Capítulo 20

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Milan

Han pasado unos días y hemos rendido los exámenes, en base a mi experiencia debo confesar que estuvieron un poco difíciles, espero haber salvado algo. A pesar de todo esperaba que papá me estuviera presionando y fue todo lo contrario, me daba ánimos antes de enfrentarme a la escuela y hacia lo mismo con Miles. Nunca esperé que fuera así la verdad, recuerdo que antes cuando estábamos todos juntos como familia la educación no era lo más importante, era nuestro deber, pero las calificaciones dependían únicamente de nosotros y nunca había regaños, nuestros padres solo discutían en aquellos años.

En el momento en que mamá decidió por mi sobre mis estudios y no tuve la libertad de elegir si quería continuar o no en algún establecimiento educacional sentí que mi vida se paralizó por momento, pero lo acepté, me puse en su lugar y siendo sincero me acostumbré a no volver a tomar un cuaderno. Con mi padre es distinto, me hizo ver las cosas de una manera diferente.

Miles se veía muy despreocupado cuando le preguntaba que tal le fue en todos los exámenes, cada vez que nos topábamos en el recreo me decía que le estaba yendo excelente y yo intenté creerle sin embargo algo me decía que no era cien por ciento sincero.

—¿Dónde vas? —me preguntó al verme con un bolso en la salida de la escuela.

—Queti.

—¿Eso significa...?

—¿Qué te importa? —completé la frase y me fulminó con la mirada.

—No lo encuentro gracioso, imbécil —me dio un empujoncito.

—¡Hey! —me quejé porque me dolió—. No puedes saber todo lo que quiera hacer en mi vida Miles.

—Supongo que es secreto ya que guardas tanto misterio.

—No, unos amigos me invitaron a jugar tenis en un club —hizo un gesto de desagrado—, ¿Qué?

—Te vas a aburrir —bostezó—. Créeme, yo he ido miles de veces a esos lugares y si no sabes jugar jamás te dejan ir por la pelota.

—Soy bueno en ese deporte.

—Si tú lo dices... —se alejó al ver el auto de Lucas y Parker.

—¡Miles no me dejes a mitad de conversación!

—¡La, la, la!

Seguramente quiere ir, por su actitud me lo demuestra, pero lamentablemente no puedo invitarlo, según los chicos pagaron las entradas justas de determinados integrantes y cada uno tiene su pareja para el juego, la próxima vez iré con Miles, no me gusta que pase aburrido en casa.

—¡Parker, espera! —corrí detrás de mi hermano—. No iré a casa, sino a un club.

—¿Le avisó a su padre de eso?

Me subí al auto y di un fuerte suspiro. Por supuesto que no lo hice, no es que lo quisiera omitir o algo por el estilo, sino que se me olvidó y sé que avisarle no le gustará porque debí pedir permiso con tiempo y no de una hora para otra, aunque vale la pena intentarlo. Como dice Miles, no hay nadie más difícil que Alexander Campbell.

—Pues...

—Si no lo autorizaron no puedo dejarlo ir, tengo la orden estricta que usted no puede ser trasladado a otro lugar que no sea su casa a menos de que tenga la orden de llevarlo al sitio que se me indique.

—Ja —se burló Miles.

—No seas pesado... —me referí a mi hermano y Parker me miró sorprendido.

—¿Disculpe?

—¡No! Lo siento Parker, le decía a Miles...

—Comprendo.

Aventuras de un herederoKde žijí příběhy. Začni objevovat