Capítulo 41

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Miles

Aquel día no saqué la consola solo por el hecho de que Alexander se podía molestar. Y bueno ya ha pasado más de una semana en la cual no he hecho grandes cosas, tuve responsabilidades, si, exactamente, como leen, en contra de mi voluntad, por cierto. Papá es un grano en el culo cuando quiere serlo y así fue la semana de exámenes en la escuela.

Y aquí estoy, esperando si me condenan o no por la maravillosa asignatura que estuvo consumiendo mi tiempo. Traté de evadirlo jugando a escondidas, pero me sentaron en pleno comedor provocando que aquello fuera imposible. La profesora ha recolectado todas las evaluaciones y va entregándolas por orden. Lo que significa que si no me llaman entre los primeros 20 estoy más que jodido.

—¿Danielle Millar? —una chica de mi clase se levantó del asiento y caminó hacia el frente de la sala—, felicidades, una de las mejores notas.

—¿Están de mejor a peor? Maldición —oí a Iván, uno de mis amigos.

—Siempre son así, es una bruja...

—Miles, ¿Cómo crees que te fue?

—No digo esas cosas antes de la nota, bro —y no miento, soy un poco supersticioso.

—Gael Thompson —nombró al alumno número diez y me fui encogiendo en el asiento de a poco. Alexander va a matarme.

—Estoy empezando a inquietarme —Iván movió el pie desesperado—. ¿Y si voy al baño? Me dices que nota saqué después.

—¡No me dejes solo en esto! —chillé—. Necesito apoyo.

Me dio una sonrisa inocente antes de alejarse y pedir permiso para salir. Estuve tratando de distraerme por mientras, contaba las cosas de la sala, me fijaba en detalles que jamás hubiera imaginado de mis compañeros, hasta le calculé las posibles novias a Milan las cuales dudo que tenga por ser tan estudioso y no salir de su cuarto.

—Miles Campbell —mi estómago se revolvió—. Atención por favor, clase pido silencio.

Cerré mis ojos intentando calmarme.

—Acérquese —tragué saliva antes de levantarme con dificultad. Agradecí no caerme de boca al piso y ser el hazme reír.

—¿Mhm?

—Este muchacho de por aquí... —ay no, que alguien me saqué de aquí se los ruego—. Se ha superado a sí mismo y que sea un ejemplo para todos los que se limitan.

Esperen, ¿qué?

—La mismísima perseverancia alumnos los llevará lejos. Un aplauso para la mejor nota de la clase —abrí la boca cuando todos aplaudían—. Felicidades. Es la primera vez que se obtiene nota máxima en esta asignatura después de 3 años.

—G-gracias —tomé mi prueba y me fui a mi asiento sin poder creerlo.

Fui la mejor nota, carajo. ¿Recuerdan ese momento en el que dudé de mí? Pues olvídenlo, soy el mejor en esto, además ya no tendré que preocuparme por mostrar mi boletín, papá estará orgulloso y me devolverá el celular que es lo importante. Ya no me podrá castigar porque lo voy a chantajear con esto. Es asombroso.

—Woah, eres un cerebrito, Miles —Iván sonrió y me dio un medio abrazo—. Hoy hay partido para celebrar.

—Me encanta —dije feliz.

Las horas de las demás clases pasaron volando, no sentí el tiempo y menos cuando llegó la hora de almuerzo en donde no comí por estar jugando en la cancha de baloncesto con mis amigos de otros cursos más que yo.

No es habitual que me salte las comidas, pero últimamente no me da apetito, Alexander si es muy estricto con ese tema, detesta que me salte si quiera una hora y si se llegara a enterar me regañaría con ganas. Lo tengo advertido, aún recuerdo su frase "Vuelves a dejar de comer por dos días Miles Alejandro y el castigo que te voy a dar será inolvidable". Bueno, me quedé jugando videojuegos esa vez y ya sabrán la zurra que me llevé.

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now