Mi vida un show

By Hitto_

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Sophie es la protagonista de la más famosa y peor serie de televisión del momento. Además de lidiar con fans... More

Advertencia, DEBES saber esto antes de leer
Piloto
Hemofobia
El comic de Aaron
La rutina de los lunes
¡Todos me irritan!
El insufrible Tiago
El futuro de Aaron
Noche de pub
La resaca del sábado
La TV es mi enemiga
Más noticias para Sophie
El punto final para Aaron
Empezar de nuevo
Conociendo a Steve
Borrón y cuenta nueva
Buena vibra momentanea....
Mentira piadosa
Cita a ciegas con Aaron Hyde
Shriek Critics
Haciendo las paces
El gran paso de Camila
Las armas del chantaje
La nueva temporada
Superando espectativas
El retorno
El mejor regalo de cumpleaños
Dilema
Reconociendo a Ian
La decisión de Sophie
La nueva publicista del Show
Viejas amistades
Voy a ser un buen hermano
Ser adulto
Apuestas
Asegurar la inversión
La escuela Nº 54
La dieta de la banana
La presa de Misky
La marca asesina
Empieza la guerra
Empieza el entrenamiento
La chica alternativa
Paseo bajo la lluvia
¡Al diablo!
Estamos en crisis
Entre drogas peligrosas
Algo lindo para Tamara
Carrera al hospital
Decisiones desesperadas
Vivir bajo un puente
Deudas que pagar
No importa lo que hagas: pierdes
La verdad de Il Cuore
With you
Mi padre me quiere arruinar
El destino del show
El rostro escondido del amor
Juguemos a la verdad
Luchar por lo que vale
El nuevo jefe
¡Renuncio!
Sin mi problema
¡Ese maldito perro!
Tamara lo sabe todo
Nuevas oportunidades
Disculpas desesperadas
Toma de rehenes
Historias de fobias
Terapia de exposición
Despedidas que duelen
Tulip, to live
Cerrando capítulos
La graduación
Presentando: Transalterna
Epílogo
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Chocolate, fresas y otras sorpresas

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By Hitto_

Al despertar y no sentir el calor del cuerpo de Sophie cerca, se incorporó asustado y la buscó con la vista. La manta se deslizó por su pecho desnudo y entró en consciencia del frío que hacía. Rápidamente buscó su ropa entre las mantas y las bolsas de dormir y antes de salir a buscar a la chica, sacó del bolso de provisiones un fondue portátil, chocolate y frutas picadas.

Sophie estaba sentada de espaldas a la carpa, ya vestida y mirando hacia el sol ascender por encima de las montañas. Una pequeña nube de humo subía por encima de su cabeza y en cuanto sintió a Ian acercarse apagó su cigarrillo e intentó ocultarlo.

—Ya le vi —le dijo sentándose a su lado, colocando el fondue entre ambos y encendiendo el mechero con un encendedor—. Dámelos —después le extendió la mano y de mala gana Sophie sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo.

—Tenía frío —se excusó.

—Esto te hará entrar en calor. —Lanzó la cajetilla por el barranco y vertió en la pequeña olla trozos de chocolate.

— ¿Un fondue? ¿Para desayunar? —preguntó extrañada.

—Estás de vacaciones, podemos comer lo que queramos sin buscarle un sentido. Es para salir de la rutina.

—Sí, pero pudimos haberlo comido anoche, en lugar del fideo instantáneo, hubiera sido más romántico.

—Mi intención anoche no era ser romántico, tú fuiste quien tergiversó las cosas, yo vine aquí con fines inocentes. —Le sonrió de manera cómplice.

—Sí, claro, no era tu intención —respondió sardónica —, por eso tenías preservativos en tu mochila.

— ¿Qué nunca te han enseñado que debes llevarlos siempre contigo por precaución?

—Sí, tal vez uno, no tres cajas. ¿Qué acaso era la única actividad que tenías planeada para dos días?

—Solo si corría con suerte. —Encogió los hombros.

Sophie rio y desvió la mirada. Era extraño mirarlo a los ojos, lo ocurrido la noche anterior le daba un giro completo a su relación y todavía le costaba creer lo que había hecho. Al final su predicción se había cumplido y gracias Ian no llegaría virgen a la graduación.

— ¿Desde qué hora estás aquí? —le cambió el tema, preguntando con curiosidad.

—Desde antes del amanecer. Tenía mucho en qué pensar.

— ¿Sobre qué?

—Nosotros, y en como de un día para el otro cambió todo. Tan solo hace dos días tenía por seguro que volvería con Steve y ahora... bueno terminé acostándome contigo y sin haber llegado a esclarecer nuestra relación.

—Después de lo de anoche no es tan difícil de entenderlo. Somos amigos con derechos.

Sophie lo miró con odio y lo empujó con fuerza, para que dejara de bromear en ese momento en el que quería hablar sinceramente con él.

—No seas tonto. A partir de este punto creo que oficialmente podemos retomar nuestra relación a como la habíamos dejado hace dos años. Me estaba complicando la vida en vano. Te amo demasiado y quiero estar contigo. Así que solo es cuestión de hacer lo obvio.

—Creí que no podías amar a alguien que te hizo daño.

—Sí, pero puedo perdonar a quien amo. No puedo amarte porque me hiciste daño, pero puedo perdonarte porque te amo. No intentes comprenderlo. Además, todo lo que pasó no fue enteramente tu culpa. Sí te dejaste persuadir por tu padre para dañar a mi familia y me secuestraste con engaños. Pero por otro lado no es tu culpa el tener un padre demente y creo que ya sufriste demasiado, no puedes ni recuperar tu nombre verdadero por lo ocurrido y hay una mafia organizada buscando matarte, o al menos hacer lo necesario para mantenerte callado. Mis problemas a lado de eso no son nada. Creo que yo también te debo una disculpa, por haber sido tan egoísta y solo pensar en lo que me pasó a mí y no en todo lo que sacrificaste por volver a mi lado.

—Tienes razón, me debes una disculpa, y la verdad yo no perdono fácil, así que vas a tener que esforzarte. Seré tu novio de nuevo cuando llegues a mil puntos.

— ¿Es en serio? ¿Ahora vas a vengarte por eso?

—Claro que sí—le dijo con seguridad, aunque Sophie no se lo tomaba en serio—. Va a ser fácil, te doy un tip, el sexo vale cien puntos, lo hacemos diez veces y soy formalmente tuyo.

—Pues yo te tengo otra pista, no tengo sexo con quien no es mi novio.

— ¿Y lo de anoche qué? Además podemos aprovechar el chocolate.

— ¡Eres un pervertido! —le gritó amenazándolo con el tenedor del fondue. Sin dejar de mirarlo acusadoramente clavó una fresa y la metió al chocolate que ya estaba casi derretido, moría de hambre y no quería esperar—. Si te olvidas de los puntos voy a considerar lo del chocolate —dijo apaciguando su tono y manteniendo la mirada fija en la fresa que movía circularmente para ayudar al chocolate a derretirse más rápidamente. Todavía le daba vergüenza hablar sobre eso e Ian lo notaba, pensando que al fin las cosas en su vida tomaban el orden que deberían. La abrazó de improvisto y le habló al oído.

—Todo va a ser como debió haber sido desde el principio.

— ¿Y cómo debió ser? —le preguntó correspondiéndole al abrazo.

—Que estemos juntos para siempre, como habíamos prometido.

A Sophie se le olvidó el chocolate, prefería sentir sus brazos rodeándola y tenerlo tan cerca que podía oír su corazón. Los momentos que tenía así con él eran pocos, pero eso los hacía tan especiales.

—Ian, solo una cosa —empezó a decir con voz ahogada, había tomado valor para hablar, pero aun así le costaba—. No lo mal entiendas, lo de anoche me gustó, y mucho, más de lo que pensé que llegaría a gustarme, pero... —Lo detuvo antes de que los humos se le subieran demasiado—, todavía no estoy lista para ese tipo de relación.

— ¿Ese tipo?

—Me refiero a que sí quiero hacerlo de nuevo, pero no todo el tiempo. Me gusta poder hacer varias cosas contigo, como hablar, salir de campamento, jugar videojuegos...

—Espera... —Se acomodó mejor para verla a la cara—. ¿Crees que tengo tan poco autocontrol y estoy tan dominado por mis hormonas que a partir de ahora voy a estar sobre ti todo el tiempo y querer coger como conejo?

—Sí, más o menos —respondió con franqueza.

—Ese concepto que tienes de mí duele un poco... pero haré lo posible —prometió, considerando que tal vez Sophie tenía algo de razón.

La chica mordió finalmente su fresa cubierta con tantas capas de chocolate que apenas se sentía el sabor dulce de la fruta. La otra mitad la acercó a la boca del muchacho.

— ¿No te sientes extraño? —preguntó lamiéndose los dedos y recostándose en su regazo.

— ¿Extraño por qué?

—Porque es como si hubiéramos perdido algo que nunca vamos a recuperar. Yo sí me siento un poco extraña, pero me alegro de haber esperado a la persona correcta para hacerlo. Además, será algo únicamente de ambos y que no compartiremos con otras personas. Es muy romántico y me hace sentir tan bien ¿no sientes lo mismo?

Ian pensó un momento qué responder, esperando no estar entendiendo bien a Sophie.

— ¿A qué te refieres exactamente?

—Al sexo. —No se podía creer que lo preguntara, pensaba que era bastante obvio—. A que perdimos la virginidad juntos.

Ian tragó saliva, Sophie suponía que también había sido la primera vez para él. Tenía dos opciones: decirle la verdad en ese momento destruyéndole la ilusión y posiblemente haciéndola enfadar, o dejarla vivir con esa idea. Total, no tenía por qué enterarse nunca. Metió más frutas al fondue y se limitó a asentir. Ese sería un secreto que se llevaría a la tumba.

El trato que le dieron a Tiago en el trabajo esa noche fue diferente. Siempre se había llevado bien con los que trabajaban allí, pero se daba cuenta que no lo apresuraban con los pedidos ni le lanzaban las cosas. Le hablaban con más tranquilidad y hasta con cierta frialdad. No necesitaba preguntarles para saber el porqué de su actuar. Ahora que sabían que en realidad era el hijo de la dueña del local, actuaban con más cautela.

Esa situación lo ponía un poco incómodo, se sentía una especie de jefe indirecto, aunque no tenía la más mínima influencia sobre su madre ni sobre el administrador para hacer cambios substanciales en el lugar.

El tema de la pizzería junto al de Sophie, Ian y la entrometida de Tamara, lo dejó en segundo plano mientras repartía los pedidos. Debía hacer una cosa a la vez y en ese momento su prioridad era Martha. Ya tenía el dinero, su madre se lo había dado esa misma tarde, bajo un montón de amenazas y condiciones. Debía sacar a Martha de su problema y después asegurarse de que algo así no volvería a suceder. Siempre había evitado meterse en sus negocios, y ella también se lo había prohibido en alguna ocasión, ahora no estaba tan seguro. Tal vez sí debía pensar la manera de alejar a su novia de las drogas y de paso alejarse él también, porque se daba cuenta que Martha lo estaba arrastrando cada vez más con ella. No solo se limitaba a fumar un porro de vez en cuando, a su novia le gustaba experimentar con diferentes estupefacientes y siempre le regalaba alguna muestra para que la acompañara. Eso le servía para aguantar tantas horas despierto, pero en algún momento iba a colapsar.

Ni bien acabó con la última entrega y viendo que casi era hora de cerrar, llamó por teléfono a la pizzería, para avisar que iba a irse a casa directamente.

Había quedado de verse con Martha en la entrada de una rave, donde tenía pensado aumentar el precio de las pastillas para conseguir más dinero.

Desde la esquina la distinguió, no había muchas personas afuera. Estaba con el Peka y Rafa, como cada noche, pero esta vez no bebían o fumaban como siempre. Discutían de forma muy acalorada. Rafa le dio un ligero y amenazante empujón a la chica y se retiraron antes de que les diera alcance, dejando a Martha sola y consternada.

—Por favor dime que conseguiste algo. —Ni bien vio a Tiago corrió hacia él, mostrándose por primera vez preocupada.

— ¿Qué pasó con Rafa y Peka? —quiso saber.

—Nada, solo una discusión, Wills les está haciendo también problemas a ellos, pero no piensan prestarme ni un centavo.

—Lo del dinero ya está solucionado. —Sacó de su bolsillo un fajo de billetes y se lo mostró disimuladamente.

— ¿Cómo lo conseguiste? ¿Cuánto es?

—Es todo. Y cómo lo conseguí no importa. Págale a Wills y a los Dragons y no vuelvas a meterte en problemas, porque es la única vez que voy a ayudarte.

—No va a volver a pasar. —Le quitó el dinero y se vio aliviada—. De verdad. —Le confirmó acariciándole el rostro y poniéndose de puntas para besarlo—. Solo espero que no te hayas prostituido por esto y si lo hiciste que al menos haya sido con una mujer —dijo bromeando después de separar sus labios.

—Fueron varias mujeres —le siguió el juego.

Ambos entraron a la fiesta. Por esa noche Tiago no hablaría de otros asuntos con Martha, pero al día siguiente intentaría hacerle entrar en razón sobre la vida peligrosa que estaba llevando.

Sophie e Ian regresaron en la mañana antes de lo que tenían previsto. Alan sabía dónde estaban y conociéndolo, de seguro Nicolás ya le había sacado la información para esas horas.

La casa de Sophie ya no estaba rodeada de periodistas, al parecer ya se habían cansado de buscarla y tenían otras noticias que atender.

— ¿No vas a entrar? —Sophie descargó su bolso y la carpa. Ian no parecía con la intención de levantarse de la motocicleta.

—No creo, tu padre posiblemente me espera con una escopeta. Si antes no me quería ahora debe detestarme.

—Claro que no, no puedo creer que seas un cobarde —lo animó.

—Algún defecto tenía que tener, nadie es perfecto, ni siquiera yo.

—No empecemos a enumerar tu lista de defectos. Bien, como quieras. Te veo después. —Acomodó las cosas sobre la acera y se despidió de él con un beso corto en los labios. Después de que él arranco la motocicleta se quedó observándolo un rato mientras se alejaba.

Estaba feliz, después de mucho tiempo por fin podía asegurar que era feliz en realidad, solo haciendo lo que su corazón le dictaba y teniendo a Ian de nuevo a su lado.

Sus padres ya habían notado su regreso gracias al sonido del motor de la motocicleta y Nicolás recibió a su hija primero cuando ésta cruzó la puerta.

— ¿No están enfadados? —les preguntó, perdida en el fuerte brazo de su padre.

—Un poco, pero gracias a tu ausencia las cosas se calmaron bastante —explicó Thaly, quien no fue tan efusiva en su bienvenida porque tenía al bebé en brazos.

— ¿Estás enfadado con Ian? —Se dirigió a su padre, preocupada y nerviosa porque ahora les tocaba decirles que todo con Ian volvía ser como años atrás y todavía tenía la intención de irse con él al acabar el colegio.

—Sí me preocupé, la última vez que te fuiste con él casi te matan; pero Alan me aseguró que estaban bien y hasta me marcó su localización en Google. Además sé que lo hizo con buenas intenciones.

Sophie se sorprendió, o a su padre lo habían raptado los extraterrestres y dejado una copia exacta de él, o Thaly ya lo había alexionado y amenazado para que estuviera tranquilo, o tal vez solo estaba tan cansado de atender a sus hijos más pequeños que no tenía ánimos de discutir con los más grandes.

—Fue bueno que te tomaras un descanso, porque Susan ha estado llamando cada hora. La productora ha amenazado con demandarnos si no apareces y continúas con las filmaciones y se ha empezado a especular en televisión hasta que estás muerta —explicó Thaly.

Sophie ya lo suponía. En su caso después de la calma venía la tempestad y ya no podía seguir ocultándose. Tenía que llamar a Susan y a Steve, pero el chico era su prioridad. Aunque sus sentimientos hacia él estaban claros, lo seguía queriendo y sentía que le debía una conversación tranquila y sincera, en la que pudieran arreglar las cosas y seguir siendo amigos.

Después de un relajante baño y de ponerse ropa limpia se dirigió a su departamento.

Cuando estuvo frente a la puerta se arrepintió de no haber llamado antes, tal vez él no estaba y por un momento deseó que así fuera. No sabía cómo estaba Steve con ella: ¿Enfadado? ¿Triste? ¿Decepcionado? ¿O indiferente? Él era muy maduro, lo más seguro era que también se había tranquilizado y estaba dispuesto a escucharla.

Con ese pensamiento positivo en mente llamó a la puerta y sintió que el mundo se le cayó encima cuando fue Sherry quien le abrió la puerta, vestida con una de las camisas de Steve y con una sonrisa tan grande que le demostraba que no podía haber llegado en mejor momento.

Bueno, un capi corto de transición, los siguientes se centrarán mucho más en Tiago y Alan :D espero que sigan disfrutando la historia!

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