Jungkook;
Ver a Tae-eun junto a Eunwoo de esa forma. Sonreírle y dejar que el la trate así...de agradable. Realmente me estaba asfixiando. No sé si ella lo hacia solo por no ser descortés con él, o por si iba a dejar que él intentara enamorarla. Pero cualquiera de las dos opciones me jodía.
Lo que me resultaba más fastidioso, era que a pesar de que me había dicho a mi, una y otra vez que trataría de no mirarla, de no pensar en ella, no podía lograrlo. Porque siempre necesitaba mirarla. Porque siempre terminaba pensando en ella. Porque aunque intentara tener mi mente en otro asunto, tratando de ignorarla, no podía. Siempre se terminaba robando mi atención. Así si no hacía nada. Si solo estaba mirando algún punto inexistente. De la manera en la que fuese, terminaba mirándola.
—¿No?. ¿Estás seguro? —insiste Yugyeom.
Suspiré y sobé mi frente —Ya te dije que no Yugyeom. Dejame solo ¿si?
—Estás fastidioso desde que te rompieron el corazón.
Frunzo mi ceño cuando dice eso —¿Me rompieron el corazón?
—Sí. Eres tan díficil que te rehusarías a reconocerlo pero bueno —hizo una pausa y suspiró—. Entonces no vas a ir.
—Estoy cansado sinceramente.
El asintió —Está bien. Entonces descansa –palmeó mi hombro y salió de mi habitación.
Me senté en una de las sillas del balcón y me quedé viendo durante un rato algún punto inexistente en el cielo con un millón de estrellas. Sabía que no iba a dormir ya que no tenía ni una gota de sueño, así que decidí ir a la playa. Porque me gustaba como se veía esta de noche. Tomé un blazer que tenía encima de uno de los sofás de la habitación y salí de esta.
Mientras me dirigía al elevador, me puse este y presioné el número mientras esperaba. Pasaron unos cortos minutos, cuando este se abrió frente a mi. Me impulsé para caminar pero me detuve cuando ví a Tae-eun. Ella me miró en seguida también. Sin mirarla entré a el elevador y presioné el número de la planta a la que me dirigía. Me recosté en el otro costado de la pared del elevador y crucé mis brazos mientras miraba hacia mis pies. Porque el alrededor se sentía bastante tenso. Y un poco incómodo.
Joder...nunca me había pasado esto con una chica.
Que vueltas da la vida Jungkook.
¿Quién lo diría, eh?.
El elevador se abrió y ella salió rápidamente. Me pregunté a donde iría a esta hora. Y me di cuenta de que no iba a ir a esa pijamada que había decidido hacer Rosé. Mientras me dirigía hacia la playa para sentarme en la arena al menos y sentir el suave sonido de las olas, me dí cuenta que Tae-eun también se dirigía ahí. Ella iba a unos cuantos pasos frente a mi.
Casi a los segundos se sintió el olor de mar, y se escucharon las tranquilas y mecedoras olas. Me quité los zapatos y camine por la arena descalzo antes de encontrar un lugar donde sentarme. Miré disimuladamente hacia donde estaba Tae-eun. Al parecer ella no se había dado cuenta de que yo venía justo detrás de ella. Y estaba incluso detrás de ella.
Ella estaba más cerca de la orilla.
Y yo estaba bastante alejado. Detrás.
Pero podía observarla perfectamente.
Y como si el mar hubiese sido lo menos que quería ver en este momento la mire a ella. Traía su pelo suelto y este era bien largo, por cierto. Se regaba sobre su espalda mientras se movía suavemente por el aire que agitaba en la noche. Abrazaba un poco sus piernas y miraba hacia delante concentrada.
Observé su perfil. Y noté una vez más —además de que ya lo sabía—, lo hermosa que era. Y que a mi me resultaba.
Es que...en serio. Ella no hizo absolutamente nada para llamar mi atención. Y me terminó gustando tanto que ahora me es imposible no dejar de pensar en ella. Y me resulta un imán porque me atrae como sea. Dios, Jungkook. Nunca te habías encontrado en esta absurda situación. Y mucho menos dentro de este rídiculo evento de encontrar esposa. Si mi padre supiera esto se estaría riendo y estaría sin duda feliz de que su idea posiblemente estuviera teniendo efecto.
Pasaron largos minutos. Casi media hora, podría decir. Se veía que ella tenía frío. Es tonta...
Si iba a venir desde un principio para este lugar tenía que haber venido más abrigada. Y lo mas gracioso de todo es que no parecía tener intención de regresar a pesar de que estaba literalmente congelada. Y me vi caminando hacia ella a los segundos. No sé que mierda hago, pero igual lo termino haciendo.
Me quito el blazer y una vez llego a ella lo extiendo mientras lo sujeto en mi mano hacia ella. Se sobre-salta y se gira en seguida.
—Toma. Estás temblando —digo tratando de no mirarla.
Se levanta y niega —No gracias.
—¿Vas a seguir entonces mientras estás muriéndote de frío? —arqueo una ceja y entonces la observo.
Ella solo me mira pero no dice nada. Chasqueo la lengua. Abro el blazer y paso mis brazos por detrás de ella para al menos posponerle el blazer encima de los hombros.
—En serio no es necesario —intenta retroceder pero lo evito.
—Si sabías que ibas a venir hacia aquí, que era obvio. Al menos debiste venir abrigada —respondí. Me alejé y decidí irme—. Buenas noches.
Me gire listo para irme, pero ella me tomó de la mano. Que por cierto...la de ella estaba muy fría.
—¿Podemos....hablar? —pregunta bajo pero la escucho perfectamente.
Y hubiese podido negarme. Pero no lo hice. Porque la verdad es que lo único que quería era tenerla cerca.
Y estaba siendo tan patético...
—¿Acerca de que? —me giro a mirarla. Tengo que bajar un poco mi mirada ya que ella a comparación de mi, era pequeña.
Ella se me queda viendo por unos largos segundos que me resultan mortificantes. Pestañea y suspira antes de responder.
—Responderé su....pregunta —dijo.
Y supe claramente a la que se refería.
Tae-Eun;
El príncipe Jeon se giró completamente hacia mi. Iba a soltar su muñeca, pero el tomó mi mano y me atrajo hacia él.
No mucho, pero si lo suficiente para estar demasiado cerca.
—Respondeme entonces —él tiene que bajar la cabeza para verme y yo subir un poco la mía.
Aunque en mi caso yo la mantenía un poco más baja.
—Y-yo...—ahora no estoy tan segura de responderle. Pero a la vez quiero porque no quería que esto siguiese de esta forma.
Él me miraba fijamente y aún sujetaba mi mano.
—Tae-eun —dice mi nombre despacio—. Nena tu-
Se me queda mirando y suspira.
—En serio no te imaginas lo mucho que me gustas —dice y a medida que hablaba mi corazón aceleraba el ritmo de los latidos—. Se que dije que no me iba más a acercar a ti, y decirte algo pero la verdad es que-
Me puse en puntillas y con la mano que el sujetaba mi mano lo jalé, bajandolo un poco a mi altura, o para yo estar más cerca de el.
Y lo besé.