¹³| 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎

466 55 24
                                    

— ¡WIII! ¡VACACIONES! —Chilló alegre James saltando sobre en sofá.

— ¡Somos libres! —Le acompañó Mikaela sentada en otro sofá.

Los mellizos de siete años pensaban que estas vacaciones serían como las veces anteriores, que pasaban todo el día en casa y de vez en cuando acompañando a su padre al trabajo. No obstante, se llevaron la sorpresa la mudanza "por temas de trabajo" de su padre. Aunque en parte sí era cierto, Javier había recibido una propuesta trabajo bien pagado en una de las grandes empresas de allí, una gran oportunidad que no podía desaprovechar.

Una mudanza era compleja, no sólo se quedarían por unos meses sino que vivirían allá. Por lo que, debían llevar absolutamente todas las cosas que con mucho esfuerzo Javier adquirió formando su propio hogar.

Con todo listo, emprendieron viaje hasta aquella ciudad donde el azabache pasó toda su vida. Pero ahora no regresaba solo, dos pequeños seres le acompañaban.

Cuando iban a su nuevo hogar, uno de sus amigos le consiguió una cita con un pediatra que podía tratar a James, tomando como prioridad a su hijo fueron al hospital.

Donde ya conocemos esa historia.

Actualmente, se encontraba frente a aquel castaño.

— Y eso es lo más resaltante. —Finalizó Javier— Hay más cosas, pero no creo necesario contarlas.

— No te preocupes. —Sonrió levemente Miguel, una mirada triste— Ahora sé todo lo que me perdí...

— Oye, no lo digas de esa manera... —Habló apenado, poniendo una mano en su hombro— Yo fui quien te lo ocultó, y aunque suene cruel, no me arrepiento de haberlo hecho. Mira dónde estás, todo lo que has logrado... No quería obstruir eso.

— Javi, yo... necesito un momento para procesar todo esto. —Dijo suave, viendo la hora en su celular— Por cierto, le debo un chequeo a tu hijo.

— Lo sé. —Se puso de pie— Cuando quieras podemos hablar, aquí esta mi número.

Miguel solo observó el papelito con detenimiento, con razón nunca pudo contactarse con él, se había cambiado de número.

— ¡Niños! Ya nos vamos. —Avisó— Gracias por todo, Miguel.

— ¡Papá! ¿Me puedo llevar el carrito?

— No James, es del pediatra. —Se agachó y lo cargó— Anda, vamos Mikaela.

— Sip, ya terminé de ordenar los juguetes que desordenó James. —Corrió y tomó la mano de su padre.

— Adiós Miguel. —Se despidió, para después mirar a sus hijos.

— ¡Adiós señor pediatra! —Hablaron ambos con una pequeña sonrisa.

Al parecer los tiene bien entrenados.

Espera... ¿Cómo que señor?. Se indignó un poco.

Al ver como se fueron, suspiró.

Los tres ya son una familia... ¿y que hay de mi?

— Papá, conoces al pedri- pediatra de James ¿verdad? —Pronunció Mikaela

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Papá, conoces al pedri- pediatra de James ¿verdad? —Pronunció Mikaela.

— Sí, desde hace mucho tiempo. —Contestó— Por cierto, ¿cómo van?

— Ya terminamos de ordenar las cosas en nuestra habitación.

— Muy bien, dejen termino de llevar estas cajas a mi habitación y preparo el almuerzo ¿si?

Por lo menos las habitaciones de sus hijos que estaba frente a frente ya estaban ordenadas. Mientras que la habitación de Javier estaba en medio de las dos, por simples cuestiones.

Así se pasaron todo del día desempacando en su nueva casa —un tanto extensa—, hasta el anochecer.

— Aahh, ya matriculé a mis hijos, sus útiles están listos, su uniforme también, los profesores ya saben de la posible condición de James y ya ordene la sala, cocina y baño. Solo me falta desempacar mi habitación, y el chequeo para James. —Se levantó de su cama observando una foto que tenía en su escritorio junto a muchas cajas— y repentinamente apareciste tú.

Tan sumergido en su mente estaba, contemplando ese pedazo de papel en sus manos ajeno a la presencia de dos niños tras la puerta —que deberían estar dormidos—. Ellos saben que tienen otro padre, que no conocen ni de vista, y las únicas fotos que tienen de él Javier las tiene guardadas.

— Papá Javi lo sigue queriendo. —Susurró Mikaela.

— Seguro lo extraña... —Susurró James.

— De seguro nuestro otro padre también lo extraña mucho, pero tuvo que irse lejos a trabajar.

— Él no sabe de nosotros ¿verdad?

— Papá Javi dijo que se enteró que estaba embarazado cuando ya se había ido lejos.

— Tu crees que cuando vuelva y sepa que tiene dos hijos... ¿Nos va a querer?

— Seguro que sí, el tío Ramón dijo que nosotros somos un tesoro valioso en la vida de papá Javi y que los bebés son una bendición. —Sonrió levemente la castaña— Anda, vamos dormir.

A la mañana, Javier llevó a sus hijos a la escuela, mientras regresaba a desempacar unas cosas en su habitación. Luego de unas horas, solo le faltaba una gran caja que sabía que contenía pero no la quería abrir.

— Vamos Javier, ya no eres un adolescente, tienes veinticuatro años. —Se dio ánimo a sí mismo— A pesar de siete años sin verlo, reconocí su aroma- aunque sus pertenencias ya no conservan ninguna feromona de él.

Después de unos minutos, con el valor suficiente abrió la caja dejando a la vista camisetas, sudaderas, peluches y almohadas que habían sido del alfa pero utilizó para su nido hace muchos años.

— Ya no los necesito pero no puedo tirarlos. —Admitió comenzando a sacar las cosas para acomodarlas en su habitación— Me traen tantos recuerdos...

Buenas, ¿Qué les pareció?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Buenas, ¿Qué les pareció?

Se les quiere, cuídense y tomen awua <3.

❒ | ¿𝐔𝐩𝐬? [Mikellino]Where stories live. Discover now