—No.
Un trozo de papel salió volando para caer cerca del bote de basura.
—No…
¡Pum! Otro trozo más.
—¡No!
_____ tenía un gran enrollo alrededor de su escritorio. Telas de un lado, puestas en una forma que acaparaban gran parte del escritorio; en el otro extremo, una paleta de colores compuesta de tonos azules y detalles marinos.
Y por supuesto, un montón de papeles mandados a la basura, o tirados alrededor debido a la mala puntería.
Sus tres amigas la veían preocupada, refunfuñaba, murmuraba y se mordía la uña del pulgar.
—Esto se va a poner feo –soltó la morena del grupo.
—En la mañana se le veía tan decidida –Phoebe agregó con una mano en la mejilla, y las tres recordaron sus palabras.
—Se los digo, ¡el señor Flip quiere un vestido hecho y diseñado por mi! –la peli-__ se le notaba entusiasta–. Me siento como una diseñadora exclusiva.
Se encontraban en ese momento del día donde era su almuerzo y todas se podían reunir y ponerse al tanto tras la partida de ______.
Su entusiasmo les encantaba, podían ver a una ______ energética de preparatoria en el taller de costura de la escuela. La recordaban con cariño y con ternura.
—Eso es fantástico, reconoce tu trabajo –Charlie comentó mientras bebía su taza de café.
—Estoy muy emocionada, y con tanta inspiración~.
—¿Tienes ya algo planeado entonces? –preguntó Shimzy.
—Tiene que ser algo grande, de estilo princesa, con los tonos del mar.
—Y si para la fecha ya falta mucho, ¿por qué trabajarás desde ahora?
—¡Porque no quiero perder la fuente de mi inspiración ahora que la tengo fresca! Acabare rápido, y cuando termine, ¡será el vestido mas glorioso! –exclamó la peli-__ con un brillo en los ojos–, acabar el sketch será rápido, cosa de niños –se dio incluso el lujo de alardear.
—Bueno el padrino de la mafia beastman espera algo grandioso y que lo impresione.
—Oh créeme Shimzy, lo será.
—Y al final no hizo nada –concluyó Shimzy cruzada de brazos y viéndola entrar en crisis.
—Alguien tiene que sacarla de su burbuja de desesperación.
—No seré yo, la última vez que la interrumpí me lanzó su cuaderno a la cara y tuve la marca por semanas –Phoebe agregó alzando las manos.
Imzy soltó un suspiro.
—Supongo que su mejor amiga debe ir –sentenció.
—¡Hey pensé que todas éramos mejores amigas!
—Solo es un decir Phoebe.
Mientras ella estaba centrada en su nuevo boceto, la castaña se acercó a ella notando lo que quería hacer en su escritorio.
—¿Vestido nuevo para alguna colección? –empezó tanteando el terreno, y ______ suspiro pesado, parando.
—El vestido de Nina.
—Llevas así desde que llegaste de Anima City.
—¡Es que no tengo nada! –finalmente explotó–. ¡Estoy en crisis! –se quejó y dejó caer su cara contra su escritorio–. Pensé que iba a ser sencillo, pero no.
—Tienes muchos bocetos bonitos y potenciales para Nina –levantó uno del suelo y se lo enseñó.
—¡No me convence! –reprochó–. Cuando lo veo no siento esa chispa, ese, ese… brillo, que todas mis creaciones deben tener –sentenció.
—Suenas como tu mentora –se burló Shimzy sonriendo socarrona y con una mano en la cintura–. Y haces berrinche como cuando íbamos en la secundaria.
—Ya te quisiera ver diseñando un vestido para la hija de la mafia beastman –suspiro pesado.
Eso solo la hizo reír más, normalmente cuando entraba en ese nivel de crisis Akiko la abrazaba para tranquilizarla, quizás debía hacer lo mismo.
La rodeo con sus brazos lentamente, cosa que tenso y sorprendió a la peli-__, pero después el calor del abrazo y la comodidad hicieron su trabajo; la relajaron y le robaron otro suspiro nuevamente.
—Debo parar, ¿no es así?
—Si así es~ –musito en un modo maternal para tras segundos después, separarse de ella–. Aprovecha, dijiste que el tal Shirou Ogami ya no esta detrás de ti vigilándote peor que acosador. Descansa de él.
Eso le robo una risa nasal a la madre.
—Estoy seguro que él también está descansando de mi en este momento.
—¡Mocosa ven acá!
—¡Atrápame si puedes lobo rancio!
—Ahh~ la cooperativa nunca se había oído tan viva, ¿no lo crees querida?
—Ciertamente Gem, parecen dos hermanitos~ –musito encantada Melissa poniendo una mano en su mejilla.
Mientras Ogami perseguía a Michiru por toda la casa, pues ella se negaba a comer los vegetales que la señora Melissa había preparado.
—Comimos lo mismo de ayer, ¡y no quiero sobras!
—Sobro comida no hay que desperdiciarla –regaño el albino con tono alto.
—¡Suenas como mi papá!
Justo cuando Michiru creyó haberse librado de Shirou, cantando victoria, el lobo la atrapó levantándola del suelo solo con una mano.
—Ahora sí, a comer –sentenció caminando hacia la mesa.
—No quiero no me gusta tanta verdura –se quejaba en un llanto fingido la perro mapache siendo obligada a sentarse en la mesa–. No soy un conejo.
—Oww Michiru, no llores –la señora Melissa intentaba ser la voz de la razón en la cooperativa–. Si quieres, te puedo preparar algo rápido, lo que tu quieras.
—Gracias señora Melissa~ una hamburguesa no estaría tan mal –pedía Michiru haciendo ojitos y caritas infantiles hacía la mayor, mientras esta se levantaba de la mesa.
—La consientes demasiado, lo mismo hiciste la semana pasada cuando la humana estuvo aquí –agregó Ogami con los brazos cruzados.
—Es que es mi niña pequeña.
—¿Entonces para ti ya deje de ser tu niño mamá?
El murmullo de Ogami fue oído por todos en la mesa, tanto Michiru como los señores Horner se quedaron sin habla. Y Shirou, se maldecía internamente inmediatamente después de darse cuenta de que eso no lo pensó, sino que lo dijo.
—¿Le dijiste a la señora Melissa mamá? –comenzó en tono de burla Michiru, intentando aguantar una escandalosa risa.
—Oy Shirou, hace mucho no me llamabas mamá –la señora Horner intentaba contener las lágrimas, pues se sentía conmovida.
—¡Mamá! –exclamó alto como un puchero.
—Ahí esta, lo ha vuelto a hacer –Gem se metió con una sonrisa tranquila.
—¡Que no! –grito el alfa puro.
Hace mucho tiempo, cuando Ogami comenzó a conocer a los señores Horner, comenzaron una relación de padres e hijo, la cual es altamente confidencial.
A Ogami, aquella pareja de betas le recordaban a sus padres, amorosos, cariñosos, solidarios, pacientes y comprensivos con él; aunque también podía salir el lado mandón de cualquier padre.
La pareja nunca pudo tener hijos, a pesar de ser betas, su tiempo para tener hijos había pasado. Y vieron en Ogami el hijo que siempre quisieron, y decidieron adoptarlo, aunque era casi imposible que de un matrimonio beta saliera un alfa como él.
La relación era muy estrecha y unida, tanto, que Ogami se había tomado la confianza y libertad de llamarlos mamá y papá. Al menos en privado.
—Si a Melissa le has vuelto a decir mamá, ¿no tienes algún papá retenido por ahí para el viejo Gem?
A los ojos de Gem Horner, Shirou era un pequeño niño, un cachorro de lobo, su cachorro.
—Ajajaja, quien lo diría Shirou, tan frío y blando pero les dices mamá y papá –se burlaba la tanuki avergonzado al albino.
—Es nuestro pequeño secreto, pero que lindo se siente volver a oírlo~.
—¡Entonces yo también quiero! –exclamó Michiru en respuesta a lo que Melissa dijo–. ¿Yo también les puedo decir mamá y papá?
Ante la carita de la niña, los señores Horner no pudieron evitar sentirse conmovidos y encantados, ahora tenían a otra hija; una traviesas y peculiar tanuki.
—Por supuesto que si hijita –Gem respondió.
—Entonces haré de inmediato la hamburguesa –siguió Melissa y miró a Shirou quién escondía su rostro de los tres mirando a otro lado–. Tu también hijo, ¿por qué no me pides lo que quieras?
Ogami estaba silencioso, nadie lo veía pero estaba rojo de la cara, apretaba los labios y los puños, bañado en vergüenza. Pero, le gustaba sentir esa sensación de familia.
Su conciencia le hablaba, se sentía muy bien, como en los viejos tiempos.
—¿Otra hamburguesa yo también? –cuestionó con un tono donde predominaba lo frío, pero también, algo tímido.
—Lo que sea por mis niños.
“—Será necesario soportar la molestia de dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas; creo que son muy hermosas. Ellas me visitaran… tú estarás muy lejos. Y en cuanto a las fieras, ya no les temo, tengo mis garras.
Y mostraba ingenuamente sus cuatro espinas. Luego añadió:
–Y no prolongues más tu despedida. Has decidido irte, hazlo de una vez.
La flor, que era orgullosa, no quería que él la viese llorar.”
______ cerro el libro y lo colocó en la mesita de noche de Haru. Miró a su niño y beso su frentesita, mientras acariciaba sus suaves mejillas blancas, con un leve rubor rosadito en ellas, natural del cachorro.
—A dormir cielo –habló empleando un tono suave y comenzando a arropar al pequeño.
—Mami. ¿Por qué el principito tuvo que dejar a su rosa si la quería tanto? –preguntó mirando a la peli-__ con inocencia y curiosidad.
—Ellos eran muy jóvenes hijo, no sabían como quererse.
—¿Pero se querían mucho?
—Claro que si mi amor, mucho mucho mucho, pero, el principito era muy chiquito para saber como querer a la rosa, pero a pesar de que este se vaya de su planeta, no dejará de quererla.
Justo cuando estaba a punto de retirarse, su hijo la abrazo fuertemente, se había levantado de la cama para proporcionarle un abrazo con mucho cariño y amor. Cosa que ella no rechazo, adoraba tener a ese pequeño y adorable cuerpecito entre sus brazos, desde el día en que lo vio.
—Yo también seré como el principito mamá, a pesar de todo, nunca dejaré de quererte, te amo mucho mucho mucho, como el principito a su rosa.
Las palabras de Haru querían hacer llorar a ______, ese cachorro lo llenaba de felicidad. Beso todo su rostro esta vez y unió sus frentes mostrándole una sonrisa.
—Igual que yo a ti hijo, ahora vuelve a la cama y duérmete, mañana vas a la escuela otra vez.
Tras arropar al albino una última vez, froto sus narices una con la otra a modo de beso polinesio. Apagó la linterna que estaba en la misma mesita de noche y dejó ver las estrellas fosforescentes que la habitación tenía.
Eran un montón de estrellas que brillaban en la oscuridad, en todo el cuarto, en la pared, el techo e incluso al lado de la cama. El regalo de cumpleaños que ella le preparo cuando tuvo 4 añitos.
—Descansa hijo –susurró antes de cerrar la puerta.
Camino por el pasillo hasta su sala, donde ahí estaba su mesa de trabajo, aún, esperándola a que siguiera con sus ideas para el vestido de Nina.
¿Debería descansar? ¿Para qué? ¿Para quedarse congelada, seca de inspiración y no hacer nada, gastando varias horas para dormir?
Suspiro pesado, actualmente esos pensamientos le causaban insomnio.
Apoyo la espalda contra el vidrio de su sala, la vista de su departamento era ciertamente grandioso, tan alto que podía ver a Anima City brillar con sus luces.
Tan cerca y tan lejos, pensó.
Apenas se había ido pero ya lo extrañada, ¿quizás se inspire estando allá? No lo sabía.
Pero aunque fuera así, quizá Shirou Ogami obstruya en su camino a la inspiración; siempre vigilándola, dándole malos comentarios y de intromisión.
Como una salvación a sus malos pensamientos y lo abrumada, su teléfono sonó. Y el nombre que había en la pantalla la hizo sentir mariposas revolotear, y leves nervios invadirle.
Pero aun así no dudo en contestar.
—¿Alan?
—Señorita ______, hola buenas noches, e-enserio lamento llamarla a estas horas, ¿no la molesto?
Miro en el reloj de su sala, las 9:30, aun era temprano a sus ojos.
—N-No, no, para nada, acababa de acostar a Haru y –suspiro intentando dejar salir los nervios de la llamada, de oír su voz–, bueno tengo algo de insomnio si le soy honesta.
Escucho la risa del otro lado de la línea, podía jurar estaba sonriendo.
—Bueno… ya seríamos dos –carraspeo la garganta, ¿estaba tan nervioso como ella? –. E-En fin, cambiando de tema, ¿le gustó mi regalo?
Ah si, el arreglo de flores qué le había mandado, lo había colocado en un mueble de la sala para tenerlo presente, podía verlo, eran dalias rosas y rojas, junto con claveles rojos, y una rosa de los Alpes que resaltaba en el centro. Todo en forma de corazón.
—Es bellísimo –comentó en un susurro dulce–. ¿Puedo saber que significan?
Al otro lado de la línea, Alan se quedó mudo, estaba indeciso en si decírselo, tan avergonzado y nervioso, pero desde que se fue no podía sacarla de sus pensamientos.
—… el clavel rojo es mi corazón que suspira por usted señorita ______, desde la última vez que nos vimos –confesó, y ambos se sintieron rojos de la cara, además de cohibidos–, la rosa de los Alpes significa, quiero ser digno de ti, la dalia rosa, es, voy a intentar hacerte siempre feliz.
Aquello le arrebataba los respiros a la oji-__, un mensaje tan lindo que era aquello, cautivador.
—Y finalmente la dalia roja significa… –suspiro nervioso–, te querré por siempre.
Quería gritar ahí mismo de la efusión, tan nerviosa, roja hasta las orejas, las mariposas revoloteando como locas por todo su estómago. Se iba a desmayar, pero Alan esperaba una respuesta.
—Y-Yo, quisiera verlo en persona, para poder responderle.
—Al igual que yo, también ver a Haru, pero ya esta dormido. Si me permite le enviaré un obsequio, encontré una caja musical del principito.
—Estoy segura de que le encantaría –sonrió.
—Nos veremos pronto señorita ______, y cuando eso sea, quisiera invitarlos a cenar otra vez.
Y ella colgó tras aquella frase. La sensación no se iba de si misma, una peculiar sensación, que viendo al ventanal, y luego a su escritorio, pensó:
*Creo que la inspiración volvió a mi*
🖋️༆━━Muy buenos días, tardes o noches, aquí Miss Writer con un nuevo capitulo
Espero les haya gustado.
Quiero dar gracias a mi mano derecha p-pinkbunny por ayudarme con el capitulo de hoy.
Ansío sus lindos comentarios, y votos, es bueno volver. Los extrañe.
Con amor
🖋️༆Miss Writer
💋