Demasiado Cerca De Las Estrel...

By MirianReyes9

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Nessa Hallward es una chica con pensamientos profundos. Existe algo que no la deja ser feliz, sin embargo ell... More

SINOPSIS
CAPITULO I: Paseo en la plaza
CAPITULO III: La mudanza
CAPITULO IV: Llorar es una terapia
CAPITULO V: Noche buena (parte I)
CAPITULO VI: Noche buena (parte II)
CAPITULO VII: Hacia la casa de los abuelos.
CAPITULO VIII: El verdadero hogar de mamá.
CAPITULO IX: Afraid
CAPITULO X: Primer día de clases
CAPITULO XI: Bajo la lluvia
CAPITULO XII: ¿Por qué me miente?
CAPITULO XIII: Mi buena compañía
CAPITULO XIV: Un corazón roto
CAPITULO XV: Disculpas
CAPITULO XVI: Francesa
CAPITULO XVII: Te quiero

CAPITULO II: Caras nuevas

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By MirianReyes9

Estábamos camino a mi casa, pasamos por un caminito con árboles.

Estábamos en frente de mi casa, en el patio de la casa de al frente había una gran camioneta negra, reluciente. Muy parecida a uno de los autos de mi padre.

No se veían personas allí, solo estaba la camioneta.

Pasamos por el gran patio de mi casa y seguimos el camino empedrado.

—Pues yo no vi ningún vecino tuyo —pronunció Lily.

—Cuando pasamos frente a la casa solo pude ver una camioneta —dije, con expresión seria.

Pasamos por el empedrado de la entrada.

—Entremos por la puerta trasera, que lleva a la cocina. Nuestros padres y el abuelo deben de estar conversando en el comedor —pronunció Lily.

Yo solo asentí y la seguí hacia un lado de la casa.

Abrimos las puerta y nos adentramos a la cocina. Adentro estaba cálido, nada comparado con afuera, que hacía un frío terrible.

—¡Llegamos! —Anunció mi prima.
Mi tía Stella no estaba en la cocina.

Que raro ella se encarga de la comida en esos días.

—¿Papá?, ¿Tío Ander? —nadie le contestó.

Ellos solían estar en el comedor conversando una hora antes de la cena.

—Deben de estar en el salón —añadió ella. Yo solo la seguí.

Ahí estaban todos, hasta Isabella.

Los vimos a lo lejos no nos adentramos del todo al salón.

Lilian empezó a hablar mientras caminamos hacia ellos.

—No se imaginan el frío que hace afuera. Mamá me compré un vestido, se que no te gustará, pero Ness y Ethan me dijeron que se me veía bien, la verdad me encantó y no me importa si te enojas, a mi me gustó y ese es el punto. La pasamos muy bien. Estuvimos en el café de la plaza durante todo el rato solo compré unas cositas que me gustaron y Nessa como siempre con su cara dura. Pero... ¿que creen?, ella se divirtió mucho el día de hoy, ¡nos divertimos mucho!. ¿No es así Ness? —empezó a hablar tan rápido que me hizo cerrar los ojos tratando de ir a al paso con lo que decía.

Capturó la atención de todos en la sala.

Incluyendo a los desconocidos.

Espera, ¿que?

Pero, ¿Qué es lo que estaba viendo?

Oh… Caras nuevas.

Lilian se dio cuenta de todo lo que ha dicho y de a quienes tiene en frente. Pereció apenada. Pude ver cómo sus mejillas se tornaron con un tono carmesí.

—Oh lo lamento, no sabía que teníamos visitas —dijo con sinceridad soltando una risa nerviosa.

—Lilian —pronunció el tío Alessandro con un tono de voz firme.

Estaba a punto de regañarla y a mi también, ya de paso.

—Me alegra que estén aquí, llegan a tiempo —lo interrumpió mi padre nos dedicó una mirada para hacernos saber que no estábamos solos, y que teníamos compañía.

Se encontraban mi padre, el tío Alessandro, Isabella, y la tía Stella, solo falta el abuelo. Pero además tenemos compañía.

Ellos son, supongo, nuestros nuevos vecinos.

En el sofá estaba una mujer de figura esbelta y un largo cabello rojizo, muy hermosa. En el mismo sofá al lado de ella se encontraba un hombre bastante conservado, se podía notar que era como de la edad de mi padre, el señor tenía los ojos verdes.

Y al lado de la pareja se encontraban tres jóvenes. Dos chicos y una chica. Supuse que eran hermanos, por el parecido que tienen.

La joven se parece mucho a la señora, era de una figura esbelta igual, con un corto y ondulado cabello negro, y ojos cafés oscuro. Él chico que supongo que es el hijo mayor es de cabello castaño muy oscuro, tiene los ojos color café claro. Y el otro chico es de ojos verdes y con cabellos castaños claros.

Toda la familia muy bien presentada.

—Saluda —la voz de la tía Stella le ordenó a Lily que se encontraba conmigo en medio del salón a lado de los sofás.

—Buenas noches —pronunció apenada —, y nuevamente disculpen.

Me quedé helada.

¿Yo que hacía?, ¿Los saludaba igual?, Esperé a que papá me pidiera que los saludara.

Que situación tan incómoda.

—Nessa —Escuche decir mi nombre la voz de mi padre —saluda a nuestros nuevos vecinos.

Eso me hizo reaccionar. Y procedí a saludarnos.

—Buenas noches, vecinos —hice una pausa en la palabra ‘vecinos’, porque no sabía si era la palabra correcta se referirme a ellos.

La mujer me dedico una sonrisa al igual que el señor y la chica a su lado.

Y los tres dijeron al mismo tiempo:
—Buenas noches.

Los otros dos chicos solo me dedicaron una sonrisa de boca cerrada.

—Vamos a cenar —pronunció mi padre, poniéndose de pie de su asiento —, son bienvenidos. Pasen por aquí, hacia el comedor.

Todos se pusieron de pie y lo siguieron.

La verdad me sentía un poco incómoda. No los conozco. No son como me los esperaba. Sinceramente esperaba a una pareja de abuelos. Tal como los últimos vecinos que tuve.

Todos se sentaron en la gran mesa del comedor, la cena la sirvió la tía Stella con la ayuda de la nueva vecina.

Me tocó sentarme en medio de los dos chicos. Y frente a mi, Isabella.

Todos nosotros en un extremo de la mesa y los adultos en otro, para que ellos pudieran platicar más de cerca.

La mesa de mi casa es gigante, no entiendo el por qué, si solo somos papá y yo.

Todos empezaron a cenar. Empezaron a platicar de cosas a las cuál no les puse importancia.

Traté de pensar en otra cosa distinta que no fueran mis vecinos. Recordé como la había pasado en la plaza con Ethan y Lily, fue una tarde bastante interesante.

Mi pensamiento se desvaneció cuando alguien habló.

—Me llamo Jacob —susurró por lo bajo, el chico mayor de cabello oscuro —, ¿Cómo te llamas?.

Dude un momento. No estoy acostumbrada a entablar una conversación con cada persona que conozco.

Solo te está preguntando tu nombre, no están conversando. Solo es una simple pregunta.

—Me llamo Nessa —musité por lo bajo.

—Mucho gusto.

Le dedique una sonrisa de boca cerrada. Y me concentre de nuevo en mi plato.

La verdad no estaba de humor como para conocer nueva gente.

Durante toda la cena fruncí el ceño, como ya es costumbre.

Los adultos platicaban sobre asuntos que no tengo idea.

—Soy Isabella —dijo mi prima al frente mío, al otro chico. Al de ojos verdes.

Él es alto por lo que vi, y un tanto musculoso. En forma, se podría decir.

—Me llamo Steven.

Steven…

Así que. Mi querida prima le echó el ojo a uno de mis vecinos.

Vaya que no pierde el tiempo.

—Yo soy Lenna —nos dijo la chica, a mis primas y a mi.

Mis dos primas se presentaron.
—Soy Lilian y ella es mi hermana Isabella —pronunció.

Le dedicaron una sonrisa genuina.

A las dos les gusta hacer nuevos amigos. La única diferencia entre ambas es que, Lily si sabe escogerlos.

—¿Y tú? —esta vez me lo dijo a mi.
La sonrisa en su rostro no desaparecía.

Otra flor feliz.

Recuerda se natural.

Cuando soy natural las personas creen que me desagradan.

—Nessa, mi nombre es Nessa.

—Es un gusto.

Siento que me he presentado demasiado en un corto lapso de tiempo.

—¿Quieren ir conmigo al salón? —ofreció mi prima Lilian, a ellos.

—Si —dijo Lenna poniéndose de pie de su asiento, junto a Lily.

—Iremos al salón —avisó mi prima a los mayores.

Mi padre y el tío Alessandro solo asintieron, dándole señal de que tenía permiso de ir.

—Voy con ustedes —Jacob habló.

Los tres empezaron a avanzar hacia la puerta del comedor para pasar hacia el gran salón.

No fui con ellos por una razón.
No había acabado aún mi cena; y mi padre no me deja retirarme si no he acabado por lo menos la mitad de la cena.

Y no iba ni por la mitad.

Me di cuenta de que Isabella y Steven tampoco habían ido con los demás. Miré de reojo al chico en su asiento, al lado del mío.

Mi prima lo miraba fijamente, y él a ella.

—¿Qué edad tienes?.
Isabella ya empezaba a interrogarlo.

—Acabo de cumplir dieciocho —pronunció Steven con firmeza —¿Y tu?.

—Tengo unos muy dulces diecisietes.

—¿Qué no se supone que los dulces son los dieciséis?.

—Si pero no quiere decir que después de los dieciséis los demás años sean amargos.

Para ti ningún año a sido amargo.

—Noto que disfrutas tu juventud.

Es la tercera persona a la que escucho decir esa tontería.

Ni ellos mismos saben que es ‘disfrutar la juventud’, piensan que es vivir la vida de manera descarrilada.

Bueno, cada quien disfruta, o cree que disfruta su juventud como se le da la gana. De todas formas a mi que me importa lo que hagan o no con sus vidas.

—¿Te gustaría salir conmigo algún día? —preguntó mi prima.

Oh, vaya sorpresa.

Entiendan el sarcasmo. Claro que no es una sorpresa.

—Si por supuesto —mencionó el chico.

Ya cayó.

—Ingenuo —la palabra salió de mi boca.

No puede ser.

—¿Disculpa, que dijiste? —dijo Steven frunciendo el ceño.

Eso me salió demasiado automático.

No quise decir eso, si lo pensé; pero era obvio que no iba a decirlo.
¿Cómo pude llamarlo ingenuo?.

La verdad si lo es.

Esta bien, no me preocuparé por eso. Siempre he sido muy directa y lo que dije era demasiado directo.

—Te llamé ingenuo —pronuncié con claridad. Sin miedo.

Él me observó un tanto desconcertado. El chico no sabía porque lo había llamado así, pero, yo tengo mis razones.

Steven abrió la boca para decir algo, pero Isabella lo interrumpió.

—No le hagas caso a Nessa, ella es una amargada —me dedicó una sonrisa fingida —, y no le gusta hacer amigos.

Le saqué el dedo medio. Ella solo me miró y sonrió hipócritamente.

—¿Ves? —le dijo a el chico a mi lado. Señalándome cuando le saqué el dedo —Hasta yo le caigo mal.

—No me caes mal —aclaré.

—Oh, vaya —fingió sorpresa.

—Solo no te soporto —agregué.

—¿Por qué eres así? —preguntó el chico mirándome.

—¿Cómo?.

—Así. ¿Por qué me juzgas sin si quiera conocerme?.

—No te estoy juzgando —pronuncié a la defensiva.

Vaya que este chico es un pesado.

—Te recuerdo que acabas de llamarme ingenuo.

Oh eso…

—Bueno, yo tengo mis razones para llamarte así.

—Dime una.

Miré a Isabella. Hice un gesto con la cabeza, señalando a ella.

—Una —dije sin quitar la vista de mi prima.

—Te vuelvo a recordar que le caigo mal —repitió ella—, y tú cuentas como nuevo amigo y a Nessa le desagradan todos mis amigos.

No es eso.

Esta bien de lo que me desagradan la mayoría de sus amigos es la verdad.

Pero no lo llamé ingenuo por eso.

Además ellos se acaban de conocer no puedo considerarlo amigo de Isabella.

—No soy tan malo, así que tranquila —Me dijo Steven.

—No me importa si no lo eres.

Esta bien pobre chico. Lo estaba tratando mal.

—¿Todo te molesta? —cuestionó.

—¿Todo te importa?  —ataqué.

—Ya entendí que no te caigo bien, deja de tratarme así.

En realidad no era mi intención tratarlo de esa manera, pero el empezó con sus ridículas preguntas.

—Olvidaré todo desde cuando me llamaste ingenuo.

—No estoy pidiendo que lo hagas —mencioné tranquilamente.

Él cambió su expresión a una demasiado seria. Y yo me mantuve bastante relajada.

—Tranquila amiga —chistó.

—No soy tu amiga.

Este chico me estaba haciendo perder la paciencia.

Abrió la boca para decir algo y luego la cerró, pereció pensativo un rato.

Luego habló.

—Esta bien —dijo —, no somos amigos, somos vecinos y la verdad nunca me ha importado causar buenas impresiones y parece que a ti tampoco; porque no estás siendo demasiada justa; y siendo honesto, si te desagrado es algo que me importa en lo más mínimo. Eso no me afecta en nada —Pronunció con bastante claridad. Tenía el ceño fruncido, y una expresión dura —. Para ser sincero pensé que tendría una buena relación con mis nuevos vecinos; que por lo que veo, son solo el señor Ander y tú. Si quieres hablar con tu nuevo vecino aquí estoy, y si no —se encogió de hombros —, están mis hermanos y mis padres. Son los únicos vecinos que vas a tener, a parte de mi.

Y así acabo su discurso conmovedor.

—Estas disculpado —dije lentamente.

—¡¿Qué?! —mencionó con desconcierto.

—Que te disculpo —repliqué.

—En ningún momento te he pedido disculpas; la que debería de disculparse eres tú por tratarme así.

—Tranquilos chicos —pronunció Isabella —, déjense de tanto conflicto y mejor dime Steven. ¿Cuándo estarás disponible para salir?.

Siendo sincera, me alegró que haya interrumpido esta estúpida conversación.

Steven me dedicó una mirada una última vez. Parecía molesto.

—Mañana estaré libre durante la noche, porque ayudaré a desempacar la mudanza en la mañana —le informó.

—Entonces mañana será.

Odio como todos los chicos que conocen a Isabella se muestran como unos tontos y caen rendidos a sus pies. No es que ella no sea bonita, al contrario ella es hermosa su cabello es rubio natural y tiene unos hermosos y brillantes ojos negros, la chica es divina. Y no, lo que tengo contra ella no es envidia. Ella simplemente es insoportable, al menos yo no la soporto, tampoco ella me soporta a mi. Ella y yo solíamos ser muy unidas fuimos a la escuela juntas, hasta que mi padre decidió que yo sería educada en casa. Isabella y yo nos distanciamos desde ese entonces. Conforme íbamos creciendo ella se empezó a portar un tanto más liberal y yo un tanto distante a todos. Me hace gracia como las dos no simpatizamos. Sinceramente no la odio ni nada, es parte de mi familia al fin y al cabo.

—Nessa les ayudará a desempacar su mudanza —escuché a mi padre pronunciar.

Eso me sacó de mi transe de pensamiento intensivos.

¿Había escuchado mal?

—¿Qué? —dije en seco.

—Les estaba diciendo a los vecinos que tú los ayudarías con su mudanza. Ellos me mencionaron que querían empezar a desempacar antes de navidad y como sabes solo faltan cinco días para eso. Y entre más personas mejor.

No podía creerlo, mi papá había dicho a los vecinos que yo les ayudaría con su mudanza. Y la cosa peor es que ellos no parecían querer negarse a eso.

La señora me quedo viendo con una gran sonrisa y no tuve más que aceptar ayudarles.

—Si, no hay ningún problema.

—Muy bien, entonces mañana, temprano te esperamos en la casa —animó mi vecina —. Por cierto somos los Berry —se presentó.

—Mucho gusto señores —pronuncié cordialmente dedicando una pequeña sonrisa de boca cerrada.

—Puedes decirnos Louis y Margaret —Habló el señor Berry.

—Señores Berry está bien —Les dedique una mirada cordial.

—Como gustes hija —dijo La señora Margaret.

Hija.

Ninguna mujer me había llamado así.

Dicen que mamá ya no está con nosotros desde que yo prácticamente acababa de nacer. Y la única mujer que me había llamado hija era mi abuela materna. Pero de ahí nadie más, mucho menos la tía Stella.

Al acordarme de mi abuela me hizo darme cuenta cuanto la extraño y al abuelo también. Siempre visito a los papás de mi madre. Y en navidad es otra fecha especial en donde paso un rato con ellos. En las mañanas estoy en su casa y me regreso en las noches a mi casa. Ya casi era el día…

Los vecinos se despidieron y se fueron a su nueva casa.

Mis primas y yo ayudamos a la tía Stella a levantar la mesa.

El abuelo Máximo llegó en la noche a disculparse porque no había estado con nosotros en la cena, dijo que se le había echo un poco tarde en casa de su amigo, y después se fue a su casa.

Mis tíos se despidieron de nosotros.

Por más que Lily rogó a sus padres que la dejaran quedarse a dormir conmigo, ellos no quisieron. Dijeron que ya vendría después.

Antes de dormir mi padre me preguntó sobre los nuevos vecinos.

—¿Qué te parecieron nuestros nuevos vecinos?

—Bueno… uno de ellos ya me odia.

—Mañana tendrás suficiente tiempo con ellos como para arreglar sus malentendidos —pronunció bastante tranquilo —. Descansa.

—Igual tú, papá.

Y así me dirigí a mi habitación, cerré la puerta y quedé de espaldas a esta, contemplado mi cuarto. Pude ver mi teléfono encima de la mesa de noche. Caminé unos cuantos pasos, lo tomé y lo encendí.

Lo primero que pude ver al buscar en la red fue una publicación de Isabella, era una foto que ya había sido tomada desde otro día. Donde lleva puesto un vestido de fiesta, azul y ajustado, su publicación tenía una pequeña descripción, decía : Mañana.
Oh, se por qué puso eso. Saldrá con Steven y eso le emociona. Si, para ella es un día de fiesta en el cual va a disfrutar tiempo con sus dichosos amigos y con el chico nuevo, está bien.

Pero para mí no sería nada divertido estar ayudando a desempacar una mudanza con nuevos vecinos, precisamente si uno ya me odiaba.

Tener nuevos vecinos no está resultando tan emocionante como lo había pensado.



————————
NOTA DE AUTORA:
Bueno primero que nada
Quería agradecerles por
Leer esta historia.
Y pues me alegraría mucho si
Me dijeran en los comentarios
que tal les está pareciendo hasta ahorita.
Y les agradecería que me
Dejaran su voto.
Eso sería todo.

Gracias!! <3

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