Tae-Eun;
Lo besé.
No puede ser....
Apreté con fuerza mis ojos. Estaba en puntillas y me era un poco incómodo estar de esta forma. Así que decidí alejarme y salir corriendo porque sé que luego de hacer esto no lo iba a poder mirar a los ojos. Me alejé para irme, pero el me tomó de la cintura y me acercó más a él. Evitando que rompieramos el beso. Incluso me elevó un poco. Apreté esta vez con fuerza sus hombros y entonces el comenzó a mover sus labios. Con una mano rodeaba mi cintura, y con esta misma me elevaba un poco.
Con la disponible, la adentró en mi pelo, y ladeó la cabeza hacia un lado. Y yo lo hice así mismo hacia el contrario. Poco a poco me terminé llevando completamente y obvié lo demas concentrandome en él.
Y en sus labios.
Sentí que me quedaba sin aire, así que tuve que irme separando despacio. Y nuestros labios se despegaron despacio. Emitiendo un leve sonido al hacerlo. Aún estabamos muy cerca, yo estaba llena de nervios. Al igual que podría asegurar que mis mejillas estaban rojas.
—¿P-podría bajarme? —susurro.
El sonrió divertido y mordiendo su labio inferior me bajó. Pero no me soltó.
—Tu beso ¿responde a mi pregunta? —arquea una ceja.
Asentí despacio.
—Quizás ya deba irme —dije tratando de huir pero él me jaló de la cintura suavemente hacia él.
—No. Nos sentaremos y hablaremos —sujetó mi mano y me hizo caminar un poco para sentarnos en la arena con el mar frente a nosotros.
Y con las olas llegando y volviendose a ir. Miré hacia otro lado mientras trataba de alejar el rubor intenso que tenía. Sentía mi cara tan caliente.
Y los nervios a flor de piel.
—¿Que dibujarás para ese concurso al que quieres ir? —pregunta él rompiendo el hielo.
—Hum...pensé mucho que dibujar. Incluso en casa hice muchos bocetos —comencé a decir—, pero terminé pintando el palacio.
—Va veo...—asintió—. Es un lugar hermoso. Creo que una pintura sería muy interesante.
—Exacto —asentí—. ¿Tú practicaste canto u algo?
El me mira divertido —¿Por qué me preguntas eso?
Sobé mis manos. Tenía frío.
—Bueno porque ese día que fuimos a Hallasan tu cantaste —digo—. Y lo hiciste muy bien.
—¿Te gustó? —intrigó el mirandome fijamente.
—Sí —asentí despacio.
El sonrió viendome —No estudié canto –empezó a decir–. Pero si practicaba mucho. De hecho aprendí piano por mi propia cuenta. Mi padre solo está concentrado en prepararme completamente para ser rey. Así que...–se encogió de hombros.
—Mhm. Ya veo —asentí.
—¿Y tú?
—¿Yo que? —lo miré en seguida.
—¿Solo quieres hacerte pintora? ¿No te interesa algo más? —cuestiona curioso.
—La verdad no he pensado en eso —respondo—. Tampoco es como si pudiera pensar en hacer muchas cosas.
—¿Por qué? —en ningún momento ha dejado de mirarme y eso me ponía nerviosa.
Y algo avergonzada por lo que me daba un poco de timídez mirarlo. Sobre todo porque estabamos cerca. Y eso no me ayudaba en lo absoluto.
No estaba titubeando de milagro.
—Para estudiar diferentes cosas necesitas tener dinero —dije obvia.
—Puede ser...—asintió—. Pero piensa en que te harás pintora. Tus pinturas van a ser un éxito y podrás estudiar muchas cosas –comentó espontáneo–. Y eso ayuda. ¿No es cierto?
Reí levemente y asentí —Mhm. ¿Que hay de ti? –entonces lo miré.
Casi fallezco cuando lo veo muy cerca de mi y me observa delicadamente con sus bonitos ojos café.
—¿Yo que?
—Te harás rey —empecé diciendo—. ¿Solo quieres ser eso? Aunque pensandolo bien...ser rey no es algo que quieras. ¿O si?
El soltó una risa nasal pero asintió —Tienes razón –respondió–. No quiero ser rey.
—¿Es obligado? —pregunté.
—Desgraciadamente —contestó—. Pero me has dejado pensando en algo.
—¿Acerca de que? —arquee una ceja viendolo.
—En que tal vez debería interesarme en algo. Y no solo ser...rey —explicó.
—¿Que te gusta? —indagué curiosa.
—Tú —soltó.
Pestañee seguidamente mientras él me miraba fijamente. Tragué fuertemente.
—M-me refiero para...hacer —explico a pesar de que los nervios me consumían y el corazón me latía tan rápido y fuerte que temí que el pudiese escucharme.
—Ah...eso —rió—. No lo sé. Tendría que pensar cuidadosamente –dijo mientras me miraba y yo asentí despacio.
Volví a sobar mis manos.
A pesar de que su blazer me cubría bastante, mis manos aún estaban afuera y realmente hacía mucho frío.
El corazón casi se me detiene cuando el toma mis manos entre las suyas y las lleva a su boca. Sopla un poco y un calor me recorre.
—Las tienes muy frías —dice y con sus manos rodea las mías.
Solo intento mirar hacia otro lado. Mi rostro iba a explotar en cualquier momento.
—¿Podrías dejar de ser así? —pregunta.
Yo lo miro y aprieto mis labios observandolo.
—¿Así como? —susurré.
—Tan tímida. Me haces querer besarte —responde mirandome fijamente.
—Si sigues diciendo ese tipo de cosas solo harás que sea mas tímida —respondí.
El elevó una ceja y sonrió un poco —¿A si?
Raspé mi garganta y asentí.
El apoyó una de sus manos por detrás de mi, inclinandose más hacia mi. Yo me encogí en mi sitio pero no me alejé.
—¿Puedo besarte entonces? —pregunta observandome.
Me le quedé viendo y yo sin pensarlo me acerqué a él. Y lo besé. El en seguida respondió a mi beso como si ya estuviera listo. Dejó su otra mano encima de mi mejilla adentrando sus dedos poco a poco en mi pelo. Mientras que con su pulgar acariciaba mi piel.
Abrí mi boca y el adentró su lengua, comenzando un beso diferente al primero.
Más intenso.
Ladeamos nuevamente la cabeza hacia lados contrarios, y yo apoyé mi mano en la arena -cerca de la de él-, y la otra la dejé en su cuello sin dejarlo de besar.
—Se supone que debía besarte yo —susurró en medio del beso.
Volví a besarlo y el sonrió nuevamente para acercarse más a mi si es que era posible y seguirme besando.
El se alejó un poco de mi boca, pero fue para trazar besos cortos, pequeños y húmedos en mi mejilla. Y en mi oreja haciendome encoger en mi sitio por las cosquillas.
Reí —Eso me hace cosquillas –susurro.
—¿Ah si? —preguntó juguetón y volvió a hacer lo mismo.
—¡Oye! —me alejo un poco sonriendo sutilmente.
El muerde su labio inferior mirandome.
—Quería tanto besarte —dice y acaricia con una de sus manos mi pelo y deja algunos mechones detrás de mi oreja.
—Realmente siento...haber sido de esa forma con usted la primera vez.
—Primero no me trates de usted —dijo—. Dime Jungkook o como...quieras.
Asentí —Vale. Mhm...siento mucho haberte dicho aquello. Es que solamente estaba frustrada y no quería venir a este evento. Solo quería irme.
—Pero no te vas a ir —respondió—. Porque yo no te voy a dejar. Te lo he dicho muchas veces.
Me le quedé viendo y él me besó cortamente.
—¿Eres de Daegu? —me pregunta curioso.
Aún estabamos bien cerca. Y siendo sincera me gustaba la cercanía.
—Sí. ¿Como lo sabes? —indagué.
—Solo lo sé —sonrió.
Sonreí un poco y asentí —Vivo con mis padres y mi hermano mayor. Es dos años mayor que tú.
—¿Ah si? —asiento—. Ya veo...
—¿Podemos irnos?. Tengo frío —dije sorbiendo mi nariz. No quería coger un resfriado.
—Sí. Ya se está enfriando. Y debe de ser tarde. Vamos. Te acompañaré a tu habitación.
Se levanta y yo también lo hago. Me sacudo la arena y él coge mi mano para comenzar a caminar de vuelta al hotel.
Mientras ibamos en el elevador lo observé. Era demasiado apuesto. Él me mira atrapandome y yo desvié la mirada en seguida sonrojada nuevamente.
—¿Quieres salir mañana? —me pregunta.
El elevador se abre y lo miro. Salimos de este en dirección a mi cuarto.
—¿Salir? ¿A donde? —pregunté curiosa.
—Podemos ir a Udo —responde—. Y recorrer completa la isla. Hay muchos lugares que de seguro ayer no visitamos.
—¿A un parque de diversiones? —lo miro emocionada.
Nos detenemos frente a mi habitación.
—¿Quieres ir a un parque de diversiones? –eleva una ceja.
—¿Vamos mañana? —pregunto emocionada—. Hace mucho que no voy a uno –hago una mueca.
—Vale —respondió él—. Vayamos.
—¿¡En serio!? —me emociono.
—Como una cita —dijo mirandome fijamente.
El corazón nuevamente latió rapido. Si sigue latiendo así se me saldrá del pecho.
—Como una cita —asentí entonces.
El sonrió y asintió —A las 9:00.
—Está bien —dije.
El se inclinó hacia mi y besó mi mejilla —Hasta mañana.
—Hasta mañana —respondí viendolo. En el fondo embobada.
Se alejaba poco a poco y aún no soltaba mi mano. Antes que la soltara completamente lo volví sujetar haciendo que se detuviera.
—Duerme bien —dije mirandolo.
—Tú también —acarició mi mano.
—El blazer- —dije cuando me doy cuenta.
—Me lo devuelves después. No te preocupes —me sonrió. Asentí y el me miró una vez más antes de irse.
Sonreí sintiendome como toda una adolescente y entré rapidamente a mi habitación.
No creo que logre dormir estar noche pero bueno.