let me be her (completa)

By milanolivar

306K 28.5K 8.3K

Ser organizadora de eventos no es fácil, y ser la organizadora de eventos de tu padre le añadía un doble grad... More

𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏: ¿𝒅𝒂𝒇𝒏𝒆?
𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐: 𝒘𝒊𝒍𝒔𝒐𝒏
𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑: 𝒔𝒆́ 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐𝒚 𝒕𝒖 𝒕𝒊𝒑𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒: 𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒐𝒍𝒊𝒗𝒊𝒂 𝒂𝒓𝒄𝒉𝒆𝒓
𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟔: 𝒍𝒂 𝒓𝒖𝒊𝒏𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟕: 𝒆𝒍 𝒑𝒐𝒔𝒕𝒓𝒆
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟖: 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟗: 𝒃𝒖𝒓𝒃𝒖𝒋𝒂𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟎: ¿𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒆𝒍𝒍𝒂?
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟏: 𝒆𝒍 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒓𝒗𝒂𝒕𝒐𝒓𝒊𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟐: 𝒐𝒓𝒈𝒖𝒍𝒍𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟑: 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒊, 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟒: 𝒔𝒐𝒍𝒆𝒅𝒂𝒅
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟓: 𝒍𝒂 𝒖́𝒍𝒕𝒊𝒎𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒓𝒓𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟔: 𝑹𝒐𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 𝟖:𝟖
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟕: 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟖: 𝒉𝒐𝒍𝒅 𝒎𝒚 𝒉𝒂𝒏𝒅
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟗: 𝒏𝒊 𝒕𝒆 𝒊𝒎𝒂𝒈𝒊𝒏𝒂𝒔 𝒆𝒍 𝒅𝒐𝒍𝒐𝒓
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟎: 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒂𝒈𝒖𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟏: 𝒆𝒍 𝒂𝒔𝒄𝒆𝒏𝒔𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟐: 𝒍𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒗𝒆
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟑: 𝒂𝒇𝒕𝒆𝒓 𝒉𝒐𝒖𝒓𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟒: 𝒎𝒂𝒎𝒂́
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟓: 𝒉𝒂́𝒃𝒍𝒂𝒎𝒆
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟔: 𝒖𝒏 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟕: 𝒐𝒋𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒐𝒋𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟖: ¿𝒒𝒖𝒊𝒆́𝒏 𝒆𝒓𝒆𝒔, 𝒏𝒐𝒂𝒉 𝒘𝒊𝒍𝒔𝒐𝒏?
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟗: 𝒑𝒊𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒏 𝒑𝒊𝒆𝒍
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟎: 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒅𝒊𝒋𝒐 𝒋𝒂𝒏𝒆 𝒂𝒖𝒔𝒕𝒆𝒏...
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟏: 𝒍𝒂 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒅𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟐: 𝒅𝒊́𝒂 𝒖𝒏𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟑: 𝒅𝒊́𝒂 𝒖𝒏𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒐𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟒: 𝒅𝒊́𝒂 𝒖𝒏𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒕𝒓𝒆𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟓: 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔, 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒆
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟔: 𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒐𝒔, 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟕: 𝒉𝒆𝒓𝒆 𝒘𝒆 𝒈𝒐 𝒂𝒈𝒂𝒊𝒏
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟖: 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒏 𝒐𝒅𝒊𝒐𝒔𝒂𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟗: 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟎: 𝒅𝒊𝒈𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏 𝒔𝒆𝒓 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟏: 𝒍𝒐𝒔 𝒘𝒊𝒍𝒔𝒐𝒏
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟐: 𝒏𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒆𝒍𝒈𝒖𝒆𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟑: 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒂𝒏𝒆𝒄𝒆𝒓
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟒: 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒂𝒚𝒖𝒏𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟓: 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟔: 𝒂𝒃𝒊𝒈𝒂𝒊𝒍
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟕: 𝒍𝒖𝒄𝒆𝒔 𝒚 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟖: 𝒎𝒊𝒓𝒂𝒓 𝒂𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟗: 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒗𝒆 𝒂 𝒆𝒎𝒑𝒆𝒛𝒂𝒓
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟎: 𝒔𝒂𝒍𝒊𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒈𝒖𝒋𝒆𝒓𝒐
𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟏: 𝒂 𝒑𝒍𝒆𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟐: 𝒂𝒇𝒓𝒐𝒏𝒕𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟑: 𝒔𝒊𝒈𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒓𝒐𝒈𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟒: 𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒕𝒊𝒅𝒊𝒂𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟓: 𝒇𝒐𝒕𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒋𝒐́𝒏
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟔: 𝒍𝒊𝒆𝒔, 𝒍𝒊𝒆𝒔, 𝒍𝒊𝒆𝒔
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟕: 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒆𝒎𝒂𝒊𝒍
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟖: 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒂𝒍 𝒆𝒎𝒑𝒊𝒆𝒛𝒂...
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟗: 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆́𝒓𝒅𝒂𝒎𝒆
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟔𝟎: 𝒊𝒕 𝒘𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒂𝒍
𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟔𝟏: 𝟓 𝒅𝒆 𝒏𝒐𝒗𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆
𝒆𝒑𝒊𝒍𝒐𝒈𝒐

𝒄𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓: ¿𝒂𝒖́𝒏?

5.1K 530 255
By milanolivar

Nota: ¡Feliz día del libro a todas!


—¿Cómo que aún? —Le di un empujón en la espalda cuando salíamos del salón—. Nunca me vas a ver desnuda.

Noah sonrió y echó la mirada atrás con una ceja alzada, fingiendo estar sorprendida por aquella revelación que acababa de hacer.

—Ah, ¿no? —Dijo entrando en la cocina, donde salía la única pareja que estaba para dejarnos la estancia a nosotras—. ¿Tú estás segura de que no? —Agarró un pomelo que había en el frutero de la encimera y lo lanzó al aire.

—Segurísima. —Me apoyé en la mesa con las manos a la espalda—. Además, no eres mi tipo y no soy tu tipo. No va a pasar. —Hice una mueca, negando levemente con la cabeza.

—¿Estás segura de que no va a pasar? —Cruzó las piernas y se apoyó por completo en la encimera, sin apartar la mirada del pomelo—. No eres mi tipo para casarme y tener hijos, pero sí para pasármelo bien.

—¿Y con mi hermana no te lo pasarías bien? —Achiqué los ojos, separándome de la mesa en la que reposé el cuerpo.

—Lo de tu hermana no es posible. —Ella también se incorporó, quedando ambas frente a frente.

Los mechones de pelo ondulados relucían bajo la luz púrpura de la piscina que se colaba por la ventana de la cocina. Las ondas del agua se reflejaban tambaleantes en las paredes, bailando con sus ojos, esos que miraban mis labios, aunque no pronunciaba una palabra.

—Así que soy un segundo plato para ti. —Ladeé la cabeza, esperando una reacción titubeante, pero simplemente esbozó una sonrisa sibilina.

—Lo que me provoca tu hermana y lo que me provocas tú no es lo mismo —afirmó. Cada vez la sentía más cerca.

—¿No?

—No. —Acercó su cara a mí y su nariz rozó la mía. Soltó aire entre sus labios y cerré los ojos al sentirla tan cerca, tan caliente, tan real delante de mí—. Con Dafne el roce durante meses hizo el cariño.

—¿Y yo?

—A ti se te ve la lujuria en los ojos y haces que de quien te encapriches caiga contigo. —Bajó los dedos del cinturón de mi chaqueta y los colocó sobre mis caderas, pegándonos en mitad de la cocina—. ¿Me equivoco?

—No. Pero que te quede claro... —Puse un dedo sobre su pecho, colándome por el hueco entre los botones de su camisa, para tocar su piel desnuda—. Jamás tendría nada contigo.

—Lo sé. —Asintió, agarrándome de la mano para bajarla poco a poco hasta el cinturón de su pantalón—. Te has manchado el pómulo de rímel. —Pasó el pulgar por la zona que suponía estar manchada.

—¿Sabes dónde están los baños?

—No, pero podemos buscarlos.

Noah subía las escaleras de dos en dos con las manos metidas en los bolsillos. Las habitaciones del pasillo superior estaban todas ocupadas, algunas de gente hablando, otras de gente acostándose sin pudor alguno. Al final del pasillo encontramos el último baño de la casa, el más pequeño pero el único que estaba vacío.

Entré y me miré en el espejo. No tenía ni una mota de rímel del que hablaba en el pómulo, pero, aun así, mientras ella cerraba la puerta del baño me miré al espejo con un suspiro que terminó cuando su mano me agarró del cuello estando de espaldas. Apretó suavemente los laterales de este con los dedos, pasando la punta de su lengua por el cartílago de mi oreja para terminar chupándolo lentamente como si de mi boca se tratase.

—¿Quién te ha dicho que puedes agarrarme del cuello? —Tan pronto como lo puso, lo quitó, dando un paso hacia atrás para tomar distancia—. Tampoco he dicho que pares... —Noah gruñó con los ojos apretados, volteándome hacia ella para que la mirase de frente.

—Tienes que decirme qué te gusta y qué no antes de que se corte el ambiente mientras...

—Oh, pero ¿piensas que nos vamos a acostar? —Alcé una ceja, poniendo una mano en su pecho. Noah balbuceó antes de volver a gruñir, dejándose caer en el váter con la cabeza mirando al techo.

Tenía el último botón de la camisa desabrochado, la tela arrugada por el abdomen y apretada en los brazos que dobló para frotarse la nuca y despeinarse las ondas de su pelo. En la luz púrpura del baño podían distinguirse las pequeñas motas de sudor en su frente, las líneas de su cuello perfiladas y los labios húmedos que relucían bajo la luz.

Aprovechando que se pasaba las manos por los ojos me senté a horcajadas sobre su regazo, provocando en ella un respingo al no esperarse ni mi peso ni mi presencia.

—Lo único que no me gusta es que me toquen. —Parecía un tanto confusa—. Que me acaricien, que me agarren en sitios que no son explícitamente sexuales. Tampoco me beses mientras lo hacemos. Ni se te ocurra.

—¿Por qué? —Echó la cabeza hacia atrás para mirarme.

—Porque es demasiado íntimo y puede dar lugar a confusiones. Nada de besos de despedida y nada de quedarnos a dormir en la misma cama. Esto es solo porque yo estoy cachonda y tú también lo estás. ¿He sido lo suficientemente clara? —Hundí mi dedo en mitad de su pecho—. Y mucho menos nos agarramos de la mano. No.

—¿Por qué das por sentado que podría hacer algo de eso? —Noah ladeó la cabeza con los ojos entrecerrados. Me estaba devolviendo el golpe anterior—. No me gustas, ni me vas a gustar. No eres mi tipo.

Levanté una de las comisuras de mis labios para formar una sonrisa de medio lado complacida y sibilina, una de esas sonrisas que me salía de forma inconsciente al escuchar lo que quería. Una sonrisa que desapareció al alargar la lengua para pasar la punta por encima de sus labios en un acto de pura provocación que consumía a Noah hasta el punto de abrir la boca para besarme por primera vez.

La manera en la que sus labios se abrieron y su lengua irrumpió en la mía fue arrolladora. El tacto húmedo, suave y escurridizo se afanaba por recorrer mi boca, por hacer que me rindiese poco a poco hasta que tomase el control de mis labios, de mi saliva, de las caderas que ahora agarraba con ambas manos agarrotadas sobre mi piel. Quería moverme sobre ella, quería mover las caderas y soltarle el primer jadeo en los labios, pero abrieron la puerta de golpe.

Nos sobre saltamos y los tres pegamos un grito. Era un chico con el rostro verde que apenas tuvo que explicar nada. Nos levantamos del váter lo más rápido que pudimos y él levantó la tapa para soltar el vómito más asqueroso que había escuchado en mi vida.

—Casi me echa la pota en la camisa —masculló Noah con las cejas fruncidas, mirando al chico que se abrazaba a la taza del váter—. ¿Dónde vamos?

—Creo que... —Me aclaré la garganta—. Creo que quiero irme a casa. —Ella parecía confusa, se rascó la nuca y colocó las manos en la cintura. No tuvo que pronunciar una palabra para entender que preguntaba '¿por qué?'—. Quizás me he lanzado demasiado hoy.

—Oh, ¿de verdad? —Parecía verdaderamente sorprendida y era normal que lo estuviese. Al principio de la noche parecía que quería acabar con ella en mi cama y ahora daba marcha atrás sin razón aparente—. Lo siento. ¿Es algo que he hecho?

—No. Es que para hacerlo con alguien necesito tener confianza con esa persona. —Comenté, bajando las escaleras de la primera planta con ella a mi espalda—. Necesito cerciorarme de que no vas a hacerme daño.

—Hombre, tu padre es mi jefe, sería pegarme un tiro en el pie. —Se puso a mi lado mientras bajaba las escaleras.

La miré y ella sonreía con las mejillas llenas y rosadas, con el pelo revuelto, pero perfectamente colocado para adornar su rostro. No tenía ni idea de lo que decía y lo decía con una ingenuidad tan dulce que me dieron ganas de darle un beso tierno en los labios con lástima. Me gustaría responderle, pero aquella inocente respuesta merecía mi silencio porque me inundaría la tristeza al ver caer su sonrisa cuando le dijese que a mi padre le importaba bien poco si sufría.

—¿Quieres ser mi amiga? —Me pareció una pregunta un tanto infantil. No era así como los adultos hacían amistades, pero parecía decirlo en serio—. No hace falta que nos acostemos para vernos fuera del trabajo.

—Es la mejor respuesta que me han dado después de decirle eso a alguien.

—¿Qué respuesta te dan? —Preguntó extrañada, bajando por la carretera hasta donde estaba su coche.

—"Eres una calienta pollas", por ejemplo, o también "¿ni una paja?" —Noah abrió los ojos casi escandalizada, presionando el mando para abrir su coche—. ¿Seguro que no te molesta? Bueno, aunque te moleste, ¡estoy en mi derecho de no querer nada y que me respetes! —Exclamé, hundiéndole el dedo en el pecho con furia—. Sí. No te tengo que preguntar si te importa o no.

—Vale.

—Respétame.

—¿Vale? —Alzó una ceja, aún más confundida—. No necesitas reafirmarte conmigo.

Esa noche me tumbé en la cama escuchando los grillos que se hacinaban bajo el balcón de mi habitación. La cama se me antojó más grande de lo habitual, pero no era la añoranza de alguien a mi lado lo que hacía que conciliar el sueño resultase una tarea imposible. Lo que de verdad hacía que mis piernas se enredasen en las sábanas de aquella cama de matrimonio era la seguridad con la que mi cerebro afirmaba la soledad en la que vivía.

Vivir solo no está mal, pero vivir en soledad es querer sujetar un brazo y que nadie esté para sujetarte en la caída. Vivir en soledad es quedarte en silencio mirando a tu alrededor sin plantearte la posibilidad de que alguien quiera pasar tiempo contigo porque tienen otras prioridades en su vida. Vivir en soledad es que no te importen lo que hagan o digan los demás porque tú vas a seguir igual de sola. Vivir en soledad es dormir con la televisión encendida para que alguien te haga compañía. Vivir en soledad es ver cómo la ansiedad te consume y no tener nadie a quién acudir porque la persona que debería cuidar de ti dejó de hacerlo cuando eras una niña.


Nota: Ya se empieza a ver la parte oscura de Olivia y los problemas que arrastra de su pasado. La vais a querer mucho más conforme avance la novela.

También: si de aquí al lunes llego a los 200 seguidores en twitter (zpacewaikers) puede que el lunes tengáis el capítulo 6 subido...

¡Nos leemos!

Sígueme en:

Instagram: milanolivar

Twitter: milanolivar


Continue Reading

You'll Also Like

490K 27.4K 39
La historia de dos chicas muy diferentes a las cuales el destino unirá
10.5M 682K 57
¿Y si descubres que el chico que te detesta en realidad está loco por ti? Hugo no soporta a las feministas y Bea no soporta a los fuckboys como él...
480K 32.7K 95
Segunda parte del fic Arkadia.