El misterio que me persigue ©

By Angeline_Ross

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Adelin debe enfrentarse a un juego enfermizo mientras convive con un asesino serial y un chico que lo da todo... More

Prólogo
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8 [Parte I]
8 [Parte II]
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By Angeline_Ross

Vendetta

•••

Al llegar a la casa noté que algo iba mal.

Todo parecía en calma, pero sentía que las cosas no eran así. Busqué a Engel en todo el piso de abajo, pero no estaba en parte. Y eso era extraño, él nunca salía de casa si yo estaba fuera y Tiago no se encontraba, decía que alguien podría entrar y atacar a mi llegada. Podría subir a las habitaciones, pero solo mirar las escaleras hacía que mi corazón se acelerara.

—Adelin.

Di un respingo al escuchar que me llamaron. Giré la cabeza con rapidez y me encontré a Alessio recostado de la pared.

—Me has asusta...

Se llevó un dedo a la boca indicando que guardara silencio. En ese momento las alarmas en mi interior se activaron, miré hacia los lados, pero nada parecía inusual.

Al volver mi atención hacia el pequeño de los Castelli pude observar que tenía leves marcas rojizas en el cuello. Él estaba incómodo, frunció el ceño y me acercó algo que venía escondiendo tras su espalda. Era una flor negra pegada a un pedazo de papel, la cual decía Vendetta en una letra maltrecha.

—¿Qué significa?

Él tragó grueso antes de susurrar —: Venganza.

No pasaron ni tres segundos cuando un fuerte ruido asotó el lugar. Miré a Alessio en busca de respuesta, pero él solo apretó los labios. Quise ir hacia donde provenía el ruido, parecía como si la puerta de cristal que daba hacia el jardín hubiese estallado. Una vez intenté moverme escuché unos pasos que se acercaban hacia nosotros. Por instinto agarré mi daga y cuando los pasos estuvieron cerca de salir del pasillo la lancé con decisión, pero lo único que logré fue que esta cayera al suelo sin lastimar a nadie.

—¿Querías matar a alguien, bonita? —cuestionó una voz femenina en mi oído.

La chica fue rápida y me sujetó los brazos. Podía intentar soltarme, pero era mejor quedarme quieta hasta saber qué estaba sucediendo. Delante de mí aún se encontraba Alessio, parecía que la forma en la que me miraba reflejaba una disculpa. No sabía que sucedía, tampoco quería sacar conclusiones, pero me aterraba que él tuviera algo que ver. No era como si tuviéramos una buena relación, o una relación en sí, pero de alguna extraña manera creía que podía confiar en los Castelli.

Al cabo de unos segundos dos hombres salieron por el pasillo, uno era alto y delgado, el otro bajito y robusto. Ambos miraron con desdén a Alessio antes de centrar su atención en mí.

El primero me miró de arriba hacia abajo antes de esbozar una sonrisa, misma que se vio reemplazada por una mueca antes de decir —: Esa no es forma de tratar a una dama. Suéltala.

Cuando la chica me soltó, él pasó un brazo sobre mi hombro mientras nos encaminaba hacia la sala, como si aquella fuese su casa y yo una invitada.

Estaba atónita, el hombre iba hablando sin parar y yo no era capaz de decir ni una palabra.

Una vez nos sentamos frente a frente en los sofás él adoptó un semblante serio.

—Esto es sencillo, querida. Por cada movimiento brusco le corto un dedo al chiquito. —Señaló a Alessio con la cabeza—. ¿Entendiste?

—Por mí pueden ser dos, no me interesa.

—Claro. Así mismo como no te importó cortarle dos dedos al pastor y luego culpar a tu amigo.

Intenté no mostrar lo sorprendida que estaba de que aquel desconocido lo supiera. Esa era la razón por la que Jay estuvo en la cárcel. Mi prueba de lealtad suponía hacer algo que nadie de Serfol se atreviera, entre el pastor y yo había un desprecio mutuo; por lo que fue mi primera opción.

—¿Qué quieres? —cuestioné respirando profundo.

—Tranquila. Antes que nada vamos a conocernos.

El robusto le pasó un folder que él rápidamente cogió en sus manos. Me dió una breve mirada antes de hundir sus ojos en aquellos papeles que habían dentro.

—Interesante —afirmó mientras iba leyendo.

—¿Se puede saber qué...?

—Eres una chica muy traviesa, Adelin. —Levantó la vista y sonrió—. Pero todo lo que se mueve en algún momento se quedará quieto.

Arrugué el ceño. Eso me sonó a amenaza.

—¿Sabes lo que le hace mi familia a los traidores, bonita? —cuestionó la chica posicionándose detrás de mí.

Sentí algo filoso acariciando mi cuello y me tensé. Miré fijamente al hombre frente a mí y él se llevó un dedo a los labios antes de decirle a la muchacha que se alejara.

—Déjala. Ya abrá tiempo para jugar.

***

Cuando se fueron mi primer impulso fue levantarme e ir tras ellos, pero Alessio me detuvo.

—Sé que eres tonta, pero este no es momento para demostraciones. —Hizo un gesto de fastidio—. Si es que quieres vivir al menos una semana más, espera diez minutos, si no sucede nada significa que se fueron.

Lo pensé un momento y asentí. Dejé que el reloj corriera y cuando pasaron los diez minutos me acerqué lentamente hacia Alessio, él en cambio, me miró con desprecio y retrocedió dos pasos.

—¿Vas a explicarme qué diablos sucede? ¿Quiénes eran esas personas y qué es lo que quieren conmigo? No entiendo qué maldita venganza van a cobrar.

—¿En serio lo preguntas? —Soltó una risa irónica—. Si, claro, porque yo soy quien anda cortando dedos por ahí y matando a sus familiares. —Dio un paso al frente—. Dime algo Adelin, ¿ahora quién sigue?

—Déjate de tonterías.

—¡Ja! ¿Tonterías? Y yo que pensaba que ese rumor de la descuartizadora era solo eso, pero ahora veo que no es así.

Puse los ojos en blanco. No me importaba lo que pensara Alessio, por lo que no iba a darle explicaciones.

—Solo dime qué les hice a esas personas.

—Tú nada, en cambio yo... —escuché la voz de Tiago a mis espaldas y sentí un gran alivio.

Cuando giré la cabeza él ya estaba a mi lado esbozando una sonrisa.

¿Cómo podía estar riéndose con lo que estaba pasando?

¿Cuándo llegaste? —le pregunté, extrañada.

—La pregunta es cuándo se fue —añadió Alessio.

Miré con desconcierto a Tiago, este le dio una mirada de advertencia a su hermano antes de ponerme atención.

—Estaba aquí.

—¿Eso quiere decir que escuchaste todo?

—Sí.

—Entonces ¿quiénes son ellos?

—Son secuaces de Henrrik.

Al escuchar ese nombre la cabeza comenzó a dolerme. Por un momento había olvidado a mi prima y su esposo.

—¿Quieren matarme? —cuestioné con cierto nerviosismo.

—Sí —respondió como si fuese una buena noticia.

—Pero... pero... yo no maté a Luz, pensé que eso había quedado claro. ¿Y la muerte de María qué? Tú dijiste que no piensas que se hubiera suicidado, yo pensé que bueno, se lo habrían cobrado ¿no?

—Dulzura, a ellos no les importa la muerte de Luz. Quieren venganza por Henrrik.

—¿Y yo qué tengo que ver?

—Quieren quitarle lo más preciado —comentó Alessio con burla.

Miré fijamente a Tiago antes de cuestionar—: ¿Por qué creen que soy lo más preciado que tienes?

Él no respondió.

—No te hagas ilusiones, Adelin —volvió a hablar Alessio—. ¿Qué puede ser lo más preciado para un asesino serial, que además es psicópata? Ah, sí, claro, su juguete favorito.

—Cállate —espetó Tiago.

—No, mejor vamos a ponerlo de esta forma —Alessio siguió hablando— imagina que estás criando un pollo para algún día comerlo, entonces viene tu madre y lo cocina para dárselo al vecino. ¿Imaginas lo enojada que estarías? Bueno, así de furioso quieren poner a Tiago.

El susodicho se salió de su casillas y sacó su daga, antes de que pudiera detenerlo le había propinado un corte en la mejilla.

—Vuelve a hablar y te corto la lengua —le advirtió acercando el filo de la daga a la garganta de su hermano.

Alessio había abandonado aquella actitud desafiante, ahora solo parecía un cachorro indefenso. Bajó la mirada ante Tiago y asintió varias veces seguidas, sus manos temblaban y parecía aún más nervioso que cuando lo encontré.

—¡Tiago! ¿Qué se supone que...

Escuché la voz de Tiana. Giré la cabeza y la castaña se encontraba de pie a unos pasos de nosotros. Se llevó la mano a la boca al ver la herida en el rostro de su hermano.

—¿Tienes algo que decir? —preguntó Tiago mirándola con severidad. Ella pestañeó varias veces antes de negar.

Cuando Tiago se acercó hacia mí ella aprovechó para llegar hasta Alessio y llevárselo de allí. Estaba helada por como Tiago había reaccionado, era la primera vez que lo veía ponerse agresivo con uno de sus hermanos. Lo peor era que parecía que así como esa, habían más ocasiones.

Sentí que mis piernas temblaban cuando noté que había cambiado completamente, la persona que me miraba en aquel momento parecía el Tiago de siempre, no era aquel que estaba a punto de cortarle la lengua a su hermano. Pero de un momento a otro los ojos le brillaban y eso me puso los pelos de punta, él no dejaba de mirarme fijamente con una boba sonrisa plasmada en los labios, llevaba más de un minuto acariciando mi cabello sin decir ni una palabra.

El silencio que se formó era aterrador, quería romperlo, pero en vez de preguntar qué si todo lo que dijo Alessio era cierto, dije—: ¿Qué vamos a hacer?

Comenzó a acariciar mi cuello con su nariz.

—Matarlos.

—Pero...

—Si no hubieses estado con luz cuando se suicidó nada de esto hubiera pasado.

Tragué profundo. De cierta manera era cierto.

—Creo que debe haber otra...

—No hay otra forma Adelin.

Pestañee varias veces, lo más sensato era seguirle el juego.

—Entonces los mataré, pero tienes que ayudarme.

Él sonrió antes de fundir nuestros labios en un beso. Al principio fue solo una presión, pero luego se adueñó de mi labio inferior; lo succionó y finalmente mordió levemente.

Se alejó de mí y caminó hasta sentarse en el sofá, en cambio, yo me quedé parada mirándolo fijamente.

—Bien. Ahora vas a decirme porqué le cortaste dos dedos a tu pastor. Si dices que fue porque te...

—Hice un trato —lo interrumpí—. Un favor a cambio de otro.

Eso pareció captar completamente su atención.

—¿Qué favor obtuviste por cortarle los dedos?

Negué con la cabeza.

—Eso no fue un favor, fue una prueba de lealtad.

Tiago arrugó el ceño.

»Se supone que van a ayudarme a saber quién mató a mi mamá, a cambio tengo que hacer algo, pero solo lo sabré cuando esa persona cumpla.

Tiago rio como si ya conociera la historia.

—A cambio vas a tener que matar a alguien. ¿Quién será esa persona? Apuesto mi orgullo que será alguien cercano a ti.

Nota de autora

Levanten las manos las personas que me quieren linchar 🤧🙋🏻‍♀️

No, mentira.

He llegado a la conclusión de que hay un fallo. En vez de que a los personajes les pase una tragedia en cada capítulo me pasa a mí *llora en silencio*. No había vuelto por aquí porque a la doña sal (yo)  se le dañó el celular y la laptop. Este último lo mandé a arreglar por lo que quizás tengamos esperanzas. Por esa razón no había podido subir capitulos antes.

Pero secuestré un celular para poder actualizar, dulzuras. Eso vale que le den amor al capítulo. ♥️

Mami Ross les ama un montón. ♥️

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