Hasta que comience a arder [E...

By blue_woods

14.6K 2.5K 1.2K

Una pesadilla marca el comienzo de la nueva vida de Meghan Holloway; su nueva vida como bruja. Pero no tendr... More

PRÓXIMAMENTE
IMPORTANTE
Prólogo
Capítulo 1: Después del sueño.
Capítulo 2: La locura de los hermanos Lowell.
Capítulo 3: Aceptarlos o morir.
Capítulo 4: La bruja moribunda.
Capítulo 5: Eleanor y las brujas.
Capítulo 6: El ritual.
Capítulo 7: Nuevo comienzo, misma vida.
Capítulo 8: Al borde del descontrol.
Capítulo 10: El dulce chico raro.
Capítulo 11: El último suspiro de Eleanor.
Capítulo 12: Lágrimas amargas.
Capítulo 13: Dos mentiras y una verdad.
Capítulo 14: No soy como las otras.
Capítulo 15: Las 7 brujas.
Capítulo 16: Los errores de nuestros padres.

Capítulo 9: ¿Qué hay detrás de la puerta?

499 100 69
By blue_woods

Los ojos de Blake me recorren el cuerpo y sus labios se entreabren unos instantes, hasta volver a los míos. Se aproxima a la cama, donde me encuentro. En cuanto sus manos tocan mi piel, se me escapa un suspiro, lo cual lo hace sonreír.

Se aproxima a mi rostro sin borrar su sonrisa, haciéndome creer que va a besarme, pero es todo lo contrario. Sus labios van a mi cuello y sus manos se deslizan con una lentitud agonizante desde mi abdomen hasta mi entrepierna.

Hecho la cabeza hacía atrás, cerrando los ojos y deleitándome con su tacto. Blake abandona mi cuello, sin dejar de mover sus dedos y besa mis labios durante unos instantes, cuando quiero responder, él se aleja, viéndome sufrir por no poder hacerlo y retorciéndome sobre su mano.

Sus labios vuelven a mi cuerpo, pero exceptuando mi cuello, ahora bajan entre mis pechos, recorren mi abdomen, bajan a mi vientre y retira los dedos. Lo miro sintiendo las mejillas rojas y como otra parte de mí lo reclama.

— Vas a ser mi cena está noche, Meg —me dice con la voz ronca por el deseo y la respiración un poco agitada por la excitación.

Antes de que pueda volver avergonzarme, su lengua vuelve a hacer que me retuerza del placer. Sus manos sostienen mis nalgas, acercándome más a él, acercándome más al agonizante placer que me genera.

Me sobresalto al sentir otras manos en mi cuerpo, unas más grandes, que me hacen sentir eléctrica ante su tacto. No puedo darme la vuelta, pero sí ver quién está detrás gracias al espejo que tengo frente a mi cama.

Vincent.

El color almendra de sus ojos es reemplazado por un rojo oscuro y su piel se ve más pálida de lo que es. Su sonrisa deja entrever sus colmillos en su dentadura blanca, pero aquella imagen no me asusta... en estos momentos, me resulta muy atractivo. Más que normalmente. Sus manos acarician mis pechos mientras sus labios besan mis hombros casi con un toque cariñoso.

La lengua de Blake me recuerda su presencia entre nosotros y me recuesto por el torso desnudo de Vincent.

Blake vuelve a subir, ya habiendo termina su trabajo, me sonríe de una forma que nunca antes vi. Las piernas me tiemblan y el corazón va a salirme del pecho en cualquier momento, aunque estoy más hambrienta que nunca, pero no de comida; sino de ellos.

Teniendo a Vincent atrás y a Blake enfrente, ambos mueven mi cabello, dejando mi cuello expuesto para sus besos.

Vincent por el espejo, me sonríe de forma enigmática antes de decir:

— Vas a ser nuestra cena está noche, brujita.

Miro a Blake frente a mí, sus ojos azules se vuelven rojos y su piel bronceada se vuelve mármol; frio y blanco.

Luego siento un dolor indescriptible cuando ambos me muerden el cuello.

Me caigo de la cama, sobresaltándome y golpeándome todo el cuerpo, pero más la cara porque caí boca abajo. Tardo unos segundos en volver a levantarme porque me encuentro un poco confundida, pero cuando lo hago, veo mi reflejo en el espejo que está frente a mi cama y recuerdo mi sueño.

Bueno, tengo que confesar que no es el primer sueño húmedo que tengo donde Blake y yo somos los protagonistas. Sin embargo, sí es el primer sueño donde hay un tercero y más aún donde soy mordida por ellos.

Ni siquiera cuando vi Crepúsculo o The Vampire Diaries soñé cosas así.

Llevo una de mis manos a mi nariz, haciendo una mueca. Me duele. También la frente.

Tal vez Dios me castigó por ser una pervertida con fetiches vampíricos.

Una vez que me doy una ducha y me pongo decente, salgo de mi habitación al cabo de veinte minutos, aún con la cara adolorida y con el sueño en modo repetición. Cada vez que cerraba los ojos, me acordaba de todo; las manos de Vincent, la lengua de Blake, ellos cazándome con cautela como si fuera su presa y luego mordiéndome.

— ¿Estás bien? Escuché un golpe en tu habitación —me pregunta papá en cuando atravieso el umbral de la cocina. Tiene en sus manos su taza usual de café y un lápiz detrás de la oreja, una revista de crucigramas está abierta en la mesa.

— Sí, me caí de la cama —eso lo hace sonreír.

— ¿Tuviste una pesadilla? —pregunta volviendo su atención a los crucigramas.

Ladeo la cabeza. Yo lo llamaría más bien un trio vampírico.

— Más o menos —me encojo de hombros.

Abro la heladera y me sirvo un poco de zumo de naranja, y le robo unas cuantas tostadas a mi padre para acompañarlas con mantequilla. Casi a la tercera tostada, él cierra su revista para ponerme atención.

— ¿Cómo te fue con tu madre? —me pregunta viéndome atento.

— Muy bien —no, no actúes muy emocionada o va a darse cuenta— Quiero decir; normal. No hicimos muchas cosas.

— ¿Conociste a Bob?

Bob es el novio de mi madre, según me contó papá. Ni siquiera quiero conocerlo porque, para empezar, no me interesa nada de lo que tenga que ver con la nueva vida de Kristine y segundo, él tipo se ve que es un idiota. Porque... ¿Quién diablos se llama Bob? Solo un idiota.

— No estaba ahí —me encojo de hombros, desinteresada— Por suerte.

Mi padre asiente en silencio y por su expresión de resignación ante mi rebeldía puedo entender que me creyó.

Ya me siento mal por mentirle, que me crea hace que me sienta mil veces peor.

Me gustaría poder contarle lo que pasó, en lo que me convertí... pero no solo no es seguro, sino que tengo un hechizo que me prohíbe hablar.

— Voy a visitar a Eleanor —le aviso levantándome de la mesa y añado antes de que decida hacerme más preguntas que no quiero contestar— Tal vez pase el día con ella.

Hoy comienzo con mis lecciones mágicas y sinceramente me alivia. Quiero aprender a controlar los poderes de Mendax o bueno, mis poderes. Ver lo que causé la noche de la fiesta, cómo mis emociones se alteraron por completo, me asustó demasiado y me hizo temer por mi bien, y el de mis amigos.

Es tan extraño... hace solo dos semanas mi vida era completamente normal y ahora...

— Te volviste muy amiga de ella, ¿eh?

— Sí, ya sabes, sus hermanos y ellas son nuevos, y quiero que se sientan incluidos.

Mi padre sonríe y asiente con la cabeza.

Sin nada más que agregar, ni que escuchar, me voy a la casa de enfrente donde mi institutriz vampiro/bruja me espera. Al llegar nadie atiende la puerta, lo cual me extraña. Es decir, tienen audición vampírica, pueden escuchar sin ningún problema que estoy golpeando.

Así que decido entrar y cierro la puerta detrás de mí. Lo que veo primero es el recibidor, no hay rastros de ninguno de ellos, así que camino hasta el salón principal y sigo estando sola.

Mi atención se centra en los marcos que vi la primera vez. ¿Por qué tenerlos sin una foto?

— Solían ser de Mendax.

Eleanor aparece a mi lado sin hacer ningún sonido, como de costumbre. Me sobresalto durante unos instantes, pero logro recomponerme para preguntar:

— ¿Coleccionaba cuadros vacíos?

Ella sonríe como si mi pregunta fuera estúpida.

— Ahí habían fotos de ella... en todos de hecho. Mendax era algo egocéntrica —me señala los otros cuadros— Permíteme iluminarte con un poco de historia de la brujería.

Hace un gesto con las manos para que la siga y así lo hago. Caminamos por los pasillos de la inmensa casa de Mendax, la casa tan misteriosa que con mis amigos siempre veíamos desde afuera y la cual ahora estoy pisando como si nada.

Nos adentramos a una habitación donde las paredes son estantes y están llenos de libros. Hay dos ventanas en medio de la habitación, bastante grandes de hecho, que dan la luz justa y necesaria, sin robarle el protagonismo a la biblioteca privada que tienen aquí. En el piso hay una alfombra circular que cubre parte del suelo de madera. Es roja y parece ser de terciopelo. Es lo único que contrasta en la habitación de tonalidades marrones.

— Había una vez —dice con tono divertido— Una bruja llamada Lyas, era algo adelantada para la época, digamos. No quería tener hijos, mucho menos un marido. Su lema era que las personas no eran pertenencia de nadie. Algo bastante polémico para decir en voz alta en 1600 —se encoje de hombros—La cuestión es que Lyas era amante de Charles, duque de , en ese entonces. Hasta pensaban fugarse y vivir felices por siempre, o hasta que Lyas se aburra de alguien tan insípido como lo fue Charles —hace una mueca— Yo era una niña en ese entonces, pero gracias a él aprendí la diferencia entre un idiota con aires de superioridad y un caballero. Charles, era lo primero.

>> En fin, su esposa, la duquesa Mariella, eventualmente los descubrió...

Charles antes de ser duque era un simple trabajador rural que tuvo la suerte de que Mariella se fijara en él y que, déjame decirte, también fue un escándalo para la época, pero eso es tema aparte.

Cuando Mariella se enteró, ella no solo lo trató como un esclavo más, sino que además hizo que cazaran a Lyas. Cayó, estúpidamente, pensando que iba a ser un encuentro clandestino más con Charles, pero se encontró con la furia de los secuaces de la duquesa.

Dicen que Mariella la torturaba en un calabozo y sometía a Charles a las mismas torturas, lo obligaba a atormentar a la mujer que amaba. Finalmente ella terminó de desquitar su dolor con ambos, cuando obligó a Lyas conjurar un hechizo; uno donde cuando una bruja muera, todas las pinturas de su rostro y pertenencias desaparezcan con ella, como si nunca hubiera existido.

Lyas, en agonía y cansada de las torturas de Mariella, accedió.

Cuando el hechizo estaba hecho, Mariella le atravesó una espada en el pecho y con lo que quedaba de su cuerpo alimentaron a los cerdos esa mañana.

Como Lyas sabía que su muerte era inevitable, también maldijo a Mariella por su crueldad y a Charles por haberla traicionado.

Los meses posteriores al trágico final de Lyas, los duques de no tuvieron más que desagracias a nivel económico, digamos que sentimental porque su relación no volvió a ser lo que era y finalmente fueron encontrados desangrados en sus camas una mañana de julio de 1680.

— ¡Eso es horrible! —exclamo aterrorizada.

El rostro de Eleanor no refleja el mismo horror que el mío.

— Hay varias versiones de qué planeaban hacer Charles y Lyas —prosigue como si nada— Algunos dicen que él pensaba envenenar a Mariella para casarse con Lyas y que ella sea duquesa, y por eso la furia desenfrenada de su esposa, pero como dije, son versiones.

Me estremezco.

— Por eso, al morir, todas las fotos de Mendax desaparecieron. Es como si nunca hubiera existido.

Qué horrible historia... no puedo imaginar vivir algo así. No puedo creer que algo así haya pasado. Se parece a una leyenda falsa que escuchas por ahí.

— ¿Y nunca intentaron quitar el hechizo? —pregunto tras recuperarme del horror de aquella historia.

Eleanor hace una mueca.

— Lyas creó el hechizo así que solo ella podría romperlo o alguien igual de poderosa...

Junta las manos en un aplauso.

— Como sea —frota ambas manos viéndome con una sonrisa— ¿Comenzamos?

Asiento muy bien sin saber a qué estoy accediendo.

— Supongo que no sabes dónde está el grimorio de Mendax, ¿no? —me pregunta.

Eleanor arquea una ceja, viéndome con desconfianza unos segundos.

— ¿No? —su pregunta me confunde.

Hace un sonido nasal y ahora se ve extrañada.

— No importa —hace un gesto con la mano, volviendo a poner una sonrisa en su rostro— Al círculo, por favor.

Me adentro al círculo de velas sin dejar de ver a Eleanor. Ella me indica que me siente en la alfombra roja y así lo hago. Puedo sentir la suavidad del terciopelo rozar contra mis piernas y palmas de las manos.

— Supongo que no puedes encender las velas, ¿verdad? —arquea una ceja.

— Puedo intentarlo... —me encojo de hombros.

— ¡Esa es mi chica! —exclama— Es fácil. Ya verás. Escucha con atención.

Siguiendo las instrucciones de Eleanor, me acerco a una de las velas, la más próxima a ambas. Ella se sienta fuera del círculo, frente a mí para guiarme. Una vez que elegí la vela que voy a encender, debo conectarme con mis poderes.

— Cierra los ojos y respira —susurra— Concéntrate.

Inhalo y cuento hasta tres, exhalo y cuento hasta tres... repito el proceso hasta que creo que estoy conectada con mis poderes. Muevo mi mano sobre la vela, sintiéndome estúpida por esperar que algo pase.

Cuando abro los ojos todavía está apagada.

— No funciona —digo frustrada.

— Es tu primer intento —contesta Eleanor con tono dulce— Vamos, una vez más.

Cierro los ojos, irritada por no poder lograrlo a la primera.

— Busca la conexión —susurra— Confía en ti.

Vuelvo a inhalar y contar hasta tres, exhalo y cuento hasta tres. Está vez lo hago más veces que la vez anterior. Relajo mi cuerpo, relajo mi ceño fruncido y dejo atrás mi incertidumbre en esto.

Una chispa de electricidad recorre mi cuerpo desde mi cabeza y baja lentamente por mi cuello, pasa a través de mi torso y se desliza por mi brazo hasta llegar hasta mi mano.

Abro los ojos al sentir el calor del fuego en la palma de mi mano y sonrío. Me quedo viendo la vela prendida como si acabara de hacer alguna maravilla, bueno, es en realidad lo que es.

— ¿Cómo te sientes? —me pregunta Eleanor con una sonrisa.

— Me siento como Matilda —contesto y me río.

— ¿Cómo quién?

Casi se me cae la mandíbula.

— ¿Disculpa? ¿No has visto "Matilda"? ¿La niña que mueve las cosas con la mente? —no puedo creerlo— ¿Estás viva hace casi cuatrocientos años y no conoces Matilda? Increíble.

— El cinéfilo entre los tres es River —contesta levantando una mano como si con eso pudiera tener mi indignación— Soy más de los libros.

— Creo que incluso tiene un libro —agrego divertida.

Ahora ella parece asombrada por unos segundos.

— Como sea, señorita —se pone de pie— Prosigamos.

Deslizo mis manos por las velas que restaban, encendiéndolas. Eleanor me observa como una maestra orgullosa.

— Ahora lo que viene necesita un poco más de concentración, pero sé que lograras hacer este hechizo —lleva una mano a su cien— Déjame hacer memoria...

— ¿Qué hechizo? —pregunto levantándome, pero sin salir del círculo.

— Uno para entrar en tus recuerdos.

Frunzo el ceño.

— ¿Por qué quieres entrar en mis recuerdos? —llevo una mano a mi cadera.

— No te preocupes, no voy a entrar en tus recuerdos. Tú vas a entrar —sigue acariciando su cien— Zembastick ulummn...

— ¿Y por qué vamos a entrar en mis recuerdos? —insisto.

Eleanor se detiene y me mira con obviedad.

— Anoche me dijiste que no recuerdas haberle ofrecido tu alma al diablo y la única forma de que una mortal como tú sea la heredera de estos poderes, es justamente ofreciéndole tu alma al diablo —me explica— Así que, mi teoría es que Mendax te hizo realizar el ritual y luego escondió esos recuerdos.

Sigue caminando, balbuceando palabras que no entiendo en un idioma posiblemente inexistente.

¿Mendax de verdad haría eso? ¿Me obligó a ofrecerle mi alma al diablo? Es imposible... creo que eso sería tan traumático que lo recordaría. No habría un hechizo capaz de hacerme olvidar algo así... bueno, tal vez sí. Agh, no sé. Ahora estoy preocupada por mi alma.

— ...¡Izmonía! —chasquea sus dedos, recordando la palabra rara que buscaba.

Eleanor vuelve a acercarse, pero nunca lo suficiente para entrar en el círculo.

— Este hechizo va a permitirte navegar en tus recuerdos —me explica— Posiblemente veas el recuerdo de la primera vez que viste a tu mamá cuando eras bebé, también vas a ver cosas que no quieres recordar, pero no te detengas, ¿sí? Busca cuando fue el momento que perdiste tú alma.

"Busca cuando fue el momento que perdiste tú alma."

Bien, eso suena tan horrible.

Asiento sin borrar el disgusto de mi rostro.

— Repite el hechizo.

Me acuesto en la alfombra y cierro los ojos, aun sintiendo la electricidad recorrer mi cuerpo, pero con menos intensidad. De alguna forma extraña, la sensación que me da conectar con los poderes hace que tenga menos miedo de entrar en mis recuerdos.

Zembastick ulummn izmonía —repito pausadamente, sintiendo que la electricidad se intensifica— Zembastick ulummn izmonía.

Cuando abro los ojos, ya no estoy en la habitación con Eleanor.

Me encuentro parada en un pasillo casi en penumbras, no puedo divisar que tan largo es, pero por la cantidad de puertas que hay a cada lado tengo la sospecha de que es bastante largo.

Creí que vería mis recuerdos, ¿Qué encontré? ¿El piso de algún edificio? ¿Esto es un recuerdo mío? Porque jamás estuve en un lugar así...

Camino por el pasillo, esperando llegar al final y encontrar algo, pero encuentro más caminos y más puertas. Cansada de vagar por mi propia cabeza, me detengo y miro a mí alrededor, esperando saber qué hacer.

Bueno... tantas puertas aquí deben significar algo. Tal vez... claro, maldición. Soy una idiota. Detrás de las puertas hay recuerdos. Diablos. Tiene mucho sentido, pero en mí defensa creí que mis recuerdos me serían proyectados, no que tendría que buscarlos en un laberinto de puertas.

Bien, tengo demasiados kilómetros de recuerdos. No puedo abrir una por una, tardaría una eternidad, pero necesito encontrar el recuerdo donde vendo mi alma al diablo, así que... creo que no tengo de otra.

Decido abrir una de las que tengo más cerca.

Lo primero que veo es... mi habitación. Todo se ve como siempre, aunque puedo detectar que hay una blusa sobresaliendo de mi cajonera. Recuerdo que tuve que tirarla hace unos meses porque se la presté a Holly y la vomitó, en vez de lavarla como cualquier persona normal, ella decidió desecharla.

Reconozco mi tono de llamada; mi celular está sonando en mi mesa de noche. Cuando voy a contestar, una mano sale de debajo de las sabanas de mi cama y termina la acción por mí.

— ¿Hola?

¿Alguna vez se vieron en vivo y en directo? Porque yo jamás, nunca, ni siquiera en sueños. Por eso, cuando me veo salir de debajo de las sabanas, me perturbo y alejo unos cuantos pasos. Temiendo que mi yo del pasado me vea y le dé un infarto, y se muera dejándome sin futuro.

Sí, tal vez un pensamiento estúpido, pero teniendo en cuenta por todo lo que he pasado no me sorprendería arruinar mi propio futuro.

A pesar de mis miedos, mi yo del pasado no se percata de mi presencia aquí.

— Agh, ¿Qué quieres, mamá?

Un momento...

— Es increíble que esta sea la primera llamada y, por cierto, también señal de vida de tu parte desde que decidiste irte.

... sé en qué recuerdo estoy.

— No, no dejo la academia por ti. ¿Podrías, por favor, darte cuenta de que el mundo no gira a tu alrededor?

Hacía horas que había proclamado de forma dramática que no bailaría jamás en un tonto intento por llamar la atención de mi madre. En ese momento no lo quería admitir y probablemente tampoco lo admita ahora en voz alta, pero estaba triste y solo quería que ella volviera a casa.

Por eso, cuando no funcionó y lo único que conseguí fue una triste llamada que duró quince minutos, me sentí tan mal.

— Como sea. Adiós.

Cuando finalizo la llamada, comienzo a llorar desconsoladamente.

Entre mis dos padres, papá era el "blando" que me complacía en todo. Cada capricho tonto y él estaba ahí para cumplirlo. Mientras que mi madre era más dura; a ella no la comprabas con unas cuantas lágrimas de cocodrilo y berrinches como ese. Por eso, cuando no me dio el gusto no me sorprendí, pero tampoco hizo que me sintiera mejor.

Salgo de ese recuerdo, afectada por ese día tan caótico en mi vida y también porque, un año después, todo sigue igual.

Los siguientes recuerdos a los que entro son de cosas tan cotidianas que no puedo creer que recuerde. Alivian un poco la herida que se reabrió con el recuerdo de mi madre, pero también me sacan un poco de quicio porque no aportan en nada a mi búsqueda actual.

Un rato después de seguir caminando y abrir puertas, me detengo harta de divagar por mi propia cabeza.

En ese momento que quedo quieta para pensar por donde ir o de dónde vengo, tengo el presentimiento de que avanzar en una línea recta es la respuesta que estoy buscando.

No sé cuánto tiempo paso caminando en línea recta, pero fue el suficiente para notar un cambio en el ambiente. De repente todo se siente más frio y más oscuro, las puertas disminuyen, como si me dirigiera a una parte abandonada de mis recuerdos.

Y de repente, sola y en medio de la oscuridad, veo una puerta roja.

Intento abrirla, pero no tiene picaporte. Tampoco funciona cuando la empujo. Nada logra abrirla y siento que encontré lo que buscaba.

Abro los ojos, levantándome de repente. No sé en qué momento me acosté, pero frente a mí y fuera del círculo de velas, está Eleanor viéndome con curiosidad.

— ¿Cuánto tiempo estuve dormida? —pregunto llevando una mano a mi cien.

— Unas cuantas horas —contesta como si nada.

— ¡¿Unas cuantas horas?! —repito, asombrada— Con razón tengo dolor de cabeza, entonces.

— Sí, es normal —señala a un lado y me enseña un vaso de agua, y lo que asumo es una píldora para el dolor de cabeza— ¿Encontraste el recuerdo que buscamos?

Salgo del círculo y en cuanto lo hago, lo poco que quedaba de las velas ya consumidas, se apagan. Lo primero que hago es tomar la píldora para que el dolor de cabeza se me pase y lo segundo es relatarle a Eleanor lo que vi.

— ¿Una puerta roja? —asiento con la cabeza— ¿Y dices que estaba alejada de tus otros recuerdos? —vuelvo a asentir.

Eleanor junta las manos, viéndose verdaderamente preocupada.

— ¿Qué ocurre?

— Hay dos noticias; una buena y una mala. ¿Cuál quieres oír primero?

— Solo suéltalo —me preocupa.

Suelta sus manos al mismo tiempo que deja escapar un suspiro.

— La buena es que, no borraron tus recuerdos como creí, solo los ocultaron. Lo que haya pasado, se encuentra detrás de esa puerta.

Sé que dijo que es buena, pero por alguna razón ni siquiera me alegro.

— Y la mala es que... —hace una mueca— No sé cómo abrirla.

Bueno, sí puedo sentir la noticia mala.

— ¿Cómo que no sabes? Se supone que eras una bruja antes de ser vampiro, deberías conocer todos los hechizos. ¿No es así como funciona?

Entrecierra los ojos.

— Fui bruja solo dos años —mis palabras parecen haberla herido— Y apenas pude practicar porque en ese entonces cazaban a quienes practicaban brujería o quienes parecían hacerlo —eleva su dedo— Así que no, Meghan, no conozco todos los hechizos.

Increíble. Las brujas me mandaron de institutriz a una bruja que nunca supo ser bruja.

— ¿Entonces qué vamos a ser? —pregunto intentando verme menos fastidiada de lo que me siento.

— Tenemos una habitación llena de libros y de posibles respuestas. Yo voy a investigar aquí —se ve más tranquila—, pero tú tienes que encontrar el grimorio de Mendax. Tenemos más oportunidades de abrir la puerta si lo tenemos.

— Pero no sé dónde está... —se lo dije antes.

— Pues debes encontrarlo —dice duramente— Un grimorio es una biblia para una bruja. Ahí están todos los hechizos que inventó, las formas de hacerlos y de romperlos. Si los libros no nos dan una solución, el grimorio lo va a hacer.

Aprieto los labios. Al parecer no tengo otra alternativa.

— Lo voy a intentar. 

Holisssssssssssssss! Nuevo capítulo! :) 

Si tuvieron dudas sobre los cuadros al principio, he aquí la respuesta a la falta de foto! Historias como esas hay muchas en la historia, espero poder ponerlas todas :) 

¿Qué creen que hay detrás de la puerta? Les doy una pista: MUCHAS COSAS! 

Si ustedes tuvieran la posibilidad de entrar en sus recuerdos así como Meghan, ¿lo harían? 

Yo sí, sería interesante ver mis recuerdos y verme también a mi en primera persona jajaja

Hablemos del sueño de Meghan al principio del capítulo, ¿Premonición u oscuros deseos? ;)))) hagan sus apuestas!

Continue Reading

You'll Also Like

48.4K 1.7K 39
Les vengo a informar que si demoró en publicar más capítulos es por falta de ideas o porque estoy ocupada y si no les gusta el ship por favor no haga...
144K 19.3K 68
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
108K 13.9K 75
˚→ ˚→ ˚→ Ann Taylor una joven mexicana de 22 años, llena de sueños viaja por primera vez a Italia, en medio de su recorrido en las ruinas antigu...
127K 16.1K 142
Viajando a través del Hokage, se convirtió en Uchiha Ye Huo, el hermano mayor de Uchiha ltachi, y despertó el sistema de recompensa cien veces mayor...