HAN MYEONG
Todo iba bien en la aparente vida perfecta de la pelinegra, exceptuando un mísero detalle; todo estaba realmente mal.
Era como una montaña rusa, pero esta vez estaba en la parte constante que se mantiene y se ha mantenido por años hasta que llega alguien quien quería mucho y con un simple empujón dejó a bajo todos los ánimos de la chica.
—Nada de esto está bien, doc —dijo la chica quien miraba al techo blanquecino en busca de una respuesta que nunca obtendría.
—¿Qué no está bien?
—¿No escuchó todo lo que le acabo de decir? —suspiró, cansada emocionalmente de toda esta carga de la cual se había desprendido hace ya bastante tiempo, pero que por alguna razón volvió a sentir.
—Tu estás consiente del problema, trabajamos en eso durante estos años —empezó la retahíla de consejos de la psicóloga, típico de ella—. Era una persona que te quería mucho, eso es innegable y te preocupas por una persona que lo más probable es que no vuelvas a ver.
La chica conectó sus orbes con el de la contraria, mucho más mayor pero aún así más sabia que la jóven.
—¿Cuáles son las probabilidades que se vuelvan a encontrar, Myeong? —la mayor alzó una ceja, haciendo que la de ojos filosos se hundiera en su asiento pensando en las opciones que podría pasar—. Exactamente, muy pocas, querida. Además, serán unas pocas semanas…
—O meses —interrumpió la jóven.
—Myeong, tu ataque aún es signo de que no has mejorado del todo. Aún te queda mucho por sanar, tal vez ir a reconectar con tus raíces cerraría ese ciclo de daños y búsqueda de lo que ya está perdido —su tono dulce pero sereno hacía sentir a la chica como en casa, la pelinegra sabía que tenía razón en lo que decía—. Ve ese viaje como, además de trabajo, podrás terminar de cerrar lo que te ha torturado toda tu vida.
—¿Y sí algo me recuerda a él? —habló refiriéndose a su padre.
—Inmediatamente tendrás que sabe que ahora se encuentra en un lugar mejor. Los recuerdos son lindos, el pasado con una persona que tanto has querido también —una sonrisa se formó en el rostro de la mayor—. Pero la vida sigue adelante, ama tu pasado, ama a tu padre pero avanza hacía un futuro más brillante.
—¿Y si vuelvo a recaer?
—Me llamas tal y como lo has hecho hoy, nunca serás una molestia para mí, Myeong —ella, aunque fuera su psicóloga la hacía sentir como su segunda madre.
Como si, de alguna extraña manera, todo lo que tenía y decía tendría sentido aún si nada lo poseía. Ella admiraba la belleza de las cosas mínimas, con animales como la tortuga acompañando su consultorio.
Myeong se sentó en ese gran sofá, para mantener su mirada en el animal. Tan pacífico que sentía envidia del mismo.
—Todo irá bien, si tú decides que irá bien…
—Hay cosas que no puedo controlar, no se si este preparada para encarar el lugar donde crecí después de haberlo abandonado —la chica miraba la tortuga en esperando de que está en cualquier momento le diera un consejo.
—No lo abandonaste, buscaste la mejor oportunidad para recuperarte a ti misma —iba a paso lento, relajado y como sí nada pasara. En ese momento entre todas las emociones, se preguntaba: ¿Por qué no pudo ser una tortuga? ¿Qué mal había hecho para seguir siendo ella?
—La vida de una tortuga debe ser fácil, ¿No es así?
—Su vida se basa en comer vegetales y respirar —dijo la mujer, quien se había dado cuenta de que para ese momento, Myeong se había desconectado de la conversación.
—¡Esto es una catástrofe! ¿No lo entiende, doc? —otra vez, se conectó a la conversación.
Los recuerdos de las primeras sesiones envolvieron la mente de la psicóloga. Hace tiempo que, de hecho, no era así. Contaba sus problemas sin que le temblara la voz, sin formase un nudo y sus ojos se volvieran borrosos, sin que se conectara y desconectara. La psicóloga sabía que ella estaba procesando todo lo que pasó en su día.
—Sigo sin entender —la mayor miraba cada acción de la joven con mucho cuidado, como sus ojos se paseaban en todo el lugar para terminar en el mismo lugar: su tortuga—. Si este chico fue bueno…
—Los recuerdos que me trajo. No es él, es lo que lleva con él, ya se lo he explicado varias veces —la psicóloga asintió, mientras que la de ojos filosos conecto su mirada con la de la psicóloga—... ¡Para colmo me dio una carta!
—¿Una carta? —cuestionó la mayor.
—¿No le dije? —soltó un respingo, mientras pasó su dedo por la nariz como si estuviera limpiando algo de la misma—. Importa una mierda, de todas formas, la tengo que leer cuando esté sola.
—Casi nunca te he escuchado decir malas palabras —admitió la mujer mayor, quien miró rápidamente su reloj que se encontraba en su muñeca—. Por lo menos no en mucho tiempo, cuando eras más joven.
—Me acuerdo cuando vine aquí, la primera vez… —rio, todo parecía tan ajeno cuando apenas habían sido unos tres años cuando fueron ahí. Cuando la señora para la que trabaja su madre le recomendó ir a una psicóloga por sus actitudes y adicciones. Todo eso, pese a la mala situación, trajo memorias que ahora le parecían graciosas, anécdotas dignas de recordar nuevamente y no verla como algo malo.
Todo pareció calmar a la muchacha. Los recuerdos llenos de comedia y chistes, que ahora, solo entenderían su madre y ella.
—Pareces más calmada —comentó la mayor.
—Supongo… ¿Usted tiene poderes? —cuestionó. La mujer rio ante la pregunta de la muchacha.
—Se llama conocerte bien —la chica negó levemente—. Esta es una prueba para que veas que has superado tus traumas, porque desde hace unos meses me hablas de eso sin llorar.
—¿Qué tiene que ver? —interrogó la de ojos filosos.
—Llorar es una manera en la que el corazón expresa lo que la persona no puede decir en simples palabras —asintió, las primeras veces siempre pegaba su oído a la puerta, cuando la psicóloga hablaba con su madre y se acuerda que en una de esas citas siempre decía eso, siempre se preguntó porque nunca se lo dijo a ella—. También llorar cuando hablas de un tema, o que te muestres afectada es otra manera de saber que aún te duele hablar, que la herida aún arde y que falta para que cicatrice —sus ojos castaños bajaron al suelo, con esa alfombra afelpada y una sonrisa a medias en su rostro escuchando lo que decía la mayor—. Hace tiempo que no lloras, que no te afecta. Si ya tu herida está cicatrizada, ¿Qué te da miedo?
Se hizo un silencio de unos pocos segundos en donde la chica sencillamente paseaba por las distintas respuestas que podría dar. Ninguna era lógica, pero algo que había aprendido es que hasta lo más ilógico, la mayor siempre encontraba una manera de darle sentido.
—Verlo nuevamente —empezó, dejando que su corazón se adueñara de su cuerpo—, recaer. Sentir que sí lo veo nuevamente, agarraré sus demonios y los haré míos —la mayor asentía ante cada miedo que la chica dejaba expuesto—. Volver a sentir espinas en mi corazón si JoJo y él siguen juntos, se que he dicho que ya no siento nada por él pero… ¿Qué tal si solamente son sentimientos apagados que volverán a nacer cuando lo vea?
—¿Qué te asegura que lo volverás a ver, Myeong? —preguntó la mayor—. Corea del Sur es tan grande, es imposible que se él siendo el “supermodelo” que siempre me describiste se quedará en un solo lugar.
Tenía razón, y es que, ella sabía que nunca le gustó su hogar. ¿Entonces por qué ha de quedarse ahí?
—Tienes razón —respondió, la pelinegra acomodo aquellos mechones que cayeron por su mejilla y levantó su cabeza— ¡Tiene razón, doc!
—De todas formas, si no te llega a sentir del todo cómoda puedes llamarme desde allá. Siempre me dará gusto atenderte, como dije antes —sonrió, cuando vio como Myeong se volvió a iluminar con una risa dulce. Aquellas que la psicóloga sabía que eran verdaderas, que estaba más tranquila que cuando llegó. Se sintió realizada como profesional, la quería considerar su amiga, sin embargo, sabía que era antiético considerar a una paciente su amiga. Ella siempre le decía que era su paciente favorita, a sabiendas que la pelinegra no le creía dichas palabras.
Myeong se levantó, dejando el dinero en al mesa que se encontraba en medio del sofá rojo y la silla de ruedas en dónde estuvo la psicóloga.
—Gracias, de nuevo —la mujer sonrió como respuesta, mientras que Myeong salía del lugar sintiéndose bien, otra vez mucho más feliz y en especial, tranquila por saber que las probabilidades que se vieran de nuevo serían mínimas y por saber que tendría a alguien con quién contar si todo salía atroz.
La paz volvió a ella, volviendo a sentir su caminar ligero después de cargar con sus preocupaciones en el camino al consultorio.
La miseria ama la compañía, pero ella ya no estaría dispuesta a cumplir alguno de los dos roles.
❪ . . . ❫
Gongjunim ‹3
Oye, no podré ir. Lo siento demasiado :c
7:55 pm.
No te preocupes, sabía que estabas mal y te ví así que decidí ir a tomar el café con el chico que conocí en Tinder rAwR
7:56 pm.
A veces odio que me conozcas tan bien ;)
7:58 pm.
Yo amo conocer todo de ti, Mye. Porque se que tu también conoces todo de mí. Mañana por la mañana me dices que pasó, que ya lo ví JAJAJAJAJAJJAJA
Está hermoso, se parece a Kukencio (en su foto se parecía pero pensaba que era falso) ಥ‿ಥ
8:06 pm.
La chica se adentró en su casa dando un largo suspiro, había tenido que cancelarle a su amiga y por las noches ellas no se veían, no al menos de que la chica no tomara las respectivas gotas que necesita para dormir todas las noches. Normalmente era porque su amiga tenía un trabajo en la noche, ella le encantaba el trabajo, o más que eso, el trabajo que pudiera generar. Al ser una reciente empleada de la empresa, no es que ganase lo mejor del mundo y ella necesita cumplir sus lujos.
Su trabajo empezaba a las 9, por lo que normalmente Myeong aprovechaba cuando se iba para practicar bailes de sus bandas favoritas, hacer lo que no haría con su mejor amiga presente. No porque no le tuviera confianza, simplemente era muy penosa como para hacerlo frente a otra persona. Sabía que su amiga tenía una cita, por lo que podía hacer lo que quisiera desde más temprano.
Pero una persona vino a su mente, siempre piensa en él cuando se le presenta algún problema.
Jeonbosdae 📌
Hey! :)
8:15 pm.
Mmm…
Que raro que la que me escriba seas tú ;)
8:16 pm.
Es por lo de la última llamada?
Te expliqué que fue porque termine de tomar el café con Sora
8:17 pm.
Yaya, ponle esa excusa a tu madre
No me escribiste, mi corazón se sintió ofendido
8:19 pm.
Bueno
Se lo mucho que te interesa saber el chisme, pero si no te interesa, mejor te llamo después 🤷🏻♀️
8:21 pm.
Chisme? Qué pasó?
Cuéntame
Ya
Ahora
Dale
8:22 pm.
No me ignores
8:23 pm.
Te veo conectada, Mye
8:25 pm.
Ya te llamo entonces, se te pasará el resentimiento?
8:27 pm.
Sabes que es en broma, princess
8:28 pm.
Un año en USA y se te pega el inglés 🙄
8:29 pm.
Solo llámame, ippeuni
8:30 pm.
Me gusta cuando me llamas así :]
(Mensaje no enviado).
La chica cerró la puerta de su habitación, encendiendo su laptop para llamarlo desde ahí. Siempre se les hacía más cómodo cuando hablaban por llamada, porque aún si no habían temas de conversación la compañía (ya fuera virtual) era lo mejor, por lo menos para la pelinegra.
Suspiró, viendo su ya desordenado cuarto. Sabía que era lo primero que se iba a fijar pero poco le importó, estaba acostumbrada a que la regañara y hasta dijera que no estaría con una persona así de desordenada pero sabía que en el fondo, la quería así.
Se unió a la aplicación, marcando el número de su amigo y pocos segundos tardó para contestar la llamada.
—¡Otra vez con ese sucio cuarto cochino! —exclamó el joven.
—Buenas noches para ti también, Kai —respondió con ironía. Terminó de quitarse los zapatos y acercarse a la laptop—. Cómo andas?
—Aparte de ver ese cuarto en ese estado y perturba mi visión —sus ojos oscuros resaltaban por el brillo de la pantalla, o eso quiso pensar ella—. Todo bien, ¿Y tú?
La chica forzó una sonrisa, mientras veía la cara expectante de su amigo. Quien cargaba una sonrisa, pero que ella sabía que pronto sería borrada cuando le contara.
—Se podria decir que bien —se rascó la nuca, aprovechó este movimiento para acomodar su cabello y sus ojos filosos se dirigieron a su amigo quien parecía estar pasmado viéndola aún si está no dijiese nada—. Bueno, es una larga historia. ¿Cuál versión quieres?
—La que a ti te parezca correcta —respondió, se acomodó en su asiento.
—Entonces…
LLOREMOS? OK
Sé que le estoy tardando para entrarle al drama pero quiero que tengan un buen contexto de la vida de Myeong después de irse de Corea y sobre todo, que vean como está ahora, que sus amigos no son como... Ya saben ;).
Remodelando la manera de escribir mensajes, espero que se haya entendido de dónde venían y todo.
All love, Unstablcx