Extinción - Nuestra última es...

By xCherryLove

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[GRATIS NUEVAMENTE] Clematis Garyen sabe que su existencia es prohibida, pero en cuanto descubre los planes d... More

● Mαpα del mundo ●
• P R Ó L O G O •
PARTE I
CAPÍTULO I • Aniquilación •
CAPÍTULO II • La suerte está echada •
CAPÍTULO III • La prometida •
CAPÍTULO IV • En la boca del lobo •
CAPÍTULO V • Sonata Nocturna •
CAPÍTULO VI • Mascarada •
CAPÍTULO VII • Danza bajo la luna •
CAPÍTULO VIII • Descubrimientos •
CAPÍTULO IX • Consuelo de tontos •
CAPÍTULO X • El gran consejo •
CAPÍTULO XI • Pasado Oscuro I •
CAPÍTULO XI • Pasado Oscuro II •
CAPÍTULO XII • La ciudad perdida •
CAPÍTULO XIII • Señuelo •
CAPÍTULO XIV • Verdad Sangrienta •
CAPÍTULO XV • Clematis •
CAPÍTULO XVI • Desde cero •
∞ • VUELCO AL CORAZÓN (Nuevo) •
CAPÍTULO XVII • ¿Qué es lo que decides? •
CAPÍTULO XVIII • Entre tus brazos •
CAPÍTULO XIX • Y ahora qué •
CAPÍTULO XX • Solo importas tú •
CAPÍTULO XXI • La decisión está en tus manos •
CAPÍTULO XXII • El inicio de la contienda •
CAPÍTULO XXIII • Prometo destruirlos •
CAPÍTULO XXIV • Incertidumbre •
CAPÍTULO XXV • Eres mío y yo soy tuya •
CAPÍTULO XXVI • Yo soy el nuevo Dios •
CAPÍTULO XXVII • Después de la tormenta viene la calma •
CAPÍTULO XXVIII • Remembranzas del pasado I •
CAPÍTULO XXVIII • Remembranzas del pasado II •
CAPÍTULO XXVIII • Remembranzas del pasado III •
CAPÍTULO XXIX • Que comience el juego •
CAPÍTULO XXX • Tengo que protegerte •
CAPÍTULO XXXI • Confiar en el enemigo •
CAPÍTULO XXXII • Luz y Sombra •
CAPÍTULO XXXIII • Eres tú o soy yo •
CAPÍTULO XXXIV • Adiós, mi amor •
CAPÍTULO XXXV • Prometo vengarte •
CAPÍTULO XXXVI • Días Grises •
CAPÍTULO XXXVII • Huye mientras puedas •
• E P Í L O G O •

∞ • SONRISA (Nuevo) •

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By xCherryLove

Z E F E R

Era consciente de que estaba soñando, pero todo se sentía tan real que incluso podía jurar que las garras de Eleonor poco a poco comenzaron a clavarse en mi piel.

Mes deshice de su agarre y comencé a correr en dirección opuesta, algo que nunca fui capaz de hacer en esa época.

Al alejarme de la aldea el paisaje comenzó a cambiar, la vegetación comenzó a morir con cada paso que daba. Observé a la derecha y vi el cuerpo de mi madre tendido en el suelo, ella sonreía y de sus ojos todavía brotaban lágrimas. Me acerqué hacia ella, pero al escuchar la voz de Giorgio en mis espaldas generó que volviera a correr.

El sonido de su voz estridente comenzó a retumbar por cada rincón de mi mente. Sujeté mi cabeza con firmeza y cerré los ojos con fuerza mientras seguía corriendo. Y lo siguiente que vino a mi mente fue aquel sonido ahogado de la voz de Sirthe que pedía que alguien lo ayudara.

—Zefer... —murmuraron, y luego de sentir que alguien sostenía mi mano desperté.

Abrí los ojos con rapidez y por inercia me terminé soltando de ella. Clematis me observó pausadamente desde su cama y luego volvió a dirigir su mano hasta posicionarla encima de la mía.

—¿Estás bien? —preguntó con la voz apagada mientras me observaba atentamente.

Asentí por inercia mientras acomodaba mi cabello hacia atrás, ella siguió sosteniendo mis dedos mientras realizaba suaves caricias en mis nudillos. Volvió a sonreír y yo correspondí al gesto mientras sentía como mi corazón regulaba su pulso nuevamente.

—Lo siento, no quise despertarte —dijo suavemente—. La expresión de tu rostro me dijo que no la estabas pasando nada bien.
—Gracias por despertarme —sonreí mientras tocaba su mejilla— ¿Te sientes mejor?, al parecer la fiebre bajó un poco.
—Todavía me duele la cabeza y me siento mareada, pero no es nada comparado a como me sentía hace unos días atrás.
—Es bueno oír eso, estás mejorando rápidamente.
—¿Quieres contarme? —preguntó mientras me observaba de forma atenta— Quizás no sepa como ayudarte, pero he tenido pesadillas desde niña y conversarlo con alguien siempre me ha ayudado.
—Solo fue un mal sueño, además ya no recuerdo a detalle que era —mentí, pero aparentemente ella se tranquilizó luego de escucharme.
—Perdón, tal vez estás teniendo pesadillas por no dormir correctamente.
—No es nada, me gusta estará tu lado —respondí con sinceridad—. No me importa quedarme en esta silla durante un par de días con tal de cuidarte.
—Gracias por esto, lo aprecio mucho.

Clematis y yo nos quedamos conversando durante un poco hasta que fue hora de su medicina, luego de que la ayudé a tomarla al igual que otras veces ella poco a poco comenzó a cerrar los ojos.

Después de que ella se durmió ya no quise volver a dormir así que aproveché el momento para ir a la cocina y tomar alguna de las cosas que dejó Trya para el desayuno.

Al llegar al cuarto comencé a buscar las cosas. Tomé una bandeja de madera, la que normalmente usaba Clematis para desayunar, y sobre esta fui acomodando las cosas. Trya nos había dejado alimentos ya preparados para que solo tuviera que tomarlos, ni ella ni yo confiábamos en mis habilidades culinarias, y luego de que casi hago explotar su cocina optó por no dejar que la encendiera aunque esto significara apretar un solo botón.

La primera vez que vi esa estufa quedé maravillado, los habitantes de Demarrer habían logrado hacer cosas curiosas e increíbles, incluso la pesada tarea de encender los leños cada vez que tenías que usar alguna de las hornillas había quedado atrás gracias a la famosa electricidad.

—Bien, me dijo que hoy le de la mermelada de frutas para evitar que se eche a perder.

Tras decir esto comencé a buscar el frasco que Trya había situado en la alacena y una vez lo tuve, tomé una cuchara y comencé a untar una generosa cantidad sobre las hogazas de pan que recién había cortado. Para cuando terminé situé todo encima de los platos de la bandeja y lo siguiente fue exprimir las naranjas para obtener el dulce líquido que estas brotaban.

Al darme cuenta el sol ya se encontraba en lo alto. Eso era una de las cosas que tenía que mejorar. Perdía demasiado tiempo buscando las cosas en la cocina. En cuanto llegué a la habitación deposité la bandeja en el mueble de madera junto a la cama, observé por la ventana como la cascada que entraba desde la superficie caía, y luego de varios minutos escuché como Clematis se removió.

—Hola —le dije mientras la ayudaba a sentarse.
—Estoy llena —soltó de repente intuyendo lo que le iba a decir.
—Debes comer, Trya dijo que esas medicinas eran muy fuertes para tu estómago así que debes alimentarte.
—De acuerdo —murmuró con pena—, gracias por siempre hacerme el desayuno.
—No hago gran cosa —confesé—, tan solo dejo los platos sobre la bandeja.
—Que tengas la intención de hacerlo es suficiente para mí —confesó—, ninguno de nosotros nace sabiendo hacer las cosas.
—Siendo franco, nunca hice esto por alguien que no fuera mi madre —ella se sonrojó levemente luego de escucharme—, pero me siento feliz de poder hacer esto por ti.

Clematis me dedicó otra de sus hermosas sonrisas y yo no pude evitar devolverle el gesto.

Amaba disfrutar de primera mano de aquella expresión que tanto me gustaba observar a la distancia. Fui demasiado estúpido al tratarla mal. Jaft tenía razón en cierta forma, ella ya había pasado por muchas cosas y no necesitaba a un patán como yo haciéndola sentir menos o recordándole cada cierto tiempo lo que había perdido.

—¿Tu exprimiste las naranjas? —preguntó.
—Sí, ¿sabe mal?, lo siento, no encontré el aparato que usaba Trya.
—No, al contrario, me gusta. Creo que soy de las pocas personas que disfruta sentir la pulpa de la naranja dentro del vaso, mi hermano la odiaba, siempre tenía que colar el jugo para poderlo beber.
—Es bueno saber esto, gracias por compartirlo conmigo.

Para cuando terminamos ella volvió a descansar y llevé los platos a la cocina para poderlos lavar, al menos ahora ya no los rompía, la primera vez que Trya me hizo lavar uno por poco y me corta el cuello cuando se me cayó

—¿Cómo está Clematis? —me preguntó Trya quien acababa de llegar con unas cuantas cosas en una cesta.
—Bien, tuvo fiebre en la noche, pero ya comió y está descansando ahora mismo.
—Bueno, al menos fue menos que otros días ¿Cómo te encuentra tú?
—Un poco adormecido, pero estoy bien, ya terminé de limpiar los platos.
—¿Rompiste alguno? —preguntó mientras enmarcaba una ceja.
—No... esta vez no.
—Bien, así me gusta.
—¿Cómo está William?
—¿Te preocupa?
—Es su hermano.
—Entonces te preocupa —añadió ella con un deje de diversión—. Está bien, ahora mismo están haciéndole algunos exámenes en el laboratorio, durante la operación presentó una leve arritmia... —dijo mientras me observaba—, la arritmia es algo en el corazón.
—¿Cómo lo que Clematis?
—Lo de Clematis fue raro... necesitaría hacerle más estudios, actualmente no podría afirmar ni negar nada.
—¿Han dicho algo acerca de su juicio?
—He logrado dilatarlo, la mayoría pide que se lo mande a la carceleta, pero no veo conveniente mandar a alguien que está convaleciente a ese lugar insalubre.
—En parte tienes razón.
—Haré lo posible por ayudarlo, no sé si los demás seguirán creyendo que su proceso de recuperación esté siendo tan lento, pero vale la pena intentarlo.
—No sé como agradecerte todo lo que has hecho por nosotros.
—No es nada, cuando me volví sacerdotisa de Demarrer lo hice por devoción, me gusta ayudar a los demás, y a diferencia de Phyalé, yo no necesito nada material a cambio, me basta con tener lo necesario para sobrevivir.
—¿Y que me dices de las demás?
—¿Las demás? —Trya se quedó en silencio durante algunos segundos y luego continuó—. Ellas también son nobles de corazón, es solo que... bueno, al igual que la mayoría que está aquí tiene un mal concepto de los Hanouns, son desconfiadas.
—Sí, puedo entenderlo.
—Tengo fe en que algún día volveremos a la superficie y seremos capaces de coexistir con los Hanouns y los híbridos sin miedo.
—Será difícil que eso pase.
—Es difícil, sí, pero no imposible —ella sonrió—. Clematis me dijo que este era su sueño —confesó—, así que asegúrate de que este se vuelva realidad, estoy segura de que ella logrará grandes cosas en un futuro.
—¿Sabes? —dije mientras sonreía— Yo también lo creo.  

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