Ya pasada la primera semana Waller fue recuperándose muy bien. Para la segunda comienza a ser retirado por su madre esté jueves y consigue escuchar a la romántica doctora hablarle a su progenitora antes de salir decirle: »El señor se ha ido recuperando bastante bien señora, solo debe tener cuidado en los constantes cuidados que le dará que no haga mucho esfuerzo para que la herida no se habrá porque tuvimos que abrirle el hueco provocado por el disparado para suturar unos daños internos que la bala hizo al traspasarle. Igual no fue nada grave como se le aviso al paciente, nada más procurar no ejerza fuerza para cargar nada ni lo mueva mucho de lugar para que no se lastime. Le encargo mucho reposo, que se le limpie con cuidado la herida. Ahora la enfermera le dará unas pastillas para el dolor».
Al él escuchar eso se sintió estafado ¿Si fue él el que recibió el balazo por qué mentirle en que sí sufrió algo de daño? Al menos se siente bien en escuchar que esos daños no fueran dramáticos en el sentido de haber perforado un órgano o algo parecido, le suena a que tuvieron que limpiarla bien o seguramente desgarro bastante en el interior al traspasar aunque no perforara.
En el auto camino a su casa en busca de un poco de ropa, desde la parte de atrás observa cómo su madre conduce con tranquilidad algo incómodo pues sabe que en cualquier momento tiene que comentar algo sobre lo acontecido 'sobre su estado'.
Él no a chocado en ningún momento palabras con ella desde años, desde que le contactó para decirle que su exesposa lo llevó a juicio para quitarle la custodia de su hijo Carl, a lo que ella le contesta que lo sabía, dijo que su exesposa le pidió que sea testigo en el tribunal. Se molestó mucho al verla subida allá arriba recordando sus palabras de que solo aceptó para hacerlo quedar bien, en cambio salió siendo todo lo contrario, ella no trabaja bien bajo presión y cada pregunta se la hicieron muy bien calculada, el abogado le hacía preguntas con palabras de doble filo, eso la hacía contestar con miedo en su voz, con inseguridad. Al finalizar literalmente fallo le hizo quedar como todo un patético. Cuando todo acabó dándoles la total custodia a su exesposa él no pudo controlarse en desahogarse con ella, su padre, o mejor dicho su padrastro, ahí mismo le pegó en la cara y le pidió que hasta no controlará sus problemas personales que no se acercara más a su madre.
Pero... dijo una verdad, no con lindas palabras como lo haría su madre aun así se las dijo todas: le dijo que su madre lo ama mucho y ha estado en cada uno de sus problemas tratando de ayudarlo pudiendo o no resolverlas. Su padrastro le dijo que ya estaba harto, que su madre en una de esas terminaría bajo tierra de tanta angustia, estrés y preocupación a por él. Eso lo hizo caer en cuenta de sus acciones, no le dirigió mirada o palabra alguna, salió de ahí enfadado, quebrado y harto a con la vida miserable que andaba viviendo.
Ahora van en el mismo auto sin aun saber qué hacer, allá en el hospital su madre no lo saludo, no se le acercó hasta que le dieron el permiso de retirarse con él del hospital. Él todas sus palabras se las dirigió a la doctora que lo ayudo a sentarse en una silla de ruedas y lo encamino hasta el auto de su madre con unos hombres que le ayudaron a sentarse en la parte de atrás del auto. Como platicadora que es la doctora les dirigía sus palabras a ambos, cuando de casualidad la conversación chocaba con su madre y él, para que ambos se dijeran algo, él iba a lo general y ella se limitaba a cortas palabras.
-Ya llegamos -avisa sin verle.
Él se intenta bajar solo. Cuando ella llega rápido a ayudarle se rehúsa a tomar su ayuda, en el hospital la tomó para que no lo obligarán a quedarse en el hospital más tiempo. Y aparte porque los guardias le avisan que lo mantendrían vigilado por patrullas y que no intentará nada tonto, que en cualquier momento lo mandarían a llamar o buscar porque tiene que ir al juicio, lo típico. Quería aparentar que estaba mal a pesar de que la doctora hacía ver lo contrario, tal vez así no lo andarían vigilando demás o estar tan arriba suyo que ni un pedo pueda tirarse sin que lo noten.
-No seas terco recuerda las palabras de la doctora -preocupada lo intenta ayudar tomándole de un brazo.
Suspira consiguiendo salir al fin y mueve su brazo para que no lo toque -Estoy bien, puedes irte ya a casa.
-¿Qué cosas dices?, te han pegado un balazo hijo -le toma de un brazo-, pudiste morir.
Siente una punzada de dolor. Se parte en miles de pedazos cada que la ve llorar, ella le mira con los ojos cristalizados por las lágrimas que arremeten con salir. Él nunca a querido ser una carga para ella, ser de preocupación o estrés, solo que como siempre la vida le juega en contra y lo que menos desea es lo que más rápido le termina sucediendo.
Su padrastro en muchas ocasiones de joven le daba hasta dejarle sangre sobresaliendo de su cuerpo, como lección de que ya estaba bueno de hacer cosas que angustiarán a su madre, pero ¿Cómo explicar que no es que quiera, que no es apropósito que lo hace, que simplemente pasa y ya? Eso su padrastro no lo entendería ni en mil años.
-Pero no fue así -le acaricia la mejilla-. Estoy bien -sonríe forzosamente-, ve a casa.
-No, no ya no te dejare solo -sostiene su mano dejando salir sus lágrimas-. Entiéndeme, no voy a poder estar tranquila.
A pesar de que él dejó de hablarle, de verle y todo eso, no perdió contacto con el marido de ella el cual era como medio para saber que él seguía vivo. Siempre que ellos dos hablaban, era su padrastro que le llamaba cuando se encontraba solo para que su madre no se derrumbará al oír su voz. En muchas ocasiones le entró ganas llamarle, de escuchar su voz y decirle que estaba bien cada que lo llamaba, decirle que no tenía de qué preocuparse con sus propias palabras. No lo hizo porque su mismo padrastro le dijo que eso la haría recaer, que no eche a perder su felicidad ahora que a podido conseguir salir adelante de la depresión en que cayó al no saber nada de él, su padrastro le había dicho básicamente que estaba muerto pero que no murió con dolor.
Sus hermanos son muy buenos, cada uno consiguió graduarse, casarse y tener hijos, entre demás, en cambio él al llegar justo a eso hecho a perder todo, le pasó lo que le pasó con Maggie aparte de que ahora lo quieren meter preso: consta decir que de niño era de esos peleones que desde salir de una pelea se metía en otra y otra, así sin detenerse, metiéndose en boca de todos los profesores no solo de los chismosos compañeros.
Landerson, su padrastro, no le dijo a su madre literalmente que se encontraba bajo dos metros de tierra, nada más le dijo que estaba bien lejos donde no le podría hacer sentir más mal. Ellos viven en un pueblo. Un campo bien bonito y de los más alejados de la ciudad en el cual el invierno golpea más duro que en la mismísima ciudad de Yonyersey.
-Pero estoy bien, no tienes de qué preocuparte mamá -cierra la puerta del auto para quedarse parado enfrente de ella.
-¡Pensaba que estabas muerto! -se lleva las manos a la cara llorando- ¿Sabes cuánto te llore? Pensaba que mi hijo mayor, murió...
Se asusta- Mamá, mamá -toma su rostro entre sus manos- ya pasó, estoy aquí, estoy vivo -pone sus manos en su rostro-. Tócame, siénteme, estoy aquí junto a ti, vivo.
La señora rompe en llanto abrasándolo con fuerza. Se nota que no se quiere alejar de él por nada del mundo, está sonriendo, pega su mejilla al pecho de él respirando el aroma de su niño ya grande porque eso es lo que él es para ella, su niño, ya grande, pero aun así su niño.
-No te vayas más de mi lado por favor -suplica calmándose ya su llanto.
-Mamá... te prometo que no lo hare, pero ya ve a casa.
Se despega de él- ¿Me quieres volver a dejar? -asustada.
-... No -suelta con dificultad.
Él no se puede imaginar como ella se siente, sabe que debe tener miedo de perderlo nada más volviendo a casa sin él y que está vez sí se muera de simplemente dejar que se infecte la herida, caerse por las escaleras, resbalarse en el baño o de pegarse en la cabeza, ser atropellado al cruzar una calle o hasta ahogarse comiendo algo. O sea, preocupaciones de madres.
Mueve su rostro mandando a volar esos horribles pensamientos -Voy a irte a visitar, lo prometo, pero debes irte ya o Landerson se va a preocupar.
Landerson Pujol, su padrastro, verdaderamente preocupón le prohibe bastantes cosas a su madre, pero es buen marido solamente que algo exagerado a su parecer.
Su madre al separarse de su padre al conocer a Pujol, a cuestión de que se termino enamorando perdidamente de él, cosa que nunca entendio pues con lo cariñoso y buen hombre que fue su papá Carl Waller no encuentra motivo de ver a otro. En fin, su mamá no termino en malos terminos con su padre, pero su papá la amaba mucho no pudo fijarse en otra mujer como ella sí pudo hacer en mendio de la relación. Waller siguió viéndose con su padre, fue como criarce con dos papá no le fue algo duro eso para su crianza en sí porque podía pasar tiempo con ambos, lo que sí lo fue un poco, fue lo estricto que es Landerson.
-Pero...
-Te llamare -le toma el rostro- lo juro, cada noche, sin falta, pero vete ya ¿Sí?
»Y puedo ir a verte -le dice para tranquilizarla.
-No.
Mira detrás de su madre y ahí lo ve, es Landerson ahí enfrente de la puerta de su casa viéndolos con un semblante serio común en él.
-Un asesino no es bienvenido a mi casa, así que si quieres estar completo... -se les acerca amenazante- mejor y ni te asomes por allá.
Waller le mantiene la misma mirada fría sin miedo a sus palabras, lo conoce bien, sabe que es capaz de cumplir sus palabras porque eso es lo último que rompe: su palabra.
-Cariño, cariño -se pone en medio de ambos tomando una de sus manos entre las suyas- cálmate por favor, nuestro hijo no es un asesino, él es solo un muchacho por favo...
Toma con fuerza su muñeca -Él ya no es un niño Paula, ya es un hombre y puede dar la cara por sí mismo. Ya te aseguraste de que no está muerto, así que ya sube al auto, nos vamos.
Observa con su rostro duro cómo suelta la mano de su madre sin ni una pisca de sensibilidad, sabe que se porta así por él, pero ella no tiene nada que ver en esa batalla de padastro e hijo para que se porte así con ella. Aguanta un poco sus ganas de caerle a puñetazos hasta derramar su propia sangre con tal de hacerlo que se disculpe con su vieja.
Ella no se mueve de su sitio -No, no lo hare Landerson, es nuestro hijo por Dios, cómo puedes hablar así sin corazón. Necesita que estemos con él, está heri...
-¡Ese ya es su problema no el nuestro!, es más lo tiene bien merecido esa bala le tuvo que haber pegado justo en el corazón...
Le suelta una cachetada -¿¡Cómo te atreves a hablar así de nuestro hijo!?
-¡Yo no críe una bestia de hijo!, ¿es que acaso no lo ves? ¡Violó a una niña y mato a los padres!
-¡Él no hizo esa aberración!
-¿Y cómo puedes estar tan segura?, ¡mira a tu alrededor las personas ni se acercan a su casa del miedo y la policía lo tiene vigilado!
-¡Por qué no dejas de ver como los demás por una vez en tu vida!, ¡es tu hijo maldita seas, tu hijo! -llora.
-Esa bestia -me señala con su dedo, rojo de la cólera- ¡No es mi hijo!
Llora, su madre rompe en un amargo llanterío. Ella no lo soporta, ver a las personas que conforman su corazón a lados opuestos, es como si fuese cada parte de su corazón rotos en dos y que poco a poco, se vuelven polvo.
-Si tanto me odias... ¡Ven y dímelo a la cara Landerson, pero no te desquites con ella!, si es que eres tan hombre como aparentas.
-Yo a ti no te tengo nada que demostrar, más bien si tú eres hombre ve y entrégate ¡Y deja de darle problemas a tu madre!
-¡El único que cree que no sirvo eres tú!, si tanto prefieres a Gaspar ve con él ¡Pero a mí déjame en paz de una buena vez!
-¡Desaparece entonces!
-Lo siento, pero estoy en mi casa -le dice con los puños apretados.
-Eres un inútil -lo ve sin una pisca de piedad-, no sé en verdad qué es lo que haces vivo, no sirves para nada... Eres el peor error...
-¡Basta!, ¡te prohíbo que digas eso! -le dice su madre.
-¡Eres el peor error que tu madre y yo hicimos! -repite furioso.
Waller se mueve de junto al auto y le da un puñetazo con todas sus fuerzas tumbándolo al suelo con rabia contenida.
-¡Habla por ti! -le responde a grito.
El hombre se levanta y le pega a Waller con igual rabia, se pegan hasta que llegan unos hombres y lo separan para darse cuenta que estan rojos, rojos con las lágrimas contenidas de parte de ambos.
-Vámonos Paula o te quedas con este...
-Yo me quedo con él -dice acercándosele.
-Vete -le contradice frío sin siquiera verle.
-Pero...
-Ya lo oíste ¡Vámonos!
La toma del brazo y la arrastra hasta el auto en que ella lo trajo, él simplemente los mira con unas ganas de partirse en mil pedazos literalmente.
Entra a la casa antes de que su madre le alcance y se encierra en la casa que no tenía seguro. Al entrar y cerrar con seguro: escucha su llanto, cómo su padre le habla duro, cómo ella llora más y dice que lo ama, que lo ama mucho. Ahora es él que llora, que dice que la ama también para sus adentros.
Se sienta en el suelo, mirando su estómago que ha empezado a sangrar, tiene tanto dolor en su corazón que está como anestesiado que la abertura no le genera nada. Una lágrima más se le escapa y mira al frente... ¿Él le dijo que se muera?
〔 PARTE 11 〕