintiendo muchísimo. Las fotos con mamá, los países que conocí todos estos años, miles de cosas que quería recordar y las tenía en una carpeta, ahora las perdí y todo por la culpa de mi hermano. Tengo mucho enojo y no quiero gritarle, sé que seria feo de mi parte viendo que acabo de llegar aquí, apenas estamos entablando una conversación y yo la arruinaría de golpe. Además, lo que hice allá abajo con Alexander claramente fue infantil, quería dejar mi rabia yo solo, antes cuando discutíamos mamá y yo me iba a la piscina más cercana del sector o hotel.

Siempre me ha gustado nadar, soy en experto en ello, convencí a mi madre de que me dejara ir a un curso en Alemania de natación, fui el chico mas feliz ese mes, lo puedo asegurar. Era gratis y aprendí todo lo que tenían planeado. Me destacaron en el curso y tengo un certificado.

Todo esto no lo sabe papá, no he comentado nada porque no se ha dado la oportunidad o si es que fue el momento Miles siempre intentaba acercase más. Quizás por su mala relación, no lo sé, pero he visto que mi hermano quiere tener toda la atención posible.

— ¿Milan? Perdón hermano, fue una tontería... —Miles abrió la puerta.

— No quiero hablarte.

— Te compraré un nuevo celular, eso es lo de menos...—abrí la boca y la cerré sin poder formular ninguna queja.

— Déjame tranquilo, Miles.

— Te lo aseguro, mira, he perdido muchos celulares este año y Alexander no dudará en dártelo. Perdón si fui muy.... hmm... ¿pesado?

— ¡Tenia todos los recuerdos allí! ¡Ahora no enciende!

— Quizás se pueden recuperar —me miró con los ojos llorosos—. Yo no quería romperlo.

— Pero lo hiciste, ¿Cómo podré ver las fotos que tenía antes?

— Por eso te digo, puedo ver que hacer... yo...

— ¡Ese es el problema Miles, intentas arreglar algo que ya se rompió! ¡Debes aprender de una maldita vez que no todo se arregla con dinero! —me descargué y lloré como un crio frente a él.

— Si es una puta indirecta con esto de la relación de hermanos, no pienso discutirlo.

— ¡No lo es, joder! Las fotos con mamá ya no las tengo...

— ¿Qué mas quieres que haga? ¡Ya te pedí perdón!

— ¡No quiero tus disculpas!

Que gran mentira acabo de dar, aprecio sus disculpas, pero el enojo no me da para más y quiero desquitarme con alguien.

— Bien.

— Bien —le respondí.

Estornudé por un segundo y comencé a temblar cuando salió del cuarto. Sigo con la ropa empapada y ya ha pasado un buen rato desde el encuentro en la piscina. Pensé en cambiarme, pero cerré los ojos me quedé dormido en el pequeño sofá de mi cuarto.

Alexander

En la empresa estuve un buen rato ocupado, ya que pisé el edificio me llevaron a mil juntas para ordenar ciertas cosas, estuve viendo papeles y firmando cosas. Estoy agotado, solo quiero irme a casa y terminar aquí, pero en algún momento tendré que volver a llevar esta rutina así que pensé en acostumbrarme desde ya y quedarme un poco más.

— Hunter —le hablé a uno de los trabajadores—, quiero los contratos de la semana pasada aquí por favor y con respecto a la conferencia de prensa quiero que informes que la suspenderé.

— Si, señor.

— Disculpen, siento interrumpirlos —uno de los guardaespaldas estaba parado en la puerta e hice una seña para que entrara a la oficina.

— No hay problema.

Hunter salió y dejé de escribir para ponerle total atención a Parker.

— Miles está pidiendo que lo lleven a su oficina señor, ha hecho un par de llamadas y Lucas dice que necesita su autorización.

— Dile que me voy pronto, que no será necesario.

— De acuerdo.

— Parker quiero que me hagas un favor —él se sentó—. Eres uno de los guardaespaldas más jóvenes que tengo, además tienes mi confianza y por eso mismo quiero pedirte que te encargues de Milan. Desde hoy si es que aceptas, estarás a sus "ordenes" a lo que me refiero es que, si necesita algo, lo ayudas, lo mismo que hace Lucas con Miles.

— Seria un honor, jefe.

— Muy bien, gracias. Apenas volvamos a casa comienzas, le pediré a Lucas que te ayude en todo.

Parker ha estado alrededor de dos años trabajando para mi y nunca me ha fallado, no pensé que fuera a buscar a alguien tan rápido, pero es necesario, el día que viajamos con Miles a Dinamarca él estaba presente y lo mismo en todos los viajes que hemos planeado. Lucas me lo recomendó ayer por la tarde y toda ayuda me viene bien.

Con tantos paparazzi, gente que se nos acerca y los peligros que corremos era lo más correcto.

Cuando iba de camino a la casa me preparé mentalmente para regañar a los chicos, no es mi parte favorita del día claro está, en este tipo de situaciones intento conversar primero y luego darles el castigo apropiado, pero por lo que veo se viene difícil, sobre todo con Miles, lo conozco muy bien y no me dará explicaciones, él grita y te insulta sin más. Con Milan es un camino incierto, no sé como reaccionará ni como tratarlo para que me entienda, pero aprenderé o eso espero.

Estacioné el auto y bajé el maletín.

— Bienvenido, señor Alexander —Lucas apareció.

— Gracias Lucas, ¿has visto a mis hijos?

— Miles hace un momento estaba en el patio y Milan no ha salido de su habitación.

— ¿Cuánto insistió para ir a la oficina? —me referí a mi hijo menor.

— Nueve veces y sin contar los intentos de escape.

— Dios mío —coloqué una mano en mi rostro—. De acuerdo ¿dijo la razón?

— No señor —asentí—. Tengo otra noticia, Maya se contactó y quiso informar su renuncia, está con los preparativos de su matrimonio.

— Oh, me alegro por ella —di una sonrisa—, me imagino que está contenta.

— No del todo, recalcó bastante que dejar a Miles era muy difícil pero que cualquier cosa ella siempre estaría ahí ¿quiere que me encargue de buscar a alguien nuevo?

— No Lucas, creo que desde ahora me ocuparé yo mismo de la casa —pareció sorprendido—. Debí hacer esto hace mucho tiempo y ya con dos adolescentes es hora.

Estoy organizándome para terminar el trabajo al mismo tiempo que los chicos terminen la escuela, es algo que no le he comentado a nadie, pero es muy necesario. Quiero tener tiempo con ellos y es la mejor opción.

Les compré un par de cosas que les faltaban para la escuela antes de venir y creo que estoy mas nervioso yo que ellos en esto. Recuerdo cuando fueron al jardín por primera vez, yo tuve que ir a dejarlos porque a mi pareja le surgió algo y Milan lloriqueaba aferrado a mi pierna, por otro lado, Miles iba muy contento con sus compañeros al parque. Fue un reto dejar al mayor, iban en jardines diferentes por su edad.

— ¡Miles, Milan, bajen por favor! Traje algo para ustedes.

— ¿Qué es? —el menor apareció.

— Lápices, un par de cuadernos... —miró con curiosidad la bolsa—. Los sacas luego de que conversemos ¿eh?

— ¡Me llamaste para que saliera de mi escondite!

— ¿Estabas escondido? Miles... —reprimí una sonrisa para no hacerlo sentir mal y coloqué cara de estar enojado—, tus respuestas allá afuera, ¿fueron apropiadas?

— Ya Alexander, no quiero discutir.

— Bueno, entonces te diré lo que hiciste mal allá afuera y pasaremos a las nalgadas inmediatamente —su cara se tornó de color rojo intenso y arrugó las cejas.

— ¡Y me vas a pegar por decir cuatro palabras! —dijo indignado.

— Por gritar Miles, tu altanería no te va a llevar a ningún lado, vamos a conversar.

— Nunca dije que quería conversar contigo —se cruzó de brazos.

— Escúchame jovencito...

— ¿Y sabes? Dile a tu hijo que se vaya a la jodida mierda si quiere porque me cansé de tratar de arreglar los putos problemas y que nadie tome la iniciativa.

— No hable así que me voy a enojar, nunca te he enseñado que se habla con groserías —lo regañé—. Quiero escuchar lo que pasó, aun no entiendo el problema.

— Estábamos jugando e hizo trampa entonces tomé un vaso y se lo lancé —abrí los ojos de par a par—, me refiero al agua, jamás el vaso...

— Menos mal que lo aclaraste.

— Y pues... su chatarra de celular se rompió y le pedí perdón, lo juro, pero no quiso hablarme.

— Te ganas treinta, por el escandalo de allá afuera y por actuar impulsivamente Miles, no fue correcto.

— ¡Treinta! —chilló.

— No son nada con las que te debería dar jovencito.

— ¡Y me las dices!

— Para que no te extrañe Miles, así que ven a mis rodillas —no me senté en el sofá hasta que se acercó porque podía esperar cualquier cosa, no hubiera sido extraño si se escapa de ahí.

Fue obediente, así es, Miles Campbell caminó a pasos cortos si hacia mis rodillas y se recostó sin patalear ni hacer algún berrinche por lo que darle ese pequeño castigo me hizo sentir terriblemente mal. Espero que no llore porque si lo hace la culpabilidad se hará presente.

— No me gusta estar en esta situación contigo jovencito —tomó un cojín y se tapó el rostro—, te vas a ahogar así.

— Mejor para mí.

PLAS PLAS PLAS

— ¡Ay!

— ¿Cómo se te ocurre decir tal cosa? Dios mío, Miles.

— Perdón, ¿sí? —le acaricié la espalda para que se relajara un poco y luego comencé.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

— ¡Jo! ¡Están muy fuertes! —se removió en mi regazo desesperado— ¡Espera Alexander, pican un buen!

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

— Espero que no se repita de nuevo ¿estamos? Tanto con tu hermano como con los guardaespaldas que son personas Miles, ellos hacen lo que se les ordena y no se les tiene por qué insultar.

PLAS PLAS PLAS

— ¡Si! ¡Lo prometo!

PLAS PLAS *Ya, ya* PLAS PLAS *Oww* PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

— Todo solucionado y perdonado —lo levanté y sus ojos cristalizados junto a su puchero me derritieron—. Ya cariño, ya está.

— No fueron suaves, menos duelen más —lloriqueó en mi hombro.

— Para que no se repita.

— Te lo aseguro que no —resopló en un abrazo.

— Ahora iré a conversar con tu hermano —colocó una mueca que se hizo notar— ¿Qué pasa?

— No irás a "hablarle" sino a pegarle, mejor no le digas nada...

— Iré a regañarlo Miles, porque lo que hizo estuvo...

— Mal —completó la frase—. Lo sé, pero... él es nuevo en esto sabes...

— No lo es, antes también se ganaba sus azotes y dudo que sea muy nuevo, pero es mejor que aprenda y se le corrija Miles.

— Pero no vayas...

— Hijo hablaré con él, eso no está a discusión —se mordió el labio y suspiró—. Prepara unos platos que les traje un postre saludable para la cena.

— ¿Postre de consuelo? —carcajeé con su respuesta.

— Tal vez, anda hijo.

— Espera, define saludable ¿es de vegetales? Un momento, ¿Qué es?

— Es sorpresa, campeón —su cara de desagrado y sonreí negando con la cabeza—. Vuelvo en un rato con tu hermano.

Encontré muy tierno que intentara defender a su hermano, pero sería muy irresponsable de mi parte reprender a uno y al otro no sabiendo que ambos tienen culpa por actuar mal. Caminé por las escaleras y me dirigí al cuarto que escogió Milan, le di dos golpecitos a la puerta y nadie respondió, también le hablé, pero fue en vano así que abrí despacio.

Milan estaba dormido en el sofá con la misma ropa que lo había visto meterse a la piscina, me sorprendió que aún no se la haya sacado y lo fui a despertar.

— Hijo, ¿Qué haces con esa ropa, caramba? —abrió los ojos y me miró desorientado.

— ¿Mhm?

— Puedes coger un resfriado Milan, te cambias ahora —busqué en su closet ropa y encontré muchas chaquetas y zapatos, pero ninguna camiseta manga larga que lo abrigara, supongo que estas compras fueron las que hicieron hace unos días— ¿No tienes camisetas?

— Si, dos, pero creo que están en el lavado.

— Iremos a comprar ropa.

— No, no, ya hice algunas... —levanté una ceja.

— Quítate esa ropa Milan, ahora —obedeció—, voy a buscarte algo y vuelvo.

En mi cuarto elegí unas cuantas cosas y se las traje, seguramente la camiseta le va a quedar grande pero lo demás está bien, Miles me pasó un pantalón de pijama que ya no usaba y también se lo entregué.

— Ahora si —dije cuando ya se había cambiado—. Nunca más quiero que te quedes dormido con la ropa mojada ¿estamos?

— Si papá, me ganó el sueño...

— Si tienes gripe después... —lo iba a seguir regañando, pero cuando bajó la cabeza supe que tenia que comenzar a hablar de otro tema—, Milan ¿Qué pasó? Quiero que me cuentes.

Se tomó el tiempo de decirme como su móvil había quedado destruido y que le dolía muchísimo que ya no iba a tener los recuerdos que atesoraba. Además, se disculpó repetidas veces por lo de la piscina.

— Yo nunca quise... yo jamás...

— Milan lo entiendo, pero sabes que cada acto tiene su consecuencia ¿cierto? —su labio tembló y a diferencia de Miles quien no se opuso este se largó a llorar como si le hubieran dado la paliza de su vida sin siquiera comenzar.

— ¡Pero yo no hice nada! —se justificó entre hipidos.

— Hey, cálmate Milan —le quise tomar un brazo y se zafó yendo hacia la esquina de su habitación—. Si que actuaste mal jovencito.

— ¡Pero no tanto como para que me castigues!

— Conoces cuales son las reglas ¿verdad? —negó sollozando—. Bueno, cuando alguien se porta mal aquí se le castiga ¿no? Así que el método que utilizo son los azotes y tu los conoces muy bien.

— Pero... pero...

— ¿Mhm?

— Duelen.

— Es el punto Milan, no van a hacer cosquillas y es para que aprendas, si te quito el computador o la televisión por unos cuantos días dudo que sea muy efectivo.

— Mamá hacia eso —dijo molesto.

— Pero papá hace otra cosa así que ven a mis rodillas, Milan.

— ¡No!

— Milan no te lo voy a repetir, sabes que llevas más de las que te ibas a ganar por desobediente ¿verdad? Te tuve que ir a buscar.

— ¡Quería mi tiempo solo!

— Pero no en el agua helada, estas recién saliendo de tomar medicamentos, no iba a dejar que cogieras un resfriado y tuviera que llevarte de nuevo a la clínica.

— Papá no creo que fuera tan grave... no quiero que me castigues.

— Hey yo tampoco lo quiero, no estoy aquí por gusto, es para corregirte así que ven aquí y terminemos esto ¿bueno? —negó—. Si cuento hasta tres Milan, serán el doble de las que pensaba darte.

¿Qué si es cruel lo que le dije? Efectivamente pero ya no me quedan más opciones más que traerlo a la fuerza y pataleando. Caminó entre llantos y lamentos hacia mi hasta que lo pude recostar.

— ¿Volverá a suceder? —sorbió su nariz y se quedó callado—, Milan, responde.

Silencio absoluto. Dicen por ahí que el "silencio otorga".

— De acuerdo.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS *Auch* PLAS PLAS PLAS PLAS

Se removió y lo sujeté para que no se fuera a caer.

— Todos nos equivocamos Milan y está muy bien el reconocer nuestros errores, a veces negarse no sirve de nada. Te hace mejor persona saber lo que haces mal y corregirlo, cambiarlo para bien, no volver a tropezarse con la misma piedra.

PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS

— Lo sé —susurró bajito—, perdón.

— Está bien hijo, ahora terminemos rápido esto.

— Ya está bien ¿no crees?

PLAS PLAS PLAS PLAS *Oww* PLAS PLAS PLAS PLAS *¡Pican!* PLAS PLAS

— Terminaremos en cuanto agreguemos las que te dije en la piscina y las otras por no responder la primera pregunta.

— ¡¿Qué?! —chilló— ¡Es injusto!

PLAS PLAS PLAS PLAS *Ayy* PLAS PLAS PLAS PLAS *¡Entendí, lo prometo!* PLAS PLAS

Las ultimas se las di un poco mas fuertes, la zona ya estaba roja y el mayor lloraba con sentimiento.

— Tienes la mano muy pesada —dijo hablando entrecortado por el llanto y lo abracé.

— Tu hermano me lo ha dicho —dio una risita—. Todo perdonado Milan ¿no volverá a pasar verdad o sí?

— No papá, enserio.

— Voy a ver si puedo recuperar las fotos de tu celular.

— ¡Gracias! —dejé un beso en su frente.

— Ya cariño, bajemos, traje un postre saludable.

— ¿Saludable? Define saludable —sus palabras y su mueca fueron igual a las de Miles, si supieran cuanto se parecen se sorprenderían.

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