La secta © #1 (SIN EDITAR)

By bookjgale

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¿Soy valiente o soy una miedosa? Mi vida solo ha podido ser de dos maneras posibles de todas las que hay, y d... More

...
Fragmentados...
Capítulo 1:
Capítulo 2:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
Capítulo 8:
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
Capítulo 13:
Capítulo 14:
Capítulo 16:
Capítulo 17:
Capítulo 18:
Capítulo 19:
Capítulo 20:
Capítulo 21:
Capítulo 22:
Capítulo 23: FINAL

Capítulo 15:

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By bookjgale

15

  «Los idiotas tienen una inmunidad especial a una enfermad llamada: inteligencia.»

  Vuelvo a observar las palabras plasmadas en el papel, parecen tan realistas y sinceras, cada palabra fue dicha por una completa persona que sabe responder a las cosas sarcásticas o irónicas. Lo que anhelé valió la pena después de todo porque esto me serviría, cada vez que Ryan quiera volver a vacilarme tendré a un fiel amigo de papel a mi lado, tendré a mis abuelos junto a mí. Trago saliva observando la letra, parece la que siempre recibíamos en cartas enviadas desde un lugar llamada Seattle ya que mis abuelos vivían ahí.

  Debo admitir la originalidad, la conversación parece como si fuera entre secuestrador y secuestrado porque solamente es reiterar la idiotez de uno y el otro, es como vivir en un mundo lleno de mensajes y nunca nada de historia entre las personas, algo monótono y aburrido que luego se vuelve interesante.

  «Las damas suelen prevalecer en silencio y no abrir la boca, eso rompe la esencia femenina.»

  Sigo leyendo, esa frase me es muy peculiar, es petulante y bastante grotesca, es una frase hecha y dicha para Ryan sin duda alguna, la noche es perpetua afuera de las cuatro paredes que me rodean y lo único que me alumbra es una luz tenue proveniente de una lámpara alumbrando en un color sepia que se vuelve irritante. Aunque siempre solía hacerlo de pequeña y no lo hago desde hace un par de días, suelto el libro marcando con el listón adherido la página donde me quedé hipnotizada por las conversaciones. Lo dejo reposar sobre la mesilla y salto de la cama, algo mareada camino sin quitar los ojos hacia la ventana, el alféizar vuelve a suplicar que me siente y de mi testimonio sobre la vida infeliz que cargo siempre. Me siento y me apoyo contra un lateral sintiendo el frío recorrer mi espalda.

  Miles de constelaciones, miles de millares de nuevos descubrimientos científicos y un gran aro que penetra en la oscuridad pero que se visualiza igual, en la luna se encuentra surgiendo un eclipse que todo el mundo ignora pero que el insomnio no me deja a mi fuera del espectáculo, exhalo y acurruco mis pies contra mi pecho, siempre haré esto como señal de pena y despedida de algo que mantengo vivo en mi interior.

  Observo el eclipse como algo nuevo que me hipnotiza y pienso otra vez, soy idiota, estamos entrando en una recaída donde todo lo que dije fueron palabras mentales en vano y me estoy volviendo a culpar por todo, pero eso no es lo importante y ni siquiera es lo esencial, hoy siento que lo que fue el punto débil para todos fue el horrible temperamento que tengo siempre, soy un tanto brusca para decir las cosas pero no mido consecuencias. Hoy llegué a lastimar a Borgen solamente con una palabra, lo irrité por completo y luego le metí un balazo entre los ojos mientras inyectaba la morfina curativa. Otra vez soy una idiota y lo admito más que nunca, nunca me gusto demostrar debilidad y menos frente a un muchacho que parecía un petulante y no ha demostrado lo contrario en todo este tiempo que lo conozco. Trago saliva y contengo el quedo en mi garganta, aparto mi espalda del lateral y me siento con los pies colgando hacia fuera. Una vez alguien dijo «No tratéis a los demás, como no te gustaría que os traten.» Y sinceramente pienso que los actos se miden en consecuencias, algún día todo esto que he dicho y hecho se verá reflejado en algo que me duela tal vez. Y en ese instante recibiré lo mismo que he hecho a las personas.

  Retuerzo los dedos y pienso en Ryan, su rostro con decepción al subir a la limusina fue como si se lamentara de dos cosas, del desastre que he forme fuera de la mansión de Borgen y creo que también se lamentó porque los muchachos me raptaron y ahora vieron que soy un desastre y no pueden remediarlo. Actos y consecuencias, el acto fue haber dicho palabras bruscas al azar que hieren a la gente y la consecuencia será que como mis padres dirían tengo que pedir disculpas pensando dos veces y teniendo coherencia, sentir la culpa en realidad para que me crean y luego poder sentirme bien. Creo que seguiré ese consejo.

  Me aparto y salto hacia el interior de la habitación, doy un respingo por el frío constante que me caló los huesos, me estiró y agarro a tiempo mi libro para contestar las petulantes cosas que me dirá Ryan si se encuentra despierto, camino hacia la puerta, siento mis pisadas como si fueran un eco constante, el como si se multiplicaran y alguien caminara al mismo ritmo que yo. Abro la puerta para confirmar las sospechas de mi clon paralelo con el rechinido estrepitoso que hace siempre, voy a un ritmo solo, ya me ha abandonado.

  Salgo al pasillo y veo por todos los lados posibles, las puertas a mi lado son de un baño y un estudio repleto de papeles y tazas de café desparramadas, la habitación de Ryan creo que se encontraba al otro lado de mi ubicación, recuerdo haberla inspeccionado cuando él se encontraba durmiendo, la habitación era un desastre pero ordenada desde otro punto de vista, doy grandes zancadas mientras siento la alfombra bajo mis pies lo vuelvo constante y más acelerado. Comienzo a correr. Me siento una completa estúpida por correr por los corredores de la segunda planta cuando son casi las cinco de la mañana, cuando no hay nadie despierto o aunque sea despierto. Me deslizo y trastabillo hacia delante, me sostengo de una puerta con la que casi me estrello y observo que es la de Ryan justamente, exhalo, me armo de valor, presiono contra mi pecho el libro y abro la puerta lentamente esperando la expectativa de lo que se encuentra detrás.

  «Decir lo que piensas es un error que afectará las decisiones que tomes en el futuro.»

  Otra frase de ese libro, tal vez me sirva en un futuro.

  Ryan, de pie en su balcón con los codos apoyados en el barandal y algo arqueado hacia delante, se encuentra con un pantalón militar y sin camiseta aparente que cubra su desnudez, descalzo y el cabello alborotado por la nuca. Parece no advertir mi presencia en la habitación y tampoco pienso anunciarme ante él, dejo la puerta abierta y me deslizo a un lado, viendo un perfil algo diferente de él, salto frente a un par de pantuflas y caigo en cuclillas.

  —Si vienes a fisgonear, por lo menos ten la dignidad de cerrar la puerta.

  Me congelo a medio paso y él se vuelve hacia mí, parece increíble como todos los muchachos se ven diferentes a la luz de la luna, aunque solo alumbre un poco su rostro se lo ve distinto, se encuentra relajado pero con la mandíbula apretada y un tanto los músculos tensados, se muestra un tanto preocupado en realidad. Patea vagamente a nada y me hace una seña con los dedos, los arquea y los vuelve hacia delante, apoyo mis pies en el suelo a una distancia bastante moderada de él. Baja la vista hacia el suelo cubriendo su rostro de mi campo visual y vuelve a hacer esa seña.

  Exhalo y camino hasta quedar frente a él y ver más de cerca su cabello enmarañado y distinguir detrás del mismo una vista más triste que vacilante. Alarga el brazo y me empuja hacia el balcón donde un frío penetra en mi piel y se apega a mis huesos, alza la vista y veo mejor sus ojos marrones algo temblorosos, las cejas arqueadas hacia arriba detonando preocupación y la boca en una sonrisa torcida de amargura. Se tensa otra vez encogiéndose de hombros y me dice:

  —Eres una idiota —suena como una burla y como un afirmación, tiene razón.

  Doy un paso hacia atrás y apoyo mis codos en el barandal mientras él se acerca con las manos retorciéndose y el rostro con una sonrisa más marcada formando hoyuelos en sus mejillas y deslumbrando dientes perfectamente blancos. Abro una página del libro y leo:

  —«Los idiotas son apremiados con la oportunidad de mejorar, así que sí soy una idiota pero con remedio y tú no.»

  Se acerca y su cara se forma en una mueca de intriga, lo que he dicho ha sido lo más ridículo posible en todo el mundo, no sé porque hice eso. Podría haber contestado yo misma a eso, mejor dicho yo soy la idiota sin remedio y él puede mejorar su idiotez.

  — ¿A qué viniste? —me dice ladeando lentamente la cabeza.

  Toso levemente y me detengo, como siempre te dan la segunda oportunidad Emma, ya vas por la quinta, no la desperdicies otra vez. Jadeo y busco las palabras adecuadas, no necesito el libro pues solamente tiene lo mejor en sarcasmo, me pellizco levemente y descubro el rostro incómodo de Ryan, carraspeo y digo:

  —Vine a pedirte perdón —suena rápido y apenas audible, joder — Quiero que me perdones por haberte dicho todo eso, no debí decirlo, fue el momento y el enojo. No creo que seas un cobarde en absoluto y me dolió que pensaras todo eso de mí, debía contestar con lo mismo pero vi que eso solamente fue para peor, nunca quise que te sintieras mal o aunque sea triste. Por dios, es como una tortura el tener que sentirte culpable y en parte es incómodo, me sentí como una completa basura después de haberte dicho eso, solo eso, quería pedirte perdón por ser tan brusca y terca contra ustedes después de todo lo que hicieron por mí.

  Lo veo con los brazos cruzados como si no estuviera convencido, todo lo que le dije fue sincero y no me creyó, vine para nada. Me aparto a un lado y doy el primer paso quedando a la par de él, siento su calor corporal bastante cerca y eso me incomoda más. Doy otro paso, me sudan las manos y siento como los nervios se hacen más presentes en mi cuerpo, doy pasos lentos y cortos para no hacer notar el temblor que me produce todo esto. Lejos de algún lateral de su vista periférica sin preocuparme por lo que haga camino ya más relajada, ese sentimiento extraño y el tener la lengua rasposa mientras crees que te desmayarás ya pasó y puedo respirar normalmente, camino más rápido ya tan solo a algunos pasos de la puerta. Quiero salir e irme otra vez, quiero terminar de leer estas conversaciones y no decir estupideces como lo hice antes.

  Sigo caminando observando hacia el suelo apartando algunos cabellos de mi rostro cuando siento un bloqueo frente a mí, siento el enorme estruendo de la puerta azotarse y doy un respingo hacia atrás, alzo la vista y Ryan se encuentra frente a mí serio pero con picardía, presiento que no le gusta que lo dejen con la palabra en la boca y que no me dejará salir hasta que se aclaren las cosas más o menos. Jala de mí otra vez y me arroja contra su cama, rechina ante mi peso y admito la fuerza que contiene, parece haber ganado más desde que peleamos la última vez, da un par de pasos hacia mi ubicación y agarra una camisa a mi lado de color negra. Giro la cabeza cuando presiento que se la pondrá, sinceramente no quiero verlo ponerse aunque sea una camisa con la puerta cerrada, en su cama, eso se puede malinterpretar en muchos sentidos.

  Observo y ya se ha puesto la camisa, carraspea y me dice:

  —No eres la única que debe disculparse, también yo estuve mal al regañarte —se detiene un momento como si le costara— Yo también quiero pedirte perdón por haberte regañado por todo, estuvo mal todo lo que dije y no me puse a pensar que era cierto todo lo que dijiste, nosotros no queríamos que te dañaran pero igual lo hiciste por nosotros y no tuve la oportunidad de agradecerte y solo pensé en regañarte. Tampoco pensé en tus sentimientos por eso y lo lamento demasiado —se sienta a mi lado en la cama.

  Vuelvo la vista hacia él y nuestros ojos se encuentran en la ciega penumbra, es como si intentaran mezclarse entre sí, se lo que intenta hacer conmigo pero ya se que el sentimiento amoroso es algo que siempre reprimiré para toda persona y más para alguien que no ve la situación como algo amoroso si no como un blanco fácil de seducción. Quiere verme a mí como un blanco fácil de seducción.

  Deslizo mis dedos entre sus piernas intentando poder cautivarlo, lo noto nervioso ante el contacto de las yemas de mis dedos con su pantalón. Yo también tiemblo porque esto llegue a algo más y se escape de mi control, no me gustaría dejar la zona de virginidad en una noche de revelaciones y enojos. Me detengo en le segundo recorrido de su muslo y su rostro se acerca al mío, se ve que él quiere llegar a algo más pero yo solamente quiero molestarlo un poco para que recurra a viejos métodos. Me río mentalmente.

  Siento su respiración agitada cercana a mí y sus labios por debajo de mis ojos, dejo de retener mis manos en sus piernas y las apoyo en su pecho por un momento, se que algunas personas creerían que yo tengo que dejarme ser por él pero como el libro, un asesino reprime cualquier muestra de afecto hacia otra persona y en este caso yo sufriría el síndrome de Estocolmo por un momento. Empujo su pecho arqueando mis dedos hacia el interior y lo veo retroceder, parpadeo y dejo los ojos cerrados para evitar ver su rostro.

  —Lo siento, Ryan —es lo único que me sale decir.

  Abro los ojos y él se encuentra sentado como antes, con una cara sorprendida pero neutra. Creo que por dentro comprende  el porqué me hice a un lado, tal vez paso lo mismo antes, para compensar lo que he hecho, le sostengo los hombros y me acerco a su rostro, cuando parece dilatar sus pupilas de emoción interna paso y le doy un beso en la mejilla. Parece encontrarse satisfecho con eso.

  —Listo —digo esbozando una media sonrisa — creo que tengo que irme.

  Él asiente y nos ponemos de pie, exhalo y doy una vuelta, la puerta que antes cerraron prohibiéndome salir es mi nuevo objetivo. Camino hacia ella, Ryan me sigue los pasos y se vuelve a adelantar para abrir la puerta, el muchacho tiene un severo caso con ser un psicópata y luego ser caballeroso con las muchachas. Eso es llamado bipolaridad.

  Abre la puerta y salto hacia fuera de la habitación sintiendo el frío recorrer mi cuerpo, la habitación no permitía mucho aire porque parecía más cálido, me vuelvo con Ryan de pie para apoyándose en un lateral.

  —Fue muy lindo tu visita —me dice ladeando el rostro con una sonrisa.

  Se me hace bastante lindo, desde que bailamos juntos en la fiesta nunca lo vi esbozar una sonrisa tan llena de vida y sincera, parece como si su vida fuera normal por un momento, como si nunca hubiese asesinado en su vida y no se hubiese manchado las manos con sangre o hubiese conocido a Borgen. Me acerco pensando las similitudes entre nosotros y le doy otro beso en la mejilla y entonces escucho a alguien carraspear. Me vuelvo nerviosa por la presencia de los que creo y entonces son: Ethan y Dave vestidos con ropas casuales y con ojeras violáceas marcadas un poco bajo sus ojos.

  —Bueno —dice Ethan dirigiendo constantemente sus ojos hacia mí y hacia Ryan.

  Los cuatro nos encontramos en una situación un tanto incómoda y más por lo que acaban los muchachos de contemplar, me gustaría aclararlo pero se que no hay remedio. La mente humana estalla ante el primer subido de información que le des.

  —Os dejaré solos —digo dando una vuelta.

  Ellos asienten al unísono y yo comienzo a caminar en dirección contraria, confirmo el hecho de tener el libro sujeto a mi pecho aun, lo abro y leo una última frase de aliento para terminar todo este día de aventura que he vivido, es perfecta y resume mi vida estas últimas semanas.

  «Es todo una subida de adrenalina al principio, pero después de un tiempo se vuelve monótono y tan aburrido que es normal vivir contigo. Es mejor que vivir con mis padres»

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