Capítulo 26

1K 68 47
                                    

Alexander

¿No pude haber escogido un hospital más eficiente? Dios, me tienen los pelos de punta y aun no me han dado noticia alguna de mi hijo, entiendo que haya más pacientes, pero ¿qué les cuesta darme algo? Es por esto, jamás me han gustado los lugares públicos, apenas tuve la oportunidad de cambiarnos a una mejor salud lo hice inscribiéndonos en un hospital privado en donde otorgaban todo en horarios prudentes. A diferencia de eso, aquí me han tenido angustiado toda una tarde, le tuve que pedir a Lucas que se llevara a Milan al pent-house y que lo cuidara mientras yo esperaba alguna noticia.

No me voy a ir de aquí sin mi hijo, no cometeré el mismo error dos veces.

—Hola, quiero preguntar sobre Miles Campbell —hablé en el mostrador por octava vez—. Señorita.

—Si, espere, aún nada.

—Bien, gracias —hablé desganado y fui a sentarme otra vez.

Podría trasladarlo, aunque sería muy riesgoso y no quiero que empeore. Estando aquí de todas formas me preocupo por Milan quien estaba asustado, mi reacción no fue la mejor, nunca esperé encontrarme en algo como eso, fue solamente el actuar por instinto.

Aproveché para llamar al mayor.

—¿Hola, Milan?

—¡Papi! ¿Despertó? ¿Cómo está?

—Aún nada, cariño —suspiramos juntos en la línea—. Te llamaba para saber de ti, ¿cenaste?

—Si, Lucas y Parker me acompañaron.

—¿Te lavaste los dientes? Supongo que ya estás en la cama —oí una queja­ y murmullos—. ¿Es eso un reclamo, Milan?

—No...

—De acuerdo, ¿entonces hiciste todo eso?

—Si, al pie de la letra —contestó—. ¿Cuándo te vas a venir?

—Espero que pronto —imaginé su cara en estos momentos—. Ah no, sin pucheritos que me haces extrañarte.

—¿Cómo lo supiste?

—¿Cómo no lo haría? Eres mi hijo, campeón —oí carcajadas—. Ve a acostarte, es tarde, te llamé para desearte las buenas noches y que me disculparas por irme tan rápido de la playa, sé que fue un desastre...

—No te preocupes, no estoy enojado, lo menos que pensé fue eso, Miles estaba inconsciente no soy tan desconsiderado.

—Muy bien, a dormir.

—Uf, si, tengo que devolverle el teléfono a Lucas, podrías dejarme usar el mío...

—Olvídalo que no hay tratos —Milan suspiró—. Te amo, buenas noches.

—¡Yo más, adiós, pa! No te olvides de decirme las noticias.

—Si, cariño —finalizó la llamada.

Apoyé la cabeza en la pared y me crucé de brazos, esta será una larga noche y no planeo quedarme dormido en lo absoluto.

Miles

Moví los dedos de las manos y luego los de los pies, me duele todo el maldito cuerpo hasta estirarme. Me quise acurrucar pensando en que estaba en mi propia cama sin embargo al sentir una manguera rozar la muñeca me hizo despertar de golpe. El típico olor a hospital que te da náuseas está más que presente y los lloriqueos de niños que nunca faltan.

—¿Qué mierda...? —solté una grosería.

Llevé una mano a la garganta y supe que no era un sueño el estarme ahogando de verdad.

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now