Un Criminal

By Kaenx9

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SINOPSIS El antiguo detective Waller Frederick se encuentra inmiscuido en un embrollo en el cual la ayuda ven... More

N/A
Sally
Caso
Carl
Ashley
Compañeros
Los Bulldoguer
Intentando no ser el disparado
En el Hospital
La Inocencia
Me has roto el corazón
Mamá
La Carta
Es el Amor
¿Y si vemos una película?
Yo soy el Papá
¿Un hombre?
Perjuro
Respuesta
El Juicio
Sinceridad: La hipocresía
Fatiga
Y es que, hace tiempo
En ese tiempo
A finales del fin de semana
La traición se paga
Fatalidad
Represalia
Berbiquí
Bienvenido Gaspar
Interno en Emergencias
Para que NO me olvides
Los Fusiles de Asalto: Las Armas Negras
Mal, papá
Algo bueno
La palabra del jurado
Dicta la Jueza
Mi media parte
Hace un año
¿...Melody...?
Por la noche
Incógnito
Un corazón más roto
Movimiento de Los Fusiles de Asalto

Anhelando la Paz

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By Kaenx9

Después de todo eso que vivió no pudo más que suspirar y disponerse a recoger la mesa en el momento, llevar todo al fregadero, recoger el hacha del suelo y ponerlo en su sitio, para luego subir e irse a la cama a descansar un poco, porque la verdad que paso muchas cosas para haber sido solo un día, necesitaba descansar por fin, recuperar fuerzas nuevas.

Se encuentra despierto ya hace unas cuantas horas mirando hacia la ventana, la cual tiene a su costado con las cortinas corridas dándole paso al Sol a invadir su habitación. Son las ocho de la mañana, lo deduce porque es una hora en la que se aprecia bien los rayos del Sol. Está despierto desde las seis de la mañana y aún no se dispone por levantarse de su cama, anda recuperando las dos medias semanas que estuvo durmiendo en una cama como de piedra, aunque dicen que es bueno para los huesos, no lo es tanto en cuanto a comodidad cuando se ha estado acostumbrado a dormir en una como de plumas (por decir). Después de ese tiempo dormir en su cama es como si estuviera en una cama de agua: una sensación super placentera para él solo que para su cuerpo no su mente. En su mente hay un dilema en proceso, mientras su cuerpo se encuentra entumecido de la gran comodidad su mente corre en pos del viernes, pues se supone que tiene como dos sábados que no ve a su hijo, se encuentra avergonzado y piensa en cómo puede remediarlo.

-Suspira frustrado- porque las horas pasan y no sabe qué hacer, tiene miedo de que su hijo se decepcione de él y piense cosas de que no lo quiere, que está jugando con él o cualquier cosa así, seguramente su situación ya apareció en las noticias, si es así, es un punto más de que posiblemente ya no tenga otra oportunidad de acercarse a su hijo.

¿Acaso no puede cambiar su vida? ¿Sus esfuerzos son en vano acaso?
¿Está encadenado a siempre fallar?

Sus esfuerzos parecen no dar frutos por más que dé de sí mismo y eso es muy desconsolador en verdad. A veces le parece que nada vale, que no tiene por qué seguir esforzandose por cada día pintar todo de ánimo, su energía se agota en la noche a las doce de la mañana en que las sabanas se mojan con el agua salada de sus ojos, la habitación se inunda de sus suaves hipidos, pues es algo entre la noche y su apaleado corazón. -Suspira- eso comenzó en el hospital, al no poder ir al parque como normalizó la desesperación lo arrojó al mar oscuro del incontenido dolor -Se levanta- nada es fácil, pero hay que seguir, la vida siempre lo confronta al abrirle la puerta de los ojos con una vida más que viene cada que traspasamos la brecha de entre la oscuridad de la noche y la luz del día a día.

-Se aprecia en el espejo del baño- todo es muy diferente a ojos cerrados de a ojos abiertos, de lo oscuro de lo iluminado, todo es completamente diferente -Se lava los dientes- la luz es reveladora, mientras que la oscuridad solo oscura, en ella no se ve lo que no quieres o no quieras ver, en ella no se confronta nada más que a sí... en la luz si es así, por eso, cuando se ve en el espejo ve todo lo que a pasado, lo que no desea apreciar, lo que no quiere pensar, no, pero ahí está pensando o recordando otra vez, apreciando aquello que a ojos cerrado no ve:

Ella corre hacia él y lo termina abrazando, lo abraza con mucha fuerza, estaba feliz lo irradiaba en el lugar con su risa y sus movidas de un lado a otro. No podía contenerlo también era feliz porque su querida lo era, sonreía al verla sonreír, lloraba cuando ella lloraba: ahora ella corre hacia él y lo empuja hacia las escaleras. "¿Por qué?" es lo que por su mente pasa al levantarse con dificultad del duro suelo, cuando ve que ella viene con su escopeta sus ojos se abren grandemente... todo se repite.

Ella corría feliz hacia él, recuerda ese día, era el día en que se festejaba el baby shower de su amada hija Melody, la que ama con todo su corazón es la luz de sus ojos, la que lo motiva a cada día ser mejor: su hija... la que desaparecio de sus brazos de un día para otro... ¿Cómo un lindo momento es empañado con la cruda realidad, eh?

Ella corría con el rostro bañado en lágrimas hacia él, lo recordaba como si fuera apenas ayer, eran los días en que aún estaban juntos que le echaba en cara cada tanto en tanto que su hija no estaba con ellos, que podría estar arriba volando solo por su gran culpa, por no cuidarla bien aquel día, por no cuidarla, por no protegerla, por no ser un padre... ahora podría estar allá arriba volando por su gran culpa.

Se remoja la cara, se remoja la cara, remoja su cara, los ojos le arden, le arden, pero no más que su pecho de dolor.

Trinc, trinc...

El sonido del timbre de la casa lo saca de su nube, se sorprende -¿Quién será? Apenas y es de mañana- piensa el señor Waller dirigiéndose a bajo después de haberse secado la cara. Cuando llega a la puerta, ahí recuerda quién podría ser, después de pasarse todo el camino a la puerta pensando quién será se imagino por un momento que podría ser Santos para despedirse ya que decidió que se iría de la ciudad, lo cual descarta porque también le dijo que resolvería el caso del antes y, ella es muy responsable.

-¡Hola capitán!

Sí, imagino que podría ser él.

-Buenos días oficial Ramírez.

-¿Cómo se encuentra?, no sé si lo olvido, pero le dije ayer que pasaría a ver cómo se encontraba.

-Pero si fue a noche, claro que sí -contesta dándose vuelta para entrar.

-Espere. Discúlpeme, pero no puedo entrar, debo ir al trabajo.

-Ah, está bien, ve.

-Pero, y....

-Estoy bien. No te preocupes, esto no es nada, ve.

-Está bien, espero y se pueda terminar de recuperar muy pronto.

-Gracias.

Ve desde la puerta como el oficial se dirige al auto de patrulla en el que se encuentra su compañero montado en el compartimento del piloto, desde ahí lo saluda moviendo su mano de lado a lado, él le hace el mismo gesto y observa cómo se marchan en el camino.

Cuando se da vuelta dispuesto ha adentrarse a la casa, ahí en el vidrio de su puerta ve sus ojos enrojecidos. -¿Lo habrá notado?- se comenta -Sí, pero no comento nada- se responde con obviedad. Introduce en su casa, se dirige a la cocina e iba a preparar café pero se da cuenta que no hay así que sube arriba para ducharse e ir a comprar.

Cuando se termina de alistar, se asegura de no dejar su celular otra vez, toma las llaves de su auto junto con su billetera y ahí nota unos cuantos mensajes en su celular, algunos de ellos son conocidos cuestionando que sabían que era un despiadado, entre ellos la madre de Sally, reclamándole por lo supuesto que le hizo a su hija diciéndole que lo denunciaría por eso entre unos cuantos insultos fuera de sí. Suspira y entonces ve unos mensajes de Meg, la hermana de Maggie, ella le escribió los Sábados pasados preguntándole si iría a ver a su hijo Carl, que preguntaba por él. Ve esos mensajes junto a un audio de su hijo:

-¡Papá!, ¿¡estás bien!? ¿¡Acaso te has enfermado!? ¡Contesta cuando me escuches por favor! ¡Te quiero volver a ver!

Se le escapa una lágrima. No lo puede evitar, tenía miedo de que no lo quisiera volver a ver y él le manda eso. No lo puede creer. Le deja un mensaje a Meg de que hoy puede verle, que le avise si ella puede y se dispone después a salir de su casa.

Afuera de casa respira el frío aire mañanero, se pone su guante de cuerro izquierdo y se ajusta el derecho para luego con cuidado subirse en su auto. Mientras conduce ve cómo unos autos le siguen despacio, gracias a que es de mañana y siendo un fin de semana, no andan muchos autos y los que puede ver son de patrulla.

Cuando conduce no encuentra muchos sitios abiertos pero ve la fiscalía y decide pasar a ver a Santos rogando que está esté.

-Buenos días capitán, ¿en qué le puedo ayudar -le sonríe una simpática señora ya en sus años.

-No es gran cosa, dime, ¿se encuentra la detective Santos?

-Sí, se encuentra en una junta ahora, si quiere le aviso de su presencia o...

-Oh no, no te preocupes, la puedo esperar.

-Está bien.

Él va y se sienta en uno de los asientos de espera mientras la señora le ve en su lugar detrás de un alto escritorio de frente con la puerta de entrada a la fiscalía

-Ah, capitán.

Él la ve.

»Ahora que me a recuerdo, hace ya unas semanas un hombre a venido varias veces en su busca.

-¿Por mí?

-Sí, decía su nombre completo y que quería hablar específicamente con usted, también decía que era de vida o muerte. Muchas veces han venido gente así diciéndonos eso estando ebrios o drogados, pero, está vez me pareció que el joven sí decía la verdad.

-Mmm... ¿Te dijo su nombre?

-No, solo decía el nombre de usted. Pero me dejo su número de teléfono dijo que se lo diera a usted -le extiende un papel.

-Está bien, gracias Morrison.

Ella se le acerca y le entrega el papel, después de un corto momento vio salir a Santos muy molesta de un pasillo en dirección a la salida, él se levanta rápido del asiento con intención de detenerla, pero no lo consigue ni sus palabras son lo suficientemente rápidas.

Él se vuelve asentar un momento derrotado, su herida no le permite moverse con suficiente rapidez.

Cuando lo hace una mujer sale de un pasillo alterno del que salió Santos y reparte café. Al menos no le fue inútil haber decidido venir a pesar de que no consiguió hablar con Santos. Él le pide a la señora que le avise a Santos que vino y sale luego de tomarse un café.

Camina a su auto y ahí vuelve a ver a Ramírez con González.

-Oh, capitán, que lo trae por aquí.

-Tuve que resolver una diligencia. Pero qué coincidencia, parece que nos hallamos con facilidad donde sea.

Luego de volverse a despedirse de ellos, se monta en su auto y conduce de vuelta a casa. En el camino ve que ya eran las diez de la mañana cuando está por llegar a su casa, decide parar en un supermercado que hay cerca a comprar unas donas para su hijo, no sabe de cuáles le gustan así que compra una caja que lleva cuatro sabores diferentes. Aprovecha y también compra uno aparte para comérsela en el camino, se compra una rellena por dentro de dulce de leche. Después se dispone a comprar cosas para su alacena y refrigerador: compra café, vegetales, frutas, carne, diferentes queso, un saco de arroz, unas cinco botellas de vino, compra panqueques, espaguetis y mostachones, latas de frijoles, todo tipo de verduras, etc, etc.

Cuando llega a casa ya son las doce y cuarenta, así que deja todo sobre la repisa de la cocina, solo mete la carne, el queso y los vegetales al refrigerador, lo demás lo deja para arreglarlo cuando regrese. Sube arriba a su habitación y busca su bastón que olvido tomar, aprovecha y toma una bufanda, el frío le llega hasta los huesos allá a fuera; el invierno estremece.

Al llegar a su auto y montarse con cuidado pone el bastón en el asiento copiloto, cuando justo se pone el cinturon de seguridad dispuesto a irse ya, un hombre uniformado de policía toca el vidrio de su auto. Al abrirle le dice:

-¿A dónde va ahora señor Waller?

-Voy a ver a alguien, ¿algún problema con eso?

-No, señor, pero no puede salir del país, acuerdese.

-Lo sé, conozco el procedimiento y esa persona no vive fuera del país.

El hombre asiente con respeto y se aleja de la puerta del auto para que pueda arrancar.

Después de eso, fue hacia la escuela de su hijo, llega a la una y media, en el camino penso en dirigirse al parque, pero es una temporada muy fría para estar ahí, así que, decide marcar a Meg para quedar en otro sitio pero justo cuando llega, ve a muchos estudiantes aún en la escuela, padres con sus hijos, autos parqueados por todas partes. Todos rodean a alguien. Él se baja de su auto después de parquearlo lo más cerca que pudo, cuando llega al medio del tumulto de gente ve a su hijo detras de una mujer que no conoce, a Maggie siendo agarrada de un brazo por un hombre un poco más joven que ella y Meg no se encuentra por ninguna parte.

-Maggie.

Él la llama sin poder entender qué es lo que pasa.

-¡Papá! -dice su hijo echandose a correr a donde él pero antes de poder alcanzarlo Maggie lo toma en sus brazos llorando.

Las personas empiezan a gritarle al hombre que se vaya y la deje en paz, el hombre se enoja.

-¡Callense la puta boca! Ella es mi mujer y él es mi hijo, ¿por qué no mejor se meten en sus putos asuntos imbéciles?!

Todos empiezan a molestarlo con que ella es libre, el niño es de Maggie y no de él, entre demás el hombre se enoja y toma a Maggie del cabello, le habla al oído que se tenían que ir de ahí y que si llamaba a la policía le iba a ir mal.

-Oye, ¿cuál es tu problema con ella?.

-¿Y tu quién diablos eres? ¿Y qué te importa?, ¿eh? -dice lo último jaloneando del cabello a Maggie.

-¡Papá, papá! ¡Ayuda a mami, ayuda mami -empieza a decir Carl llorando.

Waller suspira. No comprende nada pero tiene ya muchos problemas como para meterse en uno más que implique a su exesposa. Al final manda todo a la mierda y le suelta un puñetazo al hombre. No puede presenciar que maltraten a su exesposa al frente de su nariz sin hacer absolutamente nada. Aunque ya no esten juntos. El hombre reacciona segundos después y se le lanza encima, cuando lo hace, consigue notar que a tomado, que está bajo los efectos del alcohol.

-¡Waller! -consigue escuchar a Maggie y a Meg a la misma vez.

La herida que lleva lo prive de poder moverse rápido y le queda tener que cubrirse lo mejor que puede de los golpes. Al chico lanzarsele encima le lastimo el hombre, nota como la gente lo ayuda quitándoselo de encima, quedo algo magullado: una ceja le sangra, el labio y nariz también, mientras que al otro solo una mejilla y labio. Eso le molesta haciéndole pararse para ir contra él, la ira provoca que olvide su herida recordando que en muy pocas veces a perdido una pelea en su vida. Desde joven él a peleado.

El hombre le dice cosas como que Maggie es suya, que cuando ellos estaban juntos él la cogía en la misma cama de él, que hasta posiblemente el niño no es de él. Cuando él escucha todo eso, entiende que él le conoce y él no, a lo que la mente se le nubla y le pega tanto que hasta posiblemente le rompe unas costillas. Ahora la gente tiene que separarlo a él del joven.

Cuando vuelve en sí ve a Maggie abrazada a su hijo con Meg, eso le recuerda todo lo que él joven le dijo, no lo puede creer, no lo quiere creer, tampoco quiere preguntarle a Maggie si eso es verdad o mentira, pero a la misma vez quiere saber y quiere salir corriendo de ahí y no verla.

Él comienza a caminar hacia su auto optando por lo última. Está molesto, pero también triste, la gente se mueve dándole el paso mientras lo halagan de que lo que hizo esta bien que fue como una bestia, que estuvo salvaje lo que hizo, pero sus oídos estan sordos, su mente la tiene en otro lugar.

-¡Frederick! -cuando escucha la voz de Meg, se detiene.

Él simplemente la mira, con su ceja hinchada no puede verla bien, pero la ve.

»Joder, mira lo que te hizo ese imbécil -dice en susurros-. Mira, yo sé que esto es difícil, ella no quiso que lo descubrieras así y reconozco que mereces una explicación -empieza a explicar nerviosa-. Veras, llevare a Maggie a casa de mami, pero necesito que tú te quedes con Carlito mientras tanto.

Y así sin más se encuentra él dentro de su auto con su hijo, el niño está en la parte de atrás mientras él conduce. Le preocupa que lo que acaba de suceder le cree problemas con lo que anda pasando ya, pero no noto que los oficiales intervinieran, aún así no sabe si lo toman cautelosamente.

Él se detiene en su casa, entra a dentro con su hijo, van a la cocina, sienta a su hijo en uno de los asientos y le observa. Tenía miedo de preguntarle y que le mintiera, pero eso simplemente le acaricia el cabello.

Le da una dona con un chocolate caliente que hizo, hace mucho frío así que prende la calefacción, pone una película infantil en la pantalla de la sala y una frisada para que su hijo se pueda acostar en el suelo a ver la tele. Su hijo se come dos donas y quiere más, le dijo que no porque eso es muy dulce. Pero le dio unas galletas saladas que encontro en el super.

Su hijo nota que hay de todos los plays y le pregunta si puede jugar. Él le dice que sí y lo deja que elija qué jugar mientras va a atender sus heridas, para su bien la herida del estómago no salio afectada con aquella pelea, también puede ser porque en la mañana se ajusto bien fuerte la venda. Después de verse en el espejo un rato, recordar cómo le veía Maggie, una mirada que no pudo descifrar lo cual no sería posible que lo logrará con lo conmocionado que estaba de haberla visto después de tanto sin verla: se le removió todo por dentro.

Antes de entrar en trance o ponerse más sensible decide salir del baño a donde su hijo. Se sienta en el mueble y ve a su hijo jugar sentado en el suelo muy entretenido con el juego, eso a él le saca una sonrisa, le acaricia el cabello.

-Te amo hijo.

-Yo también te amo papá -dice con los ojos llorosos mirándolo.

El niño lo abraza de repente soltando el control, él le corresponde sin entender qué le pasa de repente, lo vio bien hace un momento.

-¿Qué pasa?, ¿te duele algo?

-¿Ahora me quedare contigo?

Traga saliva. Entiende que no se quiera separar de su mamá, está muy familiarizado con ella y él que derrepente lo tome, es como si los separara.

-No. Solo va ser hasta que Tía Meg pase por ti.

-¡Yo me quiero quedar contigo papá! -dice apretándolo de la cintura.

No podía creer lo que escucho. Parece como un sueño o ya se anda volviéndose loco. Pero él dijo eso, su hijo, en verdad le dijo eso.

PARTE 14

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