Icónica [Indie Gentes #2.5]

By gabywritesbooks

49.5K 6.9K 4.8K

El mundo creía saber todo sobre Icónica, la estrella del pop, pero ¿alguien conoce en realidad a Mica? * Mica... More

Antes de comenzar
01 | Al menos lo estoy intentando
03 | Lo que tenemos en común
04 | Las cosas que nos definen
05 | Borrón y cuenta nueva
06 | Mala publicidad
07 | Lo tomas o lo dejas
08 | Pizza con piña
09 | Mientras dure lo que tenemos
10 | No tiene que ser perfecto, tiene que ser auténtico
11 | La adrenalina de lo prohibido
12 | Alguien a quien culpar
13 | Gestos de confianza
14 | Técnicamente hablando...

02 | Siempre merecemos más

2.9K 480 439
By gabywritesbooks

Mica

—Esto es un desastre —dijo Clara, paseando la mirada por las hojas que había puesto sobre la mesa—. Hay un montón de cosas que hacer, ni siquiera sé por dónde podemos comenzar.

—Por la búsqueda de talento, por supuesto —respondí, encogiéndome de hombros—. Bueno, por registrarnos como una empresa también. En realidad lo primero que necesitamos es un abogado, para que nos ayude con la parte legal y elabore los contratos que tenemos en mente. Conozco varios.

—Puedo decirle a mi hermano. Tiene un crush contigo, así que seguro no nos cobrará mucho.

Enarqué una ceja y le sonreí.

—¿Me estás sugiriendo que me aproveche de tu hermano? Yo te hacía bondadosa, Clarita.

—No soy fan de la idea —murmuró Santi, con los brazos cruzados.

—Ya es momento de que superes que él y Maju salieron. Han pasado años y ni siquiera ellos dos le dieron tanta importancia. —Clara puso los ojos en blanco.

—A mí me cae bastante bien —intervine.

—Ni siquiera te sabes su nombre —argumentó Santi.

—Matías. Es difícil que lo olvide porque así se llama mi primer exnovio. La última vez que vino disfruté de su expresión cada vez que decía mal su nombre. Me pareció tierno que no me corrigiera, como si no quisiera hacerme sentir mal.

Clara le sacó la lengua a Santi, celebrando que éramos dos contra uno.

—Si es alguien en quien confías, entonces podemos reunirnos con él para hablar —añadí—. Los abogados reconocidos de esta industria o son unos buitres o sus honorarios son altísimos. O ambos.

No era como si Santi y yo no tuviéramos el dinero para financiar un buen equipo de abogados. El problema era que el proyecto en sí requería inversión en distintas áreas. Estuvimos de acuerdo con que queríamos comenzar por lo bajo, como un sello pequeño, independiente, que demostrara cuánto amor le teníamos a la música y cuánto respetábamos a cada artista.

—Hablando de honorarios... —Santi se rascó la nuca con incomodidad—, hace tiempo charlé con Rami Castillo, el productor que nos ayudó con el último disco de Indie Gentes.

—Sé quién es Rami —solté con obviedad. A veces se le olvidaba que yo había comenzado en aquel mundo desde antes de los diez años—, he trabajado con él. Es un genio. Es la persona más talentosa que he conocido en esta industria.

—En cualquier otro momento me ofendería escuchar que la persona más talentosa que conoces no soy yo, pero entiendo que Rami está al nivel de un dios. En fin... Con el presupuesto que definimos no podemos pagarlo. De hecho, a ningún otro productor medianamente decente. Ahora entiendo por qué Led nos obligaba a ser puntuales; estos tipos cobran por hora y sale más barato irnos todos a Abu Dhabi que grabar un disco con ellos.

En ese momento, Beto se unió a nosotros con una manzana mordida en la mano. Se sentó a mi lado, fingiendo que no necesitaba estar siempre junto a Clara pero sin perderla de vista un solo segundo.

—¿Ya puedo unirme a su conversación o siguen con sus cositas confidenciales? —Le dio un mordisco a la fruta y se encogió de hombros—. De todas formas no entiendo el secretismo, Clara me lo contará luego.

—El área de niños está en el jardín —le informó Santi.

—Estaba solo y aburrido. ¿De qué hablaban?

Clara se sentó sobre la mesa y exhaló, cansada. Todos nos veíamos un poco agotados, estábamos cerca de la medianoche y apenas era miércoles.

—Los productores buenos, profesionales y con experiencia son carísimos —le explicó la rubia a su rubito—. Contar con un productor de primera nos obligaría a recortar gastos en otras partes que también son importantes.

Nos quedamos en silencio unos segundos, escuchando cómo Beto masticaba su manzana y pensando en maneras de solucionar el problema.

—No necesitas al mejor productor musical de Argentina —soltó, con expresión pensativa—. Están asumiendo que alguien con poca experiencia lo hará mal. Apostarle a «nuevos talentos» no significa solo buscar cantantes que nadie conozca, sino darle la oportunidad a personas que tienen potencial y que la industria suele dejar de lado. Pueden encontrar a productores pequeñitos que sean la revelación del año.

Lo observamos sin pronunciar palabra, dándonos cuenta de que él tenía razón. Era algo tan evidente que me sentí tonta por no haberlo visto antes. Clara se puso de pie, caminó hasta su esposo y le dio un corto beso en los labios que lo dejó sonriendo como un niño pequeño.

—Tienes buenas ideas, rayito de sol —le susurró.

—La próxima vez no irás al área de los niños —dije—, te ganaste un puesto en la mesa de adultos.

—De todas maneras... —Santi suspiró frente a nosotros. Sus ojos oscuros fijos en el piso, dándole vueltas al asunto—, la ventaja de los productores expertos es que no se detendrán en errores pequeños y nos ayudarán a avanzar más rápido. Por algo son profesionales.

—Es relativo —respondió Beto—. Muchísimas personas me consideran uno de los mejores bateristas del país. Tengo buen oído musical y, sin embargo, cuando empecé a tocar con Indie Gentes no sabía leer partituras ni entendía notas musicales. Eso no me hacía menos bueno; tocaba mejor que muchos bateristas «profesionales».

Clara lo miró con orgullo, le susurró algo y le dio otro beso más prolongado. No iba a negar que ver a otras parejas felices me hacía sentir incómoda, así que me aparté de allí y me senté sobre la mesa de billar, junto a Santi.

—Son insoportables, lo sé —susurró.

—¿Se la pasan así todo el tiempo?

—No tienen ni un año juntos, así que están en «esa» etapa empalagosa y hormonal. Se la pasan metiéndose mano en los pasillos creyendo que nadie los va a ver. El otro día hasta los escuché coger en mi baño. Ni siquiera Pach... —Se detuvo y me miró, arrepentido por lo que estaba a punto de decir.

¿Ni siquiera Pacho qué?

Suponía que salía de vez en cuando con chicas. Al menos sabía que se la pasaba yendo a un montón de fiestas y rodeándose con modelos, alimentando todas mis inseguridades. Pero ¿ya estaría saliendo con alguien? ¿Ya estaría ilusionado con otra chica? ¿Y si ya se la había presentado a sus amigos?

—Lo siento, no quería mencionarlo —se disculpó con absoluta sinceridad.

—Está bien, no pasa nada —mentí. Escuchar su nombre aún me debilitaba—. Es tu mejor amigo, es normal que hables de él.

—Si te hace sentir mejor, Pacho es un desastre desde que terminó contigo, todavía intenta recomponerse. En realidad no sé si te haga sentir mejor. Sé que cuando terminé con María Jesús me hacía daño pensar que ella estaba bien y yo no. Y bueno... —Se rascó la nuca con incomodidad—. Solo quería que supieras eso.

Le sonreí en agradecimiento. Santi y yo no éramos grandes amigos, ni nos conocíamos desde hacía demasiado tiempo, y aunque estábamos empezando a ser socios todavía lo veía como el mejor amigo de mi ex. Sin embargo, sabía que era distante, frío y no le gustaba llegar a un terreno emotivo con nadie. Así que el hecho de que intentara ayudarme, me hizo sonreír.

No obstante, no me hacía sentir mejor. Sus palabras solo alimentaban el rayo de esperanza que quedaba después de mi ruptura con Pacho. Aunque debía admitir que me hacía sentir menos sola.

—Gracias —murmuré. Él levantó media sonrisa antes de desviar la mirada.

—¡Se me ocurrió una idea! —exclamó Clara, sobresaltándonos. Seguía a milímetros de su esposo, quien intentaba agarrarle el culo con disimulo. Clara se situó en el centro de la sala y nos miró, emocionada—. Un productor musical debe tener buen oído musical, capacidad de crear algo nuevo, y buen manejo de consolas, ¿no?

—Va mucho más allá —contestó Santi—, tu resumen se queda corto. Pero no estás tan lejos.

—Podemos decirle a Diego.

—¿Besarme te recordó a tu exnovio? —preguntó Beto, ofendido.

Clara hizo como si no lo hubiera escuchado.

—Diego es un DJ —refutó Santi—, es algo distinto. No sabemos si...

—Recuerdo que a él le gustaba muchísimo crear pistas y tenía unas muy buenas. Si sienten que él no tiene el talento necesario, estoy más que segura que puede recomendarnos a personas que sepan de esto y nos cobren muchísimo menos que un Rami Castillo.

—En el caso hipotético de que nos guste lo que hace o que él se involucre en una parte del proceso... ¿Estás segura de que estarás cómoda trabajando con tu ex? —pregunté.

Tal vez mi inteligencia emocional era la de una papa, pero yo no me sentía preparada para trabajar con ninguno de mis exnovios.

Detrás de ella, Beto lució incómodo ante la idea. Santi, por otro lado, solo parecía escéptico.

—Diego y yo terminamos cuando estábamos en el colegio —aclaró ella, y le lanzó una mirada rápida a Beto—. Incluso asistió a mi boda y es parte de mi grupo de amigos. No existe ninguna tensión.

Miré a Santi para conocer su opinión, él era mi socio después de todo. Cuando no se mostró reacio, asentí.

—Queda decidido entonces. —Me puse de pie y le hice una señal a Clara para que tomara nota—. Vamos a contactar a Diego para ver si tiene algo que aportar y, en caso de que no sea así, preguntarle si puede recomendarnos a varias personas. Esta semana tenemos que contactar a los talentos que habíamos visto en internet, conseguir un abogado, y pensar en un calendario para el año que viene.

—Clara no va a poder sola —indicó Santi, mirándome—. Tú y yo vamos a estar a la cabeza y guiando a los nuevos talentos en todos los aspectos posibles, sobre todo con la música que saquen. Pero tenemos responsabilidades y carreras que no podemos abandonar. Clara puede encargarse de todas las tareas de la empresa, pero necesitaremos a alguien de confianza que gestione el día a día con los artistas que busquemos.

—¿Se te ocurre alguien «de confianza»? No sé si quiero recomendar a mi antigua asistente.

—Pensaba en Sara. —Se giró hacia Beto y Clara—. Renunció a trabajar con Led porque las giras internacionales ponían en jaque sus estudios. Con esta propuesta no tendrá que viajar.

Beto frunció los labios y Clara se cruzó de brazos.

Conocía a Sara. Tal vez no éramos amigas, pero la había visto en distintas reuniones y fiestas a las que iba con Pacho; además, él siempre hablaba de ella con adoración, como si fuera su hermana menor.

—Sara está enamorada de ti —señaló Clara—. ¿No deberías darle un tiempo para que te supere? Porque convertirte en su jefe puede que genere todo lo contrario.

—Ah, bueno... —solté, poniendo los ojos en blanco—. ¿Ahora todos van a empezar a trabajar con sus exparejas? Porque si es así, puedo sacar mi lista, es bastante larga.

Santi se puso a la defensiva.

—Ella y yo jamás fuimos nada, solo nos besamos en una ocasión. Sé que siente cosas por mí, pero también sé que Sara es muy profesional. Es una de las personas más eficientes con las que he trabajado, es honesta, confiable y siempre da lo mejor de sí. Por eso pensé en ella y creo que esa es la Sara en la que deberían pensar ustedes, no en la pobre chica que está enamorada sola.

Con sus últimas palabras solté un auch involuntario. Sin embargo, su explicación me compró de inmediato.

Clara accedió y anotó en su lista de tareas contactar a Sara.

No mucho después de eso, dimos por terminada nuestra primera reunión de trabajo, casi a las dos de la madrugada. Clara y Beto fueron los primeros en marcharse, y Santi se quedó conmigo unos diez minutos más para hablar de un par de cosas más privadas sobre el proyecto. Cuando estuvo listo para irse, lo acompañé hasta la puerta.

Me aseguré de que mi mamá no estuviera espiando por las ventanas. Cuando decidí volver a la sobriedad, ella se mudó a mi casa y se fijaba demasiado en quiénes me visitaban. Creía que no me daba cuenta cuando espiaba por las ventanas o pasillos, como si yo todavía fuera una adolescente.

Por suerte, no la vi en ninguna parte. Tal vez ya se había quedado dormida.

—Santi... —llamé, determinada. Él se giró hacia mí mientras sacaba las llaves de su coche—, no tengo problema con que trabajemos con amigos. Sobre todo con personas que ayudaron tanto a Indie Gentes. Pero hay un nombre que no quiero que salga a colación cuando estemos buscando más ayuda.

—¿Pacho? Créeme, él no...

—Nirvana —lo corté de inmediato—. No quiero que ella se acerque a este proyecto.

Se quedó mudo. Al principio lució confundido hasta que pareció recordar, o al menos imaginar, mis motivos.

Que yo no quisiera tener nada que ver con ella no era su culpa, sino la de Pacho, quien me ocultó desde el principio que tuvo algo con su jefa de comunicaciones. Según él, solo fue una noche. No obstante, había sido testigo de cómo ella lo miraba, de cómo llamaba su atención con detalles sutiles y peleas juguetonas; cómo buscaba su contacto cada vez que le era posible.

Siempre tuve mis sospechas pero jamás se las planteé a Pacho porque no quería quedar como una novia celosa, hasta que un día él confirmó que mis inseguridades sí tenían una justificación.

Aunque ellos no estuvieran juntos en el presente, ver a Nirvana me transportaba a esas múltiples discusiones que terminaban en lágrimas. Ella despertaba sentimientos que me hacían daño, y por encima de todo, me recordaba que había perdido a la persona que más había querido.

Santi solo asintió.

—No te preocupes. Nir está bastante ocupada con la banda y no tiene tiempo para nada más.

—Gracias. —Llevé las manos detrás de mi espalda y relamí mis labios antes de sonreírle—. ¿Puedo darte un abrazo de amigos o te incomoda el contacto físico?

Puso los ojos en blanco y su boca formó una fina línea.

—No me incomoda el contacto físico. Me molesta la mayoría de los seres humanos, pero tú todavía no estás allí.

—¿Todavía? —Enarqué una ceja.

Ignoró mi respuesta y siguió.

—Solo tengo un par de reglas: no me toques el pelo, y no me llenes de saliva si un día me das un beso en la mejilla. Ah, y si estás sudada no me abraces. No me gustan ni el sudor ni la saliva de las personas.

Fruncí el ceño.

—Entonces, ¿cómo tienes sexo? Cuando coges siempre sudas y llenas al otro de saliva. ¿Tienes reglas como Christian Grey?

Por primera vez en toda la noche, se rio.

—Esta conversación está escalando muy rápido. Es raro hablar de esto con la ex de mi... —Se borró su sonrisa y su mirada de disculpa regresó—. Mierda, lo siento.

Mi expresión también cambió. Lo único malo de emprender este proyecto con Santi y la idea de pasar tiempo a su lado, era que el nombre de Pacho siempre salía o saldría a relucir. Era inevitable. Tan inevitable como que me dolía pensar en él.

—No te preocupes. —Exhalé y lo miré, seria—. ¿Crees que podrás verme como tu amiga aunque sea la exnovia de Pacho?

—¿Crees que podrás verme como tu amigo aunque tu exnovio sea prácticamente mi hermano?

—Ya te veo como un amigo —admití.

No sabía si era cien por ciento verdad o si era mi necesidad de encontrar afecto en las personas que me rodeaban.

Una comisura de su boca se elevó y esta vez fue él quien se acercó a mí para darme un abrazo. Bueno, algo parecido a uno. Me regaló unas palmaditas extrañas en la espalda que en cualquier momento hubiera considerado condescendientes, sin embargo, supe que lo hizo con cariño porque su mirada se tornó tierna.

—Te mentiría si te digo que ya te considero mi amiga, soy así de honesto —confesó—. También te mentiría si te digo que no es incómodo estar en el medio de ustedes dos. Lo que sí es verdad es que admiro tu carrera, tu talento y tu resiliencia. Me gustaría conocerte más para poder llamarte mi amiga. Por ahora eres mi socia y una de mis cantantes favoritas.

—Con eso me basta y me sobra.

Él negó con la cabeza y peinó su pelo negro con la mano antes de concluir:

—Nunca repitas que eso te sobra, pareciera que te conformaras. Recuerda que siempre merecemos más, Mica. Buenas noches.

Se alejó, encendió su coche y se marchó. Me dirigí a las escaleras de piedra que daban con la puerta de mi casa y me senté allí, con una sonrisa boba en mi rostro.

Era cierto que tenía a Laila y que su novio era amigable conmigo. Pero desde hacía varias semanas me sentía sola. Despedir a mi equipo, a mi mánager y a mi asistente, me hizo darme cuenta de que mis únicas «amistades» no eran ni siquiera eso, eran solo personas con las que trabajaba y que una vez que dejaba de pagarles, poco se preocupaban por mí.

Sin embargo, esa noche me sentí abrazada por un grupo pequeño de personas. Por un segundo sentí que no todo estaba perdido conmigo, que podía volver a tener personas que me vieran por quién era en realidad y decidieran quedarse.

Me quedé sonriendo en el porche a pesar de no saber cómo rescataría mi carrera, de que mi exnovio no quisiera volver a hablar conmigo, de que tuviera muy poquitos amigos, de que temía cómo volver a dirigirme a mis fans, de que no sabía qué me depararía.

Sonreí porque después de mucho tiempo, sentía que no estaba sola.

Nota de autor. Holaaa, indies. ¿Qué les pareció este capítulo?💜 hay que celebrar que, aunque le tomó varios libros, decidieron ascender a Beto a la mesa de los adultos 😂

¿Qué piensan del equipo que se está armando? Ya confirmamos que aparecerán Diego, Sara y Matías (qué onda Clara sugiriendo que se aprovechen de su hermano?😂). ¿Qué piensan del tema de Nir? 🥺. En el próximo capítulo conocerán a un personaje nuevo en esta saga y tengo #miedo por lo que vayan a pensar de él.

¿Empezamos con los shippeos o es muy temprano? 🌝

Si quieren que discutamos el capítulo puede ser por Twitter, que es la red social que uso más. También pueden dejar sus comentarios en Instagram o el grupo de Facebook. Esos detalles siempre me hacen muy feliz.🥺

Nos leemos la semana que viene💜. Gracias por estar aquí.

Continue Reading

You'll Also Like

34.5K 1.8K 26
Selena quiere cumplir su sueño siendo la protagonista de la nueva película Zombies 4, pero la vida le pone algún que otro obstáculo de por medio, ent...
32K 1.2K 35
en esta historia seras Mia 🔞
11.1M 1.1M 41
«Conocerte fue descubrir un género musical diferente al que suelo escuchar, pero que al final me terminó gustando.» La vida de Andy está rodeada de d...