Demasiado Cerca De Las Estrel...

By MirianReyes9

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Nessa Hallward es una chica con pensamientos profundos. Existe algo que no la deja ser feliz, sin embargo ell... More

SINOPSIS
CAPITULO II: Caras nuevas
CAPITULO III: La mudanza
CAPITULO IV: Llorar es una terapia
CAPITULO V: Noche buena (parte I)
CAPITULO VI: Noche buena (parte II)
CAPITULO VII: Hacia la casa de los abuelos.
CAPITULO VIII: El verdadero hogar de mamá.
CAPITULO IX: Afraid
CAPITULO X: Primer día de clases
CAPITULO XI: Bajo la lluvia
CAPITULO XII: ¿Por qué me miente?
CAPITULO XIII: Mi buena compañía
CAPITULO XIV: Un corazón roto
CAPITULO XV: Disculpas
CAPITULO XVI: Francesa
CAPITULO XVII: Te quiero

CAPITULO I: Paseo en la plaza

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By MirianReyes9

—Te lo pido no me dejes sola, no quiero estar en este lugar —una pequeña yo, lloraba.

—Aquí vas a estar, lo mereces —pronunció con una voz tan fría que me hacía estremecer.

Las lágrimas me empaparon el rostro, no quería estar en ese lugar, no otra vez.

—Yo no te he hecho nada, te lo suplico, no quiero.

—¡CIERRA LA BOCA! —me gritó. Algo que me dio miedo.

—pero está oscuro aquí —pronuncié, casi como en un susurro.

—Eso es algo que no me importa, y deja de llorar —dijo. Había tanta amargura en su voz. Yo no entendía el por qué —, ah, y ni se te ocurra ponerte a gritar como la primera vez, que ya viste que no funcionó.

Se burló de mi…

Pero… ¿Qué le hice yo?.

—No te hice nada; hoy recogí mis juguetes, me comí toda la cena, me he portado bien —empecé a mencionar cosas por las que me había regañado antes.

—No me importa a mí eso —me miro con unos ojos llenos de rabia —, tu has hecho más que eso, tú me arruinaste, creo que eso lo heredazte de tu madre, echas a perder los planes de los demás.

Llore, ante sus palabras llenas de irá y ante el recuerdo que no tenía de mi madre, no recuerdo nada de ella.

No tuve más que dejar de insistir; caí sentada en el suelo sucio del sótano.

—Muy bien, me gusta que entiendas las cosas.

—¿Me sacarás de aquí pronto? —las lágrimas aún rodaban por mis mejillas.

—Antes del amanecer vendré.
No pronuncie nada más cuando la persona frente a mi volvió a hablar.
—Duerme bien —lo dijo como en un canto —, niña tonta…

Sentí unos brazos se envolvieron a mi alrededor brindándome un fuerte abrazo.

—¡No!, ¡no quiero estar aquí! —chillé.

—Tranquila, no pasa nada, estás bien.

Escuchar la voz de mi prima me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que todo había sido un sueño o más bien… un recuerdo.

Tenía el rostro húmedo; había estado llorando durante ese tiempo.

—Lilian —susurré.

—Solo fue una pesadilla, ya pasó —me dijo con una voz tan dulce.

Me quité del abrazo lentamente, limpié mis lágrimas y contemplé a Lilian. Ella estaba aún en pijama llevaba su rubio cabello suelto y todo despeinado. Eso me hizo negar con la cabeza.

—Te ves fatal —pronuncié y solté una pequeña risita.

—Tu tampoco te ves nada bien —empezó a carcajear —, para ser sincera te ves horrible.

Las dos fruncímos el ceño y nos quedamos mirando con una cara seria unos segundos. Después empezamos a reír, ella con su risa escandalosa que tanto la caracteriza, y yo solo podía emitir unos sonidos bastante relajados comparados a la risa de ella, pero para mí eso es suficiente.
Nunca he sido alguien que ría a carcajadas o que por lo menos sonría. Creo que rio muy pocas veces y la única razón porque lo hago es Lily.

Ella es mi prima, hija de el tío Alessandro, hermano de mi padre.
La mayor de sus hijas.

Siempre somos muy unidas, ella siempre me escucha y yo a ella. Es la que me hace reír, me siento a gusto estando con ella.

—Bueno, luzco así porqué acabo de levantarme y vine a ver si ya habías despertado —me dedico una sonrisa genuina.

—Siento haberte espantado —le devolví una sonrisa triste.

—No te disculpes, solo fue una pesadilla.

Comenzó a caminar hacia la gran ventana de mi cuarto y recorrió las cortinas de par en par, dejando que entras la luz del día.

No protesté.

Estaba nublado a fuera y hacia frío. El mes de diciembre, aquí, siempre es un poco más frío. Pero me encanta andar en suéter estos días.

Lilian y yo tenemos unos chalecos hermosos tejidos que compramos especialmente para utilizarlos en Navidad. En realidad compramos tres. Uno para Lily, uno para mi y el último para mi otra prima, Isabella la hija menor de el tío Alessandro. Era evidente que ella nunca se lo pondría, le parecía ridículo. No puedo negar que al principio también me pareció un tanto extraño, pero ver la emoción de Lilian al comprarlos me hizo terminar aceptando.

Siempre me ha encantado ver a Lilian sonreír, irradia alegría y luz con tan solo una sonrisa.

—¿vamos a la plaza hoy?.

La voz de mi prima hizo que volviera a la realidad.

—Las verdad no tengo ganas.
Fui sincera no quería salir, aunque un poco de distracción y mover un poco la rutina siempre hace bien.

—¿Sabes que?, vamos —me oí pronunciar.

—Si —chilló —, nos divertiremos mucho.

—Eso espero —pronuncié de mala gana.

—Ponte otra ropa rápido y vamos a desayunar, que de seguro el abuelo nos regaña —dijo con una cara de miedo fingida.

—No quiero que el abuelo nos regañe —mascullé.

—Bueno, me voy a cambiar, nos vemos abajo en un rato —se despidió la rubia.

—Adiós.

En el momento que ella cerró la puerta de mi habitación, me tiré de nuevo a la cama.

Quisiera tener la misma energía y alegría de Lilian.

Como es posible que una persona puede ser inmensamente alegre; y otros son profundamente tristes.
No sé cuáles son los raros, o somos porque allí debo de ir incluida.
Los tristes, no siempre muestran que lo son, a veces te muestran una grande y casi genuina sonrisa. Eso no significa que sean felices, sino que saben ocultar su dolor. Y algunos aprendieron a fingir a la hora de dejar apariencias.

La verdad yo no soy buena en eso, no puedo ocultar si estoy deprimida o no.

La mayoría del tiempo la gente cree que estoy enojada. Creo que la cara larga está en mi ser.

Debo aceptar que las pocas personas que conozco se han llevado una mala impresión de mi, tan solo porque los mire mal.

Que mire de manera sería a alguien no significa que esa persona me desagrade, la verdad no significa nada, solo soy yo y mi cara de pocos amigos.

Por fin deje de pensar tanto y me pare golpe de la cama.

Me puse unos pantalones blancos, con una blusa manga larga negra y encima me puse el chaleco que compramos con Lily.

Me quedé un rato mirándome al espejo, mire mi cara, mi cabello, mi cuerpo.

Mire en el espejo mis ojos azules, las ojeras que habían debajo de ellos eran notables, pero no llamaban tanto la atención, mi oscuro cabello estaba en una media coleta.

Fingí una sonrisa al espejo, sonreí un poco más; quiero parecer más amable.

Un segundo…

Dos segundos…

Tres…

Se acabó, no puedo…

Solo debo de ser natural, si no me sale sonreír simplemente no debo de sonreír, eso es todo.

Todos deberíamos de reír con honestidad.

Me acomodé el chaleco una última vez y bajé a desayunar.

Bajando vi a mi abuelo, a mi tío Alessandro y a mi padre, en el gran salón de la casa.

—Buen día —les saludé.

—Buen día mon amour —pronunció el abuelo con una gran sonrisa y su acento francés que lo caracteriza.

—Nessa —saludó mi tío.

—Hola hija —dijo por último mi papá —¿Cómo amaneciste cielo?.

Estos son los casos en qué debo de imitar la bella sonrisa de mis dos primas; pero no lo hago de todas formas.

—Como siempre —musité.

—Te ves hermosa hijita —dijo mi abuelo, como para hacer más cómoda la situación.

—Gracias abuelo —pronuncié en voz baja.

Los tres me dedicaron una mirada seria. Eso tenían en común la mirada fría se les daba muy bien. Para alguien que no está acostumbrado a tratar con ellos le puede resultar aterrador. Pero todos en esa casa nos acostumbramos de la personalidad del otro.

—El desayuno ya está listo —dijo la voz de la tía Stella nos hizo voltear a todos y dedicarnos a caminar hacia el comedor.

Todos nos sentamos en la mesa, yo me quedé en medio del asiento del abuelo y el tío Alessandro, la tía Stella se sentó al lado de Lilian y mi padre se posicionó en un extremo de la mesa.

No vivimos juntos, pero algunos fines de semana ellos duermen en nuestra casa y los domingos es obligatorio desayunar y cenar juntos—A la hora de la comida podemos comer donde queramos— Es una ley que nos impuso el abuelo, según él para no perder la costumbre de estar en familia.

Mi padre y el tío Alessandro son los únicos hijos del abuelo. La madre de ellos los abandonó cuando eran pequeños, dejando al abuelo a cargo de ellos. El abuelo trabajo tanto para criarlos y tener una buena posición económica y estabilidad con sus hijos.

Nosotros somos su única descendencia.

Mi papá y mi tío trabajan en la ciudad, en una gran empresa. Viajan a diario, mi tío trabaja de día y regresa en la noche. Y mi papá... él va muy seguido a la empresa; ya que siempre es necesaria la presencia del verdadero jefe, que es, él; aunque a papá no le gusta dejarme sola, es un tanto sobreprotector.

La casa es muy grande para papá y para mí. El abuelo y mis tíos viven en el centro de la ciudad, un poco alejados de nuestra casa.

Primero el abuelo Máximo venía diario a visitarnos, pero por la vejez ahora solo viene los fines de semana, por la costumbre familiar. Es un viejo bastante potente, me gusta que me cuente historias sobre su juventud, sobre sus aventuras y su locuras de adolescente.

Continúe desayunando.

—Buen día familia —Saludó Isabella.

—Tarde a desayunar Isabella —pronunció la voz de su papá.

—Relájate papá, sonríe un poco —dijo mi prima. Siempre con una gran sonrisa, esa similitud que compartía con su hermana —, te pareces a Nessa.

—No metas a tu prima en esto —gruñó el tío Alessandro.

Vaya, alguien me defendió de ese monstruo.

—Calma, no es momento de discutir —tranquilizó la tía Stella.

Otra…

—Lo que sea —bufó mi prima y puso lo ojos en blanco.

Yo fruncí en ceño durante todo el desayuno, sin pronunciar una sola palabra. Y todos permanecieron igual, hasta que alguien habló.

—Nessa y yo vamos a ir a la plaza a pasear un rato —informó Lilian. La miré, ella tenía la vista posada en mi papá, como esperando que él no protestara.

Mi papá también la miro y luego me dedico una mirada a mi, tenía un expresión seria; pero luego nos mostró una un poco más relajada.

—Esta bien, a la hora de la cena te quiero de vuelta —me ordenó.

Eso quiere decir… una hora antes de la cena.

—Claro —ironicé.

—¿Dijiste algo?.

—dije clar…

—A esa hora estaremos aquí —me interrumpió Lily.

Fue lo mejor, no quería tener una discusión con papá, de todas formas.

Todos terminamos el desayuno. El abuelo mencionó que iba a visitar a un viejo amigo que vive en otra ciudad a unas horas de aquí.

Papá quedó solo en casa.

El tío Alessandro y la tía Stella se fueron a su casa. Dijeron que regresarían a la comida y llegarían hasta la cena.

Isabella…

Ella tiene sus propios asuntos.

No descarto la posibilidad de que está noche se vaya de fiesta con sus amigos.

Eso la hace feliz, supongo; llega a altas horas de la noche a su casa, eso es lo que me cuenta su hermana. Ha tenido muchos novios. Ninguno estable.

Pero eso no parece afectarle en realidad parece satisfacérle saber que ha salido con varios chicos… ingenuos.

Solo disfruta su juventud…

Eso dice su madre.

Isabella y su mamá siempre me han tachado de amargada. Solo por el simple hecho de no ser como ella.

Hay que reconocer que ella es encantadora a simple vista. Es buena socializando. Pero eso no significa que sea la mejor persona.

Existen cosas que no deben de ser mencionadas con los demás, no aún.

—Vamos Nessa —la voz emocionada de Lilian me llama —, date prisa que no lograremos pasear nada.

Me puse de pie y ambas empezamos a caminar hacia el salón para salir, y dirigirnos de una vez a la plaza del pueblo.

Al salir había un clima frío, pero se siente bastante bien.

Mi casa está un poco alejada de la plaza. Hay que pasar muchas calles para llegar.

Vivimos un poco cerca de la zona del pequeño bosque y el lago; nosotros somos de los únicos que vivimos por aquí, todas las personas viven en el centro, donde hay más movimiento como suelen llamar al ajetreo diario.

Frente nuestra a unos cuantos metros existe otra casa. Muy grande al igual que la mía, pero esa se mantiene vacía. Nadie vive allí desde hace varios años y no creo que eso cambie.

Casi llegábamos a la plaza del centro cuando una voz masculina nos llamó.

—¡Lily!, ¡Nessa!.

—Ethan —pronunció mi prima.

—Hola —dije sin muchos ánimos.

Ethan es de mi edad, es alto , castaño y ojos cafés; él pretende a Isabella desde que estábamos pequeños.

—¿Isa no viene con ustedes?.

—Un hola chicas ¿cómo están?, no sería malo —ironizó Lilian —y no, Isabella no viene con nosotros, creo que eso sería lo último que haría.

—Disculpen —soltó una risa nerviosa —es que tiene varias semanas que intento hablar con ella y no me contesta las llamadas.

—No te preocupes amigo, ya te llamará después, de seguro está ocupada.

—Si consiguiendo nuevo novio —solté.

Oh, gran error.

Me arrepentí al momento al ver la cara de decepción del chico.

—¡Ness! —me regaño ella.

—No, Lilian, Nessa tiene razón —aclaró Ethan.

—Lo siento —pronuncié.

De verdad me sentí mal por lo que dije. Por más razón que yo tuviera no debí decir eso. A él le afecto pero trato de que no se le notara. Es un chico bueno pero uno de los ingenuos que utiliza Isabella.

—olviden que pregunte sobre ella —dijo más animado —, ¿Quieren que las acompañe en su paseo?.

—vamos, eres bienvenido a pasear con nosotras —pronunció Lily.
—Si quieres —me encogí de hombros.

Nunca me ha gustado salir, menos andar en grupo. No tengo amigas, mucho menos amigos.

—¡Vamos! —animó el chico.
Se puso en medio de las dos, entrelazando sus brazos en cada uno de los nuestros.

Que raro…

Paseamos durante un largo rato, yendo de un lugar a otro.

Entramos a un lugar donde vendía ropa muy hermosa. Ethan y yo estábamos esperando a Lily que estaba dentro del probador de ropa. Esperando un muy largo rato a que se probará los atuendos que le habían gustado.

—Admito que esperar a que una chica se pruebe un simple atuendo es bastante agotante —empezó a reír —, y eso que no soy yo el que me los estoy probando.

—Me pasa lo mismo con mis primas son algo perezosas al probarse algo — aunque Isabella se tarda aún más…

—Oh Isabella —la sonrisa se le desvaneció.

Vaya que tengo un don para mencionar las cosas que no debo.

A veces siento que las palabras se me salen automáticas.

—Perdón por mencionarla —dije de manera honesta —, otra vez.

La verdad es un tanto abrumador tener que censurar nombres solo porque tuvieron algo y no termino bien, o consolar personas dolidas por amor eso sí que no se me da para nada.

No comprendo por qué sufren tanto por amor, eso es solo dependencia, no entiendo cómo se sienten mal por una ruptura. Cuando te duele significa que ya te hiciste dependiente de esa persona.

Bueno eso es desde mi perspectiva.

No sé nada del amor, más bien que no puedo opinar si ni siquiera siento afecto por personas con las que debería de sentir cariño, esta vez si debo de censurar nombres.

Al fin se abrió la cortina de su probador.

—Solamente me gustó este vestido —dedico una mirada esperando nuestra opinión.

—Te ves divina Lilian —pronunció Ethan.

Él hizo una cara rara, mostrándonos formalidad en sus palabras. Lily empezó a reír ante eso. Yo solo me dedique a negar con la cabeza un tanto divertida.

—Te quedó muy bien. Me encanta —le dije de manera sincera.

Mi prima llevaba puesto un vestido café precioso, que, se ve hermoso con su cabello largo, rubio. Resalta sus hermosos ojos verdes. Ella es muy linda.

—¿Me están diciendo la verdad?, mamá dice que este tipo de vestidos no me sienta para nada, y que no favorece a mi figura.

Oh esa mujer es una…

Tranquila Nessa…

Tomé un respiro la verdad lo que la madre de Lily le dijo me hizo enojar un poco. Es una mujer tan pesada. Quiere que todo sea perfecto.

—Tu madre está loca.

No fui yo quién lo dijo. Fue Ethan. Oh parece que me leyó la mente porque es lo que quise decir desde hace rato.

Estuve a punto de reírme, pero me aguante porque no sabía cómo reaccionaria Lilian ante lo que él chico le dijo.

—Lo siento —dijo el enseguida.

Lily lo miro con cara de pocos amigos y luego soltó reír.

Eso sí que no me lo esperaba.
Creí que se molestaría, pero lo tomo bastante tranquilo. Bueno una de las cosas que la caracterizan es reírse por todo.

—A veces pienso lo mismo —pronunció ella.

Esta vez si reímos los tres libremente.

Lilian se compró el vestido, sin ponerle importancia si le gustaría a su mamá o no. Comimos en la cafetería de la plaza. Tardamos platicando un largo rato, me la pasé bien.

Estábamos aún en una de las mesas de la cafetería cuando el sol empezó a atardecer. Al mirar por la ventana se podía contemplar la tarde, todavía hacia frío, casi se acerca la navidad es natural este clima en las fiestas decembrinas.

—Va a parecerte raro, pero, no recuerdo haberte visto reír nunca. Bueno, no hasta hoy.

Ethan me lo decía a mi.

—Oh —le dediqué una sonrisa de boca cerrada.

—Deberías de sonreír más te va bien.

—Gran consejo —ironicé.

—Esta bien ya volvió la amargada tu —jugueteo.

De pronto sentí malteada en mi cara. Oh no…

A Lily se le salió la malteada por la nariz por reírse.

—Que asco Lilian—dijo el chico. A quien también había salpicado con la malteada proveniente de la nariz de ella.

—Te llamó amargada —me dijo. No dejando de carcajear.

¿Esta hablando en serio?, ¿se le salió la bebida por la nariz solo porque le hizo gracia que Ethan me llamara ‘Amargada’?. Oh, vaya chiste.

—Tu madre no es la única loca —mascullé.

—Ness tiene toda la razón. Tú estás más loca —chistó el chico.

—Creo que la locura se hereda —solté.

Lo que dije tenía lógica para ser sincera.

Los dos empezamos a reír. Y Lily solo nos miró con ojos entrecerrados. Cómo es costumbre se empezó a reír después.

—¿Desde cuando ustedes son mejores amigos? —cuestionó ella.

—Desde nunca —dije, tajante.

—Eso dolió —Ethan se llevó la mano al pecho de manera dramática.

Yo nunca había hablado con Ethan. Más bien, solo las veces que él iba a casa para buscar a Isabella y ella me suplicaba que le dijera que no estaba.
Si, así lo trataba ella, más bien, él no le importaba a ella.

—Los tres somos mejores amigos desde hoy —dijo el chico con ánimo y con una gran sonrisa en el rostro.

—Si lo somos —chilló Lily.

Los dos se me quedaron mirando expectantes, cómo esperando a que dijera algo.

Fruncí el ceño esperando una explicación. Después comprendí.
Los dos esperaban que dijera que somos mejores… ¿Amigos?.

Tomé un respiro profundo, y voltee los ojos…

—Ustedes pueden serlo —musité.

Los mejores amigos no se hacen de un día para el otro, los mejores amigos se cultivan, no de manera literal, sino que tienen que confiar el uno en el otro, y yo no confío en Ethan, en Lilian si, pero en él no, no porque sea una mala persona, en realidad es porque no lo conozco muy bien. Hasta este momento el me va simpatizado, pero uno nunca sabe, a veces la persona menos pensada es la que traiciona.

—Nessa —reprochó él chico.

—Ustedes pueden serlo —repetí.

—Esta bien, primero solo amigos —ofreció Lilian.

Me lo pensé un momento, no sonaba nada mala esa propuesta.

—Me parece bien —me límite a decir.

—¡¿Oíste eso Lily?!, Ness acaba de decir que nos quiere —Ethan volvió a hacerse el dramático.

—Yo nunca dije eso —protesté.

—Entonces, ¿no nos quieres? —inquirió mi prima. Haciéndome ojitos.

No puede ser, estos dos me van a colmar la paciencia…

—¿Sabían que son unos pesados?.

Empezaron a reír como locos. De verdad que no los entiendo.

Yo solo los observé reír.

Noté como a Lilian se le enchinaban los ojos al reír, como Ethan carcajeaba de manera escandalosa al igual que ella. Eso me hizo sonreír un poco.
Me alegra haber hecho un nuevo amigo.

¿Existen de verdad los amigos?. ¿Los mejores amigos?.

No sé si sea posible eso. Pero la verdad disfrutaré este tiempo, trataré de creer en eso. No importa si es verdad o no; si no lo es, pues, seré engañada por la estúpida farsa de las mejores amistades. Pero si lo es habrá valido la pena.

Miré por la ventana de la cafetería. Se está haciendo de noche. Empezaba a oscurecer.

—¡¿Qué hora es?! —la voz de asombro de Lily llamo mi atención.

—Lo siento a mi teléfono se le cabo la batería —pronunció Ethan.

Lilian dijo que no traería el suyo; y el mío no lo utilizo tanto, no tengo amigos con los cuales comunicarme.

—Pero debe de ser lo suficientemente tarde como para querer comer de nuevo —agregó él.

Eso me hizo negar con la cabeza, un tanto divertida.

—Tenemos que irnos ya Ness —pronunció la chica.

—¿Por qué? —cuestioné.

Quería quedarme un rato más.

—Cálculo que es un hora antes de la cena.

—Ya entiendo.

Mi padre mencionó que quería es estuviera en casa a la hora de la cena. Que eso equivale a una hora antes de la cena.

—Lo siento Ethan, tenemos que irnos —dijo Lilian.

—No se preocupen, nos veremos otro día, casi Best friends —animó con una sonrisa genuina.

Nos pusimos de pie del asiento y los tres salimos de la cafetería. Sentí el clima frío del que ya había hablado.
—Nos vemos Ethan —pronunció Lily.

—Adiós Ethan —mascullé.

—Hasta pronto chicas.

Empezamos a caminar hacia la orilla de la plaza para dirigirnos hacia mi casa.

—¡Hey Ness! —la voz de Ethan nos hizo voltear a verlo —Suerte con tus nuevos vecinos.

Nuevos... ¿Qué?...

Pero...

—¿Vecinos? —pronunció Lilian con un tono de sorpresa. Estaba igual de confundida que yo.

—Se me olvidó decirles. Que justo antes de que las encontrará en aquí en la plaza, llegó una familia nueva a vivir aquí, especificando la ubicación de dicha familia; sí, quedan justo en la propiedad que está enfrente de la casa del señor Ander Hallward.

Se refería a mi padre.

Y a la casa frente a la mía. La que no está habitada desde hacía varios años.

Lily y yo intercambiamos miradas.

—Bueno, adiós chicas, me voy. —se despidió el chico —, y suerte Nessa.

Retomamos el paso y está vez si nos dirigimos a mi casa.

Lilian pareció no ponerle importancia al asunto de los vecinos nuevos. Total no eran sus vecinos, sino los míos.
Yo no dejé de pensar en eso.

¿Quiénes son?.

Tengo tanta curiosidad.
Los últimos vecinos que tuve fueron una pareja de ancianos. Cuando yo apenas tenía siete.

¡¡Eso fue hace diez años!!.

Ya quiero conocer a mis nuevos vecinos.

Ojalá y no sean caras tristes, no soportaría ver depresión en otra cara que no sea la mía.

Espero que sean interesantes. Aguantaré ver a una mujer con vestidos coloridos estampados y cara alegre regando su jardín.

¿Son como los imagino?...

Ya quiero conocerlos.

—————————–
NOTA DE AUTORA:
Aquí el primer capítulo.
les pido que comenten, boten y vengan a seguirme. Se los agradecería muchísimo.
Déjenme sus comentarios que tal les va pareciendo la historia.

GRACIAS por leer esta historia!!

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