A primera hora, los mellizos ya estaban despiertos, yendo a la cocina se encontraron con Miguel. Hablaron un rato terminando por sentarse en el sofá.
Por otro lado, Javier se despertó unos minutos después. Su cabello era un desastre y su rostro ni hablar. Después de asearse requería su dosis inmediata de cafeína. Sin prestar la mínima atención en su entorno, fue a la cocina y se preparó su ansiado café.
El ser humano necesita agua para vivir, como Javier necesita su café.
— ¡Buenos días papá! —saludaron al unísono los niños.
— ¿Dormiste bien? —habló Miguel.
— Buenos días, y bastante bien la verdad. —sonrió.
— Oh, papá se arregló su cabello más temprano que siempre. —comentó James.
— Hoy estoy de humor. —se encogió de hombros— Aunque siempre es difícil, ¿verdad, Mikaela?
— Confirmo, y no me quiero imaginar como debe ser para Miguel. —sacudió su cabeza.
— ¿Ustedes se arreglan el cabello?
— ¡Oh! ¡Eres de los míos! —sonrió James pasando un brazo por el hombro del mayor.
— Ahora todo tiene sentido... —mencionó Javier riendo levemente— ¿Y qué andan haciendo?
— ¡Estábamos viendo el álbum familiar!
— Oh, lo vi en el estante... —aclaró Miguel— Espero no te moleste que lo haya tomado.
— No te preocupes, igual ya tocaba añadirle las fotos de nuestros paseos. —tomó asiento a su lado— Adelante.
Miguel aún dudoso abrió el dichoso libro. La portada en sí llamaba mucho la atención; lleno de stickers y brillitos.
La primera hoja tenía fotos del nacimiento de los mellizos; Javier cargando a ambos con una sonrisa cansada, aún en el hospital.
— ¡Mira ese soy yo! —dijo sonriente James.
— Yo ni se cual soy... los dos estamos igual.
Miguel solo admiraba cada fotografía maravillado.
— Esta es cuando tenían diez meses, por primera vez se quedaron quietos.
— Aquí atrapé a James rayando las paredes, otra vez.
"— ¿Qué estás haciendo, cariño?
— ¡Ba dewore la habitawiom e papa!
— Gracias, James. Esta precioso tu trabajo. —sonrió acariciando sus cabellos— ¿y si lo continúas en tu zona de arte? Te enseñaré más colores ¿si?
— ¡Eta ben! —aceptó limpiando sus manitas sobre su ropa."
— Eso explica las pinturas y el caballete de su habitación. —murmuró Miguel.
— Sip, a mi hermano le gusta pintar. —sonrió Mikaela.
— Antes todas las paredes estaban rayadas y pintadas, así que comencé a colocar papel en una zona para que siguiera pintando. Aunque varias veces hizo desastres...
— Con sus manos de tempera fue a la cama, hizo rayones en la mesa, sus pinceles sucios los dejaba en el suelo, casi rompe su caballete-
— ¡Ya es suficiente! —se quejó el mini azabache.
— Ya con siete años tiene una gran habilidad con la pintura ¿viste sus dibujos en las paredes, verdad?
— Sí, son maravillosos. —sonrió Miguel.
— L-luego les haré un dibujo... si quieren. —balbuceó el menor.
— Aquella vez que desordenaron la cocina e hicieron una batería con los recipientes, como olvidarlo.
— Oh, yo no recuerdo eso. —decía Mikaela contemplando las fotos de esa sección.
— Estaba en mi habitación terminando varios informes y escuché tremendo ruido en la cocina. Habían sacado todos los vasos, platos, tazas, cucharones, entre otras cosas de plástico.
"— ¡Miwa papá! ¡Batewia!
— Sí, cariño, una batería. —sonrió levemente— ¿Y Mikaela?
— ¡Piawo! —mencionó presionando las teclas de su teclado de juguete.
— Oh, una batería y un piano, ya solo falta Adrian con su guitarra y están completos. —sacó de su bolsillo su móvil— Ustedes solo sigan tocando... yo estaré aquí."
— Agarraban cualquier cosa y jugaban con eso para después dejarlo tirado en el suelo. —explicó Javier observando las fotos— James es un desarmador profesional.
— Con razón tengo pocos juguetes...
— Yo coleccioné las piezas de tus juguetes. —añadió la castaña.
— En cambio, Mikaela era muy cuidadosa con sus cosas, aunque cuando creció comenzó a romperlas.
— Igual tengo más juguetes que James. —le sacó la lengua en burla.
— ¡Hey!
— Niños no peleen, son hermanos.... ¡Mikaela, James!
— ¿Por qué aquí James está en un árbol? —preguntó curioso Miguel.
— Nunca te descuides de James, ni por un instante...
"— ¿¡Se puede saber qué haces allí!?
— ¡Papá ahota soy ma ato que tú! —gritó el menor sonriente.
— ¿Cómo te subite ahí? —preguntó su hermana.
— No se, pero tengo buena vita de paque.
— ¿Sabes como bajar?
— Nop... ¡Ya sé! ¡Atapame papá!
— Lo único que no debes hacer es... NO TIRARTE."
— Al final lo atrapé y casi me caigo de cabeza. —suspiró Javier— Fue un día de locos.
— Por lo que veo cada día es algo nuevo con ustedes. —miró a sus hijos.
Ambos sonrieron inocentes, realmente son buenos niños, pero muy curiosos.
— Aquí esta la foto cuando Mikaela se cortó su cabello.
— Tenías razón, le queda bastante bien el corte.
— Aún así algunas compañeras me molestaron...
— Pero Adrian y yo te defendimos. —comentó orgulloso su hermano.
— Oh, aquí es cuando... quería tomarle una foto a James practicando voley.
— Cuando le di un balonazo a Mikaela...
— Yo fui a decirle que ya estaba la comida y me asusté.
— Desde ese día Mikaela está siempre atenta...
— ¡Yo prometí ser más cuidadoso! porque no me gusta ver a mi hermana llorando... —sonrió abrazando repentinamente a la menor.
— No te me apegues-
— Hay tantas fotos de los paseos, aunque no salimos mucho. —mencionó Javier.
— ¡Ya coloqué las fotos que nos tomamos con papá Miguel! —avisó James, mostrando su trabajo.
— La de aquí está al revés. —señaló Mikaela, arreglando la fotografía.
— Sé que estas feliz, pero no deberías llorar... —habló Javier en una sonrisa, acariciando la espalda del mayor.
— ¿Qué tiene papá Miguel? ¿Por qué llora? —se acercó James— ¿Qué le hiciste papá?
— ¿Yo? —le miró ofendido— Nada.
— Oh... es que le dijiste "papá Miguel" —explicó Mikaela— ¿Yo también puedo decirle así? pero no llore-
— Me haría muy feliz que me llamaran así. —espetó con pequeñas lágrimas recorriendo sus mejillas.
— Entonces, papá Miguel y papá Javi. —los señaló Mikaela respectivamente.
— ¡Ya no llore, papá Miguel! —le abrazó James.
— Quizás necesite un... ¡abrazo grupal! —añadió Javier en una sonrisa.
Mientras Miguel tenía sobre su regazo el álbum de fotos los mellizos le abrazaban en cada lado, por atrás Javier apoyaba su mejilla contra el cabello del mayor y sus brazos alrededor de su cuello. La felicidad y tranquilidad invadía el ambiente.
Son una familia unida y especial.
La familia Bernal López.
Buenas,,, ¿Qué les pareció?
Se les quiere, cuídense y tomen awua <3.