Una madre por contrato para m...

Par scarletxxtram

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Diego fue abandonado por su esposa y ahora necesita una mujer para que sea la madre de Isadora, su pequeña hi... Plus

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Nota
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Nota
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Nota emocionante
Nota
Importante leer 💓
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Nota
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota

Capítulo 10

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Par scarletxxtram


Lara abrió la puerta y la abrazó, luego la llevó a lavarse la cara.


-- Amiga, ¿qué paso? ¿Estás bien?


-- Sí, estoy bien.


-- Te incómodo ese tema, ¿no?


-- No quiero seguir jugando.


-- No pasa nada.


-- ¿Estás bien?. -- preguntó Luana cuando volvieron. -- Lo siento, hice esa pregunta porque me pareció divertida.


-- Está bien, solo creo que la bebida me revolvió el estómago. -- dijo con una sonrisa forzada.


-- Bueno, me alegró de que eso fuera todo, lo siento.


-- No te preocupes, de veras.


Los chicos no entendían nada de lo que había pasado y, antes de que alguien dijera algo, Lara tomó la delantera y cambió de tema.


-- ¿Qué tal si nos tiramos a la piscina? Hace calor, vamos a despedirnos de este lugar precioso.


-- Claro que sí, nena. -- la apoyó Caio.


Se quitaron la ropa para quedarse en traje de baño y saltaron al agua. Emma también se sacó los shorts y se zambulló. Una vez adentro, se quedó apoyada en el borde viendo cómo se divertían los demás, pero de pronto escuchó una voz detrás de ella.


-- ¿Estás bien?. -- era Diego.


-- Sí.


-- Entonces, ¿por qué te fuiste así?



-- Solo me sentía mal, creo que no me hizo bien beber



-- No te creo, tu amiga le dijo a Luana que no debió haber preguntado eso, ¿qué fue lo que ocurrió?



-- Nada, es solo que es una pregunta personal y no me gusta compartir tantos detalles. No hace falta que finja que en verdad le importa. -- Emma lo dejó y se fue con Lara. Él se quedó con la sensación de que le estaba mintiendo, pero no sabía por qué. -- Creo que me voy.


-- No, ¿por qué? Quédate un poco más.


-- Mañana tengo un compromiso y tengo que levantarme temprano.


-- Entonces voy a buscar mis cosas y nos vamos juntas.


-- No, quédate, tomaré un taxi.


-- ¡No! Vinimos juntas y me iré contigo.


-- En serio, Lara, es fin de semana. Aprovecha para quedarte con Caio y diviértete.


-- ¿Estás segura?. -- preguntó dudosa.


-- Sí, y luego me cuentas todo. -- dijo entre risas.


-- Dale, cuídate.


-- Gracias por invitarme, me encantó la fiesta, pero ya debo irme. -- le dijo a Caio.


-- Oh, no, quédate un poco más, hay habitaciones aquí.


-- Quizás la próxima vez. -- se rió. -- En serio tengo que irme, pero gracias, fue un placer conocerte.


-- Estás invitada a todas mis fiestas, te esperaré. Y el placer fue mío, cariño.


Emma salió de la piscina y fue a secarse. Mientras tanto, Pedro la siguió.


-- ¿Te vas?


-- Sí.

-- ¿Quieres que te lleve?


-- No es necesario, gracias.


-- ¿Me darás un besito de despedida?


-- Creo que ya me has robado unos cuantos sin permiso, ¿no te parece?


-- ¿Y uno con tu permiso?


-- No pasará, lo siento, tengo que irme.


Recogió sus cosas y se fue a su casa en taxi. Al llegar, fue directo al bañó y se dio una ducha; de pronto, los recuerdos comenzaron a cobrar vida en su mente y rompió en llanto. Cuando pudo calmarse un poco, salió del agua y se puso el pijama para acostarse, pero alguien tocó el timbre.


-- ¿Qué hace aquí?. -- preguntó al ver a Diego.


-- Hola a ti también. Olvidaste tu bolso y tu amiga me pidió que te lo trajeta.


-- Oh, gracias. -- dijo mientras lo tomaba.


-- ¿Estuviste llorando?


-- No, solo me entró algo de jabón en los ojos. -- dijo tratando de sacarle importancia.


-- Ah, bien. Entonces, mañana trae algo de ropa extra, porqué, si se hace muy tarde, dormiremos allí.


-- De acuerdo, buenas noches.


Cuando él se fue, ella cerró la puerta y se acostó. Pensó en todo lo que había pasado durante el día, hasta que se quedó dormida. Por otro lado, Diego llegó a su casa y fue directo al bañó para darse una ducha y, cuándo miró su abdomen, vio la marca de chupetón, respiró hondo y trató de entender lo ocurrido. Después, se fue a la cama, pero no podía conciliar el sueño y daba vueltas de un lado al otro acordándose de Emma y Pedro besándose. Se preguntó que hacía pensando en eso, cuándo podía ponerse a recordar a las mujeres con las que había esto. Eso hizo hasta que se durmió.


A la mañana siguiente, la joven se despertó con un poco de dolor de cabeza, por lo que se tomó un calmante. Luego se aseó, guardó algo de ropa en su bolso y se vistió. Cuando estaba terminando de tomar un café, su jefe tocó el timbre.


-- Buenos días, iré por mi bolso. -- le dijo.



-- Bien, te espero en el coche.


Tomó sus cosas, cerró la puerta y se subió en la parte de atrás del automóvil, como hacía siempre. Isadora estaba allí y sonrió y le dió un beso.


-- Hola, linda. Te extrañe mucho, ¿lo sabes?


-- Emma, yo también a ti. Y mi papi te va a llevar a casa de la abuela.


-- Sí, princesa, ¿estás emocionada?


-- ¡Claro!


El hombre miró por el espejo retrovisor mientras conducía y vio lo entusiasmada que estaba su hija. Después de cuarenta minutos, estaban allí: en una casa enorme y muy elegante. Bajaron del coche y Emma ayudó a la niña a salir, mientras su padre tocaba el timbre y una pareja abría la puerta.


-- Hijo mío, me alegró de que hayas venido. -- saludó su madre, Amanda, en cuánto lo vio.


-- Hola, mamá, ¿cómo estás?


-- Bien, ¿y tú?


-- Estoy bien. -- contestó el hombre.


-- ¡Ahí está mi nieta! Hola, querida.


-- Hola, abuela.


-- Hola, hijo. -- le dijo Vinicius a su hijo, quién le devolvió el saludó.


-- ¿Y está hermosa mujer?. -- preguntó la madre.


-- Hola, encantada de conocerlos, soy Emma.


-- Bienvenida, querida, qué hermosas eres.


-- Le agradezco mucho, señora.


-- Dios mío, no me digas así o me sentiré una anciana. -- dijo entre risas.


-- Hola, cariño, bienvenida, yo soy Vinicius y ella es mi esposa, Amanda.


-- Es un gusto conocerlos.


-- Abuela, ella me cuida todos los días. -- contó Isadora entusiasmada.


-- ¿Ah, sí? Qué bueno, ¿y eso te pone contenta?


-- Hiper contentísima.


-- Pues me alegró mucho. Pasen y pónganse cómodos.


Entraron y tomaron asiento en la sala de estar. La niña fue de inmediato con Emma y se sentó en su regazo, jugueteando con su cabello.























































Hermosa canción 😍💓

Hasta aquí el capítulo 10.

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